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VACIO DE UNA NOCHE BLANCA por sleeping god

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Notas del capitulo:

Igualmente largo, con una dedicación especíal a Gabriela Taisho.

P.D: Hiruma, o Neko-chan que le pase el mensaje, de parte de Chikane-chan: "no se me ha olvidado que querías algo trajico así que aquí él se encangará de cumplír esa promesa".

Hiruma-chan haré todo lo que esté en mis manos por eso.

 

Dejando mensajes personales, continuo.

Soy esclavo de una confusión, de un amor de olvido.

Soy prisionero de mis sentimientos, mientras ellos son asechados por el amor
hoy es día de decisión, y sin embargo no sé qué decir, hacia dónde ir, vivo confundido, sin remedio, creo yo, por culpa de algo que se hace llamar AMOR.

Algo que te ciega a tu realidad, que te hace sufrir pero al mismo tiempo te hace vivir.

Perdona, nunca te lastimaría… o al menos yo nunca lo noté.

 

Después de cansarse de parecer un loco por caminar en círculos se volvió a sentar en su escrito, apenas si había tocado los papeles frente a él y a pesar de estar en su escuadrón su mente se mantenía en su hogar, con puras imágenes de su hermoso novio y sólo pensando si sería ese día o mañana cuando su mente se repondría del daño antes causado, para ordenarle abandonarlo y volver con su amor verdadero.

Se levantó a caminar nuevamente en círculos para regresar a la silla y tomar el pincel, dispuesto a escribir, pero antes de mojarlo en la tinta se detuvo y miró el cajón principal de la derecha; (ya no puedo olvidarlo), lo abrió y sacó su pulsera manual hecha por Ulquiorra; nunca la usaba cuando salía pues sería increíble que lo vieran con tal baratija barata, llevando a la conclusión de que era algo con valor sentimental y, sí no era de su hermana, sería un enorme problema que no podía, ni quería, resolver. La observó melancólico, el imaginar que el día de mañana podría estar con él las 24 horas por dejar una misión insignificante a Renji Abarai e Izuru Kira, por fin poder tocarlo sin pensar en el tiempo.

La puerta se abrió con velocidad regular, más aun así guardó lo que sacó con velocidad y fingió trabajar. El que entraba, sin permiso, era su teniente con otro montón de hojas que, seguramente, no entendía y requería que se lo explicaran de nueva cuenta.

-Abarai Renji, no abras ninguna puerta sin tocar antes- reprendió en cuanto dejó los papeles en el escritorio.

-lo lamento pero no podía tocar la puerta con…

-no es excusa- lo calló con mal humor. (A este ritmo tendré que trabajar mañana y eso arruinaría mis planes).

-capitán ¿a qué hora saldremos al mundo real?- rió por dentro al pensar que ese iluso seguro no esperaba que no lo fuera a acompañar.

- será a las 10 am. Esperarás a Izuru Kira en la entrada principal- mojó el pincel para empezar.

-¿Kira? ¿Él? ¿Por qué?

- tengo pendientes que realizar mañana y no podré estar dispuesto a esa hora por lo cual le pedí al teniente de la tercera división que te apoye en la misión- jaló hacia el primer de muchas montañas de hojas, comenzando a llenarlas con los datos pertinentes.

-claro, ¿pero está bien que sólo nosotros hagamos la revisión del espada?- después complemento-requería la firma del capitán.

- trae la hoja con la afirmación de buena conducta, la firmaré de inmediato- se ilusionó al ver que el incompetente de su teniente al menos respondió la mayoría de las hojas, de esa manera no habría problemas al día siguiente.

- pero aun no hemos…- frunció el ceño, cosa que al parecer notó el otro pues dejó de hablar. Nada más no lo golpeaba porque no era su estilo pero lo desesperaba el que no fuera obvio que no le importaba la conducta del pantera y, su juguete sexual, Ichigo Kurosaki.

-Kurosaki Ichigo a demostrado ser de confianza y fiel al seretei por lo que no imagino que llegue a haber algún inconveniente en esta misión de rutina- al principio se mostró recio el de cabello rojo, sin embargo cedió y terminó por traer el papel que firmó y dejó a un lado para llevarlo junto con su trabajo, poniéndola hasta abajo para que cuando lo revisaran ya fuera mañana y el trabajo estaría terminado. Un plan perfecto.

 

Sentía el estomago satisfecho y el corazón; esos 2 meses no tuvo noticias de “mejoramiento” en la memoria de su amante y ahora podía estar  tranquilo, descansando en el jardín con el pequeño murciélago en sus piernas, recostado en su pecho.

-¿seguro que no te necesitaran?- le preguntaron pues sabía que a su pareja siempre le preocupaba que fuera un obstáculo en su camino, (algo ridículo).

-seguro, sólo es una revisión de rutina, mi teniente y otro teniente pueden hacerlo-  lo miró desde arriba, sus mejillas tenían un hermoso tono rosa pálido, señal de que estaba apenado y haciendo su mejor intento por no terminar como un tomate- ¿estás cómodo?- le preguntó cuando en un arrebato quiso besarlo hasta que lo inundaron las ansias de no ser correspondido, debido a la falta de tiempo para dedicarle de lleno.

-¿Por qué lo preguntas?

-creí que perderías la costumbre después de tantos días sin vernos.

-… eres muy…”acostumbrable”- la última palabra lo tomó desprevenido, nunca nadie lo describió así.

-jaja… - (nunca nadie me hizo reír como tú lo haces)-Uruki-chan- (nunca amé ni a amaré a nadie como a ti)- Mis labios en sueños te nombran. No dudes de este amor, pues no sabes acaso que la duda es sombra y el amor es un gran tesoro…

-¡YA EMPEZASTE! ¡CALLATE, CALLATE!- su poema que ensayó con esmero fue interrumpido pon el orgulloso espada que prefería mentir sobre sus gustos a sonrojarse enfrente suyo.

-pero si a ti te gusta oírlo…- le recriminó acercándose a sus orejas que tapó con su pálidas manos y que él cubrió por completo con las suyas, haciendo que las dejara libres para oír el resto-cada vez que estás cerca tengo un gran peso pues envidio las palabras de tu boca, pues cada una de ellas lleva un beso.  Si mi amor por ti crece cada día…- cambió sus manos de los oídos a sus mejillas calientes por la sangre que subía hirviendo. Cada palabra que decía trataba de ser tan bella como esos ojos que parecían brillar de amor-…hora, minuto, segundo…- el arrancar por fin pareció reaccionar, acomodándose con las rodillas a los costados de él e irguiéndose para alcanzar su rostro, en el proceso su mente formuló, de manera rápida, la posibilidad de tomar esa posición con un fin un poco mas “productivo”, a pesar del veloz recuerdo su cuerpo reaccionó causándole una excitación difícil de contener-… por qué no hacer una historia…- continuó hablando sin perder de vista sus ojos perfectos más muy consientes de la cercanía que tenían las piernas hermosas de su novio a su dura erección-… y dejarla escrita…- finalmente esa distancia desapareció y sobaron su lujuria, haciendo que olvidara por completo el poema y pronunciara el nombre de su amor-… Uruki-chan.

-perdón…- le encantó la sonrisa involuntaria que le dedicó, tan juguetona y lujuriosa que le era difícil si saberlo lindo o sexy.

Pensó en algo bello que decirle, debido a que su poema desapareció de su mente por la sensación carnal, terminó por decirle lo loco que estaba por verlo-te extrañaba en el trabajo…- soltó su cara y acarició las largas piernas del otro, (debería comprarle faldas, tiene una piernas bellísimas), nunca quitando los ojos del verde más hermoso que el de una laguna virgen-… te extrañaba en el camino…- buscó por instinto carne como el lobo que lo acusaban de ser, encontrando su cintura y después la abertura de la ropa que ni tarde abrió para gozar de la piel blanca de seda-… te extrañaba en la cama en la que me quedaba allá- ya había admitido que el sexo con esa muchacho era mágico, lo suficiente como para ahora tener pensamiento que en su vida creyó concebir con gusto. Recorrió la longitud de su espalda marcando la columna y haciendo que se acercara para juntar sus labios en un sabroso beso que denotaba las ganas que guardó durante esos días de devóralos. Ordenó a sus manos hacer el recorrido inverso hasta la cintura, sin dejar de provocarlo con la boca y lengua, donde fue deslizando el pantalón hacia abajo, dejándolo casi hasta medio muslo. Se separó ya más excitado de lo que esperaba­-  te extrañaba en todo sentido, mi amor…

-yo… también…- (con eso es suficiente para matarme de felicidad, mi penoso ángel caído), regresaron sus bocas, el sujetando su cintura y el otro, para su sorpresa, atrevido, acariciando con la parte interna de las piernas su pene. (Ya no lo soporto…). Su plan era que lo tiraría en el suelo y besaría sus pezones, pero esas caricias lo habían encendido y penetrarlo sin preparación no era algo que gustara de hacer; por lo que decidió que convencería al cuarto espada de ser ese día más cooperativo. Lo primero fue besarlo como nunca y quitarle esa gloria sin aviso, miró esa boca que perdió el color negro no cerrarse debido al hambre, estaba funcionando,  le guió la cara hasta su cuello donde, como quería, mordió hasta hacerlo sangrar para que pudiera beber, (nunca he sabido si le gusta ese sabor o esta tan distraído que no le importa), a continuación lo llevó a su pecho que ensalivaba con antojo hasta la parte baja de su vientre, ahí pareció entender la posición en la que lo puso, con mucho interés disfrutó de que siguiera su juego, en el cual le bajaron el pantalón para dejar al descubierto su desesperado miembro. Deseó tener una cámara cuando se agacharon sobre sus piernas, para reponerlo acarició su trasero sacándole leves gemidos; con mayor maestría de la que creyó que sabía, le fue lamido desde abajo hacia arriba.

-ahh… vas bien…- le dijo para aprobar. No le gustaba sentirse la victima en eso, aunque con esa manera en que se lo mojaban no le molestaría nunca. Aguantó los gemidos en su garganta y echó la cabeza para atrás, disfrutando del sexo oral que le suministraban, cuando la bajo para ver el momento en que se lo metiera en la boca alcanzó a notar una sombra detrás de las puertas-… mo… momento…- detuvo antes de que se arrepintiera.

-¿Qué pa…?- le cerró la boca con su mano, no se daba cuenta de que hablaba faltándole la respiración.

-no abra las puertas, dígame así que es lo que quiere- logró ordenar justo antes de que abriera y fueran descubiertos en acción fuera de su habitación.

-Kuchiki-sama, Rukia-sama está aquí- (¿Por qué hoy? No la invité… tal parece que el destino está en mi contra).

-iré enseguida, dile q…-jamás de los jamases imaginó un momento peor para ser descubierto con un hollow y en tan obvia situación que esa y frente a la única persona que le daría pena.

 Se levantó sin siquiera ver si empujó a Ulquiorra o no pues su hermana menor estaba a punto de apartar la puerta, la sostuvo justo a tiempo y, debido al susto, habló con severidad- Rukia, ve a la sala de inmediato.

-si, gran hermano mayor.

-ella es… - recogió la ropa del suelo y se la aventó, tenía que alcanzar a la otra Kuchiki antes de que sospechara algo.

-vístete y ve a mi cuarto, no salgas a menos de que yo te lo indique ¿entendido?-ordenó, no quería errores en ese momento.

-si…- se vistió con la mayor prisa posible, al estar listo miró al pequeño que aun pensaba en acomodarse, (no es momento ni lugar para eso), molesto con la actitud tranquila de su pareja, ajena a su preocupación, lo jaló hasta la habitación y lo dejó dentro.

Antes de pasar a la sala fue a otro cuarto, a cambiarse y perfumarse pues nunca se presentaría frente a nadie oliendo a sexo. Acabando fue a la sala y le preguntó ya más calmado.

-¿a qué has venido, Rukia?

-sólo deseaba pasar a saludarte, gran hermano mayor. Habías estado tan ocupado que no había podido y, justo hoy, vi a Renji en el mundo real y me dijo que te tomaste el día libre- (ese Renji y su boca que no se guarda nada)- aunque… se veía preocupado- (¿preocupado? ¿Algo mal en lo que le ordené hacer? Esperemos que no…)- además pasaba por los reportes de Ichigo y Grimmjow para mi capitán.

-mandé a mi teniente a hacer la revisión del espada ¿crees que surgiera un problema?

-mmm… no lo creo. He visto como Ichigo lo cuida como si fuera de su familia y Grimmjow…- (¿Grimmjow?)

-¿Grimmjow? ¿Desde cuándo lo llamas por su nombre de pila?

-… es que he ido a verlo en varias ocasiones. La primera vez tuvimos un inconveniente pero….- se quedó callada, meditando.

-¿pero qué, Rukia?- mientras ella pensaba llegaron las mucamas para limpiar la sala.

- tengo algunas fotos de cómo se llevan y pues por esa relación pienso que Grimmjow se calmó…- de inmediato reaccionó a esa conversación. Su familiar advertía la relación de aquellos dos, motivo por el cual debía ser más precavido con ella y su amante, y con todos en general pues aunque llegase a recordar el nombre del rey pantera ninguno a su servicio debía tener información sobre él. Para ayudarse cambiaría de sala a una donde nadie los escuchara.

-vamos a otro lugar y dejemos que hagan su trabajo.

-claro- se pusieron a andar por el pasillo- parece que Grimm…

-no hables en los pasillos- le hizo cerrar la boca por cualquier mínima posibilidad de ser oídos.

Ya en un nuevo lugar le hizo un gesto a seguir.

-apenas fui, Ichigo le dijo que me debía una disculpa por la primera pelea y porque era su amiga, se negó al inicio y eso molestó a Ichigo pero finalmente me pidió perdón y se ha llevado muy amable conmigo ¿le muestro las fotos?- no tenía interés más creyó que era conveniente saber a que se estaba enfrentando Abarai e Izuru, por lo que tomó el celular.

Le sorprendió lo fácil que era descifrar la relación de esos dos, con sólo las tres primeras fotos le bastó y sobró para decirse que cualquiera que las vieras llegaría la conclusión de que eran gays y, por lo tanto,  pareja: en la primera el más alto estaba atrás del shinigami, recargando su cabeza en su hombro y casi mordiendo su cuello mientras sus brazos le rodeaban en cuerpo posesivamente, Ichigo abrazando sus brazos y girando la cara hacia otro lado con un tono carmín en sus mejillas pero obviamente feliz; en la segunda aparecían en un parque, el pantera sentado en una banca y el pelinaranja atrás, agarrando dos pechones de cabello de cada lado de la cabeza, levantándolo para que parecieran unas orejas, con una enorme sonrisa que le impresionó pues parecía haber sido moldeado para ser serio, el de cabello azul sólo tenía un rostro de molestia, pero aun más importante, de resignación; la última en ver no supo que decir, simplemente no entendía como su hermana pudo obtenerla sin llegarle diciendo “Ichigo sale con un hollow ¿sabías?”, en ella Grimmjow tomando la cintura del delgado y pegada a la suya, y el humano poniendo sus manos en su pecho, con sus caras tan juntas que apenas haciendo zoom se vería que no se tocan. Ya luego llegaría a la conclusión de que era Ichigo quien le compraba la ropa a la pantera pues eran conjuntos muy bien acomodados y con exceso de detalles, mucho para alguien que únicamente utilizaba una y media piezas de ropa.

-se llevan bien- dijo en forma de burla pero sin el tono, dándole un toque serio de afirmación. Entregó el teléfono.

-si, son buenos amigos.

-claro, te  entregaré las notas- salió aun pensado en eso de que su teniente estaba preocupado, más en ese instante no tomaría cartas en el asunto y mejor se ocuparía de recordar donde puso esos papeles; al revisar levemente su escritorio supo que estarían en su habitación.

Cuando entró vi al pequeño mirando al cielo, eso le hizo recordar a un ave enjaulada, le dio tristeza más no importancia. Continuó buscando el trabajo.

-¿ya se fue?- le fue preguntado.

-no…-(no está en el tocador)-… en realidad…- (tampoco en la mesa… entre más pronto se los de más rápido se irá)-… ¿has visto si guardé unos documentos por aquí?

-¿sobre la revisión de la que me hablaste a medias?

-si.

-en el cajón de la izquierda- los sacó y aseguró que los del sexta espada estuvieran aun hasta abajo, así fue, Uruki nunca los revisó de nuevo. Se apresuró a irse.

-¿Por qué no puedo conocerla?- no le gustaban las ganas que luego le provocaba su amado a querer regañarlo y callarlo de una vez y para siempre.

-… no puedes…

-¿Por qué n…?

-he dicho que no- (no tengo tiempo para esto).

-tiene que haber una razón… dímela al menos- (la razón es que te amo… ¿no ya lo sabes? ¿No es suficiente? ¿Cuánto me falta para alcanzar a Grimmjow? ¿Cuánto…?)- respóndeme…

-ya… déjalo...- esa platica le lastimaba, cada palabra retadora era un  paso las lejos de él y más cerca de Jaegerjaquez.

-¡mierda, contéstame!- se sorprendió con el enojo de su tranquila pareja, que nunca le elevaba la voz.

-¡ya basta, te van a oír!

-¡que me oigan! ¡Contéstame ¿Por qué me ocultas como algo malo?!

-no me hagas enojar. Se obediente y guarda silencio.

-vete al demonio- (¿Cómo?). Se paralizó ante su cara desafiante, ante la forma en que lo quitó de la puerta y, ante todo, la voluntad con la que lo dejaba atrás... y soltaba su mano. (No me dejes… no quiero estar solo… ya no más).

-Uruki-chan…- dijo para que reaccionara el mismo-… ¡Uruki-chan!...-gritó finalmente, se aterró al pensarse sin él. Su corazón se le aceleró como si hubiera visto un fantasma y le temblaban las manos y las piernas.

(No te dejaré ir… nunca, nunca te irás de mi lado). Lo sostuvo de la mano, con la fuerza suficiente para que no se alejara.

-¡QUE NO ME ESTES JODIE…!-(no me hables así… ¡NO ME HABLES ASÍ!). Se le combinó el miedo con la ira, haciendo que actuara como un animal, por instinto. Terminó abofeteándolo para que obedeciera sus órdenes como antes, ciegamente.

-ve ahora a ese cuarto- lo llevó a rastras, aun con las piernas flaqueándole y ese horrible sentimiento de que debía encerrarlo o en un descuido desplegaría las alas para irse y nunca volver. De pronto dejó de caminar, el miedo se avivó- has caso- (no me hagas esto…) - por favor, camina.

-eres un inhumano insensible- (no me digas eso, sólo tus palabras podrían herirme). Al verlo sonreír se le destrozó el corazón, se burlaba de él, algo que nunca permitiría pero que por ese muchacho consentiría eso y más. (Te amo tanto… ¿es tan difícil de entender? Yo no soy un juguete, por eso te comportaras conmigo… aunque tenga que comprar tu cariño… aunque tenga que destrozar tu amor y cuerpo… aunque dejes de ser  a quien amo porque no serás de él en ninguna forma).

-me hartaste-enojado con su novio lo jaló por el cuello hasta meterlo en la habitación, arrogándolo al suelo- no salgas- comentó al final y cerró con fuerza.

Recogió los papeles que tiró y fue de nuevo con su hermana.

-son estos ¿necesitas algo más?

-… no… ¿está bien, gran hermano mayor?- bajó la cara, descubrió a que se refería, sus ojos habían empezado a mojarse.

-no es nada. Tengo que empezar a trabajar así que te acompaño a la puerta- evitó a toda costa mirarla, al llegar a la puerta su pequeña hermana hizo algo que hizo que comprendiera que en su rostro se leía la tristeza, pues esta sin decir nada lo abrazó.

-sea lo que sea, yo te apoyo.

-gracias, Rukia- fue todo lo que dijo, le dio un corto abrazo e hizo que se fuera. Aun con eso no delataría a Uruki.

 

Se miró las manos, incrédulo de que con ellas hubiera tenido la osadía de golpear lo que juró proteger aun a costa de su vida. (Vaya idiota… Kuchiki Byakuya). Sabía que posponerlo no era una opción, tenía que ir y enfrentarlo, pero sobre todo lograr su perdón.

-Uruki-chan… - le llamó al entrar, seguía en el suelo, eso le hizo sentir aun más desgraciado-… ¿te encuentras bien?

-¿Qué…?- fue un sonido ronco, estaba furioso pero algún dolor no le dejaba expresarlo.

Como un perro con las orejas bajas y la cola entre las patas fue hacia él, cogiéndolo en su pecho y mirando con recelo su mejilla roja y los ojos entrecerrados. Se preguntó si lo habría hecho llorar, de ser así se castigaría físicamente para redimirse.

-hice una tontería- (se queda corta esa definición para lo que hice) -nunca debí actuar así.

-pero… ya lo hiciste… y muy bien. Déjame solo-ni con un millón de disculpas lograría que lo perdonara por golpearlo sólo para mantenerlo en jaula de oro. Mentiría para estar siempre juntos, las mentiras que fueran necesarias.

-déjame responderte. Si te mostrara con el gigai tendría que explicar pronto de donde te conozco, Rukia no es de las que callan cosas tan importantes como mi novio, y si te mostrara como un hollow… bueno, eso ya te lo explique…

-lo de ser un hollow… es estúpido… no haría nada que te metiera en problemas- quizá no lo metería en problemas con mostrarles lo manso que era el murciélago pero conocería a Ichigo… y algún día a su novio, no lo podía permitir.

-me costará que entiendan eso… pero haré lo mejor que pueda y pensando en tu bien- mintió y abrazó más junto- lo que acabo de hacer nunca debió pasar. Si tu bello corazón herido pudiera perdonarme estaría muy agradecido- se le pareció una eternidad su contestación, si no lo perdonaba no sabía que decir y, aun ya habiéndolo pensado, no quería encerrarlo en contra de su voluntad consiente.

-no quiero estar enojado contigo.

-igual yo, nunca volverá a pasar- (nada más pido que te comportes… no me gustaría golpearte por otra tontería de estas).

-está bien… te perdono…

Ese día que inicio bien se vio  en un altibajo increíble, después de la pelea creyó que Ulquiorra seguía molesto cuando le dijo que quería dormir, sin embargo, cuando vio que apenas llegó a la cama se quedó dormido supo que no era mentira.

Ya que logró arruinar el momento prefirió enmendarlo haciéndole la comida a su novio, buscando una receta rápida pero de buen gusto. Optó por un libro alemán y empezó la preparación de un schupfnudel , en cosa de minutos estuvo listo, adornó los dos platos y sirvió con vino alemán sobre un mantel de sobrio color blanco perla. Ahora que estaba acabado se quitó el delantal blanco y fue a buscar al invitado de honor, que aun dormía como un bebé.

-despierta, blanca nieves- le susurró al oído con dulzura.

-mmm… que friega…- sonrió por la forma en que se negaba a salir de la cama, como un niño que debe ir a la escuela.

-levántate o me acostaré contigo- se metió en la cama y se acurrucó pegado a su espalda y abrasándolo por los hombros.

-Bya… Byakuya, te vas a quedar dormido, flojo.

-tienes razón- se levantó y lo cargó antes de cualquier alegato. Lo dejó en la silla que estaba frente a un plato de comida caliente.

-¿tu lo hiciste?- le cuestionaron en medio de un bostezo.

-si, ahora sólo necesita tu aprobación- le permitió el primer bocado, esperó a que hablara y escuchó incrédulo.

-está mal.

-… ¿qué?- ese fue un golpe terrible en su orgullo- ¿Qué está mal?

-que hagas todo bien, sakurabito… - se desparramó en la silla por el alivio, no esperaba esa broma-… ¿te asuste?

-claro… ¿entonces te gusta?

-si, no tengo comida favorita… bueno, me encanta el té pero he leído de tradiciones alemanes y a juzgar por el sabor y la manera en la que lo describen los libros diría que es el sabor que debe tener.

-jeje… cualquiera diría que está sabroso. Algún día, para que compares, te llevaré a Alemania para que pruebes la diferencia.

- estaría bien… salir un poco- empezaron a comer.

-perdóname si parece que te mantengo enjaulado- engañó- no es mi intensión.

-si, lo sé- acabando de comer salieron al enorme jardín y se pusieron a jugar con cartas de Hanafuda, específicamente el Uta-garuta.   Los primeros 10 juegos fueron un éxito, para si mismo, pues ganaba sin ninguna dificultad, sin embargo apenas lo comprendió el cuarto espada todo se vino abajo con una derrota tras otra. -Uruki-chan, haces trampa. -¿trampa? ¿Cuándo eres tú quien escogió este juego con la intensión de que perdiera? -si. -torpe. Es muy fácil apenas se presta atención y se vuelve predecible, sólo es cosa de memoria. -ahhh…- dejó las cartas en el suelo. Ya no ganaría nunca más en aquel juego, habría que buscar otro-… eres tan inteligente- siguiéndolo con vista pudo disfrutar de su sonrojo. -… ya hallarás algo en que derrotarme- se le acercó y acarició un mechón de cabello cercano a su cara. -¿de verdad existirá un momento en el cual te tenga en mi poder? -… debe… de… haberlo…- con sutileza sus bocas se acercaron a unos milímetros-¡espera!- lo sacó del ensimismamiento el sobresalto y que lo empujara por el pecho. -¿qué? -vamos a dentro o sino pasará algo muy malo y no podré vivir tranquilo nunca en todo mi existencia debido a la vergüenza- sonrió sabiendo que diría algo que debía callar. -¿asumes que pasara algo “caliente” aquí?- (debí callarlo), se fue caminado pues ya sentía que le arrojarían algo debido a su falta de cordura con su amado. -¡Byakuya! ¡Idiota!- más pronto de lo que supuso escuchó sus pasos rápidos corriendo tras el.   -¡ahh… aaahhh!... eres… un geni… oooh- con un poco de ingenio y perspicacia pudo no sólo tranquilizar al hollow sino que, además, tenerlo lo suficientemente contento como para llevarlo a la cama por sus propias piernas, que ahora le rodeaban la cintura. -¿más profun… do?- ya con un ritmo frenético le costaba creer que aun no se viniera, de nuevo, el de ojos verdes. -… ¡si… si… aaahh!- para lograr lo que le pedían tuvo que quitar sus manos de los costados del tórax del espada para sostenerlo de las caderas. - me encanta… como te pones cuando ya no aguantas- conocía que si le informaba de aquello en otras situaciones, fuera de la cama, lo golpearía sin tentarse el corazón. Escuchó el rasgado de las sabanas por las garras del otro y miraba con regocijo como se mordía el labio inferior. Dio unas más hasta sentir que él tampoco aguantaría. Lo besó rápidamente antes de poner todo su empeño en el último momento y después correrse juntos entre gemidos de goce, que el siempre juraba que se oían en toda la casa pero que ningún empleado tenía las agallas de comentar. Sin salir lo abrazó para poder hablarle al oído. -te toca arriba- aceptó la demora que le tomaría al chico contestarle. -… no… ah… ya no puedo- admitía que aunque fueron dos rondas las hizo con mucha fuerza por los días que acarreaba sin él-… otro… día. -¿tan cansado estás? -si… -está bien, pero te tocará convencerme, para la próxima, como recompensa.   Los rayos del sol apenas hacían su aparición y fue cuando el despertador empezó a hacer su trabajo a las 6:30 am. Estiró el brazo para apagarlo y no despertar a su consorte que aun descansaba en su pecho.   Esa mañana se adelantó y pudo ir caminando hasta su escuadrón con toda la calma del mundo, viendo el bello alba que le recordaba que estaba enamorado. -¡capitán!- se detuvo en seco y pronunció en voz baja- se arruinó mi mañana. -¿Qué ocurre que no puede esperar a que llegue?- regañó a Renji ante su gaita. - lo siento pero ayer ya no tuve la oportunidad de contarle sobre la misión. -Rukia me contó que te vio preocupado ¿acaso…- (¿arruinaste algo tan fácil?)-… sucedió algo malo? -eso temo- reanudó la marcha haciendo que le otro lo siguiera y dialogara- fuimos inicialmente a la casa de Ichigo pero no estaba… en realidad parecía que ni vivía ahí porque apenas había cosas suyas…- (ya sé que se fue a vivir con el idiota como su prostituta de tiempo completo… eso no me importa). -Abarai Renji, no profieras cosas innecesarias. -… ah, si. Al llegar al departamento del sexto espada descubrimos que… -no me interesa saber cómo lo descubrieron, suprime esa parte. -¿perdón? Lo que descubrimos fue que Ichigo le cuenta sus misiones a todo detalle y sin ningún secreto-(ah… eso era)-Yo, debido a que ya usted había firmado la forma de buena conducta, le dije a Kira que no era problema pero él no lo creyó así- (no puede ser). -¿me estás diciendo que Izuru Kira entregó una queja junto con mi reporte de que no hay problema alguno? -… si- detuvo las palabras en su boca, como quería maldecir a su estúpido teniente que no fue capaz de darle un día de descanso sin que le fuera a caer una consecuencia enorme.  

-me mandó llamar, capitán comandante- entró en la sala esperando el inminente regaño.

-¿sabe por qué lo he llamado?- claro que lo sabía pero le pareció más sensato guardar silencio a responder elocuentemente- tengo dos reportes de la misma misión. Uno revisado esta mañana a primera hora y otro entregado en persona por el teniente Izuru Kira donde no sólo reporta la traición del shinigami sustituto Ichigo Kurosaki sino que además nos informa que esta misión que le fue encomendada no fue comandada por usted…- dejó otro momento de silencio donde se suponía que el alegaría algo, más nuevamente le pareció sensato guardar silencio-¿tiene una razón que darme?

Ahora si respondería, pero obviamente sería una historia inventada- ese día tenia, a parte, una situación familiar que requería ser atendida por lo cual dejé a mi teniente una misión de bajo riesgo y tomé como medida de precaución el apoyo de otro teniente.

-¿y por qué escribió antes de tiempo la forma de buena conducta?-para aquello tuvo que hacer uso de su astuciosa y persuasión.

-lo hice al saber que hablábamos de Kurosaki Ichigo, que ha demostrador ser fiel a nuestros ideales y la idea de que nos traicionara no se me pasó ni por un momento.

-entiendo su punto, capitán Kuchiki- (perfecto, ya me libré de la reprimenda)- sin embargo, su acto fue apresurado y trajo consecuencias debido a que ambos tenientes no hicieron nada en el instante del descubrimiento, por lo cual estará bajo su responsabilidad la captura y averiguación de esta circunstancia-(… un día libre… y lo pago con meses de trabajo…).

-entendido- salió con el pesar de la carga a realizar y, peor, que de haber sabido habría aprovechado anoche para desquitar todo.

 

Ese misma tarde dio la orden de capturar, por separado, al molesto espada y su amante; al primero bajo sospecha de no cumplir sus deberes y al otro pidiéndole que lo acompañen para resolver un malentendido en la forma de reclutamiento del pantera, una completa patraña pero que daría el tiempo suficiente para que pudiera decir que no hay traición alguna y que podían irse libres tanto ellos como él.

No funcionó así, ese espada, reflejo de su odio, hizo que todo el plan se viniera abajo cuando se negó a ser arrestado al alegar, con razón, que era falso lo que decían, y debido a que los hombres que fueron decidieron que terminarían la misión cometieron el error de luchar. Ahora lo tenían en custodia, si, más tendría que lidiar con el papeleo de ejecución cuando lo consideraron “muy inestable” y, por si fuera poco, cuando lo descubriera el shinigami sustituto armaría un lio por su semental.

 

-oye ¿Cuándo putas van a dejar de chingar, cerdos?- (debí quedarme afuera), aguantando todos los insultos se quedo ahí, frente a la celda, esperando que trajeran las llaves para llevarlo ante el capitán comandante y discutir cómo proceder.

-hasta que se aclare todo, sexta espada.

-no sean mamones ¿aclarar qué? Si fueron ustedes lo que llegaron a joderme, no fue culpa mía el partir la madre a esos 3- ciertamente admitía que nunca debieron pelear contra él, pues no ganarían y ese “genio” no iba a reprimirse. (Suerte que hemos podido esconder esto de Kurosaki).

-ayudaría mucho el que te disculparas y volvieras a jurar lealtad.

-mis bolas- (que molesto y asqueroso).

-¿Por qué no?

-porque no quiero. Ya mucho es saber que les hago los mandados y ahora que me empine cada vez que les dan ganas… mi verga- (llevo una semana completa con esto… ¿Qué no hay forma de que dure menos de un mes?).

Finalmente trajeron las llaves y abrieron la celda, como parte del procedimiento fue llevado con esposas, pensó en usar kidou para sujetarlo pero no demostró resistencia, por lo que no procedió.

 

Al pasar vio que había como medida de seguridad dos capitanes, Unohana Retsu y Shunsui Kyouraku, y su teniente, aparte de Yamamoto.

Se dictaron las faltas en detalle y en completo silencio. Él, que tenía enfrente a la pantera no pudo evitar sentirse incomodo al verlo cabecear en su propio juicio. Terminó por llamarle la atención.

-pon atención, Grimmjow Jaegerjaquez- el del pelo extravagante abrió los ojos, pero lejos de mostrar respeto se irguió orgulloso y mostró una enorme sonrisa.

-no estés chingando, nena- (¡NENA!) fuera del insulto escuchó como las esposas crujían ante la fuerza que les ponía el hollow, usando eso como excusa le golpeó en la parte trasera de las rodillas, tirándolo al suelo y colocando su zampakutou en el cuello.

El listado se interrumpió y las miradas los fijaron a ambos.

-trataba de escapar- afirmó.

-¿escapar? Si ni me moví- contradijo con un rostro serio el enemigo.

-suficiente- dijo el más viejo- manténgalo en esa posición, capitán- siguió la orden con ganas de rebanarle el cuello. Esa sonrisa le hacía pensar en cuanto odiaría ver a su novio con alguien como él, que ni en sueños lo apreciaría.

 

Agradeció la repugnancia que le tenía a ese ser, pues de lo contrario hace horas hubiera deseado soltarlo. Para nada siguió su concejo de disculparse y, como imaginó, mencionó vanidoso todo lo que le contaba su pareja, sin mencionar que era su pretendiente ni ninguna mala acción con respecto a ese conocimiento.

Llegó el momento de sentenciar y para eso se trajo a Kurosaki Ichigo, (ahora todo se dificultará). La sonrisa socarrona del sexto espada se borró cuando lo vio esposado y sujetado por la capitana del segundo escuadrón.

-¡nunca me dijeron que lo metieron a él en esto!- explotó con furia aun teniendo a zembonsakura a unos centímetros de su garganta-¡cabrones!

Giró un poco para ver la cara del pelinaranja, era paciente pero preocupado hacía Grimmjow.

-su actitud nos ha demostrado que no tiene el más mínimo interés en lo que le suceda a su cuidador por lo que no podemos fiarnos-(así es, tu eres incapaz de sentir cualquier sentimiento si rechazaste a mi hermoso Uruki, escoria putrefacta), guardó con todas sus fuerzas la risa, lo sentía como una venganza a su odiado rival. Volteó a verlo, no se dejaba ver por la cara baja, se agachó para mirar más de cerca su resignación, pronto cayó de espaldas al suelo y la boca le supo a metal, aquel lo golpeó con la cabeza justamente debajo de la barbilla.

-¡NO ME CHINGEN!- tardó poco en recuperarse pero le sorprendió la velocidad con la que su reiatsu se incrementó- ¡¿QUÉ NO ME IMPORTA? PENDEJADAS…!

-Grimmjow…- se oyó con voz queda del humano.

- pendejadas- volvió a repetir más tranquilo, mientras él lo envolvía en una cuerda de kidou- los 3 cabrones que machaqué se lo buscaron iniciando una pelea contra alguien que no se iba a dejar, aunque quizá debí contenerme; toda la perra información que dio Ichigo no la quiero para nada, nada mas quería saber a dónde iba, por qué, y sobre todo, con quién… y no repitan eso de que no me importa, porque me importa.

-¿Cómo creert…?-sin dejar terminar al comandante, contestó su mayor razón.

-es mi novio y lo amo- (no esperaba que lo fuera a decir), no habló hasta que todos parecieron procesar la declaración. Entendieron la última vez que mantenían relaciones sexuales pero no que fuera algo serio.

- ¿es cierto…- (como si no fuera obvio)-…Kurosaki Ichigo?

-… si…- pronunció colorado y con el ceño fruncido, aun no bajando la guardia.

-suéltenlos- ordenó Genryuusai- no saldrán de aquí pero tomaremos un descanso, quiero hablar a solas con ellos dos- todos salieron. Lo primero que hizo fue ir a curarse la cara, maldiciendo a ese que se atrevió a marcar su rostro.

 

Ingresó a su hogar con la encrucijada de si saludar a su corazón o si ir a verse en un espejo para medir el daño.

-¡Kuchiki-sama!- la reacción de la joven le hizo descartar ambas, no quería ni verse ni que lo vieran.

-¿Qué te pasó?- no escapó a tiempo de los ojos verdosos del murciélago, ya sin nada que hacer, respondió, aunque no tan agitado por la manera en que se lo preguntó.

-un problema con un brabucón en el trabajo-(brabucón le queda pequeño, ojala lo manden a ejecutar y me solucionaría muchas cosas).

-ven, te curo- se sentó en donde le pidieron y permaneció quieto durante el tratamiento.

-Uruki-sama, lo que me pidió- trajo una empleada un par de partillas, de inmediato las reconoció, eran para el dolor de cabeza. Se preocupó  ante ello, tenía muchas quejas de los empleados advirtiéndole que se la pasaba tomándolas y con una severa molestia que no parecía cederle.

-¿te duele otra vez la cabeza?

-si… no es nada- fuera de calmarlo lo puso peor, se sentía ajeno a ese problema. Cada vez que se mostraba aparentaba mejorar y eso lo enojaba a si mismo- sabes, logré convencer a las empleadas que me dejaran hacer la comida…-(¿por qué? Si les dije que no te lo permitieran)-… el problema aquí resultó que eras tú el que se los pidió.

-por supuesto o te pondrías a limpiar tu solo la casa entera- sin motivo le presionaron la herida de la boca-¡auhh!

- ten más cuidado, mocoso. Vamos a comer…- el odio a su trabajo, y en especial al causante de este, creció ante la invitación que debía rechazar.

-perdona… de verdad me hubiera gustado probar tu exquisita, y preparada con amor, comida.

-ese asunto ya se llevó mucho tiempo…

-lo siento tanto, pero…-(ojalá y pueda)-… llegaré mañana…

-¿mañana?

-si, hoy no puedo quedarme. Mañana temprano vendré.

-¿y te quedarás?

-no lo sé. Te amo, lindo- se despidió besando su cachete y volviendo al horrible campo de guerra.

 

Cuando atravesó las puertas encontró que sólo él estaba ahí a parte de los acusados y el juez.

-¿Qué sucede?- preguntó calmado más por dentro con fastidio. (Claro, que sea yo quien trabaje mientras los demás descansan).

- es un asunto serio, si dejamos de lado la sexualidad, la unión de dos enemigos- respondió su jefe- deberemos discutir esto entre todos los capitanes. Mientras tanto seguirán en las celdas, ya ellos aceptaron, pero en la misma. Bajo su cuidado.

 

Los llevó arraigados, ambos platicaban en el camino de lo fácil que fue convencer “al viejo” y de lo simple que sería persuadir al resto, sin ninguna vergüenza de que él los oía.

Los dejó en una celda aislada en caso de que tuvieran que hacer “sus necesidades”.

-Kurosaki Ichigo, espero que actúes de la mejor manera posible- comunicó a este esperando mayor sensatez que el espada. Después se retiró a hacer papeleo.

 

Deslizó la puerta de habitación como pudo, moría de sueño y ya ni pensaba en hacerle el amor a Ulquiorra.

-¿Qué te pasa… Byakuya?- oyó que le preguntaba el pequeño.

-¿Por qué estás despierto aun? Duérmete de nuevo- retiró las cobijas de su lado de la cama.

-… ¿a… acabas de llegar?

-si… son las 6 am, deja duermo un poco y veremos que hacemos juntos- se tiró en la cama y durmió.

 

Aquel asunto no tendría un arreglo fácil y, mucho menos, pronto. El humano siguió su consejo pero había escépticos que alegaban que si de verdad estaba enamorado con mayor motivo podía traicionarlos por amor. Ahí fue cuando su consejo se botó a la basura, cuando admitió que la pantera era más importante para él que todo en el mundo, siempre siendo presionado por la mirada acusadora de su pareja que quería oírlo anunciándole amor a extraños.

 

Su trabajo siempre fue absorbente, como una amante testaruda requerida de atención las 24 horas, nunca lo odio debido a que en realidad no tenía nada mejor que hacer, hasta ahora; actualmente tenía un amante que requería de esa atención y, no como un capricho, sino que ese dolor de cabeza se volvió jaqueca muy pronto, hasta el punto que dormía todo el día y apenas probaba bocado.

Lo enfurecía seguir en esa junta, sobre el mismo tema de hacía semanas, mientras su pobre Ulquiorra sufría solo. Se decía que era su imaginación pero en lo más profundo de su ser le parecía que cuando se dejaba ver se mejoraba, más volvía a insistir en que era egolatría.

-se llevará a cabo la votación en la siguiente junta- concluyó el anciano para darle luz verde a marcharse.

 

Ni un ruido alegre o movido se escuchaba en la mansión desde que su novio enfermó, cualquier pequeño sonido le taladraba los sesos. En la habitación dormía cubierto en sudor, en la mesa de al lado descansaba una jarra con agua y una caja de pastillas con casi todo su contenido ingerido.

Al fin, despertó.

-Uruki-chan ¿Cómo te sientes?- lo ayudó a sentarse. (Que débil se ve… yo debería estar aquí, cuidándolo en vez de cuidar al causante del embrollo).

-mejor… ¿te saqué de tu junta?- lo hundía en tristeza que ese pequeño ya tuviera la idea de que su trabajo estaba sobre él.

-no, no deberías preocuparte por eso. Yo debería estar aquí para ti.

-gracias…- recargaron la cabeza en su hombro y él lo rodeó con sus brazos adoloridos del último entrenamiento.

-iré a alimentar a los peces. Acompáñame, quizá el aire te haga bien-(antes de que me tenga que ir de nuevo). Al verlo levantarse le pareció que perdería el equilibro, y así sucedió pues estuvo a punto de terminar en el suelo si no es que lo agarra de la cintura.

 

Durante el camino al estanque y mientras alimentaba a los peces no podía sacar de su cabeza la última conversación que sostuvo con el psicoanalista. Fue después de descartar la idea de que el dolor de cabeza del quiróptero se debiera a su organismo, sino que era algo psicológico. En esa platica le resumieron la teoría de que el daño hecho por el medicamento era irreversible, más no por eso la mente del pequeño dejaría de sacar a flote recuerdos, recuerdos que no podría tomar en cuenta debido a la droga, cosa que llevaría a que su cuerpo respondiera de forma negativa. Ahora, según el experto, la única solución era algo que uniera su mente con el pasado, algo tangible y preciso, no supo que fue pues en ese momento lo calló y advirtió que dejara en paz a su novio, estaba bien y de esa manera quería permanecer.

-creo que tenías razón- le felicitó el pequeño ante su teoría- me siento mejor.

-me alegro- limpió de sus manos el exceso de comida y preguntó- ¿ya no has ido con Koichi-san?

-no… no tenía ganas de hablar- le quitó un peso de encima la respuesta, temía que aquel veterano no siguiera sus órdenes. (Lamento hacerte sufrir… ya pasará, pronto pasará). Mientras lo abrazó con fuerza, cubriéndole por completo.

-estaba tan preocupado por ti. Promete que cuando te sientas terrible me llamaras con mis empleados, promételo.

-claro, lo prometo, lo prometo- le contestaron como si hubiera dicho el más hermoso poema, totalmente entusiasmado y respondiendo al gesto. Sintió que su peso doblaba al chico.

-perdón… olvidé que estás débil- pidió disculpa por ser imprudente, en aquellos momentos era cuando más cuidadoso debía ser. Cosa difícil, se dijo, cuando ese lo besaba por puro gusto.

Quiso controlarse pero no lo logró, su cuerpo cálido lo llevó a desnudarlo con velocidad hasta gozarlo con frenesí de cualquier amante en cuarentena del cuerpo ardiente de su otra mitad.

-más… ah... más…- le rogaban, mientras ensalivaba su cuerpo para desnudarse y pegar sus pectorales a su pecho y su pene a la entrada del hermoso arrancar.

-date la vuelta- le pidió lleno de emoción, su cuerpo le gritaba que se diera prisa y calmara el hambre. Lo obedecieron y mucho más, cuando recibió un jugoso beso y no tuvo que seguir seduciéndolo para que se bajara el pantalón, pues lo hizo solo y acomodándose para ser penetrado. Encantado y prudente se dispuso a acomodarse, llegando a ello haciendo pausas al besuquearle la espalda hasta el cuello y mordisquear su oreja al momento de introducirse en su interior.

-mmm… aaahhh…- entre más profundo llegaba sus ansias se incrementaban, para calmarse acarició las piernas del otro-… despacio…- hasta sujetar el miembro y subir y bajar en el.

-lo hago con todo el cuidado posible- movió sus caderas en vaivén al ritmo de su mano.

-¡ahhh…!- un bramido le provocó parar, siempre gemía de esa manera pero nunca se tensaba tanto cuando lo embestía.

-¿te lastime…?

-no… ah… Byakuya…- le preocupaba pero en la cara sonrojada de su consorte era fácil adivinar que lo que más necesitaba era justamente eso. Besó el cuello candente y continuó con lo suyo.

-estás… muy callado….- se corrió en su mano cuando apenas iba a la mitad, era algo muy normal en su niño, lo que era diferente era su silencio y vergüenza a tratar de mirarlo cuando siempre lo hacía. (Hasta pareciera que tiene miedo).

-… mmm… pe…- al no pecar de ignorancia, adivinó que se disculparía.  No tenía porque detener la acción, la siguió hasta llegar al fin requerido-… perdón… aah- le escuchó suspirar como un alivio. Lo dejó y cuestionó con rapidez.

-¿te duel…?

-prende… la luz…- jaló la cuerda de la lámpara más cercana, con la presión de haberle lastimado aún con el conocimiento de que no estaba en condiciones de soportar tanta actividad, aunque sólo fueran unas horas- sabía que estabas muy débil…

-fue… mi culpa… yo quería.

 

Muy cociente de lo molesto que estaba resultando para todos los capitanes el golpear de sus dedos contra su pierna dejó de emitir el sonido sólo para aumentar su necesidad de terminar la votación.

El quiróptero estaba gravísimo, sin despertar y con constantes dolores, no era el tiempo de darse el lujo de desaparecer por días.

-felicidades- comentó con ironía el comandante a los acusados- se ha aceptado al sexto espada.

-¡A HUEVO!- mencionaron al unisonó la pareja y chocaban las manos.

-bueno…-calmó el anciano para proseguir-…tendrás que unirte a algún escuadrón, Grimmjow Jaegerjaquez.

-lo quiero en el mío- habló Zaraki Kempachi. No le sorprendió pues en esos días esos dos desarrollaron una extraña amistad; les gustaba pelear y no se los decían dos veces.

-se tomará en cuenta la recomendación. Pueden irse- volvió como alma que carga el diablo. (Debe estar despierto, debe estar… por dios, que así sea).

Dios no fue piadoso y lo encontró nuevamente en la cama con la sopa enfriándose y sin darse cuenta de que volvió… cada día le asustaba más verlo como lo encontró y rogaba que no sucediera la tragedia que evitó una vez.

 

Un murciélago no es un ave

Mulas, médicos, sastres y letrados,
corriendo por las calles a millones;
duques, lacayos, damas y soplones,
todos sin distinción arrebujados;

Gran chusma de hidalguillos tolerados,
cuyo examen lo hicieron los doblones,
y un pegujal de diablos comadrones,
que les tientan la onda a los casados;

Arrendadores mil por excelencia;
metidos a señores los piojosos;
todo vicio, con nombre de decencia;

Es burdel de holgazanes y de ociosos,
donde hay libertad suma de conciencia
para idiotas, malsínes y tramposos.

 

-¡Tsu… Tsuki-san!- llamó a todo pulmón mientras se retorcía en suelo, a un lado de la cama de donde acababa de caer.

-¡Uruki-sama!- ingresó, asustada fue a él y se incó a su lado- ¿Qué le pa…?

-manda… llamar a Byakuya- rogó como pudo, el dolor era tan intenso que hubiera devuelto la comida si tuviera algo en el estomago-¡rápido!- (que se dé prisa… que corra y venga… ese…).

La chica salió corriendo para cumplir la orden, él, como pudo, subió a la cómoda y colocó su cabeza en las almohadas.

-se está borrando- mencionó para así con voz apenas perceptible- tengo que decírselo… rápido… Byakuya Kuchiki, mucho gusto, mi nombre es Ulquiorra Ciffer… y… cometí un error contigo.

Notas finales:

Gracias por leer.


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