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Body & Art por Kuroi Koneko

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Notas del capitulo:

Los personajes y lugares mencionados son de mi completa invención y quien desee usarlos para fines malignos sufrirá las consecuencias ¬¬

Bueno, esta es la introducción, espero sea de su agrado.

 

 

-          En serio Fury, deberías pensar en salir con alguien además de esa perra… no te dejará nada bueno –le decía su compañero de trabajo mientras que en el fondo se escuchaban los quejidos de un cliente siendo atendido por otro joven.

 

-          Pero la adoro, no tengo por qué –repetía ante la letanía que solía soltarle cada vez que tenía oportunidad, agradeciendo la llegada de un cliente al local que interrumpiría el regaño.

 

Fury era el dueño de “Dark Corner” un local de arte corporal en una avenida concurrida, de proporciones modestas y de respeto entre los tatuadores de la zona, con la fachada pintada en negro con letras blancas al estilo tribal, con vitrinas donde mostraba los piercing y las paredes tapizadas de diseños de tatuajes.

-          Sabes de que hablo Fury… hay muchas chicas que estarían dispuestas a salir contigo  -le decía su amigo Zaiko, mientras mostraba un catálogo al nuevo cliente.

 

-          ¿No tuvimos esta conversación ya? –respondió Fury con tranquilidad, suspirando con resignación.

 

-          Pues no seas tan antipático, hay vida además de trabajar y atender a Grecia – dijo, callando solo para ir a trabajar con el nuevo cliente, dirigiéndose a su estación: un cubículo con la silla de tatuador y todo su material.

 

Fury era un joven emprendedor, había comenzado trabajando en un salón de tatuajes hasta que compró el viejo local a un vendedor de zapatos desesperado, con esfuerzo lo había ido levantando hasta lo que era ahora, trabajando duro y sin descanso, a pesar de que la gente siempre tuviera mala imagen de la gente como él. Aunque no era para menos, era un chico alto y de buen cuerpo, con la piel blanca y rasgos masculinos sin verse tosco, ojos verdes y labios gruesos, con el cabello corto a los costados pero más largo en el estilo de mohawk  pero desmechado, no rígido y ridículo, con mechones cayendo en su frente y largo hasta media espalda, esencialmente negro pero con mechones verdes, rojos, azules y morados desperdigados por ahí. Usualmente mostraba los brazos tatuados y tenía aretes en la ceja, el labio, en casi todas las orejas y demás lugares no a la vista.

En el local trabajaba también Zaiko, uno de sus amigos más cercanos, con un cuerpo intimidantemente grande, por lo alto y musculoso que era aunque sin llegar a lo exagerado, con el cabello pintado rojo fuego largo como al hombro con algunas trenzas con cuentas y plumas entre la melena, tatuado y con expansores en las orejas; y Pit, el más joven, un muchacho delgado de estatura media con el cabello rubio y largo en rastas delgadas atadas en una coleta alta, con un tatuaje de unas espadas cruzadas en el cuello y múltiples aretes en el rostro.

En fin, Fury acomodaba la nueva mercancía en las vitrinas mientras sus subordinados trabajaban, pensando en los constantes reclamos de Zaiko, la constumbre le venía de todas las chicas que iban y venían de la agenda de citas del Fury, nunca llegaba a entablar un relación con ninguna y eso le desconcertaba al pelirrojo, después de todo su jefe tenía su atractivo. Sin embargo, era Fury el que no estaba satisfecho, aun no encontraba a la ideal, a la que despertara en él algo más que una atracción momentánea y también contribuía la juez con mayor voto en sus decisiones: Grecia.

Se escuchó un ladrido y miró a través del cristal de la puerta un inmenso perro blanco con manchas cafés en su pelaje, llevaba un collar rojo con un cascabel y a pesar de todo daba un aspecto amenazante, claro, en dos patas seria casi de la estatura de Fury, al que le movía la cola como si fuera un mimoso cachorrito, y para él lo era, su adoración: Grecia.

-          Te habías tardado nena –dijo abriendo la puerta para dejar pasar a la perra, que se frotó contra la pierna de su amo, antes de ir a acostarse en un gran cojín tras el mostrador, quieta, mostrando que era un animal adorable a pesar de su aspecto, además que era increíblemente inteligente e identificaba perfectamente a la gente buena, por lo que era quien tomaba papel importante en ese aspecto de la vida de Fury: persona que no le agradase a Grecia, persona de la que Fury desconfiaba.

Esa era la principal razón por la que descartaba una chica, si Grecia se ponía alerta el no confiaba en la chica, y hasta ahora su amiga no se había equivocado, le había salvado de ser estafado y contratar gente indeseada, Pit había sido contratado bajo el juicio implacable de su mascota.

Fury estaba pensativo antes de dar un bote en su sitio al escuchar el inconfundible sonido de victoria de Pit, que chocaba la mano con el chico recién tatuado.

-          Pit, eres un artista! –le felicitaba el chico mirando el resultado en un espejo antes de ser vendado

 

-          Lo soy, lo soy –repetía Pit orgulloso, acompañando al cliente a la puerta mientras le despedía con la mano, sacando el dinero de su bolsa en cuanto este se fue- Aquí esta jefecito, otro trabajo bien hecho –dijo con esa alegría efusiva que siempre llevaba ese muchacho.

 

-          Eso me alegra niño –empujando su frente con el índice ante el gesto de inconformidad del rubio.

 

-          No me digas niño Fury!  -se quejó ante la risa de su jefe, que gustaba de meterse con él.

 

-          Ya, no te quejes, es más… me siento benevolente hoy tu escoges el almuerzo –se cruzó de brazos en ojiverde, mirándolo con una sonrisa ligera en los labios.

 

-          ¿En serio? –contento- Grillburguesas! –dijo casi inmediatamente, ante una risa leve de su jefe- Quiero una doble con tocino, muuuucho tocino! –

 

-          Bien, Zaiko! Traeré hamburguesas ¿De qué quieres? –alzó la voz, a lo que se interrumpió el zumbido de la pistola

 

-          De tres carnes en BBQ –respondió antes de regresar a su trabajo.

 

-          Bien, no quemes el lugar Pit –le dijo al chico al ponerse de pie, llamando a su mascota que caminó a su lado saliendo del local y caminando por la acera.

 

Compraba la comida en el local de Grillburguesas ante la mirada no muy agradada de muchos, pero ignorándolas concentrado en el prometedor alimento, mientras Grecia esperaba fuera.  Al recibir la orden salió del lugar buscando a su mascota, pero no la encontró, por lo que arqueó una ceja y comenzó a andar.

-          Grecia! Ven nena –silbaba llamándola, a lo que un ladrido contesto, lo cual le pareció raro debido a que siempre acudía a su llamado, pero caminó hasta toparse con un café con mesas en el exterior, mirando a su mascota sentada junto a una en particular, moviendo la cola contenta ante las caricias- No te vayas así… me asustas –riñó a la perra

 

-          Es una perra muy inteligente, tal vez buscaba la sombra de aquí –dijo una voz, y por primera vez reparó en quien se sentaba en la mesa, impresionado de la docilidad y comodidad de su mascota hacia esta. Se quedó congelado, mientras su corazón se detenía por un segundo, el era una persona sensata que siempre sabia como reaccionar pero en ese momento no fue así y tuvo la descabellada sensación de haber encontrado al amor de su vida.

 

Fury había jurado que si encontraba a la persona correcta él lo sabría, y si, lo sabía pero no lo podía creer, no había encontrado a la chica de falda corta que imaginó sería, en cambio estaba ante un hombre de traje.

-          ¿Pasa algo? –preguntó el hombre, que se miraba de una estatura cercana a la de Zaiko, pero completamente diferente, con el cabello castaño corto y peinado, los rasgos de adulto joven contrastanto con unos ojos que chispeaban vitalidad en un color gris acerado que parecían traspasarlo.

 

-          No, disculpe, solo me impresionó que Grecia se sentara junto a un extraño, debió agradarle –dijo recuperando la voz, pero aun así estando algo perturbado, moviéndose ansiosamente una de las arracadas de su oreja.

 

-          Seria agradable de saber, son seres muy nobles –dijo con una voz calmada y masculina, erizando toda la piel del imperturbable tatuador

 

-          Lo son, pero espero no le interrumpa, parece ocupado –dijo llamando a la perra, que parecía no querer irse.

 

-          No te preocupes, estoy en mi descanso y la empresa no se encuentra lejos de aquí –dijo señalando un edificio de varios pisos y amplios ventanales- ¿Qué hay de ti?-

 

-          Pues estaba comprando comida, también tomo un descanso del trabajo –dijo mostrando la bolsa de comida, algo más relajado al ver que se trataba de una persona agradable.

 

-          Creo que sería prejuicioso admitir que me sorprende escuchar que tienes un trabajo, no pintan muy bien a la gente con tu aspecto –dijo con una sinceridad que hizo parpadear a Fury, que no sabía si debía ofenderse, acostumbrado a esa opinión de la gente sobre su físico, pero por alguna razón, le dolió escucharlo.

 

-          Supongo… -dijo con cierta indiferencia, y al parecer   el hombre notó que  le había ofendido.

 

-          No tenía la intención de ser grosero, creo que fui demasiado sincero –se disculpó aunque Fury hizo un ademán de restarle importancia.

 

-          Estoy acostumbrado, si me disculpa, voy a trabajar –dijo dándose la vuelta y andando hacia su propio local, dejando al atractivo empresario en la terraza mientras Grecia caminaba a su lado

 

-          Ya era tiempo! Muero de hambre –se quejaba Pit tomando la bolsa y sacando su comida, vertiendo una generosa cantidad de Cátsup , mientras Zaiko también tomaba la suya y comía en silencio, aunque notando la perturbación de su jefe.

-          ¿Pasó algo Fury? –preguntó el pelirrojo

 

-          Creo que no –respondió algo ido, meditando las encontradas emociones de ese encuentro, lo que había sentido había sido real, el lo sabía, pero a la vez se negaba a creer en algo así como los flechazos a primera vista, además que nunca se había puesto a pensar que podría gustarle un hombre y uno que parecía ser prejuicioso con su aspecto, además que no había preguntado su nombre y se había ido algo sentido como para meditar que había dejado  pasar la oportunidad de conocerlo un poco.

 

-          El jefe está enamorado! –se burló Pit antes de recibir un pepinillo como proyectil en la mejilla de parte de Zaiko- Ey rojito! –se quejó arrojándole tocino al otro en una especie de guerra, mientras ambos discutían.

 

-          Niño torpe… -fue lo único que murmuró el mayor mientras comía pensando en los ojos grises que poseía aquel hombre, decidiéndose a que debería buscarlo, después de todo, fuera lo que fuera tenía la necesidad de buscarlo, pues no cuestionaría al destino aunque en ese momento le gustaría recordarle a su progenitora…

 

 

 

 

Notas finales:

Como dije es solo la introducción ¿Deberia continuarlo? ¿Que piensan? 


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