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La Conquista por Mandragorapurple

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Notas del capitulo:

 

No, no es la conquista de América, tampoco es con motivo del bicentenario de la independencia y mucho menos es una historia de la colonia. Amor, amor, desdén y más amor. Un intento de romance que espero no se quede en solo eso.  ¿Por qué La conquista? Ya verán ;D (Además soy mala para los títulos XD)

ADVERTENCIA: Sé de la existencia del cap. 199 pero los clásicos nunca mueren así que: Yullen.

DISCLAIMER: D. Gray –man no me pertenece, es de Hoshino Katsura-sensei

 

 

La conquista

Por mandragorapurple

 

Atestado de gente moviéndose de un lado a otro con prisa o pereza, un lugar que conocía bien por la frecuencia con la que iba. Tomó su maleta de la banda del equipaje con bastante trabajo y agradeció que los pianos fueran del tamaño que eran o si no tendría que cargar el suyo a todos lados.

---- tenemos mucho tiempo hasta la próxima gira, deberías venir con nosotros ---- su compañero que tocaba el violoncelo tenía problemas para sacarlo de la banda, le ayudó y el otro agradeció ---- nos divertiremos. Vender la casa no es urgente ¿o si? ---- los otros chicos de la orquesta les llamaban insistentemente, el violoncelo hizo una seña pidiendo un momento y siguió tratando de convencerlo.

---- en una o dos semanas estaré con ustedes ---- dijo Allen cerrando la entrada a otros argumentos, sonrió. En el camino, todos hicieron su esfuerzo mientras él los miraba con paciencia y se negaba firmemente.

---- con la falta que te hace el bronceado ---- el chico se puso la mochila al hombro y se acomodó para cargar su instrumento ---- ¡ve a aburrirte a ese pueblo! ---- se dio la vuelta y comenzó a caminar con aparente indignación pero paró a mitad del camino, miró sobre su hombro a Allen, le sonrió y se despidió, Allen levantó una mano en señal de despedida para sus compañeros.

Reunió sus cosas y caminó a la salida. Tomaría el autobús, no había otra manera de llegar a la pequeña cuidad de su padre. Tardaría de tres a cuatro horas, según le dijeron, entonces estaría antes de medio día desempolvando la casa, para la cena ya estaría limpia y al día siguiente, lunes por la mañana, buscaría una inmobiliaria para promocionar la propiedad.  Si, era lo más adecuado pues no podría volver cada vez que se interesaran en ella.

Recordaba que era enorme, blanca por dentro y fuera, con un jardín verde y flores por todos lados. Le parecía una mansión, una casa que no podría terminar de recorrer. Solo había ido un par de veces en edad consciente y la última fue al morir sus abuelos, de ahí en adelante, su padre y él se concentraron en su educación musical y solo recordó la casa cuando Mana Walker murió. Su primera impresión fue que debía revivir aquel lugar, conservarlo para sus aun lejanos días de descanso e ir de vacaciones de vez en cuando. Luego llegó la gira mundial con la orquesta, el disco en solitario para julio y la gira de promoción correspondiente. La casa llevaba al menos diez años sin una sola persona dentro, le pagaban anualmente a alguien para que el jardín no se volviera una selva, pero no bastaba, no quería que esa linda casa se quedara sin vida. Así resolvió venderla y tal vez en un futuro podría recuperarla o vivir en ese pueblo junto al rio que tanto le gustaba de niño.

Compró el boleto de autobús pero no quiso sentarse a esperar, tenía varios días durmiendo poco y si se sentaba seguro caería en coma. Lavó su cara esperando aguantar un poco más, ya tendría cuatro horas para dormir. Se quitó la gorra, y miró su cabello aplastado; pensar que se lo había decolorado por una apuesta y ya tenía más de dos años así, incluso su agente lo aprobó felicitándolo por el look salvaje que le hacía el cabello blanco y sus perforaciones discretas en los lóbulos.

Casi una invocación, su móvil sonó con el tono para su agente, una canción pegajosa y movida tal como el que llamaba.
---- ¿vas enserio? ¿Prefieres aislarte en un pueblo a disfrutar de la playa? ---- su agente tenía que hacer su esfuerzo de convencimiento

---- ajá ----  arrancó un pedazo del papel del servidor y se secó las manos

---- esperaba que pudiéramos discutir sobre el disco, la gira, la imagen, los patrocinadores; no imaginas los patrocinadores que… ----

---- ¡dame un respiro! ---- interrumpió antes de la avalancha de información de su manager ---- falta mucho para julio y solo me voy unas semanas ---- el agente guardo silencio, casi pudo verlo torcer el gesto del otro lado del teléfono.

---- ok, pero quiero la dirección, país, región, coordenadas geográficas y que contestes todas mis llamadas ----

---- si “mamá” ---- respondió cansinamente

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Ese viaje en autobús fue probablemente el sueño más reparador que tuvo en meses, tanto que solo recordaba cuando se sentó  e hizo el asiento hacia atrás, de ahí sus recuerdos continuaban en el conductor avisando la llegada.

Tal cual lo previó, eran las doce. La cuidad estaba muy cambiada y los pocos recuerdos que tenía no ayudaban. Pidió algunas direcciones para llegar, decidió ir a pie, al parecer  la casa no estaba lejos.

L e mintieron y engañaron como a un inocente, el lugar no estaba para nada cerca. Caminó durante un buen rato, incluso llegó al centro de la cuidad y a la zona comercial. Cuando se decidió a pedir indicaciones nuevamente estaba absurdamente cerca de la casa.

Parecía más pequeña, la reja no era infinita y el blanco estaba mugroso. Abrió y entró, sin duda seguía siendo bonita pero estaba descuidada. Dentro todo estaba cubierto por guardapolvos, sus pasos dejaban huella en la gruesa capa de polvo del piso y algunos bichos se escondieron al escucharlo. Fue destapando los muebles y amontonando los guardapolvos. De solo pensar en todo lo que tenía que limpiar… se tiro en un sillón.

 

El timbre sonaba extraño, incluso pensó que era el vibrado de su móvil. Alguien tocaba insistentemente, parecía que el dedo se le había pegado al botón y era enloquecedor.

—¡voy! —respondió desistiendo de ponerse las botas.

Abrió la puerta y al instante se detuvo al timbre. El chico frente a él tenía el cabello larguísimo, si no fuera por el uniforme del restaurant que traía y una expresión de fastidio nada linda lo hubiera confundido con una chica. Sin decir palabra se agachó y abrió una caja de metal con la propaganda Mugen japanese food

—yo no pedí… — el otro interrumpió entregándole unas bandejas y algunos tazones que pusieron a prueba su capacidad de equilibrio

—los envía el viejo, es su bienvenida — cerró su caja y volvió con ella a su motocicleta

—¿cuanto te debo? — puso la comida en el pórtico para sacar su cartera. El otro paró y lo miró.

—es gratis — dijo torciendo la boca y con un tono que parecía más un gruñido. Arrancó la moto.

—¿gratis?... ¡hey! — imposible obtener más información, el tipo ya se había ido.

Nadie puede resistirse a lo gratuito, Allen tomó todo y lo metió a la casa.

Mugen japanese food — repitió mirando el menú que intencionalmente le habían enviado con los palillos y un imán para el refrigerador con el teléfono de entrega a domicilio —Mugen, Mugen, Mugen — canturreó pues la palabra le sonaba conocida.

Abrió los paquetes, sus ojos brillaron al ver el dango en al bandeja y dejó a un lado el misterio para comer.

 

La limpieza de la casa junto con todo el itinerario se recorrió. Despertó en el sillón; torcido y entumido de un costado. Destrabó su posición con quejas y quince minutos después pudo estirarse. La escoba, la mopa y el trapo lo esperaban justo donde los dejó la noche anterior, ahí los contemplo esperando que cobraran vida y mínimo le limpiaran la sala. Acepto su destino, pero primero debía desayunar.

Las calles eran menos confusas (he dicho menos), sentía haberlas recorrido todas y si, eso era. Entró a un minisuper con un “buenos días”, pero el tendero le corrigió, ya era la una, la frescura de la cuidad lo había engañado.

Compró y salió bebiendo su soda. Una motocicleta conocida estaba estacionada a unas casas, de nuevo el repartidor subió a ella y arrancó. Corrió hacia él para preguntarle sobre la comida, gritó un par de veces pero el chico no atendió a pesar de ir lento. Allen lanzó su lata vacía al suelo y la pateó con frustración, no se esforzaría por alcanzar a ese fulano. La lata dio en la espalda del repartidor con fuerza apenas para ser una molestia.

Paró y dio la vuelta, miró a Allen como si fuera el centro de una diana y arrancó dispuesto a embestirlo. El pianista abrió los ojos asustado, definitivamente venía por él. Tomó sus cosas y corrió lejos. Tratar de arrollar a alguien no calificaba como normal en la escala de salud mental, menos por una lata. Era rápido pero no podía contra una motocicleta montada por un demente.

El repartidor le cerró el camino y bajó de su moto. De inmediato cambió el sentido de su carrera pero el tipo lo pescó de la sudadera y fue lanzado contra el muro más cercano. “¡oh por dios! ¡oh por dios!” vio la mano del otro cerrarse en un puño y quedar muy muy cerca de su rostro. Se detuvo.

Una risa burlona y casi maligna le hizo abrir los ojos. Le soltó la ropa y se alejó bastante divertido. Calmó su corazón y nervios sorprendidos ¿no lo golpearía? Tampoco lo deseaba pero toda esa angustia se quedaba en lo psicológico frustrándole.

baka moyashi — y se fue para seguir con sus entregas.

Había escuchado el baka y también el moyashi, frunció el ceño, tenía la sensación de que no era nada bueno.

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Estúpido brote de habas — repitió lo escrito en el traductor — ¡¿QUÉ?! ¡AGGGGGH! — apretó los dientes con un rugido de protesta y cerró su computadora de golpe.

Había invertido una hora de su vida en esas dos palabras. Abrió la PC de nuevo.

—buscar: idiota, imbécil, bastardo, maldito repartidor

 

 

 


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