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Dietro il Cielo por yunmoon

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Notas del capitulo:

Primero que nada, creo que los dos capítulos pasados fueron más introductorios que nada, en este capítulo ya comienza el trama, me gusta la actitud de Mukuro en este capítulo, como casi no he visto como actúa Mukuro con Tsuna puede que esté un poco o muy OCC, ustedes me dirán si tengo que cambiar algo o si algo le falta.

 

DIETRO IL CIELO

By: Yunmoon

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Capitolo 3

Confusione

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Para Yamamoto había sido verdaderamente divertido.

Pero para Gokudera había sido extraño y estaba preocupado.

Después de todo, nunca habían vista a Tsuna con tantas imposibilidades de sentarse o caminar rápido, pareciera como si se hubiese lastimado la espalda y la cadera, Gokudera pensó que alguien lo habría lastimado y eso lo estaba matando, no iba a dejar pasar el hecho de que alguien se metiera con el Decimo.

-Decimo, ¿está bien?-.

Tsuna sonrió con nerviosismo, y asintió.

-Cl-claro... Solo estoy un poco adolorido-.

Yamamoto sonrió pese a que todo sonaba sospechoso, no quería molestar a Tsuna, eso no era algo que Yamamoto hiciera, aunque eso le importaba no iba a meterse en las cosas de Tsuna.

-Jajaja... Parece como si te hubieran dado una patada en el trasero... jajaja-.

-No, nada de eso, estoy bien-.

Gokudera miro a Yamamoto con el ceño fruncido, era un idiota lleno de beisbol, ni siquiera podía darse cuenta que el Decimo de verdad parecía haberle pasado algo. Volvió la vista a Tsuna con una gentil sonrisa y un rostro preocupado.

-¿Seguro está bien, Decimo? Desde clases he notado que le cuesta sentarse-.

Es que dolía demasiado, aún le dolía, pero no era algo que quisiera decirles.

-¡Estoy bien!-.

Gokudera miro atentamente a Tsuna, pero si Tsuna decía que estaba bien entonces Gokudera le creería, si algo le afectaba a Tsuna se lo diría en algún momento.

-Oh... Si el Decimo lo dice, entonces es cierto-.

Yamamoto dejó de sonreír y miro a Tsuna. No le creía mucho, ciertamente Tsuna se veía menos convincente que de costumbre, pero realmente no quería meterse en ese problema, probablemente Tsuna quería pensar un poco.

-Ciaossu-.

Tsuna se levantó tan rápido que le dolió, pero miro a Reborn.

-¡Reborn! ¿Qué haces aquí? Pensé que hoy no vendrías-.

-Dame-Tsuna, yo puedo llegar a la hora que quiera-.

Reborn miro a Tsuna y luego soltó de esas sonrisas que a Tsuna no le gustaban, porque esas sonrisas no predecían nada bueno.

-¿Todavía te duele?-.

-Un... poco-.

Ya habían pasado tres días. Tres horribles días. Por lo que sabía Hibari había golpeado a muchos y además ya no iba a ese lugar, Tsuna no había querido saber nada más, solo quería saber que Hibari estaría bien, tenía una naturaleza muy buena, o realmente era muy ingenuo y perdedor.

-Dame-Tsuna... ¿Aún no vas a decirme que te paso?-.

-¡Ya te dije que me caí!-.

-Lo sabré tarde o temprano, por las buenas o por las malas... Te sugiero comenzar a hablar-.

Tsuna frunció el ceño.

-Ya te dije la verdad-.

-Decimo, lo que dice Reborn-san es verdad...-.

-¡Ya dije que no!-.

Se puso nervioso, se había exaltado mucho, pero realmente no quería hablar o decir algo sobre eso.

-Decimo...-.

Le sonrió a Gokudera, no quería preocuparlo, pero tampoco quería seguir hablando del tema.

-Estoy bien Gokudera-kun. Déjalo ya Reborn, ya te dije que nada paso-.

-Jajaja. ¿Hay algo que te traiga aquí, bebe?-.

Yamamoto siempre tan bueno en romper atmosferas incomodas, Tsuna se sintió un poco aliviado cuando se dio cuenta que Gokudera dejaba de tomarlo tanto en cuenta.

-Muy intuitivo, Yamamoto. Así es, vamos a Italia-.

Tsuna se acercó a Reborn.

-¿Quiénes?-.

Pregunto, ese vamos no solo iba para Reborn y Tsuna no veía nada bueno venir de eso.

-Nosotros-.

Dijo Reborn y la pequeña sonrisa no paso desapercibida para Tsuna.

-Nosotros-.

Quiso asegurar todo lo que le decía.

-Los guardianes-.

-¿Los guardianes?-.

Eso le estaba empezando a gustar menos.

-Deja de repetir lo que digo, Dame-Tsuna-.

Reborn le propino una patada en la cara.

-¡Itaiii! ¡Reborn!-.

-Todos vamos a ir a Italia-.

-¿Para qué?-.

-Tenemos una reunión con el noveno y sus guardianes-.

-¿Y por qué tenemos que ir?-.

-¿Quién sabe?-.

-¡Reborn!-.

-Cállate, Tsuna-.

Gokudera decidió interferir.

-¿Para qué nos necesita el Noveno, Reborn-san?-.

-El noveno quiere hablar con los seis guardianes de la décima generación-.

-Jajaja... Suena divertido-.

-"Yamamoto sigue pensando que todo es divertido"-.

Pensó Tsuna, realmente ya veía lo de Yamamoto como un caso perdido, Yamamoto seguía y probablemente seguiría pensando que todo era un juego.

-Hmm... Va a ser muy divertido, ¿cierto... Tsuna?-.

Reborn miro con una sonrisa a Tsuna.

-¿Y por qué me preguntas a mí?-.

Y esa sonrisa apareció de nuevo en el Arcobaleno, de tal forma que Tsuna quiso escapar antes que Reborn dijera algo tan absurdo que deseara nunca haberlo conocido.

-Tsuna, tu tarea es decirle a "todos" los guardianes sobre esta reunión-.

-¿Yo?-.

-Eres el jefe, Tsuna-.

-Pero...-.

-Nos vemos-.

-¡Reborn!-.

No podía. Decirle a Ryohei iba a ser sencillo, hasta cierto punto lo seria con Mukuro, pero no quería ver a Hibari, no quería fastidiarlo, mucho menos provocar que Hibari se molestara más.

Gokudera se ofreció a ayudarle, así que junto con Yamamoto se dirigieron a ver a Ryohei. A Tsuna no le quedaba más que ir a ver a Mukuro y Hibari, decidió evitar a Hibari primero e irse directamente con Mukuro. Fue entonces que Yamamoto volvió y al verlo preocupado se ofreció a decirle todo a Hibari, Tsuna no podía estar más feliz.

Pero eso preocupo mucho a Yamamoto, desde que habían vuelto del futuro, Tsuna y Hibari llevaban las cosas más tranquilas, se suponía que Tsuna ya no le tenía tanto miedo a Hibari, pese a que todo sonaba extraño decidió sonreír.

Yamamoto se dirigió a la recepción donde se encontraba el comité disciplinario.

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Hibari recordaba cada vez más y más, ciertamente ya no quería seguir viendo esos recuerdos, pero aparecían en su cabeza como si se trataran de flash.

Pero él sólo le echaba la culpa al herbívoro, después de todo, él le había dicho que hiciera eso, ¿no?

Recordarlo todo le parecía algo enfermo y extremista, pero era cierto, podía recordar casi todo, los aromas y los sonidos estaban incluidos. Podía recordar los gritos de dolor cuando había tomado al herbívoro, sus ojos inundados de lágrimas y nublados de algo que aún no podía reconocer y su rostro bañado en sudor. Si, podía casi recordarlo todo.

Tsunayoshi había sido lindo y tierno y eso le había gustado.

Pero eso no era algo que Hibari fuera a decir a aceptar, el seguía siendo totalmente hetero y eso no iba a cambiar.

Gracias a esa mala experiencia su mal hábito había terminado, por fin había parado de beber. Temía -y no precisamente mucho, pero si que era de su interés- que a la próxima se acostara con Yamamoto Takeshi, peor aún, con Gokudera Hayato, la sola idea lo enojaba demasiado. Cuando termino sus rondas -que por cierto no había prestado mucha atención- llego a su sala de descanso, se quedo quieto en la entrada cuando notó que tenía un invasor, Yamamoto Takeshi estaba sentado en un sofá, acomodo sus tonfas y comenzó a entrar de forma amenazadora.

-Yamamoto Takeshi-.

Yamamoto se levanto de su sitio y su característica y molesta sonrisa apareció en su rostro.

-Yo, Hibari-.

-¿Qué quieres?-.

-Vengo de parte de Tsuna-.

Hibari puso una mirada furiosa y carnívora.

-No me mires así. Sólo traigo un mensaje-.

-Habla, herbívoro-.

-Jajaja. El bebe ha dicho que tenemos que ir a Italia a hablar con el Noveno-.

-No me interesa-.

-Se lo diré a Tsuna entonces-.

Yamamoto camino a la salida, pero Hibari extendió la mano izquierda bloqueándole con una tonfa, Yamamoto lo miro un poco sorprendido.

-¿Tsunayoshi ha dicho algo?-.

Más que sorprenderle la pregunta le sorprendió escuchar de labios de Hibari el nombre de Tsuna, el primer nombre de Tsuna sin pronunciar el apellido, no quiso decir nada al respecto y le tomó atención sólo a la pregunta.

-¿Algo de que?-.

-Habla-.

-Pues... Nada, Tsuna esta nor... de hecho está adolorido, no puede sentarse bien, pero dice que se ha caído. Jajaja, es muy gracioso-. Entonces Yamamoto se puso serió. -¿Fuiste tú el que le lastimo, Hibari?-.

-¿Quién sabe?-.

-Parecías preocupado, pensé que tal vez tú le habías ocasionado ese dolor... ¿Fuiste tú?-.

-No lo sé-.

-En todo caso, creo que si no vienes Tsuna estará mejor-.

-...-.

-Como sea. Si algo sucede, ese algo se sabrá en algún momento. Nos vemos, Hibari-.

Yamamoto se encamino a la salida con su típica sonrisa.

Hibari lo sabía.

En cualquier momento se sabría.

-¿Dónde esta Tsunayoshi?-. Yamamoto se detuvo a la mitad del pasillo.

-¿Hmmmm...? Tsuna tenía que ir a kokuyo Land, pero me imagino que ha de estar en la azotea-.

Sin decir nada, Hibari dio media vuelta y paso a Yamamoto y salió del salón y cerró detrás de él. Yamamoto entonces supo que no se había equivocado y algo le había hecho Hibari a Tsuna.

-Suerte, Tsuna-.

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Tsuna tomo la malla de metal con sus pequeñas manos y entrelazo sus dedos. Suspiro y dejo caer su cuerpo al suelo quedando sentado y miro el suelo, se preguntaba si encontraría a Chrome en Kokuyo Land, o a Mukuro, espera encontrar a Chrome, ella era más fácil de tratar que Mukuro. Pero a la vez quería ver a Mukuro, el solía aconsejarlo siempre y además lo apoyaba en sus momentos de confusión.

-Mukuro... ayúdame...-.

Cerró los ojos y von la otra mano se sujeto de la maya, luego colocó las dos manos y apretó los dedos, gracias a Yamamoto había evitado esa platica con Hibari. El dolor era aún muy fuerte, pero pese a eso, el dolor era la muestra que Hibari lo había hecho.

Que Hibari había tenido sexo con él.

Se sonrojo, eso lo iba a seguir recordando por siempre, pero aunque no fuera por siempre lo iba a marcar por mucho tiempo.

Trago saliva, no podía pensar eso, no debía de pensar eso, debía de estar pensando en Kyoko, porque después de todo estaba enamorado de ella. Pero estaba tan confundido.

-Kyoko-chan...-.

-Sawada Tsunayoshi-.

-¡Hiiiie!-.

Ese era Hibari, su voz.

Tsuna soltó la maya y se volteo, pero para sentir seguridad pego la espalda a la maya resbalo y quedo sentado en el suelo, sus manos se aferraron también a la maya. Hibari se acercó lentamente, saco una de sus tonfas y se coloco de concluyas frente a Tsuna, coloco peligrosamente la tonfa bajo el mentón de Tsuna.

-¡Hi-Hi-Hi-Hibari-san!-.

-¿Has dicho algo?-.

-¡No! ¡Yo no he dicho nada Hibari-san!-.

Tsuna sintió que la tonfa le elevaba el mentón hasta que sus ojos estuvieron a la altura de los de Hibari. Tsuna estaba asustado así que había cerrado sus ojos, lentamente abrió sus ojos y el hechizo volvió. Cuando su rostro se vio reflejado en los ojos de Hibari se sonrojo, trago saliva y el sonido se escucho tan fuerte que se puso más nervioso. Hibari se acerco un poco más y Tsuna se sintió extraño, ¿por qué era así? Entrecerró sus ojos, dolía un poco, mentira, realmente dolía mucho, el saber que Hibari lo odiaba tanto.

En sus grandes ojos se acumularon lágrimas, no quería sentirse así, no con Hibari. Estaba tan confundido, que en ese momento no sabía lo que hacía, solo sabía que Hibari estaba ahí y no importaba realmente nada más.

-¿Por qué, Hibari-san?-.

-¿De que hablas?-.

-Hibari-san...-.

Esta vez él lo hizo, Tsuna soltó la maya y entrelazo sus brazos en el cuello de Hibari y sorprendiéndose a si mismo lo beso. Tsuna estaba realmente confundido, a quien debería de besar debía de ser a Kyoko, no Hibari.

-¡Ah!-.

Tuvo que separarse cuando sintió los dientes de Hibari en sus labios, le había dolido demasiado, la sangre escurrió de su boca y cayo a su mano, le había mordido fuerte, cerró los ojos, pequeñas lágrimas se acumularon en sus ojos, había sido una mordida realmente dolorosa.

-Hibari-san... Eso... dolió...-.

-Nunca dije que pudieras besarme, Tsunayoshi-.

-...-.

Hibari se puso de pie y desde esa altura miro a Tsuna que se encontraba aún en el suelo.

-Lo de ese día fue un error, Tsunayoshi. Soy hetero y pensar que estuve contigo me hace enojar. Si no quieres ser mordido hasta la muerte más te vale no decir nada, herbívoro. Y no intentes besarme de nuevo, Sawada Tsunayoshi-.

Hibari camino a la salida, en ningún momento miro a Tsuna.

Tsuna se sentía tan terriblemente patético y asustado, se quito la mano de la boca y vio las gotas que se habían acumulado. ¿Por qué debía de tratarlo de esa forma?

Sin pensarlo se levanto del suelo y hecho a correr, entro al edificio, en algún momento paso de Hibari pero no se preocupo y continúo con su camino. Sintió que alguien le hablaba pero lo dejo pasar, no quería que nadie le preguntara que le había pasado, tampoco que le vieran llorar, estaba tan decepcionado de si mismo, trago saliva. No debería ni siquiera molestarse por Hibari, él no lo haría, él jamás se preocupaba por él.

Debía de seguir enamorado de Kyoko como siempre.

En algún momento notó que estaba ya en Kokuyo Land. Dejo de correr y se dispuso a entrar. Debía de tener cuidado con esos dos, Ken y Chikusa, sabía que no lo veían en términos amistosos. Abrió lentamente la puerta que comunicaba a ese cuarto con ese único sofá donde solía sentarse Mukuro.

-¿Chorme? ¿Mukuro?-.

Entro un poco más.

-¿Chrome? ¿Mukuro?-.

-¿Jefe?-.

-¡Chrome! ¿Dónde esta Mukuro?-.

-Mukuro-sama salió con Chikusa y Ken... ¿Lo necesitaba para algo, jefe?-.

-Ammm... Si pero a ti también, Chrome-.

-¿En que puedo ayudarlo, jefe?-.

-El Noveno pidió una reunión con los guardianes, quiere hablar con todos nosotros y tú y Mukuro son necesarios, ambos son guardianes-.

-Italia...-.

-Si, Italia-.

-No se si... Mukuro-sama quiera ir. A Mukuro-sama no le gusta Italia-.

-Si, pero...-.

-Tsunayoshi-kun, ¿a que debemos esta visita?-.

Tsuna se congelo y volteo lentamente y pudo ver a Mukuro junto con esos dos chicos que lo miraron de forma amenazadora.

-¿¡Qué hace este Vongola aquí!? ¿Podemos matarlo, Mukuro-sama?-.

-Tranquilízate, Ken-.

-¡Cállate, cuatro ojos!-.

-Entonces, ¿Tsunayoshi-kun?-.

Tsuna sentía que iba a perder la vida, le temblaron las rodillas, ni siquiera sentía que pudiera hablar. Mukuro le apuntaba con su arma los otros se veían con la intensión de atacar si Mukuro se los permitía.

-Mukuro-sama. El Jefe solo ha venido a decirnos que el Noveno Vongola hará una reunión con los guardianes. Nos necesita en Italia-.

-Ah, solo se trata de eso-. Mukuro bajo el arma y los otros dos supieron que ese día no iban a atacar al Decimo Vongola. -No estoy interesado en estar con esos mafiosos-.

-Lo sé pero...-.

-Pero iré-.

-¿Enserio?-.

Tsuna sintió que había sido demasiado fácil. Ken y Chikusa miraron a Mukuro. Iban a protestar hasta que notaron que Mukuro sonreía.

-Pero solo si accedes a una petición mía, Tsunayoshi-kun-.

Tsuna le miro con desconfianza.

-¿De que se trata?-.

-Te acompañare a la salida, mientras vamos te haré saber mi petición-.

-Mukuro-sama-. Chrome se acercó preocupada.

-Está bien, no te preocupes Chrome. Chicos, vuelvo en un momento-.

Tsuna siguió a Mukuro después de decir un nos vemos general para que todos lo escucharan. Mukuro le espero a la mitad de las escaleras y luego comenzó a caminar junto a él, estaba un poco nervioso, no sabía lo que le pediría Mukuro, ni siquiera sabía si podría acceder a su petición. Fue entonces que Mukuro comenzó a hablar.

-Cuando el guardián de la nube decía "Voy a morderte hasta la muerte", pensé que lo decía... en figurativo, pero veo que realmente muerde-.

Automáticamente Tsuna se cubrió la herida que tenía en el labio.

-Tsunayoshi-kun, debo decirte que realmente iré a Italia por el favor que te debo, por liberarme. Pero ahora tú me debes un favor-.

-¿Por qué?-.

-Porque si me haces ese favor, yo me mantendré callado y no le diré a nadie acerca de tu sesión privada con Kyouya-kun-.

Tsuna lo miro.

-Tú lo sabes mejor que yo. Ese día, en el hotel, tú y Kyouya-kun hicieron muchas cosas divertidas-.

Mukuro sonrió cuando Tsuna puso una cara asustada, se puso tan pálido que por un momento se preocupo por el castaño. Entonces Tsuna se acercó a él y sujeto con ambas manos su playera.

-No puedes. Si Hibari-san se entera que alguien más sabe... ¡Va a odiarme! Por favor no le digas a nadie... Mukuro-.

Algo había sucedido que Mukuro había pasado por alto, Mukuro sujeto las manos de Tsuna y las alejo de su ropa, pero no lo soltó.

-¿Qué fue lo que te hizo, Tsunayoshi-kun?-. Tsuna bajo la cabeza.

-Fue... fue mi culpa. Yo... Hibari-san estaba tomado y entonces... sucedió. Yo, no sé que pensar. Yo estoy enamorado de Kyoyo-chan pero... pero Hibari-san...-.

-¿Por eso has llorado?-.

-Hibari-san dijo que lo de ese día fue un error. Que le daba asco pensar que se había acostado conmigo porque es hetero. Si alguien se entera, el probablemente me odiara... o quiera morderme hasta la muerte-.

-Kyouya-kun es bastante malo... Mira que ni siquiera te pregunto como estabas. Parecías tan adolorido, Tsunayoshi-kun. ¿Ya estas mejor?-.

Tsuna se sorprendió por eso. Lo que hubiera querido que Hibari le dijera se lo decía Mukuro, asintió débilmente y notó que Mukuro todavía no le soltaba las manos.

-Mmmm... Mukuro-. Mukuro lo interrumpió de inmediato.

-El favor que te voy a pedir no es nada complicado, de hecho no implicada nada más que tu persona y puede que te convenga a ti también. Después de todo siempre te preguntas donde estoy, ¿no? Con esto tú siempre sabrás donde estoy-.

-De que... ¿De que se trata?-.

Mukuro sonrió.

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Tsuna ya no estaba tan seguro.

-Tsuna. ¿Ya hablaste con Mukuro?-.

-Si, Mukuro ha dicho que irá-.

-¿Y que hay con Hibari?-.

-Yamamoto me dijo que Hibari-san no esta interesado-.

-Hmmm... Es tu deber como jefe llevar a todos tus guardianes, Tsuna. Si Hibari no asiste a la reunión... Los jefes de más alto rango podrían verte como un traidor a Vongola-.

-¿Por qué?-.

-Porque está reunión es importante. Te van a presentar a todos los lideres Vongola, todos los guardianes junto con los anillos deben estar presentes... Tsuna-.

-¿Por qué no me lo dijiste antes?-.

-Lo olvide-.

-¡Reborn!-.

-Deja de ser tan ruidoso, Dame-Tsuna-.

El Arcobaleno se coloco el gorro del pijama y subió a su cama. Cuando Tsuna notó que Reborn se había quedado dormido suspiro. Se tapo completamente con las sabanas y se sumergió en la comodidad de su cama.

-Lo siento Reborn, pero no puedo contra Hibari-san-.

Reborn miro el techo. Eso era algo que ya sabía.


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