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El llanto de un ángel
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el poema se acabo,
lo que un día fue amor en amargura se volvió.
Ella quiere regresar
el tiempo que paso, para poder revivir
los placeres del ayer.
2008
- Lamento tener que informarle que a pesar de la operación que le realizamos, no va a poder volver a cantar.
Apenas esa noticia salió de los labios del médico, Bill sintió como su mundo se derrumbaba. Luego de haber tenido que cancelar la gira por su repentina enfermedad, ahora le tenían que decir esto. Tom, a su lado, esperó a que el médico saliera de la habitación para entonces abrazar con fuerza a su hermano y tratar de clamarlo.
- Shhh… todo estará bien, mi amor. Todo estará bien. – repetía una y otra vez el mayor de los Kaulitz. Pero lo cierto era que nada iba a estar bien.
Tom sabía lo que significaba para Bill cantar, lo mucho que disfrutaba haciéndolo. Y ahora su sueño se había truncado. Y esto podía significar solo una cosa. Que el fin de Tokio Hotel estaba muy cerca.
Cuando Bill salió del hospital, Tom se mantuvo a su lado. Era su deber como hermano y como pareja el acompañar al menor en todo momento. Más ahora que la depresión podía asentarse en él y hacer que dejara de sonreír. Afortunadamente, Tom estuvo todo el tiempo a su lado, pero no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran las presiones.
David había prometido darle a los gemelos todo el tiempo que necesitaran, pero los altos directivos de la discográfica ya empezaban a presionar para que buscaran otro vocalista para la banda y se dedicaran a seguir con Tokio hotel. Y no había nada que David pudiera hacer para evitarlo.
Tom había decidido ya no seguir en la banda por respeto a Bill. El sueño de tener una banda había sido de ambos, ambos habían querido ese tipo de vida desde que eran solo unos niños… y ahora que Bill veía su sueño truncado, Tom simplemente no podía continuar. No sin él. Se negaba a continuar sin él. Afortunadamente, los otros dos integrantes de la banda, Georg Listing y Gustav Schäfer, los comprendían y aceptaban el hecho de que lo más probable fuera que la banda se disolviera.
- ¿Por qué quieres hacer esto, Tom? – era la pregunta que Bill le hacia cada vez desde que había podido recuperar el habla.
- La banda era algo que los dos haríamos. Eso nos mantendría juntos por siempre.
- Nada va a cambiar, Tom. No tienes que renunciar tú también a tu sueño. – Bill intentaba ser fuerte, pero lo cierto era que la idea de ya no poder vivir de la música como hasta ahora lo deprimía sobremanera. Sin embargo, eso no significaba que dejaría que su hermano y novio se deprimiera como él.
- Mi único sueño es estar a tu lado, mi amor. – Tom siempre terminaba de aquel modo cualquier discusión, haciendo al menor sonreír y besando sus labios con suavidad, con lo que muy pronto su menor olvidara cualquier duda acerca del futuro de la banda.
porque en el mar de olvido todo ya quedo,
ya el océano ha perdido su color azul
las estrellas miran, la luna la abraza
y un ángel llora.
Al final, Bill logró convencer al de rastas a continuar en la banda. Tom al principio no estaba muy seguro de que eso fuera lo mejor, puesto que nada más volver a la discográfica, a los tres integrantes de la banda los bombardearon con propuestas de posibles cantantes para ocupar el lugar que había dejado libre Bill, pero al final aceptó y volvió a trabajar. Y el problema se solucionó muy pronto al encontrar a un joven con una voz muy parecida a la de Bill, llamado Justin Luka.
La banda se volvió a reunir para ensayos y pequeños conciertos en los que dieron a conocer a su nuevo vocalista. Hubo muchas fans que aún no se reponían a la salida del más joven de la banda, pero hubo muchos que aceptaron de inmediato al nuevo miembro. Incluso Bill tuvo que admitir, con dolor, que era muy bueno.
2009
No pasó mucho tiempo antes que comenzaran los problemas entre los gemelos Kaulitz.
A raíz de la renovación del grupo, muy pronto la banda se volvía a presentar en diferentes ciudades de Europa, llenando estadios y alocando a fans que viajaban desde diversos países solo con la intención de verlos tocar en vivo. Incluso Bill había ido a muchos de estos conciertos acompañando a su hermano. Pero pasado poco tiempo dejo de hacerlo, pues de tan solo ver como era otro quien se apropiaba del micro y cantaba las canciones que con tanta dedicación había compuesto, se deprimía cada vez más.
No le dijo nada de esto a Tom, pensando que él mejor que nadie lo comprendería sin que fuera necesario que se lo dijera, después de todo eran gemelos y uno siempre podía sentir al otro. Sin embargo, no fue así.
El mayor estaba cada vez más metido en la música, la banda, los viajes y demás, que fue dejando de lado a su pareja con más frecuencia. Si al principio siempre buscaba ansioso cualquier momento para demostrarle a su menor lo mucho que lo amaba y lo extrañaba durante los viajes, ahora a duras penas pasaban algunos días juntos antes de que nuevamente partiera a lugares distantes. Incluso en los momentos en que podían estar juntos, el mayor siempre le contaba cualquier cosa referente a la banda, sin darse cuenta de cuanto lastimaba a su hermano con sus comentarios. Y sobre todo, Tom no le daba siquiera oportunidad al menor para decirle lo que desde hacia un tiempo estaba haciendo.
Después de la operación, le habían dicho a Bill que ya no podría volver a cantar. Si bien era cierto que meses atrás esa noticia lo había destruido casi por completo; ahora, más sereno y maduro, había planeado buscar ayuda profesional para tratar de mejorar su voz. Por eso había aprovechado las ausencias de Tom para practicar sin que le riñera por forzar su voz. Pero pasado menos de un mes, su voz seguía igual que antes, no había habido ningún cambio. Y Bill no tenía a quien decirle esto.
Ya no puede ver las cosas igual
porque en el mar de olvido todo ya quedó,
ya el océano ha perdido su color azul
las estrellas miran, la luna la abraza
y un ángel llora.
Una vez que la banda se pudo dar un descanso, Bill pensó que las cosas entre su gemelo y él volverían a ser como antes. Y los primeros días estuvieron llenos de felicidad para él.
Parecía que Tom estaba siempre pendiente de todos sus deseos. En las mañanas, hacían el amor apenas despertaban y luego de retozar varias horas en la cama, desayunaban y salían a pasear con Scotty, el perrito que Tom y él habían adoptado. Luego regresaban al departamento que compartían y se sentaban juntos a ver alguna película para más tarde, salir a cenar o a bailar. Y terminaban sus noches desnudos y haciendo el amor como si fuera la primera vez.
Lamentablemente, esos momentos felices quedaron de lado cuando el manager de la banda empezó a organizar entrevistas y pequeños viajes, haciendo que Tom y Bill tuvieran que estar alejados nuevamente. Eso había sucedido hacia dos semanas. Cierto que hablaban diariamente por teléfono, pero no era lo mismo. Por teléfono, Bill sentía que Tom cada vez estaba más ido, incluso habían veces en que parecía que lo apuraba aduciendo que tenían alguna entrevista o sesión de fotos.
Pero Bill ya tenía una solución para eso. Aprovechando que se acercaba el aniversario de haber empezado su relación con el de ahora trenzas, le daría una sorpresa. Había planificado hospedarse en el mismo hotel en el que su hermano iba a estar y sorprenderlo en la noche de su aniversario. Estaba seguro de que Tom estaría más que feliz de verlo y de tenerlo a su lado en un día tan especial para ambos.
- Hola, Gus. – saludó el pelinegro al baterista de la banda cuando éste contestó el celular.
- ¿Bill? ¿Cómo estás? Que sorpresa escucharte tan pronto. – conforme conversaban, el rubio estuvo complacido de notar la voz alegre del menor. Y sobre todo se alegró al saber de los planes que tenía Bill para sorprender a su pareja.
Si. Gustav Schäfer era además de Andreas, el mejor amigo de los gemelos, y de Georg, uno de los pocos que sabían de la relación que mantenían ambos Kaulitz. Por ende, no dudó en facilitarle toda la información necesaria acerca del hotel en donde se hospedarían durante los siguientes cinco días, el tiempo que duraría su visita a Estados Unidos. Además, prometió no decirle nada a Tom, aunque si tuvo el permiso del ex-vocalista de contárselo a Georg, prometiendo nuevamente que el bajista no diría ni una sola palabra.
Así fue como Bill Kaulitz llegó a Estados Unidos, dispuesto a pasar todo el tiempo posible con su novio. Aprovechando que la banda tenía una entrevista y una sesión de fotos en la mañana, logró llegar hasta su habitación sin que nadie de la banda o del staff se dieran cuenta de su presencia. Sabía en que habitación se estaba hospedando su hermano, así que no tendría ningún problema para llegar hasta ahí. Y ya que justo ese mismo día era el aniversario de ambos, no dudó en enviarle un mensaje al móvil al otro.
En medio de la sesión de fotos, el móvil de Tom vibró, haciendo que momentos después el de trenzas lo sacara de su bolsillo y revisara el mensaje que le acababan de enviar.
Mensaje de:
Bill
Hora:
11:25
Feliz aniversario mi amor. Te amo.
El guitarrista maldijo por lo bajo. Había olvidado que ese día era su aniversario con Bill. Iba a responderle algo rápido, pero entonces el fotógrafo lo llamó para las fotos grupales y no le quedó de otra que guardar su móvil e ir hacia donde le indicaban. Nunca respondió el mensaje.
De vuelta en el hotel, al menor se le hizo muy raro que su novio no hubiera respondido su mensaje, pero no le dio mucha importancia. Después de todo, él sabía lo demandante que eran las sesiones de foto y las presiones que había de parte de los fotógrafos. Además, esa noche la tendrían para ellos solos y todo sería perfecto.
Empezó a arreglar su habitación tal y como ya lo había planeado, dejando varias velas aromáticas por distintos lados de la habitación. Revisó la ropa que se pondría para ver a su gemelo y luego se dedicó a hacer un poco de tiempo hasta que llegara la hora de empezar a arreglarse. Vio que en el reloj marcaban apenas las 6:00 pm.
‘Mmm… son tan ociosos en las sesiones que lo más seguro es que lleguen pasadas las 9:00.’ pensó. Eso le daba tiempo suficiente para dar un pequeño paseo cerca y ver algunas tiendas.
Cerca de las 8:00 pm., el menor de los Kaulitz empezó a recorrer el camino de regreso al hotel. Había logrado encontrar varias cosas que le gustaron y que sin duda también le gustarían a Tom. De tan solo recordar que estaba tan cerca de hacerse uno con él una vez más hizo que sonriera ampliamente.
Aunque segundos después, su sonrisa se desvanecía al ver lo que pasaba a unos metros de él.
Había reconocido el auto que estaba aparcado cerca. Era imposible que no pudiera reconocer el auto de su hermano. Así como era imposible no reconocer que era Tom quien se encontraba dentro…
… besando a una chica apasionadamente.
‘No.’ se repetía una y otra vez, no pudiendo creer lo que estaba pasando. Era imposible que Tom estuviera besando otros labios que no fueran los suyos.
Pero por más que quisiera, no podía engañarse a si mismo.
Tom le estaba siendo infiel.
Como un flash, le llegaron a la mente todos esos momentos en los que Tom había sido evasivo con él. Las veces en que solo lo veía para poseerlo y luego se iba a atender otros asuntos. Las veces en que Bill le había dicho que lo amaba y él simplemente le había respondido con un “Yo también.”, en lugar de las palabras románticas que siempre le susurraba al oído.
Ahora todo tenía sentido.
Tiró las cosas que traía y se apretó el pecho con las manos. De pronto sentía un dolor muy hondo en el corazón. Era como si una mano invisible estuviera estrujándolo con demasiado fuerza. Tanta que casi lo estaba dejando sin respiración. Empezó a caminar hasta el hotel, sin darse cuenta de las lágrimas que rodaban por sus mejillas. El dolor de su corazón era demasiado grande como para sentir nada más. Llegó a su habitación, pero el dolor no cesaba, por lo que se recostó en la cama, acurrucándose y sin quitar las manos de su pecho.
Se sentía cada vez más mareado y adolorido.
- T… T… Tom… - balbuceó.
Y el dolor que sintió entonces fue tanto, que quedo inconsciente, para no volver a despertar nunca más.
En el auto, Tom seguía besando a la chica que estaba con él cuando de pronto sintió un dolor muy fuerte en el pecho que hizo que se separara bruscamente de la mujer. Estaba agitado y de pronto sintió unas ganas inmensas de llorar.
- Tom, ¿estás bien? – le preguntó su acompañante.
El joven se quedó callado durante unos minutos, intentando recuperar la respiración y preguntándose de dónde provenía aquel dolor.
- Si, estoy bien, Chantelle. - mintió.
- Me asustaste, mi amor. – le mujer intentó pegársele nuevamente, pero entonces Tom volvió a sentir el mismo dolor en el pecho.
- Creo… creo que tendremos que cancelar lo de esta noche, Chantelle. – le dijo. Quería volver al hotel y descansar. Empezaba a marearse.
No esperó que la otra la respondiera, sino que simplemente salió del auto y la ayudó a salir también. Caminaron juntos hasta el hotel y ahí se encargó de pedirle un taxi. Una vez que la rubia se fue, él subió hasta su piso.
- Hey, Tom. – le saludó Georg antes de que el guitarrista lograra entrar a su habitación.
- ¿Qué hay, Georg?
- ¿Ya viste a Bill? – le preguntó el bajista, ganándose un codazo de Gustav, quien venía a su lado.
- ¿Bill? – ‘¿De qué están hablando?’ – ¿A qué se refieren?
Al ver su cara de confusión, Gustav fue entonces quien le habló.
- Bill está hospedado en el hotel. Quería darte una sorpresa.
De repente, Tom se puso muy pálido. Al mencionar a Bill, sintió otra punzada de dolor. Pero no quería relacionarlo con su pareja.
- ¿En qué habitación está? – preguntó apresuradamente.
- Habitación 483.
Tom no dijo nada más, sino que simplemente dio media vuelta y se dirigió rápidamente a esa habitación, dejando a unos Georg y Gustav preocupados tras de él.
Cuando Tom llegó a la habitación 483, tocó la puerta con fuerza. Espero apenas unos segundos y volvió a tocar. Así siguió por unos buenos cinco minutos.
Pero nadie le abría.
Y eso hizo que se empezara a preocupar.
Siguió tocando con desesperación, hasta que vio que los otros dos de la banda venían hacia él. Gustav traía algo en la mano que le dio rápidamente.
- Pensamos que la necesitarías. Acabo de pedirla en recepción.
Tom no tardó en pasar la tarjeta por la puerta y entrar precipitadamente. Pero fue ver hacia la cama y a Bill recostado sobre las sabanas blancas para darse cuenta de que algo no estaba bien.
- ¿Bill…? - lo llamó, acercándose y posando una mano sobre su cabello, apartándolo de su rostro. Fue entonces que sintió la frialdad de su piel. – ¡Bill! – gritó desesperado, tomando al menor entre sus brazos, intentando despertarlo.
- No, Bill. No me puedes hacer esto. Despierta Bill. – el mayor movía sus manos por el cuerpo de su hermano. Los otros dos entraron a la habitación y vieron como el mayor intentaba en vano hacer que el otro despertara. Se dieron cuenta de que estaba muerto por lo pálido que estaba su rostro.
- Tom… - empezó el bajista.
- ¡No! Bill está bien. Solo me está jugando una broma. – le interrumpió, sin dejar de ver a su alma gemela. – ¿No es cierto, mi amor? Estás bromeando, ¿no es así? Despierta de una vez para que nos riamos de esos dos juntos. – le habló al menor. Pero era inútil. No había nada que pudiera hacer para traerlo de vuelta.
Georg y Gustav miraron al guitarrista sin poder creer lo que estaba pasando. Bill estaba muerto y Tom parecía desquiciado. Se miraron a los ojos y asintieron antes de acercarse a Tom y alejarlo del cadáver de su pareja.
- ¿Qué hacen? ¡Suéltenme, tengo que estar con Bill! – Tom se debatía en los brazos de los otros, intentando liberarse, pero eran dos contra uno, por lo que pudieron alejarlo de la cama. Gustav se quedó sujetando a Tom mientras que Georg llamaba a David a infórmale lo que había sucedido.
- Gustav, está dormido, ¿no? – preguntó Tom, sin dejar de mirar el cuerpo inerte de Bill.
- Tom… - el baterista no pudo contener más su llanto y abrazó con fuerza al guitarrista.
- …l está durmiendo. Solo… está durmiendo. Durmiendo. – murmuró Tom, antes de relacionar la muerte de su hermano con el dolor que había sentido momentos antes.
‘Era el dolor de Bill.’ pensó. Entonces razonó que Bill debía haberlo visto con Chantelle en su auto y eso le había acarreado la muerte.
‘Yo lo maté. Maté a mi hermano. Maté a mi alma gemela.’ En ese momento, algo se quebró en su interior y sus piernas ya no pudieron sostenerlo más, cayendo al suelo seguido de Gustav y llorando desconsolado.
Las flores ya llegaron
el poema empezó,
sobre una tumba fría él llora su dolor,
él solo quiere regresar
el tiempo que paso
para poder perderse así
en la hermosura de su voz.
Dos días después, todo el mundo lloraba la muerte del joven Bill Kaulitz.
Sus restos habían sido llevados a Alemania, en donde sus padres se encargaron de darle cristiana sepultura. Ellos, al igual que los demás familiares y amigos de Bill estaban desconsolados. Pero el que sufría más era Tom. …l era la causa por la que su pareja ya no estaba ahí. …l lo había destruido por dentro. Y nunca podría perdonarse a si mismo por haber dañado lo más sagrado que tenía.
Vio como bajaban el ataúd y procedían a enterrarlo, pero no se movió.
Horas después, todos se fueron del lugar, pero él seguía ahí. Arrodillado frente a la lápida y hablándole a Bill como si estuviera frente a él.
- Te extraño mucho, mi amor. No sabes lo que daría por escuchar tu dulce voz diciéndome cuanto me amas. – le decía, acariciando la rosa blanca que aún tenía en la mano. – Espero que no te dé frío en este lugar. Recuerda lo mucho que te amo, Bill. No voy a dejarte aquí solo. – terminó con una sonrisa leve y mirando la lápida con la mirada perdida.
- ¿No vas a hablarme, Billa? ¿Aún estás molesto conmigo? No debes estarlo mi amor. Yo solo te quiero a ti. Siempre te querré solo a ti. – puso la rosa blanca frente a la lápida y continuo hablando. – Voy a traerte una rosa como esta todos los días, hasta que me vuelvas a hablar mi amor. Sé que podré conquistarte de nuevo y seremos felices. Ya lo verás, mi amor.
Se levantó de ahí y se dirigió lentamente hacia la salida, sonriendo y pensando en que a pesar de que Bill estaba molesto con él, Tom podía asegurar que había visto una ligera sonrisa adornando los labios de su amado.