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I dream of Uruha por urumelii

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Notas del capitulo:

hola de nuevo, sé que dije que iba a actualizar el domingo pero es q ya era bn tarde y me dio miedo q todos esos fics de kpop me mandaran a la segunda paginay uds ni enterados q actualice, en fin, paranoias mias. 

bueno, ahora si, llegamos al capi final, waaaa no puedo creerlo, siento un poco de nostalgia, este fic salió de la nada en un momento de ocio, por eso estaba destinado a ser pequeño, despues cuando lo alargue bueno me hubiera gustado que los personajes tuvieran un poco mas d ebases para q se entendiera mejor, pero espero q eso no es moleste. creo q AY necesita mas fics con historias originales como esta, por eos me anime a hacerla con un poco de miedo porq si es un poco difetente a todo lo demas.

en fin, espero les haya gustado tanto como a mi, lloré con este capi, no lo crei posible pero si T_T asi q sin mas palabras, les presento el final de i dream of uruha, gracias por leer n_n

No tuvo tiempo de reaccionar, solo se había ido. Sus heridas aun no sanaban por completo, pero sabía que debía moverse, la gente iba a comenzar a hacer un escándalo tan pronto descubrieran el cuerpo inerte de Ruki. Su cabeza iba a mil por hora, pensando donde podría estar Uruha, tratando de contactar al abuelo de forma mental (incluso si no sabía si eso se podía) y por supuesto, usando toda la concentración que le sobraba para ignorar el dolor que aun sentía.

 

Ya no sangraba, pero aun sus costillas estaban débiles, cojeaba un poco y si se doblaba mucho el dolor se volvía insoportable, sin embrago cada minuto que pasaba se sentía mejor, así que supuso que era la magia de Uruha funcionando. Arrastrando un poco el pie, salió del departamento aun sosteniendo su costado por el dolor. Bajó los diez pisos por la escalera saliendo por atrás para evitar que la gente hiciera preguntas, pues como había predicho, ya había un grupo de gente y el sonido de una ambulancia en la entrada.

 

Salió por un angosto callejón hacia una gran avenida con el cuerpo completamente recuperado. No tenía idea de donde estaba, ni siquiera estaba seguro si continuaba en Japón. Podrían pasar años antes de que encontrara la botella, casi tenía ganas de llorar, solo por un segundo pensó que todo iba a estar bien y ahora era todo lo contrario.

 

Terminó por sentarse en una banca en el centro de un parque, de verdad luchaba por no llorar, las lagrimas se acumulaban en sus ojos y sentía algo atorado en la garganta, pero no era momento para entregarse al pánico. Aun no sabía donde estaba, aun no sabía como recuperar a Uruha, aun no sabía nada.

 

-¿te molesta si me siento aquí?  - Aoi alzó la vista, bien la muchacha frente a él le hablo en japonés, así que seguía en Japón. Ahora solo debía averiguar si continuaba en Tokio. Asintió y la chica pelirroja se sentó alegremente, tenía los ojos de un color extraño y llevaba una inmensa capa roja sobre sus hombros, algo bastante extraño. Se acomodó y sonrió – así que tu eres Aoi – pronunció como si lo conociera de toda la vida.

 

El pelinegro mas que sorprenderse se asustó, lo único que le faltaba, mas problemas – si… - alcanzó a decir ni siquiera con fuerzas para hablar.

 

-eres mas lindo de lo que pensé – sonrió sin mirarlo, la chica solo ladeaba la cabeza de un lado a otro mirando al frente. Sino fuera porque era bastante linda se hubiera visto tétrica, había algo en ella, algo familiar – mi hermano tiene buen gusto – suspiró.

 

Aoi abrió mucho los ojos ¿había dicho hermano? – eres la hermana de….. – parpadeaba sin parar.

 

La pelirroja soltó una risita – si, soy la hermana de Uruha. Sayuri, la bruja del este – Aoi abrió la boca pero no dijo nada, mientras Sayuri soltó una carcajada – no soy la bruja del este, pero suena impresionante ¿verdad? No me mires así – finalizó al notar que Aoi la miraba como si estuviera loca.

 

-perdón que lo pregunte pero, ¿Qué haces aquí? – estaba completamente confundido, ya le habían pasado tantas cosas raras que ya no sabía ni como reaccionar.

 

Ella se revolvió en su asiento – me envió el abuelo, él está un poco ocupado ¿sabes? – chasqueó la lengua – se supone que te lleve de vuelta a Japón – siguió mirando hacia el frente.

 

-¿no estamos en Japón? – se ladeó un poco al sentir una ligera punzada en su costilla.

 

Sayuri negó con la cabeza – estás en Dubai, el tal Ruki no es para nada tonto – volvió a suspirar – ah mi pobre hermano, la clase de cosas que tiene que soportar. Mas te vale hacerlo feliz – lo miró profundamente y Aoi tembló ante la mirada de la chica, quien en un dos por tres se ensombreció –bueno ¿nos vamos? – su semblante cambió de la nada a uno sonriente ofreciéndole la mano a Aoi.

 

El pelinegro negó - ¿Cómo sabes que la botella no está aquí? – dudó un poco.

 

Sayuri dejó de sonreír – soy una bruja, en teoría nada es inalcanzable para mi, lo cual hace que nada sea inalcanzable para ti – explicó. Aoi estaba mas que sorprendido, con que rapidez se enteraban las personas del mundo mágico de las cosas – no, en realidad es porque el abuelo te tiene vigilado, no es como que seamos omnipresentes – el pelinegro casi se va para atrás – no te preocupes no leo mentes, solo es que eres muy predecible. Además yo no soy como el abuelo que le encanta ver y no hacer nada, yo soy la clase de persona a la que le gusta la acción – le guiñó un ojo – así que cuentas con mi ayuda…..ahora, para que fuera inalcanzable para ti, tendría que serlo para mi, lo cual significa que se tiene que meter  con las reglas de la magia – frunció el ceño de la misma forma en que Uruha lo hacia, incluso sus labios eran parecidos.

 

-perdón pero no entiendo mucho – el pelinegro lo único que quería era recuperar la botella.

 

-mi magia tiene ciertas restricciones, no tiene ningún efecto sobre algo que ha sido alterado previamente con la magia de alguien mas – dijo lentamente – por ejemplo, si tu le pediste una casa azul a mi hermano y ahorita te arrepientes y me pides que la haga verde, no lo puedo hacer. Magia con magia, ¡pum! – chocó las palmas.

 

-eso quiere decir que…..

 

-que no te puedo llevar a donde está la botella porque el lugar en donde está, fue creado con magia – finalizó.

 

Aoi suspiró, aun si estaba con la bruja, Uruha seguía igual de inalcanzable –entonces ¿Cómo estás tan segura que está en Japón? – comenzaba a desesperarse.

 

Sayuri cerró los ojos – cuando un genio hace magia tiene que hacer que todas las cosas concuerden debido a los deseos tan descabellados que le piden. Cuando Uruha te hizo millonario, puso un montón de acciones a tu nombre y las hizo subir en el mercado, para que tu sociedad no se alterara. Así como cuando Ruki deseó tener un montón de propiedades, Uruha tuvo que hacer los títulos de propiedad y registrarlos, para que nadie sospechara – movía mucho las manos cuando hablaba – ahora, aquí – sacó su celular – tengo la lista de propiedades a nombre de Ruki, recientemente adquiridas – Aoi alzó una ceja al ver el celular - ¿Qué? tengo que estar a la moda – alzó los hombros revisando la lista – todas las propiedades excepto esta, están en Japón, así que vámonos – dijo.

Sayuri lo tomó de la mano y lo siguiente que Aoi supo fue que estaba una vez mas tirado sobre el piso de su departamento, mientras la bruja estaba cómodamente sentada en el sillón.

 

-me estoy cansando de esto – dijo el pelinegro aun tirado.

 

-tokio, kyoto, Yokohama, Osaka, Nagasaki, chiba…. – comenzó a enlistar Sayuri monótonamente.

 

Aoi se levantó con dificultad, aun se encontraba mareado – Osaka – dijo sin pensar.

 

La pelirroja alzó una ceja y luego sonrió – vaya, de verdad es impresionante la dichosa conexión – apagó el celular – te puedo llevar cerca de ahí, pero no puedo entrar contigo – advirtió.

 

-¿estás bromeando? Estás haciendo todo el trabajo, solo tengo que agarrar la botella – sonrió.

 

Sayuri se mordió el labio pero no dijo nada más.

 

-x-

 

La bruja lo había dejado a una calle de la dichosa casa donde estaba mas que seguro que estaba la botella, era la conexión, Uruha le estaba diciendo donde estaba. Caminó con seguridad a lo largo de la calle, mas que dispuesto a entrar por una ventana si era necesario.

 

Sin embargo un enorme perro blanco con negro de pelo corto,  obstruyó su camino apenas a dos casas de su destino, se detuvo de golpe y al querer esquivarlo, el perro no lo dejó avanzar. Trató varias veces de pasar de lado pero el perro no lo dejaba. Se estaba comenzando a desesperar, tan cerca y tan lejos.

 

-mira perro, necesito llegar a la casa de allá, así que déjame pasar – dijo con sarcasmo, es decir, se estaba volviendo loco ¿Quién habla con un perro?

 

El perro ladeó la cabeza e hizo un sonido muy peculiar de los perros, pero no se movió. Una vez mas Aoi trató de pasar pero el perro no lo dejó. Patearía al perro si era necesario pero tenía que llegar a Uruha. Avanzó decidido, el perro no se movió por el contrario comenzó a gruñir para que el pelinegro se detuviera.

 

Aoi se asustó un poco, el perro parecía que estaba dispuesto a morderlo si avanzaba un centímetro mas – genial, ahora un perro diabólico, seguramente Ruki tiene que ver con esto – se cruzó de brazos, el perro bufó ¿ofendido? – lo que me faltaba ¿me entiendes? – preguntó solo para cerciorarse. El perro ladró emocionado –ok, supongo que estás de mi lado – el perro volvió a ladrar – entonces ¿Por qué no me dejas ir? – preguntó frustrado. El perro se agachó, se levantó y movió las patas en su lugar tratando de captar la atención de Aoi, queriéndole decir algo pero el pelinegro no entendía -Uruha no está ahí ¿verdad? – ahora parecía entenderlo y se decepcionó aun mas cuando el perro le dio la razón con un ladrido - ¿Dónde está entonces? – lo dijo para él mismo.

Entonces un estallido detrás de él captó su atención, parecía provenir de dos casas antes; el perro echó a correr hacia la casa que ahora se incendiaba. Aoi reaccionó por instinto en segundos siguiendo al perro, el cual ya se había metido en medio del incendio.

 

-que carajo – no sabía porque, pero lo siguió. El humo azotó su nariz de inmediato, era difícil ver debido a la cantidad de humo que ya se había esparcido por toda la propiedad. Cubrió su nariz con la manga de su chamarra, intentando encontrar al perro. Aun sin entender que hacía ahí, podía morir ahí. Sin embargo su instinto había sido mas fuerte, aun si no sabía porque.

 

Subió el segundo piso, tratado de respirar lo menos posible y sintiendo un calor insoportable. No tenia idea donde había surgido el fuego, pero si lo encontraba no sería nada bueno. Escuchó los ladridos del perro, abrió con rapidez la puerta de la habitación de donde surgían los sonidos.

 

Encontró al perro ladrando una y otra vez hacia el armario de la habitación – deja de ladrar, te vas a asfixiar – logró decir con dificultad. En realidad cada vez era mas difícil respirar, sus ojos lloraban debido al humo, su garganta ardía, su nariz picaba y sudaba como nunca antes en su vida.

 

Se acercó al armario y lo abrió, se encontró de frente con un cajón cerrado con llave; el perro volvió a ladrar. La botella, la botella tenía que estar dentro, jaló el cajón pero no se abrió. No tenía tiempo para buscar la llave, moriría asfixiado antes.

 

Se escuchó un enorme ruido y parte del techo de la habitación se derrumbó detrás de él, no faltaba mucho para que todo el techo se viniera abajo, aplastándolo. Y él seguía jalando el cajón con todas sus fuerzas. Lagrimas que no tenían nada que ver con el humo caían sin control de sus ojos, iba a morir, iba a morir sin haberlo visto una ultima vez. Sin siquiera estar seguro de que lo que estaba haciendo era lo correcto, sin saber si en verdad Uruha estaba en ese cajón.

 

Tosía y sus fuerzas ya no eran suficientes, caería en cualquier momento, moriría en cualquier momento.

 

-Aoi….- escuchó a lo lejos. El cajón se abrió y él cayó hacia atrás debido a la fuerza.

 

-x-

 

Despertó al sentir mojada su cara, algo lo seguía lamiendo sin parar.

 

-shooo – la voz de alguien ahuyentó al perro – señor ¿se encuentra bien? – Aoi abrió los ojos, tenía una mascarilla en la cara. Le dolía el pecho y la garganta le ardía, solo logró asentir.

 

-es un tonto – escuchó otra voz, una muy conocida para él – meterse así solo por una botella – rió – no cabe duda que ama a la dichosa botella – volvió a reír.

 

-solo aspiró humo, afortunadamente lo sacó a tiempo, de todas formas lo llevaremos al hospital para asegurarnos que no fue nada grave. El hombre pudo haber muerto si usted no se hubiera metido a salvarlo – aseguró el bombero.

-y yo hubiera muerto con él – sonrió acariciándole el cabello a Aoi – aquí el mas valiente fue Aoi – lo dijo dirigiéndose al pelinegro y el bombero al no entender se alejó - ¿Cómo me encontraste? – le preguntó.

 

Aoi se incorporó a pesar de las objeciones del paramédico que lo atendía – el perro – contestó, cuando nadie mas estuvo cerca – por un momento creí que te perdería para siempre – alcanzó a decir mientras tosía.

 

-lo mismo pensé, estás loco, meterte así. A mi no hubiera pasado nada, ni a la botella –explicó.

 

El pelinegro negó con la cabeza – tal vez, pero cualquiera la pudo haber encontrado, un bombero o algún curioso ¿sabes lo difícil que hubiera sido encontrarte entonces? – aunque él no había pensado en anda de eso al meterse a la casa.

 

-bueno, la botella es toda tuya, vamos a casa, te pondrás bien bajo mi cuidado – Uruha dio saltitos.

 

Aoi se giró hacia el perro – no sé quien eres pero gracias – le guiñó un ojo.

 

Uruha por su parte se arrodilló para acariciar al enorme canino – gracias – al estarlo tocando encontró el collar y leyó la placa. Casi se va para atrás de la impresión, negó con la cabeza – ya te había perdonado, ahora estaré en deuda contigo – el perro ladró, lo lamió en la mano y se alejó bajando la calle.

 

-¿Cómo se llamaba? Con tanto ajetreo ni siquiera vi su placa….

 

El genio sonrió de lado – Satoshi…

 

-x-

 

La botella estaba sobre la mesa de centro, los dos sentados en el sillón mirándola fijamente. No habían dicho una palabra durante la ultima media hora, solo miraban la botella.

 

-seré mortal

 

-lo sé

 

-aun así viviré mas que tu

 

-lo sé

 

-pero te amaré hasta el final de mis días

 

-lo sé – sonrió - ¿perderás tus poderes?

 

-¿es lo único que te importa? – se ofendió.

 

-será difícil integrarte a la sociedad, mas aun sin poderes. Quiero estar preparado.

-eres un idiota

 

-te amo

 

-tengo miedo

 

-lo sé, yo también.

 

-¿estás seguro?

 

-te amo

 

Uruha sonrió y agarró la botella, se la entregó a Aoi y cerró con fuerza los ojos – hazlo – dijo asintiendo con fuerza.

 

Aoi tragó, estaba nervioso, no sabía que esperar, ya no quería mas sorpresas, abrió la boca, estuvo a punto de decirlo cuando de la nada se materializó el abuelo de Uruha, sacándole un susto y un grito que también asustó al genio.

 

-tranquilos – dijo el anciano – solo ya me harté de ver su indecisión, es muy simple, lo amas, te ama, desea su libertad y listo. Solo hay algo que debo advertirles – su semblante se tornó serio.

 

El genio se mordió el labio – ya no quiero problemas ¿es mucho pedir? – dijo un tanto desesperado.

 

-tranquilo, solo es para que estés preparado porque al final dudo que te moleste. Todo el poder que tienes como genio no volverá, tendrás tus poderes mágicos, pero los normales, lo cuales no se comparan con todo el poder del universo – comenzó a decir – además que ser un genio trae sus consecuencias, la magia requiere un equilibrio y dado que a ti se te fueron otorgados tantos poderes, ahora al perderlos, ellos se llevan algo de ti. No vivirás tantos años como tu crees….

 

Tanto como Uruha y Aoi se pusieron pálidos - ¿Cuántos años? – fue el pelinegro quien se atrevió a preguntar.

 

El anciano suspiró – solo tienes cuarenta años mas de vida, aproximadamente. Sin quitar el hecho de que serás mortal, es decir, serás propenso a las enfermedades y accidentes – lo dijo de manera sombría, pero los otros dos sonreían.

 

-creo que es un trato justo – dijo Uruha, sabiendo que ahora su vida, toda, la compartiría con Aoi. De pronto ya no tenía miedo – ya puedes desear mi libertad – dijo sonriendo.

 

Aoi asintió – antes, tengo una pregunta – el anciano asintió para hacerle saber que lo escuchaba - ¿Qué hacia la botella en una casa que no estaba registrada a nombre de Ruki? – preguntó realmente curioso.

 

-Ruki deseó que fuera inalcanzable para ti, pero no para él. Claro la casa en la que pensamos en un principio era inalcanzable para ti, pero no tanto. La casa que se incendió no era de Ruki, era de Shou – los dos abrieron mucho los ojos – tu no tienes nada que ver con Shou, jamás imaginarías que estuviera ahí, jamás tendrías alcance a las cosas de Shou. Ruki si. El incendio fue solo una terrible coincidencia – explicó aclarando su garganta.

 

Aoi unía las piezas del rompecabezas en su cabeza girándose hacia Uruha - ¿tu abriste la cerradura cierto? – preguntó recordando pocas cosas de aquel momento.

 

El genio asintió – aun no se como, así como no sé como lograste zafarte de mi magia cuando Ruki te amenazó con el cuchillo – dijo confundido.

 

-amor – respondió el abuelo.

 

-es mas fuerte que toda la magia en el mundo – continuó Aoi sonriendo – el amor es lo único que puede liberarte ¿sabías? Porque no es el amor de solo uno – alzó su dedo índice – es el amor de dos – subió un segundo dedo – y eso le gana a cualquier magia – sonrió orgulloso.

 

Uruha sonrió y suspiró.

 

Aoi iba a decir algo pero las palabras quedaron en suspiros, girándose a ver al abuelo quien tenía una sonrisita tonta plantada en el rostro - ¿le molesta? Quisiera que fuera privado – abrió mucho los ojos.

 

-ah, si claro, hagan como que no estoy – dijo haciéndose hacia atrás.

 

-de hecho preferiría que no estuviera aquí – Aoi lo dijo fastidiado.

 

-muchacho insolente – murmuró el abuelo antes de desaparecer.

 

Uruha soltó una carcajada – nadie nunca le había hablado así a mi abuelo, tienes suerte de estar vivo – le dijo sinceramente.

 

Aoi se alzó de hombros – creo que le agrado – le restó importancia. Mirando a Uruha fijamente – Te amo Uru, perdón por hacerte pasar por todo, perdón por no darme cuenta antes, por no aceptarlo. Tenía miedo de perderte y al final casi te pierdo para siempre. Prometo no volver a dejar que eso pase, quiero pasar lo que me resta de vida contigo, a tu lado, quiero hacerte feliz y ser yo el que te complazca, el que te consienta, el que te haga pensar que toda tu existencia valió la pena solo por esto…

 

Uruha puso sus dedos sobre los labios de Aoi – valió la pena si puedo pasar mi vida entera contigo. No necesito nada mas, contigo encontré mi libertad y no necesito que lo desees para saberlo. Te amo Aoi y eso es lo único que tiene sentido para mi – sonrió.

 

-deseo que seas libre Uruha, que nadie mas te vuelva a decir que tienes que hacer, que vayas a donde tu quieras cuando tu quieras, que hagas las cosas solo por el gusto de hacerlas. Deseo que seas libre hasta para amarme, que no se yo quien te ate a nada y que seamos los dos, los que disfrutemos esa libertad juntos – terminó.

 

Ninguno dijo nada y en menos de dos segundos la botella se elevó en el aire, Uruha comenzó a sentir una opresión en el pecho, significado de que aquella vida eterna le estaba siendo arrebatada. De pronto se sentía mas débil, señal de que todo el poder del universo ya no le pertenecía. Sintió hambre, sintió sed y sintió frío; todo al mismo tiempo y unas inmensas ganas de llorar lo invadieron, mientras todas aquellas cosas con las que había vivido durante tanto tiempo se escapaban lentamente.

 

De pronto, la botella se rompió. Se rompió en miles de pedazos que nunca cayeron al piso, desaparecieron a medida que iban cayendo. En menos de diez minutos, todos los pedazos habían desaparecido.

 

Uruha respiraba agitadamente, se sentía raro, pero no por eso mal. Aun sentía la magia recorriendo su cuerpo, pero no en los torrentes a los que estaba acostumbrado, tampoco sentía esa continua fuerza jalándolo hacia la botella. De hecho no sentía nada que no quisiera sentir. Miró a Aoi y sonrió probablemente la sonrisa mas radiante que jamás había adornado la cara del castaño.

 

Se arrojó al cuello de Aoi, quien lo recibió un poco sorprendido, no sabía que esperar, temía que Uruha se enfermara o algo, debido a la manera que palideció cuando la botella se deshizo.

 

-¿soy de verdad libre? – preguntó en su oído – rápido, desea el Nilo – dijo como niño chiquito.

 

Aoi alzó una ceja – deseo el Nilo – dijo sin pensar.

 

-¡¡¡¡NI-LO SUEÑES!!!! – gritó con alegría al notar que ya no había una fuerza que lo llevara a cumplir lo que le pedían aun en contra de su voluntad. Saltó sobre el sillón con alegría, como si fuese un niño pequeño con juguete nuevo, saltaba de un sillón a otro con la alegría desbordando por sus poros.

 

En un momento, al saltar de un sillón a otro Uruha perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer, sin embargo Aoi lo alcanzó a sostener – ten cuidado – lo regañó el pelinegro – no quiero que te pase nada – le sonrió mientras lo cargaba – te haré algo de comer, a ver si así te calmas – lo dijo como si fuera la cosa mas normal del mundo.

 

Uruha lo besó de forma desesperada – no tienes idea de lo feliz que me hiciste con esa oración – por primera vez no sentía la imperiosa necesidad de satisfacer las necesidades de alguien, pues si bien quería complacer a Aoi, ya no era de la misma forma que cuando era un genio. Ahora quería hacerlo feliz sin que fuera una obligación.

 

-creo que te volviste loco….

 

-x-

 

Llegó de la universidad exhausto, a pesar de que no se tenía que preocupar por la comida, puesto que los poderes de Uruha eran suficientes para que vivieran bien. Aun seguía asistiendo a la diversidad puesto que quería darle una vida mejor a Uruha, no quería que el antiguo genio se la diera a él.

 

-bienvenido – ese saludo efusivo que tanto amaba lo recibió de lleno. El castaño se subió a él rodeando su cintura con las piernas.

-Uru estoy cansadísimo, al parecer entre mas tarea dejan mas se divierten los profesores – hizo una mueca.

 

Uruha hizo un puchero – pero, tengo ganas – dijo inocentemente – todos los días has llegado tarde – se entristeció – incluso le mentí a Kai diciendo que mi familia estaría de visita para que él y Reita no se aparecieran por aquí hoy – parpadeó inocentemente.

 

-perdón uru, tienes razón. Solo quiero complacerte y darte lo que mereces…

 

-yo te merezco a ti – le dijo al oído – eso es todo lo que quiero – sonrió – el amo viene cansado – hizo una voz melosa, la cual hizo que Aoi se excitara casi de inmediato, lo mataba cuando Uruha hablaba de esa forma – Uruha complacerá al amo….haré lo que tu desees…

 

Aoi sonrió con lascivia mientras se dejaba hacer. 

Notas finales:

ok, que les parecio???

les gusto???

me dejan un review por ser el ultimo??? 

les recuerdo darse una vuelta por mis otros fics si esste fue de su agrado n_n

gracias a todas por apoyarme, a las GalletaZ, en especial y *se siente como si estuviera recibiendo el oscar* gracias a todas a cats y a jyutaka y dios si menciono a todas me paso del limite en serio gracias n_n


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