MI PRIMER Y GRAN ERROR
Lucy:
Otro gran día mirando mí techo pensando en una manera mejor de pasar el rato y a la final se me va ahí, boca arriba con un fuerte dolor en el pecho que me oprime y me asfixia, ¿Cómo podría no sentirme así si te amo en silencio? El amor me absorbe si no te lo doy, bueno si te lo doy pero no como me gustaría. Me levanto de la cama con pesar en las piernas, ya me duelen de tan mal uso que les doy y me dirijo a la cocina por algo de comida, una vez ahí me quedo perpleja mirando la nevera sin dar ni un paso más. De nuevo me invades la mente en el sitio menos indicado o en el menos esperado, me saca de mi pensamiento un portazo, es mi hermano que probablemente viene hacia la cocina siempre dice:¡Lo primero que hago al entrar a casa es ir a la cocina no hay mejor sitio acá! Recuerdo que no estoy en estado de recibir a nadie ni siquiera a él así que me regreso rápidamente al cuarto.
Tomo el teléfono, entro en el directorio, coloco tu inicial y como hasta ahí estas de primera solo era cuestión de una tecla y de saldo positivo para llamarte, contaba con ambas así que presione antes de arrepentirme, repico dos veces, tres, cuatro y no contestaste, con ganas de llorar volví a intentar y de nuevo no respondiste, me senté en el suelo y como cosa extraña mi cabeza comenzó a sacar raras conclusiones del porque no contestabas, me recosté de la cama a pensar, cuando estaba por llorar ya pasada una media hora sonó mi celular y era un mensaje del ser más hermoso del mundo (tu) *_* Decía que estabas dormida, que extraño, te llame de nuevo:
Aló!? Dijiste con tu suave voz que me hacia delirar.
-Alo! Conteste con entusiasmo… ¿te desperté? Disculpa.
OH no... Ehm en realidad me despertó otro insistente ruido.
Ah ¿Si? ¿Cuál?
-El aviso de llamada perdida- dijiste con la voz al borde de la risa, sabias mi expresión, y sabias que me sentiría culpable, eso en realidad te causaba gracia.
-Lo siento enserio solo… Quería hablar un rato no me siento muy bien.- Dije con voz de lamento.
-Tranquila lo dije jugando ¿Sabes? Soñé contigo- Volvías con eso, sabía que no soñaste lo que yo sueño contigo pero igual me llenaba de ilusiones y además me gustaba tu manera de cambiar de tema y calmarme.
-¿Qué soñaste?
No recuerdo muy bien solo sé que salías en el sueño.
-¡Uy! ¡Arte! Así como me elevas me tumbas, tan igual te daba solo te conformas con que salga, cuando comenzaba a disgustarme recordé que de no ser por el loco amor que sentía hacia ti eso es completamente normal así que trate de controlarme y caer en mi cruel realidad de nuevo y guarde silencio.
-¿Sigues ahí? No te enfades porque no recuerdo, sabes que soy mala recordando y creo que no era claro de serlo me acordaría… ¡Creo!
-No me moleste, hablamos más tarde tengo que… Salir.
-Está bien, te cuidas ¿vale? Te Amo ¡Adiós! – y sin más trancaste.
Solté el teléfono como cuando algo te está quemando y lo mire con desprecio, no tenía la culpa pero normalmente pagaba todo.
No tenía otro lugar a donde ir en realidad así que me metí a la ducha y me dispuse a visitarte.
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Toque el timbre más de dos veces, siempre te hacías esperar, o era solo conmigo la verdad no lo sé pero en mi situación eso era desesperante.
-¿Quién?- Pregunto la voz de tu madre con algo de disgusto.
¡Yo! ¡Lucy!- Dije algo arrepentida de las tocadas de timbre, aunque no temía mucho del carácter de tu madre, del tuyo si ya que tenias el de tu papá y era un poco amargado o explosivo.
¡Hola!- Dijo abriendo la puerta con una sonrisa- Pasa- Entré mirando a todos lados tal vez estuvieses abajo, pero no.
-Viniste a ver a Gabo ¿cierto?
Ah… ¡No! Vine a ver a Cris- Tu madre me miro con algo de curiosidad y me hizo recordar por milésima vez a tu hermano, y que en realidad de ser alguien normal debía ir a esa casa a verlo a él y no a ti aunque eras mi mejor amiga,
Ah…- Dijo ella saliendo de su duda
– Está arriba, creo que está dormida, ¡sube! Si está durmiendo ya es hora de que se levante.
Gracias- Dije caminando hacia las escaleras, tu casa me recordaba la típica casa de madera con esos escalones que hacían sonar mis zapatos y siempre olía muy bien, llegue a tu puerta después de pasar por el pasillo con cuadros que llevaba a las habitaciones, y por fin vería tu rostro después de tres largos días, , no iba por la mitad de la escalera cuando ya podía sentir ese hormigueo por todo mi cuerpo que comenzaba en el estomago y llegaba hasta mis dedos igual que siempre cuando iba a verte o estabas junto a mi; era como si algo dentro de mi residió contando las horas para volver a despertarse y empezar a destellar como solía hacerlo cada vez dada tu cercanía. A punto de abrir la puerta me llama una voz algo gruesa y llena de confusión. Mire y era Gabriel, tu hermano, no sé cómo me metí en esto;- pensé en mis adentros-
-Hola. Dijo caminando hacia mí y sentí ganas de escupirle, lo quería pero no como debía y además cuando moría por verte parecían llegar los obstáculos, como que si no hubiese suficientes.
Hola- dije disimulando la desesperación.
¿Cómo estás? ¿Qué haces acá? Bueno, no es que me moleste que estés acá- Dijo deteniéndose a pocos centímetros de mi rostro
- En realidad no me disgusta en lo mínimo- Me besó suavemente y prosiguió- La única manera de que me moleste es que no hayas venido por mi- Dijo mirando tu puerta con recelo.
-He venido a visitar a todos- Que mal se sentía mentir.
- Ah… entonces soy parte de ese todos, que triste me siento, yo que pensé que venias a verme- Comenzó a colocar su dramática cara y a tratar de hacerme sentir mal y siempre que trataba lo conseguía.
- Bueno no eres parte del todo solo… Si te quería ver- Dije bajando la mirada para que no notara que mentía.
¿Y qué haces en esta puerta? Mi habitación esta dos mas allá- Dijo señalando hacia adelante sin quitarme la mirada de encima.
-¡Sí! es que venía a contarle algo a tu hermana y luego te dedicaría tiempo a...Ti.
-Entonces me iré para esperar mi turno pero antes dame un beso- dijo acercándose.
-¡Eh! Está bien- Lo besé con fastidio sin que lo notara claro, y en eso abriste la puerta. Lo tiró a un lado con mis mejillas color rojo o por lo menos sentía la cara color tomate.
-¡Hola Lucy¡ ¿Cómo estás? Veo que bien.-Dijiste viendo a tu hermano de pies a cabeza con el ceño fruncido -Oigan chicos no tengo nada en contra de su relación pero podrían besarse en otro sitio. No es muy agradable verte en esa situación Gabriel y bueno Lucy a ti… Tampoco.
- Ay hermanita eso es celos, deja los celos ya llegara tu príncipe, yo me voy novia mía- Dijo besándome la mejilla
- Hablara contigo mientras yo me preparo para ser atendido- Se marchó mirando con burla a Cris.
-No… Lo siento él… Venía a… ¿Puedo pasar o?
-Entra- Dijiste con cara de perro y te encaminaste a tu escritorio.
-¿Cierro la puerta o prefieres?- No había terminado cuando hiciste una seña con tus manos de que hiciera lo que me diera la gana.
Disculpa la escena- Dije cerrando la puerta, la verdad me incomodaba la falta de privacidad.
-No importa, me molesta es su actitud, no estoy celosa ¿Por qué estarlo? Solo es incomodo. Pensé que no te vería si no hasta la semana entrante- ¡Maldita sea como cambias de tema y ni dejas que me defienda!
-Eh si bueno me provoco pasar.
-Ah… ¿no ibas a salir?- Dijiste mirándome desde tu asiento.
-Si salí, no estoy en mi casa que yo sepa.
-No seas tonta Lucy…. Me refiero a salir a otro sitio no a mi casa.
-Bueno si es así entonces no salí. ¿Cómo estás?
- Bien ¿Y tú?
-Bien… ¿Qué hacías antes de? Bueno… De que llegara…
- Hablaba por teléfono- ¿Con quién? ¿Con quién? Moría por preguntarte pero sonaría extraño así que hice una pausa como dándote a entender que me interesaba saber con quién.
-Hablaba con Derek, vendría hoy pero se sintió mal así que obviamente ya no vendrá.
-Mm.… Y venia a…
-Venia a terminar un trabajo.
- Entiendo- Dije con un fresquito en el alma, vendrá otro día pero por lo menos no me toparía con él.
-Ah y por cierto- dijiste levantándote y caminando hacia mi- No consideras mi casa tuya, pero debes saber que mi cuarto es tuyo también- Me besaste en la mejilla y seguiste tu camino hacia la puerta. Mientras yo trataba de no derretirme por tu aroma, por tu proximidad y porque seguías cerca aunque no tanto como antes.
-¿Vienes?- Dijiste parándote en la puerta y sacándome de mi acalorada burbuja.
-S…Si…
-¿Estás bien?- Preguntaste con un toque de ansiedad.
-Si…Solo meditaba lo que dijiste.
-Ah… ¿Podrías meditarlo abajo? Tengo sed. ¿O prefieres esperar aca arriba? Si quieres traigo algo para que tomes. Ah no si es cierto ya es hora de que vayas a atender a mi hermanito- Dijiste eso con un tono de fastidio y saliste cerrando la puerta.
Como deseaba atenderte a ti y no a él, en realidad si recordaba el por qué estaba con tu hermano pero me pesaba la razón, y más cuando el comenzaba a tratarme como si de verdad nuestra relación fuese a terminar en matrimonio. Me salí del cuarto con un gran dolor y me encamine a la puerta del terror como le dirías tú de saber mis verdaderos sentimientos.
-Por fin- Dijo tu hermano abriendo la puerta al sentir mis pasos y tomándome por la cintura me beso apasionadamente, mientras yo trataba de no vomitarle y preparándome psicológicamente para un largo día cuando el cerraba la puerta con seguro.