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HERESY por BLove

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Notas del capitulo:

dejando un one-shot que realmente no queria escribir pero la idea no salia de mi cabeza, al final quedo bastante mal, supongo que fue porque dudaba en cada cosa que escribia... demaiado complejo tener la necesidad de escribir pero sin desear hacerlo... no se

solo pido que no me odien ... y que LEAN BAJO SU PROPIO RIESGO... 

 

 

Sin duda esta paz, esta tranquilidad que ahora siento no la cambiaría por nada...

La mejor decisión que he tomado en mi vida... o lo que era mi vida, ya que ahora tengo una nueva, lejos de cualquier vicio o cosa mundana, entregado completamente a mi llamamiento.

Para ser sinceros antes de aquel día jamás me hubiese imaginado que terminaría así, de hecho hasta ese momento yo era como cualquier otro joven, aunque mucho más descarriado, dejándome llevar por los desenfrenos de la juventud, metiéndome en graves problemas, cometiendo errores y pocas veces arrepintiéndome de los mismos...

- ¡Vamos Reita!-gritaba su casi intoxicado mejor amigo extendiéndole una cerveza mientras él se calaba un cigarrillo federal*.

-No, creo... que... que... ya es suficiente Uruha, mejor me voy a casa-Estaba mareado y no podía evitar reír como idiota pero aun quedaba algo de consciencia en él, hizo ademán de irse, pero el castaño le detuvo.

- ¿¡A dónde vas imbécil!? Si llegas así a tu casa los ancianos ahora sí que te mandan a la militar, ven mejor vamos a donde Kiyoharu.

Akira o como en ese tiempo se hacía llamar Reita se dejó una vez más arrastrar por su amigo, realmente odiaba a Kiyoharu, eran tan lascivo y repugnante y aunque Reita no gozaba de la mejor moral se sentía por mucho mejor que él, pero no podía hacer nada, él era el único proveedor de la zona.

Dudó antes de entrar, pero sabía que mientras más rápido entrara más rápido saldría de aquel sucio callejón.

Tan solo esperaría a que Takashima comprara algo, que siendo menores con poco efectivo se reducía a un simple cigarrillo o "pase".

Ese era el plan, nada fuera de lo común, si bien no eran adictos consumían seguido, para escapar de su realidad o cualquier otra tonta escusa que disfrazara su intento de rebeldía.

Pero las cosas no siempre ocurren como uno lo desea, y eso Reita lo aprendió desde el momento en que una luz le encegueció y un fuerte agarre le quitó toda posible escapatoria, gritos que no podía entender se hicieron presentes, cuando menos lo pensó estaba esposado junto a su amigo en el asiento trasero de un auto.

Después de eso vino lo peor, en Japón el consumo de drogas era algo muy penado y el que ellos fueran menores no mejoraba la situación, tras un juicio bastante difícil, se les condenó a cumplir algunos años en la correccional.

-Tus caminos son misteriosos Señor, aunque jamás volvía a saber de ellos solo espero que hayan podido encontrar el camino hacia su redención-como cada noche rezó en su corazón mientras se encaminaba a las puertas de la iglesia.

En aquel infierno Te conocí y Te acepté, entendí que dejándote entrar en mi vida era la única forma de encontrar la paz, Tu perdón y salir del pozo donde yo mismo me había metido... sentí el deseo de devolverte un poco de todo lo que me habías dado y me seguías dando, así que con guste apliqué el examen, no cabía de la emoción al verme aceptado, mi familia al principio se negó pero al ver que realmente lo sentía terminaron accediendo y dándome su bendición, abandone mi vida de pecado inclusive aquella bandita que me había acompañado en cada una de mis experiencias, el símbolo de mi perdición y me arrepentí de todos mis actos, y ahora que por fin puedo servirte como tanto he deseado en esta pequeña pero santa iglesia, confió y dejo todo en Tus manos para poder ser un buen Padre, por favor dame un poco de Tu Espíritu para comunicar  Tu palabra...

Mis pensamientos fueron interrumpidos por una mano que impidió que cerrara las puertas de la iglesia, con desconcierto la abrí, ya era tarde pero no se puede negar la entrada a ninguna alma que venga a la casa del Señor.

Reconocí a la persona frente a mis ojos.

-Takanori-kun no es muy tarde para que ande fuera de casa

-Lo sé Padre, pero es que necesitaba venir, no lo soporto más, quiero confesarme.

Sus palabras me sorprendieron, él era un chico sumamente puro a pesar de su edad que no estaba tan distante de la mía, desde que fui asignado a esta iglesia no le he visto faltar a ninguno de los servicios, además de que todo en él desprende un aire de inocencia, hermoso, casi celestial, espero no estar pecando con mis palabras...

- ¿Padre?- sus ojos me miraban de manera interrogante y desesperada, estaba realmente acongojado.

-Pasa-le dirigí una sonrisa de comprensión.

Caminé a la cabina del confesionario y una vez dentro no tarde en escuchar como entraba él, pasaron largos minutos en los cuales me mantuve en absoluto silencio, le daría todo el tiempo y apoyo que necesitara.

-Perdóname Padre porque he pecado-musitó y esbozó una sonrisa que Akira no pudo ver.

- ¿Cuáles son tus pecados hijo mío?-Abrió la rejilla, realmente estaba desconcertado por su actitud, el menor siempre era tan positivo y ahora era todo lo contrario.

-Padre... tengo deseos impuros... hacia un hombre-dijo lo más culpable que pudo, esta situación le divertía bastante.

-Hijo-Fue lo único que salió de sus labios, no estaba preparado para eso, no lo estaba.

-Por favor Padre déjeme terminar-sonrió con malicia, cambiando su voz a una muy sensual-desde que lo vi no he podido dejar de pensar en él, ocupa cada uno de mis pensamientos, todas las noches fantaseó tocando mi cuerpo, imaginando que son sus manos las que lo recorren, me masturbó imaginando que me posee salvajemente, el simple hecho de oír su voz me excita... Padre... yo...

-Hijo no... no es necesario que me des todos los detalles-Soltó sin pensar, no sabía cómo expresarse, se sintió incomodo y los colores subieron a su rostro pero daría lo mejor de sí, cumpliría con su misión-Sabes que el tener deseos carnales es un pecado y hacia tu mismo sexo es una aberración ante los ojos de Dios.

-Lo sé-afirmo despreocupado y de manera burlona preguntó- ¿solo ante los de "Él" Padre? Y ¿Qué hay de usted?

¡No entiendo! ¿¡Por qué Takanori-kun se está comportando de esta manera!? ¿¡Dónde quedo aquel joven sin mancha!?

- ¿Acaso no piensa contestarme? Bien, no es necesario... ¿quiere saber quién es?-Río seguro Akira estaba en shock, pero eso sería algo que tomaría a su favor.

El mayor no salía de su asombro se sobresaltó al ver como en segundos la puerta se abría y se cerraba dejando a Takanori a horcajadas sobre él, abrió desmesuradamente los ojos al ver como el menor rodeaba su cuello con sus brazos y con los ojos desbordando lujuria susurraba sobre sus labios "Eres tú" para después desaparecer el espacio entre ellos dejando un demandante beso.

Se esforzaba por no corresponder, debería estar sintiendo un asco terrible pero no era así, sus más bajos instintos aquellos que había desaparecido hace años salían con fuerza intentando hacerlo caer en la tentación, con terror ante tal pensamiento separó lo más que pudo al menor, quien le dedicó una sonrisa de suficiencia al ver su rostro sonrojado.

-Takanori-kun escúchame esto no está bien, estas confundido, lo entiendo, te ayudaré, saldremos de esta juntos, pero a menos que quieras que los dos nos vayamos al infierno será mejor que pares esta...

-Oh mi querido Akira que dirías si supieras que eso no me importa ni un poco-volvió a unir sus labios en un beso salvaje.

Si bien el discurso de Akira no era ni un poco convincente eso no justificaba las acciones del menor, se estaba empezando a molestar en serio, así que con más fuerza de la necesaria lo separó nuevamente sacando un gemido del menor no precisamente de dolor.

- ¡Mira niñato, más te vale que te vayas por donde viniste y no vuelvas nunca!-por un momento su yo anterior regreso a él.

- ¡Oh vaya! Hace tiempo que no te escuchaba hablar así, Reita-Fingió inocencia ladeando su cabeza y colocando un dedo sobre su mejilla; aprovechando el nuevo shock del mayor ante aquel nombre, desabrochó el cuello clerical y lo colocó a la altura de la nariz-ahí te queda mejor

- ¿Qué?-Palpó su rostro y con asombro negó- ¡No... no... no..! ¡No! ¡Yo cambie, renuncie a todo eso! ¡Yo me arrepentí!-El pánico lo invadía ¿¡como había llegado a esto!? Empezaba a dudar y algunas lágrimas caían por sus mejillas ¿¡Donde estaba su convicción!? ¿¡Por que ahora su fe no era suficiente!?.

-Por favor Reita, tu y yo sabemos que el arrepentimiento sincero no existe-movió su dedo de forma negativa acortó la distancia limpiando con su lengua las saladas muestras de una próxima derrota, para después ofrecerle un beso incitante que de forma no consciente fue correspondido por el mayor, cada vez se había más intenso y apasionado, el  menor recorrió con descaro el cuerpo de Reita bajando hasta su entrepierna provocando que el mayor cortara el beso.

-Takanori-kun, por favor... -Suplicó con la confusión controlando todo su ser.

-Es inútil Reita, puedo sentirlo-deslizó su mano entre los botones de la sotana hasta tocar donde estaba su corazón- aquí ya no hay lugar para tu dios, nunca lo hubo... déjame demostrarte quien es el único que puede llevarte al paraíso.

-Eres un... demonio... lo que... di..ces es una... herejía-las nuevas caricias sobre su cuerpo le dificultaban el habla.

-Lo es-Acercó su boca hasta el oído del mayor y después de respirar pausado sobre este continuó-ahora Reita solo tienes que decir mi nombre, lo sabes ¿verdad?... dilo... dilo y yo me encargaré del resto-le besó nuevamente frotándose contra su cuerpo.

-Ru... Ruki-pronunció con temor al terminar el beso.

Tras esas palabras todo fue como sumergirse en un profundo lago, todas sus dudas y temores desaparecieron, se entregó completamente al placer que le proporcionaba el cuerpo ajeno, dejándose llevar por la lujuria y satisfaciendo sus más bajos instintos... las horas se hicieron cortas...

 Al ir desapareciendo el orgasmo producido por el último acto realizado sus respiraciones comenzaron a normalizarse, ya repuestos Ruki se acercó nuevamente al de la bandita hasta llegar a su oído para susurrarle.

-Dime Reita ¿Qué se siente hacerlo con un demonio?

El mayor abrió sus ojos de golpe pero se encontró sólo en aquel reducido espacio, se vistió rápidamente, dudando si aquello había sido real aunque los vestigios del pecado más placentero que jamás pudiera existir se lo confirmaban limpio lo que antes había sido un lugar sagrado, se dirigió hasta su pieza, sacándose la ropa, ya en el rustico baño bajo el agua fría de la regadera no pudo más que sentirse el ser más despreciable del mundo, había fallado otra vez y sabia que esta vez nunca podría obtener el perdón pues no se arrepentía de lo que había hecho, por más que trataba no podía evitar desear a Ruki y vibrar ante cada recuerdo, tan inmundo se sentía que consideró el suicidio, pero de que le serviría solo adelantaría la eternidad de sufrimiento a la que se había condenado.

Se vistió como lo hacia todos los días ocultando con su habito cada marca en su cuerpo, y como todos los domingos dio la misa correspondiente y ahí en medio de aquellos fieles, se encontraba aquel chico más tapado de lo común, pero desprendiendo aun esa falsa pureza, mirándole fijamente y sonriéndole de manera sorna pasando su lengua lentamente por sus labios en repetidas ocasiones, Reita devolvió la sonrisa, si no había ya salvación para él, ¿Por qué no disfrutar de aquel pecado? Al final tan solo era un hombre, y los hombres no pueden alcanzar la perfección entonces ¿para que esforzar?

La misión había acabo, Akira había caído en la tentación, destruyendo su salvación y corrompiendo un lugar santo...

La vida de hipocresía de Akira continuaba, siendo el Padre ejemplar que ese pueblo necesitaba al igual que las "visitas" diarias del ahora acolito instituido* Takanori un chico como él aprendería del Padre Akira los caminos del Señor esos eran los pensamientos de la congregación.

Aunque esa no fuera la verdad, era lo más conveniente... Ruki podría permanecer al lado de Reita pues su cuerpo al igual que su alma le pertenecerían hasta la muerte y después de eso...

Por toda la eternidad.


 

Notas finales:

gomene ...

cigarro federal: cigarro de marihuana

acolito instituido: seminarista en camino al diaconado o presbiterado

NOS LEEMOS

 

 


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