Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Promesas de Juventud por Mariohn

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pareja:

NaruSasu

GaaSai

Algo de narusaku no me odien T.T

Notas del capitulo:

Declaimer: Sasuke pertenece a naruto C: y Naruto pertenece a Sasuke. Y ambos son creaciones de Kishimoto C:!!

 

Sabía que sería un mal día.

 

Lo sabía desde el momento en que por alguna razón, mi despertador explotó y ni siquiera lo escuché.

 

Lo sabía cuando corría para llegar al instituto, y un perro me mordió, casi me atropella un auto, e Iruka-sensei me sorprendió justo antes de llegar al salón, dándome la reprimenda del mes.

 

Pero en ningún momento imaginé que sería el preludio de mis problemas.

 

¡¿Por qué a mí?! ¿¡Por qué ahora?!

 

 

 

Promesas de juventud

 

 

 

–¡Que alguien cierre la maldita ventana dattebayo! –Se quejó tapándose la cabeza con las manos. Escuchó un gruñido, y el sonido de un cuaderno que le cayó en la cabeza.

 

–¡Ciérrala tu, pedazo de idiota! –

 

Se levantó de un salto con el cuaderno en la mano, buscando al culpable y encontrándose con la burlesca mirada de Kiba Inuzuka. No lo pensó dos veces, lanzándole el cuaderno de vuelta, dándole en plena frente.

 

–Idiota! –Sonrió haciendo una mueca. Y Kiba se iba a levantar para responderle cuando una pelimorada se acercó a ambos, tocando el brazo del rubio.

 

–Na-Naruto-kun, Kakashi-sensei viene, así que… –Miró hacia la puerta bostezando y escuchando un momento, dándole la razón. Kakashi se acercaba a la sala.

 

–Gracias Hinata –Le sonrió en respuesta, ante el gruñido del pelicafé. La chica automáticamente se sonrojó al extremo, apretando sus manos y bajando la mirada. Haciendo ladear al chico confundido. –¿Le habré hecho algo? –pensó.

 

–Hinata, háblale correctamente –se acercó una chica con el pelo largo y rubio en una cola de caballo, cerrándole un ojo coqueta a Naruto. El chico sonrió. La encontraba algo neurótica y con el genio corto, pero le agradaba. Sintió unos pasos a su espalda seguidos de un golpe, que lo hizo encogerse del dolor y sobándose la zona afectada, ante la risita de Ino, y la cara de preocupación de la pelimorada.

 

–¡Agg! ¡Sakura-chan! –se volteó para ver a la pelirosa, entrecerrando los ojos.

 

–Idiota! –dijo cruzándose de brazos mirando hacia otro lado. Ino hizo otra risita, haciendo que la aludida la fulminara con la mirada.

 

–¿¡Que hice ahora dattebayo!? –se quejó.

 

–¡Cállate! –Naruto ladeó la cabeza confundido, aunque avergonzado por hablarle. Muchas veces lo golpeaba sin razón y le gritaba, pero era muy amable. Y a Naruto no podía dejar de gustarle.

 

Y cuando sonreía le recordaba… le recordaba a una sonrisa que nunca olvido.

 

Que nunca quiso olvidar.

 

Al sentir los pasos del sensei entrando al aula Naruto caminó a su asiento, sintiéndose rápidamente adormilado a causa del sol que irradiaba directamente en su banco. Entrecerró los ojos echándose, escuchando levemente la voz del sensei y los murmullos de sus compañeros, que excitados comentaban algo que él no pudo comprender.

 

Decidió levantar un poco la cabeza, al tiempo que Kakashi se dirigía a la puerta.

 

–Pasa y escribe tu nombre –

Miró a su alrededor. Las chicas suspiraban y cotilleaban entre ellas, y los chicos miraban con desaprobación. Y decidió alzar la mirada.

 

Se encontró con unos ojos negros y profundos, que lo miraban fijamente. El contacto duró unos segundos, al menos lo suficiente como para hipnotizar al rubio.

 

–Sasuke Uchiha –recitó el dueño de los ojos negros. Se escuchó un gritito al fondo de la sala. Naruto miraba al chico de cabo a rabo, paralizado al escucharlo.

 

No podía creerlo. ¿Sasuke Uchiha?

 

–Sasu-chan? –recitó en su mente, abriendo los ojos como platos y volviendo a observar al pelinegro.

 

–Bien Sasuke-kun, siéntate atrás de Sai –dijo el peliplata. Asintiendo y sin quitar la expresión seria de su rostro caminó a su asiento destinado, pasando al lado del rubio. No sin antes fruncirle el seño.

 

Naruto se encontraba en medio de un transe. Observaba fijamente al pelinegro quien con una gracia única avanzaba casi sin hacer ruido, pero hacía memoria una y otra vez de “su Sasu-chan” rogando internamente por no encontrar similitud alguna…

 

Decepcionándose al instante.

 

Y en un arrebato propio de él, se levanta estrepitosamente agarrando el brazo del pelinegro, sorprendiéndose a sí mismo en el proceso –Uchiha, Sasuke? –

 

La clase entera se quedó muda observando la burbuja que de pronto se había creado entre ambos. Sasuke alzó la mirada hacia el más alto, observándose en silencio unos segundos.

 

–¿S-Sasu-cha…?–

 

–No sé de qué me hablas –interrumpió el pelinegro de pronto, fulminándolo con la mirada –No te conozco –dijo soltándose de un tirón, caminando hacia su banco.

 

Naruto lo observó atónito, para hacer una mueca furiosa.

 

–¿¡Qué le pasa a este tipo?! –pensó para sí mismo, mientras que Kakashi carraspeaba sacándolos a todos de sus propios pensamientos, y volviendo a la clase.

 

 

 

 

–¡¡Jodido, jodido, mil veces desgraciado Uchiha!! –gritó en los vestidores horas después. Sai con su clásica sonrisa hacía amagos para calmar a un muy enojado rubio.

 

–Naruto-kun, no es tu culpa que Uchiha-san fuera el campeón nacional de atletismo del año pasado… ok no me está escuchando…–susurró encogiéndose de hombros observando como Naruto se quejaba una y otra vez.

 

–Dobe –susurró el Uchiha tomando su bolso y caminando hacia la puerta.

 

–¡Ya verás teme! ¡La próxima vez te pateare el culo ttebayo! –gritó antes que Sasuke saliera del lugar. El pelinegro se limitó a mirarlo de reojo antes de abandonar el recinto. El rubio tiró la toalla al piso, no sin antes maldecir una vez más.

 

Caminaron hacia el descanso dispuestos a comer su almuerzo. Naruto pensaba una y otra vez en el chico que había venido a arruinarle la vida –según él- o por lo menos sus intentos de quedar genial para Sakura. Y no podía dejar de pensar en lo mucho que se parecía a su amor de infancia, y eso terminaba por enojarlo mucho más.

 

–Ya cálmate Naruto –dijo Sai harto –Te has pasado todo el descanso maldiciendo al Uchiha-san y sólo por una competencia –.

 

–¿¡Es que no lo viste Sai?! –Se quejó el rubio levantándose de la rejilla donde estaba apoyado –¡Me miro arrogantemente! ¡Y me dijo Usuratonkashi dattebayo! –

 

–Quizás esa mirada fue sólo tu imaginación Naruto-kun –insistió por enésima vez el pelinegro –ahora, comete el almuerzo o me lo comeré yo –señaló al plato de ramen. Naruto gruñó en respuesta –ok no pero… ¿tu empezaste no? En clases, cuando lo agarraste del brazo… –

 

–Es que pensé que era alguien que conocía pero… es imposible dattebayo –se sentó con su plato de ramen, comenzarlo a devorar al instante.

 

–¿A alguien que conocías? –preguntó Sai casual, tomando su cuaderno de dibujo y comenzando a hacer trazos distraídamente. Naruto dejó su tazón de ramen a medio terminar a un lado y, echando una mirada hacia el patio lleno de estudiantes, comenzó a narrar.

 

–Veraz, antes de que mis padres… tú sabes… –Sai asintió –debido a su trabajo, teníamos  que mudarnos constantemente y…–

 

 

-Flash back-

Un pequeño caminaba con lágrimas en los ojos por un puente. Había tenido un pequeño encontrón con su padre

 

–¡¡No quiero irme de nuevo dattebayooo!! Papá eres malo! –había dicho, corriendo de su casa sin rumbo aparente.

 

El viento soplaba fuerte, haciéndole entrecerrar los ojos. Era primavera, y las flores oscilaban alegremente, a diferencia de él, quien buscaba desesperadamente un árbol donde resguardarse del viento.

 

A lo lejos, vislumbró un árbol de sakura a la orilla del pequeño río donde corrió, no sin antes darse un tropezón que terminó con la cara llena de lodo.

 

Escuchó una risa pequeña, levantándose estrepitosamente dispuesto a reclamar cuando sus mejillas se tornaron rojas, y tuvo la intensión de salir corriendo.

 

Una niña un poco más baja que él, con una yukata azul lo miraba desde debajo del árbol, riéndose.

 

A Naruto no le gustaban mucho las niñas, pero por primera vez pensó que ella era realmente bonita– ¿Qué es tan gracioso? –sin embargo preguntó. La niña se levantó de su sitio caminando hacia el rubio, sacando un pañuelo.

 

–Lo siento –sonrió. Las mejillas del rubio se tornaron rojas, y se rascó el pelo del nerviosismo, sin coger el pañuelo.

 

La pelinegra, al ver que el rubio solo reía como bobo, mojó el pañuelo en el río y se lo pasó por la cara delicadamente. –Así está mejor –dijo al terminar.

 

–Lo siento ttebayo –respondió aún más nervioso. La niña caminó hacia el árbol sentándose cerca del tronco seguida por el rubio quien hizo lo mismo –Soy U-Uzumaki Narut-to –tartamudeó sintiéndose un idiota.

 

–Soy Uchiha Sasuke –respondió, un poco curiosa –¿Tartamudeas? –

 

–Lo siento, es que estoy nervioso –respondió riéndose. La niña le dio unas palmaditas en la espalda.

 

–Tranquilo, no hay nadie más aquí –dijo mirando hacia el rio. Naruto miró a la chica más detenidamente. Sus facciones eran muy delicadas y era muy amable con él, no como las otras niñas que él conocía. –Nunca te había visto. ¿Eres nuevo aquí? –

 

–Sip, llegué hoy con papá y mamá y…–su expresión se apago recordando el poco tiempo que estarían aquí. La chica miró la expresión de su nuevo amigo.

 

–¿Algo va mal? –Naruto asintió– ¿Qué pasa Naruto-kun? –

 

–E-es que… nos quedaremos poco tiempo aquí y…–lagrimeó. Sasuke volvió a ofrecerle el pañuelo, recordando que ya lo había usado para limpiar al rubio.

 

–¿Pero haces muchos amigos no? Debe ser genial –sonrió comprensiva. Naruto negó con la cabeza.

 

–Me peleo mucho con los niños, y las niñas me odian –se secó los ojos.

 

–A mí me caes bien Naruto-kun –Naruto sonrió –¿Y cuanto estarán aquí? –

 

–Papá dijo que un mes –Sasuke se entristeció un poco –Pero yo no quiero irme…–

 

–¿Pero no tienes otra opción no? –El rubio asintió –¿Pasemos este mes juntos? Así tienes un lindo recuerdo de aquí –

 

–¿En serio? pero ¿y tus amigos? –

 

–Eres el primer amigo que tengo –el rubio la miró con curiosidad. No podía creer que alguien tan amable y considerada como ella no tuviera ningún amigo.

 

–Y tu mi primera amiga –Sasuke abrió los ojos de par en par.

 

–Naruto yo…–

 

–Uwaaa –se levantó estrepitosamente, recordando que tenía que volver a su casa –Nos vemos mañana Sasu-chan! –gritó corriendo de vuelta, dejando a Sasuke sentada bajo el cerezo.

 

 

 

Durante todo ese mes ambos chicos se la pasaron juntos. Naruto estaba cada vez más prendado de la belleza de su amiga, conociendo lo que sería su primer amor. Y cada vez lamentaba más el separarse de ella.

 

Algo que también inquietaba al rubio eran los silencios de su amiga. Y las sonrisas tristes que a veces le dedicaba.

 

–¡Mira Sasu-chan! –dijo Naruto poniéndole una corona de flores en la cabeza –que linda te vez con eso! –A lo que la pelinegra solo asentía –¿Te pasa algo? –

 

–¿Te vas mañana Naruto-kun? –el rubio asintió triste– ah…–

 

–No te preocupes Sasu-chan! –Dijo este tomándola por los hombros –nunca te olvidare…–Sasuke sonrió de la misma manera –¡Lo prometo! ¡Y te daré algo para que no me olvides! –

 

–¿Me darás algo? –El rubio asintió –pero igual yo no te olvidaría…–

 

–¡Pero es algo especial! ¡Lo prometo! –Sasuke sonrió como al rubio le gustaba –Pero cierra los ojos… no es nada malo! –La pelinegra sonrió y cerró los ojos. Naruto tragó saliva y se acercó al rostro de la pequeña, también cerrando sus ojos.

 

Sus labios se unieron en un suave contacto... y por un momento sus problemas se convirtieron en algo menor centrándose en su pequeño mundo…

 

En el sueño de estar siempre juntos…

 

Después de un momento, Naruto se separó un poco del rostro de la pequeña abriendo los ojos y tornando sus mejillas de un suave color rosa, igual que ella.

 

–Na-naruto…–

 

–Yo… mi mama dijo que las niñas besaban solo a sus maridos así que… ¡me casaré contigo cuando sea grande! ¡Lo prometo! ¡Te buscaré apenas pueda! Así que… espérame por favor!! –alzó su pequeño meñique con decisión. La pelinegra lo miró durante un minuto sin decir nada. El pequeño comenzó a sentir miedo –¿No quieres? –preguntó dudoso. Pero Sasuke sonrió de oreja a oreja.

 

–Si quiero –dijo estirando su meñique también. Unieron sus manos en una suave promesa de niños –también te daré algo –dijo sacando su pañuelo de la yukata –te lo daré, así podré encontrarte –el rubio asintió sonriendo zorrunamente…

 

-fin flashback-

 

 

 

–Y así nos separamos… después de unos años volví y me dijeron que sus papas habían muerto, y que sus hijos se habían ido y… ¡DIOS! ¿Y si ese teme fuera mi Sasu-chan? ¡¿Qué hago?! –gritó agarrándose los cabellos desesperado. Sai sonrió comprensivo.

 

–¿y el pañuelo? ¿Aún lo traes?–Naruto asintió

 

–¡Claro que sí! ¡Es mi único recuerdo de Sasu-chan! –sacó el pañuelo, lagrimeando cómicamente sobre él –Sasu-chaaaaan –se lamentó.

 

Sai le dio unas palmaditas en la espalda a modo de consuelo.

 

–Por lo menos no te dejará como si le tocase ver tu pequeño pene –Naruto lo golpeó en la cabeza.

 

–¡No digas eso a esta hora depravado! –

 

Escucharon el sonido de la puerta del desván abrirse, haciendo a ambos voltear. Un chico pelirojo, un poco más bajo que Naruto se acercaba dando fuertes pasos, acompañado de una chica rubia y un chico pelicafé. El rubio gruñó.

 

–¿Acaso quieres problemas nuevamente Gaara? –preguntó mordaz. No estaba de ánimos para aguantar una de las salidas del chico que en más de un problema lo había metido.

 

–¿Y que si los quiere? –preguntó la chica cruzándose de brazos.

 

–Limítate a molestar a Shikamaru, Temari –Respondió el pelirojo. La rubia frunció el entrecejo –Además no les pedí que me siguieran.

 

–¡Claro que sí! ¡Eres mi hermano menor! ¡Es obvio que te cuidemos! –Gaara hizo una mueca tornando sus mejillas carmín. Naruto se sorprendió.

 

–Bien, pero… vuelvan a clases, tengo algo que hacer –dijo bajando la mirada. Naruto hizo una mueca mirando a Sai, y sorprendiéndose al ver como este sonreía, y al parecer seguía con la mirada al chico.

 

–¿Estás bien Sai? –preguntó el rubio. Sai salió de sus pensamientos mirando a Naruto sin decir nada por unos segundos.

 

–Sí, claro que si Naruto… ¿Por qué no lo estaría?  –

 

–Porque…–sintió el timbre –vamos a clases –lo jaló –Nos toca con yamato, y es un pesado–

 

–¡QUE SE VALLAN! –gritó el pelirojo mordaz. Naruto jaló aún más a Sai, y se sorprendió que él no se moviera ni un milímetro.

 

–Te alcanzo Naruto –dijo Sai. Aunque sorprendido por el extraño comportamiento de su amigo, asintió y corrió hacia la puerta, fijándose como Gaara le fruncía el seño, y luego miraba a su amigo de la misma manera.

 

Llegó apenas unos segundos antes de que el sensei entrara al aula. Por primera vez en su vida no dirigió la mirada a la supuesta dueña de sus sueños como acostumbraba, si no a esos profundos e hipnotizadores ojos negros.

 

–¿Pasa algo Uzumaki? –preguntó el sensei detrás de él. Naruto se volteó disculpándose y corriendo hacia su puesto.

 

Tan iguales… ¿acaso será…?

 

Y no se dio cuenta, cuando debido al cansancio y agotamiento de sus pensamientos, sus ojos se cerraban.

 

 

 

 

–Quinientas veces “no debo quedarme dormido en clases” –mentalmente se preguntó el cómo esos castigos aún se imponían, pero sería peor si alegaba.

 

–Si, Yamato-sensei –dijo a regañadientes. Maldijo al pelinegro en su fuero interno, pero opto por hacer lo que le mandaban antes de traerse más problemas.

 

–Nee Sasuke-kun, ¿quieres salir con nosotras? Será una bienvenida! –escuchó Naruto después de un rato, levantando la mirada.

 

–Lo siento, tengo que hacer –respondió este seco. Naruto gruñó. ¿Qué daría él porque Sakura lo invitase? Y él se daba el lujo de rechazarlas a todas.

 

–Chicas, no molesten a Sasuke-kun –escuchó volteándose. La pelirosa se encontraba en el grupo, al parecer intentando salir de ahí. Naruto suspiró, sobre todo al ver que la chica no estaba interesada en el pelinegro. Pero por alguna razón, no podía dejar de sentirse molesto.

 

Volteó hacia su tarea nuevamente. Escuchó un poco de murmullos pero los ignoró. Mientras antes saliera de eso, mejor para él.

Al cabo de un rato cerró el cuaderno enérgico.

–¡¡Porfín…!! –gritó Naruto estirándose.

 

–Haces ruido –escuchó. Naruto se volteó bruscamente, para ver a Sasuke fulminándolo con la mirada desde su asiento.

 

–¿Qué haces aquí dattebayo?! –

 

–Algo productivo –dijo volviendo a lo que parecía un cuaderno. Naruto se sorprendió, pero frunció el seño.

 

–¿No puedes hacer eso en tu casa? –

 

–No es tu asunto dobe –Naruto respiró contando mentalmente hasta diez. ¿Cómo podía preguntarle algo sobre Sasu-chan sin irse a los golpes?

 

Le parecía un milagro.

 

–Oye Sasuke… creo que empezamos con el pie equivocado, ¿no crees dattebayo? –dijo intentando ser calmado, aunque al parecer el pelinegro no tenía la intención de ser amigable.

 

–No me interesa hacer amistad con un dobe como tú, si es a lo que quieres llegar–

 

–¡Cual es tu problema desgraciado?! –respondió violentamente el rubio levantándose estrepitosamente de su asiento. Sasuke permaneció en su asiento aunque sin sucumbir ante la violenta expresión del rubio.

 

Se fulminaron con la mirada durante lo que parecían minutos, hasta que el pelinegro guardó sus cosas y las metió en su mochila, comenzando a caminar hacia la puerta.

 

–¡Quieto ahí teme! –gritó tomándole del brazo– ¿¡Adonde crees que vas?! –Sasuke suspiró mirándolo a la cara.

 

–Si tú piensas que tengo el tiempo y el ánimo de andar haciendo niñerías contigo estás equivocado –se soltó de un tirón.

 

–¡Teme…! –Escucharon un ruido extraño que se acercaba al aula donde se encontraban. Ambos se quedaron quietos intentando pensar que hacer.

 

Pero fue el rubio quién instintivamente corrió hacia su banco tomando la mochila, y jalando a Sasuke del brazo los encerró a ambos en el cuarto de lavandería justo a tiempo que la puerta del aula se abría.

 

–¡Idiota que ha…! –susurró Sasuke, aunque al ver la escenita que se estaban montando afuera, prefirió callar.

 

Naruto lo miró con curiosidad acercándose a la rendija de la puerta quedándose petrificado.

–¿Qué mier…!? –alcanzó a pronunciar, antes que la mano del Uchiha se posara en su boca, tapándosela. –¿mh? ¡mm! –Sasuke lo miró a los ojos, en un acto que Naruto interpretó como “cierra la boca o lo lamentarás dobe”

 

Asombrado, era una palabra que le quedaba muy corta a la situación que estaba viviendo.

 

Si el rubio hubiera sabido que iba a estar en esta incómoda situación, con la persona más borde que hubiera conocido, y que encima de eso tenía un parecido enorme con su primer amor no se habría levantado de la cama.

 

O encima de todo, agregándole el hecho de que los ruidos extraños que incitaron a esa situación fueran provocados por nada más y nada menos que su mejor amigo y su “¿enemigo?” del instituto, no habría venido en toda la semana… o todo el mes.

 

Porque sí. Sai y Gaara estaban en el salón, besuqueándose de lo lindo, mientras que un rubio en shock y un pelinegro sumamente enfadado se encontraban escondidos a escasos metros de ellos, con las ganas de salir huyendo, y golpearlos a ambos en el proceso.

 

–Ah… espe…–dijo el pelirojo, siendo interrumpido por el urgente beso de su amante, que encima de todo intentaba sacarle la camisa.

 

Naruto se reprochó mentalmente. ¿Cómo es que su amigo no…? La respuesta era bastante simple. Ya había demostrado la poca tolerancia a esas cosas en otras ocasiones, y probablemente nunca le dio la confianza a Sai para que él le contase algo así…

 

El rubio miró al pelinegro de reojo. A pesar de que se encontraba casi encima de él, al pelinegro no parecía importarle. De hecho, parecía que lo único que le importaba en esos momentos era mandarse a cambiar de ahí. Y no es que el rubio no quisiera pero… por alguna razón desconocida no quiso moverse de su posición y siguió mirando, como si de una película se tratase.

 

Sai había logrado abrir el cuello de la camisa del pelirojo, y ya estaba besando su cuello de forma lasciva –es…espe… ah!...¡aquí no idiota!... –

 

–Estoy haciendo esto porque cierta personita no ha contestado mis mensajes últimamente…–dijo volviendo a su faena, provocando un concierto de sonidos de parte del pelirojo –encima de provocarme problemas en el instituto… así que considéralo un castigo Gaa-chan–

 

–Ah… te dij…ah!...que estaba ocupado…–El rubio levantó una ceja. ¿Desde cuándo el pasivo y siempre-sonriente de Sai podía ser un maniático por el castigo? Ok, eso no quería averiguarlo.

 

Por un momento desvió la mirada hacia debajo de él, mirando la nuca de Sasuke.

–Me pregunto que estará pensando…–pensó distraído.

 

Ladeó silenciosamente la cabeza para ver la seria mirada del pelinegro… ¿avergonzado? Sus ojos parecían no querer despegarse de lo que veía y sus mejillas habían adquirido un rosa que Naruto no podía dejar de considerar atractivo, aunque se golpease mil veces en la cabeza con un bate.

 

Y sin darse cuenta inspira, colándose por su nariz la fragancia del pelinegro.

–Huele bien… ¡Que digo! –Se golpea mentalmente– primero lo encuentro atractivo, ¿ahora huele bien!? ¡Reacciona Naruto! –vuelve a inspirar, atontándose con el aroma del chico –Maldita sea, huele jodidamente demasiado bien… ¡Uwa! ¡Sai bastardo! Sal de aquí pronto! –pensó desesperado.

 

Naruto vuelve a alzar la mirada hacia la parejita. Ahora Sai, además de besarle el cuello, colocó una de sus rodillas en la entrepierna del menor, haciendo fricción.

 

Por un alocado momento se imaginó a Sasuke en la posición de Gaara y a él como Sai…Y no parecía tan malo…

 

–¡DIOS NARUTO RE-AC-CIONA! –Se gritó– a ti te gusta Sakura-chan, ¡Sakura-chan! –Y de pronto le pareció que la distancia entre el pelinegro de él era demasiado corta. Estaba desesperado. No sabía qué haría si las cosas continuaban así, y tenía miedo por ello.

 

Y estaba a punto de empujar a Sasuke, cuando Sai decidió que era demasiado castigo, separándose del pelirojo.

 

–Vamos por un jugo –dijo sonriendo. Gaara lo miró enigmático durante un momento, al parecer tampoco comprendiendo –¿O quieres seguir? –

 

–Ni de broma –dijo mordaz poniéndose la camisa como correspondía, mientras Sai hacía una risa, que francamente Naruto ni en su vida la había visto.

 

Y realmente, estaba lejos de importarle.

 

En cuanto escucharon que los pasos de ambos se alejaron Naruto considero el empujarlo –¿Y si se encabronaba más? –pensó aún de los nervios. Pero afortunadamente para él no necesito hacerlo ni decir nada, ya que el pelinegro abrió la puerta y salió rápidamente, dejándolo solo.

 

No necesitó ni un minuto cuando se dispuso a seguir al Uchiha. Aunque no entendía porque lo hacía, ni que le diría sus instintos estaban en el mando.

 

Lo encontró en la entrada del instituto, caminando rápido.

–¡Hey Sas…!–

 

–¿Naruto, qué haces aquí? –Naruto se volteó violentamente encontrándose con la pelirosa, quien avanzaba hacia él.

 

Aunque sabía que en otra situación estaría feliz de encontrársela, y más aun estando sola, no podía dejar de pensar que era una entrometida por no dejarle seguir al pelinegro.

 

–Sa-sakura-chan –intentó sonreír resultándole una mala mueca. Se volteó hacia donde estaba Sasuke, decepcionándose al ver que ya se había ido. –No, no hacía nada dattebayo…¿y tú? –

 

–Te esperaba –respondió tornando sus mejillas rojas. Naruto la miró confundido.

 

–¿Me esperabas dattebayo? No creo que esta vez haya hecho algo malo… –que ella supiera, pensó imaginándose a él y Sasuke encerrados en el cuarto de limpieza, muy cerca uno del otro… se golpeó la nuca con una mano, disimulando el golpe al ver la cara de la chica.

 

–¿Tengo que esperarte solo para golpearte idiota? –Dijo aparentemente enojada, pero al ver la expresión del rubio rápidamente sonrió –Vivo para el mismo lado que tú, ¿vamos juntos? –

 

Naruto asintió rápidamente sin creerlo. ¿En qué retorcido mundo estaba? Pero por novena vez en el día sintió que no estaba completamente feliz.

 

Su mente vagaba y vagaba entre el recuerdo de su primer amor, y en el misterioso-arrogante-borde pelinegro. ¿Y si él resultaba ser su Sasu-chan?

 

¿Qué haría él?

 

–Naruto ¿me estás escuchando? –Escuchó en medio de su atontamiento. Se limitó a asentir y responder monosílabos. No podía pensar en otra cosa.

 

Tenía que admitir que estaba conmocionado.

–Joder ¡Te estoy hablando! –gritó la pelirosa harta de no ser escuchada. Naruto enfocó su mirada en ella, pero seguía pensando. –¿te sientes bien? –

 

–¡¿Ah?! Si, muy bien Sakura-chan… ¿decías dattebayo? –preguntó para salir del paso. La pelirosa suspiró.

 

–Te preguntaba cuando te me declararías. –

 

El rubio abrió los ojos de par en par, mirando a la pelirosa quien sonreía… sonreía como Sasu-chan…

 

–Me…gustas –dijo la pelirosa poniendo su rostro en el pecho del rubio. Naruto sólo la miraba sorprendido.

 

–¡Ya basta ttebayo! –pensó para sí mismo desesperado –¡Sakura-chan se te está declarando Naruto! ¡Esperaste esto por mucho! ¡Y no porque el bastardo de Sasuke se parezca a Sasu-chan va a arruinarte este momento! –

 

–¿Naruto? –preguntó la pelirosa mirando hacia el rostro del aludido. Naruto volvió a la realidad abrasando a la chica.

 

–También eh… me gustas Sakura-chan –Por alguna razón eso no había sonado sincero, o al menos el rubio lo creía. Pensó que el día en el que su Sakura-chan le dijera que le gustaba se sentiría inmensamente feliz, pero estaba lejos de sentirse de esa manera.

 

–Es tu culpa, Uchiha bastardo –pensó descuidadamente.

 

 

 

 

–¡Uwaaa! ¡Llegaré tarde dattebayo! –gritó corriendo desesperado, refregándose los ojos.

No había tenido una buena noche.

 

A pesar de que el rubio se caracterizaba por tener el sueño pesado, difícilmente había podido conciliar el sueño.

 

No fue una buena noche. Cada vez que cerraba los ojos, se imaginaba el mismo paisaje de cerezos de aquella primavera… y junto con él la figura femenina, pequeña, sensible… lastimera, esperando por él. Y pasaban los años, y pasaban las estaciones… y la chica crecía esperando…

 

Esperando al rubio que nunca fue por ella…

 

Y de pronto vio a la chica crecer… y vio la pequeña cara de niña madurar, su cuerpo alargándose… y vio el rostro fino… el negro cabello…los hipnotizántes ojos negros pertenecientes a Sasuke… llorando…

 

Lo había conmocionado.

 

Y no podía pensar en nada más que en él.

 

–¡Lo siento Iruka-sensei! –Se excusó abriendo la puerta de golpe y tirándose al piso del cansancio –Mi despertador explotó ayer y aún no me pagan en el trabajo y…–

 

–Está bien Naruto… solo lo perdonare hoy, ¿vale? –el rubio asintió como poseído, cerrando la boca.

 

Se vio intimidado por esos ojos negros, quien lo fulminaban como cada vez que dirigía su mirada en ellos. Pero aquella mañana era diferente.

 

Por primera vez en mucho tiempo, no podía dejar de sentir una culpa inexplicable para él, y una tristeza inmensa. Dolía. Si, la mirada hiriente de ese chico le dolía. Y le desesperaba mucho más el no saber porqué.

 

Apenas asintió al escuchar la explicación de Iruka-sensei, y mucho menos cuando Kakashi hizo acto de presencia. Su mirada buscaba…

 

Aquellos acusadores negros.

 

–Bien, como veo que Naruto está más en otro mundo es mejor que se vallan –dijo Kakashi. Naruto hizo una risa boba, rascándose la cabeza.

 

–Lo siento dattebayo! –

 

–Dobe…–escuchó. Y como si de un flash se tratara, Sasuke Uchiha hizo algo que nunca hubiera creído. ¡Le sonrió!

 

Sintió una felicidad extraña… como si hubiera recordado algo de suma importancia. No pudo evitar sonreír a cambio.

 

Miró la sonrisa de Naruto un momento, para despedirse y salir rápidamente por la puerta.

 

Naruto se quedo de piedra.

 

Y antes que él mismo se diera cuenta, sus pasos seguían al azabache.

 

–E-espera! –gritó sujetando la mano del mayor. No tenía idea del porque él le provocaba tal desesperación.

 

Cada vez que se encontraban, cada mirada, cada palabra… tenía la sensación de que el azabache desaparecería.

 

Y se sentía impotente, casi como si buscase atraparlo.

 

–¿Qué quieres dobe? –dijo mordaz, soltándose de un manotazo. Naruto mantuvo la compostura.

–¿Esto es tuyo no? –sacó el pañuelo mostrándolo en una mano. Observó como la mirada de Sasuke palideció de repente.

 

–N-no sé a qué te refieres dobe… eso no es…–

 

–Oh… claro, Sasuke-sama Uchiha no entiende…–ironizó perdiendo la compostura. No sabía por qué estaba tan enojado, ni porqué insistía en admitir algo que había negado durante todo el día. –¡¿Y me vas a decir que te has portado como un bastardo conmigo por nada?! ¡Me miras como si me odiaras dattebayo! –lo tomó por los hombros con la fuerza del momento. Sasuke lo miraba a los ojos sorprendido. Secretamente se alegró de disponer de toda la atención del Uchiha –¿¡Acaso te he hecho algo Sasuke?!... ¡Responde ttebayo! –

 

Sasuke estaba sorprendido. Y el mismo rubio se sorprendió por perder la compostura de esa manera. ¡Ni siquiera con sus enemigos había estado tan encabronado!

 

–Claro que no yo…–susurró el azabache tocándose la frente con la mano derecha. Naruto lo soltó esperando una respuesta… –No yo…–comenzó a tambalearse. El rubio lo miró sin saber qué hacer, reaccionando en el último minuto y atrapando al Uchiha en sus brazos antes que se estampase contra el piso.

 

Sin pensarlo dos veces tomó al Uchiha en brazos, sorprendiéndose de la ligereza de este.

–¿Y si realmente fuese él…?–pensó.

 

Y por alguna extraña razón, pareció ser el cuestionamiento menos importante al ver el estado del chico.

 

Entró a la enfermería de golpe.

–¡¡Oba-chaaaan!! Necesito ayu… –fue golpeado en la cabeza. Naruto gimió del dolor.

 

–¡Dios idiota! ¡No grites a esta hora de la maña…! ¿Quién es él? –

 

–¡Se desmayó oba-chan! ¡Estábamos discutien… bueno solo hablando, y entonces él…! ¡Necesito ayuda! –dijo intentando gesticular, aún con el chico en sus brazos.

 

–Ponlo aquí mocoso… –Examino el cuerpo desabotonando la camisa del chico– Bien… su pulso es normal, al parecer sólo es estrés. Espera a que despierte Naruto… es mejor que te vayas a cla…–Naruto negó con la cabeza, sintiéndose culpable. ¿Y si era su culpa que el Uchiha hubiera terminado así…?

 

–Bien, entonces espera– La médico lo dejó a solas con él. Naruto se sentó en la silla más cercana acercándola y echándose en la cama. Estaba peor que en la mañana. Examinó el rostro pacífico del pelinegro en silencio.

 

–Sí que tiene facciones finas… pero no como una mujer…–pensó distraído corriendo un mechón de su cara.

 

Y de pronto recordó la declaración de la pelirosa. Y la culpabilidad volvió a él. ¿De verdad le gustaba Sakura tanto como predicaba? Ya no estaba seguro de nada.

 

El cuerpo en la cama comenzó a moverse. Naruto se levantó examinando el rostro del azabache.

 

–Donde…estoy…–preguntó Sasuke enderezándose y tocándose la cabeza –Joder como duele…–maldijo.

 

–Toma, Tsunade oba-chan dijo que te tomaras esto ttebayo –susurró el rubio pasándole un vaso de agua y la pastilla. Sasuke la tomó en silencio examinando el rostro del rubio –¿Tu me trajiste aquí? –

 

–No esperarás que te dejase tirado en el piso dattebayo –se excusó. Sasuke negó con la cabeza.

 

–No, gracias por traerme dobe–

 

Se quedaron callados solo observando al otro.

 

–No te odio –escuchó susurrar al chico. Naruto alzó la mirada.

 

–¿Qué? –

 

–¡Que no te odio dobe! ¡No quiero repetirlo! –Naruto sonrió aliviado.

 

–Eso es bueno teme… –respondió el rubio, rascándose la frente.

 

–Pero… no entiendes nada –Cerró los ojos.

 

–Hace algunos años conocí a alguien… era tierna y considerada, y parecía ser la única persona en entenderme…–comenzó a susurrar el rubio. Sentía que debía contárselo–…Aunque fue corto con ella experimente la felicidad dattebayo –bajó la mirada incómodo y tragó saliva –realmente ella me hizo muy feliz ttebayo…–sonrió a la nada, rememorando –pero al final tuve que partir… y…–

 

–…la dejaste bajo los cerezos con una promesa que nunca cumpliste, ¿Es así, Naruto? –El ojiazul levantó la mirada. Sasuke lo miraba a los ojos, y por primera vez lo miraba con una expresión diferente…

 

–Yo no…–tartamudeó. Sasuke esbozó una sonrisa, sin cambiar su expresión del rostro.

 

–Ya tengo diecisiete, no esperarás que crea en cuento de niños aún usuratokashi ¿o sí? –dijo mordaz. Naruto sabía que en cualquier otra situación se habría enojado y habría respondido con alguna tontería, pero la expresión en la cara del azabache lo paralizó dejándolo callado. Sentía que más que herirlo a él, Sasuke se hería a sí mismo. Y eso dolía mucho más que un golpe.

 

Sasuke se levantó de la cama, buscando sus zapatos.

–Gracias por traerme –repitió caminando hacia la puerta –Ah, Naruto…–el ojiazul volteó encontrándose con la mirada de Sasuke –Siento por no ser la Sasu-chan que anhelaste en tu infancia…– y salió cerrando la puerta tras de sí.

 

Naruto se quedó estático. Había esperado mucho… había pasado mucho tiempo rezando, esperando ser un hombre para buscarle. Esperando para ser digno de ella.

 

Pero ella se encontraba ahí, caminando a algunos metros lejos de él… alejándose de su vida.

 

Su Sasu-chan…No. La imagen de la chica que siempre idealizó no existía y probablemente nunca había existido. Y Sasuke siempre había estado ahí.

 

Se sintió un idiota por pensar en ella todos esos años… y aún más desgraciado, al comprobar que él había incitado a Sasuke a volverse así. Por primera vez en muchos años quiso llorar como un niño pequeño… llorar como había llorado frente a la tumba de sus padres, prometiendo ser alguien mejor.

 

Y se echó en la cama, derrotado, sintiéndose aún más desdichado al oler y encontrar aún esa fragancia deliciosa que venía del azabache.

 

Fragancia que él como un idiota, había querido merecer…

 

Y volvió a embriagarse de esos recuerdos de su niñez. De aquél único beso que había dado en su vida, de aquella dolorosa despedida, que había sentido que algo de él se quedaba con ella… De cómo nunca pudo llenar el vacío que sentía, y que en ese momento tampoco podía llenar.

 

Y su memoria se remontó hace dos años, cuando él y su grupo habían ido al campeonato de atletismo. Se habían peleado con el instituto que ganó, en una pelea que tuvo más de algún herido, y que de suerte él había salvado.

– Flash back –

 

–Disculpa…–escucharon un susurro. Naruto se volteó curioso, aunque aún con la adrenalina de la pelea. Gruñó al ver el uniforme del instituto.

 

–¿Otro que quiere ser golpeado? –dijo Kiba sonriendo maliciosamente. Shikamaru le hizo una seña.

 

–No provoques más problemas so-idiota –dijo poniéndose las manos en los bolsillos.

Naruto observó curioso al chico, pareciéndole extrañamente familiar. Ignoró el gritoneo que armó su amigo acercándose al muchacho. Era un poco más bajo que él y usaba una gorra.

 

–¿Qué quieres? –dijo mordaz. El chico bajó la mirada.

 

–¿Eres Naruto-kun? –

Naruto lo examinó de arriba abajo, enojándose de sobremanera. No le gustaban para nada los chicos así, y menos si era del instituto rival.

 

–Piérdete –dijo fulminándolo con la mirada. El chico titubeo.

 

–¿Qué? –preguntó.

 

–¡Eso, que te pierdas dattebayo! –Le dio un empujón –¡No me hagas golpearte idiota!

El chico tambaleó hasta caerse en el piso. En un leve momento pudo observar unos ojos negros que lo miraban con reproche y profunda tristeza, antes de esconderse bajo la gorra…

 

– End Flashback –

 

Naruto se puso pálido, levantándose de un salto. Ahora podía entender muchas cosas.

–¡Era Sasuke dattebayo! ¿Pero cómo podía yo darme cuenta? –Pensó caminando de un lado al otro desesperándose –Dejare que me golpee…¡sí! ¡¡Que me golpee hasta cansarse!!  No pero…¿y si me odia? ¡Yo lo empuje! ¿No cuenta eso como un rechazo? –Se hecho el vaso de agua en la cabeza.

 

Salió de la enfermería dando un portazo buscando al azabache por todo el instituto.

 

–¿Y si contó como un rechazo, y ahora tiene una novia? –pensó desesperándose, y dándose contra una puerta en el proceso. Se presionó la cara del dolor, siguiendo con la búsqueda. –Espera… si a Sasuke le gusté yo…¿no significa que le gustaban los hombres? ¿Y si tiene un novio? –

 

Corrió hacia el último lugar que se le ocurrió como si la vida se le fuera en ello.

 

–¡¿Y si tiene un novio por mi culpa?! ¡¿yo lo empuje a eso no?!... No, no fue totalmente mi culpa… ese chico se atrevió a ponerle las manos a mi sasu-cha… a sasuk…al teme…¡al demonio! ¡¡¡BUSCARÉ A ESE BASTARDO Y LE SACARÉ LOS OJOS!!!! –

 

Chocó contra alguien casi al llegar a la sala, sin darse cuenta.

 

–Oye idiota más cuida…! ¿Naruto? –

Por segunda vez en su vida, lamentó encontrarse con la pelirosa, y no con el azabache.

–Sakura-chan…jajaja que sorpresa dattebayo! –sonrió nervioso mirando hacia todos lados.

 

–Naruto, ¿no quedamos en juntarnos hoy en la entrada? –preguntó frunciendo el seño.

 

–¿Cuándo te prome…–tembló ante la mirada femenina–…digo, si! Es que Iruka-sensei me aviso ayer que teníamos una reunión y…–se rascó la cabeza mirando hacia la sala –lo…siento? –entrecerró los ojos para recibir un golpe, pero Sakura sonrió.

 

–Si es eso está bien Naruto –sonrió tomando la mano de Naruto, sonrojándose. Naruto se sintió como un idiota al mirarla a los ojos sin sentir nada. Y culpable nuevamente –¡Pero quedamos en una cita! –

 

La chica lo arrastró hacia el salón. Al entrar todos fijaron las miradas en ambos. Naruto miraba nerviosamente de un lado al otro, como queriendo esconderse. Observó a Hinata lloriquear un poco, a Kiba sorprendido y enojado, Shikamaru… como siempre, y Sai contento pero extrañado. Pero había una mirada que buscaba-evitaba con ansiedad.

 

Los azules buscaban a los negros encontrándose tan solo un momento. Lo suficiente como para saber que no había otra mirada en la que quería perderse. Lo suficiente como para comprender que estaba haciendo de idiota todo este tiempo.

 

Su Sasu-chan nunca se había ido de él.

 

Observó como un atontado como aquel se levantaba, y tras una breve mirada cargada de tristeza abandonó el salón.

 

Aunque los demás no lo notaron, para el rubio todo su mundo se estaba resumiendo en una cosa.

 

Pero su amigo también lo había notado.

 

–Hey Naruto…–escuchó a Sai tocando su espalda –Se está yendo, síguelo –susurró en su oído.

Naruto asintió como si de una orden se tratase.

 

Soltó las manos de Sakura colocándolas entre las suyas –¡Lo siento Sakura-chan! –gritó, para salir corriendo del salón.

 

Tropezó tres veces en medio del camino. Chocó con dos puertas, rodó por las escaleras y se dio de bruces en el piso otras tantas. Pero nada de eso importaba.

 

Llegó a la azotea del instituto donde se detuvo. Era el último lugar que le quedaba. Abrió la puerta lentamente. Encontró a Sasuke sentado en el piso mirando por la rejilla hacia el resto del instituto. Tragó saliva.

 

–Teme…–

 

–Felicidades… es una buena chica –dijo sonriendo, aunque sin mirarlo. Naruto bajó la mirada.

 

–Escucha yo…–

 

–No tienes de que disculparte dobe. Fue mi culpa por llegar a este instituto. Si no fuera por eso tú…–

 

–Yo siempre pensé en ti… en Sasu-chan… ¡siempre dattebayo! –

 

–Se nota–

Naruto lo fulminó con la mirada. ¿Cómo podía hacerlo entender…?

 

–Hace dos años, cuando me empujaste enojado por haberte preguntado quien eras, entendí que habías cambiado. ¿Malditamente iluso, no? –

 

–¡No! ¡Teme sigo siendo el mismo! Pero…–

 

–Tienes muchos amigos, una linda chica… todo lo que siempre quisiste no? –Sasuke rió sin ganas– Es bueno que tengas una buena vida ahora… es mi turno de salir adelante no crees? –Naruto hizo una mueca. Y esa imagen vino a su mente. Sasuke, con una chica… o con un chico. Apretó el puño –Probablemente también encuentre a alguien para mí–

 

El rubio lo tomó por los hombros. Estaba enojado.

 

–¡Claro que no Teme! ¡No lo permitiré! –Gritó zamarreándolo. Sasuke hizo una mueca.

 

–¿Crees que eres el único que tiene derecho a ser feliz? ¡Estuve esperándote mucho tiempo! ¿Y qué me encuentro? Un empujón y un desprecio. No eres más que un bastardo–

 

–¿Y que si lo soy? ¿Vas a buscarte a alguien que si te complazca, Sasu-chan? –dijo fuera de sí. Una y otra vez la imagen del azabache con otro tipo hacía eco en su cabeza, desesperándolo, llevándolo fuera de su propia conciencia.

 

–Claro que sí. Un hombre de verdad, Naruto-kun–

 

Naruto levantó el puño estrellándolo en la cara de Sasuke. El pelinegro no se quedó atrás, y lo pateó antes de caer al piso. Comenzaron una ensalada de golpes y patadas que no tenía final. Naruto estaba como un loco, esquivando e intentando golpear al pelinegro, quien era tan bueno como él.

 

–¡Escúchame bien teme! ¡Nadie más podrá estar con un bastardo como tú! –gritó golpeándolo. Sasuke se levantó correspondiéndole el golpe.

 

–¡Eso no es tu problema idiota! –gritó golpeando al rubio nuevamente.

 

–¡Claro que sí! –dijo, logrando inmovilizar por fin al azabache contra la rejilla, quien intentaba soltarse con todas sus fuerzas –¡La única persona que puede aguantarte soy yo escuchaste!?!  ¡El único que puede mirarte! ¡El único! ¡¡¡SOY YO!!! –gritó. Se fulminaron con la mirada un momento.

 

–No es justo…–dijo al fin el pelinegro, soltando lágrimas amargas– ¡No es justo maldita sea! Todo este tiempo…–hipó. Naruto sintió congoja –Yo espere y espere y…–

 

Por primera vez en su vida Naruto sintió un vacio en el estomago, y un pequeño dolor en el pecho. Y no pudo evitar abrasar con todas sus fuerzas al azabache, quien intentaba en vano esconder el orgulloso llanto que estaba derramando.

 

–Yo quería ser alguien digno de ti dattebayo…–susurró cerrando los ojos, emocionándose –siento mucho por todo lo que te hice pasar teme…–suspiró.

 

–Idiota –escuchó. Cerró los ojos aspirando el embriagador aroma que sólo a él pertenecía.

 

–Lo sé, dattebayo –

 

–Bastardo, Dobe, inútil, Usuratonkashi… –

 

–Hey… –abrió los ojos sorprendido al ver como el azabache acortaba la distancia y los unía a ambos en un suave beso.

 

Naruto se sintió en la gloria. Los labios del Uchiha eran tan suaves como podía recordar y más. Se miraron a los ojos un momento, perdiéndose en la mirada del otro, abrigándose en su calor. Esta vez fue el rubio quien acorto las distancias, volviendo el beso más intenso, recorriendo la boca del otro, como si de un dulce se tratase.

 

Ambos se separaron el mínimo para recuperar el aliento.

 

–¿Ahora qué? –pregunto el Uchiha suspirando, sin deshacer el abrazo que el rubio mantenía.

 

–Estás hecho un asco –dijo el rubio mirando a su pareja.

 

–Mira quien lo dice dobe –respondió frunciendo el entrecejo, para sonreír.

Naruto miró embobado la expresión de su pareja. Realmente pensaba que la sonrisa de Sasuke era lo mejor que existía. Al menos para él.

 

–Vamos a cambiarnos, dattebayo –dijo tomando por la cintura al azabache y volviendo a juntar sus rostros en un suave beso.

 

Hay muchas promesas que pueden no realizarse. Hay muchos anhelos que quedan en el olvido… pero para este dúo de locos enamorados… esa inocente promesa era solo el comienzo…

 

 

 

Mientras tanto, en el salón…

 

Una pelirosa enfurecida golpeaba a diestra y siniestra a un pelinegro que en vano pedía clemencia.

–¡¡¡¡NARUTOOOOOOOOOOOO!!!!!! –

 

 

 

 

Notas finales:

Uf!!! que largo eh? me esforcé mucho por terminarlo ;O;!!!

agradecimientos a NarutoCoupl*s donde este fic adquirió un digno empate (el fanfic competidor era realmente bueno xDU)

Se agradecen reviews de ante mano!!! *O* porrrrfis xDU


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).