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"Cuando las palabras se destiñen…" por HikariYuuji

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Notas del capitulo:

 

¡Hola~! ¿Cómo les va? Deseo excelentemente. 
Esta será la vez primera en que publique un escrito mío, bueno, no mío, sino “nuestro”.


Lo escribí junto con una amiga, cuando cursábamos la escuela secundaria.  ¡Ah! ¡Qué recuerdos! Tiene más de 3 años de antigüedad, por lo mismo he de disculparme por la falta de continuidad, contexto o demás que ésta historia pueda presentar. Éramos unas niñas cuando le escribimos. Hahaha, aún lo somos a decir verdad. (?)

Decidí publicarlo porque es mi primer Fan Fic, claro está junto con “Lia”, sobre mi pareja favorita dentro del mundo alterno de Yu-Gi-Oh!,  mi serie favorita de anime.


Lo que hace especial a éste texto es que, la chica con la que lo creé, me adentró en el mundo de la literatura. Ella gustaba mucho de leer y me inculcó ese amor por los libros. Además alimentó mi apetito por comenzar a hacer que las letras vivan: escribir.

 

 

 

 

¿Qué es el amor?,  ¿Cómo se presenta?,  te diré que no siempre es como se espera. Llega de sorpresa o de la persona menos indicada. En toda mi vida, tal parece que el amor no existe, en ella fue arrebatado junto con mi felicidad, destruyendo así, toda ilusión de alegría y, aún, teniendo todo lo que podría desear, no logro llenar el vacío que dejó aquella persona a la que ahora me es imposible recordar…

                                                                                                                                                   Kaiba Seto.

 

 

¿Qué me estará pasando? –un joven castaño, de ojos color de mar, se cuestionó a sí mismo mientras escribía en su libreta de apuntes. Poco después sonó el timbre del colegio, indicando que las clases habían concluido. Guardó sus materiales escolares dentro de su portafolio,  se levantó decidido a marcharse, dirigiéndose a la salida del aula. Pero al llegar a ella, en un descuido, chocó con un muy apuesto rubio, las pertenencias de ambos jóvenes cayeron al suelo por el impacto.

 

-“He de lamentarlo…” -Comentó para disculparse en tono amable; sin embargo, al observar de quien se trataba, su tono de voz cambió drásticamente- “¡Ah! Eres tú perro faldero…” -Agregó con un tono de voz que expresaba su descontento-

 

-“¡Qué no soy un perro faldero Kaiba!” –Gritó en su defensa el pelirrubio-

 

-“¡Por qué no mejor levantas mis cosas y dejas de ladrar!”

 

-“¿Por qué tendría que levantarlas yo? ¡Tienes dos manos! ¿O no?”

 

-“¡Levántalas!”

 

-“¡Ay! ¡Da igual!“–Se notaba que el ojimiel no estaba de los mejores ánimos como para pelear con su eterno “neko” molesto, por lo que accedió a levantar el portafolio del presidente de Kaiba Corp- “¡Toma!”-Le ofreció lo mencionado apenas mirándole-

 

-“Bien… Ahora, ¡Quítate!...” –Tomó aquel portafolio de mala gana. Empujó a su acompañante y se retiró del lugar junto con aquel rostro molesto que lo caracterizaba al encontrarse con el cachorro-

 

-“¡Adiós niño rico…!” -Quizá no fue escuchado,  pero, burlón se despidió del solitario CEO-  Vaya ése sujeto está más raro que de costumbre… -Su mirada se posó sobre una hoja  de papel, doblada por la mitad, que yacía en el suelo. La tomó entre sus manos y la extendió para mirar lo que se encontraba escrito en ella- (¿Qué es el amor?,  ¿Cómo se presenta?,  te diré que, no siempre es como se espera, llega de sorpresa o de la persona menos indicada…) –El contenido le dejó, por unos momentos, anonadado sobre todo cuando vio por quien se encontraba firmado el texto- (… Kaiba Seto) “¿Esto es poesía pura o demencia?, Hahaha…  ¡No!, ¡No puede ser de ese niño arrogante!...  ¿Acaso es esta una dimensión alterna en donde Kaiba es un dramaturgo literario?  ¡Ya quisiera!”

 

Poseía un conflicto mental, no podía creer que el frío ser, con el que siempre tenía riñas, pudiese escribir algo relacionado con los sufrimientos que el amor ocasionaba. Miró a su alrededor, no había nadie más. ¿Cuánto tiempo había pasado ahí leyendo?, no podía saberlo, levantó sus cosas que, aún,  se encontraban tiradas en el suelo y corrió a la salida.

 

El cielo se “caía” fuera de la escuela de ciudad Domino. La lluvia más fuerte del mes, quizá,  y en la azotea de dicho plantel  el dueño de los dragones blancos de ojos azules miraba perplejo al cielo, confundido, empapándose del vital líquido. Esta escena no pasó desapercibida por Katsuya Jonouchi, quien ya se encontraba fuera del colegio, mirando debajo de un árbol cercano, pensó que debería devolver el escrito que, anteriormente, había encontrado. Regresó al plantel  y se dirigió a la azotea del mismo.

 

Ya en la azotea Jonouchi olvidó todas sus diferencias comprendiendo que, por lo que sus ojos veían, algo muy malo le ocurría a Kaiba y necesitaba ser escuchado…

 

-Respiró  y se dio valor para pronunciar palabra- “Es un buen lugar para pensar y  más cuando se desea estar solo” –Pronunció dirigiéndose con un poco de timidez hacia el ojos azules-

 

-“Lo sé…” –Fue lo único que obtuvo, como comentario, del aludido-

 

-“Y muy bello en los atardeceres

 

-“Sí… Se puede ver toda la ciudad desde aquí, pero tal parece,  hoy no habrá tan bello panorama, la tormenta tiene la culpa… Y, tienes razón, es un buen lugar para estar solo…”-Remarcó la última frase con melancolía-

 

-“Pero a veces es mejor la compañía…”

 

-“¡Yo no necesito de compañía!, ¡Ni la tuya, ni la de nadie!, ¡Siempre he estado solo y siempre lo estaré!”-Alterado gritó, haciendo enojar un poco al apuesto rubio-

 

-“¡Cómo quieras!”-Gritó con furia hacia el castaño y estiró su brazo hacia él, en su mano sostenía la hoja en que Kaiba expresó, de manera escrita, sus sentimientos- “Toma, esto es tuyo…

 

El joven, con ojos color del cielo, tomó  la hoja sin pronunciar palabra, ni siquiera dirigió la mirada al chico de cabellos dorados. La miró, y a la vez,  la dejó caer al suelo mojado donde las gotas de lluvia destiñeron las palabras escritas por el muchacho de alma solitaria. Joey se quedó en silencio a su lado sin entender nada. Posó una de sus manos sobre el hombro de Seto dándole a entender que su apoyo estaba con él, al sentir la mano Kaiba rompió el silencio.

 

-“Observa… La hoja, Katsuya… Observa las letras como se destiñen con el agua, lo mismo ocurrió con mis sueños, con mi felicidad… Podré tener todo… Todo lo que yo quiera y el dinero pueda comprar, menos el amor, mi felicidad, eso es algo que no se compra ni con todo lo que poseo, dichoso tú que tienes amigos… Yo… Yo estoy solo…”

 

Al pronunciar tan sinceras palabras, dejó escapar las lágrimas que, cruelmente, había reprimido por años. Al ver esto el chico rubio le abrazó y con una voz dulce y suave le dijo al oído…

 

-“No estás solo, yo estoy a tu lado… Y siempre lo estaré…”

 

Al escuchar esto el joven Kaiba quedó anonadado y sólo se aferró, aún más, al cuerpo del rubio, a ese calor de aquellos brazos que lo cobijaban, que le ofrecían amor y protección, sensación que ya no recordaba.

 

El tiempo pareció detenerse, la lluvia no importaba más. Ambos estaban en  medio del frío de una tormenta, pero tal parecía no les importaba, no sentían el frío, sólo el calor de sus cuerpos, calor proveniente del corazón amigo, cómplice. En esos momentos las diferencias habían desaparecido, sólo había amor y comprensión. El ojimiel pareció reaccionar y se alejó del  CEO, este levantó la mirada llena aún de lágrimas, dejando al descubierto un corazón tierno e inocente cruelmente tratado por la vida. Pero como si ambos volviesen a caer en el trance en el que hace poco se encontraron, se miraron hasta las entrañas, dejándose llevar por el momento, cayendo en el hechizo, unidos sus labios en un tierno beso. Beso sin mentira o engaño, sincero. Entonces aquel vacío parecía llenarse con algo mágico, pero la sensación no duró del todo, aquel hechizo se rompió, se separaron, silencio. Ambos tratando de entender lo ocurrido, sonrojados.

 

-“No… No lo entiendo”-Seto Kaiba  se decidió a hablar, exponiendo abiertamente la duda que le embargaba después de lo ocurrido-

 

-“Tal vez no hay nada que entender, no hay nada que explicar…

 

-“Entonces… ¿Ya no estoy solo?

 

El “cachorro” se acercó al muchacho que le acompañaba, tomó su mano y dulcemente le dijo…

 

-“No más…

 

Cuando el “neko” escuchó esto dejó caer varias lágrimas de felicidad que, enseguida, Jounouchi  secó a la vez que le brindaba una sonrisa cálida.

 

 

Notas finales:

 

Si gustan dejar un review estaré agradecida por ello, gracias por leer, espero que lo hayan disfrutado. ¡Cuídense mucho y hasta el próximo fic! n.n

 


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