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Dietro il Cielo por yunmoon

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Notas del capitulo:

Este capitulo me gusta -creo que todos me gustan, pero este más- tiene muchas revelaciones y también un poco más sobre Tsuna y Hibari.

 

DIETRO IL CIELO

By: Yunmoon

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Capitolo 5

In Italia

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Dino jadeo cansado y se sentó en su nuevo asiento, al menos temporal.

-He ganado, Kyouya-. Dino sonrió mientras se acomodaba en la espalda de Hibari, había sido la única forma de detenerlo, sometiéndolo.

-Quítate, caballo-.

Dino sonrió, ciertamente había sido difícil, pero Kyouya aún no era lo suficientemente fuerte para ganarle, y aunque lo fuera su impulsividad le daba una gran desventaja, Dino había estado a punto de perder, pero Hibari lo había arruinado tratando de golpearlo y se había dejado el mismo al descubierto. Había decidido amarrar a Hibari con su látigo y se había sentado finalmente sobre él. Esa había sido la única forma de calmar a Hibari, o mantenerlo quieto.

-Uh... Dino-san, yo creo que lo mejor será que se quite de Kyouya-kun-.

Romario observo el aura hostil y oscura de Hibari, se veía realmente molesto.

-Nah, está bien Romario. Reborn me dijo que iras a Italia, Kyouya-.

-Voy a morderte hasta la muerte cuando salga de esto, caballo-.

Dino sabía que lo haría, pero también sabía lo importante que era esa reunión para Tsuna, no tenía tiempo de jugar.

-Esa reunión es importante para Tsuna. Le presentaran a los líderes y más altos rangos de Vongola, sin contar que los representantes de las alianzas estarán ahí también. Cualquier cosa puede suceder, después de todo ese tipo de reuniones son extrañas, muchos enemigos de Vongola trataran de aprovechar la oportunidad y eliminar a Tsuna. Te necesitan en Italia, Tsuna te necesita-.

-Es no es de mi incumbencia-.

Dino suspiro, ¿por qué ese niño era tan testarudo?

-Kyouya, Tsuna estará en peligro todo el tiempo, los necesita a todos... Además de eso, no sé si sabrás, probablemente no, pero Tsuna tendrá su ceremonia de sucesión en ese viaje, es algo que creo que Reborn aún no le ha dicho a Tsuna-.

Hibari no dijo nada, solo se revolvió un poco tratando de liberarse de Dino o al menos de quitárselo de encima.

-Tsuna ha hecho mucho por su familia... realmente me impresiona mucho-.

-Es un herbívoro-.

-Eso es cierto, por eso te necesita-.

-Es solo...-.

-Una persona muy importante para todos, eso te incluye, Kyouya-.

-No-.

Dino rodo los ojos, ese pensamiento cerrado e irracional era realmente desesperante. Tenía que pensar alguna forma de persuadir a Hibari de una forma correcta y que el guardián de la nube fuera sin resistencia. Se le ocurrió una idea.

-Si vas a Italia podrás pelear con enemigos fuertes, como Rokudo Mukuro...-.

Hibari se vio desinteresado y Dino saco su última carta.

-Incluso como Reborn-.

Dino sonrió de lado cuando los ojos de Hibari se encendieron con la flama de la batalla, lo había logrado.

-Wao...-.

-Bien, te voy a dejar ir-.

Dino deseo no haberlo liberado tan pronto, si Hibari no lo había mordido hasta la muerte en ese momento, si que lo había dejado inconsciente y sin intenciones de someter a Hibari de nuevo. Esa noche Dino no pudo dormir por el dolor de todo su cuerpo.

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Tsuna miro detenidamente a Reborn, serió y casi impasible se encontraba, pero realmente por dentro estaba casi en un colapso mental.

-Nunca me hablaste de eso, Reborn-.

-No pensaba decírtelo tan pronto, Tsuna-.

-¿Entonces por qué ahora?-.

-Te lo estoy diciendo para prepararte para esa reunión y no estés sorprendido por nada, es importante que te enteres de eso por mi y ahora-.

-¿Alguien más lo sabe?-.

-Por el momento nadie, más que tú, el noveno y yo-.

-Quien lo sabrá entonces-.

-Todos lo sabrán pronto, pero aún no es momento, yo me encargo de decirle a todos, pero de tus guardianes te encargaras solo tú-.

Tsuna miro de nuevo a Reborn, algo no le gustaba, de hecho, nada le gustaba. Realmente no quería, pero lo que decía Reborn era cierto. Tenía que hacerlo.

-Tsuna, ¿qué piensas hacer?-.

-Acepte frente al noveno hacerme líder de Vongola... Y se lo jure a Primo... No voy a retractarme, pero es muy pronto... no se si este bien quedarme en Italia ahora-.

Reborn sonrió de lado y se subió al hombro de Tsuna, decir que estaba orgulloso era muy pronto, pero si que lo estaba, esa vez Tsuna no había dicho que no podía o simplemente no, el castaño maduraba y eso llenaba de orgullo a Reborn. Tsuna soltó un suspiro.

-¿Qué pasara con mi madre?-.

-Mamá será cuidada por Lal Mirch y Fuuta, y tengo entendido que pronto regresara a Japón tu padre... La vaca idiota e I-pin también estarán aquí-.

-¿Y Kyoko-chan y Haru?-.

-Ryohei cuidara de su hermana sin que se lo pidas, y le encargaremos especialmente a Yamamoto el cuidado de Haru-.

Tsuna dudo y por ello Reborn le golpeo.

-¡Reborn!-.

-Dame-Tsuna, debes de confiar en tus guardines-.

-¡Confió en ellos! Pero eso no evita que me preocupe-.

-Hibari permanecerá en Namimori, ya debes de saber que él cuidara todo en Namimori, aunque él mismo no se de cuenta de que protege a los guardianes, él lo hará-.

Tsuna coloco los brazos sobre la barda de concreto y miro el cielo.

-Sí, Hibari-san es fuerte-.

-No sólo eso. Hibari hará todo por ti, después de todo él es la nube de tu cielo y tú eres su cielo, a lo único que va a aferrarse será a ti-.

Tsuna soltó una risita baja y débil.

-Hibari-san me odia...-.

-Aún no me has dicho el porque-.

Tsuna enterró el rostro entre sus brazos y con una voz ahogada hablo.

-Hibari-san y yo nos acostamos-.

Reborn no dijo nada, esperaba que el propio Tsuna comenzara a explicarle las cosas, esa simple respuesta sólo le provocaba querer saber todo.

-Hibari-san estaba... borracho. Pasaron cosas y al final llegamos a eso. No fui capaz de detener a Hibari-san. Entonces él me odia, porque le da asco saber que se acostó conmigo, con un hombre... Reborn... Creo que me enamore de Hibari-san... odio esto-.

Tsuna saco la cabeza de entre sus brazos y miro a Reborn con algo similar a la vergüenza.

-Ahora debes de pensar que soy un asco...-.

Reborn, sonrió de lado y miro a Tsuna, no, realmente no sentía nada de eso, con el tiempo Reborn había aprendido muchas cosas de la vida, Tsuna no le sorprendía, de hecho era algo que ya se esperaba. En el mundo existían chicos que atraían chicas, los perdedores y chicos como Tsuna, que raramente podían atraer mujeres, pero que proyectaban un aura que pedía protección, un aura similar a la de una mujer. Esa aura era la causante de esa reunión, ningún Vongola de alto nivel había creído que ese chico había recibido la bendición de Primo, no con esa aura que solo hacía ver a Tsuna débil.

-Nadie va a juzgarte y en caso que lo hicieran no tienen derecho. Tu serás el líder Vongola Decimo y si algo no te parece simplemente lo dices. Y si los que te juzgan son tus aliados, entonces compréndelo, ellos no son nada tuyo, no tienen si quiera el derecho de decir que son allegados tuyos, porque no lo serán-.

-Reborn...-.

-De cualquier forma, ve a clases Tsuna-.

-Lo sé, lo sé-.

Tsuna se estiro y camino a la salida. Reborn camino a paso más lento y se detuvo cuando vio a Hibird volar sobre el área, sonrió de lado y miro hacia la parte superior de la azotea. Continúo su camino y cerró la puerta al salir. Hibird bajo lentamente, y se coloco sobre el cabello negro de Hibari.

Él no había sido el culpable, todo había sido culpa de Tsunayoshi y él bebe, Hibari no había tenido la culpa de escuchar todo lo que esos dos habían discutido. Se sentó y Hibird voló de nuevo y se coloco en su rodilla, lo miro y luego se acurruco un poco.

-Hibari-.

Hibari miro al ave, cerró los ojos y los abrió de nuevo. No tenía tiempo que perder, después de todo debía de saberlo desde un principio, Tsunayoshi pertenecía a esa familia italiana, y sabía que tarde o temprano se iría, ¿entonces por qué sentía que estaba apunto de perder algo que le pertenecía? Se estiro despertando sus músculos y bajo del nivel superior, tenía que comenzar con sus rondas.

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Gokudera no podía comprender que hacía en ese sito con ese idiota del beisbol, se sentó en una roca y observo a Yamamoto entrenar con la espada, ciertamente nunca lo veía interesado en entrenar, pero al verlo en ese momento se imagino que Yamamoto entrenaba muy seguido, era lo mínimo que debía de hacer para proteger al Decimo.

-¿¡Por qué me trajiste aquí!?-.

-Jajaja... Gokudera, físicamente tienes una condición lamentable, así que voy a ayudarte con tu entrenamiento-.

-¡Nadie pidió tu ayuda!-.

-No te enojes Gokudera, solo quiero ayudar-.

-Ayuda a la mierda, imbécil-.

Repentinamente Yamamoto se puso un poco serió, guardo el arma en su estuche y se recargo en el árbol que estaba junto a Gokudera. Tsuna había estado realmente extraño y quería hablar de eso con Gokudera, la persona que afirmaba conocer a Tsuna más que nadie.

-Tsuna parece afligido por algo...-.

-Lo sé. ¿Crees que alguien lo haya herido?-.

-Siento que es así-.

Gokudera se levantó de la roca y se acercó a Yamamto y le tomo del cuello de la playera.

-¿¡Lo sabías y no has hecho nada por el Decimo!?-.

-Cálmate Gokudera. Es algo que intuí, puede que este en un error-.

Gokudera lo soltó lentamente.

-Según tu patética intuición, ¿quién hirió al Decimo?-.

-Hibari-.

Gokudera fijo su vista en Yamamto y luego dio media vuelta mientras sacaba un cigarro y unas bombas.

-Yo lo mato-.

Yamamoto lo tomo de los brazos, no iba a dejarlo hacer una estupidez como ir a enfrentar a Hibari. ¿A caso no le quedaba claro que el guardián de la nube era él más gruñón y peligroso de todos?

-Espera, es pura intuición. Además compréndelo Gokudera, hablamos de Hibari, no es el tipo de sujeto que puedas meterle dinamita por la boca, podría morderte hasta la muerte-.

Yamamoto sonrió ante lo último, esa frase tan característica del guardián de la nube le causaba gracia.

-¡No me importa quién sea! Mientras se trate de alguien que lastime al Decimo no me importa quien sea, yo lo detendré y protegeré al Decimo-.

-Tanto te gusta Tsuna-.

-¡Por supuesto!-.

Yamamoto bajo la mirada y soltó totalmente a Gokudera. El peliplata volteo y miro a Yamamoto con determinación.

-El Decimo es realmente noble. Se preocupa por todos nosotros y además nos protege, es tan fuerte. Y aunque las cosas se vean imposibles el Decimo siempre hará algo para hacer que ese imposible se vuelva en algo posible. Yo realmente considero al Decimo como la persona más importante del mundo para mí-.

Yamamoto sonrió de lado.

-Admiración, ¿eso es lo que sientes por Tsuna?-.

-¿A qué viene este interrogatorio? Por supuesto que yo admiro al Decimo, es la persona más fuerte que he conocido, y no lo digo solo por su fuerza-.

-Hahaha... Es verdad, Tsuna tiene un gran corazón-.

-Bien. Entonces... ¿Hibari?-.

Yamamoto soltó un suspiro y se recargo de nuevo en el árbol.

-Si me lo preguntas... no estoy del todo seguro. Pero he notado que algo extraño está pasando, Tsuna ha estado raro con Hibari. Mukuro vino a Namimori pese a que sabía que Hibari está aquí y se metió en problemas solo para ver a Tsuna y además de eso, Hibari se altera muy rápido, digo, Hibari se enoja y le da por golpear gente pero nunca se altera, sin duda algo pasa-.

Gokudera miro a Yamamoto, viéndolo de eso forma, probablemente sí que ocurría algo extraño. Como fuera, Gokudera dio media vuelta y se fue, tenía que prepararse para el viaje de mañana, iba a volver a Italia y sabía que los ataques hacia Tsuna era algo que no iba a faltar.

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Tsuna trago saliva mientras sentía los cabellos de Mukuro en su oreja izquierda y la respiración de Chrome en su cuello. Esos dos se habían pasado. El avión aterrizó en Italia a las tres cuarenta. Un aura de tención se sentía en el aire y hasta podía respirarse, Chrome fue la primera en abrir los ojos, le dio un beso en la mejilla y se levantó de su asiento se acercó al otro y coloco su mano en el hombro de Mukuro.

-Mukuro-sama, hemos llegado-.

Mukuro se despertó al momento, abrió los ojos lento y se levantó.

-Buen día, Tsunayoshi-kun-.

Tsuna asintió mientras se estiraba un poco, sentía el cuerpo entumecido y adolorido.

-Pareces nervioso, Tsunayoshi-kun-.

Tsuna lo miro y sonrió de lado, claro que estaba nervioso, pero no sólo eso, también estaba molesto. Mukuro no se había separado de él y hasta había tenido el descaro de tomarlo como almohada y Chrome, que siempre seguía a Mukuro, se sentó en el otro asiento y se durmió del otro lado. Gokudera se la había pasado peleando con Lambo y armando escándalo y peleas inútiles, Reborn y Yamamoto habían decidido no hacer escándalo y se habían dormido en todo el vuelo, por supuesto, Reborn con Bianchi, de Royohei ya no quiso saber, sólo sabía que todo estaba extremadamente ruidoso.

Y la sorpresita de Reborn, Kyoko, I-pin y Haru viajaban enfrente hablando de que lugares visitarían y donde comprarían cosas para Nana y Bianchi, y Hibari junto con el pequeño Hibird sólo se había aparecido en el aeropuerto y Reborn le había dicho que habían preparado un viaje privado para él, Hibari sólo había visto a Reborn y a Tsuna y se había ido. No podía ser mejor. Ya no quería seguir preocupándose así que se había dormido y Mukuro había aprovechado para utilizarlo de cama.

-Estoy bien, Mukuro-.

-Eso es bueno, vamos-.

-Mukuro-sama, ¿está bien que no le hayamos dicho a Ken y Chukusa que veníamos?-.

-No te preocupes Nagi-.

-Entiendo-.

Tsuna se levantó de su lugar y sintió como era detenido del hombro, Chrome salió del avión y Tsuna volteo a mirar a Mukuro.

-¿Cómo ha ido todo?-.

Tsuna se sintió nervioso y desvió la mirada.

-Todo ha ido bien... no ha pasado nada...-. Mukuro le lanzó una mirada y Tsuna desvió aún más la vista. -... Nada de nada-.

-Ya veo-.

-¿Y tú?-.

-Creo que está demás preguntarme algo así a mí-.

-Pero...-.

-De verdad, déjalo-.

-Bien. Con que estés aquí me haces sentir que todo está bien-.

Mukuro no pudo decir más, Tsunayoshi era idiota y estúpido y de cierta forma eso le hizo sonreír. Ambos salieron del avión y se dio cuenta que todos le esperaban a ellos dos, coloco la mano alrededor de los hombros de Tsuna y sonrió mientras se pegaba un poco a él.

-¿Qué haces?-.

-Nada, solo me parece que esta es una buena forma de comenzar-.

Tsuna alzo una ceja sin comprender, como fuera. Mukuro sonrió al ver a Kyouya, era tan predecible que Hibari actuaría desinteresado cuando realmente por dentro se estaba consumiendo en celos. Lo pudo ver fruncir ligeramente el entrecejo y dar media vuelta caminando hacía la gran estructura que se veía a lo lejos. Un auto se estaciono frente a Hibari y este se detuvo. Tsuna sonrió mientras se soltaba del brazo de Mukuro y comenzó a acercarse al auto.

-Tsunayoshi-kun-.

-Abuel... Noveno-.

El Noveno sonrió y se acercó a Tsuna y le acarició el cabello, Tsuna sonrió mientras se dejaba mimar por el viejo, Reborn saltó al hombro de Tsuna.

-Reborn, ¿Cómo les ha ido en su viaje?-.

-Todo ha salido perfecto-.

-Me alegro, entren, traje dos autos especialmente para los guardianes de la niebla y de la nube-.

-Gracias, Noveno-.

Mukuro retrocedió un paso cuando el viejo hombre le miro, Timoteo sonrió de lado y se acercó y miro a ambos chicos de la nielbla, Mukuro y Chrome, la chica estaba ligeramente asustada.

-Gracias por haber cuidado de Tsunayoshi-kun todo este tiempo, Mukuro-kun, Chrome-chan-.

Ella asintió un poco sonrojada, Mukuro no dijo nada, sólo se fue al primer auto que vio lejos se subió y esperando a Chrome miraba a Tsuna, con una mirada de "me las pagaras", cuando Chrome se subió Mukuro cerró la puerta, Timoteo sonrió.

-Va a ser complicado hacer que los nuestros confíen en él-.

Tsuna, que miraba el camino por el cual había partido el auto donde Mukuro se había subido volteo a mirar al Noveno y sonrió.

-Lo sé-.

El Noveno miro atentamente a Hibari, Hibari sin inmutarse le regreso la mirada, pero entonces notó algo que le obligó a desviar la mirada, el Noveno sonrió y guío a las chicas junto con Lambo e I-pin dentro de un auto, este se fue cuando el Noveno cerró la puerta. Reborn se acercó a Hibari mientras el Noveno guiaba a Tsuna y los otros tres guardianes a otro auto y se subía junto con ellos y se marchaban. Una vez solos Reborn hablo con Hibari.

-Lo sentiste, ¿cierto?-.

-Ese viejo...-.

Reborn sonrió, se encamino al auto junto con Hibari y ambos subieron, la puerta se cerró y Reborn miro a Hibari.

-El Noveno cuenta con esa súper intuición que Tsuna también tiene, pero la súper intuición del Noveno es mucho mejor... ha visto un poco de ti, ¿por eso desviaste la mirada?-.

-Ese hombre es un carnívoro, aunque este disfrazado de borrego-.

-No será más bien que te estas ablandando, Hibari-.

-No-.

-Hmmm...-. Reborn sonrió. -Serías un buen maestro para Tsuna, él podría aprender a ser un carnívoro-.

-Tsunayoshi es un herbívoro-.

-Sí, pero no es tan blando como crees... un tiempo en Italia lo volverá todo un carnívoro, ¿no crees?-.

Hibari desvió la vista a la ventana, eso lo sabía. Hibird, que había estado en su hombro todo el tiempo abrió los ojos y se acurruco mejor junto a Hibari, proporcionándole calor.

-¿Quién sabe?-.

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Tsuna se colocó la camisa negra que uno de los empleados le había dado. Se acomodó la camisa dentro de los pantalones blancos que ya llevaba y se ajustó el cinturón. No sabía cómo decirles a sus guardianes la verdad, era complicado para él decírselos. Se sentó en la cama y sintió que alguien abría la puerta, Reborn entro y se encamino a la cama y saltó a ella.

-¿Listo?-.

-Aún no termino de cambiarme-.

-Llamare a Gokudera para que te acomode la corbata-.

-Yo puedo hacerlo-.

-Hay algo que no te dije Tsuna-.

Tsuna se acomodó la corbata, se puso serió.

-¿Algo más? ¿Soy un vampiro, un hombre lobo? ¿Qué?-.

-El Noveno me pidió que te lo dijera... La ceremonia de sucesión será mañana-.

-¿¡QUÉ!?-.

-Lo que has escuchado-.

Tsuna se levantó precipitadamente, ¿cómo podía ser así de simple? Miro a Reborn con enojo, mucho más de lo común.

-¿Por qué no lo dijiste antes? Esto es serió, ¡yo aún no quería esto! ¡Es muy pronto para mí! ¡Piensa un poco en mí Reborn!-.

-Estas sobre actuando. Estar en Italia como un miembro de Vongola... ¿Creíste que sería así de simple? Piénsalo Tsuna, no te iban a tener aquí solo por eso...-.

-Pero...-.

-Eso es lo que pidieron ellos, es la única forma. Timoteo trato de que los líderes fueran menos exigentes, pero ellos no confían en alguien tan joven, no creen que puedas ser buen líder, ni siquiera creen que seas un Vongola... Si no hubiera estado contigo todo este tiempo yo tampoco creería en ti-.

-Pero eso es mucho para mí...-.

-Creo que serás un buen líder-.

Tsuna miro a Reborn sorprendido, el Arcobaleno nunca le había dicho eso.

-Ya pasaste por muchas pruebas, y todo lo has hecho mejor de lo que pensaba. Pruebas seguirán para que tú te conviertas en un mejor líder, pero ahora esta es tu prueba... Vas a aceptar o no-.

Tsuna trago saliva.

-Antes de que contestes, debo decirte algo. Si tú te niegas Mukuro ya no será considerado un miembro importante de Vongola, volverá a Vendice-.

Tsuna miro el suelo, no podía aceptar eso, había sacado a Mukuro de Vendice porque no quería verlo sufrir, Mukuro era alguien importante en su familia, era su amigo.

Tsuna cerró los ojos... No podía decir que no, no cuando Mukuro era parte de ese trato.

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Gokudera estaba furioso, ¿por qué esos dos problemáticos y buenos para nada guardianes estaban sentados a los lados de Tsuna? Como mano derecha debía de estar a su derecha, ese era su derecho. Pero Reborn había dicho: "Si no se hace de este modo ellos podrían causarle problemas a Tsuna". Gokudera no quería causarle problemas a Tsuna.

Gokudera había escuchado que todos los Vongola dudaban que Tsuna realmente tuviera la llama del cielo, así que Reborn le había dicho que permaneciera en modo híper. La llama del Decimo había dejado impresionados a la mayoría y había escuchado a unos decir que realmente era parecida a la llama del primer jefe Vongola. Gokudera estaba totalmente emocionado de ver a Tsuna tan increíblemente genial por estar en modo híper.

Debía decir que la forma de sentarlos no estaba del todo mal, Reborn se había sentado al lado izquierdo de Hibari, presentía que Hibari podía ponerse molesto en algún momento y Reborn se consideraba el único apropiado para mantenerlo calmado, y eso era de cierta forma cierto, y Yamamoto había sido sentado al lado de Chrome la que estaba alado derecho de Mukuro, la razón era sencilla, Yamamoto estaba entre Chrome y Lambo, con Yamamoto ahí podían mantener en calma al hiperactivo Lambo y a Mukuro, o al menos eso se pensaba. Por su parte a Gokudera le había tocado sentarse al lado de Reborn y a su lado estaba Ryohei, realmente le estaba costando no ponerse a discutir con él.

Gokudera se puso derecho cuando por la puerta comenzaron a entrar los restantes miembros Vongola y los líderes de la alianza.

Tsuna pudo distinguir entre los presentas a Dino, pero trato de no mirar a nadie en especifico, ya que entendía el hecho que le obligaran a estar en el modo híper. Reborn se paró en la mesa y miro a todos son su característica sonrisa.

-Buenos días, caballeros-.

Todos inclinaron la cabeza en forma de respeto, Tsuna no dijo nada, sabía sobre esa fama que Reborn tenía en el mundo de la mafia.

-Buen día, Arcobaleno Reborn-.

Todos miraron la puerta cuando una segunda llama del cielo hizo presencia, por la puerta el Noveno y su generación de guardianes hizo entrada.

-Lamento la demora-.

Todos se levantaron incluso Tsuna lo hizo, todos excepto Mukuro y Hibari. Los lideres apretaron los dientes y miraron de forma amenazante a Tsuna, porque la mala actitud de los guardianes solo iba a perjudicar a Tsuna. Hibari lo sabía, así que los miro de forma hostil y eso obligo a unos a apartar la mirada del castaño.

-Tranquilos. Hibari-kun y Mukuro-kun están cansados del largo viaje que han tenido, yo les pedí a los guardianes del Decimo que no se levantaran-.

-Usted es muy benévolo, Noveno-. Hablo uno mirando aún a Tsuna.

-Tomemos asiento-.

Los guardianes del Noveno se sentaron alrededor de este y al final el Noveno se sentó, miro a Tsuna a los ojos y sonrió.

-Tsunayoshi-kun, ¿Cómo te sientes en Italia?-.

Todos miraron a Tsuna, los líderes sonrieron al ver esa llama y los guantes sobre la mesa, pudieron ver como los guantes mantenían el número 10 en romano, era asombroso sentir el poder de la llama, un poder puro y limpio tan parecido al del propio Giotto. Era como estar frente al Primer jefe Vongola.

-Se siente como si hubiera estado aquí toda mi vida-.

El Noveno y Reborn sonrieron, Hibari bajo un poco la cabeza y apretó los dientes, Hibird se acurruco cerca de su rostro y le proporciona calor, quería que su amo dejara de sentirse tan molesto.

-Es bueno escuchar eso, Tsunayoshi-kun. Supongo que Reborn ya te lo ha dicho todo, ¿o me equivoco?-.

-En lo absoluto-. Tsuna miro directamente al Noveno a los ojos. -Reborn me ha contado todo-.

-Bien. Todos los lideres, me incluyo, llegamos a la conclusión de que es necesario que comiences a conocer Italia y tu familia, después de todo eres nuestro Decimo jefe Vongola, nosotros también queremos conocerte. Pero quiero aclarar algo, no estamos obligándote a nada-.

Todos voltearon a mirar a un líder cuando este comenzó a hablar.

-Si me disculpa, Noveno, todos nosotros vemos muy necesario esto. Todos los jefes Vongola han pasado por esto, y se han reconocido por la unidad que tienen con su familia y con sus guardianes. Después de todo, algo importante en la mafia es la convivencia con la familia, nuestro Decimo Jefe Vongola no puede ser la excepción-.

Tsuna, que miraba directamente a los ojos al sujeto comenzó a hablar.

-Comprendo sus dudas. Yo mismo acepto que esta en lo correcto, así que esta es mi decisión. Yo, Sawada Tsunayoshi, quien ha aceptado ser el Decimo Jefe Vongola, he decidido quedarme en Italia en tiempo indefinido-.

La conmoción para los guardianes de la Decima generación fue muy fuerte. Todos miraron a Tsuna, exceptuando a Mukuro y Hibari. Yamamoto y Gokudera no podían creer que Tsuna hubiese aceptado eso, no podía ser posible que hubiera aceptado dejar Namimori, a su madre, a Kyoko y Haru y a ellos mismos.

Los guardianes de la novena generación miraron al Noveno. Sabían sobre esa fuerza que poseía Tsunayoshi Sawada, pero él aún era muy joven y entrar tan pronto a la familia era algo un poco irresponsable y sumamente peligroso, después de todo la familia Vongola no solo era la más imponente de Italia, también era una familia que siempre estaba en la mira de otras y sus enemigos eran tantos que hasta debía temerse de la sombra que les seguía todos los días.

Pese a todo eso había alguien dentro de la familia que creía en Tsuna, realmente creía en él y su poder. Dino se levantó de entre los presentes.

-Nos llena de orgullo escuchar eso. La familia Cavallone se sentirá honrada de servirlo, Decimo Vongola-.

Tsuna miro a Dino y una ligera sonrisa se asomo en sus labios.

-Dino...-.

Hibari apretó más y más la mandíbula cuando los diferentes lideres comenzaron a decir "Lo apoyamos Decimo". Todos los lideres tenían sus dudas, porque con solo verlo podían decirlo, el Decimo Vongola era un niño, pero había algo que todos intuían, y era lo mismo que Reborn le había dicho a Hibari.

"Un tiempo en Italia iba a volver a Tsunayoshi en todo un carnívoro".

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Cuando la junta hubo terminado todos los guardianes de la Decima generación se acercaron a Tsuna, incluso Hibari y eso fue porque Reborn le había dicho que iba a pasar algo divertido ahora. Se dirigieron a una sala que había sido preparada para ellos y una vez ahí Tsuna abrió las puertas, dentro se encontraba Kyoko y Haru, junto con ellas estaba Dino, Lal Mirch, Colonnello, Fong, Bianchi, Fuuta, I-pin y Squalo.

-Gracias por venir-.

Sonrió Tsuna aunque por dentro estaba totalmente nervioso, no pensó que Squalo realmente se apareciera.

-¡Será mejor que hables mocoso Vongola!-.

Tsuna asintió. Hibari estuvo tentado a irse, pero realmente quería escuchar lo que el herbívoro fuera a decir, aunque eso era algo que no iba a aceptar. Se alejo de todos y se fue a una orilla solitaria, no quería estar con toda esa manada.

-Antes de realizar el viaje a Italia, Reborn me lo dijo. Nadie de Vongola confiaba en mi como el Decimo. Así que como condición ellos impusieron que yo me quedara en Italia y aceptara mi cargo de forma correcta. Reborn no me lo dijo, pero pude intuir que si yo no aceptaba esto, entonces habría problemas internos en Vongola. Aunque yo aceptara ser Decimo ellos seguirían sin creerme mientras yo no aceptara quedarme aquí. No quería que los esfuerzos de todos, del Noveno, del Primero, se fueran a la basura por mi culpa. Lo pensé mucho, pero siempre concluía en que no era del todo necesario irme de Namimori para ganarme su lealtad, pero al final me di cuenta que estaba equivocado. Desde Namimori solo sabría lo que Reborn, Basil, mi papá e incluso Fuuta me contaran. Es mi responsabilidad como Jefe saberlo todo directamente, además debo conocer a esta familia por mi mismo... es mi deber como Decimo Jefe Vongola-.

Reborn no pudo sentirlo de otra forma, pero a cada palabra se le llenaba el pecho de orgullo, saltó al hombro de Dino.

-Tsuna me dijo sobre su decisión antes de venir a Italia. Así que la decisión de Tsuna está confirmada y no va a retractarse porque le dio su palabra al Noveno-.

La mirada de Reborn fue a todos los presentes pero su vista quedo más tiempo cuando choco con la de Hibari.

-Pero Decimo. ¿Qué pasara con su madre, con los chicos? ¿Qué pasara con nosotros?-.

-Tsuna también ya pensó en eso-.

Reborn dejo de mirar a Hibari y volteo a mirar a Tsuna. El castaño miro a todos.

-Antes que nada, todos volveremos a Japón. Gokudera-kun, Chrome, Mukuro...-.

Los mencionados miraron a Tsuna.

-... Nosotros regresaremos a Italia-.

Gokudera se sorprendió al igual que Chrome.

-Bianchi me dijo que Gokudera-kun tendría un mejor entrenamiento en Italia, así que... Gokudera-kun, sé que es egoísta de mi parte pero... ¿Te molestaría estar conmigo en Italia?-.

-¡Por supuesto que no Decimo! ¡Yo siempre estaré con usted!-.

Tsuna sonrió. Miro a Mukuro y a Chrome.

-Pienso que... lo mejor sería mantener a los guardianes unidos, pero a la vez se que esto nos ayudara a crecer. Así que nos dividí de tal forma que nuestra fuerza se mantuviera en igualdad y estable. Tuve que escoger entre Mukuro y Yamamoto, pero me di cuenta que Yamamoto ya tiene una vida en Namimori, así que... Chrome, Mukuro, ¡por favor quédense a mi lado! Squalo-san dijo que sería buena idea que, como ilusionistas, entrenaran junto con Mammon... claro si ustedes...-.

Chrome miro a Mukuro.

-Mukuro-sama-.

-Entrenar con ese patético ilusionista que tienen sería una perdida de tiempo, pero... Sawada Tsunayoshi, solo por está vez cumpliré tus caprichos, iré-.

Chrome sonrió, porque ella se sentía bien junto con Tsuna, le daba confianza su presencia.

-Jefe... ¡Estaremos con usted!-.

Tsuna sonrió ante el entusiasmo de la chica, esta vez volteo y se acercó a Kyoko y Haru, se hinco frente a ellas y les tomó la mano. Gokudera iba a protestar porque odiaba que su Decimo se hiciera menos ante las demás personas, pero Yamamoto lo detuvo colocando una mano en su hombro y le obligo a poner atención.

-Kyoko-chan, Haru. Por favor, continúen con sus vidas normalmente. Yo... lamento haberlas metido todo este tiempo en tantos problemas, de verdad lo siento. Si pudiera ser posible, yo deseo que continúen con una vida normal, como si ustedes no nunca hubieran sabido nada de esto, por favor, vivan tranquilas, se los pido-.

-Tsuna-san...-.

-Tsuna-kun...-.

Haru se soltó de su agarra y se hinco frente a Tsuna.

-Tsuna-san, lo que nos pides es imposible, entendemos que estés preocupado, pero nosotras queremos seguir contigo, en tu mundo, nosotras sabemos que tú nos cuidaras-.

Kyoko también se soltó y se hinco frente al castaño.

-Creo que es muy noble que nos quieras ver tranquilas y seguras, pero te queremos Tsuna-kun, no nos importa estar en unos cuantos problemas por estar a tu lado... por favor no nos dejes atrás-.

-Chicas-.

-¡Esfuérzate a partir de ahora, Tsuna-kun!-.

-¡Da lo mejor de ti!-.

-Gracias, chicas-.

Tsuna se levantó al igual que las otras dos, Bianchi les tomo de los hombros y les dijo que sería bueno que fueran por té para todos, ellas asintieron y Bianchi se las llevo. Tsuna miro a los restantes guardianes.

-Onii-san, yo creo que no querrás separarte de Kyoko-chan, sé que vas a protegerla, así que confió en ti para mantener segura a Kyoko-chan... Sobre tu entrenamiento, Colonello será tu tutor y Lal Mirch dijo que vigilara debes en cuando tu entrenamiento-.

-Entiendo, Sawada. Confía en mi, me volveré más fuerte y protegeré con mi vida a Kyoko... ¡Esa es una promesa extrema!-.

-Gracias... onii-san-.

Reborn se bajó del hombro de Dino y subió al hombro de Yamamoto.

-Sobre Lambo. El se quedara en casa de mamá. I-pin también ha decidido continuar con mamá. Fong acepto cuidar de ellos y seguir con el entrenamiento de I-pin. Fuuta se encargara de Lambo y Bianchi estará una temporada con nosotros, en Italia, y volverá a Japón para ayudar a Fuuta con el entrenamiento de Lambo-.

-Cuenta conmigo, Tsuna-nii-.

Tsuna sonrió, confiaba en todos, miro a Lambo jugar con la pequeña I-pin, los iba a extrañar tanto, pero la seguridad de Lambo y la pequeña I-pin era esencial para Tsuna, Italia solo le decía que Lambo no tendría una infancia normal, y que I-pin no iba a ser esa chica animada que había visto antes, eso sería totalmente malo para Tsuna.

Pero dejo ese pensamiento y volteo a mirar a Yamamoto y lo único que pudo hacer fue hacer una reverencia.

-Yamamoto, por favor perdóname por decidir todo esto por mi mismo-.

Yamamoto se puso nervioso y negó rápidamente.

-Cálmate Tsuna, está bien... comprendo todo-.

Tsuna se irguió y miro a Yamamoto a los ojos.

-Como dije, no quiero que pierdas esta vida que tienes en Namimori, al menos no de esta forma. Así que pensé que lo mejor para ti era continuar en este lugar, con tu padre-.

Yamamoto sonrió, ciertamente le hubiera molestado un poco dejar a su padre, pero tampoco quería ver partir a Tsuna y Gokudera sin él, pero no iba a decir nada, respetaba mucho las decisiones de Tsuna.

-Lal Mirch y Squalo están muy interesados en tu entrenamiento. Reborn, que piensa que tú puedes ser realmente un buen hitman me dijo que lo mejor era que tu entrenador fuera Lal Mirch, porque Squalo es un miembro activo de Varia y su presencia en Italia es importante para Xanxus-san. Sin embargo Squalo dijo que vendría seguido a Japón para contribuir con tu entrenamiento-.

Lal miro a Yamamoto con arrogancia.

-Espero estés listo, Yamamoto Takeshi-.

-¡VOOOIII! Voy a enseñarte el verdadero arte de la espada... mocoso-.

-Hahaha... eso será divertido-.

Squalo grito un par de cosas más y luego salió de la alcoba. El momento llegó, Tsuna miro a Hibari, fue entonces que notó su fría mirada y su mandíbula apretada, tenía las manos blancas de lo tanto que apretaba los puños, trago saliva un poco y trato de no mirarlo a los ojos.

-Se que amas a Namimori Hibari-san, se que la amas más que a nada, así que no tuve jamás la intención de forzarte a dejar Namimori. También se que te gusta pelear y hacerte más fuerte. Por eso, Dino-san me dijo que seguirá siendo tu tutor... Yo realmente confió en tu fuerza por eso no puedo estar más aliviado  porque tú te quedes en Namimori. De esta forma, nuestra fuerza será equivalente. Por una parte, en Italia, Gokudera-kun, Chrome y Mukuro junto conmigo y Vongola. Por otra parte, en Namimori, Yamamoto, Ryohei, Lambo, Hibari-san y Dino-san y Cavallone... se que lo lograremos, nos haremos más fuertes-.

Reborn se subió al hombro de Tsuna y sonrió.

-Pero esto no va a ser por siempre, los guardianes que se quedaran en Japón tendrán que venir con nosotros a Italia. La fecha límite son seis años. Para ese momento una carta como esta...-.

Reborn saco de quien sabe donde un sobre con el sello Vongola, abrió la carta y en la parte superior brillaba una llama de la ultima voluntad del cielo.

-Una carta así les llegara, con el sello oficial Vongola y la llama de Tsuna. Esa carta indicara que es el momento de que los guardianes se reencuentren. La fecha puede variar, pero no puede pasar de los seis años. Todos deben volverse fuertes en ese tiempo, esta vida no tiene piedad, y todos estarán en constante peligro-.

Hibari sintió que ya había escuchado suficiente. Un ruido sordo llamo la atención de todos, Hibari había golpeado la pared y está se había agrietado por la fuerza que había usado en su tonfa. Tsuna suponía que eso pasaría, pero pensaba que Hibari se iría enseguida, en vez de ello Hibari miro a Reborn y luego a Tsuna, una mirada tan fría que Tsuna sintió que tiritaba de frió.

-No estoy de acuerdo... Sawada Tsunayoshi-.

Hibari miro por ultima vez a Tsuna, dio media vuelta y se fue a un paso rápido con Hibird revoloteando a su alrededor. Tsuna sólo lo miro partir, cerró los ojos cuando la puerta se cerró abruptamente.

-Ve por él-.

Tsuna volteo a ver a Reborn y suspiro.

-Entiendo, iré-.

.


.

Sabía donde comenzar la búsqueda de Hibari y cuando escucho a su pequeña ave cantar supo que estaba en lo correcto, se acercó el lugar y a la distancia miro a Hibird sobre la cabeza de Hibari y a este acostado sobre el césped. Lo había decidido desde el momento que salió de Japón, iba a dejar ese irracional y estúpido amor por Hibari, no iba a suceder nada, lo que había pasado era un desliz, no era que Hibari lo quisiera. Soltó un suspiro y se acercó a Hibari.

-Hibari-san-.

Habari abrió los ojos.

-Vete, o te morderé hasta la muerte-.

-Hibari-san, tenemos que hablar-.

-Dije que te fueras, Tsunayoshi-.

Eso lo tomó con las defensas bajas, pero trato de ignorar el hecho de que Hibari solo le hubiera llamado por su nombre.

-Pero, Hibari-san...-.

-Vete-.

Tsuna suspiro lentamente y se acercó un poco más a Hibari-.

-Por favor, habla conmigo-.

-Ya te dije que te fueras-.

Hibari se sentó y lo miro directamente, Tsuna tuvo miedo.

Tsuna era llamado de muchas formas, cobarde y lo aceptaba, era realmente un cobarde, era llamado perdedor, y también lo era. Pero había algo que Tsuna había aprendido y eso era a tener valor en el momento adecuado y este era el momento.

-Hibari-san, has dicho que no estas de acuerdo... ¿Por qué no lo estás?-.

Hibari se levanto del suelo, sacudió un poco su ropa mientras se acercaba a Tsuna, cuando estuvo a su altura saco una tonfa y lo miro.

-No voy a aceptar que me mande un cobarde. Mucho menos tú, Tsunayoshi-.

-Pero... ¡Vas a quedarte en Namimori! ¿¡No es eso lo que quieres!?-.

-¿Cómo sabes lo que quiero?-.

Tsuna bajo la cabeza, cierto, era totalmente cierto. De Hibari no sabía nada, no conocía más que lo que todo estudiante de Namimori debía de saber. Pero al haber estado con Hibari había sentido cierto derecho, y eso era totalmente falso, Hibari no era nada de él y eso era algo que no olvidaría jamás.

Pero había algo que Tsuna sabía que nadie más iba a saber, y eso era que Hibari le odiaba y probablemente también le tenía asco.

-Hibari-san, si todo esto es por lo de esa vez. De verdad yo lo siento mucho, lo siento, lo siento, prometo que no te voy a molestar jamás pero... eres...-.

Tsuna sintió que era golpeado fuertemente por una tonfa en el rostro y con ello caía al suelo, le había dolido el golpe y sentía que sangraba, pronto comenzó a sentir el sabor de la sangre por culpa de un labio roto, fue entonces que sintió una tonfa aplicando presión en su cuello y el peso de Hibari sobre él, quiso salir de la prisión a la que había sido sometido, pero Hibari no se lo permitió.

-Hibari-san...-.

-Ese día ya se me había olvidado... Pero lo recordé todo... Tsunayoshi...-.

Tsuna tembló, imposible, Hibari no podía haber recordado todo, si lo sabía entonces ahora si que Hibari lo odiaría, porque sabría que la culpa no había sido de él, Tsuna no había tenido la culpa de nada y eso solo provocaría enojo en Hibari, lo sabía.

-Habla con la verdad, Tsunayoshi. ¿Cuántas veces trataste de detenerme? ¿Dos, cinco... Diez?-.

-No lo sé-.

-Habla-.

-No me acuerdo... no recuerdo haberlo hecho-.

Hibari soltó una de sus tonfas y le tomó del mentón mientras lo miraba a los ojos, esta vez Tsuna sintió que esa mirada lo quemaba, su mirada metálica pareció arder con enojo y con sentimientos que Tsuna no supo definir.

-Yo si lo recuerdo... Fueron seis-.

No quería volver a recordarlo, pero lo hizo, recordó todo, recordó como le rogo a Hibari parar y como al final, cuando Hibari le había mirada con deseo y luego le había dicho lo lindo que era, había perdido ante Hibari y se había dejado llevar pese a todo, incluso había soportado el dolor, un dolor irracional e ilógico, pero había decidido tomar el riesgo de tener la primera vez con un hombre, con Hibari. Trago saliva y volteo el rostro.

-Lo siento... Hibari-san...-.

Notas finales:

Lamento la actitud de Tsuna, a pesar que él no tuvo toda la culpa aún se disculpa con Hibari, realmente no me agrada del todo este Tsuna tan sumiso, pero no lo dejare así, Tsuna será más fuerte, y Hibari tendrá que soportar ver a su herbívoro favorito fuerte y que ya no lo necesita.

 


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