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Matrimonio anulado, ex esposo desorientado. por ddfrankie

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Notas del capitulo:

El segundo capítulo de la entrega.

Pensaba incorporar el lemon en este capítulo, pero creo que es demasiado pronto. Para el tercer capítulo prometo que tendrán el preciado lemon. No les fallaré.

Me esforcé mucho, espero que el climax de este capítulo no los decepcione, en especial porque fue algo difícil para mí escribirlo sin soltar alguna lagrima.

Ya no los aburro, a leer se ha dicho.

Capitulo II

 

Cuando llegué, su auto aun seguía ahí. Mire por adentro, y vi que el muy idiota se había puesto a dormir en los asientos traseros. O lo había hecho a propósito, o el alcohol ya no le permitió llamar a alguien para que lo recogiera y, en vez de eso, lo tumbó hacia atras del auto.

Toco como un loco a las ventanas, para que abra, pero al parecer no escucha nada. Pienso en las posibilidades. La única solución es que alguien venga y se lo lleve de aquí. No debería preocuparme por él, pero no lo hago porque fue mi esposo, o porque sienta algo por él, lo hago porque es una persona.

Saco el móvil y marco el número de su hermano. No contesta, debe estar durmiendo. No importa, lo intento otra vez, esperando a que esta vez sí levante el teléfono.

-          Hola – se escucha del otro lado. Pobre, estar molestándolo a las dos de la mañana.

-          ¿Hola, Itachi? – Pregunto, no puedo notar bien si es él por el tono de voz, obviamente lo desperté.

-          No, soy Deidara – Contesta. No sabía que ya estaban viviendo juntos.

-          Deidara, necesito que me hagas un enorme favor. Resulta que Sasuke está a las afueras del restaurante al que fuimos por su cumpleaños, ¿recuerdas?

-          Sí, creo que recuerdo – Dice, aun con el sueño encima – ¿qué quieres que haga?

-          Que vengan y lo recojan.

 

******

 

Una persona, una sola, puede lograr mucho en su vida, en pocos años puede lograr lo que otra no logro durante toda su existencia, puede tener todo el dinero que pueda gastar, y el que no también, una vida cómoda, sin preocupaciones, puede lograr todos los galardones que sean obtenibles. Puede ser exitoso en la vida, en todas las diferentes formas: Laboralmente, en el amor, en la familia, hay muchas opciones. Pero después de todo, una persona termina siendo lo mismo que todas las demás: Un recuerdo breve.

Esta semana se cumplen cuatro años desde que papá murió. El clima esta templado, quizás por el otoño, o quizás sea papá desde el cielo, recordándome que debo yo recordarlo a él. O quién sabe si se habrá ido al cielo, quizás ese cielo ni siquiera exista, solo sea un invento de los cristianos, crear una excusa para no temerle a la inminente muerte.

Mi madre me llamó muy temprano, ella fue la que me recordó sobre mi padre. Me dijo que fuera a su tumba y luego a alguna iglesia, o algo así, no escuche bien, estaba en un estado sonámbulo cuando contesté su llamada. Aproveché para contarle de que me separé de Sasuke. Su tono de voz cambia, ella, a diferencia de mi papá, si quería a Sasuke. Papá lo odiaba, nunca lo aprobó, y cuando se enteró que me había casado con él, ese día fue el día en que ambos nos dejamos de hablar.

 

******

 

Llamo a Itachi. Le pido disculpas por lo de la noche pasada. Ya han pasado unos días, así que pensé que Sasuke, para este momento, ya debe haber vuelto a su vida normal. Pero me encuentro con la sorpresa de que no es así, que se ha quedado todos estos días en la casa de Itachi, que lo único que ha hecho es dormir y ver películas y tomar cerveza.

¿Y porque Itachi no ha hecho nada? Se lo pregunté, pero no sabe cómo responder. ¿Y porque me preocupo por Sasuke? Me lo pregunta Itachi, y tampoco sé cómo responderle. Ni siquiera sé cómo responderme a mí mismo, esta situación de ambigüedad en mi comportamiento y mi forma de pensar esta que me vuelve loco, pienso en que quizás tenga algún problema de bipolaridad y deba empezar a consumir litio. Luego culpo al exceso de trabajo, el estrés que esto produce, llego a pensar en que estoy siendo explotado por mis jefes, que debo tomar vacaciones o que al menos me aumenten el sueldo. De pensar una cosa paso a pensar otra totalmente diferente.

Itachi y yo quedamos en encontrarnos en un café. Después de todo, no lo veo desde hace mucho, él se llego a enterar del divorcio por teléfono, así como toda la gente a la que le conté, o tuve que contar (la cual no fue mucha, solo aquellas que debían saberlo, como los bancos, o las compañías aseguradoras, con decir que ni mi madre se enteró es decir mucho).

Estoy libre del trabajo por una hora, más que suficiente para hablar con el hermano de mi ex. Me pregunto en primera instancia sobre que hablaremos. Ahora que estoy separado de su hermanito querido, no debería haber mucho sobre que hablar, en especial porque Sasuke estuvo bastante enojado cuando le hice lo de las llantas, e Itachi debe estar de su lado. Ahora lo entiendo, me va a reprender por lo que hice.

Llego al café, e Itachi ya se encuentra en una de las mesitas del exterior, tomando un jugo de naranja (¿Quien va a una cafetería y solo toma jugo de naranja? Itachi nunca toma cosa diferente, una de sus peculiaridades). Nos saludamos y me siento raro. Generalmente nos recibíamos con un abrazo, lo consideraba un hermano (tiempo pasado, ya no lo puedo considerar mas). Ahora solo nos dimos un apretón de manos, como quien se junta para una reunión de negocios, o como cuando conoces a una persona por primera vez.

Me siento en la silla que queda exactamente al frente suyo, y me quedo ahí, esperando a que él hable. No hay nada que yo pueda decir, solo puedo esperar a que él decida sobre que hablaremos, porque últimamente no tengo ni poder ni mente para siquiera escoger una cosa tan simple como esa.

-          ¿Y, Naruto? – Dice, y no entiendo a que se refiere.

-          ¿“Y”? ¿Qué significa eso? – Le pregunto.

-          ¿Qué hay de nuevo?

Debí haber adivinado. Él tampoco tiene idea de que vamos a hablar. En estos casos me recuerda tanto a Sasuke, o lo que era Sasuke cuando lo conocí. A diferencia de Sasuke, Itachi siempre mantiene su misma esencia, no la perdió como su hermano, otras de las miles de razones por la que decidí divorciarme.

-          Bueno, quería disculparme por haberlos despertado esa noche.

-          Madrugada – Me corrige.

-          Exacto, madrugada – Digo, sin poder evitar sonreír por la corrección – Se que no estuvo bien lo que hice, pero al menos evité que tu hermano maneje con el alcohol en la sangre.

-          No sé porque te disculpas, nosotros deberíamos estar agradecidos – Me dice, sorpresivamente – O sea, Sasuke puede haber estado lo mas encabronado que pueda, y nosotros no estábamos precisamente alegres que un rubiecito travieso nos llame y nos despierte, pero, al final, evitaste que Sasuke manejara ese auto y pudiera matar a alguien. Los neumáticos se pueden arreglar, pero no la vida de alguien.

Entonces quise abrazar y besar a Itachi por lo comprensivo que es, y por lo diferente que es a su hermano, que dijo esas cosas feas en la contestadora, cuando debió estar agradecido porque salve su vida y la de otras muchas personas en el camino.

Después solo me conversó de que ya se había mudado a vivir con Deidara, algo por lo que lo felicité, aunque le dije que se había tomado mucho tiempo en hacerlo.

Me despido, ya es hora de volver al trabajo. Antes de irme, Itachi me detiene.

-          Solo quiero decirte una cosa más: Te pido que hables con Sasuke.

¿Habla en serio?

-          Debes estar loco – digo, pero veo en su mirada que de hecho habla muy en serio – Sabes que me debe odiar, ¿verdad?

-          Hazlo como un favor hacia mí. Solo quiero que se dé cuenta de que ya es hora que avance en su vida. No me hace ninguna gracia que se esté quedando en mi casa. Quisiera tirarlo a la calle, pero es mi hermano.

No le puedo decir no, pero tampoco puedo darle un sí como respuesta en este momento, pensaría que yo también quiero hablar con Sasuke, lo cual no es cierto (o eso estoy tratando de convencerme).

-          Hablamos luego, Itachi, ya estoy tarde.

 

******

 

En este momento es cuando me arrepiento de haber ido a tomar ese café con Itachi. Su propuesta de hablar con Sasuke me trae pensamientos, estos pensamientos traen con ellos recuerdos, y esos recuerdos producen una jaqueca que no me permite trabajar tan eficientemente como quisiera. Esta jaqueca se está tornando bastante fuerte, ya he tomado unas cuantas capsulas, pero parece que en vez de disminuir el dolor lo aumentaran.

Quiero pedir retirarme del trabajo por hoy, pero ya falte la otra vez a la reunión porque “falleció un familiar mío”, y no creo que sea conveniente hacerlo si quiero conseguir ese aumento que me prometieron.

 

******

 

Me despierto con dificultad…

¿En dónde estoy? ¿Una sala de hospital? ¿Qué mierda hago aquí?

-          No se exalte, señor Uzumaki – dice el que supongo es el médico – lo trajeron aquí luego de que lo encontraron desmayado en su oficina. Lo he revisado, y al parecer solo fue el estrés.

¿Me desmayé? No lo recuerdo muy bien, solo recuerdo que todo se ponía oscuro y estaba mareado.

-          Gaara lo trajo aquí, pero se tuvo que retirar, dijo que estaba en horario de trabajo. Pero no se preocupe, su esposo está afuera.

¡¿Mi qué?!

-          ¿De qué habla? – digo, algo nervioso – Yo no tengo esposo.

-          ¿En serio? Qué raro, Gaara me dio el numeró de un hombre y me dijo que era su esposo.

Me las pagará ese pelirrojo. Haré que trabaje tantas horas extra no-remuneradas como un burro.

-          Entonces… ese hombre está afuera, ¿verdad?

-          Si, y está bastante preocupado.

-          Si, debe estarlo – digo, irónico – Disculpe, ¿cree que podría hacerme un favor? Dígale a ese hombre que se vaya, que ya estoy mejor pero que necesitaré reposo, que todo eso tardará horas y que mejor se vaya a su casa.

-          No creo que eso pase, ha estado aquí las ocho horas que usted ha estado dormido, esperándole.

¡¿Qué?! Entonces he estado bastante tiempo dormido, y Sasuke ha estado esperando todo ese tiempo afuera. Esta vez Gaara me las pagará con sangre.

-          ¿Puedo irme ya? – pregunto.

-          Claro.

Me largo de ese cuarto, dejando esa camilla en la que he estado por ocho horas sin razón alguna, pudieron despertarme y así no hubiera perdido tanto tiempo.

Salgo y, en efecto, Sasuke está en una de las sillas, quedándose dormido. Miro la hora en mi móvil (al menos el médico no me lo robo mientras dormía). Ya es medianoche.

-          Sasuke, despierta – digo, moviéndolo con mi mano, tratando de quitar el sueño y el aburrimiento que le deben haber producido esas ocho horas.

-          ¿Qué paso? - pregunta, hasta que se da cuenta de que soy yo – Naruto, ¿todo está bien?

-          No, algo no está bien.

-          ¿Qué cosa? ¿Es grave? Dime de una vez, y déjate de suspensos – exige, preocupado.

-          No está bien que estés aquí – digo finalmente – vamos a casa.

Lo último sonó algo aun-somos-esposos, pero Sasuke sabe a qué me refiero, él se va a su casa y yo a la mía.

Ya afuera de ese hospital que espero no visitar otra vez, nos dirigimos hacia el auto. Es el mismo al que le estropeé las llantas, aunque, obviamente, ya las arreglaron. No puedo evitar mirarlo y dar una risita de vergüenza. Miro a Sasuke, pero no parece estar enojado, no parece aquella persona que  me dejó ese mensaje en la contestadora, diciéndome como le hice su vida miserable.

Él en el sitio del piloto, yo del copiloto, y ya no sabemos qué hacer, o a donde ir.

-          Si pudieras, podrías pasar por mi casa y dejarme ahí.

-          No hay problema – contesta, como si no hubiera problema.

Después de eso, no hablamos nada. Quizás estornudé y él dijo “salud”, pero eso fue todo. Yo mantuve mi mirada hacia la carretera, él de igual forma. No sé si para él, pero para mí era muy incómodo, el viaje se estaba haciendo más largo de lo que es. Quería hacer lo que Itachi me había dicho, hablar con él, pero no creo que este sea el lugar y momento indicado. Pero entonces… ¿cuándo es el momento y lugar indicado? Esa no es pregunta que yo pueda responder, supongo que el destino lo hará por mí.

 

******

 

-          Llegamos – dice, como si yo no pudiera darme cuenta por mi mismo que estoy al frente de mi casa, la casa en la que he vivido con él durante la duración de nuestro ya concluido matrimonio.

Esta idea se me vino a la mente mientras estaba en el auto, y estoy seguro que es una mala idea, pero también estoy seguro que mi matrimonio fue una mala idea en su momento, y me trajo mucha felicidad, quizás lo que está por venir pueda reparar algunas heridas.

-          Sasuke, puedes quedarte por esta noche aquí, si quieres. Ya es tarde.

Espero que diga que no, que Itachi lo espera en su casa.

-          Tienes razón, ya es tarde, y estoy cansado por haber estado esperándote.

Mierda, dijo que sí.

Busco mi llave y abro la puerta con dificultad. Entramos a la sala, aquella en la que nuestras conversaciones y discusiones tomaban lugar.

Piensa rápido, Naruto. Piensa rápido ahora porque no pensaste siquiera en donde dormiría Sasuke cuando le propusiste que se quedara. Si, el cuarto de huéspedes es la opción más obvia, pero está lleno de los recuerdos y la basura de nuestro matrimonio: álbumes de fotos, los regalos de la boda que nunca abrimos, incluso los ternos que usamos ese día.

-          No te preocupes, puedo dormir en el sofá – Dice. ¿Cómo es que supo en que estaba pensando? Yo se cómo, es porque me conoce muy bien.

-          Oh no, no podría dejarte – digo, pensando en las horas que Sasuke estuvo esperándome en aquella silla poco cómoda, y como su espalda debe haber sufrido todas esas horas – tú vas a dormir en la cama de arriba, y yo me quedo abajo, en el sofá.

Subo a traer alguna cobija para poder cubrirme del frio de la noche. Cuando bajo, veo que Sasuke ya se ha quedado dormido en el sofá. Se salió con la suya. Me acerco para cubrirlo con la cobija, y no pudo evitar mirarlo dormir por un rato. Aquella piel, aquel cabello que hace resaltar tan bien aquella piel, aquel peinado despreocupado y algo rebelde, todo. Trato de acordarme de todas las razones por las que me divorcié de él para poder liberarme de aquella especie de trance, pero en ese momento no me acorde de nada, solo me quede contemplando el cuadro de Sasuke durmiendo.

-          ¿Qué tanto miras? – dice. Pensé que estaba dormido. No, al parecer no lo estaba. Estos problemas solo ocurren por la falta de iluminación.

-          El plan era que yo duerma acá y tú arriba – digo, evadiendo lo dicho por él.

-          No puedo dormir en esa cama – confiesa – me trae muchos recuerdos.

“Al menos sabrías por lo que yo he estado pasado todas estas semanas” pienso. “Sabrías todos los recuerdos que me trae no solo dormir en esa cama, sino vivir en esta casa. Y sabrías que tampoco puedo dejar atrás ni esa cama, ni esta casa, ni los recuerdos, porque de alguna manera me aferro a ellos, no dejándolos escapar”.

-          Naruto… ¿Por qué?

Ya empezó.

-          Tuve que hacerlo, estabas muy ebrio y no podía dejar que manejes ese auto…

-          No, no me refiero a eso. Me refiero al por qué de todo.

-          Sasuke, tengo mucho sueño y debo trabajar mañana, no creo que sea el momento oportuno…

Estoy que me volteo hacia la cocina, tratando de dar por terminada la conversación. Pero no había terminado. Recién estaba empezando. No sé cómo, pero Sasuke ya se había levantado del sofá y se había dirigido hacia mí, sujetándome con sus brazos por la espalda.

-          ¿Por qué? – Dice otra vez.

¿Qué mierda quiere que le diga? ¿Acaso no ve que ya no hay nada más por lo que hablar? En esa posición, con Sasuke sujetándome los brazos desde atrás, pienso otra vez que la idea de haberlo dejado entrar a mi casa ha sido la peor idea que se me pudo haber ocurrido.

-          Suéltame Sasuke, no estoy jugando.

-          ¿Quién está jugando? ¿Crees que estoy jugando? Para ti puede ser un juego, pero para mí no lo es. Para mí todo fue real.

Me está empezando a asustar. Ya no tiene el temperamento relajado de hace instantes, ahora esta mas alterado. Trato de zafarme de su agarre, pero es más fuerte que yo, siempre lo fue.

-          Vamos, Naruto, solo dime el por qué, y te soltaré.

Eso quiere, la verdad. Quisiera decírsela, la verdad, pero hay un problema acerca de esa verdad que tanto reclama: Ni yo mismo la sé. Sé que estaba aburrido de la vida que llevaba, y pensé que divorciándome al fin volvería a ser la persona que solía ser cuando recién conocí a Sasuke. Pero hay algo con lo que no contaba: que Sasuke había convertido en parte de mí, de mi vida y de mi existencia. Él quiere saber el por qué, pero yo no tengo la respuesta a esa incógnita, así que le responderé con lo único que se me ocurre, creo que es necesario decirlo.

-          Ya no te amo, Sasuke. Ese es el por qué.

Se queda callado y ya no reclama nada. No puedo ver su cara, él esta atrás mío, sujetándome aun, pero tampoco quisiera verla, me sentiría demasiado mal, y no sería capaz de repetir las palabras que acabo de pronunciar. No es cierto, lo que acabo de decir no tiene nada de verdadero, pero quisiera que sea así, que lo que mis labios expulsaron fuera sincero y franco y real. Pero se harán realidad con el tiempo, estoy decidido a que será así.

Sasuke está quieto, pero no me suelta aun.

-          Eso no es cierto… - dice, después de largo rato de haber estado callado e inmóvil cual estatua.

“Exacto, es falso” digo para mis adentros.

-          Si es cierto, Sasuke – aseguro, tratando de mentir lo mejor que pueda – deja de castigarte y supéralo.

Y después de haber estado durante varios minutos en esa posición, finalmente me suelta. Pero me ilusioné demasiado rápido, para lo único que me soltó fue para voltearme y que quedáramos cara a cara. Se pega hacia mí, mientras yo voy retrocediendo como reflejo a su acto. Choco en la mesa central de la cocina, en donde ya no tengo escapatoria.

-          Repítelo – exige – repite lo que me acabas de decir, y mírame a los ojos mientras lo haces.

Petición más extrema no puede haber pedido. Lo peor es que sé que no podré hacerlo.

-          Anda, dime que no me amas.

No puedo. Ni siquiera puedo mirarlo a los ojos, por dios. Solo me quedo mirando hacia el costado, esperando a que se dé por vencido de una vez, y que tome sus cosas y se largue, porque con lo que me está haciendo no puedo permitir que duerma en esta casa.

-          ¡Dilo! ¡Di que no me amas! – empieza a gritar en mi cara, exaltado, poniéndome más que nervioso, y obligándome a responder de la misma manera.

-          ¡No te amo! – grito finalmente. Y con esto, lagrimas de mis ojos empiezan a salir, lagrimas que no dieron aviso de su presencia, una sorpresa para mí, pero una sorpresa más grande para Sasuke.

Retrocede. Deja que me limpie las lágrimas con mis manos, o en otras palabras, recoger los pedazos de mi dignidad, él sabe que no soy una persona que llore mucho, así que también sabe la gravedad de lo que acaba de hacer. Retrocede más, esta vez hacia la sala, pero a buscar su chaqueta para que se vaya por donde vino. Yo sigo llorando, aun intranquilo y exaltado por la forma en que Sasuke me trató. No pensé que haría eso, que me gritaría y me arrinconaría, que no tendría respeto por el hecho de que es solo un huésped en mi casa.

Abre la puerta, sale y se dirige hacia su auto. Escucho que arranca y se va, y entonces es que me quiebro. Me siento en el piso, y lloro todo lo que no lloré durante mucho tiempo. Lloro e incluso gimo, y grito y me falta el aire, pero lo recupero y sigo llorando. Lloro durante aproximadamente una hora, hasta que me doy cuenta que ya es tarde, y si no duermo en ese momento no podré despertarme mañana para el trabajo.

“Lo hice, Itachi”, pienso, ya echado en mi cama. “Hablé con tu hermano, y las cosas terminaron muy bien, conmigo llorando en el piso no tan limpio de la cocina”. A punto de quedarme dormido, el último pensamiento que desprendo es este: “Al menos el que debe las disculpas ahora no soy yo, es él…”.

Notas finales:

Gracias por leer.

Lemon el próximo capítulo ¿ya lo mencioné?

Por cierto, muy amables todos aquellos que dejaron su review y también aquellos que pusieron esta historia en sus favoritos. Gracias otra vez.

Los veo en la próxima entrega, será pronto. ¡Hasta luego!


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