Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La "Cupido" de las Islas por Rabbito88

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

nyan~ u_u  me tardé mucho con esto... examenes... gente acosadora... pero ya esta  :3  lo prometido se cumple!  

enjoy~ 

 

Fue un paseo lento y callado camino a la casa del peli-plateado. Riku caminaba apretando la mano de su amigo con rostro sereno, estaba feliz, cualquiera lo habría notado. Sora por su parte estaba hecho un lío. Su estado de quinceañera enamorada había pasado y ahora que tenía los pies en la tierra otra vez no sabía realmente como reaccionar, su pequeña confesión de hace un momento había sido algo muy espontáneo, causado por la situación y el ambiente (o eso creía él); claro que quería a Riku, eso ya lo había aceptado, lo que no podía asimilar era el hecho de estar caminando tomado de la mano del peli-plateado... caminando a su casa... de noche. No podía evitar temblar y sentir varias gotas de sudor frío bajando por su espalda, jamás le habían atacado los nervios de tal forma.

Finalmente al llegar se soltaron las manos para que el mayor pudiese abrir la puerta de su casa.

 

- Por cierto, no hay nadie en casa así que tendremos que cocinar nosotros - anunció Riku, pero el castaño estaba demasiado perdido en sus propios pensamientos como para darle una respuesta más allá de un "aja" seguido de un torpe movimiento de cabeza.

 

Riku le miró de reojo y suspiró luego, volviendo a tomar la mano del más bajo y haciéndole entrar a la casa, hasta su habitación. Una vez dentro, el más alto le hizo una seña a su amigo para que se pusiera cómodo mientras él se cambiaba de ropa.

Sora pudo apreciar una parte de la perfecta espalda del peli-plateado mientras se despojaba de su camisa, justo antes de que cerrara la puerta tras él. El impacto de la puerta al cerrar hizo que el castaño volviese a la realidad y cayera en cuenta de que hacía unos segundos había estado devorándose a Riku con la mirada. Se revolvió en la cama sin poder creer lo que estaba haciendo, ¿desde cuando le gustaba ver a Riku de esa manera? ¿Sería por lo que pasó hace un rato?... ¿Ahora eran algo así como... novios? No estaba seguro de si eso era realmente lo que quería. Aún más frustrado que antes se dedicó a rodar por la enorme cama de su amigo hasta que su cara dio con la almohada del mayor.

 

- Riku... - murmuró, hundiendo su rostro en la bolsa de plumas y abrazándose a ella como si alguien quisiera quitársela. Estaba impregnada con el aroma del peli-plateado, de alguna manera su olor le relajaba.

 

Estaba al borde de quedarse dormido cuando unos labios cálidos y ya bastante familiares se posaron sobre su cuello. Aquel beso le hizo estremecer, una chispa eléctrica recorrió la totalidad de su espalda y terminó en su pecho, haciendo que se sintiera extraño y muy caliente por dentro. Sora se quedó inmóvil a pesar del terrible impulso que sentía de darse vuelta y ver aquellos profundos ojos aguamarina de cerca, sabía que si daba vuelta, dejaría de sentir las caricias de Riku en su espalda, y no quería que eso pasara por nada del mundo.

 

- Sora... ¿Por qué estás tan nervioso? - murmuró Riku mientras buscaba subir la camisa del menor.

 

- ¿Ne-Nervioso? - fingió no entender, teniendo un pequeño espasmo ante las gélidas manos del peli-plateado paseándose por su espalda, eso, sumado a lo ronca y profunda que se había vuelto su voz, estaba comenzando a causarle un cierto hormigueo en la parte baja de su vientre. Riku le ignoró, siguiendo con sus caricias, su piel tan tersa le volvía loco, quería besar cada centímetro de ese cuerpo, pero temía que si lo hacía en las condiciones en las que estaba el de cabello achocolatado en ese momento, terminaría con un ataque cardiaco o algo parecido.

 

- ¿No vas a responderme? - insistió el mayor, terminando con los cariños y apartándose del más bajo - Dime que te pasa... ¿No quieres que haga esto?

 

Sora negó con la cabeza de inmediato. No quería que Riku creyera eso, pero tampoco quería decirle la razón de su reciente timidez, era algo muy tonto, incluso para él. Guardaron silencio unos minutos más hasta que el castaño sintió al mayor levantarse de la cama. Se despegó de la almohada y se sentó buscando a su amigo con la mirada, casi por obra de un reflejo, temía que tal vez le hubiese hecho enojar.

No le vio en un principio, pero luego lo divisó sentado en el borde de la ventana. Un suspiro de alivio se escapó de los labios de Sora mientras se acercaba al otro desde atrás. Si se hubiese tratado de cualquier otra persona se habría preocupado de que pudiese caer por la ventana, pero como era él no tenía de que preocuparse. Cuando por fin estuvo lo bastante cerca descansó la cabeza en el hombro de Riku para hacerse notar. El peli-plateado ya había sentido al más bajo acercándosele, pero no desvió la mirada de la ventana, ni siquiera cuando Sora se apoyó de él, quería ver que hacía su amigo de cabello achocolatado para llamar su atención.

 

- ¿Estas molesto? - le preguntó tirando de su manga, si le hubiese dirigido la mirada seguramente habría usado su mejor cara de cachorro.

 

- No... sólo te daba tu espacio - su respuesta sonó algo fría aunque esa no había sido su intención. No estaba molesto, sólo un poco decepcionado.

 

Sora se supo de puntillas para alcanzar a abrazarse al cuello del más alto con suma timidez - lo siento, Riku... - murmuró antes de besar su mejillas, sintiendo que sus propios labios temblaban y que la sangre comenzaba a subírsele al rostro, sin poder hacer nada por evitarlo.

Aquello fue suficiente para arrancarle una muy mal disimulada sonrisa al más alto. De inmediato Riku se volteó para presionar sus labios contra los del castaño. El beso tomó por sorpresa a Sora, pero no se resistió a él, en lugar de eso decidió hacerlo más intenso, como el de hace rato, abrazándose con más fuerza al cuello del mayor y comenzando a acariciar de forma algo juguetona una hebras plateadas que caían por su espalda, al tiempo que su lengua buscaba la del otro, casi desesperadamente.

Confusión y lujuria, y a la vez miedo. No entendía cómo todas esas sensaciones podían acumularse en un solo instante. Aquello no estaba bien, le decía su ser racional que no podía sentir tales cosas por aquel al que llamaba su mejor amigo, pero su cuerpo y algún extraño rincón de su ser subconsciente le impedían detenerse.

El peso de Sora obligó a Riku a bajarse del borde de la ventana, aún sosteniendo el profundo beso. Bajó sus brazos hasta la cintura del más bajo para apretarle más a su cuerpo. Podía sentir el pecho de Sora contra el suyo, hinchándose con dificultad ya por la falta de aire. Detuvo el beso contra su voluntad, dejando sus labios y su lengua deseosos de más, más de aquella deliciosa sensación que le daba el cuerpo del castaño.

 

- Riku... - murmuró el más bajo, algo sorprendido por el tono tan suave,  o más bien erótico que había adquirido su propia voz en ese momento.

 

Los ojos de Sora le veían desde abajo, casi suplicantes, o al menos así se veían para Riku. En verdad podía perderse en ese azul intenso y perfecto por horas, podía hacer cualquier cosa para que esos ojos le vieran a él y sólo a él... para que Sora fuera suyo, sólo de él.

De ponto el peli-plateado le tomó por la cintura nuevamente y le hizo sentarse en el borde de la ventana, quedando el menor ahora una cabeza por encima de la altura de Riku.

 

- ¿Qué... qué estas haciendo? - preguntó con renovados nervios al ver que Riku comenzaba a subirle la camisa. No recibió respuesta alguna, los labios del mayor estaban demasiado ocupados degustando su vientre como para decirle algo que además ya era bastante obvio.

 

Los besos siguieron ascendiendo por su cuerpo conforme la camisa iba descubriéndolo. La lengua de Riku se deslizó con lujuria desde su abdomen hasta sus tetillas, mordiéndolas un poco después, lo suficiente para que enrojecieran y se templaran. Cada vez se hacía mayor el placer que aquello le provocaba a Sora, y no sabía realmente identificar si eso era bueno o malo.

 

- Sube los brazos, Sora - dijo el peli-plateado muy cerca del oído del otro, con voz ronca, entonada intencionalmente de forma bastante sensual. Quería terminar de deshacerse de esa incomoda camisa que le impedía seguir disfrutando de la piel del más bajo.

 

- Yo lo hago - murmuró el aludido, en un tono tan bajo que a penas y le fue posible a Riku escucharle. Dicho esto tomó su camisa por un extremo y se la quitó, con cierta dificultad. No tenía muy buen equilibrio ahí sentado al borde de la ventana, pero después de unos segundos logró pasarla sobre su cabeza, arrugó la tela como pudo y la sostuvo con su mano izquierda, mientras que con la derecha se sujetaba al marco de la ventana, atacado por el vértigo.

Riku le había estado observando curioso mientras hacía aquello. No se había imaginado que ver a Sora desvistiéndose para él le provocaría tantos pensamientos sucios como los que estaban atravesando su mente en ese momento. Se habría dejado llevar por su imaginación de no haber sido por una vocecilla que interrumpió sus divagaciones.

 

- Tengo frío...

 

Sora aún estaba sentado en la ventana, sin camisa y además recibiendo todo el viento de afuera con su descubierta espalda. Faltaba poco para que comenzase a temblar. Riku rió un poco, tomando a su amigo por la cintura nuevamente y bajándole de donde estaba, cerrando la ventana tras él para que la gélida brisa de afuera no siguiera molestando.

Se quedaron ahí unos segundos. Riku sosteniendo a Sora por la cintura y Sora mirando a Riku como atontado. Se creó un silencio incómodo entre los dos que duró un minuto entero, hasta que el castaño decidió romper el hielo. Se abrazó al cuello de Riku nuevamente y de inmediato se fundieron en otro de esos apasionados besos. Ambas lenguas se encontraron y degustaron con libidinoso placer el sabor del otro. El pecho de Sora comenzaba a ponerse caliente, de hecho la temperatura de todo su cuerpo había comenzado a elevarse conforme las manos  del peli-plateado iban acariciándolo. Sora puso sus manos sobre el pecho del otro, sintiendo sus músculos por encima de la tela de aquella camisa que estaba comenzando a odiar por estar cubriendo el cuerpo de Riku.

 

- ¿Quieres que me la quite? - le preguntó Riku, con una sonrisa algo maliciosa que el menor no supo interpretar. Un movimiento de cabeza fue todo lo que recibió por respuesta, era demasiado para Sora decirle de frente que quería que se desnudara, tan sólo pensarlo le daba una extraña sensación en el pecho.

 

La sonrisa del peli-plateado se mantuvo mientras se alejaba un poco para quitarse su camisa lentamente. Lenta y tortuosamente según la percepción del castaño, quien comenzaba a sentir la ausencia de las manos de su amigo acariciándole.

Una vez se deshizo de su camisa, alargó un brazo hasta alcanzar la mano de Sora con la suya, acercándole lentamente a él y a la vez retrocediendo varios pasos, hasta finalmente llegar a la cama. Riku fue el primero en sentarse sobre el mullido colchón, muy superficialmente, con una pierna apoyada en el suelo y otra en la cama, y tras él se sentó Sora, más por los delicados tirones del mayor que por voluntad propia, de hecho en ese momento le podrían haber pedido que ladrara como perro y lo habría hecho, estaba hipnotizado con la belleza de su amigo, quería estar cerca de su pecho y sentirlo con sus manos, quería besarlo, se sentía mal por ello, pero ya le era imposible evitarlo.

Casi sin darse cuenta volvió a colocar sus manos sobre aquel perfecto pecho. Riku le veía sin decir nada, dejándose hacer.

 

- Riku, esto está mal...

 

- ¿Qué está mal, Sora? - preguntó, besándole la mejilla a lo que el castaño reaccionó entrecerrando los ojos y alejándose un poco, en verdad quería que Riku le escuchase, pero si comenzaba a besarle de nuevo no podría unir bien las ideas en su mente y terminaría sin decirle nada. - ¿Qué está mal? - repitió el peli-plateado, ignorando lo que acababa de hacer el más bajo y volviendo a besarle la otra mejilla.

 

- Lo que estamos haciendo, esta mal - a penas y podía concentrarse con la lengua del mayor paseandose por su cuello, pero no se rendiría tan facilmente, queria que Riku le escuchase - Los amigos no se besan, ni sienten cosas en el estomago cuando ven a sus amigos sin camisa...

 

- Eso no es tu estomago, tonto, es mucho más abajo - señaló Riku, sonriendo victorioso al ver que la expresión del más bajo indicaba que estaba en lo correcto. Entonces decidió aprovechar ese momento de vulnerabilidad de su amigo para robarle un corto beso en los labios, solo para captar su atención - como sea, tú y yo somos más que simples amigos, Sora.

 

Sora le vio unos segundos sin entender lo que le acababa de decir. ¿Más que simples amigos? ¿Quería decir con eso que ahora eran... algo más? De nuevo los nervios comenzaban a atacarle. Tan desconcentrado de todo estaba que el beso de Riku le tomó por sorpresa, hasta el punto de abrir los ojos enormemente y echarse para atrás, pero no fue suficiente para hacer que el de cabellos plateados se detuviera. Riku continuó besandole, pidiéndole con sus labios que le diera permiso para profundizar mas el beso, y así fue. Sora sentía que le faltaba el aire, pero cada vez se le hacía más dificil rechazar al mayor. Finalmente se entregó a aquel sentimiento que había estado reteniendo desde el primer momento en que sus labios se encontraron por primera vez con los de su amigo, aquella chispa de lujuria que estaba deseosa de convertirse en una llama indetenible y peligrosa.

Varios suspiros comenzaron a brotar ahogados en medio del beso, algunos por parte del castaño y otros tantos del peli-plateado. Las manos de Riku trazaban lineas sin rumbo sobre la piel del más bajo, hasta llegar a su vientre, y más abajo hacia su entrepierna, hasta que entre su jugueteo notó que había "algo" demasiado apretado en el pantalon de Sora.

El menor no dijo nada al sentir como Riku comenzaba a bajarle la cremayera a pesar de lo terriblemente fuerte e incomodo que se le hizo el sonido, tampoco se negó a que   le bajase el pantalon y la ropa interior lo suficiente como para dejar su miembro totalmente desprotegido, no quería seguir pareciendo nervioso ante Riku, aunque la verdad era que jamás había estado más nervioso en su vida.

Riku sonrió con los fracasados intentos de Sora por parecer seguro. Le parecio algo tierno, en cualquier otra persona lo habría considerado estupido o inutil, pero en el castaño resultaba totalmente diferente.

 

- Esta bien si estas nervioso - le dijo Riku, acercándosele a su oido y lamiendolo un poco mientras comenzaba a acariciar su rosado miembro - es normal, Sora, es tu primera vez ¿no?

 

- ¿Que estas diciendo, Riku? - refutó entre pequeños suspiros. Sabía lo que estaba haciendo el mayor, era virgen, no estúpido,  lo que no sabía era que las manos de Riku acariciándole ahí podrían sentirse tan bien.

 

- Estoy diciendo que no tienes por que esconderme nada - su respuesta hizo que Sora volviese a sentir una sensacion extraña en el pecho, junto con ese condenado hormigueo en su miembro que cada vez se hacía más intenso conforme Riku iba tocándolo.

 

Un gemido se escapó de los labios del castaño al tiempo que su cuerpo tenía un ligero espasmo a causa del placer. Riku sonrió de nuevo, besándo fogosamente al más bajo y aumentando la velocidad con la que le masturbaba. De inmediato más gemidos y más saltitos salieron de Sora sin que pudiese evitarlo, no tenía nada de resistencia para esas cosas.

 

- Riku, no sigas - dijo apenas se deshizo el beso con un tono tan erótico que ni el mismo peli-plateado podía creer que ese fuera el enano ojos azules que estaba en frete de el. Bajó sus manos hasta las de Riku para detenerle, sorprendiendose al sentir su porpio miembro tan erecto como estaba. Entonces algo muy propio de él se le pasó por la mente: estaba siendo el unico recibiendo de Riku, sin darle nada, eso no podía ser de esa forma, el tambien quería hacer algo por el peli-plateado. - mnh... tu tambien estas duro... ¿no es cierto? - murmuró con voz casi inaudible mientras buscaba introducir su mano en el pantalon del más alto, encontrando de inmediato su miembro, mucho más tenso de lo que imaginó que estaría.

 

- No tienes que hacer eso... - le dijo el peli-plateado casi ronroneando. Su voz estaba aun más ronca que antes, con un tono que le ponía la piel de gallina al más bajo.

 

- Pero... yo tambien quiero... hacerte sentir bien - se detestaba a si mismo por no poder detener esos jadeos que le impedían hablar con un tono de voz normal. Riku sonrió un poco y se inclinó como pudo para besar al castaño, mordiédole un poco los labios por la excitación, mientras que Sora ya comenzaba a bajar el cierre del peli-plateado para poder acariciar mejor su miembro.

 

Un leve color rojo se apoderó de las mejillas del más alto a causa del placer que le estaban dando las manos de Sora. Gimió un poco en medio del beso, acelerando de nuevo la velocidad con la que masturbaba al castaño.

Sora volvió a tener varios espasmos, sentía como la piel de su espalda se iba erizando conforme se iba acercando al orgasmo, no podría resistirlo por mucho más.

 

- Ah...Ri...Riku - quería decirle que se detuviera pero a penas y podia articular bien en medio de sus gemidos. Los espasmos se hicieron más constantes y los gemidos del castaño más sonoros, hasta que finalmente las manos de Riku se empaparon con ese líquido blancusco que había estado esperando con tanta ansiedad. Sora sintió como su cuerpo se deshacia de esa extraña sensacion, se sentía tan bien, no quería que desapareciese nunca.

Riku se arrodilló sobre el colchon y se acercó a besar con lujurias el cuello del más bajo, sigueindo por su pecho y sus tetillas aun erectas. Poco a poco le fue recostando de la cama para poder degustar mejor el sabor de su piel, claro había dejado de recibir las caricias de Sora por lo que ahora tenía una sensación realmente incomoda en su zona baja, pero ya pronto se encargaría de eso.

 

- Riku... - murmuró el castaño enrredando sus dedos en el cabello de su amigo, disfrutando de sus besos y caricias.

 

El peli-plateado sigió con el camino de besos que había estado trazando por el cuerpo del más bajo, subiendo hasta su cuello y mordiéndolo un poco ahí, escuchando como un suspiro salía de los labios del otro.

 

- Quiero que seas mio, Sora - le susurró al oido.

 

Sora tembló un poco al sentir el aliento de Riku en su cuello y aun más al analizar las palabras que acababa de e escuchar. No entendía muy bien lo que le decía, o al menos quería hacer como si no entendiera a lo que se referia.

 

- Pero si ya soy tuyo, Riku... - dijo en un vano intento por distraer al peli-plateado y asi evitar que intentase violarle. Tal vez no era tanto que no quisiera que Riku le hiciera el amor, sino mas bien era miedo de tener su miembro dentro de el, por su tamaño, podía imaginar que iba a ser algo tremendamente doloroso.

 

- Bien... entonces no te importara que te haga el amor ¿no es cierto? - ahí estaban esas palabras que no quería escuchar. Sabía que no saldría de ese lugar sin que ese tonto le hiciera eso, lo supo desde el momento en el que hizo el comentario acerca de su virginidad.

 

Riku no espero a que le respondiera, sabía que no recibiría una respuesta en ese momento, así que solo actuaría. Volvió a trazar otro camino de besos por el pecho de Sora hasta llegar a su vientre, bajando aún mas, empujando al castaño de forma que se voltesa de costado.

 

- Riku, espera... - ahora estaba realmente nervioso, repitió de forma casi suplicante que esperara pero nada de lo que dijo sirvió, y finalmente sintió como la tibia lengua del peli-plateado entraba furtivamente en su pequeño agujero. No se sentía para nada bien, no quería que siguiera, pero sabia que si seguía poniendose tan nervioso no haría más que empeorar las cosas. - mnh... no sigas por favor... - siguió intentando con sus suplicas, pero parecían no tener efecto alguno. Entonces las manos de Riku volvieron a apoderarse del miembro de Sora, volviendo a acariciarlo mientras su lengua se movía dentro del castaño, comenzando a tocar cierto punto sensible, que le hacía temblar de forma inconsciente. Estaba comenzando a gustarle, hasta el punto de hacer que su cuerpo volviese a mostrar señales claras de excitación.

Riku dejó lo que estaba haciendo para sujetar con algo de rudeza una pierna del más bajo, levantándola un poco, ya estaba en su límite y no iba a esperar ni un segundo mas para obtener lo que quería.

 

- Detente... no lo hagas - sollozó Sora, revolviéndose como podía ahora que la lengua del peli-plateado ya no estaba dentro suyo. Sintió como el miembro de su amigo comenzaba a apoderarse de su entrada lentamente, pero aun así le dolía. Unas lágrimas rebeldes se asomaron a sus ojos, tenía toda la pinta de que iba a empezar a llorar, hasta que la voz de Riku le calmo.

 

- Te amo... ¿recuerdas?... mnh... no hare nada que te dañe... relájate... un poco mas - estaba comenzando a suspirar en medio de su lento vaiven, quería acelerarlo, sentir más placer, pero no lo haría hasta que el castaño se sintiese bien con ello, realmente no quería hacerle daño.

 

- Pero duele... Riku - se quejó muy bajito,haciendo su mejor esfuerzo por relajarse.

 

- Pronto dejará de doler, te lo prometo - dicho esto dejó escapar otro suspiro, moviendose de forma que su miembro penetrara más profundamente. Sora gimió, aquello le había dolido, pero tambien había sentido algo extraño mezclado con el dolor, la misma sensación que tuvo cuando la lengua de Riku estaba jugando dentro de él.

 

Tal y como dijo el pei-plateado, pronto el dolor se disipó, no desapareció por completo, pero al menos ahora era mucho más soportable, además estaba ese cosquilleo que había comenzado a hacerse más fuerte, lo suficiente como para provocar que la piel de Sora volviese a erizarse.

 

- Más rapido... Riku...

 

Probablemente se arrepentiría el resto de su vida por haber dicho esas palabras con aquellas voz tan erótica, ni el mismo había creído lo que había dicho. Riku hizo lo que se le ordenó con gusto. Su vaiven comenzó a hacerse más rápido, escuchando gemidos ahogados por parte del castaño con cada estocada. Sora también comenzó a mover sus caderas como podía, buscando más placer, quería que el peli-plateado fuese aún más rápido, quería llegar al orgasmo de nuevo, pero no se atrevía a volver a pedir por más, y no fue necesario que lo hiciera, Riku siguió aumentando la velocidad, a un ritmo casi frenético, gimiendo pesadamente y sintiendo que pronto se correría.

Sora se aferró a las sabanas, tirando de ellas de forma inconsciente. Sus espasmos comenzaron a hacerse igual de freneticos que las estocadas, gimiendo cada vez más fuerte, más y más, y finalmente sintió de nuevo como todo su cuerpo vibraba al tiempo que se venía, ensuciando un poco el colchón con su semen. Riku terminó casi al mismo tiempo, dentro de Sora. Salió de él lentamente, ambos respiraban con dificultad. El mayor se acostó al lado del castaño, acercándo su mano hacia su rostro, pero en ese momento Sora se dio vuelta y se tapó con la almohada, murmurando cosas inentendibles.

 

- ¡No me mires! - chilló fuerte para que el más alto le entendiera. Sentía como el color de su rostro se ponía cada vez más rojizo, no quería que Riku le viese asi.

 

- ¿No me dejarás verte... despues de que acabo de hecerte el amor? - no logró que voltease, pero si Sora no se daba vuelta entonces él mismo se levantaría para poder verle.

 

El más bajo se revolvió bajo la almohada al sentir que Riku abandonaba el colchón, preguntándose si le había hecho enojar. Entonces, en cuestion de segundos su almohada salió disparada hacia el otro lado de la habitación, Sora se asustó terriblementem hasta que notó a cierto peli-plateado en frente de él, riendose de su reacción.

 

- Te dije que no me... - sus palabras fueron silenciadas con un beso por parte del mayor. Lo sintió extraño, hasta ese momento sus besos habían sido apasionados y le hacían sentir cosquillas en la espalda, y en otros lugares, pero este beso era mas bien...tierno.

 

- Ven... - Riku le tomó de la mano, invitandole a levantarse.

 

- ¿Que vas a hacer?

 

- No daremos un baño ¿no quieres? - Sora no respondió a la pregunta de su amigo, sólo sonrió ante la idea de bañarse con Riku, imaginó que sería agradable, sus manos acariciándole de nuevo.

 

---

 

Para Kairi era imposible conciliar el sueño, no hasta que encontrase a Sora y pudiese extriar su pequeña lengua hasta que le contase con detalle que fue lo que pasó entre él y Riku la noche anterior. Los había visto esta mañana, muy amistosos de nuevo, de hecho podría decirse que más amistosos que nunca. Todos lo habían notado, se imaginaban cosas, razones por las cuales esos dos se habían estado evitando y de pronto de un dia para otro estaban de nuevo juntos como si le hubiese puesto pega o algo por el estilo. Pero sólo Kairi era capaz de conseguir esa información, y no dormiria hasta obtenerla.

 

Busco al ojos azules por toda la isla cuando hubo terminado sus actividades de la tarde, pero no le halló, ni siquiera estaba en su casa. Entonces algo muy obvio se cruzó por su mente: Si el enano había pasado todo el día con Riku, entonces probablemente estuviese en su casa. Claro ¿Como no se le ocurrió antes?

Se dirigió a la casa del peli-plateado, notando que la puerta estaba sin seguro. Le daría un sermón a esos dos acerca de cerrar bien las puertas de sus casas. De todas formas entró, y buscó primero por la sala. Nada. Siguió por la cocina, pero tuvo el mismo resultado. Entonces subió hasta el cuarto del peli-plateado.

 

- A este si le pasas el pestillo ¿no? - gruñó, molesta por no poder entrar. De pronto, unos ruiditos extraños comenzaron a hacer eco dentro de la habitación, eran voces.

 

Enseguida se pegó a la puerta lo más que pudo, aguzando el odido. Definitivamente esas voces eran de los dos a quienes buscaban.

 

- Mnh... Riku... no lo hagas

 

- Ayer dijiste lo mismo... y terminaste pidiendo por más... ¿Recuerdas?

 

Los ojos de Kairi estaban por salirse de sus órbitas ¿En verdad acababa de escuchar a Sora gimiendo? y ¿que era eso de pedir por más? Quería salir corriendo de ahí, pero su curiosidad era tal, que en lugar de obedecer a sus instintos y huir, se quedó en donde estaba, escuchando atentamente.

 

- Ah... Riku...Riku... Duele

 

- Shhh... lo lameré despues para que se sienta mejor...

 

- ¡No digas esas cosas! ayer... ayer incluso había sangre

 

- Ya te acostumbraras a mi talla...mnh...

 

Lo siguiente que escuchó fueron ruiditos propios de una pelicula para adultos. Su corazón iba muy acelerado, no podía creerlo. Se quedó en shock unos instantes, hasta que sintió que el pestillo de la puerta estaba siendo retirado. Kairi dio un gritito horrorizada, y salió pitando hacia la puerta, llevandose todo lo que estuviese a su paso. Incluso atropelló a varias personas una vez en la calle, escuchando cosas como ¿por que estas tan roja? y otras preguntas que simplemente no podía responder.

 

- ¿Que fue eso? - preguntó Sora desde la cama.

 

- Nada... un gato - mintió Riku, riendo por lo bajo, a veces Kairi era más inocente de lo que aparentaba ser.

 

Notas finales:

nyan~ :3 que tal?  bueno? malo?  D:  awesome?  :3

yo espero que os guste  ^^ y errmmm... que comenten  ¬3¬  si no sentiré que a nadie le gusta como escribo y dejaré de hacerlo...

 

bye~bye~  :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).