CAPITULO 1: S, mi vecino
A pesar de creerme una persona cargada de temores, pienso que el primer miedo que perdí fue a confesar cada una de mis debilidades ante S.
Llevábamos muy poco tiempo como compañeros de aula, como vecinos, como amigos. Aunque habíamos asistido al mismo jardín de infantes y a la mitad del primer grado, tuvo que dejar la escuela, porque su familia debió trasladarse a otra ciudad. Su regreso, cinco años después, no despertó ninguna atención especial en nosotros, sus antiguos compañeros.
Personalmente admito que no recordaba, tuve que recurrir tuve que recurrir al álbum de fotos escolar, para ubicar a S.
La visita a este álbum me resulto muy ingrata, el recorrido por páginas, y páginas de fotografías, con recuerdos de mis primeros años de escuela terminó por revelarme tristes realidades que creía olvidadas, me refiero a detalles como mi aspecto, mis zapatos y mi lonchera.
Al mirar mi fotografía de graduación de jardín de infantes, no pude evitar sentir cierto fastidio hacia mi madre, y es que no se que cosas pasaban por su cabeza cuando me peinó para la ceremonia, yo siempre luzco mi cabello alborotado, soy rubio y de ojos azules y así me queda bien, pero no, ella tenia que arruinarlo, ese día llevaba mi cabello peinado, o mas bien lamido (como sui lo hubiese lamido una vaca XD) de medio lado y lo más aplastado posible, hasta ahí no hay problema verdad ¿?, la cosa es que tengo bastante cabello y al aplastarlo, parecia algo así como un peluquín o yo que se, realmente me veía ridículo.
El asunto se volvía más notorio a mi lado aparecía sakura H… quien seguramente era ricitos de oro, pero rosados . A cerca del niño del otro lado, pues realmente era algo así como el ñoño de la clase, y hacíamos pareja perfectamente, ya que el llevaba el mismo peinado que yo, y al decir pareja, no me refiero a ese tipo de parejas … si no que combinábamos, por no decir más. Pero creo que cada vez que el ve el álbum de fotos… no puede hacer nada más que maldecirme, o lago así, por “copiarme” de su “esplendido” peinado.
Y sigo con algunos detalles más… por ejemplo mis zapatos eso es algo tan terrible que hasta me da cosa decirlo, de veras, pero en fin…. Eran unos zapatos, que más que zapatos, parecían algo como unos zapatos de guerra parecían TANQUES DE GUERRA.
Siempre escuche decir a mis padres que… debía lucir unos zapatos tal y como los de generación en generación en la familia, desde mi tatarabuelo, porque, porque era una pinche tradición que no hizo más que ponerme en verdadero ridículo, el resto de muchachos de la clase, utilizaban a cambio de los míos, zapatos de charol, realmente elegantes y brillantes y yo parecía de la milicia con zapatos en forma de tanques … más encima, los cordones eran demasiado largos, lo cual me hacia lucir un moño tamaño familiar en cada pie… era realmente no se como estoy vivo aun, quería que la tierra me tragara para mi suerte, solo debía utilizar esos zapatos hasta ese día… y me compraron unos mucho más decentes sino, el resto de mi infancia hubiese sido un total desastre.
Mi lonchera, no aparecía en la fotografía, gracias a kamisama, pero bastaría con decir lo desgraciado que fue para mí poseer algo tan horroroso como eso….en aquella época, yo era un fiel admirador de los transformes tenia una sombrilla de los transformers, una camiseta, algunas figuras de acción, pero mi lonchera era de la BARBIE .
En i cumpleaños numero 6, el abuelo jiraiya quien me consentía como nadie, y aun lo hace, me regaló un lonchera de los transformers, pocos días después, para mi desgracia la perdí … y casi lloore 4 dias de la manera más horrible de mi vida, así que el abuelo llego a la casa con una lonchera exacta a la anterior.
Pero al igual que la antigua… se perdió también, y volví a llorar….esta vez aunque el abuelo me dijo que me compraría otra, por más escándalo que hice, mis padres no lo permitieron
-eso te pasa por ser tan descuidado…ahora tu verás como te las arreglas, ve a buscarla en objetos perdidos
-pero mamá
- es tu culpa, y no dejaré que el abuelo invierta más dinero en cosas como esas, para que tu no las valores y las descuides… NO
Al otro día mi mamá fue conmigo hasta la escuela pero la única lonchera que allí se encontraba era una de la barbie, así que como castigo me toco llevar esa… y para más desgracia… esa me duro hasta segundo año.
En fin esa es una leve descripción mía en cuanto a mi época del jardín, no reniego de mí, pero preferiría que no existieran tantas pruebas vivientes de lo que fui
Al revisar detenidamente la fotografía después de divagar en mi desgracia… encontré a S. lucia impecable, y por que no decirlo, atractivo como siempre con un peinado no muy formal, pero el que lo caracterizaba como realmente es además de su expresión, una que solo aquellos que se ven fotogénicos a toda prueba.
Cinco años después, se veía muy distinto a esa última imagen, conservaba aun el rostro de niño bueno, pero sus piernas habían crecido lo suficiente, como para indicarnos que estaba a punto de convertirse en un adolescente.
Luego de su regreso, no pasó mucho tiempo hasta que algunos compañeros le abrieron un espacio. Yo no lo hice; para entonces, las personas como el, con su particularidad de aparentar, según yo, ser lo mejor… me parecían detestables y las ignoraba por completo, pero igual de vez en cuando necesitaba ayuda de alguien como el.
Al poco tiempo de su llegada, S ya se destacaba en los partidos de fútbol y en todo tipo de competencias hasta en las de matemáticas, además de eso todos los maestros y maestras lo amaban. No se a que clase de escuela asistió en la ciudad en donde se encontraba, pero sus conocimientos en historia y en geografía eran mucho más profundos que los nuestros.
Yo pensaba que S era solo un niño más entre el montón, y no me detenía a mostrar ningún interés en él, pero esa visión tendría un cambio interesado.
Una mañana descubrí que los padres de S habían comprado una casa en la misma cuadra mía, y eso os obligaba compartir de una u otra forma el trayecto de ida y vuelta a la escuela. Cuando descubrí que vivía tan cerca de mí, simplemente me horroricé. El motivo era simple, no me gustaba que mi espacio fuera invadido por extraños, y en aquella época mí espacio era todo lo que orbitariamente me rodeaba… y lo que yo decidí, me pertenecía:
Mi casa, la calle en la que esta mi casa, el parque de atrás de mi casa, y el parque de los eucaliptos que esta cerca a la escuela, el kiosko de revistas, de la esquina y la tienda de mascotas de al lado, incluyendo mi restaurante favorito, el ichiraku ramen… el ramen es el mas delicioso manjar de este planeta…. Y todo aquello hasta llegar a la casa de mis abuelos.
Ya se que todo esto revela una particular obsesión infantil, ante esto aclaro que mis padres no so responsables de mi actitud, por todo lo contrario siempre quisieron llenarme de valores me hablaron de moral… y algo sobre las relaciones… pero pues como todos ya saben, ellos no superan el cuento de la semillita o la cigüeña y pues creen que uno es tonto además en el colegio le han enseñado a uno cosas sobre ello.
En la escuela, muchos chismes a cerca del sexo rodeaban por ahí, y un día me llamó mucho la tención oír algo sobre relaciones entre chicos… me dejo algo sorprendido al principio y aun algo, pero se supone que eso también es algo normal, eso paso luego que me tranquilice de que si la naturaleza era sabia, debía tender un equilibrio entre lo de los hombres y las mujeres… en cualquiera que sea su expresión.
Asistía a quinto año cuando descubrí a mi invasor-vecino-compañero deambulando por mi calle. Corrí a la habitación de mis padres gritando desesperado (N/A: cuando no u_u)
-okasan…debes hacer algo
-que pasa
-otosan, debes hacer algo
-ahora que pasa
-los dos deben hacer algo por mi dattebayo –olvide decir que esa es mi muletilla, lo cual a veces causa burlas, pero la gente ya se acostumbró-
-que te pasa mi amor
-deben hacer algo mi vida corre peligro ttebayo
-nos vas a decir o no ¿?
-es un compañero de la escuela mamá, un compañero nuevo
-pero que sucede con eso ¿?- dijo mi padre algo angustiado- te a golpeado o algo así ¿?
-NO, es peor que eso dattebayo… se a mudado a la casa de el frente
- y que con eso ¿?- me preguntó mamá con gesto de fastidio - y cual es el problema con eso ¿?
-que no quiero vivir cerca de alguien de la escuela, y menos cerca de alguien como el de veras
-por favor… deja ya la estupidez, eso ni cuando estabas en jardín de infantes- dijo mi padre ya molesto- debes acostumbrarte a quienes te rodean, además no te ha hecho nada malo verdad, mas bien ve a hacer lo que debas hacer, y no molestes
Salí un poco decepcionado e la habitación, diciendo algo como nadie me entiende dattebayo… pero en fin… quien lo haría ¿?
Al vivir mi familia y yo ahí desde hace mucho tiempo, teníamos el derecho de elegir quien viviría allí no ¿?, y de una u otra manera, lograría que ellos se fueran de allí para siempre.
Así que ese día al salir, me encontré con la madre de S
-hola señora, mi nombre es naruto Uzumaki de veras y vivo en la casa de en frente
-hola naruto, gusto en conocerte
-lo mismo, y espero que se queden mucho tiempo acá porque los anteriores inquilinos suelen irse rápido, ya que hay fantasmas en la casa y no pueden soportar demasiado así que deciden partir
-fantasmas ¿?
-ah, no lo sabía ¿?, que lastima, no era mi intención asustarla, olvídelo, adiós.
Creí que con eso sería suficiente como para que se aterraran y se fueran para siempre
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Una semana después, volvía a encontrarme con su mamá, la verdad es que lucia tan simpática dattebayo… que no podía negar el cargo de conciencia que me generaba decirle aquellas cosas, pero cada vez llegaría con un nuevo plan, para que se alejaran definitivamente.
Ella se encontraba lavando el lujoso auto de su esposo, cuando pasé por allí le grite:
-buenos días señora se acuerda de mi dattebayo ¿?
-claro… como estas naruto
-pues bien, o no tanto… voy camino a la ferretería a comprar algunas trampas, ya que las ratas han invadido nuevamente el vecindario… no han estrado en su casa ¿?
-no, no que yo sepa
-pues que suerte tiene, pero por si acaso, cuando necesite algo, me lo puede decir, y yo le hare el favor de comprarle trampas
- claro gracias naruto
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Dos semanas después, los vecinos seguían allí. Mis esperanzas se desvanecían día tras día. Finalmente pensé que mi vida debía continuar como fuera y que lo mejor para mi, era evitar cualquier tipo de contacto con S.
Lo que más me preocupaba, era el momento de salir a la escuela en las mañanas… cada mañana, me ocultaba detrás de las cortinas y contaba hasta 250 desde el momento en que S salía de su casa a las 6:15 am. Quien era siempre muy puntual con la hora; después de contar, al fin salía de la casa tranquilamente, pero con mucho cuidado de ir por el anden contrario, no se que me pasaba con ese chico, pero algo me decía que no debía acercarme a el.
Me asustaba la idea de que nos vieran llegar a la escuela juntos, me incomodaba profundamente que nos pudieran relacionar de alguna manera, si bien éramos compañeros de salón, S me resultaba un tipo absolutamente ajeno y distante.
Luego de algunas semanas, me aburrí de contar hasta 205, entonces me vi obligado a cantar una canción para matar tiempo, pase por todos los géneros musicales, hasta que un día llegue a cantar las propagandas de los pañales o detergentes… cosas así.
Finalmente, me cansé de cantar o hacer cualquier otra cosa, además mi madre fue muy sutil al decirme que me amaba profundamente, pero que mi talento musical, le provocaba dolor de cabeza.
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Una mañana desperté decidido a asumir la realidad…así que salí sin contar o cantar alguna canción, escuche unos pasos detrás de mí, me vi obligado a voltear la mirada, a pesar que tenía la certeza de que fuera el. Todo tipo de reacciones cruzo por mi mente:
“si me saluda, seré parco y frio, bastará con responder con un hola y poner cara de ogro, si pretende conversar conmigo, le diré que voy repasando mentalmente la lección de geografía y que necesito silencio. Si me comenta sobre lo frío y gris de la mañana, y decide caminar junto a mi, le diré que el medico piensa que tengo varicela para que se aleje”
Nada de eso pasó, ni nada tampoco fue necesario, los pasos que iban detrás de mi aceleraron su velocidad hasta rebasarme. Era S, que en nuestro primer encuentro rumbo a la escuela, me ignoró olímpicamente.
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A la mañana siguiente. A las 6:25 am. Salí con la mejor sonrisa que había logrado luego de una hora de practicar gestos frente al espejo de mi habitación. Crucé la acera hasta donde se encontraba S y lo asfixie con un montón de frases amigables:
-hola, S te has fijado ¿’ somos vecinos y vamos al mismo curso. Sabes quien soy ¿?, supongo que si dattebayo… soy Uzumaki naruto, me siento en la segunda banca, detrás de kiba el que tiene un perrito… tu eres S verdad ¿? Te he visto, eres el que sabe todas las capitales de Europa y Asia, imagino que un nombre no es S verdad… debe ser algo como… sakon… o souske… o algo así. Es curioso, no he escuchado tu nombre cuando la maestra llama a lista, en todo caso ya sabes que me llamo naruto… pero tu puedes llamarte Naru o N o Naru-chan… como lo desees… te molesta si te acompaño ¿?...
-No… -dijo este- no me molesta
Y eso fue lo que me pareció, porque durante las siguientes semanas que caminamos juntos hacia la escuela, no descubrí en el ningún gesto que rebelara lo contrario, pero el nunca pronunció mas palabra que…
-hola kitsune como estas.
No, no era un tipo callado, era una TUMBA.
Creo que prefiero utilizar una metáfora…porque la palabra tumba me remite directamente a la muerte, y muerte, a fantasma, y fantasma a oscuridad, y oscuridad a cementerio, y a tumba y en fin…. Me da mucho miedo dattebayo… así que mejor dejemos así (XD).
S hablaba muy poco, pero reía en ocasiones, y eso me bastaba para guardar un cariño especial por el. Pienso que me sentía atraído por S, y con eso no me refiero a que me derritiera de amor, porque era muy pronto además de raro sentir algo por aquel chico, un chico…Pero si llamaba mucho mi atención su manera de hablar y su manera de no hablar.