-ve a bañarte, no quiero que sienta mi olor-
-está bien-dijo levantándose
-esta baño es un poco más moderno, metete al baño, yo te aviso cuando des el agua-
Para calentar el agua se prendía fuego, el cual calentaba una cañería, el agua al pasar por ahí se entibiaba.
-¡ya está listo!-grito Demian, Gabriel abrió la llave y el agua tibia le relajo el cuerpo, era muy agradable; ni muy caliente ni muy fría. Al salir del baño con la toalla en su cintura se encontró con Ziro sentado en su cama.
-Z-Ziro... ¿qué haces aquí?-
-vine a buscarte-dijo olfateando el lugar-¿Demian donde esta?-
-no lo sé, me ayudo a calentar el agua y de allí que no lo veo-respondió lo más calmado que pudo-¿por?-
-tenía que hablar con él... ¿no hicieron nada más?-se levantó comenzando a caminar hacia él
-nop, me encerré a leer y como tenia sueño y calor me fui a refrescar-dijo entrando y cerrando la puerta, buscando con la mirada su ropa
-bueno, ponte esto-dijo apuntando unas prendas que estaban sobre un mueble-tenemos que salir a una "cena familiar"-dicho esto salió de la habitación.
Gabriel suspiro aliviado, se arregló lo mejor que pudo y salió de la habitación. Allí estaba Demian como siempre tan sexy y rudo, Mao con su cálida sonrisa y Ziro frio como una estatua.
-¿nos vamos?-pregunto Mao
-claro-dijo Demian
Todos los chicos se dirigieron caminando hasta una posada próxima. En la posada el ambiente era muy agradable, ordenaron comida, bebida y conversaron de trivialidades. Estaban en eso cuando apareció la mascota rubia.
-¡Eli-Fefi!-grito Gabriel
-chicos ¿los acompaño?-
-claro-dijo Mao
-¿y tú que haces aquí?-pregunto Demian
-vine de compras con Sebastian y lo perdí hace horas jeje-
-¿bebes con nosotros?-pregunto Ziro
-no gracias si tomo la princesa se pondrá furiosa-sonriendo
-toma un vaso conmigo-dijo Gabriel
-¿tú tomando?-dijo asombrada
-sí, me convencieron de tomar uno solamente-
-si es uno te acompaño-Mao tomo una silla de la mesa de al lado u la puso al lado de Gabriel, Elizabeth se sentó en ella
-¿quieres algo suave no?-pregunto Ziro
-sí, no va a querer algo como lo que estamos tomando nosotros-dijo Demian al que se le notaba que ya se le estaban pasando un poco las copas
Ambos chicos tomaron algo suave, mientras que Ziro y Demian seguían sirviéndose vasos y vasos de su trago que era particularmente fuerte. Cuando la ebriedad de Ziro era bastante notoria una chica/pantera se acercó a la mesa.
-oye... mi amiga dice que si nos quieres acompañar unos momentos a hablar allá en nuestra mesa-dijo la pantera
Ziro sonrió de medio lado, miro a Demian y luego se puso de pie tratando de caminar lo más normal que su borrachera se lo permitiera. Luego de unos treinta minutos ambos, la chica y Ziro salieron del lugar. Elizabeth echaba fuego por los ojos.
-necesito aire... ¿acompáñame afuera?-dijo Demian tomando a Gabriel de la mano, como estaba un poco mareado se apoyó en su hombro y caminaron hacia la salida. Afuera, debajo de un árbol había una banca en la cual se sentaron.
Mao y Elizabeth quedaron celosos sentados a la mesa mirando en la dirección en se había marchado su respectivo amado.
-¿quieres bailar?-dijo Mao con un deje de despecho en su voz
-vamos dijo Elizabeth siguiéndole hasta la "pista". Bailaban mientras que se miraban mutuamente...Mao no se había dado cuenta de lo bella que era la rubia y Elizabeth nunca se había fijado en lo atractivo que era el panda. Estaban bailando y tomando, la chica ya estaba mareada; en eso siente que alguien le toma por el brazo.
-¡Fefi!, ¡la princesa me va a matar por tu culpa!-dijo el lobo encolerizado
-¿¡y a mí que me importa!?-se notaba lo ebria que estaba
-insolente...nos vamos-la tomo del brazo y se perdieron entre la multitud.
Mao se quedó allí, pero no se sentía mal ni triste, se sentía bien. Al salir vio a Demian y Gabriel sentados bajo aquel árbol, al verlos así de tranquilos le dio cargo de conciencia por no haber ayudado a Elizabeth, siendo que ellos le habían incitado a tomar. Por suerte no estaba lo suficientemente ebrio como para no recordar el camino hacia el castillo. Camino más o menos diez metros cuando un pomposo carruaje que venía en sentido contrario se detuvo.
-¡Mao!-dijo un chico que se había asomado por la ventana del carruaje que se había detenido, el que tenía los mismos rasgos de Mao
-¡Hyung!-dijo al reconocer a su primo mayor
-¿qué haces aquí y en ese estado?-dijo mirándole detenidamente
-voy al palacio y necesito llegar rápido-dijo un poco estresado
-yo te llevo si quieres-dijo Hyung haciéndole señas para que subiera
-¿en serio?-dijo incrédulo
-sí, ven. Al palacio Wells-dijo a su cochero haciendo que este diera la media vuelta en dirección hacia el palacio.
Mientras que en la banca, bajo el árbol se encontraban ambos chicos, Gabriel acariciando el cabello de Demian cual dueño con su gato.
-Demian... ¿por qué no nos vamos a la casa?-dijo Gabriel notando que el ambiente se estaba poniendo frio.
-mejor, tu dueño no creo que vuelva hoy, de seguro que se queda aquí con esa chica-dijo con un deje de celos, pero con la alegría desbordándosele por los ojos.
-vamos -dijo parándose y pasando el brazo de Demian por sobre su hombro
-yo puedo solo-dijo sacando de un tirón su brazo y comenzando a caminar en zig zag.
-por favor Demian...quiero que lleguemos juntos y bien ¿ya?-volviendo a colocar el brazo del kemono en la posición anterior
-está bien-dijo el kuroneko resignado
Al llegar a casa Demian se sentó en el sillón y miro a Gabriel, el que estaba de frente, de pies a cabeza, cuando este se dio la vuelta le volvió a recorrer, pero esta vez el gato se relamió los labios pensando en las muchas cosas que le haría esa noche.
-ya que vas para la cocina... ¿tráeme leche?-dijo al ver al chico dirigirse hacia esta
-está bien, pero para la otra usa el por favor-dijo con una sonrisa burlona caminando hacia la cocina.
Al entrar en la cocina se encontró con una cooler con hielo abajo, en ella había leche y algunas cosas más que necesitaban ser refrigeradas, él tomo una pieza de jamón que había y le llevo el vaso con leche a Demian
-toma-dijo estirando el brazo para darle el vaso
Demian iba a tomarlo cuando Gabriel retiro el vaso-¿cómo se dice?-sonriendo burlonamente
-gracias-dijo a regañadientes tomando el vaso
-por nada-sonriente
Gabriel miraba a Demian detenidamente -"¿por qué lo he dejado ir?"-se recrimino
-ven acá-le dijo Demian cuando llego a la base de las escaleras
-¿quieres que te ayude a subir?-sonriendo
-si ayúdame...por favor-subiendo el primer escalón
Llegaron a la habitación de kemono el que se acostó en su cama. Gabriel ya se iba cuando sintió un jalón que le detuvo
-te extrañe mucho, quédate conmigo-dijo acercándolo hacia el
-yo también te extrañe demasiado, fue el error de mi vida el haberle elegido-bajando el rostro
-no sabes cómo me dolió saber tu decisión, pero me decidí a estar contigo aunque sea a escondidas de Ziro-acurrucando al castaño entre sus brazos, ambos sentados en la cama de Demian, pero solamente el kuroneko bajo las colchas.
-¿no está bien lo que estamos haciendo cierto?-dijo Gabriel con la conciencia golpeteándole el pecho
-no-bajo la mirada
-pero él fue el primero en hacer algo malo, así que se lo merece-sonriendo
-me alegra que pienses así- besándole tiernamente
-¿Ziro no volverá esta noche cierto?-sonriendo sugestivamente
-no~ -devolviéndole el gesto
-entonces... ¿él no se enterara si hago esto verdad?-dijo acostándose bajo las colchas de la cama
-y tampoco si hacemos esto-dijo comenzando a besarse con pasión desnudándose entre caricias. Gabriel gemía levemente al sentir como Demian estimulaba su miembro masturbándole, él para no quedarse atrás comenzó a hacer lo mismo.
-¿aun estas sensible?-dijo posicionándose sobre él, entre sus piernas rozando su entrada
-no lo sé, inténtalo-dijo avergonzado sonrojándose aún más después de lo dicho
Demian lamio sus dedos pero o duro mucho, ya que Gabriel se los saco de la boca y los lubrico de la manera más sensual que pudo. El kuroneko se excitó de solo pensar que eso lo podría estar haciendo en otra parte de su anatomía, así que antes de hacerle daño en un impulso retiro os dedos de la boca de Gabriel y los llevo hasta su entrada. Introdujo el primero con mucho cuidado y delicadeza, Gabriel no se quejó, más bien gimió.
-parece que te recuperas rápido-sonriendo de lado felinamente
Gabriel no hiso más que sonrojarse y gemir una vez más al sentirle introducir un segundo dedo, el tercero entro casi sin esfuerzo, el cuerpo del humano se movía solo, siguiendo el vaivén de los dedos de Demian mientras que arqueaba la espalda y se aferraba a las sabanas. Tenía la cara sonrojada, los ojos entreabiertos al igual que su boca. Definitivamente una bella y excitante imagen para quien le viera y más para Demian que en ese momento lo único que quería era poseer ese cuerpo y ser uno solo una vez más.
-y-ya no aguanto Demian...hazme tuyo-dijo en el oído del kemono con la voz entrecortada por lo agitado de su respiración y gemidos ocasionales que salieron entremedio de la frase.
Coro celestial para Demian quien no dudó ni un instante en retirar sus dedos y colocar la punta de su miembro en la entrada de Gabriel
-seré gentil ¿ya mi niño?-dijo devorándole con ternura, era extraño oírle decir eso, pero ese tono y ese beso le hacían perder la cordura.
El kuroneko fue abriéndose paso poco a poco en la entrada del castaño, haciendo que ambos gimieran sin contenerse, casi gritando del placer
-te sacare ese olor a Ziro que tienes en tu cuerpo-dijo comenzando a envestirle lentamente mientras que tocaba cada trozo de piel que llegaran a su alcance, era como si quisiese imprimirlas sobre la piel del humano o como si quisiera sobrescribir las ya anteriormente hechas.
Se intentaban besar, pero era casi imposible ya que los besos eran cortados por los gemidos, no, gritos de placer que llevaban tatuado el nombre del otro. Para Gabriel las veces que tuvo sexo con Ziro fueron eso...solo sexo. Pero con Demian era distinto, se sentía libre, preciado amado, con él de verdad sentía que hacia el amor.
Demian quería que Gabriel recordara lo que era el placer, por lo que le levanto ambas piernas sobre sus hombros para hacer las estocadas más profundas, para tocar ese punto en el humano que le volvía loco, el placer los cegaba a ambos tanto que Gabriel enterraba las uñas en la piel del kemono cosa que al aludido le encantaba.
-¿por qué?-gimió en el oído del humano
-¿por que que?-dijo Gabriel confundido
-¿por qué me encanta tanto poseerte?, ¿porque eres tan único?-aumentando el ritmo haciendo que también fueran un poco más fuertes y profundas
-no lo sé, pe-pero quiero que seas el u-único que me posea-
El clímax estaba llegando, ambos se corrieron al mismo tiempo en un fuerte y ronco gemido el nombre del otro en señal de placer máximo.
-¿sabías que Ziro nos mataría si te viera así?-dijo sonriente
-si lo sé, pero lo que no sabe...no lo hará enojar-recostándose sobre el pecho del kemono
-ve a servirme algo, me dio hambre-dijo sonriendo con nostalgia
-si...mi amo-le susurro sobre los labios antes de morderle el labio inferior y salir de la habitación en busca de algo para comer
-¿te apetece?-dijo mostrándole una pieza de salmón ahumado que había traído de su mundo unos días antes
-sí, dame-dijo abriendo la boca y señalando dentro de esta
-¿por?-sonriendo ampliamente
-fav-antes de que terminase la palabra Gabriel ya le había llenado la boca con el pescado, mientras que él se comía unas cuantas nunyan y unas frutillas
-¿nos bañamos juntos?-dijo mirándole sugestivamente
-mmm...está bien
Luego de prender el fuego para que el agua saliera tibia ambos entraron a la ducha, se miraron con deseo y marco a Gabriel como suyo una vez más contra la pared, en la tina, sobre unas toallas en el suelo. Todas las veces con el mismo final: Demian y Gabriel con las respiraciones totalmente agitadas, luego de tener un profundo y exquisito orgasmo.
-ahora báñate solo, camufla mi olor-dijo saliendo del baño con una toalla en la cintura, sus negros cabellos ahora un poco más largos, caían hasta un poco más abajo de sus hombros y las gotas delineaban su blanquecina piel.
-pero no se puede camuflar las sensaciones y recuerdos que dejarte marcados en mi piel y en todo mi cuerpo-dijo antes de comenzar a enjabonarse
-no, eso no es posible cuando la persona que hiso las marcas es...especial-dijo desde el otro lado de la puerta
-aunque me cueste una golpiza no volveré a dejar que Ziro me tome-dijo decidido
-has cambiado...me gustas mucho más ahora-se escucharon sus pasos desaparecer a lo lejos
-"he cambiado... ¿nadie más que él lo noto?"-pensativo
"Si mi madre me viera me regañaría y luego me diría que siga haciendo lo que mi corazón me dice...no más pensamientos de autocompasión"-pensó sonriendo y dejando que las gotas se llevaran todo el resto del líquido jabonoso de su cuerpo, pero lo que el agua nunca lograría llevarse serán las marcas que Demian dejo sobre su piel, esas ni aunque le arrancaran la piel completamente se irían.
Gabriel se puso una toalla en la cintura y se fue a su habitación, lo que más quería en ese momento era dormir tranquilamente con Demian como antes, pero no quería tener problemas con Ziro.
Mao quien le había contado todo lo sucedido a su primo, estaba intranquilo.
-tu siempre tan caballero-sonrió Hyung
-fue nuestra culpa que ella este en esa situación, no puedo dejarla sola-mirando por la ventana
Llegaron al palacio y vieron como Elizabeth y Sebastian bajaban del carruaje
-gracias Hyung-grito Mao al bajarse del carruaje para alcanzar a Elizabeth y Sebastian
-señor Sebastian, no se preocupe yo los excusare. En parte es mi culpa el estado en el que está esta señorita-dijo caminando adelante
-no, ya ha causado muchos problemas esta malcriada como para tener que humillarse excusándola, vallase a casa-dijo caminando
-¿me lo está ordenando?-si de algo le servía el conocer tanto a Demian era el poder actuar como él en ocasiones
-n-no señor-bajando la mirada
-entonces-dijo adelantándose
-déjenle entrar-dijo Sebastian a los guardias
Mao camino hasta la sala en la que se encontró con una fúrica Anais
-¿¡estas son horas de llegar Sebastian!?-chillo la princesa
-lo siento princesa solo...-mirando a Mao
-fue mi culpa princesa-dijo Elizabeth bajando la cabeza
-se me perdió de vista y tuve que buscarla por todos lados luego de hacer su encargo-dijo Sebastian
-me quede viendo algunos animales y Sebastian desapareció de mis vista, lo estaba buscando cuando me topé con los hermanos Aldran-
-yo...los chicos y yo le pedimos que se quedara princesa, ella quería regresar al palacio, pero nosotros la indujimos a que se quedara bebiendo con nosotros. Es nuestra culpa que Sebastian y Elizabeth llegaran a esta hora-dijo Mao seguro de sí mismo
-y tú... ¿quién eres?-pregunto la princesa
-soy Mao, su mensajero, amigo de la infancia de los Aldran y en este momento soy el representante del grupo en el que la señorita se encontraba-sin dejarse intimidar por la fúrica silueta de Anais
-¿sabes que me tendrán que compensar por esto verdad?-le dijo en el oído susurrante
-lo tengo más que claro... ¿que desea?-mala idea por parte del panda decir eso
-deseo que mañana a primera hora estés aquí para complacer todos mis caprichos-dijo sonriente
-la cara de Elizabeth no salía de la mueca de asombro en la que había quedado cuando la defendió... ¿cuándo se había vuelto Mao tan atractivo para ella?, ¿por qué si lo conocía hace tiempo no se había dado cuenta de su amabilidad, caballerosidad y valentía hasta ahora?
-Fefi a tu habitación-dijo Anais sonriendo satisfecha
-sí princesa-bajando el rostro
HORAS MÁS TARDE
-llegue-gritó Mao entrando
-ya te oímos, no seas tan escandaloso que me duele un poco la cabeza
-¿y Gabriel?-pregunto celoso al ver que volvió rápido a su habitación
-está en su cuarto ¿por?-pregunto inquisitivo
-recuerda que si haces algo Ziro te castra-sonrió de medio lado y subió las escaleras en hacia su habitación