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VACIO DE UNA NOCHE BLANCA por sleeping god

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Notas del capitulo:

Un poco tarde pero está largo.

Todo el mundo posee una voluntad

Algo que busca el bien propio

El bien egoísta y narcisista

 

Sé que son diferentes los recuerdos a los deseos

Sé que el amor a veces esconde cosas malas

…o eso creo saber

Porque sin mis recuerdos sólo tengo deseos

Y mi deseo es amor

Mi amor es la voluntad

La voluntad que tú escojas

 

-Es aquel… ya acabamos. Vámonos.

No es posible… no tiene el poder… no debería ser.

-el altote es el otro… mmm…

Mentiroso, pésimo mentiroso.

¿Por qué el? ¿Qué hizo? ¿Qué no hizo? Responde, responde…

El sueño se interrumpió cuando le fue movida la cabeza hacía el tibio cuello de su amante.

-pero… dijiste que me amabas- (¿qué?... este baboso pensando en cosas innecesarias tan temprano).

-y así es, Byakuya.

-Uruki-chan… perdón si te desperté.

-está bien- lo observó extrañado, presintiendo que algo estaba diferente en él, después vio que ya estaba arreglado y a eso lo atribuyó- ¿ya te vas a trabajar?

-no , hoy no iré- se alegró al saberlo pues ya bastante tenía con haber llegado a pensar y decir que sólo tenían sexo para llenar ese vacio, además de que las caricias de sus manos siempre lograban manipularlo a su gusto- te haré el desayuno, por eso me levanté antes… es difícil ganarte.

- es porque duermes de más.

Permitió aquel beso matutino con todo gusto, llegando a, lo que llamaba estúpido movimiento de quinceañera, seguir los labios del otro para no despejarse; en ese momento puso sus manos al frente para no caer de cara en la cama y sintió algo en una de ellas.

-Byakuya ¿Qué es esto?- llevaba una etiqueta, pero no con el nombre del medicamento, (seguramente algo importado viniendo de este excéntrico).

-es un medicamento que te ayudara a dormir mejor.

-¿somníferos?

-no. Es… por los sueños que has tenido- (¿Por qué le molestan tanto últimamente?)- No te dejan dormir ¿verdad?

-ahh… pues, como te había dicho, ya no me dan miedo, o al menos no mucho, pero son recurrentes….- sólo podía pensar en lo importante que eran esas pesadillas, sueños, alucinaciones o lo que fueran- quizá me quitan el sueño de vez en cuando.

-verás…- se sentó con aire de un padre que tiene que explicarle a su hijo la realidad de la vida; no le agradaba en lo absoluto como se sentía eso-… lo que harán es borrar –(¿borrar?)-esas memorias para que no aparezcan en tus sueños, además de…

-¿borrar?

- es un decir, ya no tendrás pesadillas, ni esas molestas jaquecas ¿Qué te parece?

-bien…- (sólo pensando en mi bienestar… quién sabe cuánto gastó en estas pastillas)-bien, muy bien- se le contentó por completo el corazón ante tal muestra de preocupación de ese hombre. Ya le era imposible no saberse enamorado perdidamente.

-muy raramente tienen un efecto secundario…- movió las piernas y le dolieron como ya se estaba haciendo una mala costumbre; decidió que era momento de bañarse para comenzar el día. Tomó las cobijas para cubrir su cuerpo desnudo e irse.

-¿A dónde vas? No hemos terminado.

-claro que si- para él no había nada más a discusión. Tomaría esas pastillas y se arreglaría su problema, a lo mucho discutiría el cuántas y cuándo debía ingerirlas.

-Uruki-chan ¿Por qué dices que se acabó la conversación? Quería decirte el riesgo de…

-no hace falta- lo calló para poder bañarse pronto, ya era tarde y aunque no tuviera obligaciones no le venía el ser un zángano -tu quieres que me las tome ¿no es verdad?

-si, así es-(¿entonces para qué tanta disputa?).

-si tú me las estás dando deben ser seguras- lo dijo con toda confianza- sólo dime a qué hora y cuántas debo tomar- entró al baño, al asegurarse que no lo había seguido se despojó de la sabana.  Dejó que el agua corriera y se puso bajo ella.

 Al terminar de retirar la espuma de su cabello escuchó como tocaban la puerta y como pedía permiso -Uruki-chan ¿puedo pasar?

-¿no vas a empezar con tus porquerías?- preguntó ante todo.

-no.

-pasa- mantuvo el oído pendiente ante cualquier ataque del otro. No se creyó para nada eso que venía al baño, donde según el noble se encontraba más vulnerable, a nada más charlar.

- como efecto secundario puedes perder algunos recuerdos que sean vagos o poco realizados- se paralizó un momento para razonar eso con velocidad. Como era de esperarse tuvo pánico al pensar que ya tenía con no recordar su pasado y ahora eso, no tardó mucho en llegar a una conclusión: era Byakuya, el jamás le daría algo dañino.

- aahh…- dando a entender su importancia continuó enjabonando su cuerpo. Pasó un tiempo en silencio hasta que le volvieron a hablar.

-Uruki-chan.

-¿si?

-¿estás bien?-(¿Por qué no habría de estarlo? Maldito, está buscando una excusa para entrar… más le vale que no o lo mataré).

-si.

-¿entonces?

-entonces ¿qué?

-¿Cuál es tu respuesta?

-ya te la di.

-¿Cuál fue?

-aahh.

-¿aahh?

-aja.

-esa no es una respuesta, querido-(¡¿QUERIDO?!).

-¡no me digas querido! Y si, esa si es una respuesta pues hace referencia a que ya estoy enterado de algo que no me tenía con mucha precaución y que no requiere ser complementada, pedazo de idiota.

- ¿me quieres decir… que no te importa?

- no exactamente. Lo que quiero decir…- frunció el ceño porque tendría que expresar algo que hasta en su mente le costaba-… maldición, es que sé que no sucederá nada malo pues tú dijiste que me cuidarías… ¡pobre de ti si me lo restriegas en la cara!- aun sin decírselo a la cara se coloró en tono tomate y se cubrió el rostro. Abrió más el agua fría. Al quitarse del chorro de agua oyó un leve gemido pero sin más interpretación. Esperó un poco pero su novio no hizo ni mofa ni alardeo, lo que le extraño -¿Por qué no dices nada?... Byakuya…

-te amo- (su voz… es muy débil… debo estarlo imaginando).

-… no tienes que decirlo cada vez que se te antoja, torpe.

-deja de insultarme, sabes que no me gusta- nuevamente le pareció diferente; no era el tono de voz sino algo más profundo que le causaba un dolor en el pecho, en el corazón.

-¿Qué te pasa?-(perfecto, ahora pensara que eres un loco, bien hecho Uruki).

-¿Por qué lo dices?- cerró los ojos para pensar lógicamente pues esa pregunta le sonó tremendamente triste.

-…no lo sé. De pronto creí que debías salir a verte… -(que tontería ¿Por qué estaría triste?)-no me hagas caso y no lo tomes como una perversión de mi parte, es que no he dormido lo suficiente, estoy muy estrazado y por tu culpa he terminado como un animal que tiene su época de celo durante todo el día, que sólo descansa en la comida y cuando duermo….- golpeó su frente con su palma al haber dicho algo tan fuera de lugar-… no me hagas caso, simplemente.

-cuando salgas te diré las instrucciones- la puerta se cerró en un  sonido seco.

-Byakuya ¿te sientes solo?- preguntó al viento. Su mente dictaba que aquella tristeza se marcaba por la soledad.

Acabó de bañarse y salió a recoger su ropa, poniéndose lo que va de la cintura para abajo, antes de terminar debía recoger otra playera para protegerse del frio y cubrir el agujero que podía meter en problemas a su amado.

Al entrar ahí vio de reojo al capitán, que parecía perdido en sus pensamientos. Se dijo que tendría que interrogarlo aunque pareciera un loco buscando algo que sólo para él es visible.

 Cogió cualquier prenda y se la puso, antes de que terminara se dejaron oír unos pasos detrás que, sin permiso, le fue retirada la sudadera -¡¿Qué… demonios…?!-fue besado con fuerza y sin ninguna pasión. La paciencia que siempre debía sostener en aquellos ataques de deseo se le había agotado la noche anterior, cuando ese hombre lo penetró sin ninguna preparación y hasta saciarse sin siquiera haberlo saludado; con la fuerza que le quedaba buscó quitarlo del pecho, hombros y hasta de la cara pero fue fútil. Durante algunos segundo quedo libre-¿Qué… qué te pasa?-no se molestó en responder al ocupar su boca en seguir sellando la suya, cada vez lo mordía con más energía, obligándole a quejarse.

No lo hagas, no seas idiota, detenlo y hazlo ahora.

(No soy un idiota, no lo soy… ¡YA NO LO SOY!), se gritó con una mezcla de enojo y tristeza que estaban a punto de desembocar en el llanto. Continuó empujándolo sin parecer que fuera a haber resultados, miró sus ojos esperando ver en ellos la mirada pervertida que le decía que era su culpa por exhibirse semidesnudo, no apareció tal cosa sino odio y desesperación. (Tu no miras… no me veas de esa forma). Suprimió sus ganas de llorar y lo abofeteó en la cara.

- ¿quieres que te deje?

-… ahh... no... mmm… con... tinua…

-ba… basta… ¡no quiero que esta sea la única forma de estar juntos!-(ya no… ya no quiero sentirme tan solo aunque este a su lado). Observó con detenimiento como sobaba su herida, esperó que eso lo hubiese calmado pero no fue así, pues regresó más violento, sujetándole las muñecas y mordiendo sus labios.

-relaja los músculos… porque no pienso quedarme así- si tanto quiero su atención… debo de…

Cerró los ojos, dispuesto a dejarse llevar pues ya ni su propia mente era lo suficientemente fuerte como para convencerlo de seguir luchando.

-¡resiste! No te rindas.

Le sorprendió la dureza de esas palabras, esa voz lo conmovió profundamente incitándolo a ver que era imposible relacionar a su amado Byakuya con tan crueles ideales. (Algo está mal en él).

-… ¿te… duele algo?- le preguntó mientras lamían su cuello.

-¿Por qué lo preguntas?-(debe ser eso…). Concluyó que tenía razón por la forma en que se detuvo de inmediato.

-no sé. No entiendo por qué digo estas cosas- agachó la cabeza sólo pensando en que no era posible que el noble fuera malvado; quizá tuvo una mala noche o algo le preocupaba, y si él podía darle solución lo haría, pero de forma voluntaria-…si esto te ayuda a sentir mejor- tomó la cinta que sostenía su pantalón, preparado para dejarse hacer lo que fuera.

-¡NO!- lo asustó la reacción explosiva que le hacía detener su acción- yo no te lastimaré… en ningún sentido-lo abrazaron suavemente, relajándole toda la tensión que en sólo unos minutos habían creado-tú no quieres hacerlo ¿verdad?

-no.

-nunca hagas algo que no quieras… ni por mí ni por nadie.

-entiendo… Byaku... chi- permaneció quieto, muy cómodo en sus brazos y ese calor tan tierno. (Perdón… pero creo que por ti haría lo que fuera). Lo soltaron poco a poco, si bien no quería separarse tampoco era capaz de abrazarlo.

Terminó de ponerse la ropa para ajustarla a su talla y figura.

-te las tomarás 3 veces al día, 2 pastillas- lo pensó sin rodeos, estaba seguro de lo que leyó en la etiqueta sobre el contenido de las pastillas, materiales fuertes en caso de pasarse.

-leí la etiqueta, esa es una dosis fuerte.

-así es- frunció el seño ante ello, no le cambiaria la dosis aun con el riesgo. No pudo dejarse de preguntárselo pero no desobedecería.

-está bien.

-iré a hacer la comida.

-… hey, gracias por cuidarme…- le agradeció al repasar las palabras que le habían animado durante el ataque, eran palabras con tono paternal y cálido, era la voz de Kuchiki-…te aseguro que estás haciéndolo muy bien-(no tienes porque preocuparte nunca).

- de nada, ángel mío- el mayor se fue casi corriendo, normalmente le hubiese arrojado algo pero en ese momento le gusto saberse importante. Se sonrojó y marcó una sonrisa de satisfacción.

-soy un tonto enamorado… y al parecer el ángel de mi ángel.

Estaba sentado en la habitación contigua a la que se encontraba el capitán, él leía pero le costaba pues lo desconcentraba los pasos acelerados y al parecer en vueltas del otro.

-Uruki-chan ¿recuerdas la fiesta a la que asistí la vez que te canté?- le fue preguntado cuando pasó a su cuarto.

-… si, lo recuerdo…-(¿Cómo olvidar algo tan lin…? Extraño, si, eso)-… fue una enorme molestia. Los ricos excéntricos como tu gastan en fiestas pomposas y derrochan el dinero sin siquiera pensar en que hay lugares donde pueden comprar esas cosas por la mitad del precio ¿Por qué lo preguntas?

-bueno…

-iras a otra ¿verdad?- bajó el libro al ver lo fácil que era deducir a esa noble.

-no… no exactamente.

-mmm…- esperó con impaciencia algo que le diera una señal de que quería, al no llegar, contestaría negativamente a lo que fuera-la respuesta es no.

-pero… no tengo salida a esto. A cada familia noble tiene por obligación celebrar algún día festivo en su hogar… y la verdad es que hace mucho que no lo realizo y empieza ser sospechoso.

-con que eso era- respondió tranquilamente pues esperaba algo más grave.

-¿no lo sabías?

-no, pero supuse que era algo que no me agradaría por tu forma de hablarlo conmigo como tratando de no hacerlo ver grave… era natural que respondiera que no aunque no tuviera idea.

-muy listo… ¿entonces…?

-no me gusta la idea, más sólo por ser tu obligación como rico excéntrico y austero lo permitiré… - se le vino a la mente algo que antes había hecho aparición pero no tan sólidamente, y si le permitía estar en un evento social con él, tenía el gigai, nadie sospecharía-pe…- (podría meterlo en problemas)-… no, nada.

-¿Qué es? Puedes decírmelo.

-yo… ¿me quedaré aquí? Alguien podría verme…- cambió lo que le quería decir por pena a demostrar ingratitud; aunque ya llevara tiempo que sentía eso, que era tratado como algo pecaminoso.

-te quedarás en otra casa que tengo no muy lejos de aquí, la fiesta es de una noche, no será mucho tiempo alejados, ángel fastuoso- la forma tan molesta en que lo bendecía hacía que siempre volviera a su actitud orgullosa.

-no me digas así, perro altanero ¿Cuándo es la “derrochación del dinero”?

-… Uruki-chan-  (¿Por qué no sólo responde?). Lejos de hacer eso fue agarrado por la cintura y barbilla, los ojos oscuros del otro se le clavaron apaciblemente en los suyos, un escalofrió lo recorrió en ese contacto y la atmosfera que lo envolvía; sin darse cuenta ya se había dejado llevar.

-Byaku… ya…-logró decir antes de besarlo pues su boca rogaba la del otro. Fue un perfecto silencio sólo roto por el sonido sucio de sus lenguas jugueteando que duró muy poco para el gusto del menor.

-e... espera… no hay que empezar.

-jeje…- si bien no quería que eso parara era especial esa forma de actuar-nunca creí oírte decir eso- se saboreó la boca, degustando ese rico sabor de su amado que tanto esfuerzo hacia en tratar de ocultar algo que su cuerpo gritaba. (Eres malísimo para ocultar tonterías)- sakurabito…- le dijo para que comprendiese que no estaba molesto, le era imposible después de algo tan delicioso, aunque por lo mismo le causaba bochorno y tenía que esconde su cara en el cuello del otro- es hoy ¿cierto?

-¿cómo?- la impresión fue inmediata, evitó reírse de ello.

-haz esperado a último momento… no esperaba más de ti- guardó silencio para ver su reacción, no sabía si le confesaría la verdad o si se avergonzaría de que lo hubieran leído, sucedió lo segundo. Después de divertirse con su pena lo besó en el cachete, su mente no paraba de decirle que Byakuya era tan listo e ingenuo a la vez que le daba un toque lindísimo- está bien. No estoy enojado, hiciste lo más sensato.

-Uruki-chan… soy tan afortunado al te…

-¡cállate o cambiaré de idea!- le hizo callar antes de que empezara con esas cursiladas que odiaba más en el fondo amaba.

 

En menos de 2 horas toda la fiesta estuvo hecha; todo aquel movimiento lo aturdió debido a la tranquilidad con la que todos los días se acompañaba. Para estar tranquilo buscó un lugar sin gente, pasó por una habitación con olor a incienso y velas, en la cual nunca había entrado, abrió poco la puerta pensando en que Kuchiki nunca le mostró tal lugar. (Tal vez no debería…). Cerró la puerta al final, no quería parecer un chismoso y además debía irse porque los invitados seguramente no tardarían.

El camino a la casa “pequeña” no fue tan largo como lo deseó, o al menos eso imaginó por perder el tiempo en mirar a su escultural pareja vestida de fina seda en tono azul pálido y con hermosos arreglos en blanco.

Entró en el lugar que pasaría una noche, al verlo bien se odio por sentirlo pequeño por la costumbre del espacio.

-vendré mañana. Estarán 5 empleados y el mayordomo a tu servicio- le dijo mientras acariciaba su cabello.

-estaré bien. Tu pórtate bien y no te duermas muy tarde- eso le causó una risita al mayor.

-te amo- sin importar la cantidad de veces que se lo decía no podía evitar quedarse inmóvil y sonrojarse; al quedarse quieto el capitán siempre aprovechaba para besarlo.

-ya…- le reclamó al alejarse- no seas meloso.

-lo lamento. Nos vemos mañana, dios de mi corazón.

-si, hasta mañana- le contestó con fastidio- “Robín Hood invertido”.

Al marcharse pasó unos momentos más en la puerta, no sólo por no querer perder de vista a su novio, sino por que le gustaba mirar la calle que tan pocas veces le era permitida pisar. Cuando ya no pudo verlo, se dirigió a los cuartos de adentro y abrió la pequeña bolsa que cargó con libros y cosas, sacó un frasco amarillo y una libreta verde pequeña, se sentó en la cama y dejó caer la botella.

-las odio… - pronunció con desdén-… odio este idiota medicamento- hojeó la libreta que tenía al menos la mitad llena de apuntes con una línea horizontal cruzando la mayoría. Se detuvo en la última página.

“Germinal- terminado- 2 de abril.

La montaña mágica-pagina 54- 4 de abril.

El guardián entre el centeno- terminado- 10 de abril.

Oso de peluche rosa- regalo de Byakuya-13 de abril.

Sexo prácticamente en las habitaciones donde duerme la servidumbre- 24 de abril.”

Rechinó los dientes al leer las líneas del último mes.

 Apuntó con mano temblorosa “conocer la casa disque pequeña de Byakuya-4 de mayo”, después rayo el primer párrafo con tanta fuerza que atravesó la hoja, no le dio importancia, su mente ya se encontraba perdida en la oscuridad de tratar de encontrar ese recuerdo perdido. (¿Cuándo termine de leer “germinal”?), continuó tratando de recordarlo pero no pudo, finalmente sacó el libro y leyó las ultimas paginas… eran completamente nuevas para él. Lo arrogó con fuerza a la pared, abollándola. Se mordió el labio para no llorar de esa desesperación que empezó a embargarlo desde una semana después de tomar la medicina recetada por Kuchiki, ya a los 10 días se percató de que había olvidado como tocar el piano, no le fue tan extrañó cuando pensó que hacía como año y medio que ni siquiera lo miraba, pero cuando tomó el libro de Romeo y Julieta se espantó por completo, le era tan extraño como el niño recién nacido que ve a su madre; no quiso decirlo más empezó a tomar notas de sus memorias y conforme pasaba el tiempo, y al irlas revisando, se dio cuenta que las más viejas no las reconocía y hasta se preguntaba por qué las apuntaba cuando él nunca hizo eso. Ahora ese problema lo carcomía pues su amado se veía contento cuando tomaba sus pastillas, cuando le entregaba más, cuando ya no le decía que recordaba algo.

Juntó lo que tiró y lo puso en la mesa de noche. Su mirada estaba totalmente triste.

-un mes… ya sólo puedo recordar por un mes- llenó el vaso de agua que contenía el garrón de vidrio fino, (tarde o temprano se va a enterar Byakuya o Koichi-san… pero creo que será el psicoanalista). Tomó germinal para verlo desde la mitad, aquello pudo recordarlo, lo que lo reconforto, pero sólo un poco. Sacó 2 pastillas, se las metió en la boca y las pasó con agua.

-Byakuya… te cuento algo gracioso- imaginó que estaba frente a él, tratando de que su mente formara la imagen más realista posible de esa situación-… es que creo que te equivocaste- pronunció riendo-… esas pastillas… esas…- poco a poco su voz se quebró y parecía más un llanto que una risa-… esas pastillas están haciendo que me pierda…- agachó la cabeza y dejó de reír, cuanto le pesaba el alma-… me están matando. Me estás matando- bebió toda el agua de golpe. Se levantó de la cama y fue a la sala con un libro diferente para no levantar sospechas a los empleados, tendría que apuntar cual leía y en que paginas se quedaba, quién sabe, a ese ritmo tendría que escribir de que se trataba para poder decirlo en el futuro.

Se quedó sentado bajo la luz de una lámpara en la enorme sala, con la cena en la mesa de enfrente enfriándose, no tenía hambre; siempre que se quedaba sin el capitán tiraba la comida y apenas dormía, odiaba la vida si no estaba para recordarle por qué la quería.

 Sostenía frente a él “la Vida nueva” pero sin leerla hasta que escuchó un ruido de la puerta principal, (¿habrá vuelto antes?), se paró para recibir al que hacía que no se hundiera en la depresión pero al llegar vio a un hombre vestido de traje negro, algo viejo y con aire servicial. Lo observó con precaución, si bien no parecía un ladrón era un hecho que había irrumpido en su casa sin permiso.

-buenas noche- le dijeron, eso hizo que frunciera el ceño de extrañeza. (Un ladrón no haría eso)- ¿se encuentra bien, Uruki-sama?- retrocedió 2 pasos de inmediato, (¡me conoce! ¿De dónde? ¿Por qué?). Su rostro expresaba la confusión y el miedo, lo que provocó que el viejo se le acercara.

-¿Qué quiere aquí?

-no sea bromista, Uruki-sama, me está asustando. No debería hacer esto sólo por salir de vacaciones una semana…- (una semana…). Sus expresivos ojos lo delataron, por fin lo recordó, el mayordomo de Byakuya salió una semana, él lo conocía, se llevaba bien y lo olvidó.

-lo lamento…- dijo tratando de recobrar compostura-…debo ir a dormir. Que nadie me moleste, por favor- se fue corriendo al cuarto repitiendo en su mente “una semana”.

Se arrojó en la cama y abrazó el conejo que cargó.

-fue sólo una semana y… y…- lo estrujó contra si con todas sus fuerzas. De repente su mente lo enlazó a algo que lo haría perder la pena de decir su situación- Byakuya… ¿y si se reduce el tiempo?- se paralizó unos segundos, luego brincó al armario para sacar una capucha, tenía que verlo y decírselo, ya no podía seguir de esa forma y olvidar lo único que valía la pena en su vida.

Salió a escondidas por la ventana, hacia la calle; no sabía con exactitud por dónde llegó y eso le hizo maldecir que estuviera de baboso con su novio. Pensó en preguntar, cualquiera debía saber donde vivía el rico excéntrico de Kuchiki Byakuya pero de inmediato la descartó porque podrían reconocerlo en alguna otra ocasión. Decidió que aunque diera mil vueltas lo haría por su cuenta.

La calle estaba vacía, ya era noche y sólo había unos pocos ruidos; oyó a alguien gritando por lo que bajó la cabeza y trató de pasar desapercibido.

-¡te dije que no corrieras!- pronunciaba. Al pasar a su lado apenas levantó la cara para ver a aquel shinigami de cabello extravagante, (naranja…), ese no lo tomó en cuenta y siguió quejándose- eso le pasa por beber tanto, le dije que se enfermaría- cuando pasaron continuó su trayecto, después de un tiempo encontró que algo brillaba a lo lejos, (de seguro es ahí). Se apresuró a llegar, al pasar por enfrente dio con que estaba lleno de personas por lo que decidió que la puerta trasera era mejor opción. Saltó las puertas y cayó, lo que hizo que el viento removiera su capucha.

-esta es propiedad priva…-al voltear vio al que tanto buscaba, el cuerpo se le relajó al ver su misión cumplida-Uruki-chan ¿Qué haces… aquí?-  ni bien lo dejó acabar cuando se arrojó a sujetar su cuerpo. (Por fin, por fin, por fin…), no imaginó que lo haría así, pero sucedió, se quebró apenas lo tocó, ya ese pánico y ese amor le hicieron ceder y sentirse débil.

-te… en…-no pudo prenunciar que” tenía que decirle algo importante”, le temblaba todo el cuerpo y hasta el corazón.

-ven. Vamos a dentro y me contarás que sucede- en el camino no lo soltó, no quería ir a donde nadie pudiera verlos, la verdad no le importaba, ya sólo quería decirle la verdad y que la aceptara y lo ayudara, tratando a todo costa en no pensar que quizá no lo ayudaría.

-Kuchiki-san-(déjelo… déjennos… yo lo necesito). Le decía mentalmente a un sujeto que lo llamó.

-buenas noches ¿se le ofrece algo?- (no le hables… te necesito… piensa un poco en mí, vengo casi llorando y tu no puedes…)

-… aunque sea fingir que te intereso.

-quería presentarle a mi hija- la mano del noble se puso en su hombro, tratando de alejarlo. (¡ERES UN MALDITO!). Su furia le hizo que tomara una de sus costillas y la presionara. Algo muy fuerte en él se hizo presente, sin embargo no supo que era.

-en este momento no puedo. Deme unos minutos he iré yo mismo a presentarme- (eso quería… nada más). Lo soltó al cumplir su deseo.

Llegaron al cuarto y lo obligó a sentarse, en ningún momento liberó sus prendas.

-¿Qué sucedió?

-… fue… lo que… - apretó fuertemente la ropa, molesto con no poder dejar de temblar y porque casi estaba llorando de rabia y desesperación.

-yo estoy contigo, puedes estar tranquilo- el abrazo no lo calmó, sino todo lo contrario, pero era algo bueno- estás seguro- podía desahogarse en su pecho mientras lo abrazaba para atarse a la realidad, no quería perder “la realidad”. Lloró hasta que sentirse mejor.

-…ya …ya estoy bien- ocultó su cara para secar sus mejillas. Pensó en lo que diría y en lo que había hecho; lo primero que llegó fue que lastimó a su cuidador que nada malo merecía - la… lamento haberte lastimado.

-no fue nada. Sólo dime qué te pasó- (siempre tan amable… debo parecer un egoísta).

-no puedo seguir con esas pastillas…- espetó, ya estaba ahí y no había vuelta atrás-estoy olvidando.

-¿Qué haz olvidado?

-creí que nada importante.

-¿cre…?

-ya no puedo. Aseguraba que podía seguir sin recordar un lugar, la música, un libro… un empleado… tu mayordomo…- aquello revivió el miedo de olvidarlo-… el… el mayordo… - supo que tenía que detenerse, quiso parar el dolor espiritual causándose uno físico en los hombros, enterrándose las garras, pocos segundos después el mayor lo detuvo sujetando sus manos.

-háblame… ¿a qué le temes?- (la soledad… yo sé que siempre he estado solo).

-a… estar solo otra vez… temo… perderte…

-nunc…

-¡NO LO ENTIENDES!- gritó de impotencia, (no tiene idea de lo que he pasado y finge que si… no sabe que es no tener a nadie… no sabe y no quiere comprender como duele)-yo sé… que nunca me sentí mas contento en mi vida… no lo recuerdo, pero lo sé… no quiero volver atrás… y lo único que lo impide…- se le secó la boca al ver lo lejos que llegó en su confesión, se suponía que guardaría ese veneno para si mismo-…eres tú. Ese efecto secundario es mayor… una semana y olvidé…- no le permitió decir sobre la libreta y lo demás olvidado; lo abrazaron en señal de comprensión. Por fin podía sentirse acompañado en ese sentido.

-ya no las tomarás. Puedes estar tranquilo, nunca haría nada que te dañara- (gracias…).

Se quedó en su pecho, escuchando su corazón mientras las lágrimas resbalan por su cara, los ojos se le cansaron y lo venció Morfeo. Esa noche era un nuevo comienzo.

 

Han pasado 2 meses desde que dejó de tomar aquella droga, no paraba de agradecer el poder recordar lo que hizo hace 3 semanas pero el daño fue permanente, todos los recuerdos consumidos no volvieron y los que empezaba a recuperar de su pasado no aparecieron de poco a poco como antes; ahora sólo podía guardar lo que hacía porque parecía que el pasado ya no sería en ningún sentido su presente.

 

-¿seguro que no te necesitaran?- le preguntó con aire regañón mientras disfrutaba de la comodidad de estar en las piernas del mayor, recostado en su pecho y como acariciaba su cabello. Para no sonrojarse miraba las flores del patio trasero y los restos del desayuno que tomaron juntos, ahora descansaban sentados en el pasto bajo un árbol de cerezo.

-seguro, es una revisión de rutina, mi teniente y otro teniente pueden hacerlo- si bien no le gustaba que dejara todo el trabajo a segundos le sentaba bien el poder estar tranquilo con su novio- ¿estás cómodo?- le preguntaron después de unos segundos.

-¿Por qué lo preguntas?

-creí que perderías la costumbre después de tantos días sin vernos- guardó silencio un rato, la verdad era que moría de ganas por verlo y que cuando apareció estuvo a punto de saltar sobre él y comérselo a besos.

-… eres muy… ”acostumbrable”- (no se me ocurrió algo mejor).

-jaja... Uruki-chan. Mis labios en sueños te nombran. No dudes de este amor, pues no sabes acaso que la duda es sombra y el amor es un gran tesoro…

-¡YA EMPEZASTE! ¡CALLATE, CALLATE!- le gritó tapándose los oídos. Las manos cálidas de Kuchiki sostuvieron las suyas y poco a poco le hicieron que soltara sus orejas.

-pero si a ti te gusta oírlo…cada vez que estás cerca tengo un gran peso pues envidio las palabras de tu boca, pues cada una de ellas lleva un beso- se permitió esa debilidad que le causaba cada poema de su amado, dejándolo débil y vulnerable a su criterio- si mi amor por ti crece cada día…-lentamente le sostuvieron la cara acunándola mientras lo hipnotizaba como un brujo con cada palabra-…hora, minuto, segundo…- se acomodó sus piernas para poner llegarle a la cara más fácilmente, abriéndolas en su cintura y sosteniéndose en las rodillas; ya sentía la erección de su amante y sabía que pronto ya no podría resistirse-…¿por qué no hacer una historia y dejarla escrita?… Uruki-chan…- el cambio de la poesía a su nombre se debió a la propia torpeza que tenía en esas situación, si bien sólo quería sentarse en su regazo lo hizo de manera que acarició con los muslos esa parte sensible.

-perdón…- no lo lamentaba, igualmente terminaría tocándolo y más.

-te extrañaba en el trabajo…- dejaron de lado su cara y tomaron sus piernas, en una caricia que debió ser vulgar pero demasiado exquisita para molestarlo-…te extrañaba en el camino…- fue subiendo, él no se movía, hasta su cintura y sacando la ropa para que esas caricias fueran más sensuales-…te extrañaba en la cama en la que me quedaba allá…- apenas notó que rondaban su espalda desnuda por el beso más erótico que posaba en sus labios, involuntariamente gimió en su boca, sus manos buscaron apresuradamente la abertura de la ropa del otro para meter las manos y rasguñar su espalda; paró el beso cuando sintió el frio de tener ya casi todo el pantalón abajo- te extrañaba en todo sentido, mi amor…

-yo… también…- trató de agregar algo como “cielo” o “corazón” pero no pudo, mejor siguió hurgando en su boca y acariciando con sus piernas el miembro del capitán. Fue alejado de golpe, dejando con su boca y cuerpo con ganas de mucho más, tomaron su cara con suavidad y la besaron, pero sólo un poco, después la guió a su cuello, el cual chupó y mordió, sediento de sangre y sexo; luego lo llevó a su pecho descubierto, (¿que planea?), sin importar que fuera lo saboreó con placer, ya muy tarde se dio cuenta que lo guiaba hasta su pene, lo razonó unos segundos y siguió por su cuenta, bajándole la ropa y gimiendo con las caricias en sus glúteos.

-ahh…vas bien…- le respondieron cuando lengüeteó el miembro con destreza, lo continuó  mojando hasta que se le antojo engullirlo-… mo… momento…-(¿qué?).

-¿Qué pa…?- se levantó de tan obscena posición para ver que miraba el otro; no terminó cuando le pusieron la mano en la boca.

-no abra las puertas, dígame así que es lo que quiere- le dijo a una silueta detrás de las puertas corredizas, las únicas que evitaron que se descubrirá lo que hacían. (Que cercas… ¡¿en qué demonios pensaba al hacer esto aquí?!).

-Kuchiki-sama, Rukia-sama está aquí- (¿Quién es Rukia?). Se tapó con el haori del otro y esperó su contestación en busca de pistas sobre quién era esa persona.

-iré enseguida, dile q…- la expresión, normalmente tranquila de Byakuya cambió cuando se presentó otra silueta más pequeña que venía corriendo a las puertas. Antes de entender bien que pasó el capitán se había levantado de prisa a sostener las puertas- Rukia, ve a la sala de inmediato- la voz de el otro lado pareció contestar entre asustada y confundida.

-si, gran hermano mayor- (una chica… su hermana… nunca me habló de ella…).

-¿ella es…?- no pudo ni concluir cuando le arrojaron su ropa.

-vístete y ve a mi cuarto, no salgas amenos de que yo te lo indique ¿entendido?- su voz fue fría y calculadora, lo suficiente como para que fuera no capaz de llevar la contraria.

-si…- sólo se puso las prendas en sima y el otro ya lo estaba jalando con fuerza al cuarto, lo arrojó dentro y se fue sin más.

Ya estando solo se cambió debido a que esa ropa tenía un olor peculiar, se le pasó por un momento la idea de si la cabeza de la familia noble iría oliendo a sexo a ver a su hermana pequeña, pero lo que más importancia le tenía era esa forma tan agresiva en que lo trató. Intentó no enojarse por ello sin resultados, estaba acostumbrado a ser el príncipe de esa casa y de su amado.

Pasando unos minutos escuchó pasos en el pasillo, abrió sigilosamente la puerta unos centímetros para mirar; Byakuya caminaba altivo y petulante frente a aquella chica de cabello negro, pequeña, delgada y sin mucho chiste pero que lo miraba con admiración, (no se parecen en nada), dedicó el tiempo a ver los ojos azulados de la mujer, pendientes y almirantes de su familiar, como si mirara a algo omnipotente. Cerró la puerta y se quedó pensando en eso, si ella lo admiraba a esa punto no había por qué esconderse, lo comprendería y seguiría todo igual aunque supiera que ese “gran hermano mayor” era homosexual.

Se sentó a mirar el cielo cuando se abrió la puerta.

-¿ya se fue?- le preguntó a su cuidador que parecía apresurado.

-no… en realidad… ¿has visto si guardé unos documentos por aquí?

-¿sobre la revisión de la que me hablaste a medias?

-si.

-en el cajón de la izquierda- apenas los encontró se vio la necesidad de irse, por lo que preguntó sin rodeos.

-¿Por qué no puedo conocerla?- su voz fue de duda, no de reto.

-… no puedes…

-¿Por qué n…?

-he dicho que no- siempre le enfurecía que le hablara de tal manera, sin explicaciones y con la necedad de que no había nada a discusión.

-tiene que haber una razón… dímela al menos- no le contestó y sólo permaneció en la puerta, sin mirarlo- respóndeme…

-ya… déjalo...

-¡mierda, contéstame!- le gritó cuando estuvo por salir.

-¡ya basta, te van a oír!- le gritaron como si el que estuviera mal fuera él, cuando únicamente quería entender cual era su posición o como la veía su pareja.

-¡que me oigan! ¡Contéstame ¿Por qué me ocultas como algo malo?!

-no me hagas enojar. Se obediente y guarda silencio- lo enfureció en mayor medida como ignoraba su rabia o cualquier sentimiento que no le fuera beneficioso.

-vete al demonio.

-vete al demonio.

Lo empujó de la abertura de la puerta para irse, no sabía a donde ni con quien pero sentía que era una buena decisión.

-al carajo con lo que piensas y lo que sientas por mí, sólo eres un pendejo malnacido…

-Uruki-chan… ¡Uruki-chan!...- así como el otro, lo ignoró. Llegó hasta la puerta principal a paso veloz pero lo sostuvieron por el brazo.

-¡QUE NO ME ESTES JODIE…!- fue abofeteado por aquél que juró que jamás lo heriría.

¿En qué pensaba? Sólo soy un objeto…

-ve ahora a ese cuarto- no respondió y caminó detrás de él, sintiendo su mano adolorida por el agarre y su mejilla ardiendo. Algo lo hizo detenerse en seco- has caso- miraba el suelo, dejó de sentir el dolor del cuerpo y se apoderó un dolor de cabeza- por favor, camina.

-eres un inhumano insensible- sin darse cuenta elevó la cara y sonrió, no de felicidad sino como la última opción de algo aun peor, como un alivio.

-me hartaste- se paralizó ante la mirada enojada del capitán, su mano protectora se le transformó en una garra negra que lo sostuvo por el cuello y lo metió a la fuerza en la habitación- no salgas- la cerraron con fuerza. Su dolor de cabeza aumentó hasta el punto que se cubrió la cara para tratar de pararlo. (¿Por qué me duele tanto?).

 

-Uruki-chan…- giró los ojos para verlo, aun estaba donde lo dejó, la cabeza lo estaba matando-… ¿te encuentras bien?

-¿Qué…?- el tratar de insultarlo le hizo sentir aun más aguda esa molestia. Byakuya fue hasta a él y lo levantó, tomándolo como un niño pequeño en sus brazos.

-hice una tontería- los ojos le pesaron, ya nada más pedía dormir para ver si así sobrevivía a esa enfermedad- nunca debí actuar así.

-pero…- (duele)-… ya lo hiciste… y muy bien. Déjame solo- (que raro se siente tratarlo tan mal).

-déjame responderte- nunca tuvo la intención de alejarse por lo que fue fácil no moverse para oírlo-si te mostrara con el gigai tendría que explicar pronto de donde de conozco, Rukia no es de las que callan cosas tan importantes como mi novio, y si te mostrara como un hollow… bueno, eso ya te lo expliqué…

-lo de ser un hollow… es estúpido… no haría nada que te metiera en problemas- el dolor se fue rezagando poco a poco, permitiéndole pensar con mayor calidad.

-me costara que entiendan eso… pero haré lo mejor que pueda y pensando en tu bien- lo abrazó pegándolo a su pecho- lo que acabo de hacer nunca debió pasar. Si tu bello corazón herido pudiera perdonarme estaría muy agradecido- se tentó la mejilla contra su ropa, aun ardía.

-no quiero estar enojado contigo.

-igual yo, nunca volverá a pasar- en algo tenía razón, lastimó su corazón pero no como para que dejara de ser su ángel.

-está bien… te perdono…

 

-¡Kuchiki-sama!- dio un brinco  al escuchar ese grito aterrorizado de una empleada. Corrió a la puerta para encontrarse con que no era tan grave pero si impactante, a Byakuya con un moretón en la parte baja de la mandíbula y con el labio roto, aun sangrando.

-¿Qué te pasó?- le preguntó con calma pues ya se le veía alterado al darle a entender que se miraba mucho.

-un problema con un brabucón en el trabajo.

-ven, te curo- lo hizo sentar para poder alcanzarle el rostro, después de traer algodón y alcohol lo aplicó en su boca en poca cantidad y con cuidado.

-Uruki-sama, lo que me pidió- estiró una mano para recibir las 2 pastillas.

-¿te duele otra vez la cabeza?- le preguntaron amablemente su novio.

-si… no es nada- lo decía sólo para calmarlo, pues ya eran varios días que el dolor aumentaba y bajaba como la corriente del mar- sabes, logré convencer a las empleadas que me dejaran hacer la comida… el problema aquí resultó que eras tú el que se los pidió.

-por supuesto o te pondrías a limpiar tu solo la casa entera- le contestó tan seguro de haber hecho lo correcto que para que se le quitara le presionó el labio-¡auhh!

- ten más cuidado, mocoso. Vamos a comer… - tiró el algodón para irse al comedor.

-perdona… de verdad me hubiera gustado probar tu exquisita, y preparada con amor, comida- bajó la cara con ganas de haberse enojado por ello, pero sólo quería pasar tiempo con él, hacia 4 días no se aparecía y ahora se iba nuevamente.

-ese asunto ya se llevó mucho tiempo…

-lo siento tanto…-cerró los puños para reprimir su odio a ese trabajo que adsorbía el tiempo que era suyo-… pero… llegaré mañana…

-¿mañana?

-si, hoy no puedo quedarme. Mañana temprano vendré- trató de no ilusionarse, más aun así preguntó.

-¿y te quedarás?

-no lo sé- (ya no debería serme extraño)- te amo, lindo- lo besaron en el cachete y se fue.

 

Apenas dieron las 7 pm y ya se retiraba a su cuarto a dormir, ya eran 6 pastillas y no cedía el dolor de cabeza. Habiendo tomado un baño se recostó y dejó que lo venciera un sueño que parecía desmayo.

Abrió poco los ojos, estaba oscurísima la habitación, los pasos pesados detrás de el fueron acercándose (Byakuya… llegó antes).

-no cierres los ojos- una mano le sujeto de manera agresiva por donde debería estar su agujero (¿Qué pasa?). La cabeza empezó a punzarle y esa mano ahora acariciaba sus piernas por la parte interna- te amo jejejejejeje… seguro que si.

-¿Qué te pasa… Byakuya?

-¿Por qué estás despierto aun? Duérmete de nuevo- sus ojos con necedad no pudieron creer que veían en la puerta al capitán, con cara de cansancio que seguramente no llegaría a hacer una broma de ese estilo.

-… ¿a… acabas de llegar?- (imposible, imposible… él me estaba tocando).

-si… son las 6 am, deja duermo un poco y veremos que hacemos juntos- así como estaba vestido se dejó caer en la cama.

Lo observó sin creerlo, alguien lo tocó y juró que era su amado, pero ya era obvio que no. Quizá existía una solución pero era agotador pensar cuando sentía que le cerebro le era taladrado.

 

-de… demonios…- se logró sentar en la cama, la vista se le nubló y se volvió a dejar caer-Tsu… Tsuki-san- consiguió articular con la suficiente fuerza para que lo escucharan pero aun así su propia voz le lastimó.

-dígame- le respondió la muchacha que entró en el mayor silencio.

-¿está…?- no aguantó más y se retorció en la almohada. (Es insoportable).

-no, no ha llegado-no le sorprendió que supiera a que se refería, venía preguntando por él 2 días- le dejó el mensaje de que quizá mañana se resuelve.

-que… que bien… argg- bajó sus parpados esperando que se calmara.

-le daré las pastillas- agradeció la cantidad a la que ahora se hacia acreedor pues ya 4 a 6 no eran suficientes, sólo para tratar de beber un jugo necesitaba de 10, incluso se sentía drogado al final del día sólo para levantarse a bañar.

 

-Uruki-chan ¿Cómo te sientes?- le sujetó la espalda para elevarlo, vio sus ojos llenos de preocupación y sonrió.

-mejor… ¿te saqué de tu junta?

-no, no deberías preocuparte por eso. Yo debería estar aquí para ti- recargó su cabeza en su hombro. Los pocos ratos que estaba consiente en un 100%  se mantenía pensando en que desearía que el noble lo cuidara.

-gracias…- (sus músculos… están más duros), se apenó a si mismo al notar ese detalle en los brazos que lo rodeaban.

-iré a alimentar a los peces. Acompáñame, quizá el aire te haga bien- sacó los pies, esperando que cuando se enderezara no lo golpeara esa oleada de dolor, sin embargo no vino y no perdió el equilibrio cuando el otro lo asió por la cintura-tranquilo, yo te cuido.

 

-creo que tenías razón- pronunció con una sonrisa sentado en el suelo de madera, mirando como daba de comer a las carpas- me siento mejor- aun carecía de fuerzas pero sus pensamientos ya no estaban revueltos.

-me alegro- cuando sacudió las manos para limpiarlas del resto de comida lo acompañó en ver el cielo atardeciendo- ¿ya no has ido con Koichi-san?

-no… no tenía ganas de hablar- sin aviso lo abrazaron por el cuello y dejaron su enorme peso caer, apenas lo soportó.

-estaba tan preocupado por ti. Promete que cuando te sientas terrible me llamaras con mis empleados, promételo- se le abochornó la cara y el corazón se le aceleró. Lo estrujó con más fuerza y respondió casi eufórico de la felicidad.

-claro, lo prometo, lo prometo.

-perdón…- se disculpó el de ojos oscuros, soltándole el cuello-…olvidé que estás débil- no se le pasó por alto esa sonrisa tan falsa como su forma de demostrar que había perdido la preocupación. No debía conmoverse por verlo muerto de los nervios pero así sucedía; llevado por ese sentimiento le agarró la cara y lo besó con todo el cariño que pudo. (Te amo… idiota).

Antes de dar con ello ya está semidesnudo sobre un sillón en la sala sumida en la oscuridad con Kuchiki lamiendo su estomago, acariciando sus pezones y sacándose toda la ropa de la cintura hacia arriba para pegar sus pectorales a su pecho, cosa que siempre lo encendía.

-más… ah… más…-le gimió cuando pegó su erección a su entrada.

-date la vuelta- le fue pedido entre jadeos de desesperación.

No sólo hizo caso sino que lo besó con lujuria y se bajó el pantalón puesto en posición. Le besaron la espalda, el cuello y la oreja para después sentir como sacaba su miembro y lo metía con lentitud.

-mmm… aaahhh… despacio…- sintió como sus expertas manos lo recorrían desde las piernas hasta el pene, masajeándolo.

-lo hago con todo el cuidado posible- esa frase era tan común en su amable príncipe, tan linda y comprensible que era irreprochable; de no ser que esa no era su voz.

-¡ahhh…!- no pudo decir más entre la penetración y la confusión.

-¿te lastimé?

-…jejejejejeje

-no… ah… Byakuya…- le besaron el cuello, (ese es su calor), comenzaron a embestirlo y a subir y bajar en su miembro.

Apunto de venirse volvió a hablar, cerró los ojos para rogar que fuera la voz paternal del rico.

-estás… muy callado…- sus ruegos fueron en vano, esa voz desconocida hablaba en mofa y tan falsa como un unicornio.

-… mmm… pe… perdón… aah- al fin se corrieron juntos y se dejó descansar en el sillón, temblando de cansancio y pánico.

-¿te duel…?

-prende… la luz…- de inmediato encendieron una lámpara y pudo mirar que confusión le causó a su amante, que nunca fue nada más que él- sabía que estabas muy débil…

-fue… mi culpa… yo quería- (ya es seguro… algo está terriblemente mal).

 

Consiguiente a ese día apenas si despertaba, ya no deseaba probar a alimento alguno y en la oscuridad su novio no era su amado sino que un desconocido que hablaba de vergüenza.

 

 

 

La sombra de ti

Un día mas, que tal vez, para vos no fue nada, para mí fue el nacimiento de muchos sueños y fantasías, que no dejan de ser eso, ambos lo sabemos, un sueño que puede nacer simplemente con que me mires, pero para mi no será una mirada y nada más, para mi será TU MIRADA,

y por más que todo mi ser sepa que para vos no fue nada, como prohibirle a mi corazón que deje de soñar, de sufrir, de llorar por un amor que no funcionó,

Por ahí, ayudan las esperanzas a mostrar en mi rostro una sonrisa más espontánea y alegre, que oculte el dolor que causas, el que espero que nunca sientas, el que vuelve tan solo con escribir estas palabras, tan solo con recordarlas.

Cómo hacer, para que comprendas, si tan solo dijeras algo, si tan solo
responderías mis preguntas,

¿Tan difícil es entender que el destino hizo que yo tuviera en mi corazón tanto amor para vos?,

Ese amor indiferente como el que tienen los padres a los hijos, ese amor puro que sólo busca tu felicidad al punto de preferir que no estés conmigo, que estés con aquella persona que tiene para darte lo que yo no tengo...

 

-habiendo discutido estos puntos- decía con voz finalizante el capitán comandante- sexta espada se unirá a nuestras filas bajo las ya dichas condiciones ¿de acuerdo?

-haa…- (eso ni siquiera se puede considerar un si, pantera mediocre).

-¡Kuchiki-sama!- las puertas del recinto se abrieron , todos, incluso él, se pusieron en guardia, la única diferencia fue que el reconocía a la mujer a su servicio- ¡lo necesitamos!- en tan solo unos segundos repasó el problema en el que se metería al llegar alguien así bajo su mando, salirse sin decir nada y la explicación tan más falsa que daría pues tenía que hacerlo debido a que la intuición le decía que era su pequeño amor quien llamaba por él después de prometerle que si empeoraba lo haría volver.

 

-¿Qué le pasa?- su duda fue expuesta con aire demandante, más estaba temblando de miedo, ya suficiente con saber que en una semana Ulquiorra tenía en su estomago menos de un plato de sopa.

-no despierta, ya tratamos con todo. Llamamos al medico y dice que su pulso está bien y no hay razón para que no responda- entró corriendo a su cuarto donde dormía como si nada malo pasara.

-despierta, bello durmiente- dijo más hacia si, no quería creer que estaba en una posición critica. Lo movió de los hombros y no funcionó- Uruki-chan… - lo levantó tratando de que más movimiento lo hicieran reaccionar, pero nada- Uruki…- continuó con eso hasta perder la paciencia y sacudirlo con demencia, más nada, parecía muerto-¡Ulquiorra despierta!- reaccionó de golpe, espantándolo.

-ah… ah… tuve una pesadilla…

-espera aquí…- Salió con las manos en el rostro, reprimiendo el miedo, el susto, la tristeza, la ira y las nauseas. Se introdujo a la habitación del psicoanalista y la cerró para dejarse caer en la puerta, frente a él.

Le brotaron algunas lágrimas y golpeó el suelo.

-¿se encuentra bien, Kuchiki…?- oyó como se le acercaba por lo que lo detuvo con un gesto de la mano.

-es un desastre… tenía razón y yo estaba mal- secó su cara y se levantó- lo acepto, Uruki-chan debe recordar antes de que lo lastime aun más ¿Qué debo hacer?

-debe…- lo vio razonar bien pues el asombro a que se desmoronara su necedad aun no cabía-…traer a la fuente de ese bloqueo, necesita a Grimmjow.

 

Pasó la noche acariciando la cabeza de su amado, (te pierdo mañana… fue muy lindo mientras duró).

-te amo demasiado… gracias por brindarme un poco de tu luz, Ulquiorra Cifer- apenas salió el sol abrió la puerta al mundo real. Caminó arrastrando los pies y como la mirada en el suelo, el sol le calentaba el traje negro, (hoy no debería ser un día tan hermoso), llegó a un departamento por donde atravesó hasta la habitación principal donde aun dormían esa pareja tan contenta, observó la escena que antes le hubiera asqueado, ahora envidiaba; el pelinaranja abrazado al pecho del otro mientras su enemigo le rodeaba la cintura con un brazo, ambos desnudos (seguramente se divirtieron anoche… Grimmjow Jaegerjaquez eres un sujeto con mucha suerte).

-te odio- el peliazul abrió los ojos lento pero cuando se percató de su presencia frunció el seño y chistó la lengua.

-tu, pendejo pervertido. Lárgate antes de que te parta tu madre- vio que el brazo que sostenía a su novio no lo movió para nada. (Sería un premio mínimo el que protegieras así a alguien tan especial como es Uruki).

-vístanse o volverá a despertarlos- bajó y esperó en la sala. El primero en bajar fue el rey pantera.

-ustedes si que son mentirosos ¿eh?- le espetó mientras estiraba sus articulaciones- “la revisión es en una semana y por lo tanto pueden tranquilizarse” o ¿qué no dijeron eso?

-yo me fui antes, no sé si lo notaste- apenas si pudo enojarse, todo su animo fue a dar al suelo.

- ahh, cierto, el cabrón que le partí el hocico.

-así es- afirmó en seco, ya que más daba.

-¿Qué pasó, Byakuya?- le preguntó el shinigami sustituto con mucho interés.

-necesito que se presenten en mi hogar… sólo un par de horas.

-no- contestó el espada.

-claro. Grimmjow, vamos a ir porque se la debes- le amenazó el más pequeño.

-pero, Ichigo, hoy juega Alemania cont…

-me vale, vamos a ir- luego le habló a él- vámonos, Byakuya.

 

Los dejó pasar siempre pareciendo un noble, no demostrando su decaída. Justo antes de que cerrara apareció Renji.

-capitán…- llegó jadeando con unos papeles-…necesito su ayuda.

-¿Qué necesitas?

-es sobre los informes que me pasó hace 2 días.

-ya te dije que sólo tenías que llenarlos- vio para adentro, seguro que el hollow rompería algo y quizá despertaría a su novio.

-si… pero… bueno…

-olvidaste en que orden ¿no es verdad?

-¿ahh?- esa sorpresa lo delató. Lo dejó fuera y alcanzó a la pareja en la cocina donde ya el sexto espada revisaba el refrigerador mientras el de ojos cafés lo acompañaba ya con un bocadillo en la boca que tragó apenas lo vio.

-pueden servirse, me tardaré como una hora, hasta entonces por favor acomódense- Salió poco preocupado por su casa que aunque sabía terminaría en un desastre ya no importaba, ya nada tenía razón de ser.

 

Pasó más de una hora explicando el procedimiento a detalle y comprensible para una mente tan simple como la de su teniente. Al terminar entró para encontrarlos aun en la cocina, pero sin hacer nada, su hogar sobrevivió.

-por aquí- los guió a la sala para ir a buscar a su amado.

En la puerta recargó la cabeza para hacerse a la idea. (Adiós… adiós al pequeño que me amó, al segundo lugar como si fuera el primero… la sombra de ti era tan hermosa pero tu yo real no es mío).

-voy a pasar… Uruki-chan…- jaló la puerta y vio a dentro, aun no habría las cortinas y el desayuno se encontraba en la mesa sin ser tocado, pero la cama estaba vacía- ¿Uruki-chan?...- abrió de par en par al no verlo, cuando el haz de luz atravesó la oscuridad lo divisó a un lado de la puerta, con la cabeza entre las piernas, en posición fetal y con su espalda moviéndose convulsivamente, llorando amargamente. Corrió a socorrerlo sin pensarlo 2 veces- ¿Qué pasó? contéstame- agarró su cuerpo y lo sacudió, cuando elevó la cara vio algo que no imaginó: lágrimas mojando todo su rostro en una mueca de desprecio total.

Notas finales:

Gracias por leer.


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