Fue ese nombre. Ese nombre y el dueño de este que me tuvieron así, hundido en la más profunda tristeza que cualquier humano hubiere experimentado antes, donde no hay cabida mínima para una ilusión siquiera, incluso por más diminuta y lejana que esta fuere. Hablando con el corazón en la mano, es el dueño de ese nombre el que pasó por sobre mí dejándome en la mas pobre y desolada ruina del sentimiento durante días. A lo largo del tiempo dejando incontables noches de lágrimas amargas hundidas en vino y alucinaciones tenebrosas, hasta vaciar mis ojos por completo, por que, ahora, ya no queda ni una más que derramar habiendo sido mi orgullo tan aplastado hasta destrozarse en venenosas cenizas en el pasado. Ese hombre que algún día, sin buscarlo, paseó su felicidad en mis narices, lastimándome. Furiosas, las delgadas manos mías se enredaron fuertes en los mechones de mi cabello, en un completo signo de desesperación, y es que, por sobre el tiempo doloroso que pasé, que corrió frente a mí y seguramente en el camino futuro seguirá como un trago amargo de recuerdos, seguramente haciéndome un loco de rabia, seguidos de la reflexión mas profunda de la que he aprendido para bien..., aún ahora, le amo con fervor y la mas pura locura.
Ese nombre refleja el puro interior de su portador. Ese, que infinitas veces me abraza con la mirada hasta hacerme sentir algo tan mas acercado a la gloria que es imposible de explicarse, tan cálido y maravillosamente se mostraba como un rayo de iluminación divina, tan igual a esa magnífica y brillante sonrisa limitada por los labios bien rellenos, acojinados y deliciosos que más de una vez en mis sueños se han estrellado contra los míos. Esos ojos de orbes fijas y profundas se convierten en la puerta mas impenetrable del mundo, siempre mostrándose tan fríos e indiferentes, pero, mas allá de la primera impresión, en su profundidad albergan el dulce mirar del hombre puro e inocente que es desde el centro de la verdad de su propio ser. Esas manos tan más talentosas que tiene me hacen volver loco de cariño, adentrado en el mundo de las fantasías de encantamiento que tan solo una sonrisa, una palabra, un movimiento me causan. Esa voz que más varonil no la podría encontrar, en algún punto, me ha vuelto tan dependiente de su repique que, más de una vez pienso que dice mi nombre con la más pura ternura. Esos bien formados brazos me abrazan encerrándome en el pecho bien labrado y suave del dueño y sus manos recorren cada uno de mis mechones, acarician mis mejillas..., no llegó a ser más que un vano delirio que me jugó la mente por varios años pasados ya...
Nunca... nunca amaré mas a nadie... nadie mas que él..., el dueño del hermoso nombre.
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-Te amo...- Mis labios pronunciaron seguido de ese nombre. Tomando un suspiro que reunía toda la fuerza recopilada en mucho tiempo, escuché su risa animada brotar de entre los labios que me era imposible ver, creyendo que ver al alfombrado suelo de la sala vacía tendría la felicidad plena y futura.
-Yo también... Siempre te he amado tanto mi Ururu-pato-
Las esperanzas no pudieron ser mucho más altas, e incluso en el impulso menos esperado mi rostro se elevó a su rostro sonriente, adentrándome en sus brazos llegué hasta su pecho con felicidad... me abrazó, correspondiendo me dio un apretón mas bien... fraternal...
-¿Te pasa algo Shima? De verdad que te amo, como el hermano menor que siempre serás para mí-
...Y enseguida todo lo que había volado hacia el cielo, desapareció. Las alas de las que gocé un minuto se incendiaron al llegar al sol y caí en pique y de golpe al duro, duro y helado suelo. Para terminar de romper toda fantasía su móvil dio un repique en su cadera alejándome del abrazo del cual ya tampoco podía disfrutar.
-Ah.... ¿enserio? No hay problema amor, iré enseguida... uhm, si... ya cuelgo.- El giro feliz sobre sus tobillos hacia mí retumbó casi en mi corazón, siendo mucho mas pisoteado – Shima... me tengo que ir pero... ¿Quieres saber un secreto? Siempre serás mi pequeño hermano favorito entre todos...
Mientras el, feliz, se disponía a salir de la sala, los demás entraron... y mi corazón se partió en dos dejando salir con furia un rayo revolucionario que me llevó al suelo, tan indignadamente, que fue la escena más patética de mi vida, mis puños, estrellándose en el suelo llamaron la atención de todo el mundo... y sinceramente no me importó nada, me solté a llorar como un mendigo en el suelo e hice retorcerse a todos los demonios... con lágrimas inútiles bañando por entero las mejillas, grité, grité y actué completamente fuera de lugar. El se acercó tratando a calmarme, me tomó por los hombros. En pocas palabras, todo el discurso dramático consiguiente fue inútil, grosero, patético y ofensivo, no solo para él... si no para todos en la sala que salieron uno a uno, dejándome abandonado, dramáticamente triste y loco como el payaso que a nadie ya hace reír.
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Hace dos semanas, desde aquel incidente, que bien se podría llamar mejor como “teatrito”, como el puro milagro que significo, por fin escuché el mas delicado susurro de pasos en el apartamento, el cual, con la mas grande intención dejé sin cerrojo alguno y casi a punto de colocarle un letrero en letras visibles a distancia “PASE POR FAVOR”.
Esa voz... esa voz perteneciente al nombre que bajo el anuncio del cartel debía estar escrito, fue la que interrumpió mi silencio inundado en lágrimas tontas que, simplemente eran de desgracia continua recordando la vergüenza, el amor que mas fervientemente le profeso a ese hombre, dueño de la voz dulce y embriagadora. La misma que resonó abrigándome bajo un miedo inmenso y una esperanza gigantesca. Me limité a encerrarme entre las rodillas dentro de la obscura habitación sentado sobre un cómodo y amplio sillón giratorio. A pesar de que era mi deseo más grande el verle, la pena que ese mismo traía era mucho mayor, después de mis actos lo último que podría merecer era su grata presencia en el marco de la puerta, a espaldas mías, en un irrompible silencio sepulcral.
Sentí asechando en el corazón, el murmullo de sus pasos firmes acercándose a mi, su aroma se volvió tan cercano que llegó cortándome la respiración y me sentí arrastrado pegado a la silla hasta donde se supone estaba la cama, con los ojos cerrados con fuerza, sentí que su peso cayó en el borde de la cama y tan solo se quedó ahí, en silencio y algo me decía, que con una bien pintada sonrisa. Esas manos grandes y suaves fueron enredándose en mi cabello, en mis mejillas, se posaron en mi cuello ¡Oh, la perfecta quimera, la que es real y palpable! Los ojos sin obedecerme se alzaron hasta encontrármelo viendo fijamente todos mis movimientos. Antes de hablar tan atolondradamente como parecía que iba a ser, las palabras que tenía en la punta de la lengua se disiparon bloqueándome todo, quedando casi al contacto con la gloria, las manos que cayeron a los lados como un par de costales, mis ojos mas que haberse cerrado como es normal se abrieron mas de lo que podría haberse pensado de un japonés y claro, mis labios ni siquiera se despegaron o movieron..., aunque todo fue errado para mí, fue claro que mi reacción fue la mejor... Medio segundo duró, el roce de labios más magnifico en la historia duró tan solo eso. Vino tan rápido y se fue de la misma forma dejándome con la mueca seguramente más idiota del mundo a juzgar por la escandalosa carcajada de ese hombre que prosiguió a separarse de mí. El sentimiento que me dejó es mas que algo que se pueda explicar y una infinidad de tantos que resultaría mas que confuso explicar, pero por sobre cualquiera, el ardor de la molestia y la punzante tristeza. No sabía si soltarme a llorar o golpearle por ir libertino y simplemente plantarme un beso así como así sin considerar el tipo de sentimientos que podría tener seguido de este. Pero sin tenerlo mas en mente, mis ojos optaron por la primera y de inmediato volvía a encontrarme con las mejillas bañadas en lágrimas y sollozando estúpidamente. El semblante del chico que tenía enfrente se vio empañado por un semblante de enojo y furia, y llegó el punto en que parecía que podría cambiar todo de el y que la habitación comenzaría a oler a azufre. Todo un diablo. El miedo tan solo avivó las lágrimas, su mano se estrelló en mi cara.
-No llores Uruha- contestó
-Que...- contuve las lágrimas ante la prevención de una nueva erupción que trajera un golpe consigo. Me moría de miedo también, pero no podía hablar. Su dedo se posó sobre mis labios y su semblante nuevamente fue aquel del hombre sereno y cálido.
- ¿Tienes en mente que tu comportamiento fue el peor, verdad? Eso quiero pensar Uru... de verdad eso quiero pensar-
-Yo...-
-Guarda silencio, no quiero que hables, solo me vas a escuchar y luego vas a reflexionar, tienes una semana más para hacerlo y entonces regresar de lleno al trabajo con la mente despejada y tus sentimientos acomodados, solo en ese entonces quiero que me des respuesta a todas las preguntas que te haga hoy ¿Estas de acuerdo? – Asintiendo con la cabeza y mientras temblaba a causa del frío que me entró de repente, no pude detener mis lágrimas que a partir de ese momento solo cayeron silenciosas en mis mejillas
-Bien- Ese chico reanudó su plática viéndome de frente. En su rostro estaba plasmada la humanidad de su ser- Los demás han corrido ya por mi cuenta, me fue difícil pero al final de todos mis esfuerzos, me alegra informarte que nada ha sido en vano, todos y cada uno han expuesto sus cartas defensivas contra los daños superficiales y casi egoístas que les haz causado con las barbaridades y muchas mentiras para con ellos que ese día te atreviste a decir, así que, en representación de los otros tres miembros vengo a decirte que estás perdonado, siempre y cuando expreses las debidas disculpas a todos y cada uno, por eso, no debes tener problema alguno en plantarte frente a ellos y escuchar si pugna alguna lo que gusten a decirte ¿Verdad? –
Otro asentimiento fue la respuesta. Una pausa limitada por la incomodidad nos rodeo en un aire pesado y su mano se posó con autoridad y delicadeza en una de mis rodillas. Un suspiro voló frente a mí, tomando una pausa volvió a verme. Ahora más bien con una mueca suplicante, continuó.
-Pero creo que ya sabes por lo que estoy aquí... Uru, no tienes idea de cuanto te adoro y, ¿sabes el golpe que recibí sabiendo que me quieres como algo más? Sinceramente, tengo tantas cosas que decir que ni siquiera se por donde comenzar... Pero supongo que el principio sería el pasado, si, eso creo. Quizá en el pasado te provoqué algunas veces y jugaba contigo como si buscara otra cosa y no se si mi comportamiento infantil haya concluido en esto pero, cuando lo hacía era por que estaba buscando algo nuevo en mi vida y tu siempre estabas a mi lado sin embargo, cuando estuve a punto de irme sobre ti, me di cuenta de que eres tan importante y preciado para mí que simplemente no te podía corromper, no podía lastimar a la persona que siempre he querido por sobre todo y mucho menos podría tenerla de esa forma por que lo creas o no, por que no dudo que ya me hayas idealizado, no soy un buen amante, las razones son varias y extensas así como penosas por lo cual, nunca quiero que las conozcas por que... a pesar de que se que te estoy lastimando lo mejor que puedo poseer es un cariño como el que solo tu me profesas por que sé que a pesar de que hoy esté con “él” y mañana esté con alguien más tu siempre vas a estar ahí. Mis razones para amarte como mi hermano son esas, por que eres ese hermano que siempre quise tener y que a pesar de mis errores siempre estaría ahí para mí, al que puedo acudir siempre y será siempre el ángel visible que me esta cuidando, ¿En eso no me equivoco, verdad?- Una lágrima se le escabulló apretándome el corazón, el tan solo la secó con furia y de inmediato el rostro sereno y un poco molesto vino a plantarse enfrente de mi- Por mi parte, por todo el cariño que digo tenerte, quiero que sepas que dejaré olvidadas todas las malas palabras que me gritaste, que recibí golpes tuyos e incluso el que me hayas hecho maldecir tu explosión o teatro, lo que haya sido por casi una semana, que me hayas hecho rabiar hasta lastimar verbalmente a mi actual pareja...- el silencio nació como una revolución dentro de él acallándolo de golpe, como una rápida ráfaga de viento, de la cual, tardó en recuperarse- Uruha, sabes bien eso. Mi actual pareja si, es un chico, un chico como tú o como Ruki o como Kai, pero lo importante para mí, es el hecho de que es la primera persona con la que he logrado tener una relación mas bien firme y balanceada, con quien actualmente soy realmente feliz y no por eso, significa que el amor que le tengo a él sea aún mas gigantesco que el cariño hacia a ti... No se como explicarlo, ni mucho menos como dar con el punto exacto de esto, a lo que me refiero es que tú eres, para mí, algo que está más allá del amor fiel e irremplazable por alguien con quien puedo compartir una vida, es como si mas bien fueras mi adoración. No se si me comprendes pero, lo que me mantiene firme y completamente dentro de mi persona es que siempre te tengo a mi lado. El saber que me quieres y saber que puedo confiar en ti plenamente me da el alivio que ni siquiera la paz mundial otorgaría a la vida de la sociedad y a los corazones de las personas. Es por eso, que nunca te tendré como mi amante. Nunca te quiero lastimar.-
En este punto la mueca que mostraba el rostro de ese hombre frente a mí me había calado tanto el alma que ni había recordado mis lágrimas y estas se habían detenido solas congelándose en las mejillas frías a causa del invierno crudo de ese año. La expresión casi suplicante me exprimía el corazón robándome suspiros cortos y profundos con las manos en el pecho. Ahora más bien tan solo me concentraba en interpretar sus palabras justo de la forma en las que el buscaba que fueran recibidas sin causar confusión o duda alguna de ellas mismas. Otra pausa de silencio larga pero más bien acogedora fue antecesora de una sonrisa de aquel chico. Me vio a los ojos directamente, su mano acarició mi cabeza cual hombre amable agradece a un pequeño niño.
-Es aquí cuando quiero hacerte las preguntas... ¿Puedo arrancarte la promesa de seguir siendo la misma persona adorada para mí? ¿Puedes olvidar el amor que jamás te podré corresponder de la misma manera sino, tan solo de una forma fraternal? ¿Puedes... – Una pausa difícil atravesó su camino soltando un suspiro—Me es difícil pedir esto. Mucho más que venir aquí y decirte que jamás te corresponderé de la misma forma, esto es lo más difícil de mencionar...¿Puedes buscar tu felicidad con alguien más? No es que quiera que te olvides de mí. ¡Oh no señor, por que eso sería más que un golpe bajo para mi propio ego! Quiero verte sonreír con alguien a tu lado y no volverte un chico sombrío por atenerte a algo de lo que yo, tu secreto admirador, nunca te podré dar.
-A pesar de- de que te entiendo...
-Calla Shima... Quiero que pienses las cosas durante toda la semana. Eres una persona realmente bella y por sobre eso estás lleno de cualidades que no he encontrado en nadie más, sin excepción alguna. Por eso...
La sorpresa consiguiente casi hizo salir a mi corazón de su lugar. El paso tan acelerado al que se montó fue mucho más de lo que podía soportar. El acto de aquel chico me rompió el corazón en mil pedazos que incomodaron a mis cuerdas vocales haciéndoles temblar desesperadamente mientras trataba de levantarle con la voz sin resultado alguno. Si. Acababa de colocarse sobre sus rodillas, a punto de hacerme una reverencia... Una reverencia ¡A Mí! El mundo dio un giro de 180° hacia la locura infinita e infundada.
-Por favor. Takashima Kouyou, Olvida el amor pasional que me tienes, olvídate de mí como la persona que te puede hacer feliz... Por favor, aunque se que las palabras que acabo de expresar te pudieron haber herido, quisiera, como el deseo más grande en este punto de mi existencia, que las tomes como un nuevo inicio y más que nada, deseo poder escuchar una respuesta favorable dentro de poco-
Así, levantándose, no sin antes dirigirme una última mirada llena de calidez, se retiró del apartamento cerrando la puerta con cautela y firmeza también.
Era una tontería el negar que había dolido infinitamente. Así mismo, ya me había dado que pensar toda la semana entera, entre sollozos y rabietas. La semana siguiente llegó con el mismo frío glacial de invierno.
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-¿Puedo pasar?- Los discursos que los demás me habían dado no hicieron más que ablandarme el corazón. La mueca que cargaba decía mas bien lo que ya iba en la punta de mi lengua, aún así, debía expresárselo con las palabras correctas y con la actitud respetuosa que merecía.
-Adelante Ururu- Se removió en el sillón de piel dejando de lado su instrumento.
-Yo... Gracias por decir las palabras que necesitaba, vengo a dar las gracias por todo- Le dediqué una reverencia y giré sobre mis pies de nuevo a la puerta mientras su sonrisa comenzaba a disiparse- La respuesta... –suspiré- Te lo prometo... Buscaré esa felicidad.
Decidido a salir y desagarrarme la garganta en un último llanto por el, fui detenido. Sus manos fueron desde mi espalda hasta mi pecho, subiendo por los costados terminaron ciñéndose en un cálido abrazo. Indeciso a girar, él gano la partida poniéndose frente mío regalando un beso fraternal a mi frente.
-Gracias Uruha...-
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Ese nombre, a partir de ese día que me hizo considerar como mi “nuevo comienzo” era el primer pensamiento que tenía por las mañanas al levantarme y el último antes de irme a dormir. Con la promesa que le formulé me fue difícil cargar al principio, pero hoy, gracias a eso, he cumplido ya más de dos años al lado de aquel joven chico que me enseñó nuevas formas de ver la vida, los placeres casi infantiles e inocentes que guarda pero más que eso, la felicidad. NO solo hablo de la felicidad de tener a alguien a mi lado, no, sino comprender el verdadero amor sin quimera alguna.
Incluso siendo esta una carta de escribí casualmente en un momento de recuerdos, no puedo comprender como he escrito todo esto... pero no quiero ser malinterpretado, mucho más que eso, tan solo hacer saber todo lo que aún pienso, lo que pensé y mi admiración hacia esta persona por completo. Quiero expresar un solemne agradecimiento por regalarme las delicias de las que día a día puedo disfrutar. Por hacerme la persona más feliz del mundo.
Te seguiré deseando, por siempre, que la relación que sigues manteniendo con él sea la misma deliciosa felicidad que tus ojos reflejan, por que en ellos, siempre encuentro fuerza e infinita gracia que me hace sonreír.
Tú. Tu sigues teniendo el amor que me pediste conservara en ciertos aspectos, eso nunca cambiará...
Pero tú sabes de la joya de la que me he referido en toda esta redacción...
Kono namae wa...
Shiroyama Yuu.
Gracias Aoi-Onni sama.
I love you...
Uruha.
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El pelinegro sonrió satisfecho apagando la colilla del cigarro en un cenicero sobre el escritorio tan solo iluminado por la lámpara de lectura. Volvió a cerrar la pequeña carta y la guardó cuidadosamente en el cajón derecho bajo llave. Enfocó su mirada al pie de la lamparilla de apenas unos 40 cms. y rió un poco al ver la foto de su adorado guitarrista y él abrazados fuertemente y frente a ellos, sus dos jóvenes y sonrojadas respectivas parejas.
-Yuu... ¿Pasa algo?- Profirió una vocecilla tierna desde la cama
-Nada- Volvió a sonreír al ver la fotografía- Vamos a dormir- y apagó la lamparilla con una extensa sonrisa dirigiéndose a la cama.