Demian estaba encolerizado, tomó todas las cosas de su hermano metiéndolas en algunas cajas y las envió al palacio, luego fue a su casa en la tierra e hizo lo mismo. Quería vender todo e irse lejos, a cualquier parte, tomó sus cosas de la tierra y las llevó a Yalabuh. Ya encontraría un modo de irse de allí.
Cuando terminó de empacar sus cosas ya era muy entrada la noche, estaba cansado y hambriento, fue a la cocina y abrió una lata de Zako, un pescado similar al atún de la tierra y se tendió sobre el sillón. Cuando comenzó a quedarse dormido, escuchó que alguien golpeaba la puerta, se levantó de mala gana y abrió; era Mao.
-¿Qué te paso?- Preguntó preocupado el panda, Demian se veía terrible
-Ziro vendió a Gabriel-
-¿A quién se lo vendió?-
-A la princesa- Respondió sentándose en el sillón
-¿Y todo esto?- pregunto por las cajas que se encontraban apiladas por toda la casa, sólo quedaban los muebles sin empacar
-Me voy, aun no sé a dónde, pero será lejos de aquí-
-¿Por qué no te vas a mi casa? Tengo una habitación desocupada-
-¿Podre llevar todas mis cosas?
-Mmmm… tienes razón, mi casa es muy pequeña-
-¿Y la casa de hurones?-
-¿La que está a una cuadra de la tuya?
-Sip, está en venta-
-Sí, es una buena idea, iré a preguntar-
-¿Qué harás con tu mansión- Preguntó mirando a su alrededor?
-Se la venderé al rey, siempre quiso tenerla-mirando con desdén y nostalgia las paredes de la casa
-¿Y la de la tierra?-
-Se la venderé a la princesa, una vez me la pidió para poder estar más cerca de Fefi, probablemente los mande a vivir a los dos allí- Ambos se quedaron en silencio por un instante
-¿Quieres tomar algo?- preguntó el panda acariciándole detrás de la oreja
-¿Tú invitas?-
-Sí, yo invito- Dijo sonriente, se lo esperaba
-Está bien, pero no a tu casa-
-No te preocupes, no volverá a pasar-
Al llegar a la cantina y luego de un par de tragos se pusieron a conversar en serio
-Me sorprende que no hayas destruido la casa, siempre que te enojas te da la pataleta-
-Lo sé *Sonrió* y eso tenía ganas de hacer, pero luego lo pensé y preferí gastar mi energía y rabia en algo productivo, empacando todo; lo de Ziro también y se las envié al palacio, ahora solo me falta vender las estúpidas casas-
-¿Pero no es de Ziro también?-
-No, cuando te convierten en sirviente del rey pierdes todas tus posesiones materiales ya que el rey te otorga todo, pero solo es prestado, si renuncias se te quita todo, quedas en la calle-
-Las ventajas del part time- Comentó Mao, Demian sonrió
Unas chicas se acercaron a ellos, eran dos felinas una leona y otra pantera.
-Hola, ¿No quieren bailar con nosotras?- Preguntó la pantera sentándose junto a Demian ronroneando cerca de su cuello
-¿Bueno, pero no prefieres tomar un trago mejor?- Dijo ofreciéndole su vaso, ella sonrió felinamente y tomo un sorbo
-¿Y tú pandita?, ¿no quieres bailar o tomar algo?- pregunto la leona acariciando el contorno de su cara con sus afiladas uñas
-No gracias-
-anda, es sólo uno- Dijo muy cerca de su oído
-Con permiso- Mao se levantó y se fue al baño, dejando a Demian con ambas kemonos
Salió de la cantina sentándose en una banca de la entrada, estaba un poco mareado por el alcohol. Al rato apareció Demian con unas marcas de rouge en sus mejillas
-¿Qué te pasó?-
-Nada, sólo no quería estar con ella, estaba ebria-
-¿Por qué viniste a buscarme? ¿Quieres decirme algo?-
-Algo así- Dijo sonriendo de medio lado
-Cuéntame- Le dijo Demian acostándose en la banca, apoyando su cabeza en las piernas del panda
-Conocí a una chica, pero es un amor imposible- Dijo con tristeza acariciando el cabello del felino
-¿Fefi?-
-¿Cómo supiste?-
-Se te nota a leguas de distancia, te conozco- Sonrió ampliamente
-¿Qué puedo hacer?-
-¿Y ella te quiere?-
-Al parecer sí, la invité a salir y acepto-
-Entonces sólo tienes que esperar a que la caprichosa se aburra de ella-
-Eso no va a pasar-
-Entonces es la misma situación- Ambos se quedaron en silencio, luego se miraron sonrientes, al parecer estaban pensando lo mismo
EN EL PALACIO
Gabriel y Fefi ya estaban durmiendo en sus respectivas camas cuando la princesa entró con una bata semitransparente de color negro, muy similar a la que usó cuando Demian la pintó
Caminó tranquilamente y se metió en la cama de Gabriel, él despertó al sentir como unas frías y delicadas manos acariciaban su piel.
-¡¿Princesa?!-
-Shhht… no despiertes a Fefi mi angelito-
-No me diga así por favor-
-Te digo como se me da la gana, eres mío ahora- Dijo en un susurro
-“¿Cómo me zafo de esta?”- se repetía Gabriel sintiendo el acariciar de su ahora dueña
-a-ama… nu-nunca he sido activo- bajo la mirada fingiendo vergüenza
-¿Nunca?… bueno después de todo, eras la mascota de Ziro-
-Y Demian-
-Como sea, no te preocupes, yo te enseñaré- Dijo subiéndole la parte superior del pijama, se posicionó sobre él y comenzó a besarle el cuello mientras movía su cuerpo sobre su miembro.
Se sentía bien, no podía negarlo, pero no quería, ya había tenido bastante con Ziro… ya no quería que nadie que no fuera Demian le tocara. De un momento a otro se sintieron unos suaves golpecitos en la puerta haciendo que la princesa se sobresaltara y dejara de tocar a Gabriel
-Mi princesa, Sebastian le llama, necesita que le dé su opinión para la decoración del palacio y para poder elegir la tela de sus vestidos- Dijo Mao aparentemente sobrio detrás de la puerta
-¿mh?- Dijo la chica levantándose –Voy enseguida- Se arregló un poco el cabello y la ropa pasando por el lado de Mao con una mueca de extrañeza
Gabriel suspiró aliviado cuando la princesa se fue, ya estaba harto de ser obligado a hacer cosas con personas que sean hostigantes. Vio de reojo a dos siluetas entrando, uno de orejas redondas y otro de orejas puntudas y una cola que se meneaba de un lado a otro. Una se dirigió a Fefi y la otra se acercaba cada vez más a él, Sintió un leve olor a alcohol, se asustó, pero luego le reconoció
-“¿Demian?”- Pensó Gabriel
-hola angelito- Dijo Demian al que había reconocido por su singular voz
-¡Demian!-dijo haciendo ademán de levantarse, pero el kemono le indicó que se quedara allí
-Shhht… no hables tan fuerte- Dijo en un susurro acercándose a la cama sentándose junto a el
-¿Qué haces aquí?-
-Vine a verte-Dijo abrazándole y besándole el cuello, se notaba que estaba ebrio
-no, Demian, puede venir la princesa-
-no te preocupes, estará ocupada unas horas-comenzó a recorrer su cuerpo por debajo del pijama, sus manos como siempre estaban heladas causando escalofríos a Gabriel. La tibia lengua de Demian recorría desde su cuello hasta su pecho, el castaño extrañaba esa sensación que sólo Demian podía darle.
-espera Demian...no-sabía que la princesa volvería en cualquier minuto
-no te resistas*acariciando su rostro*sabes que también lo deseas-acariciando suavemente su costado. Gabriel ya no se pudo resistir más y sólo se rindió a sus instintos correspondiendo a las caricias del kemono.
-¿qu-qué es este cambio?-preguntó Gabriel en un susurro inaudible
-¡sólo cállate!-dijo dándole un apasionado beso y recorriendo el cuerpo del humano.
Demian se dio cuenta de que Gabriel estaba más firme, como si hubiera estado haciendo ejercicios, los músculos de su abdomen estaban finamente delineados y sus brazos ya no eran tan "suaves". Dejó ese detalle de lado y lo despojó de la parte de arriba del pijama jugando con los pezones del chico. Gabriel intentaba no hacer ruido por respeto a Elizabeth que estaba en el otro lado de la habitación, pero le era casi imposible.
Gabriel no podía dejar de preguntarse a que se debía ese cambio, porque ahora era tan tierno con él, porque no fue así desde un principio; se hubiera ahorrado muchos problemas y estaría tranquilo con él...pero lo importante ahora era que lo quería o por lo menos eso le estaba demostrando, el castaño se sintió inmensamente feliz
Sintió como Demian acariciaba su ya despierto miembro, le volvía loco ese roce, cuando el kemono se disponía a bajarle los pantalones la princesa entró de golpe, Demian y Mao saltaron a esconderse debajo de la cama mientras que ambos humanos se hicieron los dormidos.
-angelito...ya volví... ¿me extrañaste?-Gabriel no le respondió; la princesa nuevamente se acostó sobre él, acariciando su miembro-al parecer estabas soñando conmigo travieso-dijo la coneja sonriendo. Gabriel se sonrojó al sentir como la princesa acariciaba descaradamente su cuerpo, justo antes de que lo desnudara por completo se encendió la luz, ambos miraron hacia la puerta encontrándose con Fefi con una mueca de asombro.
-¡princesa!, ¿qué hace aquí?, mañana tiene clases con la señorita Violeta Muy entrada la mañana...debe irse a dormir-
-lo olvidé por completo-dijo la princesa a regañadientes-te salvaste por esta vez angelito, mañana seguiremos con lo nuestro-le besó en los labios y se marchó, al pasar junto a Fefi la besó también y desapareció. Gabriel suspiró aliviado.
-gracias-dijo mirándola con una sonrisa en su rostro
-por nada-
Sonrieron con complicidad, luego se escuchó un sonido, como si fueran unos ronquidos, los dos miraron debajo de sus camas y ambos, gato y panda, estaban profundamente dormidos