Nunca te ha pasado que de la nada escribes una letra y ni siquiera sabes el por qué?
Bueno, acaba de pasarme.
Yo, Lavi Bookman, he escrito una “K” en la parte superior de mi cuaderno en un momento de ocio.
De veras no sé por qué sucedió. Estaba simplemente tratando de escribir un informe, pero me atacó el ocio, así que me puse a hacer garabatos en una hoja de mi cuaderno y ha salido esto. Una bonita “K”
Ok, si sé el por qué… pero no estaba pensando en él en ese momento, en serio.
Al parecer no he superado del todo ese ridículo sentimiento por Yuu Kanda, eh?
Reí ante mi estupidez, aún no me cabe en la cabeza cómo me enamoré de Yuu, de mi mejor amigo, de quien me cubre con una manta cuando me quedo dormido en el sofá, de quien ha salvado mis calificaciones ya no sé ni cuantas veces, de quien ha secado mis lágrimas y con quien discuto por pequeñeces todos los días de la semana…
Será quizá por tantas atenciones que me enamoré de él…
Puse mi frente contra la mesa y la golpee suavemente unas 3 veces contra ella. Volví a reírme. Si mi abuelo lo supiera me mataría: su nieto enamorado de un hombre. Si Yuu lo supiera me… ¿Odiaría?
Sentí unas manos tibias recorrer mi cabeza, manos que reconocería en cualquier lugar…
- Si sigues golpeándote así te me volverás más loco, Lavi
- Yuu – le nombré mientras levantaba mi cabeza – no te preocupes, es solo que no he dormido muy bien últimamente.
- oh, y eso te ayuda?
Reí – No lo sé, quizá pierda la conciencia y me lleven a la enfermería, así quizá los profesores me dejen en paz con los benditos informes
- Eso te pasa por ser un irresponsable. Deberías agradecer que te dieron una oportunidad de recuperar esas notas.
- Si abuelo, está bien.
Él rió – Iré con Karin al cine, quieres venir?
La invitación me sacó un poco de quicio
- No, gracias. 3 es multitud.
Él rió de nuevo, yo lo miré con severidad. Detesto a su novia y él lo sabe
- Te veo luego entonces – dijo acariciando mi cabeza de nuevo, despeinándome por completo.
¿No podríamos quedarnos así por siempre?
Es injusto que esas manos tan tibias y que me hacen entrar en razón cada vez que me desespero pertenezcan a alguien más
Sin darme cuenta de cómo, mi frente volvió a apoyarse en la mesa.
- “¿Cómo?” – Me pregunté – “Ah” – Pensé cuando me di cuenta de que él seguía acariciándome… - “Con razón… se siente tan bien”
- Gambatte* - susurró en mi oído, con la voz suave y dulce con que siempre lo hace… me derrite.
Se marcho tan pronto dijo aquellas palabras que me inspiraron a escribir mil y un páginas en el informe que estaba haciendo… o que debería estar haciendo. Una vez que escuché la puerta de la biblioteca cerrarse, mi mundo se desmoronó y volvió a las horribles y deprimentes ruinas en las que estaba hace 10 minutos.
- “Saldrá con ella de nuevo, eh?” – Pensé con tristeza
Esa chica. La odio como nunca he odiado a nadie…
Me puse de pie y tomé mis cosas. Me pasaron montones de ideas por la cabeza sobre cómo asesinar a alguien, cada una era más brillante que la otra (Desde luego que lo eran, ¡yo las pensé!)
Resignado, sacudí mi cabeza
- “Será mejor que le dé tiempo a todo esto” – pensé de camino a la salida de la biblioteca. Miré el reloj cuando entregaba los libros… era tarde – “Pero sólo le daré tiempo a este asunto del amor. Debo apurarme con este informe…”
Seguí caminando…
…
…
- “Todo es tan complicado…” -