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Dietro il Cielo por yunmoon

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Notas del capitulo:

 

Este capítulo -creo que de hecho todos- es uno de los que me costó más trabajo escribir. Para los que maldijeron a Hibari, en este capítulo veremos a un Hibari más consiente de Tsuna e incluso de Mukuro, me fascina causar celos en una persona tan fría y cerrada como Hibari.

 

DIETRO IL CIELO

By: Yunmoon

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Capitolo 4

Emozioni

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Gokudera quería matar al bastardo que se había atrevido a herir a su querido Decimo, las ganas de matar aumentaban cada vez que veía a su querido Decimo, porque, lo vieras como lo vieras, la herida que tenía en la boca no podía ser otra cosa que una mordida, y en ese momento le daba igual si se trataba de una chica o un chico -lo que realmente no esperaba- solo sabía que lo quería matar. Quería asesinar al bastardo o bruja que había profanado la dulce y gentil boca de su querido Decimo y que además de profanarla lo había lastimado.

-Jajaja... ¿Quién te ha mordido, Tsuna?-.

-¿¡Quién fue el bastardo que lo hirió, Decimo!?-.

-No... no fue nada de eso... Yo... un perro-... me siguió y choque con un poste... eso fue todo-.

-Jajaja, que divertido-.

-¡Cállate friki del beisbol! ¡Decimo, yo me encargare del bastardo que lo lastimo! ¡Solo dígame quien lo hizo!-.

-Enserio, no fue nada de eso-.

-Pero, la herida...-.

-Gokudera-kun, todo está perfecto, no te preocupes. Lo digo ensero, chicos-.

Gokudera bajo la vista y luego miro a Tsuna con determinación.

-Decimo. Sé que aún no soy digno de su confianza pero... ¡Puede contar conmigo para todo lo que necesite! ¡Haré todo lo que pueda para ayudarlo!-.

-Gokudera-kun-.

-Lo mismo digo, Tsuna-.

-Yamamoto-. Tsuna sonrió, no podía haber conseguido mejores amigos, los quería a los dos mucho, realmente los apreciaba. -Gracias, chicos-.

-Tsuna-kun-.

Tsuna volteo rápidamente y se encontró con la dulce y hermosa sonrisa de Kyoko, era tan bonita como siempre, se sonrojo como de costumbre, pero algo había cambiado y no quería admitir el que.

-Kyoko-chan-.

Kyoko sonrió dulcemente hasta el punto que su sonrisa pareció iluminar a Tsuna, pero no fue como antes, en esa ocasión no sintió lo mismo de siempre, no sintió su corazón latir fuerte y su sangre caliente, fue un poco diferente, esa reacción estaba mal, muy mal.

-Alguien te está buscando, Tsuna-kun-.

-¿Alguien?-.

Ella asintió y coloco un dedo en su barbilla, tratando de recordar el nombre de la persona.

-Sí... Dijo que se llamaba... Mmm... ¿Mukuro Rokudo?-.

-"Hiiieee"-.

-¿¡Qué hace esa cabeza de piña aquí!?-. Grito Gokudera totalmente exaltado.

Tsuna sabía que estaba mal, si Hibari encontraba a Mukuro se armaría un buen lió, ellos dos siempre se peleaban y la única forma de pararlos era evitando que se encontraran, debía de detener cualquier tipo de contacto entre esos dos.

-¡Ahora vuelvo!-.

Sin permitir que lo detuvieran o le dijeran algo, Tsuna salió corriendo. Tenía un mal presentimiento que aumentaba entre más tiempo se tardaba en encontrar a Mukuro. Un presentimiento le guió hacía la azotea y soltó un suspiro, cuando al abrirla puerta, encontró a Mukuro, no se había equivocado.

-Mukuro-.

-Tsunayoshi-kun-.

-¿Qué haces aquí?-.

-Jefe-.

Cuando escucho la voz de Chrome volteo el rostro, ni siquiera había notado a la chica, sonrió aunque realmente no sentía que lo hiciera de corazón.

-¿Qué sucede, Chrome?-.

La chica se sonrojo un poco y comenzó a acercarse, Tsuna notó en ese momento la bolsa que cargaba en sus manos, la aferraba con fuerza contra ella, la chica le extendió la bolsa y él la tomo un poco extrañado, no entendía el propósito de eso.

-Jefe... ¿Podría darle esto a Kyoko-chan y Haru-chan?-.

-Esto...-.

-¡Por favor!-.

-Pero... si es un agradecimiento, ¿no sería mejor que tú se los dieras personalmente?-.

-Si, pero yo... yo...-.

Cuando Chrome se sonrojo Tsuna sonrió, eso ya era un gran avance, Chrome siempre era tímida y le alegraba saber que al menos se llevaba bien con Kyoko y Haru.

-Está bien. No te preocupes, yo se los daré-.

-Gracias, jefe-.

Tan pronto dijo eso la chica camino a la salida, hizo un movimiento de cabeza en forma de despedida y cerró la puerta detrás de sí, Tsuna se quedó quieto, realmente existían veces -como esa- en las cuales Chrome se comportaba raro.

-Espero que Hibari-san no la encuentre-.

Mukuro se acercó por atrás -aprovechando que el castaño se había volteado a mirar hacia la puerta de salida- rodeo a Tsuna por la cintura con un brazo y le tomo el mentón alzándole el rostro, Tsuna le miro desde su baja altura hasta la más alta de Mukuro. Era lindo, pensó inconscientemente Mukuro, pero no se dio cuenta del pensamiento.

-Ya se ve mejor esa mordida-.

-Eso creo-.

-Chrome estaba preocupada por tu herida, al parecer como te vio mejor ahora ya no tuvo un propósito de seguir aquí-.

-Tu también deberías irte, si Hibari-san te encuentra no quiero imaginarme lo que pasara-.

-Sería divertido-.

-¡Mukuro!-.

Mukuro sonrió y soltó lentamente a Tsuna, Tsuna se volteó para dejar de torcer el cuello y con el ceño fruncido miro a Mukuo, el de ojos bicolor paro de reír y miro a Tsuna un poco serió.

-¿Has pensado sobre mi propuesta?-.

Tsuna dejo de fruncir el ceño y se tensó ligeramente, por supuesto que lo había pensado, y todos sus pensamientos le habían llevado a malas conclusiones.

-Si, lo he pensado-.

-¿Y que harás?-.

-Yo... aceptare... Pero tengo ciertos límites-.

-Escucho-.

-Numero uno: No puedo darte mi cuerpo-.

-Kfufufuf... Eso puede entenderse de muchas formas, Tsunayoshi-kun-.

-¡Mukuro!-. Tsuna se sonrojo mientras inconscientemente se cubría el pecho, Mukuro sonrió al notar ese gesto un tanto femenino, pero decidió no decir más. -Número dos: No voy a lastimar a nadie-.

-Eso lo se, si quisiera lastimar a alguien lo haría yo mismo-.

-Y numero tres: No lastimes a mis amigos-.

Mukuro sonrió. -Así se hará, Tsunayoshi-kun-.

-Si alguna de tus peticiones ocasiona algo de lo anterior simplemente no la seguiré... Restando eso... yo haré lo que me pidas hasta cuando tú lo desees, Mukuro-.

-Kfufufu... Eso suena bien, Tsunayoshi-kun-.

Tsuna miro preocupado la puerta, Hibari todavía no aparecía, pero realmente presentía que en cualquier momento podría aparecer.

-Ya deberías irte, no quiero que Hibari-san...-.

-¿Tanta confianza le tienes al guardián de la nube?-.

-Hibari-san es violento y...-.

-Entonces debo creer que estás preocupado por mí, ¿no?-.

-¡Por supuesto!-.

Su honestidad lo sorprendió, no supo si creer que era ingenuo o estúpido. Dio un paso a Tsuna, pero Tsuna pareció no notar la cercanía.

-Yo... Conozco un poco a Hibari-san y sé que puede ser muy irracional y agresivo cuando se trata de Namimori. También confió en tu fuerza y en ti pero... ¡Yo estoy en contra de la violencia! No me gusta que peleen-.

Vamos, cuando Tsuna daba esos discursos conmovía a más de uno, y si Mukuro fuera un poco más honesto diría que Tsuna le removía un poco el corazón, pero Mukuro no era honesto. Coloco una mano sobre la mejilla izquierda del castaño, como respuesta Tsuna cerró el ojo izquierdo y con confusión miro a Mukuro.

-¿Mukuro?-.

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Reborn bebió lentamente su expreso, miro la hora y al notar que eran las once y diecisiete minutos bebió un poco más rápido y se levantó de la silla que se encontraba en su escondite, soltó una sonrisa, como preparándose, y saltó.

-¡Ciaossu!-.

Sonrió al notar que Hibari ya tenía preparadas sus tonfas, ciertamente ese chico era intrigante. Hibari bajo las tonfas y miro a Reborn.

-Ah, es el bebe-.

-Hola, Hibari. He escuchado que tienes intrusos-.

Hibari alzó ligeramente las tonfas.

-No he escuchado nada de eso, bebe-.

-Pues yo los vi hace poco...-.

-¿Dónde?-.

-No lo recuerdo-.

-Voy a morder a esos invasores-.

Hibari dio media vuelta y continúo con su camino, estaba dispuesto a encontrar a los invasores y morderlos hasta la muerte.

-¡Hey! Hibari-.

Hibari se detuvo y volteo la cabeza y le mostro su perfil a Reborn.

-También, escuche que el invasor ha decidido hacer a Tsuna parte de sus objetos-.

Hibari se volteó totalmente hasta quedar de frente con Reborn.

-Ya sabes, como Chrome Dokuro-.

-Rokudo Mukuro -.

Sin nada más, Hibari dio media vuelta, iba a encontrar a ese bastardo, ya le debía muchas y esta vez se iba a cobrar todas juntas.

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Tsuna reía tan fuerte que había provocado que una sonrisa se le escapara a Mukuro, Tsuna rogaba e imploraba porque parara, el estómago le dolía y sentía que iba a reventar, pero Mukuro no parecía querer parar. Tsuna se revolvió en el suelo mientras trataba de escapar, Mukuro tuvo que voltearlo y seguir haciendo cosquillas en su estómago, se colocó a horcajadas sobre Tsuna y siguió con las cosquillas, el castaño realmente ya no podía más.

-¡Por favor para ya! ¡Ya no puedo!-.

-Pero... pareces disfrutarlo, Tsunayoshi-kun-.

-¡No lo... jajajaja!-.

-Ves, pareces realmente feliz-.

Mukuro sonrió aún más cuando sintió que un aura hostil se acercaba, se acercó más al rostro de Tsuna y metió sus manos debajo del saco y acaricio lentamente al castaño sobre la camisa, Tsuna bajo el sonido de su risa porque eso ya no le daba risa, sentía un extraño escalofrió en la columna, eso no era divertido.

-Mukuro...-.

Pronunció Tsuna, pero paro cuando escucho la puerta abrirse de forma repentina con más fuerza de la necesaria. Agrando los ojos, cuando al voltear, se encontró con un aura hostil y furiosa, y una mirada dirigida a él y Mukuro como si quisiera matarlos. Probablemente eso era lo que quería. Tsuna jadeaba en busca de aire y las manos de Mukuro se escondían bajo su saco, aunque realmente aparentaban estar bajo su camisa, Mukuro había interpretado esa posición de la forma más sucia posible, y sintiéndose un tanto identificado con el chico ave, supo que él estaba pensando lo mismo. Hasta ese momento Tsuna recordó que quería que Mukuro se fuera pronto, pero ya era demasiado tarde.

-¡Hib...!-.

Mukuro lo silencio con un dedo y le sonrió mientras se sentaba sobre su pelvis, Tsuna sabía que debía de hacer ver que todo era un mal entendido, ¿entonces por qué no hablaba?

-Kyouya-kun, hace tanto tiempo que no nos veíamos-.

-Voy a morderte hasta la muerte-.

Mukuro sonrió de nuevo mientras su boca se abría levemente, Tsuna tuvo que salir de debajo de él para mirarlo a los ojos, sabía que Mukuro diría algo de esa mordida así que intervino antes que dijera algo que lo delatara con Hibari.

-¡Mukuro!-.

Hibari miro a Tsuna, afilo los ojos y acercándose precipitadamente al castaño lo tomó de la manga del saco, lo jalo hacía él y lo coloco detrás, Tsuna no pudo decir nada, porque Hibari lo había mirado tan profundamente que había logrado hechizarlo con sus ojos metálicos, ese poder que Hibari tenía en él comenzaba a desagradarle un poco.

-Pareces molesto, Kyouya-kun-.

-Como presidente del Comité de Disciplina no voy a permitir que molestes a los estudiantes durante los horarios escolares, prepárate-.

Hibari preparo sus tonfas y sus ojos se oscurecieron provocando que el hechizo que había atrapado a Tsuna se rompiera.

-Kufufufu... He estado listo desde el principio-.

El tridente apareció como si hubiera sido invocado por magia y con el arma Mukuro apunto directamente al rostro de Hibari.

Tsuna no sabía qué hacer, no quería ver pelear a Hibari y Mukuro, realmente no quería, pero cuando Hibari alisto las tonfas supo que ya no los podría parar. Casi estaba seguro que si no los detenía ahora esos dos no lo harían hasta que uno de los dos cayera muerto.

-¡Hibari-san por favor no lo hagas!-.

Pero cuando se escuchó el primer golpe de metales supo que Hibari ya no lo escucharía. Solo le quedaba Mukuro para detener la pelea.

-¡Mukuro, por favor!-.

Mukuro lo miro por escasos dos segundos, pero regreso la mirada a Hibari para detener su golpe, Tsuna apretó los puños, todo era su culpa. Hibari se veía molesto pero Mukuro parecía divertido de la situación. Ya presentía que nada bueno pasaría.

-¿No piensas hacer nada, Tsuna?-.

-¡Reborn!-.

-Eres un perdedor, Tsuna. Si ni siquiera puedes detener a tus propios guardianes... realmente eres un Dame-Tsuna-.

-¡Pero no me escuchan!-.

-¿Y? No eres el jefe precisamente porque te escuchen, debes de saber dominar... incluso a tu propia familia-.

Tsuna volteo el rostro, el no quería ser un líder y no quería dominar a su familia, pero debía de pararlos tan pronto como pudiera, saco de su bolsillo las píldoras y se las tomó rápidamente, miro a los dos y sus llamas se encendieron un poco más.

-Reborn... Sigo sin querer ser el jefe de esta familia-.

Reborn sonrio.

-Ya que pareces tener determinación, cuéntame que pasa con Hibari-.

-Nada importante, Hibari me odia y eso es todo-.

-Aunque estés en modo híper seguirás negándote... como sea, detén a tus guardianes-.

Tsuna asintió, su propulso con la llama de los guantes y llego junto con los dos chicos, se coloco en medio y los miro a los dos.

-Es suficiente, si quieren pelear con alguien, ese alguien seré yo-.

Mukuro soltó una risita, justo como la batalla anterior, de nuevo Tsunayoshi los detenía. Pero prefirió no decir nada y desapareció como si desde un principio hubiera sido una ilusión. En cambio, Hibari soltó un "woo" y acomodo las tonfas, hacia mucho tiempo que quería golpear a ese herbívoro y extrañamente ahora lo deseaba aún más.

-Prepárate, herbívoro-.

Reborn saltó al hombro de Tsuna y miro a Hibari como quien protege a un objeto, Hibari miro a Reborn.

-Es suficiente. No querrás causar desorden en Namimori, oh si, ¿Hibari?-.

Hibari sonrió de lado, eso le había fastidiado. Bajo las tonfas y miro a Tsuna.

-Espera a la próxima oportunidad, Tsunayoshi-.

-Hibari, ¿iras a Italia?-.

Hibari se detuvo por un momento, volteo y miro a Reborn.

-¿Quién sabe?-.

Sin más se fue. Tsuna desactivo su modo hiper y lentamente se deslizo al suelo.

-Reborn-.

Reborn se bajó del hombro de Tsuna y quiso decirle unas cuantas verdades, pero extrañamente Tsuna le pareció raro.

-No dejes que Hibari-san vuelva a estar tan cerca... No puedo-.

-Hibari irá a Italia-.

-Pero Hibari-san dijo que...-.

-Hibari irá a Italia, estoy seguro-.

-¿Por qué estás tan seguro?-.

-¿Quién sabe?-.

Reborn sonrió de lado y se encamino al interior del edificio. Tsuna se sentó, si ese día se hubiera quedado dormido más tiempo en el parque, si no le tuviera tanto miedo a Hibari, probablemente si hubiera hecho algo no se hubiera acostado con Hibari, pero había sido extremadamente idiota y se había dejado dominar.

Había sido tan idiota.

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No, negó internamente, no estaba enojado, simplemente ese era su carácter, no tenía que ver con la visita de Mukuro Rokudo y con el hecho de haberlo encontrado sobre Tsunayoshi.

Nada tenía que ver con lo otro.

Extendió la mano y Hibird se colocó en su dedo.

-Hibari, Hibari-.

Canturreo el ave un rato y luego se encogió y acurruco, pero enseguida voló y se apoyó en su cabeza, en ese sitio se quedó dormido, Hibari cerró los ojos. Extraños flashazos de recuerdos comenzaron a invadirlo.

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-Hi-Hibari-san...-.

Tsuna se dobló cuando Hibari mordió su cuello y soltó un jadeo. Hibari mordió una vez más su cuello y desde ese sitio miro el rostro de Tsunayoshi, apretaba los ojos y sus mejillas estaban sonrojadas, era lindo, definitivamente lo era.

-Hibari-san... ¡Nh! ¡Ah!-.

-Pareces disfrutarlo, Tsunayoshi-.

-¡Hibari-san!-.

Hibari le quito el saco y tuvo cuidado de no lastimarlo al quitarle la corbata se relamió los labios y sentado sobre Tsuna se agacho y con los dientes comenzó a desabrocharle la camisa, sus manos se encargaron de desabrochar su cinturón y luego el botón de sus pantalones, ciertamente Tsuna era pequeño y de una estrecha figura, como el de una chica, pero a la vez no tenía comparación, Tsuna era suave y firme a la vez, tenía un aroma dulce y fresco al mismo tiempo, le gustaba.

Y pese a que estaba borracho, era consciente de eso.

-Hibari-san, ¡estas borracho! ¡No!-.

-Tsunayoshi, eres lindo-.

Tsuna abrió los ojos sorprendido, llevaba un buen rato pidiéndole que se detuviera, que no era consciente de lo que hacía, pero eso lo había dejado impactado y cerrando los ojos había soltado un nuevo jadeo al sentir la mano de Hibari dentro de su ropa interior, tocándolo.

-¡Hibari-san!-.

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Hibari se sentó y Hibird voló alrededor y se poso sobre el tubo que sostenía una pesada cortina verde, Hibari cubrió su boca con una mano, sus mejillas estaban ligeramente rosadas.

-Yo...-.

-Hibari, Hibari-.

No lo quería creer, pero al parecer le había dicho que era lindo y luego... Tsunayoshi lo había tratado de detener, pero el se había negado a parar. Parte, gran parte de la culpa era sólo suya, Tsunayoshi realmente había sido el único que había querido parar todo.

-No puede ser-.

-Hibari, Hibari-.

-¿Qué es lo que no puede ser, Kyouya?-.

Hibari alisto sus tonfas y sonrió de lado.

-Woo... Caballo-.

-Kyouya-.

Justo cuando necesitaba "descargar" tención, Hibari no pudo ver su visita más oportuna, era la primera vez que le alegraba tener a Dino frente a él.

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Tsuna se estiro cuando acabo los deberes, se levanto de la mesita y salió de su cuarto para darse una ducha. Entro al baño y comenzó a quitarse la ropa, se detuvo al segundo botón, la marca roja en sus labios persistía, era ya menos notable, pero aún podía verlo.

-Hibari-san...-.

Negó efusivamente y se golpeo las mejillas.

-No, Kyoko-chan debe de ser, sólo Kyoko-chan-.

-"Tsunayoshi"-.

Cuando sintió escuchar la voz de Hibari negó, no, el también era totalmente hetero, siempre lo había sido. Amaba a Kyoko desde que tenía memoria, ella era linda y amigable y siempre le sonreía y además Kyoko le decía que se esforzara y se preocupaba por el, sólo Kyoko.

-"Tu entrenamiento ha acabado, Tsunayoshi"-. Y Hibari había sonreído de lado y se había marchado.

Tsuna frunció el ceño.

¡Eso no era nada en comparación de Kyoko!

-"Tsunayoshi preocúpate por ti, más te vale volver vivo"-.

¡Hibari era agresivo y cruel!

-"Concéntrate en lo que haces, Tsunayoshi"-.

No importaba, no importaba nada de eso, Hibari era...

-"¿De quien estas hablando?"-. Hibari le miro desde arriba para que supiera que él estaba ahí y que no había faltado a su palabra, Hibari había regresado al futuro con todos.

¡Hibari era...!

-"Tsunayoshi, eres lindo..."-.

Eso...

Lo había hechizado al igual que su mirada.

-Kyoko-chan...-.

Se imagino a Kyoko, su sonrisa y a ella diciendo su nombre de esa manera dulce.

-Creo que yo...-.

La sonrisa y la imagen de Kyoko se disolvieron como si fuera agua y el rostro serio de Hibari apareció en su mente.

-Creo que yo...-.

Recordó su reflejo en sus ojos azul metálico y una sonrisa mítica y hechizante, mientras pronunciaba su nombre.

-"Tsunayoshi"-.

-Me he enamorado de otra persona... Lo siento-.

Se deslizo en la pared y se cubrió el rostro con ambas manos, estaba tan avergonzado, no quería creerlo y ciertamente aún se negaba a aceptarlo... Pero cuando lo veía o cuando se imaginaba su rostro no podía evitar que su corazón latiera y que el nerviosismo lo invadiera, Hibari le gustaba... Y Kyoko había quedado en un segundo plano, porque no podía evitarlo, se había enamorado de Hibari, del agresivo, cruel, peleonero, elitista e inalcanzable Hibari.

Estaba destinado a la fatalidad.

Reborn, al otro lado de la puerta, se puso serió y la sombra de su sombrero oculto su mirada sería, no se lo esperaba, pero eso no significaba que nunca hubiera imaginado esa posibilidad.

Solo debía de afirmar su sospecha, aunque todo indicaba que no estaba equivocado. Tsuna se traía algo con Hibari y ese algo era justo lo que temía.

Notas finales:

 

Bueno, bueno, por fin Tsuna acepta que le gusta Hibari. Ahora sólo le queda hacer que Hibari se enamore de él...

Aunque no será pronto.

Espero que hayan disfrutado el capitulo.

Shao~ shao~

 


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