Disclaimer:Los personajes de Naruto no son míos, pertenecen Masashi Kishimoto, esta es una historia escrita para diversión y entretenimiento sin ningún fin de lucro.
CAPÍTULO I
EL MUCHACHO DE LA CASA DE ENFRENTE
Lo ví por primera vez un día después de que el señor Mishimoto quien era propietario de la casa de en frente decidiera irse a vivir con su hijo y la familia de este a otra ciudad. Lo recuerdo claramente porque mi madre le preparó un pastel de despedida y yo le acompañé a entregárselo. Ademas el señor Mishimoto nos dejó a su mascota, un perrito peludo blanco y negro, yo estaba que moría de alegría pues antes no me habían dejado tener una mascota.
Bueno regresemos al inicio, el día que lo ví por primera vez. Era domingo por la mañana y un camión de mudanza se estacionó justo en frente de mi ventana; inmediatamente supuse que se trataba de los nuevos vecinos. Me asomé por la ventana y vi a unas personas bajar de un automóvil algo pasado de moda, que estaba estacionado delante del camión.
Aquella familia estaba compuesta por dos personas adultas, que debían ser los padres, un chico que parecía andar por la adolescencia, y ahí estaba él, llevando en los brazos a un niño pequeño. Me pareció una familia bastante numerosa, comparándola con la mía en la que sólo estábamos mi abuelo, mi mamá y yo. Ese día no le pude ver bien, pero parecía un niño normal de más o menos mi edad, su cabello era muy negro y lo llevaba algo crecido.
Me pasé toda la mañana viendo como entraban los muebles a la casa, se veía que era una familia muy unida porque todos ayudaban y se trataban con mucha cordialidad. Cuando terminaron de entrar todas las cosas por fin me despegué de la ventana y me puse a hacer los deberes, al día siguiente tenía clases, siempre pensé que el día domingo era el más corto de todos.
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El colegio quedaba sólo a dos cuadras de mi casa, así que siempre llegaba temprano, ese día en particular estaba muy feliz porque en la tarde mi padre vendría a recogerme para ir a tomar unos helados, no lo veía desde hace 7 meses, él y mi mamá estaban separados; papá vivía en otra ciudad con su nueva familia, yo tenía un medio hermano quien era aun un bebé, pero sólo lo conocía por fotos.
Sonó el timbre, y todos corrimos hacia las aulas; en cuanto llegué a mi sitio saque mi libro de ingles de la mochila, teníamos ese curso a la primera hora y yo era muy malo para el inglés, así que decidí dar una mirada a las páginas que íbamos a avanzar. Estaba tan concentrado en mi libro que no me fijé en lo que hacía la maestra, sólo le tome atención en cuanto escuche su voz.
Al lado de la maestra estaba él, el niño de la casa de enfrente, lo reconocí por su cabello negro azabache, era alto y sus ojos eran muy negros como su cabello, estaba impecablemente vestido con el uniforme reluciente de nuevo.
Las niñas de mi clase, empezaron a reír, murmurando que era muy guapo, yo estaba aturdido, a veces algunas niñas actuaban muy raro, además estábamos en primaria, según yo aun éramos demasiado jóvenes como para calificar a las personas de guapas o guapos, bueno ese era mi punto de vista.
El se presentó ante todos por mandato de la maestra, dijo que se llamaba Sasuke Uchiha y que tenía 11 años, que venía de otra escuela y que recién se acababa de mudar porque su padre había cambiado de trabajo.
Todos le dimos la bienvenida y la maestra le dijo que ocupara el sitio que estaba detrás de mío; Sasuke paso por mi lado, yo quise ser amigable con él y saludarlo, pero en ningún momento dirigió la vista hacia mí, eso claro porque no me conocía y yo tampoco a él, sólo sabía donde vivía y eso era todo.
El día pasaba como cualquier otro, la clases de inglés, la de matemática, el recreo, y nuevamente mas clases, cuando llegó la hora del almuerzo yo me sentía tan hambriento que salí a toda velocidad de la clase para ser uno de los primeros en la fila de la comida, a nadie le parecía extraño mi comportamiento pues porque ya me conocían.
Cuando tuve mi bandeja repleta de deliciosa comida, fui en busca de un sitio vacio, como era uno de los primeros pude conseguir una mesa al lado de la máquina de refrescos, eso era muy útil cuando querías recargar tu bebida muchas veces.
Al rato, Sakura, Ino y Sai, quienes estaban en mi curso pero en otra clase, ocuparon los sitios al lado mío, se podría decir que ellos eran como mis mejores amigos.
-Naruto, como siempre nos conseguiste el mejor sitio, dijo Ino mientras desempaquetaba su sándwich.
-Creo que a quien en realidad debemos agradecerle es a su estomago, intervino Sai, Naruto si sigues comiendo así dentro de poco empezaras a crecer más para los lados que para arriba.
Quise responderle algo, pero mi boca estaba ocupada con unos deliciosos fideos.
-Deja de Molestar a Naruto, él siempre es así, es parte de su personalidad, intervino Sakura.
-Porque estas siendo tan amable, le preguntó Ino a mi amiga pelirrosa.
-Yo siempre soy amable, dijo Sakura con aura angelical.
-Lo que ella hace es tratar de impresionar al niño nuevo, dijo Sai tranquilamente.
-¡Eso no es cierto Sai!, exclamó Sakura, aunque claramente se veía un color rosado en sus mejillas.
-Ese si es tu comportamiento habitual, señaló mi amigo.
-Ni lo pienses frente de marquesina, yo lo vi primero, reclamó Ino al instante.
-En realidad Naruto lo vió primero, interrumpió Sai.
-¡Qué!, dijimos al unísono, Ino, Sakura y yo.
-Este… Sai pronuncié, apartando mi plato vacío, ¿Cómo sabes eso?, ya te dije que es es malo espiar a las personas.
-No espié a nadie, sólo me enteré por casualidad que el niño nuevo, vive frente a tu casa, y asumí que ya lo habías visto, además está en tu clase, tienes más oportunidad de conocerlo que Sakura o Ino.
-¡Naruto!, que afortunado eres, exclamó Sakura, tienes que hacerte su amigo, para que me lo presentes.
-No lo haré, dije espontaneamente, no necesito mas amigos ya los tengo a ustedes.
-Los amigos nunca son suficientes Naruto, me dijo Ino.
-Lo sé, pero es que él no me parece muy amistoso, además les diré que las niñas de mi clase están interesadas en ser sus amigas también, así que él ya no necesita más amigos tampoco, concluí sabiamente.
-Tu mentalidad es como la de un niño, me dijo Sai.
-Soy un niño, a decir verdad, todos somos niños, respondí sabiamente otra vez.
-Mejor ni cuenten con él, aconsejó Sai a la rubia y a la pelirrosa, como siempre sigue viviendo en su nube y no existe persona que lo baje, agregó, viendo como yo saboreaba con muchísima felicidad mi postre.
Sai es un buen amigo, le conocí cuando me inscribí en el club de lectura, lo cual fue idea de mi mamá. El era muy extraño en ocasiones, le encantaba leer y siempre lo veía con un libro diferente cada día. Una vez le invité a mi casa para jugar video juegos, a mi mamá le pareció un buen niño y me dijo que Sai era muy maduro para su edad y que debería aprender de él.
En cuanto a Sakura, la conozco desde que iba a kínder, ella es muy buena e inteligente, pero aveces puede ser explosiva y reparte golpes a quien la moleste por su enorme frente. Ino es la rival de Sakura en todos los aspectos, siempre están compitiendo por cualquier cosa, Sai me dijo que es muy popular entre los niños, pero lo que más me gusta de ella es que es muy buena para dar consejos, a veces muestra más sensatez que Sakura y Sai juntos.
El almuerzo terminó, el último curso del día era arte, todos íbamos a continuar con nuestros dibujos de la semana pasada, yo ya había terminado de dibujar el mío, así que sólo faltaba pintarlo, inmediatamente saqué mis pinturas y comencé a combinar los colores. El profesor nos permitía conversar entre nosotros siempre y cuando no dejáramos de hacer nuestro trabajo.
Como era de esperar casi todas las niñas de mi clase pelearon por ocupar los atriles vecinos a Sasuke, ellas reían alborotadamente y le hacían preguntas, pero para sorpresa de todos él era excesivamente huraño, no respondió casi ninguna pregunta y las pocas palabras que dijo fueron “si” y “no”. Por lo que todas las personas que quisieron entablar amistad con él, quedaron decepcionadas.
Yo obviamente no me uní a la multitud, pensaba que mi dibujo era mucho más importante, puse todo mi empeño en terminarlo, mientras pensaba que yo había tenido razón cuando dije que Sasuke no era amistoso, y empezaba a sentir que no me agradaba mucho, y mucho menos me agradó cuando los chicos de la clase quisieron invitarlo a formar parte del equipo de soccer; yo audicioné muchas veces para ese equipo y nunca me tomaron en cuenta, decían que era muy distraído y que siempre perdía las pelotas, lo cual por supuesto no era cierto, yo no era distraído, ¿o si?
Llegó la hora de la salida y yo deje un lado los pensamientos resentidos hacia el niño nuevo y corrí hacia la puerta del colegio donde mi papá me estaba esperando con una gran sonrisa. Papá me llevó al cine y a comer ramen, mi platillo favorito, también pedimos postre obviamente. Me gusto muchísimo esa tarde, siempre pienso que me gustaría pasar más tiempo con mi padre, él es divertido y nunca me aburro con él.
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Los siguientes días desde que llegó Sasuke a la escuela, fueron similares al primero, muchas niñas andaban persiguiéndolo incluso Sakura e Ino se unieron a ellas, dijeron que para crear un club de fans o algo así. Pero para pena de ellas, Sasuke continuó ignorándolas a todas y yo por mi lado lo ignoraba a él, aunque talvez lo que me disgustaba era que él ni supiera de mi existencia, la sola idea de que el que lo ignoraba era yo, me hacía sentir mejor.
A veces cuando hacía mis tareas por las tardes, solía ver a Sasuke saliendo de su casa con su bicicleta, o haciendo jugar a su hermano pequeño, en esas ocasiones ya no me parecía tan huraño, más bien se veía feliz y tranquilo, él tenía una piel muy blanca que hacía un raro contraste con su cabello negro, y era algo que le hacía ver muy llamativo, tal vez si era un poco guapo como decían en mi clase, pero luego me autogolpeba ante tales pensamientos.
Fue una de esas tardes cuando paso algo inesperado, estaba viendo mi anime favorito en la televisión, de rato en rato me paraba y veía por la ventana, es que Sasuke estaba lavando el automóvil de su familia junto a su hermano mayor, parecían pasarla bien. A mí me hubiera gustado tener un hermano mayor también, bueno pero no lo tenía y ya estaba acostumbrado a estar sólo la mayor parte del tiempo, porque mi mamá trabajaba todo el día y mi abuelo se la pasaba en su pequeña tienda de peces ornamentales.
Estaba concentrado en la televisión, cuando sentí el timbre de mi casa, sabía que mi abuelo nunca escuchaba el timbre porque estaba un poco sordo así que salí de mala gana a ver quién era. Y gran sorpresa me llevé cuando abrí la puerta y vi a Sasuke parado ahí con el mismo semblante serio que usaba en el colegio.
Yo me puse nervioso, o algo así porque no podía pronunciar palabra alguna. Fue él quien habló.
-¿Este es tu perro verdad?, me preguntó, enseñándome a mi pequeña mascota peluda, la cual tenía cargada con uno de sus brazos.
-Si, asentí rápidamente. Parecía un robot y me odiaba por eso.
-Pues sabes, tu perro entra a mi casa cada vez que abrimos la puerta y después no quiere salir, me dijo sin mostrar alguna expresión de disgusto o gusto.
-¿En serio? No sabía que hiciera eso, dije, estirando mis brazos para que me lo devolviera.
-Sera mejor que hagas algo para que deje de hacer eso, a mis padres no les gustan los perros y no están felices con esta situación, dijo al tiempo que me daba a mi perrito.
-De acuerdo no volverá a pasar, prometí, pensando que todas las personas que no aman a los animales son malas.
-Eso espero, dijo Sasuke tan serio como siempre.
Él era de esas personas que tienen algo, un no sé que en la cara, o tal vez en los ojos o en su forma de ser, que hacía sentir incómodos y nerviosos a los demás, bueno eso era lo que me hacía sentir a mí, por lo que no pude aguantar eso, así que le dije un seco “gracias” y le cerré la puerta en la cara.
Me arrepentí por mi comportamiento todo lo que quedo del día, no entendí que sucedía conmigo, yo no era así, yo era bueno o eso creía hasta ese momento. Hice planes en los que le pedía a Sasuke que me disculpara, pero después decidí no seguir ninguno, porque el siempre hacía lo mismo con otras personas así que pensé que yo sólo le di una cucharada de su propia sopa. Aunque yo no sabía si él andaba dando portazos a la gente, pero igual no pensaba disculparme con él a pesar de mis ganas de si hacerlo, porque tal vez en el fondo si quería ser su amigo.
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Al siguiente día en la escuela, Sasuke fue tan callado como siempre, a mí ni dirigió la mirada. Dimos un pequeño examen de matemática, él obtuvo una calificación perfecta, todos lo felicitaron y las chicas estaban locas por él como siempre, hasta la maestra parecía una de sus fans. Yo también tenía una calificación buena, claro que no era perfecta como la de él quien ya me empezaba a caer mal de nuevo, aunque creo que sentía una admiración resentida, estúpido Sasuke porque tenía que ser tan genial.
Cuando llegó la hora de marcharnos a casa, yo como siempre salí uno de los primeros, me compre un helado de chocolate y me dirigí a casa mientras tramaba un plan para subir mis calificaciones de un nivel promedio a un nivel muy alto, cuando me di cuenta de lo que pensaba me odié nuevamente, ¿por qué de un momento a otro quería subir mis notas? yo siempre fui feliz siendo un alumno promedio, esas cosas no me importaban, definitivamente Sasuke Uchiha me enfermaba, tal vez debería dejar de espiarlo y dejar de estar pendiente de él, creo que eso me estaba afectando.
Estaba tan sumido en mis pensamientos, que cuando escuche a lo lejos a alguien llamándome, dude mucho en detener mis pasos y voltear a ver de quien se trataba.
Casi me caigo de la impresión cuando vi a Sasuke a unos pasos detrás de mí.
-Naruto ¿Tienes un momento?, me dijo él elegantemente.
Yo estaba que me moría, desde cuando Sasuke sabía mi nombre y porque quería hablar conmigo. Seguramente quería reclamarme por el portazo de ayer, vez Naruto por eso te dije que te disculparas me dije a mi mismo.
-Si tengo tiempo ¿qué puedo hacer por ti?, respondí tratando de parecer tranquilo, ser cordial y de sonreír, cuando por dentro mi corazón estaba que me pateaba.
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