Uncontroled por Saturnalic

Probablemente, era el ser que más le había atraído jamás.
Sus largas y esveltas piernas, de piel blanca y suave. Las estrechas caderas, el torso perfecto, delgado y andrógeno. Todo su cuerpo era una obra de arte. Como un show el cual jamás se cansaba de ver.
Lo que más le atraía, sin duda, era su cuello. Largo y sensual, había sido objeto de sus fantasías más que cualquier cosa. Morderlo, lamerlo, besarlo,... No importaba, sucuello le excitaba de una manera asombrosa.
Y su cara, sus labios... De vez en cuando los humedecía lentamente con la lengua, cosa que le dejaba la mente en blanco por un segundo. Y los ojos, esos ojos que le hipnotizaban, rasgados y característicos.
Jugaba con su pelo en silencio, con la mirada perdida bajo la profunda observación del más bajo.
— Me siento estúpido. Me estás ignorando.
— ¿...Qué?
Kaoru suspiró.
— Kyo, si no quieres hacerlo, no tienes más que decirlo.
Éste logró apartar la vista de la figura de Toshiya y se giró. Kaoru parecía molesto. Molesto y algo humillado.
— No te ignoro, Kao.
— Si, ya. -respoló-. Llevo media hora lamiéndote el cuello. Seguramente ni lo has notado.
Kyo se movió y se sentó a horcajadas sobre Kaoru. Le rodeó el cuello con los brazos y mordió su labio inferior fuerte y tiró hasta que el mayor se quejó. Sentado de este modo, no veía a Toshiya y podía prestarle atención a Kaoru. Le gustaba, no tanto como Toshiya porque eso era realmente imposible, pero le gustaba
— ¿Lo ves? No te ignoro.
Kaoru intentó reprimir una sonrisa, pero no pudo. A si que volvió a atacar el cuello del más bajo, porque sabía que era su punto débil. Hundió sus dedos en su pelo rubio y con la otra mano rodeó su pequeña cintura, apretándole contra su cuerpo.
Kyo sentía su presencia a sus espaldas de un modo inevitable. Y sus ganas de voltearse en augmento hicieron que se rindiera.
— Kao, ¿Te apetece que vayámos a una habitación?
Kaoru sonrió. Con Kyo, estar ahí significaba caricias, estar a solas significaba sexo.
Ni tan siquiera respondió, se levantó y agarró las muñecas de Kyo casi arrastrándole escaleras arriba. Por el camino, Kyo se giró a mirar a Toshiya por última vez durante un rato. Éste les miraba entre los mechones de su pelo.




Kyo abrió los ojos. La cama estaba toda revuelta y él no sabía como salir de entre las sábanas, que le aprisionaban. Logró salir y se sentó al borde de la cama, mirando a Kaoru que aún dormía plácidamente.
El más bajo soltó un suspiro. Se puso la ropa y bajó.
Abajo estaba aún Toshiya. Estaba de espaldas, por lo que no pudo verle la cara. Con él estaba Die.
— ¿Qué hora es?
Toshiya se dió la vuelta a mirarle y dibujó una tensa sonrisa en sus labios que ni siquiera llegó a sus ojos, que se veían algo raros.
— ...¡Demasiado tarde! Voy a salir para buscar algo de cena.
Antes de que pudiera decir nada Toshiya se había ido.
— ¿Por qué eres tan insensible?
Kyo estaba acostumbrado a cosas como esa, pero no tan repentinamente.
— ¿Quién? ¿Yo? - se señaló con el dedo.
Die suspiró. Le había visto muy pocas veces así.



Se oyó la puerta. Kaoru ya se había levantado y Shinya había logrado llegar a casa, después de sufrir el acoso a Miyu de un perro gigantesco.
— Espero que tengáis hambre porque podríamos alimentar a un ejército con toda esta comida.
Toshiya parecía más animado. Die miró a Kyo de soslayo. Éste se levantó y se acercó a Toshiya.
— Toto, ¿Te apetece que vayámos a una habitación?
Todos se callaron. Se conocían de un modo más íntimo que por ser simplemente amigos y todos sabían que quería decir Kyo con eso.
Y agarró al más alto por las muñecas, arrastrándolo escaleras arriba hasta llegar a la deshecha cama donde había estado con Kaoru.
— Deberías habermelo dicho antes, Toshiya.
El más alto se sonrojó y asintió. Pasó los brazos alrededor del cuello de Kyo y le besó, dejándose llevar.