Kaito POV
El ambiente en la habitación era muy tenso y pesado. Realmente no creo que sea el mejor lugar para hablar pero Seguchi-san no parece dar marchar atrás. Aunque no lo culpo. Sé que esto es perjudicial para nosotros, sobretodo para Keiko y yo, pero aún así no me resulta cómodo. Me remuevo en mi lugar y siento la mirada de mi jefe sobre mí, me arden un poco las muñecas y las vendas me aprietan pero prefiero callarme.
- ¿Te sucede algo, Kaito-kun? – la voz de Seguchi-san me saca de mis pensamientos y caigo en la cuenta de que todo el mundo tiene sus miradas en mi persona, me incomoda pero me encojo de hombros mentalmente.
- No es nada – sigo hablando bajo, creo que en cualquier momento perderé la voz si esto sigue así. Los demás se dan por satisfechos pero el hombre sentado a mi lado me mira con sospecha antes de volver a prestar atención a mi compañera.
- No sé cómo empezó todo realmente, creo que fue porque nunca fui la más querida entre mis compañeros – comenzó a hablar con voz firme pero no sé cuánto podría seguir – quería que me aceptaran y pensé que si era hermosa y delgada como mis compañeras lo conseguiría, al principio pensé en no comer pero nunca podía hacerlo así que buscando en la red alguna dieta encontré otra forma – tomó aire para serenarse pero no pareció ayudar mucho – las cosas fueron empeorando cada vez más con los años y llegaron al punto de que me era inevitable tratar de impedirlo – podía ver como lágrimas cristalinas caían por sus mejillas y como Noriko-san la abrazaba para darle algo de consuelo.
POV Normal
Noriko le acercó unos pañuelos a la chica que lloraba silenciosamente a la vez que Seguchi posaba su mirada severa en Shuichi, quien se removió inquieto pero terminó por suspirar resignado.
- Bueno como sabrán las cosas entre Yuki y yo nunca estuvieron bien del todo – comenzó a relatar el cantante – así que cuando me fui estaba muy deprimido por las peleas que siempre tenía con él, durante ese tiempo conocí a Keiko y poco después de nos unió Kaito. Durante ese tiempo yo estaba sumido en la tristeza y tenía pesadillas por las noches hasta que un día intenté…tirarme de un puente – los tres adultos abrieron los ojos de sopresa. Tohma sabía que Eiri había dañado mucho a Shindou pero nunca pensó que el menor atentaría contra su vida – Kei y Kai me detuvieron, Kei me empezó a gritar y Kai me golpeó por idiota.
- Shindou-san – llamó Seguchi - ¿aún tienes pesadillas? – el pelirrosa asintió y el rubio se puso de pie bajo la mirada curiosa de Kaito – de momento hablaré con una conocida mía para conseguirles una cita a los tres – al ver que iban replicarle añadió – y eso no está a discusión, por ahora K-san lleva a Shindou-san al apartamento de Nakano-san y quédate con ellos esta noche – ordenó el rubio quien recibió una afirmación del susodicho.
- Yo me quedaré con Keiko-chan está noche Tohma – dijo Noriko, mientras Tsubasa la miraba impresionada de que quisiera quedarse con ella. Seguchi se volvió hacia el par de primos.
- Kaito-kun, tu vendrás conmigo a que un doctor te vea esas heridas y luego te quedarás esta noche en mi apartamento – afirmó con un tono en el cual era imposible replica alguna – ve a buscar lo que necesites, tú también Shindou-san – ambos se miraron unos segundos a los ojos antes de ir a hacer lo pedido. Seguchi suspiró mientras se llevaba la mano a la sien.
- ¿Le contarás a Yuki lo que pasó con el pink boy? – preguntó K mas Tohma negó.
- Eso le corresponde a Shindou-san, por cierto K-san necesito que prepares todo para retrasar el regreso de Bad Luck sin revelar los motivos reales. No creo que sea buen momento de exponerlos a esto, más a Tsubasa-san y a Kaito-kun – el rubio americano asintió mientras empezaba a maquinar un plan en su cabeza.
- ¿Por cualquier medio?
- Cualquiera – en eso a todos los presentes les recorrió un escalofrío al ver la sonrisa de K.
Kaito miró por la ventana del vehículo sin observar realmente el paisaje a su alrededor. Tohma lo había llevado con un conocido suyo que era doctor para que curara los cortes, que no eran tan profundos como para tener que ser suturados. Realmente parecía que su jefe tenía conocidos hasta bajo las piedras. Suspiró quedamente mientras miraba de reojo a Seguchi que conducía sin quitar la vista del camino, tenía las manos apretadas al volante fuertemente. No se veía muy feliz y Kaito tenía el presentimiento de que era por su culpa. No debió gustarle saber que también tenía cortes en los antebrazos y en los muslos. No le había gustado para nada que el rubio evitara mirarle mientras le curaban, mucho menos le gustó la mirada de reproche del médico. Llegaron hasta el lugar donde Akira pasaría la noche y entraron en silencio. Kaito se quedó junto a la puerta con una mochila al hombro.
- Ven Kaito-kun – llamó el rubio – hay algunas cosas que quiero preguntarte – el chico siguió a Seguchi hasta el salón donde se sentaron frente a frente, en todo este tiempo ambos habían evitado el contacto visual
- ¿Qué pasa, Seguchi-san? – preguntó el menor aún con voz queda.
- No hay nada más sobre ninguno de ustedes tres, ¿verdad? – Akira negó.
- A grandes rasgos es la verdad, no creo que los detalles sirvan de mucho por ahora – el rubio suspiró mientras miraba atentamente al otro.
- Supongo que no me los dirás – inquirió Tohma, Kaito desvió la mirada claramente atormentado- por hoy es suficiente, ven te mostraré donde dormirás.
Ambos caminaron en silencio mientras se perdían en sus pensamientos. Antes de dejar solo al joven Seguchi volvió a hablar.
- ¿Qué piensas de Shindou-san y su situación?
- Creo que debería contarle a Nakano-san y a Fujisaki-san pero no sé si podrá hacerlo. También… - el joven se cortó en sus palabras y el mayor lo volteó a ver intrigado - …creo que debería aclarar las cosas con Yuki-san, aunque ese tipo nunca me agradará – finalizó con tono mordaz. El rubio sonrió discretamente.
- En verdad eres muy maduro para tu edad – comentó mientras despeinaba el cabello violeta de un Kaito con las mejillas de un tenue rojo.
Shuichi miraba el techo aburrido, Hiro no había intentado preguntar nada aunque era capaz de ver que deseaba saber qué es lo que le pasaba a su mejor amigo. El pelirrosa lo agradeció, no estaba seguro de poder contarle a su amigo la que había pasado cuando se fue.
Nuevamente no podía dormir pero esperaba que con tener a Hiro y a K-san en la misma habitación le aplacara el miedo que tenía de sufrir pesadillas al dormirse. Se prometió a sí mismo hablar con Hiro mañana, también con Suguru. Ambos se merecían una explicación, además creía que sería más fácil hablar con Nakano que con su jefe. Tohma lo ponía nervioso ya que él y el tecladista nunca habían estado en buenos términos, aunque sabía que el rubio no dejaría que Kaito intentara algo mientras estuviera bajo su cuidado. Con esos pensamientos en mente se propuso dormir para poder enfrentar el próximo día. Ahora sólo le quedaba decir qué hacer con el escritor.
- Yuki… - susurró antes de cerrar los ojos.