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Pasión por el juego. Friend or foe: Las primeras impresiones no siempre son acertadas por hanachan

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Notas del fanfic:

Bieeen, los personajes, o algunos de ellos estan basados en personas reales (con su concentimiento, claro esta), aunque la historia es de mi autoría.
Es el tercer fic que hago, y por si les interesa, los anteriores son "Atado a ti" fic de Junjou que está en proceso, y "Banana Ice Cream" un one-shot de Vocaloid.

Este fic por los menos llegara a los 5 caps, trataré de terminarlo en el 7 y si la trama da, hare hasta 10 caps. Acepto cualquier critica o recomendación :)

 AH, OLVIDE ADVERTIRLES QUE AMBOS SON HETEROSEXUALES, POR LOS MENOS ANTES DE CONOCERSE Y NO SE PREOCUPEN QUE NO ES SPOILER NI NADA, YA QUE DESDE EL COMIENZO SE VE EL LEMON XD

Notas del capitulo:

Espero y les guste! Ah! y si Nico me deja les subo una imagen de él (*Q*) en el proximo cap :)

Tengan piedad de miii!!! xD

Por cierto, lo que no entiendan me lo preguntan en reviews, y lo que si, eventualmente ire explicando más las cosas.

n.nu espero y alguien lo lea

 

Friend or Foe Pedro x Nicolás Capítulo 1

 

-Ahh, Pedro… - gemía clamando su nombre. Los dedos de éste se aferraban a la musculosa espalda del mencionado, mientras que éste se abría paso entre sus piernas en un vaivén interminable- más… más profundo… ¡ahh! Ngg, sí… así… más… ahhh

Nicolás se sentía casi en el clímax… faltaba tan poco… aprovechaba cada precioso segundo que sui amado le permitía gozar. No era la primera vez que tenía sexo, ni tampoco la de Pedro, pero ésta era la primera vez que hacía éste tipo de cosas con él, y por ello se había sentido avergonzado en un principio. Y digo en un principio porque a aquellas instancias en que el placer era en lo único que podía pensar, y éste lo cegaba y revolvía hasta el punto en que había olvidado su propio nombre, y no le importaba en lo más mínimo.

Lo único en que se enfocaba era en aquellos brazos tan bien marcados, en aquellas piernas potentes, en aquel plano y muy formado abdomen, en el rostro de bellas y muy masculinas facciones, en… en aquel enorme miembro que lo llevaba al delirio hundiéndose cada vez más profundo en su entrada.

-Estás tan sonrojado… eres adorable- susurro Pedro, con una voz grave y sensual, trazando con sus grandes y fuertes dedos el contorno de su rostro- ¿quién diría que una cosa tan linda como tú puede derribarme?- rió de su propia broma, sellando cualquier protesta con sus labios. Comenzó a recorrer con su lengua su cuerpo, dejando rastros de saliva en el camino.- Mmm, sexy- Bajando lentamente por su sedosa piel, algo anormal en un chico.

-Cállate y no arruines el momento. Además, ya se que soy lindo, sexy y adorable… Nggg… Tonto… no te detengas… aahh…- se aferró de sus cabellos, jalándolos fuertemente cuando aquel intruso llegaba a su próstata, encendiéndolo aún más, y se preguntaba como era posible aquello. El hormigueo intenso en su zona baja, mezclado con un dolor indescriptible por no poder ser liberado. Y sin embargo se sentía lo suficientemente masoquista para no tocarse a si mismo para poder sentir dentro suyo a Su Pedro tanto tiempo como le fuese posible.

Lujuria y pasión. Ambas estaban muy presentes aquella noche.

El cuerpo calcino de Nicolás era recorrido por estremecimientos conforme su lengua comenzada a juguetear con uno de sus pezones. Jamás se había sentido de éste modo. Aún más, ésta era la primera vez que lo hacía con un chico. Aunque en un principio le había dolido, y bastante he de agregar, con el paso del tiempo se había acostumbrado, dando paso al enorme placer que ahora sentía,  casi como si pequeñas descargas eléctricas lo invadieran. ¿Cuánto faltaba? Poco… Del modo en que sus nalgas rozaban con cada vez más frecuencia los muslos de Pedro, llegando a cada estocada un poco más profundo, y sumándole a aquello la fuerza con la que era arremetido… sabía que se vendría. Ya lo había hecho dos veces aquella noche, una durante los preliminares, razón por la cual se había avergonzado desde el fondo de su corazón ya que había acabado muy rápido; y una vez durante el acto. Las energías comenzaban a irse y podría desmayarse en cualquier momento. Realmente no interesaba que sucediera, el solo aspirar el aroma tan viril y propio de su pareja ahora impregnado en su piel le era suficiente…

A decir verdad esto último era mentira. Era alguien ambicioso y un poco egoísta, y simplemente aquello no le bastaba… no sabía cuanto ni qué tanto o en que otras formas deseaba a Pedro, pero mientras que pudiese seguir teniéndolo para sí mismo, todo daba igual.

Los labios carmesíes e hinchados de Nicolás profesaban gemidos sonoros que enardecían más y más el cuerpo de Pedro. La calidez abrasadora que lo envolvía y lo llevaban al éxtasis con cada movimiento de cadera que realizaba, solo lograban que acelerara el ritmo, aumentando la presión, subiendo sus piernas aún más, acomodándolas en sus hombros. Los tobillos de, por los menos por ahora, su amante rodearon como les era posible su cuello, haciendo que la distancia que de por si era casi nula se acortara aún más, intimando tanto como fuese humanamente posible aquel abrazo.

Nunca había visto aquel lado tan dócil y sumiso, y que al mismo tiempo era demandante y petulante. No se esperaba algo así, no tenía idea que hacerlo con él fuese tan natural como respirar, como si su cuerpo realmente no tuviese que pensar, como si solo se dejase guiar por sus instintos, como si la adrenalina pudiese fluir y no tuviera la necesidad de contenerse en lo más mínimo. Besarlo, trazar círculos con sus dedos a lo largo de toda su anatomía, explorar lugares que nunca había imaginado, entrar y salir de él… todo lo que hacía… movimiento por movimiento nacía de si, sin forzar nada, cosa que nunca hasta entonces se había atrevido a hacer. Quizás porque siempre sabía que hacer, como reaccionar o lo que podía excitar a su pareja, pero ahora, pensar estaba fuera de cuestión. No se podía detener a pensar… solo hacía lo que  su cuerpo le demandaba.  Este modo de tener sexo le gustaba... lo hacía sentirse libre, como nunca antes lo había pensado.

Escuchaba con placer como su amante clamaba su nombre, y deseaba hacerlo suspirar aún más… hasta que su nombre se gastase de tanto ser clamado.

Por más que admitirlo le había sido difícil, cuando las cosas sucedían no podía negar que no eran tan malas como podían parecer. Aunque solo decir aquello parecía una blasfemia, siendo que realmente le gustaba… o aún más, le encantaba, lo hacía delirar, le dejaba la cabeza completamente en blanco.

-Ahh… me ven…- no terminó de decirlo que su vientre quedó cubierto de su semen, salpicando su rostro, acompañado de un gemido el cual no había podido contener por mucho que quisiera.

-Solo un poco… más- dio un par de estocadas y también se vino, solo que en su interior. Las fuerzas le fallaron y se dejó caer en el cálido pecho de Nicolás.

Aquel había sido un largo día, que había culminado del modo más extraño. No se dio cuenta en que momento, pero éste último se había sumido en la inconciencia.

Si  por él fuese habrían continuado haciéndolo varias veces más, aprovechando la ocasión tan única, pero el cansancio sobre sus hombros y piernas era abrumador. Sin mencionar que aunque para él había sido agotador, aunque claramente más que satisfactorio, para su pareja debía de haber sido doloroso, siendo su “primera vez” haciéndolo de aquel modo… La compasión y el remordimiento comenzaron a dominarlo.

Tal vez había sido muy rudo con él… Tal vez debería haber sido un poco más suave… Tal vez… Pero aquel muchacho, por algún extraño motivo lo llevaba más allá de la razón o el entendimiento. Lo excitaba de un modo en que nunca antes había estado y tal vez nunca lo estaría con nadie más.

Besó su cuello y acarició las finas facciones de su rostro antes de levantarse cuidadosamente, haciendo lo posible por no despertarlo.

Las fuerzas querían abandonarlo, y tal vez debiese solo dejarse dormir, pero sabía que había sido muy salvaje y se ruborizaba de solo pensar haberlo hecho de ese modo tan descontrolado y con aquel chico. Mientras en su mente cavilaba, se había dirigido a buscar con que limpiarlo.

De su pequeño ano se deslizaban rastros de semen y sangre mezclada. No sabía si sentirse culpable al respecto o no, ya que aunque después de todo era su falla, no le entraba en la cabeza el haber podido contenerse. Todo había sucedido de una forma en la que él no se creía con poder de decisión. No podía mentirse a si mismo, se había  tentado con aquel chico desde un principio, aunque en aquel entonces no se hubiese dado cuenta, la atracción que sentía ahora le parecía incluso obvia...

-Ahh, idiota, ¿cómo no dices nada cuando te duele? Tan como tú, ¿cierto?- besó sus parpados cerrados, y terminó de higienizar tanto como le era posible al joven- Aunque de no ser tan cabeza dura y tenaz no serías mi rival- sonrió acostándose a su lado.

Había sido muy ciego mucho tiempo, pero estaba feliz de finalmente darse cuenta de sus propios sentimientos. No sabía con certeza lo que Nicolás pensaba al respecto ni que es lo que sucedería al día siguiente, ni mucho menos que deparaba el futuro para ambos. Solo podía dejarse caer en los brazos de Morfeo con la más bella imagen reflejada en sus ojos antes de soñar plácidamente, a su “enamorado” durmiendo pacíficamente.

 

-Mnnn ¿Dónde estoy?- lentamente el aturdimiento que invade a uno al despertar fue desvaneciéndose, dando paso a la conciencia. –  ¡No puede ser! E-en… e-en ver-dad lo… ¡No puede ser!

Estaba confundido, mareado, adolorido y adormecido. Una combinación mortal.

Su mente divagaba entre recuerdos los cuales se veían de lo más surrealistas… ¿Qué diablos había sucedido? ¿Cómo carajo era esto si quiera posible? Y por sobre todas las cosas ¿Cómo mierda era factible que aquello le hubiese gustado tanto? Más aún… ¿Por qué hacerlo de nuevo con Pedro no le parecía una idea desagradable? Aquello comenzaba a frustrarle. En su cabeza se revolvían varias emociones entremezcladas.

-Oh, ya despertaste bello durmiente- rió, acercando una bandeja con el desayuno preparado. Se veía extremadamente apetitoso, ya que de más chico él y su hermana habían asistido a un curso de cocina… cosas de su madre- No, no te levantes.

-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!- sintió punzadas agudas del mas puro dolor en su espalda y su trasero, y otros más leves en sus músculos agarrotados

-Te lo advertí, pero eres tan testarudo que parece que ni aunque lo repita me escucharías, ¿cierto?- se sentó en el borde de la cama, con una sonrisa en su rostro- ¿Cómo te sientes?

-Dado vueltas, medio destruido y más que solo confundido… ¿Puedes explicarme como rayos llegamos a esto?

-Yo tampoco estoy seguro de cómo es que sucedió- admitió no solo a él, sino también para sí mismo- solo se que pasó. También se que… muy a pesar de lo que puedas pensar- no quería mentirle, así le causase repulsión o lo que fuere, prefería ir directo al grano como siempre- me gustó… Mucho…

-Ehh… Yo…- el flujo de sangre se acumulo en sus mejillas, con una tonalidad rojiza- creo que yo igual…- evitó su mirada, llevando un pedazo de brownies a su boca, para evitar tener que decir nada.

-Pero… no solo por el haberlo hecho… más allá de solo eso… Me gustas… Yo… creo que...- tan pronto escuchó tales palabras ser pronunciadas casi escupe lo que intentaba tragar, ahogándose un poco- ¿Estas bien?- se sintió aliviado al interrumpir su confesión, aunque eso retrasase su pesar unos segundos. Pero ahora debía volver a juntar valor. Miró profunda y penetrantemente sus ojos, y como a cualquier reto que se le presentase, Nicolás enfrentó su mirada desafiante, expectante de lo que fuere que le dijera. Aunque lo que soltó le hizo inevitablemente bajar la guardia.- Te quiero, Nico.

-¿A que te refieres?- claro que sabía muy bien a lo que se refería, pero le daba vergüenza admitirlo, aceptarlo tan fácilmente… le incomodaba. Y aún más que eso… por alguna razón le alegraban aquellas palabras lo hacían sentir ¿ansioso?

-Sabes de lo que hablo… anoche tú y yo…

-Sí, lo se… pero… eso… yo…- comenzó a esquivar su vista, apenado.

-Mírame y dilo claramente- agarró su mandíbula, y lo obligó a mirarlo. Éste corrió su mano, sin mucha dificultad. Ambos parecían dos leones agazapados a punto de atacar, esperando el momento correcto.

-No lo sé. Me dejé llevar o lo que sea… Sucedió y ya. ¿No podemos simplemente olvidarlo?

-¿Cómo pides que lo olvide cuando te digo que te quiero? ¿O me dirás que no te gustó?

-No- prefería mentirle a admitir la verdad- la verdad no quiero volver a hacerlo- así aquello le dañara, su orgullo era grande- Así que, si me excusas- se levantó, tambaleándose un poco, pero sin caerse. Tomó sus ropas y obviando el dolor se cambió en el baño, a una velocidad asombrosa salió del mismo y sin si quiera despedirse dejó el lugar. Una casa en un lindo barrio residencial, rodeada por enormes casonas de familias de dinero, con grandes y caros autos y de fachadas llamativas y bien decoradas.

Pero a quien le interesaba donde diablos estaba. El solo quería alejarse de allí.

Sabía a la perfección que no era justo lo que le había dicho, sabía que no era más que una simple mentira. Sabía que tampoco era justo para su corazón no darse una oportunidad… pero el tiempo apremiaba y si se iría ¿Qué sentido tenía?  ¿Para qué arriesgarse a sufrir más de lo que lo hacía? No le veía sentido a aquello… solo deseaba desaparecer en ese instante…

 

Y como muchos se habrán quedado pensando en lo que sucedió y como es que surgió ésta historia, cómo dos caminos separados se encontraron y los hechos hasta ahora narrados tuvieron lugar, he de retroceder un poco en el tiempo. Llegando a una época en que las cosas para ambos no eran tan complicadas y en que el acostarse juntos parecía algo impensable, comenzando con el hecho en que ambos creían ser heterosexuales. O quizás lo eran, y lo seguirían siendo de no haber chocado sus destinos… pero en fin... Comenzaré a contarles su historia como dios manda.

 Pedro era un joven rubio y blanco, de diecisiete años, una contextura física más bien grande, aunque para nada gordo, ya que prácticamente cada gramo de su peso era de músculos, tonificado con varias horas de entrenamiento bastante intensivo si se toma en cuenta que aún era un estudiante. Medía alrededor de 1.80, y su bien formado, marcado y musculoso cuerpo, el cual era admirado por muchas chicas sin duda alguna era atractivo. Su rostro como contradicción, tenía facciones finas que lo hacían verse aún mejor. El perfil de su nariz era recto y un poco respingado en la punta, mejillas más bien delgadas, ojos de un extraño color ámbar, o más bien dorados enmarcados por pestañas de igual color. Y había algo en la forma en que su frente y su nariz  estaban ubicados que daban ese aire irresistible que gritaba “semental” por donde uno mirara. Poseía dientes parejos y una sonrisa irresistible de modelo, cosa que hasta ahora me pregunto por que no es. Sintetizándolo, todo un sex simbol.

Nicolás en cambio era un poco más bajo, pero ni tanto. Sus cabellos eran castaños y sus ojos claros de color verde azulados. Su piel era de un tono blanco pálido, a diferencia de Pedro, quien con el tiempo había logrado un bronceado que confería a su piel un tono levemente acanelado. Y no importaba cuanto lo intentara, no había caso, si no era que se quemaba, se ponía todo rojo, pero nunca lograba broncearse. Ya se había resignado a tener aquel color, e incluso le gustaba el contraste que hacía con sus otras facciones. Sus rasgos faciales eran claramente los de un chico, nada de semblantes ni fisonomías afeminadas, un hombre hecho y derecho. Su cuerpo bien proporcionado, aunque sin el volumen muscular del rubio, se veía perceptiblemente tonificado, con los cuádriceps marcados, piernas fuertes, al igual que sus brazos, los cuales a simple vista se notaban potentes y un firme trasero. A sus dieciséis años era alguien prácticamente independiente por fuerzas mayores que conforme las cosas sucedan iré detallando. Y volviendo a su apariencia, su nariz también era recta, su sonrisa era encantadora y sus mejillas hacían trasparente casi cualquier emoción, al igual que sus ojos.

Y yéndonos a sus personalidades, ambos eran muy parecidos en muchas cosas. Ambos eran obstinados, tercos y cabezas duras, también eran amables, confiables y muy sociables. Ambos atraían a las chicas fácilmente, aunque ninguno duraba demasiado tiempo con ninguna en especial. Y gran parte de esto último era debido a que o no encontraban a la indicada o simplemente no les interesaba la idea de ir en serio con alguien. Ambos disfrutaban salir a divertirse con amigos y compartían algo más, la razón por la cual todo aquello había comenzado. Ambos tenían cierta pasión por el Tae Kwon do, no solo practicarlo, algo que ambos gustaban era competir; la adrenalina que fluía por sus venas y el poder descargarse de todos sus problemas, pensando nada más en el oponente… sí, sin duda, esto era algo que ambos amaban y disfrutaban.

Y por muchas cosas que compartieran, si uno los analizaba en serio eran completamente diferentes. Ya fuese por las actitudes que cada uno tomara o por el explosivo humor de Pedro y la paciencia que mostraba Nicolás. Sus personalidades se asemejaban pero no así sus accionares o reacciones.

 

Y si he de poner un comienzo a todo esto, lo más acertado sería regresar a un par de meses atrás.  Un período de tristeza y lamentos para nuestro castaño.

Desde el aeropuerto Schipol de su ciudad natal de Amsterdam, Holanda; nuestro sexi castaño abordaba un avión que lo alejaría de todo aquello que el había considerado hogar. Y eso si podía llamarle así a aquel lugar…

Por mucho que lo pensaba y daba vueltas al asunto, tratando de verle el lado bueno, no podía quitar de su cabeza la imagen recurrente de sus amigos despidiéndolo antes de realizar los controles para el embarque. Un tumulto de chicos ruidosos y un poco deprimidos, aunque tratando de ocultarlo, mostrando sus sonrisas y dándole ánimos. Y entre ese grupo a una muy hermosa chica, quien trataba con todas sus fuerzas de contener sus lágrimas mientras lo veía irse. Esa chica no era nada más ni nada menos que su novia, o tal vez ya debería comenzar a llamarla ex novia… ¿La volvería a ver? Sí, eso seguro, pero el cuando… bueno, de aquello no estaba nada seguro.

Decir adiós era algo insoportable, pero por mucho que intentara luchar y objetar ante dicha situación ¿Qué se suponía que haría un simple chico para contener a una familia que se caía en pedazos? Entendía la situación de sus padres, y muchas veces había presenciado callado las múltiples peleas que éstos tenían, aunque últimamente éstas iban subiendo de tono y yéndose más y más de las manos… y otra vez se preguntaba a si mismo ¿Qué podía hacer al respecto más que mirar como su familia lentamente se disolvía? ¿Debía oponerse? ¿Intentar cambiar algo? ¿Qué se suponía que debía hacer cuando por más que desease poder arreglarlo toda la situación estuviese mucho más allá de su alcance?

Su hermano, ese con quien tanto había disfrutado durante su infancia raramente aparecía por su antigua casa, y cualquiera creería que ya no vivía con ellos. Era correcto afirmar que si no compartía cama con alguna que otra amante, paseaba por los cómodos sofás de sus amigos, y si tenía ánimos regresaba a casa. Cosa cada vez menos frecuente debido a que era usualmente reprendido por sus desapariciones y demás. Estudiaba, sí, seguro. Eso quizás era lo único que seguía en orden en su vida… y se preguntaba que sería de él.

¿Por qué su hermano se podía quedar? ¿Por qué tenía que ser él quien se fuese? Injusto, eso seguro… pero… nada en la vida es como uno lo quiere, o eso era de lo que últimamente se había convencido.

Las interminables horas de vuelo no acababan. Solo habían llegado a hacer el transbordo, lo que significaba otra carrera contra el tiempo en un aeropuerto casi explotando de personas yendo y viniendo, buscando sus valijas, tomando aviones, cumpliendo horarios, esperando otras personas. Hizo lo que pudo y en un tiempo que podía decirse inerte estaba tomando un segundo avión hacia su nuevo destino, hacia su nuevo hogar… Hacia Santiago de Chile.

A pesar de que sus párpados purgaban por cerrarse y el cansancio lo abatiera, el sueño simplemente no llegaba. Y es que dormir en una situación así, que había sido más que solo repentina, ¿Podía permitirse a si mismo dichas horas de sueño? Y aunque lo intentara, y cerrara los ojos… no estaba en paz ni calmado… y no podía pensar en otra cosa que en aquel lugar nuevo. ¿Cómo sería? ¿Lograría adaptarse? ¿Haría amigos? ¿Y si…y si todo iba mal?

Se suponía y serían 13 horas de vuelo… ¿Cómo diablos hacían las muy malditas para alargarse tanto? Llevaba despierto con esto casi un día y medio entero, por lo que su cerebro comenzaba a exigirle un descanso, tomando micro siestas, hasta que lentamente fue cayendo en la inconciencia.

Sin embargo no había logrado dormir más de dos horas que había arribado a destino. Con su mejor cara se dirigió hacia su nuevo apartamento.

¿Qué podía decir? El lugar no estaba mal… No podía describir más allá de eso, porque simplemente la nostalgia que sentía en esos instantes oculta bajo su impecable sonrisa opacaría y no haría justicia a la realidad.

Acomodó su equipaje, y cuando hubo finalizado se sentó sobre el colchón, el cual era nuevo y aún tenía el envoltorio de plástico. Ignoró aquello y se quedó unos minutos mirando al vacío, con unas ganas incontenibles de llorar. Las lágrimas se aglomeraban en sus ojos, cayendo una por una, aunque seguía haciendo el esfuerzo de mantenerlas ahí, levantando su cabeza y mirando al techo. Ni aún así logro evitarlo… Lo único que agradecía era que nadie podía verlo. A nadie le gustaba mostrar sus debilidades, ni aún menos a él, alguien tan orgulloso y egocéntrico.

 

Cuando logró volver en sí, simplemente cogió algo de la heladera sin importar lo que fuese y comenzó a ordenar su cuarto. Total, ¿A quién le importaba que él llorara? ¿Quién se preocuparía por él si no lo hacía él mismo? Con las fuerzas que tenía comenzó a preparar todo lo necesario. Así estuviese lejos de Amsterdam, aún debía enviar informes, aún debía presentar trabajos y debía llenar solicitudes de transferencia a la universidad de allí, la USACH.

-Ahh… ¡Diablos! ¡Es demasiado!- se quejó un poco, sin perder tiempo… mientras más cosas hiciera y ocuparan su cabeza menos tendría que pensar en todo aquello, en aquella situación. Solo deseaba distenderse y olvidarlo… tanto como le fuese posible.

Corría de un lado al otro, yendo y viniendo, corriendo cosas de lugar, haciendo cuanto podía antes de que llegara su compañero de apartamento quería tener su parte medio decente, o lo que fuere…

Sabía que solo se ponía excusas a si mismo, pero que más daba. Prefería evadir el asunto, ya que seguir llorando no lo devolvería a Holanda, ¿o sí?

Las horas pasaban y su teléfono ya podía recibir llamadas, luego del tiempo que tomaba habilitarlo. No faltó mucho para que las mismas se hiciesen oír. Realmente no había mucho que decir al respecto, llamadas cortantes y casi cínicas, solo explicando que estaba bien y que el lugar le gustaba, sin entrar en detalle alguno ni nada, pero eso estaba bien, ya que solo eso necesitaban saber, que seguía vivo y podría sobrevivir… el resto, como se sintiera al respecto, lo que en verdad deseaba hacer de su vida y demás se convertían en asuntos irrelevantes.

Abrió la notebook solo para buscar un correo y de entre ellos distinguió uno de un ex compañero de Tae Kwon Do. No hablaba mucho con él, y no es que lo extrañara particularmente, pero como si alguien se lo estuviese gritando al oído, la idea le surgió de repente.

-¿Y por qué no?- se dijo a si mismo, comenzando a investigar, con su pobre español, ya que a pesar de que lo había estudiado no es como si lo hubiese practicado alguna vez o necesitado para algo en particular. Pronto obtuvo un buen gimnasio donde podría practicar aquel deporte que tanto lo ayudaba a quitarse las tensiones de encima; porque, ¿que mejor modo que desquitarte que liberar toda tu energía? Cerró la computadora y se acostó sobre el plástico, sin si quiera poner la sábana.

Había hecho tantas cosas que el cansancio lo sumió en un profundo sueño en menos tiempo de lo esperado, tal como había planeado.

 

 

Notas finales:

Algun rev? bien, los esperare ansiosa y gustosa :)

un besoo :)

Ahh, antes de olvidarlo, para los que no lo sepan: Hana=flor. Así que para quienes se pregunten por mi nombre pueden decirme cualquiera de los dos n.n

Hasta la próxima!! :D!


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