Gabriel despertó y se encontró de frente con el rostro de la princesa la que le miraba fijamente.
-¡angelito!, ¿qué te había pasado?-chilló la coneja
-sólo me sentí mal y me desmayé-sin prestarle mucha importancia a su respuesta
-¿hay algo que desees?-mirándolo con los mismos ojos de una niña pequeña cuando ve a su mascota recientemente operada tras un vidrio.
-quiero a Demian...quiero un retrato de ese paisaje-apuntando por la ventana
-no me tardo-
GAbriel sólo quería al azabache para hablar, para que le besase y, si estaba de buen humor, que le abrazase o algo así.
-¡señor Aldran!-gritó Sebastian al kuroneko que estaba a punto de salir
-¡¿qué pasa ahora?!-gruñó
-la princesa le busca, dice que Gabriel quiere verle-
-¿Gabriel?-
-lo que pasa es que se sintió mal y ahora está en cama-
-voy en seguida-
Al felino se le iluminó la mirada, después de ese mal rato con Ziro hablar, o simplemente abrazar a Gabriel le vendría de maravilla. Demian entró en la habitación en la que Sebastian le había dicho que se encontraba SU angelito y le encontró acostado en una cama mirando por la ventana grande, al lado de esta había un lienzo y muchas cosas para pintar. Gabriel le miró sonriente y dijo:
-has un retrato rápido de ese paisaje que ves en la ventana para que después de eso hablemos tranquilamente-le dijo el humano suplicante
-¿y si no quiero?-dijo desafiante
-te tendrás que retirar, se supone que para eso te mandé a llamar-
-no era exactamente para lo que me querías ¿cierto?-dijo con una media sonrisa a lo que Gabriel bajó su rostro sonrojado.
Demian se enterneció con esa imagen, se sentó y comenzó a pintar...miantras pintaba sentía la cálida mirada del chico sobre su piel
-¿por qué estás en cama?-
-me sentí mal y me desmallé-
-quizás fue algo que comiste-
-no lo creo-respondió serio
-¿entonces?-
-¿conoces la historia del Jigoku?-
-sí-
-creo...que yo soy ese bebé o quizás su desendiente-Demian se hechó a reír
-te está haciendo mal leer tantas historias, ¿a caso también crees en el gordo de traje rojo?-
-no pero...¿cómo explicas esto?-se sentó en dirección al espejo, se levantó la polera dejando al descubierto su piel
-no tienes nada allí-
-mira el reflejo-la cara de Demian cmbió por completo, su semblante burlesco y risueño se transformó en uno de asombro y miedo
-¿c-cuándo te salió eso?-
hace unas horas, cuando ustedes se fueron-
-¿qué son esos símbolos?-tocando la espalda de Gabriel
-son los mismos que están el el libro d leyendas de Yalabuh-le respondó colocándose la polera
-que extraño-le abrazó y besó suavemente. El beso se estaba tornando apasionado cuando el felino movió las orejas y le dijo a Gabriel que se recostara, segundos después entró la princesa como intentando pillarlos en algo
-angelito...¿te sientes mejor?-al oir el apodo para Gabriel Demian miró a Anais con desprecio
-sí, gracias-
-¿ya terminaste?-dijo mirando a Demian con actitud cortante
-aun no princesa-el castaño rió por lo ajo al ver lo notorio que era su enfado
-cuando termines te vas-dijo la princesa saliendo de la habitación
-para ser un conejo es bastante ruidosa...pero...ya se fue-acorralándolo contra la cama
UNAS HORAS ANTES EN OTRA HABITACIÓN DEL PALACIO
-esto no se lo voy a dejar pasar-dijo Ziro vistiéndose-nadie se burla de mí-el peliplata se arregló correctamentey llamó a Sebastian
-¿que desea?-
-quiero ver a la princesa...¿dónde está?-sonrió malevolamente
-le guio donde se encuentra su majestad-saliendo de la habitación con Ziro siguiéndole. Al pasar por muchos pasillos se encontró con una sala de música de la que salía una bella melodía en piano. cuando entró estaba la princesa tocando una pieza musical muy bella en un piano de cola negro.
-¿qué quieres tú ahora?-dijo notalemente molesta
-quiero que Demian sea mío-
-¿y qué tengo que ver yo ahí?hazlo tú mismo-
-tu angelito no deja en paz a Demian-
-es Demian el que siempre busca a mi angelito no al revés-dijo confiada
-¿estás segura de eso?-
-sí-
-entonces, ¿por qué de alguna manera siempre estan cerca o juntos?-
-no sé-
-por que se gustan y Gabriel quiere huir de tí, y para que decir que Demian te quiere, no, ma´s bien ya te quitó a tu angelito-sonrió maliciosamente
-no lo creo-saliendo de la habitació para ver a Gabriel.
MINUTOS DESPUÉS
-¿ves?, no pasa nada, recién entré a la habitacion en donde están jntos y no los encontré en nada, y eso que entré de golpe-dijo seria
-¿están juntos en la misma habitación?-dijo indignado
-sí, ¿te molesta?-curiosa
-no pensé que era tanilusa princesa, Demian al igual que yo tiene aspectos gatuno y él sabe muy bien cómo ocuparlos, por eso es que no los pilló
-¿quieres decir que han estado haciendo algo y cuando sintieron mis pasos hicieron como si nada hubiera pasado?- asombrada y molesta
-eso mismo-
-¿cómo piensas comprobar tus acusaciones tan graves?-la princesa miró a Ziro con complicidad
-tendámosle una trampa, ahí veremos si realmente el gato se come al ratón-ambos rieron y se sentaron al rededor de la mesa de té que estaba en su salón de música, la princesa mandó a llamara a algunos guardias para que cuidaran la entrada y la protegieran de posibles intrusos, estaba ocupada.
Mao había ido una vez más a visitar a Elizabeth, la que lo recibió en su habitación en la tierra.
-hola Elizabeth-dijo Mao sentándose en la cama de la chica
-hola, ¿qué haces aquí?-
-vine a dejar un encargo por aquí cerca y quise pasar a verte un rato-
-gracias-ambos se quedaron en silencio
-bueno...yo...sólo vine de pasada, nos vemos-
-ah...claro-dijo ella levantándose
Caminaron juntos hasta la reja sin decirse nada y allí se quedaron nueamente.
-bueno...que te valla bien-
-gracias-nuevamente ese silencio incómodo
Elizabeth tomó la iniciatica, se acercó a él y le dio un suave beso en los labios; Maoquedó petrificado al sentir el contacto, al separarse ambos estaban sonrojados
-lo siento...yo... no quise-comenzó a excusarse, pero fue silenciada por los labios del panda, esta vez el beso no fue sólo un simple contacto, este era más apasionado. Justo en ese momento se escuchó la aguda voz de la princesa
-¡Fefi!, ¿qué estás haciendo?-chilló la princesa la que venía de doblar la esquina con Sebastian
-¡p-p-princesa!-dijo la joven aterrada
-¡Sebastian, llevate a Mao ahora!-dijo mirando al aludido-¡y tú ven acá!-tirando a Elizabeth del brazo hacia la casa. La empujó haciendo que callera en el sillón que estaba en la sala, por suerte sus padres no presenciar+ian el escándalo, habían ido de viaje a Inglaterra.
-¿qué pretendes con Mao?-fue directa
-me gusta, más de lo que alguna vez me pueda haber gustado Ziro-fue sincera, ya no le servía de nada el mentirle
-¿quieres que muera por tu culpa?-sonrió malvadamente
-¡no!-le miró con horror
-entonces debes hacer algo por mí-le miró fijamente
-¿qué es?-
-cuando sea el momento te lo haré saber. Pero recuerda...no puedes decirme que no o si no tu lindo Mao terminara con su cabeza rodando rodando hasta tus manos-sonrió un ves más y salió de la habitación, sabía que de alguna manera Fefi le podría servir, sobre todo si Gabriel y Demian confiaban en ella.
La joven de ojos claros se quedó llorando desconsolada, a las horas después apareció el mesajero murciélago para llevársela al palacio, secó sus lágrimas, se puso su máscara y se fué donde su dueña