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Alchemist Daily por DaicerDeltar

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Notas del fanfic:

 

 

Unanse a la apasionante historia de Chris, un joven misterioso que oculta mas de lo que admite, y de sus amigos, tan misteriosos y estramboticos como él. Relato narrado en primera persona.

 

 

 

 

Dedicado a Ro.

 

Notas del capitulo:

"Todo comenzo un frio dia, hace ya tanto tiempo que no lo recuerdo, pero si recuerdo el frio, mi mision es lo unico que me mantiene en pie..."

 

Capitulo uno: El joven alquimista

 

 

 

El mundo es un lugar frió, triste e inmisericorde. En cuanto te descuidas eres historia. Ni siquiera se puede aspirar a “buenas obras” hoy en día, pues al lobo le gusta ocultarse entre las ovejas y espera pacientemente el más mínimo descuido para echarte las garras encima. La bondad esta muerta, pero quiero pensar que aun queda un poco de esperanza en este mundo gris. Centros comerciales, casinos, estacionamientos, edificios tan altos como montañas. Todo eso en “post del progreso”, ¿progreso?, tengo otra palabra en mente para semejante demostración de egocentrismo, pero prefiero guárdame los comentarios. El ser humano se ha vuelto tosco y autocomplaciente, ignorando lo que sucede a su alrededor mientras puedan regocijarse alegremente en la ilusión que llaman “realidad”, o no, la verdadera “realidad” es muy diferente. Hay cosas en este mundo que son tan reales como tu o como yo, pero las personas temerosas de su propia sombra, de lo que no entienden, catalogan todo como “mito”, “leyenda” y “religión”. Y a los que eligen salir del montón, no ser un clon de los demás y ver la verdad y no lo que quieren ver, esos individuos reciben automáticamente el apelativo de “dementes”… en el mejor de los casos.

 

¿Qué como lo sé?, porque llevo mucho tiempo viviendo en este mundo y se lo dura que es la realidad. No, no soy un cachorro mimado de familia pudiente que busca llamar la atención, simplemente expongo los hechos, esta en ustedes si creerme o no, pueden seguir viviendo en su burbuja con su mascara de negación, o abrir los ojos a la verdad. Todo esta ahí afuera.

 

¿Qué quien soy yo?, pues nadie, solo un chico normal. ¡Ja! Como me gustaria que fuera cierto, aunque por otro lado no me molesta como soy. La verdad es que de normal no tengo nada pero de eso, claro, pronto se darán cuenta ustedes mismos. Les mostrare el mundo en el que vivo, el cual es un mundo peligroso en el cual la ley fundamental es “Supervivencia del más apto”, y créanme que aquí se lo toman muy literal. Y quien sabe, si me da la gana quizá hasta les cuente mi historia, pero eso ya será para otro día, comencemos por hoy. 

 

Me encuentro cómodamente sentado sobre el muro de resguarde admirando la belleza que me ofrece la ciudad de Baltimore. Si, estoy en Norte América, aunque la verdad no puedo decir que me encuentre aquí por mi voluntad, si por mí fuera estaría vagabundeando por las playas italianas al amparo del aire mediterráneo, y no en esta muchedumbre de pestes y ruido. Aunque eh de admitir que la ciudad tiene su encanto… a su manera.

 

¿Mi bebida? Es una gaseosa, muy popular estos días como seguramente sabrás, no se que tienen los cócteles químicos que me agradan tanto, quizás me recuerden en cierta forma viejos tiempos. Quien sabe.

 

La verdad me gusta disfrutar del libertinaje y las cosas bellas, me considero un artista, pero últimamente me dedico mas a contemplar y disfrutar que a crear.

Oh, casi lo olvidaba, aun no me eh presentado, lo siento, a menudo me pierdo en mis pensamientos, eh tenido muchos nombres a lo largo de mi vida, algunos mejores que otros, por ahora tengo razones para llamarme Christopher, pero mis amigos y “compañeros” me llaman Chris (ya verán a lo que me refiero con compañeros). Mientras les digo esto me dirijo a mi aula de clases, caminando serenamente por los amplios pasillos de paredes pulidas. Huele a pizza, probablemente sea el almuerzo de la cafetería. Este lugar esta muy agitado, los alumnos pasan corriendo a mi lado sin siquiera notarme y llevan mucha prisa. No me sorprende en lo más mínimo, siempre tuve talento para pasar desapercibido, aun entre la multitud.

 

Camino a mis anchas echando una mirada al interior de las aulas cada vez que paso frente a alguna puerta abierta, me preguntó en cual debería entrar…

Hace calor, creo que no debí haber salido con la chaqueta de cuero, pero ni modo. El azul marino me sienta, o eso dicen. Espera un momento, ¡casi lo olvidaba!, la chaqueta, ¡claro!, que idiota soy. Por poco olvidaba que no visto de uniforme. Me detengo un momento y escudriño con la mirada el interior de uno de los amplios salones de paredes blancas y luminosas, parece que el uniforme de esta escuela son jeans y camisa blanca con corbata, ¡genial, otra escuela que disfraza a sus alumnos como miniejecutivos!. Como detesto usar esa ropa ridícula, ni modo, ahí que atenerse a las reglas. No, no boy a robar un uniforme si eso piensas, tengo algo mejor. Simplemente paso mi mano por mi ropa y listo, ¿Se preguntan como puedo hacer esto? Pues simple, es magia. No, no son trucos baratos como en las películas o eso patéticos actores callejeros, verán para los que elegimos ver mas allá del montón, descubrimos los secretos de este mundo, uno de ellos son las artes. Las artes son a la vez un don y una maldición, existen muchos tipos y muchos se especializan en habilidades concretas, en mi caso, se usar algunas de ellas, lo que acaban de ver es algo llamado “ilusionismo”, y como su nombre lo indica, se trata de manipular los sentidos de los demás para hacerles creer lo que no es, también podría considerarse una forma de controlar la propia mentira que ya esta alrededor de las personas y que estas, sin darse cuenta tejen y expanden como un manto y luego se envuelven con él. Creo que encontré un lugar perfecto para pasar el rato.

 

 

El aliento helado de la mañana me acaricia el rostro a través de la ventana abierta, el inicio del invierno se hace evidente. Me aburro… ya ni siquiera es divertido ver la cara de pánico de los niñatos a mi alrededor mientras observan atónitos como la tiza se mueve por voluntad propia sobre el pizarrón escribiendo atrocidades. Vaya, si que son entupidos. Mira eso, algunos se encojen en sus pupitres y esconden la cabeza bajo la mochila, los gritos de la chica escuálida que se sienta a mi lado me están perforando los tímpanos. Aunque eh de admitir que la cara de la profesora no tiene precio. Ver a una mujer mayor de “alta educación” que jamás tendría una arruga fuera de lugar en su fino conjunto de poliéster gris (una clásica profesora Esnob). Esa mezcla de arrugas y contorciones musculares que se agolpan en su rostro formando una cómica expresión ahumadas con esa esquizofrénica mirada y los cabellos crispándosele lentamente valieron, al menos, la molestia de haber venido. Pobres idiotas, si tuvieran un mínimo de perspicacia se darían cuenta del movimiento de mis dedos siguiendo la trayectoria de la tiza… ¿o es la tiza la que sigue los sutiles movimientos de mi mano? Dejare que eso lo decidan ustedes.

 

El repentino repicar de la campana es suficiente para arrancar un par de gritos entre los sorprendidos alumnos y semi-infartar a la profesora que se dejo caer sobre su espalda contra la pared. Veo que se acabo mi diversión por hoy. Bueno, ni modo.

 

Salgo tranquilamente por la puerta principal con rumbo a las calles. Por el camino disuelvo la magia de mi disfraz y vuelvo a mi atuendo anterior. Recorro tranquilamente las amplias calles de la ciudad como todo un nómada brillante. Al pasar por una plaza observo el reloj de poste y me doy cuenta de la hora. ¡Rayos!, se suponía que debía encontrarme con alguien hace veinte minutos. Y lo que es peor aun, no tengo ni idea de a donde esta el punto de encuentro. Los jefes no estarán felices con esto. Bueno supongo que es mejor ponerme a buscar la condenada calle donde se suponía debía ver a mi contacto. Haciendo acopio de toda mi agilidad me lanzo corriendo por las calles, devorando con la mirada cada señalización, buscando el nombre anotado en la tarjeta.

 

 

 

Alzo la vista por sobre la penumbrosa vereda de piedra esforzándome para distinguir algo por entre la precaria iluminación. Entonces lo diviso, un jardín ¡por fin!. Con las fuerzas que me quedan me arrojo sobre las flores, no logro distinguir sus tonalidad pero por sus formas parecen tulipanes, me llega también una agradable fragancia, inconfundible, son tulipanes rojos. Me rindo con resignación, debo haber recorrido un tercio de la ciudad y nada, hace mas de cuatro horas que debía reunirme con él, definitivamente estoy en problemas. Me cuesta admitir que aunque puedo moverme con facilidad, soy pésimo para orientarme. Para alejar mi frustración dejó que las fragancias me envuelvan, recorriendo lo mas profundo de mi ser, siento la suave y gélida brisa acariciar mi cuerpo, llenándome de la mas agradable tranquilidad. ¡Ah!, si tan solo este momento durara para siempre.

 

Un molesto é inquietante sonido titilante logra desbaratar mi momento de paz, un susurro me llega por la pierna y se hace cada vez más insistente. Me levantó del suelo y ya resignado a tener que volver a la realidad meto mi mano en el bolsillo del pantalón y tomó el teléfono móvil.

 

-¿Aló…?- Atiendo, haciendo notar con mi tono mi innegable amargura.

 

-¿Hola, Chris…?- Pregunta una voz familiarmente inoportuna.

 

-No, pizzería Bellúcci- Mi sarcasmo deja notar mi molestia ante algo tan obvio. –Joder Greg, ¿Quién más iba a ser?-

 

 -Ah, si… ¡perdón!... oye, el director quiere verte y…-

 

-¿Ahora? Pero si acabo de llegar-

 

-Dice que vuelvas en el próximo vuelo, esta algo molesto y… ¿volviste a perderte?-

 

-Salgo para allá en el próximo vuelo, adiós Greg-

 

-Esper…-

 

Corto la llamada molesto, empiezo a caminar rumbo al aeropuerto, joder con Nils, acabo de llegar y ya me quiere de vuelta, no soy una paloma mensajera. Mientras camino por el sendero bordeado por árboles bajos y pequeños jardines en aquel parque urbano recapacito sobre mis acciones. Quizás no debí molestarme con Greg, después de todo el es amable, a diferencia de otros…

 

Dejemos de lado por un momento los asuntos de trabajo, eh estado corriendo por cuatro horas, me vendría bien un baño caliente.

 

 

 

El agua caliente se eleva en la tina, las sales y el vapor se entremezclan formando un manjar de perfumes para los sentidos. Las burbujas se reúnen a mí alrededor como finos copos de nieve, definitivamente esto me agrada. La suite del hotel es amplia y lujosa, y el baño es espectacular, una gran tina y un armario muy bien surtido con una gran gama de aceites y sales minerales. No me considero como un chico “delicado” pero me gusta disfrutar de las cosas que da la vida. ¿Tiene eso algo de malo?. Mientras me sumerjo en la tranquilidad y dejo que el agua se lleve mis problemas el tiempo se me escapa. Cuando miro el reloj de pared veo que son las seis treinta. Tengo una hora para llegar al aeropuerto, pan comido. Me veo en la penosa situación de abandonar el magnifico cuarto antes de lo que me hubiera gustado, pero en fin. El deber me llama supongo, a veces me pregunto porque rayos acepte este trabajo. Al recoger mis cosas en la maleta notó algo extraño, entre mis pertenencias encuentro una nota. No recuerdo haberla puesto ahí, por lo que rápidamente escudriño el dormitorio con la mirada. La ventana esta abierta. Me aproximo con cautela a la ventana. Una gélida ráfaga nocturna hela mi cuerpo todavía húmedo. No retrocedo, me gusta el frió. A simple vista no parece haber nada anormal en el marco, pero no me conformo con eso. Empaño el cristal con mi aliento y luego dibujo un círculo con una inscripción. Un sello captor. Cuando el sello se activa el círculo comienza a desprender luz fluorescente, el marco y la ventana entera comienzan a ser bañados por esta luz y luego parecen absorberla, como una esponja. Espero lo justo y necesario a que la función se complete y luego el círculo desaparece. La luz se ah desvanecido completamente a excepción de una pequeña sección del marco que continua brillando. Parece que alguien apoyo su zapato en ese punto. Es la marca que buscaba, el olor que me llega de ella es fuerte y picante, levemente salino, por lo que deduzco inmediatamente de lo que se trata. Excremento de murciélago. No importa cuanto trate de buscar en el oscuro cielo o la urbe que se mueve debajo de él, mi extraño visitante se ha marchado. Cierro la ventana y regreso a la maleta, quizás encuentre mas pistas en la nota. El papel esta amarillento, agrietado y patinoso, parece papel papiro, una extraña elección en esta época. La caligrafía es estilizada y delgada, con elegantes curvas y relieves. Esta escrita en un inglés claro y preciso y el contenido es tan extraño como su procedencia:

 

 

“El caballero que abandona es mas terco ahora

que nunca. Un cazador de conejos y de zorros no

quema  brujas, pero si él  no caza, no come. Habrá

que tener cuidado,  más de uno conoce advertencias antiguas”

 

                                                                                                                M.H

 

 

Curioso. Una extraña gama de palabras que parecen haber sido escogidas con esmero. Mientras me visto, pienso en el contenido de la carta, en la pista de la ventana y en el misterioso intruso, todo esto da vueltas en mi cabeza una y otra vez. Es bastante confuso, pero no tanto como para desviar mi ímpetu. Un momento, claro. La extraña selección de palabras trata de desviar al lector de su verdadero contenido. Posiblemente algún mensaje oculto. Miro otra vez el reloj, bueno, si esto tiene algún mensaje para mi tendrá que esperar, tengo que tomar un avión. Estoy algo cansado así que terminare por hoy, les contare como sigue la próxima vez.

 

 

 

 

Anexo: “Nos están siguiendo”.

 

 

Dejé el hotel con triste prontitud y, valija en mano tomé rumbo al Aeropuerto Internacional de Baltimore. A un par de calles de caminata se me ocurrió tomar un taxi (al darme cuenta de que estaba caminando en la dirección equivocada). Le indique al chofer mi destino y partimos con celeridad. El viaje estuvo muy tranquilo (sin trafico excesivo) a excepción de que el latino chofer no paraba de hacerme preguntas insidiosas sobre mis motivos para viajar solo a mi “corta edad”, además de hacer molestos comentarios sobre su hija y decir que “le gusta la carne europea”. No hago caso a sus palabras, ignorándolo, más que nada por que pude notar algo inoportuno. Nos están siguiendo. Demasiada coincidencia en una noche. Cuando el coche negro que viene detrás nos golpea el chofer lanza una maldición en español y yo abro la puerta y salto fuera. Con agilidad felina logro esquivar a los autos y perderme entre los árboles de un parque cercano. Eh perdido a mis perseguidores… por ahora.

Bien, por lo menos estoy a unas pocas calles en línea recta del aeropuerto, espero que desde aquí mi viaje a New York se realice sin contratiempos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

No esperen actualizaciones rapidas, tengo poco tiempo para escribir, pero no se preocupen no dejare este relato descontinuado.


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