Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Primeras Veces por Ariisa

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

:$

Er... lean.

- Y por eso pensabas acostarte con él.- Me recrimina, furioso nuevamente.

 

Respiro agitadamente. En algún segundo he llegado a pensar que estoy en coma etílico... De verdad, ¿de qué me perdí?

 

- ¡No!.- Exclamo.- No pensaba llegar tan lejos, yo sólo...

- ¡No parecía así allí en la sala!.- Me corta. Y cada vez me cuesta más respirar y pienso que fui a dar a algún tipo de dimensión paralela.

 

Franco no es así. El no me habla de este modo. No me mira con odio. No me tendría en esta situación...

 

- Pero si lo que querías es sólo pasarlo bien...- Muestra una sonrisa que me pone la piel de gallina, pues sé que no es porque está divertido o feliz.- ...eso puedo hacerlo perfectamente yo.

 

Su boca furiosa encuentra la mía. Me besa sin yo poder hacer nada. Muerde con fiereza, aunque sin hacerme gran daño, mi labio inferior. Abro la boca por la sorpresa que su actitud me produce, y su lengua se adentra en ella.

Parece que su lengua está caliente y suave, pero irritada, y quiere recorrer todo el espacio que pueda.

El beso de Franco sería divino, de no ser porque me deja sentimientos encontrados.

Pasión u odio, éxtasis o sólo irritación. Amor o... venganza.

 

Se separa a escasos milímetros, respirando tan dificultosamente como yo, y baja a mi cuello, para comenzar a morderlo, mientras su otra mano la pasa por mi cintura para no darme posibilidad de ningún movimiento.

Muerde y luego pasa su lengua, y los escalofríos me recorren la columna como corrientes eléctricas.

 

- ¡Ya basta!.- Me quejo y sé lo que está a punto de suceder conmigo.- ¡Detente!

 

Pero él no me escucha, no desea oírme.

Continúa con su tarea de dejarme el cuello lleno de marcas suyas.

 

- ¡¡Te digo que pares!!.- Le grito y mi voz se rompe.

 

Vuelve a mirarme un poco sorprendido y logro distinguir el exacto momento en que se arrepiente de todo lo dicho y hecho en cuanto me ve.

No logro contener el gimoteo que escapa de mi garganta.

 

- ¡No me utilices! ¡Eres un idiota! ¡Eres peor que él!.- Le grito, sin reprimir nada de lo que se me pasa por la mente.

 

El está quieto, no hace nada más. Y yo tengo los ojos cerrados porque odio que me vea así.

¡Maldición! Odio no poder contenerme y tener que reflejar en mi cara todo lo que se me pasa por la cabeza.

 

- ¿¡Qué es lo que pretendes con esto!? ¿¡Acaso deseas demostrarle que eres superior a él en las conquistas!? ¿¡¡Que tú también le puedes quitar a él un chico!!? ¿¡Qué diablos quieres!?

 

Siento dos lágrimas, pero intento no hacer ningún ruido, aunque es casi imposible. Es lo más que puedo contenerme. Logro zafar mis manos para tapar con ellas mi rostro.

 

- ¿¡Por qué yo!? Se supone que... soy tu amigo.- Mi voz se ahoga y ya no sé qué hacer, sólo deseo desaparecer.

- Lo eres.- Se siente culpable, lo sé por su voz, pero eso no ameniza mi dolor.

- Deberías creerme... ¡¡Y no hacerme esto por venganza o por la razón que sea si no es porque me quieres...!! ¡Ahora todo se fue a la mierda, ¿no lo ves?!

 

Logro moverme lo suficiente como para sentarme e intentar sacármelo de encima. Lo golpeo en el pecho, aunque sin fuerza suficiente.

Me duele demasiado porque lo quiero, porque es mi amigo, porque es una persona demasiado importante para mí... y él no ha pensado en cómo me siento con esta situación.

 

- ¡Eres tan estúpido!.- Grito por última vez, mirándolo directamente a sus ojos en la penumbra.

- ¡El imbécil eres tú!.- Me responde, gritando también, y con el peso de su cuerpo me obliga a estirarme sobre la cama.- ¡Te amo! ...y eso es tan obvio que me molesta.

Su voz también se suaviza.

- Lo siento...- Dice, nuevamente escondiendo su rostro.- Te quiero tanto...

 

Mi pecho sube y baja por el esfuerzo que me lleva seguir respirando, pero ya no sé qué hacer, qué decir o cómo pensar.

 

- No es venganza, no te estoy utilizando.- Vuelve a levantarse para poder mirarme a los ojos.- Demian, yo te amo, y no podía soportar que él te tuviese. ¡No me importa lo que haya pasado entre Luca y él! ¡¡Nunca me importó!! Sólo me hizo ver lo que yo no quería ver...

 

Baja su vista.

 

- Pero tú eres diferente, ¡tú no! ¡¡Jamás lo permitiría!!.- Se acerca hasta que su boca queda a menos de tres centímetros de la mía.- Son más que celos...

 

Vuelve a besarme.

Me rindo. Ya no quiero más guerra.

Con mis brazos ahora sueltos, rodeo su cuello y profundizo el beso.

Si me quiere, sin son celos, si me ama... yo sólo me dejaré al placer. Porque basta que me diga eso para que sienta igual o peor que hace dos años. Loco por él.

 

Su lengua vuelve a recorrer toda mi boca, esta vez más lentamente, disfrutándolo más, de manera casi tortuosa. Muerde juguetonamente mis labios, mientras yo sólo sé remotamente que estoy jalando suavemente de sus cabellos.

Su boca vuelve a la mía y todos los movimientos son cada vez más desesperados, son insuficientes... sé que ambos queremos más.

Al separarse de mí para respirar lo veo con mis ojos entrecerrados. Lo he dejado todo despeinado. Maldito. Aún así es lo más sexy que he visto, y mi pulso sí que se dispara cuando lo veo sacarse la camiseta casi angustiado de tener que separarnos.

No me deja apreciarlo mucho, pues vuelve a besarme, esta vez salvajemente.

Se dirige a mi oído y me muerde allí. Suelto un gemidito por lo bajo gracias a la sorpresa y, sin poder evitarlo, levanto el hombro intentando que se aparte. Pero no me deja aislarme ni un milímetro.

 

- Tú eres mío y no pienso compartirte con nadie.- Murmura en mi oído, y su aliento caliente me produce placer.

- Franco...- Alcanzo a susurrar, antes de que baje nuevamente a mi cuello, el que ya debe de estar lleno de marquitas rojas por lo de hace un rato.

 

Distraído por su boca, apenas si noto que sus manos se mueven, llegando a mi pecho. Sólo me doy cuenta de lo que hace cuando una de sus manos, más frías que mi cuerpo, roza mi piel.

 

Está desabrochando uno por uno los botones de mi camisa.

 

Me cuesta respirar y creo que sólo estoy teniendo un sueño muy movidito, pero al sentir sus labios una vez más sobre los míos, vuelvo a centrarme en lo que hace.

 

O sus manos están heladas, o mi cuerpo está muy caliente, pero cuando comienza acariciar mi torso, no lo logro reprimir un jadeo por la diferencia de temperaturas. Ilógicamente, sus manos, aunque heladas, van quemando mi piel.

Pego un respingo que separa nuestros labios cuando aprieta algo fuerte uno de mis pezones.

 

Moriré de vergüenza y placer.

 

Y como si eso fuese poco, baja hasta que su boca queda sobre el otro. Lame, muerde, y vuelve a lamer.

Los gemidos quieren escapar de mi boca a como dé lugar, pero no los dejo, sólo me permito jadear un poco.

 

Se separa y cambia un poco de posición; dejando una de sus rodillas apoyada entre mis piernas. Su rostro nuevamente cerca del mío me permite verlo a los ojos y saber con certeza que me desea.

 

- Quiero oírte.- Reclama, acercándose a mí oído otra vez.

- Es muy... vergonzoso.- Murmuro casi inaudiblemente.

- ¿Tendré que obligarte?

 

No sé en qué está pensando hasta que siento como su rodilla se apoya en mi entrepierna y una de sus manos desabotona mi pantalón y baja la cremallera.

 

Oh, mi Dios...

 

Intento distraerme, que si no lo hago colapsaré.

Muevo mis manos hacia su torso y lo acaricio.

Maldito, de verdad maldito, no podría estar más bueno.

 

Siento sus manos en mis muslos y como poco a poco voy quedando sin ropa.

 

Segundos luego apenas si entiendo cómo es que mi mejor amigo terminó masturbándome, pero eso es lo que sucede.

 

De verdad, moriré de vergüenza.

 

Sé que no podría estar más rojo porque mi cara arde como nunca lo había sentido.

Sus manos justo allí, acariciándome, no me permiten reprimir los gemidos en mi boca. Y la suya aún juguetea con uno de mis pezones hasta que sube y me besa con ferocidad.

 

Me desatiende unos segundos mientras me besa, lo que hace que me sienta algo molesto... o más bien frustrado.

 

Deja el beso y se aleja sólo un poco, observándome por completo.

 

Oh, no. ¿Qué diablos estoy haciendo?

En serio.

Estoy completamente desnudo, excepto por la camisa, que después de todo no está cubriendo nada... y con las piernas abiertas frente a Franco... ¡Frente a Franco!

Una nueva ola de calor arremete contra mis mejillas.

 

Es demasiada mi vergüenza, por lo que hago un burdo intento por cubrirme. Antes de siquiera llegar a intentarlo, el rubio me besa de nuevo, luego de que alcance a ver como se muerde el labio.

 

- Quiero que seas mío.- Maldita sea. Su voz es tan...

 

Argh... ¡me rindo, esta vez por completo!

 

Sin saber cómo me atrevo, llevo mis manos hacia su pantalón y comienzo a desabrocharlo.

 

Los gemidos, los jadeos, la saliva escurriéndose por la comisura de mis labios... todo me mantiene en un estado semi-inconsciente.

Disfruto lo más que puedo.

Difícilmente vuelva a sentirme igual de bien alguna vez en mi vida.

 

Se separa nuevamente de mí, ¿¡quiere disgustarme!?

 

Lo miro enojado, pero instantáneamente su mirada hace que me olvide de lo que iba a hacer o decir.

 

Abre más mis piernas en un instante de descuido. Termina de bajar sus pantalones, tarea que dejé a medio hacer. Y me mira.

 

Trago saliva.

 

Me muestra tres dedos.

 

En serio, ...en serio me matarás de tanta vergüenza.

 

Mi cabeza podría explotar en cualquier instante y mi rostro podría trabajar a medio tiempo como semáforo. Maldito. Sólo tú podrías tenerme en esta situación y seguir sonriéndome así.

Apoya una mano en un costado y se acerca para besarme fugazmente y dejar los tres dedos frente a mi boca.

 

- Es demasiado vergonzoso...- murmuro. No sé si me habrá escuchado.

- Demian.- Hasta me gusta mi nombre si lo pronuncia así...- Quiero hacerte mío. Ya me tienes loco, ¿qué más quieres?

 

Te odio.

 

Lamo sus dedos cerrando con fuerza mis ojos.

No puedo creer que de verdad esté haciéndolo.

 

Unos segundos luego siento la intromisión.

No me molesta tanto hasta el segundo dedo.

Comienza un movimiento circular, mientras lame mi ombligo y la otra mano sujeta una de mis piernas.

Lame mi miembro.

 

Los gemidos escapan de mi boca y cada vez se vuelven más fuertes.

 

La sensación de sus dedos no es tan molesta, es de hecho muy...

 

Los retira y me deja con una sensación extraña y desconocida.

 

- ¿Molesto?.- Me pregunta, con una sonrisita fastidiosa. Voy a reclamarle algo cuando interrumpe más serio.- Pero tú ni sabes como me tienes a mí...

 

Hace que me siente y guía mis manos hasta su pene.

Comienzo a acariciarlo.

Está duro.

Sus gemidos me descontrolan.

No pensé sentir tanto placer yo al hacerle algo así a él.

 

- No es que esté mal Demian, pero quiero algo aún mejor...- Susurra entrecortadamente a mi oído.- Algo con lo que he fantaseado durante ya más tiempo del que puedo soportar...

 

Que tenga lo que quiera.

Estoy oficialmente en sus manos y sin fuerza de voluntad.

 

Me estiro nuevamente del todo en la cama y cierro los ojos. Con mis brazos tapo mi rostro.

Siento sus manos en mis nalgas, me acomoda y luego... lo siento a él.

Despacio, sé que no me quiere dañar, lo siento poco a poco dentro de mí.

Duele, no lo negaré, pero no es insoportable.

 

- Te quiero.- Me dice y, mientras vuelve a masturbarme, siento que ya está por completo dentro de mí.

- ¡AHH!

 

Toma mis brazos con sus manos y los remueve para mirarme a los ojos.

Está extasiado, pero le preocupan mis ojos vidriosos.

 

Dolor... o placer, no sé lo que es, pero es una sensación muy fuerte y no la puedo controlar.

 

Me besa y pronto vuelve a la tarea de hacerme sentir mejor.

 

Me acostumbro de a poco a él, pero antes de que me sienta bien, comienza a moverse.

 

Escucho mis gemidos como si no fueran míos y los suyos me deleitan.

Aún me duele, pero también hay algo que me lleva a... desear más.

Luego, ya es definitivo: me gusta y, por supuesto, quiero más.

 

No deja de murmurar cosas que sólo hacen que me excite más y yo no puedo dejar de pronunciar su nombre con demencia porque no sé qué más decir y, aún a pesar de todo lo hecho, no me atrevo a pedirle abiertamente "¡más...!".

 

Es demasiado placer y sé que pronto terminaremos.

 

Me tiene loco.

Franco idiota, si yo te gustaba hace tiempo... hace tiempo debimos haber hecho esto.

 

Pronto es mucho más de lo que puedo soportar.

 

- ¡Demian!.- Su gemido y el saber que está por terminar dentro de mí hacen que me corra.

- ¡¡Ahhh!!

 

Inmediatamente luego siento aún más caliente mi interior y sé que ha terminado también.

 

- Te amo.- Me besa, aún sin poder respirar con normalidad.

- Y yo a ti...- En realidad no sé si lo digo o sólo lo pienso... me siento exhausto de pronto.

 

La música de la sala es un eco, la luz de las velas que había olvidado no es más que un resplandor, su mirada complacida se difumina... y todo se extingue.

 

 

Está tibio, las sábanas son cálidas y suaves. No quiero despertar, pero...

Demonios, sólo estoy consciente de que me duele mucho la cabeza y tengo la boca seca. Cierro con fuerza mis ojos, sin moverme de mi posición, porque sé que ya ha de haber amanecido y la luz del sol va a aumentar mi sufrimiento.

Aún así, abro lentamente los ojos. Frente a mí hay una muralla. Una muralla de verde opaco y claro. Verde.

 

Oh, no. Oh, no. Esa no es mi muralla. Oh, no...

 

El color verde me recuerda a sus ojos y todo lo que sucedió me golpea de pronto casi como si un balón se hubiese estampado en mi nuca.

 

Muevo mi mano a mi frente, intentando ridículamente apaciguar el dolor.

 

Oh, no. No es lo único que duele. Oh, no...

 

Mi cara debe estar morada, porque ya no es ardor, mi rostro se quema de tanta vergüenza.

Yo... yo... ¿hice eso? Y gemí y pedí y...

Y... y...

 

Caigo en cuenta de que claramente él es quien está apegado a mi espalda y no tengo duda de que ha de ser su brazo el que me tiene aprisionado por la cintura. Su respiración suave en mi nuca y la cosquilla de sus cabellos en mi cuello.

 

Debo salir de aquí. ¡¡¡O calmarme!!! Pero estoy entrando en estado de pánico...

 

De no haber sido por el alcohol tal vez las cosas no hubiesen ido así. Además, yo no me hubiese comportado así... no es que no quisiera, no soy hipócrita, ¿pero haber lamido sus dedos y... y...?

 

Por otro lado, ¿qué va a pensar él?

¿Qué dormimos juntos porque estaba caliente?

No le pude explicar que estaba enamorado de él... ni siquiera sé si le dije o no que lo quería.

 

Maldición... mi cabeza va a estallar.

 

Siento un beso en mi mejilla y cómo él se remueve en su lugar.

La presión se vuelve más fuerte, me aprieta contra él.

Y otro beso en mi nuca.

Mis ojos están abiertos, pero ni siquiera me atrevo a pestañear.

 

- Demian.- Me llama.- Sé que estás despierto...- Su voz es suave y risueña, como lo ha sido siempre, desde que lo conocí.

 

Me alegra que el Franco desconocido de la noche anterior se haya ido por completo, pero nuevas dudas me rebasan.

 

- ¿Quieres que te explique mejor lo que siento por ti?.- Me pregunta, tan amable y tranquilo que... no sé qué pensar...

 

Hace el amago de sentarse y moverme, por lo que gracias a una decisión estúpida e irracional, comienzo a hundirme entre las sábanas y descender hasta el fondo de la cama.

 

Que no me vea, que no me vea, que no me vea...

 

No entiendo por qué lo hago, pero me da vergüenza mirarlo a los ojos.

Es que... ¡hasta hace menos de 12 horas era mi mejor amigo!

¿¡Cómo mierda se supone que deba comportarme!?

 

Creo que va a jalar toda la ropa de la cama y tirarla hacia atrás y me dejará al descubierto, pero en vez de eso, decide sumergirse conmigo haciéndose un ovillo también.

Me abraza fuertemente bajo la ropa de cama, algo asfixiados, y logra besarme en los labios.

 

- Hace dos años...- Comienza a hablar.- ...salía con un muchacho llamado Luca. Lo quería mucho. Bueno, en realidad en aquel entonces pensaba que era el amor de mi vida, hasta que llegué al salón de Cálculo I y en él hallé un chico que, sin conocerlo de nada, llamaba mucho mi atención. Siempre estaba leyendo, escribiendo o repasando clases anteriores. Parecía ajeno a lo que sucediera a su alrededor hasta que acaba la clase.

 

Se acomoda mejor, abrazándome nuevamente.

 

- Lo encontraba lindo. Quería hablarle de algún modo, pero no encontraba cómo. Además, no buscaba algo amoroso con él, pues tenía a Luca.- Hace una pausa, acariciándome el cabello.- Era gracioso que mi club de acosadoras no le permitiera nunca salir con normalidad de su puesto y ver su cara fastidiada no tenía precio.

         >> Comenzamos a hablar una vez, casi por casualidad. Nos hicimos amigos y me di cuenta   que... mientras más sabía de él, más me interesaba. Pero estaba Luca y además yo no sabía si al otro chico le gustaba siquiera un poco.

 

Me doy vuelta y lo abrazo, escondiendo mi rostro en su cuello.

 

- El punto es que luego supe lo de mi ex y Aldo, y sinceramente dejé de interesarme en las relaciones "oficiales"; era mejor algo por una noche y nada más. Sin complicaciones, ni compromisos, ni nada. Y me hubiese llevado al chico de Cálculo a la cama también, de no ser porque sabía que no se merecía un trato así y porque de verdad comenzaba a quererlo mucho.

>>   Así que seguí mi vida como siempre, más preocupado por los estudios que otra cosa, y aprovechando las oportunidades de diversión. Pero... todo era muy vacío, en realidad no estaba logrando nada, porque en el fondo sabía que estaba enamorado y esta vez era muy en serio. Yo... lo intenté.

- ¿Olvidar?.- Susurro.

- Y no pude. Por lo que decidí declararme, pero como lo romántico no es lo mío, le pedí ayuda a Maira. Su respuesta fue: "¿Chico tímido? Un poco de alcohol y velas". Y entonces... bueno, todo se fue a la cresta cuando te vi con él. Me enfurecí, quería matarlos a ambos, te arrastré aquí... lo siento. También esperaba algo mejor.- Se disculpa, lo que logra enternecerme.

- Te quiero.- Le digo, besándolo.

- Lo sé, lo mencionaste ayer, y también entre sueños, jajaja. No sabía que dieras monólogos estando dormido.

 

Me pongo rojo, de nuevo, que ya es rutinario...

Dios, Franco... de verdad, sólo tú me haces sentir un completo imbécil de pies a cabeza.

 

Luego del aseo personal y de que él me prestara una camiseta, pues mi camisa quedó algo... amn, arrugada (por decir lo menos), estamos en la cocina de la casa, mientras él me sirve café luego de beber agua y tragarme una pastilla para intentar calmar el dolor que volvió.

Se acerca para darme un beso, pero el ruido de pisadas me sorprende, me giro, y es León.

Mierda, ésta es la casa de León.

 

Lo miro ruborizado y sorprendido, pero luego quedo en shock.

Tiene el cabello corto y apenas un par de piercings en la cara. ¿Qué pasó con el resto?

Y detrás de él...

 

- ¿Edu?.- Pregunto, poniéndome aún más rojo.

- ¿Demian?.- El me mira casi atacado, con inmensos ojos, y luego mira a León de igual forma.

- Ehhh... ¿café?.- Pregunta Franco, tan casual como puede.

- ...sí.- Responde León, tan confundido como todos en la cocina.

Notas finales:

Quizás alguna vez escriba la historia de León y Edu 8D

En fin, espero lo hayan disfrutado -^w^-

Adioz.!

Arisa.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).