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Apartamento 13 por jime wonka

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Notas del fanfic:

Hoola!!

 

Bueno...este fic tiene casi ya un año que lo escribí (para un reto literario de mundo yaoi) y no sé por qué rayos apenas lo voy publicando aquí xDD, bueno, así pude volver a revisarlo y corregir algunas cosillas...

 

Traté de hacer un tipo de terror pues...no sé no quería hacer el típico relato de terror que te sale el monstruo y mata a miles de personas, pero uff, en estos días es más difícil asustar a la gente...espero que al menos se entretengan :)

31 de Octubre, Halloween, eran aproximadamente las 9:00 p.m, me dirigía hacía una fiesta que había hecho una amiga.


Aunque la fiesta era de disfraces, yo me limité a ponerme ropa negra con un gorro de arlequín negro con azul, que combinaba con mi pelo negro y mis ojos grises.


Iba camino hacia el edificio, mientras, en la calle, veía a los niños pasar de casa en casa pidiendo dulces, o aventando huevos si  no les daban.


 


Llegué a la entrada del edificio y desde abajo se podían ver las luces encendidas, iba caminando tranquilamente, cuando de repente alguien me dice en el oído “¡Buu!”, por lo que salté un poco, volteé para ver quien o que era y se trataba de el tonto de Alan, siempre molestándome y en esos momentos estaba riéndose como loco.


—Ay ya, no fue para tanto…—le dije algo molesto por lo que acababa de hacer.


—Pues sí, no fue para tanto, pero tú saltaste del susto—mientras él seguía riéndose, yo lo observaba detenidamente; tampoco él iba disfrazado solo iba de negro y con su pelo café algo despeinado, sus ojos, también cafés los traía delineados, por lo que se le veía la mirada un poco más profunda, lo cual me llamaba mucho la atención.


—Bueno, tu también vas a la fiesta ¿No?—dijo mientras bostezaba.


—Sí…


—Pues vamos…—dijo Alan mientras me veía algo extraño.


Entramos al edificio, subimos las escaleras, en todo el piso se oía la música, se me hacía extraño que los vecinos no se quejaran.


—Oye, Alan, ¿y si los vecinos se quejan de la música?—pregunté mientras volteaba a ver las puertas de los apartamentos.


—No…, porque los vecinos del 15 se fueron y el apartamento 13 está deshabitado…


—Ah…ya veo…


—Dicen que asustan —me decía mientras se detenía en la puerta de aquel apartamento—¿Quieres entrar?—me preguntaba señalando la puerta.


—No gracias, yo vine a la fiesta, no a visitar departamentos deshabitados…—enseguida de decirle eso me dirigí hacia donde estaba la fiesta pero él me detuvo, me empezó a decir que era un miedoso, cobarde, que por eso no quería entrar, entre otras cosas.


—Además…—dije— ¿Cómo se supone que vamos a entrar si esta cerrado con llave?


—Ah, pues muy fácil—en eso sacó una especie de alambre, el cuál introdujo en el cerrojo, después de hacer unos cuantos movimientos, logró abrir la puerta y me volteó a ver.


—¿No quieres entrar?—me preguntaba y yo sólo le fruncía el entrecejo…—Y si entro…¿Qué me vas a dar?


—Lo que quieras…—me respondió serio.


— ¿Lo que yo quiera? —al preguntarle esto él se acerco a mi oído para decir: “lo que tú quieras”, con lo que me sentí nervioso y me hice un poco hacia atrás.


—Esta bien—dije—. Voy a demostrarte que no soy ningún miedoso, idiota.


 


Y así, entramos los dos al apartamento, que olía a polvo y luego luego se veía que nadie había entrado en muchos meses, no tenía muebles y las pocas ventanas que había estaban tapadas. Seguimos inspeccionando la casa, tenía dos recámaras, un baño, una cocina, la sala y el comedor, al no encontrar nada interesante, me senté en el suelo de lo que sería la sala. Todo estaba muy oscuro, pero Alan prendió su celular en el centro, por lo que me tranquilicé un poco.


—Bueno Owen, ¿no tienes curiosidad por saber que pasa en esta lugar?—me preguntaba mientras me acercaba su celular.


—Qué—dije cortantemente.


 


Me empezó a contar que nuestra amiga, que vivía junto, le había contado que solo lo habían ocupado 2 veces desde que ella vivía ahí, pues según la gente decía que años atrás una familia vivía ahí, madre e hija, la madre golpeaba a su hija y un día murió, exactamente un 31 de octubre, y que desde ese día se podía oír a la niña llorar o jugar y hacer ruidos…Yo la verdad no le creí ni la mitad de la historia, pues yo sabía que sólo lo estaba haciendo para según él “asustarme”, pero no lo iba a lograr…


—No creas que con eso me vas a asustar ¿eh?—le dije con la cara más seria que pude.


—Si…,ya lo sé, es una historia muy típica, pero yo quería comprobarlo con mis propios ojos…


—Bueno, si ya no hay nada interesante que hacer aquí, yo me voy a la fiesta—le dije mientras me levantaba del suelo y me dirigía hacia la salida.


—Espera Owen—me retuvo Alan sujetándome del brazo.


—Ya déjame, quiero ir a la fiesta.


Él me apretó con más fuerza y me aventó levemente hacía la pared más cercana y me acorraló con el otro brazo.


—No tenemos por que irnos ahora mismo…sabes, Owen, te ves muy lindo con ese gorrito…—en cuanto dijo eso yo me avergoncé un poco, ¿por qué me decía eso? Y además se me quedaba viendo fijamente a los ojos, con una mirada muy extraña, y yo…yo no podía hacer más que mantenerle la mirada. Así seguimos unos cuantos segundos hasta que él se acercó a mí y me dio un beso el cual no sé por qué razón le correspondí, el beso se fue haciendo más largo y más profundo, mientras las manos de Alan se paseaban por mi torso y yo me dejaba llevar por sus caricias, sentía una sensación muy agradable.


Alan seguía besándome mientras empezaba a alzarme la playera cuando…oí a alguien llorando, el llanto de una niña…


—Alan…Alan…espera…detente, se oyó el llanto de alguien…—logré decir por fin y Alan se detuvo para tratar de oír lo que yo oía.


—Estas loco—respondió—. No quieras poner pretextos para interrumpir lo que estaba haciendo…


—No, no estoy poniendo pretextos, ¡en serio se oía!


Alan se me quedó viendo un momento para ver si lo que decía era verdad.


—Esta bien…vamos a revisar en todo el lugar, para que veas que estas alucinando.


—No, mejor ya vámonos…—eso último no lo dije muy seguro, pues me asustó un poco oír eso, pero a la vez quería seguir con lo que Alan y yo habíamos interrumpido…pero además, ahí había algo extraño…¿Por qué si la música de la fiesta se oía en todo el piso, aquí que estaba a un lado, no se oía nada? Eso era muy extraño…


Después de quedarse un rato callado, Alan me dijo:


—Esta bien, vámonos, pero…


—Tú dijiste que ibas a hacer lo que yo quisiera. ¿No?—le dije en un tono bajo, pues me dio algo de pena decirlo.


—Cierto…—dijo haciéndome una sonrisa algo pervertida.


Alan fue hacia la puerta, recuerdo que la había dejado emparejada, pero estaba cerrada, como si alguien le hubiera metido la llave…


—No abre esta porquería, ¡estúpida puerta!—vociferó Alan pateándola.


—Ya, no andes con tus bromas, ¡abre!—dije algo molesto.


—No es ninguna broma, ¡no puedo abrir!


Los dos nos quedamos callados unos momentos, yo sabía que el no estaba bromeando, pero de alguna manera quería creer eso, si no…¿Cómo podría explicarlo? ¿Cómo un hecho sobrenatural? No, no podía ni quería creer eso…


 


Alan trataba de abrir la puerta con el alambre con el que la había abierto, pero no podía, yo mientras, le echaba otro vistazo al apartamento, al entrar a una de las recámaras, no sé por qué, pero sentía la sensación de que alguien más estaba ahí, era una sensación extraña, me sentía raro, sabía que no había nadie más aparte de Alan, pero sentía que alguien más estaba ahí. Traté de calmarme, y seguí observando en esa recámara, al parecer todo estaba normal, no había nada extraño, así que un poco más tranquilo decidí salir de la recámara, pero, de repente se empezó a oír otra vez aquel llanto…traté de calmarme y controlar mis nervios y mis impulsos de salir corriendo, el llanto se oía en esa habitación, en el closet, me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, me quedé unos segundos ahí parado sin moverme, casi sin respirar, no, no era mi imaginación, en verdad se oía el llanto de una niña y provenía de aquel closet, así que tomé valor, y me acerqué al closet, respiré hondo y sin pensarlo abrí la puerta de este…no había nada, como era de esperarse…el llanto se dejó de oír, me sentí tranquilo, pero solo duró unos cuantos minutos, pues sentía que alguien estaba atrás de mí…una de esas sensaciones que, sin voltear hacia atrás, sabes que alguien esta atrás de ti…lo primero que se me vino a la mente fue que era Alan, así que volteé, pero nada…otra vez…


—¡Owen! ¿Dónde estas?—oí que me gritaba Alan, suspiré de alivio y le conteste:


—¡Estoy aquí en una de las recámaras! ¡Voy para allá!—dije, pero en eso la puerta se cerró como si hubiera sido azotada por una ráfaga de viento…o…por alguien…, corrí a abrir la puerta, pero no se podía, así que le empecé a gritar a Alan para que abriera la puerta.


Alan trató de abrir la puerta pero no podía, así que me dijo que me esperara unos momentos, que iba a encontrar la forma de abrir la puerta, yo sólo trataba de calmarme, me quedé pegado a la puerta, pues todavía sentía esa sensación de que alguien más estaba ahí adentro.


Dejé de oír del otro lado de la puerta a Alan, así que empecé a gritar “¿Alan?¿Sigues ahí?” pero nadie me respondía, sólo pude oír como la puerta del closet se deslizaba dejando una pequeña ranura; en ese momento sentí que el corazón se me salía, me quedé unos instantes sin moverme para después acercarme lentamente hacia el closet.


 


—¿Ho…hola…?—dije en tono muy bajo que apenas y se podía escuchar, yo sabía que no había nada pero aún así fui  y abrí la puerta.


Sólo había una muñeca que se veía ya algo vieja, pero…antes yo había revisado el closet ¡Y no había nada! Lo único que me pasaba por la cabeza en esos momentos era salir corriendo, así que corrí hacia la puerta para gritarle a Alan y decirle que se apurara, pero cuando me acerqué, vi que la puerta estaba abierta, salí y…la casa estaba cambiada, estaba amueblada, limpia y no estaba Alan, yo me quedé ahí sin moverme, sin poder decir ni una palabra, mis pensamientos me decían “sal de aquí”, pero mis piernas simplemente no podían dar ni un paso. Volteé hacia la recámara y también estaba amueblada, tenía muchos juguetes y era de color rosa, después giré mi vista hacia aquel closet y vi algo que jamás pensé ver en aquel lugar…una niña de aproximadamente 7 años disfrazada de brujita ¡Con la muñeca que había visto hace unos minutos!.


 


Pensé que iba a morir de un infarto, no podía creer lo que estaba viendo, o, más bien, no quería creer lo que estaba viendo.


La niña se veía muy asustada, así que entró al closet y empezó a llorar, mientras decía:


—¡No déjame! ¡Déjame!


Yo no entendía que estaba pasando y entonces pasó junto a mí una mujer de unos 30 años con pelo largo y un vestido café se acercaba al closet con un sartén en una mano, cerró la puerta bruscamente, dejándome a mí afuera.


—¡Maldita niña! ¡Ya te he dicho que no te escondas ahí!—alcancé a oír que decía eso aquella mujer, mientras la niña lloraba y gritaba desconsoladamente, por lo que podía oír, la mujer era su mamá y la estaba golpeando brutalmente con aquel sartén, los gritos y llantos seguían, hasta que dejaron de oírse .


La puerta se abrió sola y la recámara estaba como antes, vieja, polvorienta y sin muebles, en ese momento experimentaba una serie de sensaciones y sentimientos muy extraños, lo primero que hice fue constatarme de que la casa había vuelto a la normalidad, así me sentía un poco más tranquilo, pero en la recámara se empezó a oír otra vez  el llanto de aquella niña, no sé porque, pero ya no sentía tanto miedo, así que me dirigí hacia el closet y abrí la puerta lentamente…¡La niña estaba ahí! Llorando con su muñeca en los brazos y con su disfraz de brujita.


 


—Hola —dije débilmente…la niña me volteó a ver, yo estaba muy sorprendido, pero traté de mantener la calma…


—¡Cierra, cierra! —dijo la niña aún llorando.


—¿Por qué? —pregunté mientras me sentaba en cuclillas.


—Porque si no mi mamá va a venir y me va a pegar…, esta muy enojada con migo…—dijo mientras trataba de limpiarse las lágrimas…


—No te preocupes…—dije—. Ella no va a volver a pegarte…así que ya puedes estar tranquila…—fue lo único que se me ocurrió decir en ese momento, pero creo que fue lo mejor que pude haberle dicho, pues la niña dejó de llorar y me dijo:


—¿De veras?


—De veras, mira…te lo regalo—me quité el gorro y se lo di. La niña me volteó a ver y me dedicó una pequeña sonrisa mientras me decía gracias, entonces oí que alguien abría la puerta, pensé que era aquella mujer, por lo que mi respiración se aceleró un poco, pero me tranquilicé al ver que era Alan.


—¡Por fin pude abrir! ¿Qué pasó con tu gorrito?—me dijo, a lo que yo  respondí:


—Una larga historia…—entonces volteé hacia donde estaba la niña, y como supuse, ya no estaba…Alan se acercó a mí y me dio un gran beso.


—Perdóname Owen, yo no quería que te quedaras encerrado…no sabes, mientras trataba de abrir la puerta se empezaron a oír ruidos extraños…


—Pero creo que ya no se van a oír—dije sonriéndole.


—¿Ah sí? ¿Y tú cómo sabes?


—Pues…te contaré, pero vámonos de aquí.


—Claro…lo que tú quieras…—me dijo, dándome una de sus manos para pararme, salimos del apartamento y yo sólo pensaba en que por fin esa niña iba a poder descansar en paz.


 


FIN


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