La Academia Namimori está compuesta por los niveles: preescolar, primaria, secundaria, preparatoria, universidad y maestría. Y la Academia es una cuidad enorme. Porque está diseñada para hospedarse, tiene oficinas de investigación, sala de cine, hospital, banco, etc. Todo se encuentra en este lugar. Aquí viven los estudiantes, los profesores, los trabajadores, y las familias… en total viven más de 10,000 personas. Todos tienen alguna cualidad. Así que no importa de qué nivel económico vienen. A la academia se le conoce como el lugar en donde los chicos son los más destacados… pero también se les conoce como los más fiesteros.
La otra gran característica de la Academia es que… existe una asociación de estudiantes en la sección de kínder, primaria, secundaria, preparatoria, universidad y maestría. Y cada uno dirige su área. La asociación de estudiantes tiene más poder que el consejo de administración, asociación de padres y profesores.
A propósito, la asociación de estudiantes de la sección preparatoria, la manejan ellos:
Rokudo Mukuro.
Hibari Kyōya.
Byakuran Gesso.
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Caso I Presentando.
No hablemos del sol. No hablemos propiamente del día. Mejor hablemos de la situación. ¿Con cuál empezamos? Tenemos mucho que esclarecer para poder empezar… buena idea sería que les fuese presentando a cada uno de los miembros de casa asociación de estudiantes, pero será poco a poco. Primero la que es de nuestro interés.
Son tres estudiantes especiales, los que se encargan de toda la gestión de negocios de la Sección preparatoria. Está demás decir que existen en esta escuela por su destacado desenvolvimiento, ya sea en alguna arte o ciencia. Son bellos, todos muy jóvenes y cuentan con una suerte, probablemente, envidiable.
Por el biodomo de la escuela, pasea un chico de cercanos diecisiete años. De cabellos blancos como las nubes sin rastro de tormentas. Sus ojos perceptivos como los de un zorro, eran de un color lavanda. Preciosamente misterioso, cabe agregar. Su piel era ligeramente morena. Pero no desentonaba en ningún punto. Era de cuerpo atlético. De manos y gesto generoso. Proporcionado en toda la extensión de la palabra.
Nombre: Byakuran Gesso.
Gusta de: Malvaviscos.
Detesta: El trabajo no divertido y a Hibari.
No tardó mucho en resolver. Varias de las chicas de jardinería estaban encantadas con su presencia, y aunque imploraron que se quedase más, Byakuran rechazó la oferta amablemente. Estaban en la organización de la próxima fiesta del festival de otoño. Cabe recordar que cada quince días se tenía que celebrar algo, y normalmente eran eventos grandes. Que como mínimo tenían que emplear a una sección. Y esta vez era de la sección de preparatoria.
El uniforme de ese nivel era de color negro. Pantalón de vestir, todos ajustados, y camisa de manga corta o larga, allí quedaba al gusto del portador. En el caso del joven Byakuran, era de manga tres cuartos.
−Gracias por su trabajo. –Les agradecía el atento peli blanco.
−¡No es nada, Byakuran-sempai!
Se despedía y salía del lugar. Sino correría más peligro. No sería raro mencionar que esa zona pertenecía a los de nivel bachillerato. Así que era extraño ver a más miembros ajenos, es decir, los de uniforme blanco (Que eran los de primaria), los de gris (Secundaria) no era común que vagasen por allí. Aunque bien nada se les tenía prohibido. El joven suspiró al recordar el bello color del traje de primeria. De repente sintió una enorme aura asesina. Se volteó lentamente, sonriendo ligeramente nervioso.
−¿Qué rayos haces perdiendo el tiempo?
−Ah… ya me dirigía a la Sala. –Contestaba el peli blanco.
−El concejo de estudiantes queda en la otra dirección, Gesso Byakuran. –Refutaba el interlocutor. –Haz lo que debes, o te morderé hasta la muerte.
Nombre: Hibari Kyōya.
Gusta: De Morder hasta la muerte, y animalitos lindos Detesta: El desorden.
El guapo joven, era de cabellos negros y lacios. Quince años por cumplir. Sus ojos de un plateado lunar. De piel morena y sonrisa sádica. De delgada y menuda figura, pero sus habilidades hablaban por sí mismas. Ya que arriar con el perezoso de Byakuran merecía una condecoración.
−Está bien. –Se rendía mientras era apuntado por un par de tonfas. -¿Eso está permitido? Digo, serás el líder del comité disciplinario pero… -Hibari le acercó más su arma.
−Comienza a caminar.
*En la sala de la asociación*
−Llegan tarde. –de cortos cabellos colores índigo. De ojos azules, uno cubierto por un mechón de cabello. Siempre arreglado en una extraña forma de piña. De piel más clara que sus compañeros. Acababa de cumplir los dieciséis años en esta primavera pasada. Estaba dejando un montón de papeles sobre el escritorio. –Tienes miles de documentos que revisar. –Le decía a Byakuran que deseaba escaparse. –Buen trabajo, Hibari. –Le elogió el peli índigo a Kyōya, que sólo chasqueó la lengua y miró seriamente al peli blanco para que fuese a su escritorio.
−Ya, está bien. –Se lanzaba a sentarse y agarraba el primer par de hojas. –Hey.
−¿Qué sucede? –Preguntó el oji azul.
−Estás muy lindo hoy, Mukuro-kun.
Nombre: Rokudo Mukuro
Gusta: De Byakuran.
Detesta: a Hibari.
−Gracias, -Contestaba el chico con gesto ecuánime. –Pero aunque lo digas, no te ayudaré. Como presidente tienes muchas cosas que debes hacer tú solo. –Se hundió en el amplio sillón de color marrón de la sala.
−Malo. Ni pareces el vicepresidente.
−¿Perdón? Yo no fui quien eligió estar aquí. ¿Lo olvidas?
−Ah, cierto. –Aceptó con gesto divertido. –Fui yo el que te elegí, es porque es muy divertido hacerte jugarretas, Mukuro-kun.
−Ja. –Se rió. –Lo sé, por eso elegí yo a Hibari. –Se cruzaba de brazos y Byakuran se molestó.
−Dejen de perder el tiempo. –Amenazó el mencionado desde su lugar.
−Malvados. –Byakuran hundía su cabeza entre el mar de papeles. –Esto me aburre~
−Si hubieras empezado desde ayer~ -Le seguía el juego Mukuro. –Ah, se me estaba pasando avisarte. –Decía con una sonrisa.
−¿Qué? –Respondía el peli blanco comenzando a firmar cosas ya que el peli negro lo tenía con la cabeza pegada al tonfa.
Mukuro se levantaba y sacaba una pequeña lista en un par de hojas.
−A las dos tienes junta con el comité disciplinario. A las cuatro la distribución de material para el grupo de arte, a las cuatro y media tenemos que asistir con la Asociación Universitaria… -Hibari se estremeció ante esta última tarea. -¿Algo mal, Hibari?
−Nada. –Contestaba normal. –No iré. –Dijo ejerciendo más presión ante el pobre presidente.
−Es indispensable su presencia. –Dijo Byakuran con malicia. Si lograba molestar a su perro guardián sería mucha ganancia.
−De acuerdo. –Aceptó Mukuro como si nada.
−¿Por qué? –preguntó el inconforme peli blanco.
−Hibari tendrá sus razones. –Dijo dándose un par de golpes en la espalda con las hojas enrolladas.
−Entonces yo tampoco voy. -Te arrastraré si es necesario. –Contestó divertido, Mukuro. –Así que échale ganas, Byakuran-kun.
−¿Ni porque será mi cumpleaños mañana? –Intentó negociar. Entonces Mukuro se sobresaltó. -¿No lo recordabas, Mukuro-kun? ¡Qué malvado! –Eso tal vez no debió decirlo. A Mukuro le gustaba Byakuran, pero éste no demostraba nunca ningún signo de verdadera atracción. Así que el peli índigo guardaba su amor no correspondido en algún cajón de aquella sala.
−No tendría que interesarme. –Contestó sin perder la calma.
+ : : Por la tarde : : +
−Bien, aunque no esté el joven Hibari, tendremos que empezar. –Decía el vicepresidente de la asociación de estudiantes.
−¿Y el presidente? –Preguntaba Byakuran mientras aniquilaba a un bombón con su boca y con la mirada a su propio vicepresidente.
−Está enfermo. –Contestó el sonriente universitario. –Me pidió que les ofreciese disculpas
−Ah, enfermo. –Miró a Mukuro. Y enseguida sospechó que él ya lo sabía desde el principio. –Tal vez yo también deba enfermarme.
−¿Dijo algo, Byakuran-san?
−Digo que deberíamos comenzar. –Recargó su mentón en su puño derecho. Y así inició la junta. Tendrían el baile del fin de año, esta vez fusionando la sección universitaria con la de preparatoria.
+ : : En Casa del presidente de la sección universitaria : : +
−Me alegra que vinieras a verme. –Decía el presidente que estaba en pijama de color azul cielo y en la cama. Sentado cruzado de manos.
−Que no te alegre demasiado. Vine para llevarte.
−Dame un descanso. –Decía el angustiado presidente.
−No me interesa que finjas estar enfermo.
−Hey, eso no es verdad. Realmente estoy enfermo… pero si te alejaras de esa ventana y te sentarás aquí. –Puso su mano en el colchón. –Me haría sentir mucho mejor, Hibari. –El peli negro se quedó viendo por unos segundos. Después caminó lentamente y se sentó dándole la espalda. El enfermo no perdió la oportunidad y jaló a Hibari de la espalda, abrazándole y haciendo que terminara debajo de él.
−Bájate. –Ordenó serio, como era normal y su costumbre.
−No quiero.
−Obedece.
−Vamos, Hibari. Si viniste a verme, es normal que quiera estar contigo.
−Pero no así de cerca. –Le dijo apartando la cabeza del presidente con su mano. –Más te vale guardar tu distancia.
−Claro, no quiero contagiarte, pero por otro lado… hace días que no nos vemos. ¿No deberíamos aprovechar la oportunidad? –Sonreía coquetamente.
−Aprovéchala tú solo. Yo me voy. –Decía levantándose. Pero el otro era más grande, así que su solo peso lo oprimió con fuerza. –Si no te quitas, te morderé hasta la muerte, Cavallone Dino.