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Dietro il Cielo por yunmoon

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Notas del capitulo:

Oh, final, pero pronto subire un nuevo fic a esta página... ¿Sobre que pareja subire?

Será una sorpresa.

DIETRO IL CIELO

By: Yunmoon

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Capitolo 17

Suave y gentil hasta el final

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Chrome miro de forma dubitativa a Tsuna, se acercó un poco a su rostro y le toco las mejillas, le pico tratando de despertarlo, pero no lo consiguió. Se puso nerviosa, Mukuro le había dicho que tenían que avisarle a Tsuna sobre su nueva misión, pero no quería despertarlo. Se subió a la cama y se acostó sobre Tsuna, esperaba que su peso fuera suficiente para hacerlo despertar, pero no funciono, Tsuna no se movió, solo comenzó a respirar con un poco de dificultad. Comenzó a soplarle la cara, pero Tsuna parecía muy cansado, porque no despertaba.

-Jefe-.

Llamo con cautela y cuidando el tono de su voz, pero Tsuna continuo inmóvil.

-Jefe-.

Hablo un poco más fuerte. Pero Tsuna continúo totalmente dormido.

-Jefe-.

Alzo un poco más la voz, Tsuna se removió y la abrazó con fuerza de la cintura, apretando su rostro al pecho de la chica, Chrome se puso un poco nerviosa, pero no le tomo tanta importancia a la cercanía, después de todo era su jefe, y solo él y Mukuro podían tocarla a ese extremo. Chrome se quedo quieta después de todo, un abrazo de Tsuna era algo relajante, su calor y su aroma era como entrar a un cuarto relajante. Escucho la puerta abrirse y un bufido de molestia, elevo la cara y se encontró de frente con el enemigo de Mukuro, Hibari Kyouya y por lo visto no se veía nada feliz. De hecho, se veía bastante molesto.

Con lentitud, la chica se separo de Tsuna y salió de la cama, Tsuna se removió con incomodidad, buscando el calor que había perdido. Chrome miro fijamente a Hibari y le sonrió con nerviosismo. Hibari solo soltó un nuevo bufido, no iba a ocultar el hecho de que estaba molesto, él nunca ocultaba su antipatía.

-¿Tienes algún asunto con él?-.

Preguntó Hibari, dando un paso a la chica, Chrome retrocedió el paso y sonrió con algo similar a la angustia, sabía que Hibari era la pareja de Tsuna y también sabía que era posesivo y agresivo. Mala combinación para un novio para su jefe, es lo que pensaba pero nunca se lo diría a nadie.

-Mukuro-sama, su grupo y yo nos marcharemos de misión hoy mismo. Mukuro-sama me ha mandado a avisarle al Jefe sobre eso y que nos de su autorización-.

Hibari le mando una mirada severa, Chrome se alejo un poco más de Tsuna, sabía que había sido un poco imprudente haberse acostado sobre su jefe cuando su pareja rondaba cerca, pero eso era algo común en ella, ella trataba a su jefe como si fuera su hijo. Chrome sabía lo difícil que le resultaba a su jefe todo el asunto de la mafia y ahora que no tenía el apoyo de su madre se volvía más difícil para él, por eso Chrome había decidido darle ese cariño materno que Tsuna necesitaba, era lo mínimo que podía hacer por él, por su Cielo. Y realmente no esperaba que nadie la entendiera.

Hibari se acercó a Tsuna, coloco su mano sobre su mejilla y Tsuna comenzó a abrir los ojos, Hibari se separo y miro a Chrome. Chrome se sintió extraña, la mirada de Hibari era retadora, pero a la vez era cálida, nunca había visto ese tipo de expresión, rápidamente volteo a ver a su jefe y sonrió cuando lo vio frotarse los ojos, ya estaba despierto.

-¿Chrome?-.

Tsuna miro a su alrededor comenzando a salir de su aturdimientos, sabía que estaba en su cuarto, con la chica junto a su cama y Hibari cerca, podía sentirlo. Chrome le dirigió una cálida sonrisa.

-Jefe-.

La mirada de Tsuna se desvió al otro presente y le sonrió.

-Hibari-san-.

Hibari no respondió nada, Tsuna continúo con su sonrisa pese a eso, tampoco era como si esperara que Hibari le contestara, volvió su mirada a Chrome.

-¿Qué hora es?-.

-Son las cuatro de la tarde... ¿Esta hambriento, Jefe?-.

Tsuna sintió el hambre después de escuchar eso y asintió. Chrome sonrió y salió de la habitación, seguramente le traería comida. Hibari se acercó a él, le peino el cabello con los dedos y le acaricio la mejilla derecha, era tan tierno con él, se preguntaba a veces si Hibari se habría comportado así con todas esas chicas con las que había salido en el pasado, o con Dino, realmente si fue así no le molestaba tanto, no creía que les hubiera dicho que los amaba. Aunque no podía evitar sentir un picor al pensar que podría haber sido así de amable con muchas otras personas, quería sentirse único después de todo.

-Esa chica ha dicho que se va de misión con Rokudo Mukuro-.

Tsuna observo la ventana al sentir que alguien lo miraba, pero no vio a nadie. Volvió la vista a Hibari y le sonrió.

-Oh, eso es bueno, que Mukuro y Chrome salgan después de lo que paso es mejor para ellos. ¿Por qué no vamos tú y yo a una misión?-.

Hibari sonrió de lado.

-Lo siento. Pero el bebe ya me ha dado una misión. Estaré con ese hombre ridículo del pelo largo y Yamamoto Takeshi-.

Tsuna no pudo evitar sorprenderse un poco, pero le pareció buena idea.

-¿Se puede saber que misión?-.

-La familia Shimon ha mandado una carta, acudiremos a su ayuda-.

Tsuna se alarmo ante eso, se sentó rápidamente y se paro.

-¿Qué ha pasado?-.

Hibari lo tranquilizo colocando una mano sobre su pelo castaño.

-Tranquilo. Solo han atacado de una forma imprudente a una prisión en Bulgaria, salieron heridos y ellos necesitan asistencia para volver a Italia. Ellos ya están bien-.

Tsuna soltó un suspiro y se sentó de nuevo. Hibari se sentó a su lado, jugando con su suerte Tsuna recostó la cabeza en su hombro y Hibari lo rodeo, acercándolo más a su cuerpo. Tener alguien a tu lado era realmente reconfortante, era todo lo que podía pensar Tsuna. Era su momento de tranquilidad y Tsuna se sentía mejor que nunca en su vida.

-Sobre lo de tener sexo...-.

Comenzó Hibari, pero Tsuna enrojeció hasta las orejas, se separo de Hibari y miro el suelo. Pero de nuevo se sintió observado, volteo hacia la ventana, esto ya era preocupante, no vio a nadie pero su súper intuición le decía que ahí había alguien. Se coloco de pie y encendió sus llamas dirigiéndose a la ventana, Hibari se dio cuenta que Tsuna también había sentido la presencia de alguien que los observaba. Hibari se levanto también y saco sus tonfas de quien sabe donde. Observo todos lados y detuvo su mirada detrás de un pilar, abrió la ventana y le dijo claramente a Tsuna que esperara y salió por la ventana dirigiéndose al pilar, aunque Tsuna no quería obedecerlo decidió hacerlo. Hibari se acerco al pilar y cuando vio de quien se trataba lo jalo de la camisa y saco al individuo de su escondite.

-Hi-Hibari-san... ahm... yo...-.

-Irie Shoichi-.

El pelirrojo sonrió con nerviosismo, volteo la mira hacia la ventana y observo a Tsuna y con los ojos le rogo por ayuda, Tsuna apago sus llamas de ultima voluntad y salió por la ventana.

-Irie-san. ¿Por qué estas aquí?-.

Shoichi se puso un poco nervioso, como decirles que la ultima llamada lo tenía nervioso, había jurado escuchar la voz de Byakuran antes que se cortara la llamada, pero le daba un poco de pena decirle a Tsuna que estaba preocupado por el albino y por eso había preparado su viaje a Italia, sin causar muchas sospechas a su familia.

-¿Irie-san?-.

Hibari sonrió de lado y coloco una tonfa debajo del mentón del pelirrojo y sonrió con algo similar al sadismo provocando que Irie temblara de miedo.

-Puedo interrogarlo yo si él no contesta a tus preguntas-.

Tsuna coloco una mano sobre la tonfa de Hibari y la bajo, Shoichi pudo respirar una vez la tonfa dejo de amenazarlo.

-Está bien, Irie-san es un amigo. ¿Qué pasa Irie-san?-.

Irie supuso que lo mejor era decir un poco de la verdad, que estaba preocupado por la llamada que había recibido hace ya varios días atrás.

-Pues, recibí una llamada tuya hace unos días... me preocupe un poco y decidí venir-.

Tsuna se puso un poco nervioso, recordaba que había utilizado a Shoichi para que Byakuran le contara sobre aquellas agujas. Se sintió apenado, pero no culpable, ese tipo de cosas solían ocurrir en su mundo, ocupar a los otros era algo común, cualquier mafioso lo hacía con tal de cuidar a su familia. Pero ahora que Shoichi estaba ahí no sabía que decirle, si la verdad o inventarle alguna excusa.

-Pues había una emergencia, pero pudimos arreglar el problema nosotros-.

Shoichi suspiro un poco, simulando alivio, pero ahora quería preguntar por cierto individuo, pero Tsuna se le adelanto y pregunto por su mejor amigo.

-¿Has visto a Spanner-san? Esta en alguna parte de la mansión junto con Gianini-.

-No, no lo he visto. Pero iré a verlo ahora, tengo curiosidad de ver que tal esta-.

Acepto, era verdad que le daba curiosidad saber que tal estaba su mejor amigo, llevaba unos meses que no lo veía. Pero aún deseaba preguntar por Byakuran, no lo había visto hace muchos años... bueno, realmente no se sentía capaz de medir el tiempo, era bastante confuso porque realmente él no lo había visto, pero su yo del futuro lo conocía totalmente. Realmente tenía curiosidad sobre Byakuran, deseaba ver como era ese chico en este tiempo.

Tsuna tuvo un presentimiento al ver las muecas del rostro de Irie.

-Tengo que ir a verlo hoy a las prisiones Vongola. ¿Quieres venir?-.

Irie sabía que Tsuna se refería a Byakuran, así que asintió, no pudo evitar la sonrisa que se forma en sus labios. Tsuna sonrió, sabía que entre Irie y Byakuran había una amistad profunda, probablemente esa amistad era más que eso, pero ahora no podía catalogarla bien, después de todo este Irie no conocía a Byakuran, en realidad solo podía confiar en las memorias del Irie de diez años en el futuro, aunque si lo recordaba ya era el Irie de dentro de cuatro años. Hibari se guardo las tonfas y miro por la ventana de la habitación de Tsuna, esa chica había regresado. Tomo la mano de Tsuna y lo guió a la habitación, Tsuna se despidió de Irie, pero le dijo que entrara por la puerta y que Gokudera lo recibiría.

Una vez en su habitación Tsuna tomo los alimentos que Chrome le daba. Se sentó en la cama y se dispuso a tomar el jugo. Chrome sabía que ya había perdido algo de tiempo y debía darle ya el mensaje de Mukuro a su Jefe.

-Jefe. Mukuro-sama y el grupo iremos a una misión de reconocimiento a Inglaterra-.

Tsuna dirigió su mirada a Chrome, poniendo atención en las palabras de la chica.

-¿Qué hay en Inglaterra?-.

-Viajaremos a Liverpool. Ha llegado un informe en el que dice que Adelpho de la familia Gesso se ha trasladado ahí. Si lo encontramos entonces pedimos permiso para eliminarlo-.

Hibari se tenso de inmediato. Tsuna estuvo apunto de soltar el vaso de jugo, Hibari lo tomo a tiempo mientras veía los ojos llenos de perturbación del castaño. Aún dolía, era todo lo que Tsuna sentía. Pero debía de ser fuerte, por toda su familia debía de tratar de olvidarlo, no podía seguir con ese trauma. Pero era complicado olvidarlo, en su cuerpo había una marca que probaba lo que había vivido... pero era un poco masoquista y a la vez no deseaba deshacerse de la marca, era también una prueba de su estupidez. Respiro hondo y sintió que el miedo se alejaba, se sintió de nuevo poderoso y miro a Chrome con más seguridad.

-Bien. ¿Le han dicho a Reborn?-.

-Reborn-san ya sabe sobre esto. Necesitamos que apruebe nuestra misión. Mukuro-sama quiere partir lo más pronto posible-.

La chica tomo un folder que Tsuna no había visto que se encontraba en la mesa de su pequeña sala y se lo dio. Tsuna encendió una llama en su anillo y coloco una ligera llama en la carta, aprobaba la eliminación de ese hombre. Chrome tomo los documentos y los guardo con cuidado en un sobre.

-¿Cuándo piensan marchar?-.

Chrome dudo en decirle, sabía que Tsuna podía oponerse, pero bueno se iba a enterar más temprano que tarde, así que mejor decírselo en ese momento.

-Partiremos ahora mismo. Mukuro-sama me espera-.

Tsuna pensó que era precipitado, pero esa era la forma de actuar de ese sujeto. Asintió pese a que no estaba muy conforme, Chrome le sonrió y se acercó. Tomo el rostro de Tsuna con ambas manos y le beso la mejilla.

-Nos veremos pronto-.

Chrome dio la vuelta y salió de la alcoba, Tsuna sonrió ante el beso, pero enseguida sintió una presencia oscura, le dio un escalofrió en la espalda y volteo para mirar a Hibari, trago saliva al ver que Hibari le dedicaba una mirada de desagrado.

-Es Chrome... Ella... es como mi madre... no me veas así-.

Se excuso, pero era la verdad, por alguna extraña razón esa chica se comportaba como si fuera su madre. Se mordió los labios con algo similar al nerviosismo y luego se acercó a Hibari, si no le creía tendría que hacer lo que sea para que Hibari lo entendiera. Pero Hibari coloco una mano en su mejilla y de la forma más sería que pudo le dijo.

-Quiero saber todo de ti. Cuéntame todo lo que yo no se-.

Tsuna trago saliva. Asintió, aunque no muy convencido, habían cosas que desearía que nadie más que Reborn se enterara, pero era mejor ser sincero con Hibari, después de todo también quería que Hibari le contara todo de él. Un rugido proveniente del estomago del castaño provoco que Tsuna enrojeciera en vergüenza y Hibari sonriera de lado.

-Primero come, no has comido nada desde el desayuno de ayer. Debes cargar energías-.

Tsuna acepto eso mientras tomaba el tenedor de la bandeja, el olor de pasta y queso le abrió el apetito, incluso le comenzó a doler el estomago, estaba realmente hambriento.

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Chrome salió con el sobre entre las manos, una vez fuera de la mansión se acerco hasta Mukuro que descansaba la espalda en un árbol. Mukuro la miro y le quito el folder de las manos, una vez vio la llama del cielo en la hoja se separo del árbol, hizo aparecer su tridente y Chrome le dio el anillo Vongola, anillo que de ahora en adelante debería portar Mukuro, quisiera o no.

-El Jefe se veía mucho mejor... Ha aceptado comer queso...-.

Mukuro sonrió de lado, sabía que Tsuna no comía queso a menos que estuviera de buen humor o que algo bueno hubiera pasado, extraña costumbre del castaño que realmente no comprendía. Coloco una mano en el hombro de Nagi y la acercó a él.

-Eso es bueno Nagi, al parecer... todo irá mejor de ahora en adelante-.

Aseguro, sabía que desde hace tiempo Nagi se sentía intranquila y todo era debido a que Tsuna siempre estaba haciendo cosas que él no quería, Nagi sentía pesar cuando veía la mirada vacía de Tsuna, era frustrante para ella verlo y no poder hacer nada por él. Y a Mukuro le molestaba un poco que Nagi estuviera intranquila.

-Mukuro-sama... ¿Tú amor por el Jefe ha cambiado?-.

Mukuro soltó una risita y acaricio la cabeza de Chrome, no entendía porque tanto alboroto por eso, no era algo nuevo el hecho de que él no podía apreciar a un mafioso, aunque ese mafioso fuera Sawada Tsunayoshi.

-Nagi, mi amor por él jamás cambiara. Tsunayoshi sabe que yo no puedo amarlo, solo nos une el lazo del entendimiento, no hay nada más que eso-.

Pero Chrome no sentía que fuera de esa forma, había visto a Mukuro preocupado por Tsuna muchas veces, como cuando antes de viajar a Italia Mukuro había protegido a Tsuna de la indiferencia de Hibari o que se preocupaba por su estado mental y a veces también por el físico. Chrome sabía que Mukuro sentía aprecio por su jefe. Tal vez Mukuro no podía aceptarlo. Sonrió, si era así entonces se sentía feliz. Después de todo en el mundo no existía nadie como su Jefe, Tsuna era el único capaz de liberar la paz de las personas y hacerlas sentir en armonía, sabía que incluso Mukuro había sido tocado por esa armonía. No por nada trabajaba para Vongola y lo hacía por si mismo, nadie le obligaba a hacerlo.

-Mi linda Nagi, ¿te conformas si te digo que he comenzado a sentir cosas que ya había olvidado?-.

El comentario provoco confusión en Nagi quien miro a Mukuro de inmediato, mostrando toda su confusión en sus ojos.

-¿Mukuro-sama?-.

Mukuro le sonrió con picardía y le susurro algo que provoco que Chrome se sonrojara de pies a cabeza. Sentía que le salía humo por la cabeza.

-Mu-Mukuro-sama...-.

Mukuro sonrió, le acarició el cabello que comenzaba a crecerle y le dijo algo a Chrome que provoco que la chica sintiera que su corazón bombardeaba más sangre de la requerida.

-Sabes, Nagi, el cabello largo se te ve precioso... ¿Por qué no te lo dejas largo?-.

Nagi lo miro con asombro, siempre había pensado que Mukuro prefería el cabello corto, además, a ella le traía malos recuerdos el cabello largo, pero ahora que Mukuro se lo había pedido sentía que podía dejarlo crecer.

-Mukuro-chan, te habéis tardo un montón. Estaba muy~ aburrida-.

Chrome volteo al frente y se sintió un poco intimidada con la presencia de aquella chica. Le hablaba de forma demasiado casual a Mukuro, además que era en extremo melosa y sin contar que todo el tiempo le pedía a Mukuro objetos, la chica estaba obsesionada por los objetos materiales. M.M se acercó a Mukuro y se colgó de su brazo, Chrome se escondió detrás de Mukuro.

-Lo lamento, pero Tsunayoshi estaba un poco meloso en la mañana-.

Dijo Mukuro con una sonrisa mientras sentía que M.M se acercaba más a él, sin molestarse por la interrupción continúo caminando. Pero M.M de repente se irrito y miro a Nagi como si fuera una enemiga.

-Seguro esta chica te ha hecho perder el tiempo. Mukuro-chan, tú solo me necesitas a mí-.

Dijo M.M viendo mal a Nagi, pero Chrome no dijo nada, tampoco Mukuro dijo algo para callar a M.M, realmente a él no le importaba las opiniones de los demás.

-Tú, tonta, deja en paz a Mukuro-sama-.

-Tranquilo Ken, no vale la pena-.

El rubio y la castaña comenzaron a discutir entre quien era más tonto. Chikusa solo se coloco aún lado de Chrome dejando a la chica entre él y Mukuro y comenzó a caminar a la par con ellos olvidándose de los dos bocazas que discutían atrás. Mukuro coloco una mano sobre Nagi, nadie se vio alterado por eso, no era como si fuera nuevo ver a Mukuro tan cercano a la chica peliazul.

-Volveremos en un par de meses, si todo sale bien pasaremos a Paris-.

Dijo con simpleza, Chrome supo que no le hablaba a ella, casi siempre que se dirigía a ella le decía Nagi. Chikusa miro a su líder y asintió.

-Mukuro-sama. He pensado que a lo mejor deberíamos ponerle una correa a Ken, y un bozal a M.M-.

Mukuro soltó una risita.

-No suena muy mal, pero no es posible-.

Chikusa sabía que diría algo así, así que asintió, aunque se sintió decepcionado, al menos esperaba que le permitiera poner una correa a Ken, después de todo no era diferente a un perro.

-Chikusa, continúa monitoreando los movimientos de Adelpho Gesso. No deseo viajar en vano-.

Chikusa asintió, en el hombro le colgaba una bolsa en donde cargaba una portátil con la cual se encargaría de seguir los movimientos de Adelpho Gesso. Pronto M.M y Ken se les unieron, M.M se coloco entre Chrome y Mukuro y volvió a colgarse en el brazo del peliazul. Ken se coloco del otro lado de Mukuro. M.M miro mal a Chrome y le dijo con arrogancia.

-Es mejor que no estorbes, niñita, o te hare explotar el cerebro-.

Chrome asintió ante eso, Mukuro no dijo nada, como decía, eso realmente no le molestaba, sabía que para Nagi las palabras no eran algo que le afectaran, claro, si avanzaban a la violencia indiscutiblemente intervendría, no permitiría que nadie dañara a la chica que le había ayudado tanto tiempo mientras él estaba encerrado en Vendicare.

A la chica que pensaba tomar como su complemento.

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Gokudera estudio la ubicación en la que se encontraban los Shimon, por lo que veía no estaban en un mal sitio, estaban cerca de una base Vongola, así que ese sito era impenetrable para muchas familias. Si salían ahora mismo estarían en Bulgaria para las diez u once de la noche. Trasladar a los Shimon sin causar sospechas sería lo difícil, pero a la misión irían Hibari y Squalo, seguro algo se les ocurriría. Su concentración se vio interrumpida cuando un par de brazos lo rodearon, soltó el cigarro que tenía en la boca y este cayó al suelo, molesto volteo el rostro, pero la cercanía con el otro le hizo sonrojar.

-Yo, Gokudera-.

El peliplata trato de alejarlo.

-Déjame, estoy trabajando en tu estúpida misión-.

-¿De verdad? Perdona-.

Pero no lo soltó, Gokudera comenzó a enojarse más.

-¡Que me sueltes!-.

-Pero no quiero... Digo, Tsuna ya esta con Hibari, ¿no puedo decir que tú eres mío?-.

Gokudera se sonrojo hasta las orejas pero comenzó a gritar y lanzar maldiciones.

-¡Que demonios! ¿Quién es tuyo? ¡Suéltame idiota!-.

Yamamoto soltó una carcajada mientras lo soltaba, se veía tan lindo que le dio pena soltarlo, pero tampoco quería hacerlo enojar, mucho. Gokudera aplasto al cigarro que aún permanecía encendido en el suelo y luego lo recogió guardándolo en la cajetilla que tenía en la bolsa de sus pantaloncillos, después de todo era el ultimo cigarrillo y sabía que a su querido Decimo no le gustaba mantener sucia la mansión. Miro por la ventana del tercer piso donde estaba y vio en la lejanía una cabellera azulada junto con varios chicos más, miro a Yamamoto.

-Creo que Mukuro va de misión. No se ha donde-.

Gokudera asintió, luego se lo preguntaría al Decimo. Termino por cerrar la laptop en la que trabajaba y se levanto de la silla estirándose. Miro a Yamamoto de reojo y se dio cuenta que este le miraba de forma profunda.

-Hey, ¿crees que sería bueno habar con Tsuna... sobre lo nuestro?-.

Gokudera se exalto y lo miro como si fuera un idiota, pero se vio sorprendido por la mirada que le dirigía Yamamoto, era sería, como nunca lo había visto. Se puso nervioso y desvió la mirada.

-Pero... el Decimo...-.

-Gokudera, realmente pienso que es lo mejor. Tsuna estaría más agradecido que tú y yo se lo digerimos personalmente a que se entere por alguien más-.

El de ojos verdes bajo la cabeza y miro a la nada, no sabía que decir ante eso, pero la parecía muy lógico, sentía que era mejor decirle al Decimo lo que pasaba, después de todo no le gustaba tener secretos con el Decimo, su Decimo sabía todo, incluso sobre sus viajes a Japón. Gokudera miro el suelo, sin saber que hacer. Yamamoto supo que no sería sencillo, así que simplemente suspiro, no quería obligar a Gokudera a nada.

-Tienes razón. Es mejor decírselo-.

Yamamoto pareció sorprendido, pero sonrió, Gokudera lo miro mal.

-Pero ya sabes, el Decimo es primero que nada y que nadie para mi-.

Yamamto soltó una carcajada, consciente que el amor que Gokudera le profesaba a él y a Tsuna era totalmente diferente, pero muy profundo. Coloco una mano en las mejillas que Gokudera y le beso la punta de la nariz provocando que el peliplata enrojeciera y alejándose con dinamita en mano comenzó a temblar de ira y probablemente vergüenza.

-¡Tú...!-.

Se veía muy enojado. Yamamoto soltó una nueva risita mientras salía de la habitación siendo perseguido por su novio.

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Cuando Tsuna llevaba media hora hablando sobre sus primeras misiones y lo impresionado que había estado cuando Reborn había comenzado a crecer alguien llamo a su puerta. Hibari se levanto de la cama y se dirigió a la puerta para abrirla. Sus ojos se volvieron afilados y miro a la chica con hostilidad, llevaba tiempo de no verla.

-Quiero ver a Tsuna-san-.

Hablo Haru, Hibari se hizo aún lado, aunque realmente no se esperaba que ella continuara por aquí. Haru camino a paso soñador hasta Tsuna.

-Haru, ¿Qué tal?-.

-Tsuna-san, ¿por qué Chrome-chan se ha marchado?-.

Tsuna la miro detenidamente, luego miro de reojo a Hibari, este se encontraba apoyado en la pared junto a la puerta, con los ojos cerrados ignorando la conversación, supuso entonces que no importaba contarle a Haru lo que pasaba.

-Chrome se ha marchado a una misión a Inglaterra, por eso se ha marchado-.

Haru pareció preocuparse y lo miro de forma nerviosa, como si no fuera consciente que Chrome compartía el cargo de guardián con Mukuro y que ese cargo llevaba consigo muchas responsabilidades peligrosas, probablemente no era consciente, pensó al final Tsuna.

-¿Es... peligroso...?-.

-No te preocupes, si algo llegara a pasar, yo sin duda acudiría a ayudarlos. Aunque dudo que haga falta, Chrome se ha ido con Mukuro, deposito toda mi confianza en él-.

Las palabras alertaron un poco a Hibari, pero no demostró emoción alguna. Haru en cambió seguía preocupada. Tsuna no sabía como decirle que Chrome hacía siempre ese tipo de misiones, incluso más peligrosas. Tsuna le sonrió de forma tranquilizadora y se puso de pie, no, no tenía que decirles nada porque ellas no tenían que entender la realidad y realmente él no quería que ellas supieran algo, lo mejor era distraerlas, ya tenía suficiente con que ellas supieran que él era un líder mafioso.

-¿Dónde esta Kyoko-chan?-.

-Esta en la sala tomando té con Hana-san y su hermano-.

-Entonces alístense para salir, hoy las llevare a un tur por Italia-.

-¿De verdad?-.

-Claro, y también las llevare de compras, ¿te parece?-.

Los ojos de Miura brillaron intensamente y asintió enérgicamente. Dijo un par de cosas que Tsuna no entendió y luego salió corriendo de la habitación. Tsuna soltó una risita, pero cuando volteo a ver a Hibari notó que este no estaba muy feliz. Le sonrió con nerviosismo.

-Ahm... Hibari-san...-.

-Nos marcharemos hoy en cuanto el ridículo de cabello largo este aquí-.

-Entiendo... ten cuidado entonces-.

-Y tú no seas tan condescendiente con ella-.

Tsuna asintió, se dirigió al baño decidió a tomar una ducha, antes de entrar volteo a mirar a Hibari y le sonrió con picardía.

-¿Entraras conmigo?-.

Como única respuesta Hibari se despego de la pared y salió de la habitación, Tsuna soltó una carcajada. Entro al baño y se quito la ropa depositándola en la canasta que se encontraba junto a la puerta. Observo la bañera y por primera vez después de un largo tiempo decidió ocupar la regadera, llevaba tiempo sin utilizarla. Después de un corto baño de diez minutos salió con una toalla rodeándole la cintura, se dirigió a su armario y tomo un traje, ese traje era muy similar al que Primo solía ocupar, se coloco todo con cuidado y cuando se estaba poniendo la corbata alguien abrió la puerta de su habitación. Por la puerta entro un Lambo lloroso con un Reborn sardónico, no sabía si quería saber que había sucedido.

Lambo se hecho a llorar a sus brazos, por suerte Lambo ya no lloraba como antes, embarrándolo de mocos y lágrimas, ahora podría decirse que se trataba de un llanto normal. Tsuna le palmeo la espalda y miro de forma molesta a Reborn. El hombre solo bajo el sombrero haciendo sombra en su rostro.

-¿Qué ha pasado?-.

La pregunta que tenía que hacer y no deseaba hacer. Lambo lo miro a los ojos y dijo con simpleza.

-Ha matado a mi Gyuudon-.

Dijo entre gemidos y lloriqueos. Tsuna miro a Reborn con una interrogativa en toda la cara, realmente no sabía que decir sobre eso, ¿el toro de Lambo no se llamaba así?

-No lo he matado, solo lo he dejado inconsciente, vaca estúpida-.

Oh bueno, eso era algo bueno, pensó Tsuna. Reborn sonrió con sorna y se encamino a la puerta. De la nada entro una chica pequeña, Tsuna se sorprendió cuando la reconoció como I-pin, era una niña pequeña y traía el cabello corto trenzado. La niña llevaba algo en las manos y sin que nadie lo esperara se lo arrojo a Lambo con furia. Lambo que ya estaba lejos de Tsuna no se movió y el objeto impacto en su cabeza, una nube rosa se forma... ¿Eso que había lanzado I-pin podría haber sido una munición de la bazooka de los diez años?

-¡No me molestes! ¡Ah! ¡Hola, Sawada-san!-.

Grito la niña y salió corriendo, obviamente antes le hizo una reverencia a Tsuna. Tsuna supuso que Lambo había sacado su personalidad infantil molestando a la niña. Suspiro. Cuando la nube de polvo se despejo un Lambo de veintiún años apareció.

Tsuna se sonrojo y Reborn alzo una ceja ante la escena. Un Lambo adulto con la ropa mal puesta y un sonrojo total se mostro ante ellos, el chico tenía los pantalones mal puestos, la camisa desabrochada y varios ‘moretones' en el cuello, Tsuna realmente no quería saber que había pasado ahí, realmente no quería. Lambo pareció confundido al principio, luego miro a todos lados y al final su mirada se centro en la de Reborn, asustado se levanto con prisa y volteo para mirar a Tsuna, lo tomo de los hombros y Tsuna notó que ese Lambo era realmente alto.

-¡No dejes que ese pervertido se acerque a mi yo joven!-.

Grito alterado sacudiendo de forma violenta a Tsuna, el castaña no entendió muy bien lo que Lambo le dijo, pero al escuchar pervertido lo miro con detenimiento.

-¿De que hablas, Lambo?-.

-¡Ese pervertido solo va a corromperme! ¡Salva a mi yo joven de ese hombre!-.

Dijo y segundos después señalo a Reborn con el dedo mientras lloriqueaba quien sabe que cosas. Pero a Tsuna no le pareció que hablara de enserio, de hecho le pareció que Lambo quería que hiciera exactamente todo lo contrarió. Lambo dio la vuelta encarando a Reborn.

-¡No toques a mi yo joven pedófilo pervertido!-.

Reborn alzo una ceja, miro al chico de forma expectante, luego de unos segundos Lambo desapareció. En su lugar un Lambo joven con las mejillas rosadas y el cuerpo hecho gelatina apareció. El niño miro a todos lados y una vez se dio cuenta había regresado a su época miro a Tsuna, pero notó otra presencia y salió llorando no sin antes gritar a todo pulmón.

-¡No te acerque a mi, pervertido!-.

Tsuna supo, que no quería saber nada más, ya había entendido un poco -mucho- las cosas, y sabía más o menos -lo sabía todo- de que iban las cosas. Reborn en su lugar se quito el sombrero, se peino los cabellos hacia atrás y dio la vuelta, Tsuna presintió algo malo y corrió a detenerlo.

-¿A dónde vas?-.

Reborn lo miro por sobre el hombro y la sonrisa que le dirigió le dio escalofríos.

-Quien sabe. Tal vez deba seguir con el destino-.

Sin más se soltó de la fuerte mano de Tsuna y salió de la alcoba cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria. Tsuna pensó en salir a detenerlo, pero realmente no le apetecía mucho, aunque si lo pensaba bien, probablemente estaba dejando a Lambo caer en la trampa del lobo. Detuvo sus pensamientos y una idea bizarra apareció en su mente. Y si... ¿Lambo se volvía el amor de Reborn? Trago saliva por el pensamiento egoísta, pero realmente quería ver feliz a Reborn y sabía de sobra que él no podía corresponder los sentimientos del sicario... pero tal vez Lambo si... Era egoísta, lo reconocía. Pero a lo mejor eso podía pasar.

Sus pensamientos fueron cortados cuando se dio cuenta que alguien caminaba hacia su cuarto, la puerta se abrió y supuso que no se trataba de nadie que lo hubiera visitado antes, después de todo, todo el mundo siempre llamaba a la puerta antes de entrar. La cara sonriente de cierta chica le hizo a él mismo sonreír.

-Kyoko-chan-.

La chica sonrió de una forma tan cálida que Tsuna no pudo evitar recordar que hace más o menos seis años la amaba, como no amarla, Kyoko era dulce como la mermelada y linda como los árboles de sakura... pero ahora Hibari era quien tenía su corazón. Se termino de colocarse la corbata y se acercó a Kyoko, Kyoko entro a la habitación y admiro el gran espacio frente a ella, la habitación de Tsuna era enorme, con una gran cama, una pequeña sala, una pantalla plana gigantesca y otras dos puertas, sin contar las grandes puertas de su armario, supo que era su armario ya que aún estaba abierto. Tsuna le tomo la mano y le beso el dorso como todo un caballero que era -que había sido obligado a ser-.

Kyoko se sonrojo por eso, pero sin embargo el pensamiento que realmente ocupaba su mente ahora era saber como estaba Tsuna, le preocupaba su salud mental como física.

-Tsuna-kun, ha pasado tanto tiempo-.

-Sí, me alegro de verte Kyoko-chan... Te has vuelto muy guapa-.

Kyoko soltó una risita.

-Sin duda también tú te has vuelto muy apuesto. Tsuna-kun habéis crecido un montón-.

-Gracias-.

Tsuna entonces recordó que a él no le gustaba su altura, le hubiese gustado ser más alto, al menos con Gokudera, pero no, sus genes no daban para más que los ciento sesenta y tantos centímetros que media. Rápidamente invito a Kyoko a sentarse en la salita, Kyoko lo hizo, sentados frente a frente. Kyoko le sonrió con calma y le dijo algo que lo dejo un poco perturbado.

-Quiero hablar de nuestros sentimientos, Tsuna-kun-.

Nervioso se removió en su sitio. Kyoko pareció darse cuenta y sonrió con más calma, garantizándole que lo que iban a hablar era para bien de los dos, Tsuna entendió a la perfección aunque la chica no le dijo nada.

-Entiendo-.

Dijo al final, se puso firme. Kyoko admiro el largo del cabello de Tsuna y que ahora lucía más despeinado y mucho más claro, ese cabello parecía casi rubio, además que los ojos de Tsuna eran tan dorados que le sorprendía. No quiso preguntar por eso, sabía que existían cosas que no debía de saber.

-¿Cómo te sientes... después de tu batalla con Kyouya-kun?-.

La pregunta lo tomo con la guardia baja, esperaba que le dijera otra cosa, no que le preguntara algo que incluso él ya había olvidado. Se sincero cuanto pudo y comenzó a analizar sus sentimientos, de hecho, la batalla la había sentado de maravilla, sentía que después de eso todo iba a estar bien, todo estaría mucho mejor.

-Me siento bien de haber terminado con ese asunto ya... Me siento realmente bien-.

Kyoko sonrió, sabía que a veces, aunque ella aún no lo aceptara, había batallas que debían de librarse con los puños. Como esa batalla entre ellos dos, parecía que solo podrían conectarse de forma correcta después de eso.

-Entiendo... Tsuna-kun... ¿Kyouya-kun y tú salen?-.

-Sí-.

Contesto al instante, su corazón estaba abierto para Kyoko en ese momento. Kyoko sintió algo cálido, así que Tsuna era feliz y ella también, eso le hizo increíblemente feliz.

-Pero... Kyoko-chan... Quiero que sepas que, tú me gustas mucho y yo...-.

-Voy a casarme-.

Dijo Kyoko provocando que Tsuna cerrara la boca al instante. La revelación desconcertó a Tsuna, pero no por ello sintió algo malo, no, se sintió contento de saber que Kyoko era feliz. Se mordió los labios, de repente sintió que quería llorar, se sentía contento y Dios, esto era demasiado. Pronto se dio cuenta que quien lloraba por los dos era la propia Kyoko.

-Entiendo... Lo acepto-.

Como si las palabras fueran las indicadas Kyoko paro de llorar y en su lugar forma una sonrisa.

-Quiero que sepas que tome en cuenta tus sentimientos. Tsuna-kun, acepte tus sentimientos de amor hacia mi, y ahora acepto que tú y yo somos felices-.

-Te quiero, Kyoko-chan-.

-Yo igualmente te quiero, Tsuna-kun-.

El peso de una roca sobre su corazón desapareció de repente liberando a Tsuna y Kyoko se sintió igual, la chica se levanto y se acercó a Tsuna, deposito en su mano algo similar aún sobre y le sonrió.

-Me gustaría que asistieras a mi boda. Estere feliz que tú y Kyouya-kun asistan... Si tú no puedes asistir ahí, me tendré que casar en Italia por ti-.

Tsuna soltó una carcajada y se coloco de pie. Coloco su mano sobre la cabeza de Kyoko y la despeino con ganas provocando un mohín en la chica, pronto ambos rieron fuertemente, Kyoko con algo de timidez y Tsuna con mucha felicidad. Quien sabe, probablemente desde el principio Tsuna sintió que todo terminaría de esa forma.

Detrás de la puerta, Hibari sonrió de lado, era hora de irse y ya había escuchado todo lo que tenía que escuchar.

.


.

Tsuna las había llevado de paseo por Venecia, y luego las había llevado a las boutiques que Luna le había hablado tiempo atrás, también a algunas pastelerías y sin pensarlo mucho también a comprar recuerdos y joyería, muy cara joyería porque le parecía precioso ver a las chicas con lindas joyas, probablemente se trataba de algún fetiche suyo, no por nada le había regalado el collar de la amatista a Hibari, de hecho no se avergonzaba de decir que esa joya se le veía preciosa a Hibari, se veía más atractivo y hacía resaltar su belleza.

Después de descansar y ver a las chicas sonreír mientras se ponían aretes o abrigos para enseñárselos a los chicos, Tsuna decidió escabullirse en busca de Irie. Lo encontró junto a los otros mecánicos charlando de quien sabe que cosas, Tsuna nunca entendía de qué hablaban. Irie se despidió de todos diciéndoles que después de salir con Tsuna volvería a casa a Japón, Spanner le sonrió diciéndole que sin duda pronto se verían, Shoichi asintió ante la promesa. Tsuna lo guío hacía el jardín trasero de la mansión y se dio cuenta que ya había un auto preparado para ellos y el auto era conducido por un hombre que no podía reconocer. Casi se le cayó la quijada cuando Tsuna le dijo que se trataba de Reborn, el arcobaleno más fuerte y el sicario más temido de la familia Vongola. Había cosas que Shoichi podía recordar, la fama de ese hombre era una de esas cosas.

El viaje fue un tanto silencio, exceptuando las veces en las Reborn le preguntaba a Tsuna ciertas cosas, como que misión le asignaría ahora a Byakuran o como había estado la anterior. Irie miraba el panorama nocturno con algo de nerviosismo, eran como las once de la noche y además sería la primera vez que vería a Byakuran en persona, pero Irie sentía que lo conocía desde siempre.

Pero había algo que lo ponía realmente nervioso. Entre las memorias de su yo del futuro existían unas que quemaban su interior y le obligaban a darse cuenta que entre Byakuran y él nunca había existido amistad, siempre había existido una tensión sexual tan descomunal que Byakuran nunca se había forzado en disfrazarla, Byakuran siempre le había mostrado lo mucho que quería hacerle... cosas, pero su yo del futuro siempre se había suprimido con el pensamiento de que tenía que resistirse o no podría cambiar el futuro. Pero ahora... ¿ahora que lo retenía? Nada, no existía nada que lo retuviera.

-¿Te encuentras bien, Irie?-.

La voz grave lo exalto, miro al frente encontrándose con la mirada del ex arcobaleno del sol por el espejo retrovisor. No supo que responderle, pero por la mirada de Tsunayoshi supo que tenía que responder algo.

-Claro... solo que... es la primera vez que lo veo-.

Confeso un poco tímido. Reborn sonrió, ese tono era el mismo que utilizaba Tsuna años atrás cuando hablaban sobre Hibari, oh, pobre Irie, ya estaba enganchado de amor por un hombre peligroso, bueno, que se le podía hacer, los idiotas se enamoraban de los cabrones. Tsuna pensó que a lo mejor no debería llevar a Irie a su propia trampa, como veía las cosas, probablemente el propio chico estaba dudando, volteo el rostro para poderlo mirar mejor.

-¿Seguro quieres ir, Irie-san?-.

Irie miro a Tsuna, su confusión se transmitió a Tsuna y Tsuna cerró la boca, no, lo mejor era dejarlo ir, si Irie estaba confundido era porque realmente deseaba ver a Byakuran... pero no tenía coraje para enfrentar su razón. Lo mejor era no confundirlo más.

-Vale, mejor vayamos más a prisa-.

Reborn acelero un poco mirando de reojo a Tsuna, bueno, al menos Tsuna ya había dejado que las cosas tomaran su propio ritmo, de cierta forma Reborn lo agradecía, Tsuna no podía estar metiéndose en la vida de los demás siempre. Cuando llegaron a la base central de la CEDEF, que aunque no fueran miembros oficiales se habían encargado de construir una prisión especial para Byakuran, Tsuna fue quien bajo primero, activo sus llamas en un segundo y se adentro a la CEDEF. Basil fue quien lo recibió, su presencia ese día siempre era esperada, aunque su padre pocas veces lo recibía. Tsuna camino con Irie siguiéndole el paso muy cerca. Se detuvieron en una celda de la prisión subterránea de la CEDEF. La celda, que era similar a una capsula flotante, fue abierta con las llamas del cielo del anillo de Tsuna, se quedaron en la entrada, Tsuna volteo a mirar a Reborn y a Irie.

-Espera aquí, Irie-san, cuando te lo indique entraras-.

Irie asintió, Tsuna y Reborn entraron a la celda. Byakuran miraba a la nada con aire pensativo, poco a poco notó que ya no estaba solo, volteo para mirar a Tsuna y le sonrió.

-Tsunayoshi-kun, tenerte aquí de nuevo me llena de placer-.

Su sarcasmo mal disimulado provoco que Reborn frunciera el ceño, odiaba a ese hombre y detestaba que Tsuna lo visitara, pero Tsuna había dicho, si no lo hago él enloquecerá, a Reborn le daba igual si ese cabrón enloquecía o no, se lo tenía bien merecido. Tsuna sonrió, porque realmente el sarcasmo no le lastimaba, no como la indiferencia.

-Hoy te he traído una sorpresa, así que se cariñoso conmigo, Byakuran-.

El alvino se puso de pie y Reborn saco su arma apuntándole en la cabeza, justo en medio de las cejas, estaba dispuesto a disparar si ese loco avanzaba más, no iba a permitir que se acercara a Tsunayoshi.

-Estamos agresivos, ¿eh?-.

Reborn no dijo nada, Tsuna coloco una mano en la de Reborn y bajo el arma con lentitud y Reborn se dio cuenta de lo rígido que había estado, bajo lentamente la mano pero no perdió detalle de los movimientos de Byakuran, ese loco ya había intentado lastimar a Tsuna en incontables ocasiones durante sus visitas. Tsuna volvió a sonreír a Byakuran.

-Realmente no voy a dejarlo entrar si te pones agresivo y sarcástico, Byakuran. Por cierto, la misión anterior fue más que excelente. Aunque preferiría que cuando te reportes no me arrojes lápices a la cara, apenas y pude quitarme el rasguño-.

Reborn frunció el ceño cuando escucho eso, así que el bastardo le había arrojado algo al rostro, Reborn se encargaría de partirle el cráneo en dos y luego haber si continuaba con su mal comportamiento. Byakuran sonrió pese a que sentía que el ex arcobaleno le perforaba la cabeza con la mirada, era valiente al enfrentarse a ese hombre aún sabiendo que no tenía llamas ni armas para defenderse.

-¿Y quien es mi regalo? ¿No me digas que me habéis traído a una prostituta? No, no, a mi no me gusta jugar con esas... personas. En todo caso mejor entrégate tú, Tsunayoshi-kun-.

Harto de toda esa estupidez Reborn intento ahora si dispararle pero no era consciente que Tsuna le tomaba la mano desde hace rato, evitando que matara a Byakuran.

-Vale, mejor cortamos el rollo y te lo muestro. ¡Adelante!-.

Los ojos de Byakuran cambiaron en el instante en que un pelirrojo con un aura nerviosa hizo presencia en el interior de la celda. Cuando Irie entro la celda se cerró de una forma brusca. Pero eso no le importo ni al alvino ni al pelirrojo, solo se miraban con asombro y nada más.

La mirada de Irie era pura confusión, no sabía si debía de sentirse aterrorizado por ver a ese asesino o sentirse contento al conocer a la persona que llenaba la mayoría de sus recuerdos de su yo del futuro, para ser sinceros este Byakuran era bastante diferente al otro, este Byakuran era un poco más bajo, se veía más jovial y aún no tenía ese rostro juguetón y malicioso del Byakuran que Irie recordaba. Sonrió un poco nervioso.

Byakuran por otro lado si sabía como sentirse y era impresionado, jamás, aclaraba, jamás había pensado que conocería a Irie, no pensó que tendría tanta maldita suerte para conocerlo, ahora lo que no sabía era si tenía que besar a Tsunayoshi y agradecerle por eso o irse por lo sano y agradecérselo en el interior, no fuera a pasar que el arcobaleno realmente lo matara por tocar al Decimo Vongola.

Tsuna sonrió de lado, una fuerte conexión pudo ver entre esos dos, era como si el hilo rojo siempre hubiera estado uniéndolos, pero ahora se hacía visible para todos. Byakuran dio un paso, pero el regalo tenía límites, y el límite que Tsuna había impuesto era que no habría un solo contacto. Byakuran no podría tocar a Irie y dudaba que Irie quisiera tocar a Byakuran, pero por si las dudas se coloco a un lado de Irie y freno el andar de Byakuran.

-Alto a tu alegría. Este regalo tiene condiciones, nada de contacto, aquí lo tienes y habla con él lo que quieras, pero no te acerques más o nos vamos-.

Y aunque la restricción le provoco furia Byakuran no paro su felicidad, dio un paso hacia atrás y alzo las manos como si se declara inocente.

-Bien, aquí me quedare... Es un gusto conocerte en persona, Shou-chan-.

Le cosquilleo la boca cuando pronuncio ese nombre, en cambio Irie se sonrojo como si le hubieran manoseado o algo similar, bajo la cabeza y asintió con vergüenza, Tsuna le coloco una mano en el hombro y le susurro tan bajito que a Irie le costo escucharlo bien.

-Si él se porta bien hoy, te dejare verle de nuevo... puede que para la próxima deje que se te acerque-.

Irie enrojeció aún más y se separo de Tsuna lo suficiente como para no sentir el calor de su aliento en la oreja. Byakuran seguía maravillado con Irie, era más interesante en persona que en sus recuerdos. Irie alzo el rostro por fin y lo miro con tantos sentimientos contradictorios que Byakuran rió con ganas.

-No me mires así, puedo incumplir la condición de Tsunayoshi-kun y ese hitman me matara-.

Irie bajo de nuevo el rostro y susurro un lo siento, Byakuran volvió a reír.

-Tsunayoshi-kun... por favor sácalo de aquí... me estoy agarrando a los últimos hilos de mi autocontrol... y déjame decirte que es el autocontrol más patético que he tenido-.

Tsuna asintió y rodeo a Irie de los hombros, pero cuando menos se lo espero Reborn, Tsuna arrojo a Irie en dirección de Byakuran. Ninguno de los tres reacciono rápido. De pronto Byakuran se vio en el suelo con el pelirrojo sobre él, Tsuna rió con ganas. Realmente no iba a permitir que Byakuran tocara a Irie, pero mirarlo tan desesperado por sentir el calor del pelirrojo le había hecho ser el mismo niño noble de hace años, dejarlos estar juntos en ese momento era lo mínimo que podía hacer por ellos. Bueno, era parte de su idiotez que había despertado hace poco.

-Vámonos, Reborn-.

El hombre estaba molesto por todo lo acontecido pero salió no muy seguro de que todo lo que sucedía realmente estaba bien, afuera de la celda de Byakuran Tsuna soltó un suspiro pesado y dramático.

-Me siento tan idiota... pero bueno, lo hago por Irie, no por Byakuran-.

Mintió con descaro sabiendo que Reborn no le estaba creyendo nada. Reborn metió las manos a los bolsillos de su pantalón y miro a Tsuna con desprecio.

-Estas siendo un imbécil al recompensar a ese bastardo enfermo... espero que te mate con un puñal por la espalda... bien que te lo mereces, Dame-Tsuna-.

-Vamos Reborn, estoy siendo un poco presumido por poder hacer este tipo de cosas, déjame sentirme grande al menos hoy-.

-Claro que no, eres un Dame y eso no va a cambiar-.

Tsuna soltó una carcajada y volteo para mirar a Reborn.

-Si yo no hiciera eso entonces... ¿No me volvería otra persona?-.

Reborn no pudo argumentar nada contra eso, solo soltó un sonoro suspiro, ya estaba cansado de todo ese día.

-Has lo que quieras-.

Dijo finalmente. Tsuna sonrió.

-Perdón, Reborn. Pero hay cosas que solo yo puedo hacer para hacer felices a las personas... No es que me sienta superior, pero me hace sentir mejor el verlos felices-.

Reborn no dijo nada. Sabía que detrás de ese cielo hostil todavía existía ese niño de corazón puro que conoció en Namimori, ese niño alegre que daba todo por ver felices a las personas, incluso a las que habían intentado asesinarlo, como Mukuro o los propios Varia.

-Le diré a Basil que pase por Irie en una hora-.

Anunció Tsuna desapareciendo de su campo de visión, Reborn se quedo quieto en donde se encontraba y miro a la nada, totalmente distraído y con la guardia baja. Bien, lo mejor era dejar marchar las cosas tal y como estaban, sabía que si las cosas seguían así Tsuna lograría lo que quería, volver a Vongola en el grupo vigilante que Primo deseaba. Aún le quedaba un largo camino. Un largo, largo camino.

-Detrás del cielo... solo hay amor... es tan asqueroso solo pensarlo-.

Murmuro un poco malhumorado. En la vuelta del pasillo Tsuna sonrió, así que eso era lo que pensaba Reborn, le pareció gracioso, pero en cierta forma correcto.

.


.

El tiempo pasó más rápido de lo que había pensado, con todos en Italia y los nuevos planes de volver a Namimori para construir esa base futurista que recordaba todos estaban bastante ocupados, sobre todo Tsuna y el propio Gokudera, que eran quienes se encargaban de forma directa de todo el papeleo y chequeo de las actividades en esa construcción. Que ahora venía recordando... no tenía un traje para la boda de Kyko que ya se avecinaba, si que estaba ocupado, bueno, tal vez le pediría a Haru le que le ayudara a escoger la ropa, extrañamente a Haru le fascinaba la idea de hacerle compras, aunque no estaba seguro de querer eso.

Tsuna solía pensar en como le estaría yendo a Luna, llevaba semanas sin saber de ella y sabía que por ahora se estaba metiendo con Varia y haciendo misiones con ellos, le preocupaba que la dañaran, pero tenía confianza en su capacidad de defenderse. Por cierto, recordó que tenía que acudir a su entrenamiento semanal con Xanxus el día siguiente.

Ahora que miro de reojo a Gokudera recordó la noticia que le habían dado hace dos meses y que aún lo tenía un poco impactado, bueno, no podía imaginarse que Gokudera y Yamamoto terminarían juntos, no cuando se la pasaban peleando por toda la mansión.

Un papel llamo su atención, el reporte de una misión que acaba de entregarle esa chica de los Shimon, Adelheid, esa chica le parecía demasiado sería, pero de cierta forma le recordaba a Hibari... de hecho esa chica y Hibari no se llevaban bien, ambos tenían un aura que pedía ser el dominante, ninguno cedía su puesto, ni siquiera se miraban cuando pasaban uno a lado del otro. Enma le había dicho que Adelheid no odiaba a Hibari... solo que chocaban por su personalidad similar, Tsuna estaba de acuerdo con eso.

Otra carta de Chrome le provoco una sonrisa, todos estaban bien, pero se encontraban en busca de Adelpho, había desaparecido de Inglaterra y le habían perdido el rastro en España, al parecer se estaba movilizando a América, eso era preocupante porque ahí habían muchos aliados independientes, que aunque eran aliados de Vongola le iban más a la mitad que dominaba los altos miembros de Vongola que la mitad que le pertenecía a Tsuna. Pero por las cartas de Chrome todo parecía ir bien, un nuevo recordatorio, llamar a Chrome y evitar hablar con Mukuro, ese siempre le hacía bromas sobre lo del embarazo y Tsuna ya no lo soportaba.

Sonrió de lado, al menos ahora podía visitar Japón, de hecho hace una semana había viajado a Japón, había visitado a su madre, quien ahora se encontraba viviendo con I-pin y Fong, que rara vez estaba en casa, pero ahí vivía, aunque su visita se supone que solo era para ver los planos de la base que Irie había hecho junto con Gianini y Spanner, esta base iba a ser un tanto diferente a la que recordaba, iba a tener el doble de seguridad y más entrada ocultas, además que esos científicos se emocionaban mucho y le agregaban más y más cosas. Recordar en Irie le hizo recordar a Byakuran, al alvino ahora era más tranquilo, menos agresivo y más juguetón, al parecer se estaba llevando muy bien con Irie, Tsuna estaba considerando seriamente en poner a prueba a Byakuran para ponerlo en libertad, pero no era nada seguro, Reborn le había dicho que tenía que ser cuidadoso, no fuera a pasar que el poder de Byakuran despertara de nuevo o encontrara los anillos Mare.

Hablando de Reborn, se lamentaba un poco por Lambo, quien era constantemente acosado por Reborn, quien lo molestaba demasiado, el pobre Lambo estaba casi todo el día escondido en la oficina de Tsuna, claro, hasta que llegaba Hibari, Gokudera o Fuuta y lo sacaban de ahí, Hibari le decía que si no salía lo iba a morder hasta la muerte y Gokudera lo sacaba porque le resultaba molesto que ese llorón estuviera todo el día con su querido Decimo y Fuuta se estaba encargando del entrenamiento de Lambo por eso solía buscarlo. La cosa era que de una forma u otra Reborn encontraba al pequeño y lo fastidiaba, Lambo se quejaba muy seguido de él y escuchar el grito de ‘pervertido' o ‘pedófilo' de la boca de Lambo ya se estaba volviendo una costumbre.

Ese día Tsuna y Gokudera se estaban concentrando en el papeleo. Durante su papeleo Tsuna se dio cuenta que tenía más trabajo de lo que recordaba haber tenido jamás. Con los Shimon descansando en las habitaciones del tercer piso y con la mayoría de sus guardianes en la mansión Tsuna se sintió ‘completo', Gokudera le dijo que tenía que ir a avisar de algo a Reborn, realmente no le estaba prestando atención. Continúo mirando documentos y en algún momento notó que ya no estaba solo, Hibari entro a paso lento y con una sonrisa le dijo algo bastante extraño.

-He decidido tener hijos-.

Bueno, no era extraño, pero Tsuna sentía que el tic y la espuma volvían. No estaba seguro, pero creía haber escuchado que Hibari le había dicho que quería hijos... tal vez había escuchado mal. Hibari no se detuvo pese a que Tsuna parecía estar apunto de colapsar.

-Quiero dos, no me importa que sean niños o niñas, pero quiero dos-.

Oh, hasta le pedía dos... bastante amable el pedido. Tsuna estaba llegando a su límite y a Hibari no parecía importarle porque continuaba con su amable y bien explicada conversación unilateral.

-Quiero al primero dentro de un año y al segundo máximo dentro de tres años... no suelo ser paciente, así que trabaja bien-.

¡Incluso le exigía trabajar bien!

-Por cierto, tenemos que casarnos-.

Vale, la cosa se ponía más enferma según avanzaba el tiempo, Tsuna se sentía en cualquier lado menos en el que realmente estaba, su mente ‘inútil' le permitió hacerse el ignorante y fingir que realmente no le estaban hablando a él, había que felicitar a su mente que deseaba que conservara un poco de salud mental. Pero la mirada severa de Hibari le obligo a decir algo, cualquier cosa.

-Pero... nosotros... Todavía no sabemos como tener hi...-.

-No debe ser diferente a como los tiene una mujer... ¿Probamos?-.

¿Le estaba sugiriendo con una sonrisa pervertida tener relaciones sexuales? Tsuna tembló un poco y luego un escalofrió le recorrió la espalda, oh, casi sintió gozo, casi. Estaba aún perturbado por el pedido.

-No-... nosotros... ¿Estas hablando enserio?-.

Preguntó finalmente. Hibari camino hacía Tsuna. Llevaban saliendo medio año y en ese tiempo Hibari se había dado cuenta que realmente quería tener hijos, y los quería con Tsuna, obviamente. Pero por temor a quedar embarazado el castaño no le dejaba tocarlo más de la cuenta, Hibari había llegado al límite, era ilegal que le prohibiera tener sexo si llevaban saliendo ya medio año.

-No bromeo-.

Dijo. Tsuna ladeo la cabeza.

-Pues... yo creo que...-.

-¿No quieres tener hijos conmigo?-.

-No... yo... no se trata de eso... pero... yo solo tengo veintiuno y...-.

-No seas promiscuo y pienses que por tener veintiuno puedes andar de puto por ahí-.

-¡No hablaba de eso!-.

Como si fuera a engañar a Hibari, eso jamás.

-¿Entonces?-.

Razonar con Hibari no era una tarea sencilla, Tsuna tenía que hacerle señas, carteles y hablarle bien claro para razonar con él y eso a veces ni funcionaba.

-Creo que es pronto-.

-No es pronto-.

-Pero...-.

-Los quiero-.

No, no se iba a dejar convencer.

-Hibari-san... sabes que estamos comenzando con el proyecto de la base Vongola en Namimori, realmente no tenemos tiempo-.

-Lo tenemos-.

-No me estas entendiendo-.

-Te entiendo a la perfección-.

No, no le entendía nada, realmente no le entendía nada. Tsuna no podía tener hijos, bueno, si podía, pero no ahora, realmente no estaba seguro de si quería ser madre siendo un chico, el solo pensarlo le ponía los pelos de punta.

-Simplemente te asusta ser madre-.

Oh, justo en el clavo.

-Si lo sabes entonces no de...-.

-Pero los quiero-.

No, iban a comenzar una pelea, otra vez, pensó resignado el castaño. Se había dado cuenta que Hibari quería muchas cosas que para el castaño no eran buenas ni saludables, por eso solían discutir mucho, Hibari salía victorioso la mayoría de las veces, debía agregar, por eso no quería comenzar una discusión.

-Hibari-san, yo también los quiero... pero no entiendes... tú no lo traerás contigo-.

-Estaré a tu lado, no te dejare solo ni un segundo... te protegeré-.

-Lo agradezco, pero soy el Jefe y es porque se supone que yo los protejo-.

-Eres mi amante sobre todo-.

-Hibari-san-.

-Me amas-.

-Si, te amo, pero...-.

-Yo también te amo-.

-L-lo sé... pero...-.

-También me deseas-.

-¡Ya lo sé! Pero...-.

-Yo te deseo... demasiado-.

-Hi-Hibari-san... pero nosot...-.

-Al menos dame uno... ¿Por favor?-.

Oh no, estaba usando su última carta, Tsuna lo sabía, Hibari nunca pedía nada por favor, no a menos que realmente lo deseara, lo deseara mucho como para rebajarse a pedirlo. Tsuna sabía que iba a ceder si continuaban con la discusión.

-Hiba...-.

-¿Te lo pido por favor? ¿No me escucharas aunque sea yo quien te lo pide?-.

Jugaba sucio, por Dios que lo hacía.

-Hi...-.

-¿No lo harás? ¿Realmente me ignoraras?-.

Jugaba sucio, estaba jugando con su amor y su amable corazón... tenía que resistir un poco más, Hibari ya había jugado todas sus cartas, solo tenía que resistir un poc...

-Te lo pido... Por mi felicidad-.

Mierda, ya había perdido.

-D-de acuerdo...-.

Si, ya estaba perdido y bien jodido.

Hibari sonrió, pese a que había tenido que rogar realmente no le importaba, él realmente quería tener hijos, con Tsuna. Rodeo el escritorio hasta que se coloco frente a Tsuna, lo tomo en forma nupcial y le beso la nariz.

-¿Y cuando nos casaremos?-.

Che... Hibari presionaba demasiado.

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Epilogo

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Si, ese momento era una extraña combinación de una novela romántica, una telenovela y una comedia estúpida.

Por un lado Iemitsu se encontraba en una esquina, diciendo algo así de: ‘Vongola ha matado la hombría de mi hijo', ‘¿por qué él tiene que ser la madre y no el otro?', lamentable situación para el hombre, pero la verdad era la verdad, aunque fuera tan retorcida.

Por el otro lado Nana brincaba, era como si no fuera consciente que su hijo iba a ser madre, era como si tampoco le importara no haber sido invitada a la boda oculta que su hijo y su adorable novio habían planeado, cualquiera que la viera diría que Nana Sawada tenía un problema y era que dejaba al aire las cosas importantes.

La mansión Vongola era un caos, se veía peor que la mansión Varia, cuando Xanxus estaba de malas. Muchos de los hombres de Tsuna habían entrado en histeria por la noticia -el embarazo de su líder, ¿bizarro no?- que rápidamente se había propagado gracias al guardián de la Tormenta, y todo eso sucedía mientras Gokudera aventaba bombas diestra y siniestra por todos lados tratando de encontrar a Hibari, sin saber que Hibari estaba con su novio y su familia contándoles la noticia, de que iban a ser padres y por lo tanto, los padres de Tsuna iban a ser abuelos.

Tsuna estaba tenso, muy tenso, tan tenso que Hibari creyó que se rompería una extremidad si lo movía. Le toco el hombro con amabilidad y Tsuna soltó un respingo, luego le sonrió y volvió la atención a sus padres, no, a su padre.

-Ahm... Papá...-.

El hombre, que había perdido un par de pedazos de su corazón, se levanto de forma lastimera, se acercó a su hijo y lo abrazo.

-Lo siento. Sabía que Vongola no era para ti, ahora me doy cuenta que realmente deberías de estar en casa... perdón... por mi ese... te ha hecho eso, y tal vez eso otro también... y...-.

Murmuraba tanto que Tsuna no supo que decía, Hibari sin embargo estaba al tanto de que ese hombre le estaba llamando pervertido y pedófilo, probablemente. Tsuna se levanto del sillón y se acercó a su feliz y cantarina madre.

-¿Mamá?-.

-¿Cuándo nacerá? ¿Va a ser niño? ¿Niña tal vez?-.

Preguntaba con tanta emoción que Tsuna no pudo evitar pensar que su madre realmente tenía un problema.

-No lo sabemos, Nana-san, Tsunayoshi solo cuenta con un mes y pocos días de embarazo-.

Que bochornoso era escuchar decir a Hibari la palabra embarazo y Tsunayoshi en la misma oración. Pero Tsuna decidió dejar el bochorno para luego y mirar al otro espectador, Reborn, quien también se enteraba apenas que Tsuna, que loco sonaba solo pensarlo, estaba embarazado. Reborn soltó una risita de burla.

-Bien, ahora que tengas suerte en los siguientes ocho meses, Hibari-.

De alguna forma Hibari y Reborn estaban de acuerdo que Tsuna sería un embarazado bipolar. Razones no habían, solo era un presentimiento.

La cosa no pudo ponerse mejor, pensó Tsuna de forma sarcástica. Cuando por la puerta entraron Mukuro y Chrome, con una satisfactoria misión completa. Adelpho Gesso ya no existía más. Pero eso no podía importarle menos a Tsuna, estaba más ansioso en sacarlos del cuarto para que aún no se enteraran de la novedad, que estaba embarazado.

Chrome miro a los padres de Tsuna, a Reborn y por ultimo a Hibari y se preguntó que pasaba ahí. Mukuro miro a Tsuna con una mirada tan penetrante que por primera vez en la vida Tsuna se sintió desnudo frente a Mukuro. Tsuna no podría saber que todo se debía al embarazo que lo volvía más sensible.

-Kufufufu~ Así que... ¿para cuando el encargo?-.

-Ocho meses-.

Dijo cortante Hibari, le ponía de mala leche tener a ese ilusionista cerca, lo odiaba después de todo y al parecer eso no iba a cambiar. Chrome no entendía nada, realmente no sabía que pasaba ahí. Sabía que su misión había durado ocho meses, habían pasado lejos de Italia por casi un año, no sabían que había pasado en ese tiempo, las cartas que recibía de Tsuna y sus llamadas eran cortas, Tsuna nunca contaba nada de su vida personal y se negaba a hablar con Mukuro, siempre hablaba con Chrome o con Chikusa.

-¿Mukuro?-.

Preguntó Chrome, y para nadie paso desapercibido el hecho de que Chrome había omitido abiertamente el -sama. Tsuna alzo la ceja expectante, pero las palabras de Mukuro le provocaron algo que hace un mes no tenía. El tic nervioso que ahora sabía seguía existiendo.

-Tsunayoshi-kun esta embarazado y su hijito es de Kyouya-kun-.

Chrome abrió la boca en una perfecta ‘O', mientras miraba a Tsuna que tenía el rostro sonrojado. Tsuna bajo la cabeza, vale, todo esto se tornaba molesto y aún escuchaba las bombas de Gokudera destruyendo su mansión, le iba a costar caro reparar todo el hermoso decorado que Hana se había encargado de hacer junto con Kyoko y Haru. Por cierto, Hana contaba con tres meses de casada y un mes de embarazo, igual que Tsuna... ugh, seguía siendo bochornoso incluso pensar la palabra ‘embarazo'.

-¿No crees que ya estamos nosotros también a tiempo, mí querida Nagi?-.

Ahora le toco a Tsuna poner la boca en una perfecta ‘O' y a Chrome bajar la cabeza totalmente sonrojada.

Hibari ya había llegado a su límite, estaba rodeado de herbívoros por todos lados y realmente a los únicos que soportaba eran a los padres de su amante -por obvias razones- y a su propio amante. Cargo a Tsuna de forma nupcial haciendo gritar de felicidad a Nana y provocando un sonrojo en Chrome y Tsuna.

-Nos vamos-.

Anunció como si eso no fuera algo obvio. Camino a la salida y volteo a mirar a todos de reojo y dijo las palabras que terminaron con la poca cordura de Tsuna.

-Mi novio, esta cansado, después de todo, esta embarazado-.

Eso no era verdad, bueno, la parte en la que estaba cansado. No, pelear no valía la pena, para nada, aunque la palabra embarazado le causo arder en vergüenza.

Tsuna se encogió en los brazos de Hibari y sintió como era llevado a su primera habitación, habitación que por obvias razones compartía ahora con Hibari. Cuando llegaron Hibari lo coloco en la cama, le coloco las mantas sobre el cuerpo y le beso la boca, despacio, muy despacio, tanto que Tsuna tembló, los besos suaves de Hibari eran realmente asfixiantes, se sentían muy bien, estaba por demás decir que Hibari sabía besar muy bien.

-Duerme, eso te debe haber agotado-.

-Un poco-.

Acepto. Lentamente cerro los ojos, y pensar que al abrirlos lo primero que vería sería a Hibari se sintió en plenitud.

Lo último que escucho de Hibari le dejo una sonrisa antes de caer en la inconsciencia por el sueño.

-Te amo... Tsunayoshi... también a nuestro hijo... a nuestra familia-.

Tsuna sabía una cosa. Oculto en el fondo de él, escondido detrás del cielo había una cosa, el sentir de saberse lleno, lo tenía todo, sus colegas, sus amigos, sus no tan amigos, su familia, incluso su Vongola y lo más importante, su Hibari y ahora también su hijo.

La verdad era que detrás del cielo solo había plenitud y paz, probablemente amor también, como lo había dicho Reborn esa vez.

...

Bueno, si su bebe era niño o niña... era algo que solo se sabría con el tiempo. Y este no era el momento para decirlo, pese a que él ya lo sabía.

Mejor dejarlo como sorpresa.

::

.

~FIN~

‘Detrás del cielo'

Notas finales:

Espero que el final no sea decepcionante, decidí que ustedes se imaginarán quien era el prometido y futuro esposo de Kyoko y no me maten por no poner lemmon... ¡De verdad que Yunmoon lamenta no haber puesto lemmon!

Realmente amo a esta pareja, creo que se pueden sacar historias interesantes con las personalidades que tienen esos dos.

Yunmoon espera que disfruten esta historia.

Shao~ shao~


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