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Dietro il Cielo por yunmoon

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Notas del capitulo:

 

Cuando estaba escribiendo el segundo capítulo pensé... ¿Y qué pensó Tsuna sobre todo esto? Así que decidí que el segundo capítulo fuera sobre la versión de lo sucedido según Tsuna, creo que es una buena idea.

Sobre Hibari, cuando dije que Hibari consumía alcohol sin saberlo era cierto, de alguna manera el alcohol entra a su sistema. No me imagino a Hibari realmente borracho, aunque seguro sería divertido. Sólo me imagine que siendo un chico tan rudo, probablemente cuando consumiera solo un poco de alcohol se le subiría, creo que sería una buena debilidad para alguien como él... jajaja, en pocas palabras, Hibari no aguanta nada el alcohol, eso es lo que trate de decir en el capitulo anterior.

 

DIETRO IL CIELO

By: Yunmoon

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Capitolo 2

Confusione

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Sawada Tsunayoshi, 14 años, estaba confundido.

Desde que tenía memoria había existido en su vida una sola luz que le había dejado salir adelante, su preciada e importante luz era esa hermosa chica de una sonrisa linda y una voz dulce, Kyoko Sasagawa era la chica más linda que conocía y había estado enamorado de ella y podía asegurar que continuaba queriéndola. Incluso en su vida apareció Haru, que pese a que era un tanto enérgica, era una chica linda.

Pese a esas dos chicas que lo rodeaban, estaba confundido, no comprendía lo que pasaba.

Quería ignorarlo un poco, de verdad que deseaba hacerlo, pero no podía, todo estaba tan presente que la cabeza ya le dolía -las matemáticas eran más sencillas que lo que no lograba comprender- de seguir con el mismo pensamiento y todo se centraba en él.

Hibari.

Podía recordarlo todo, desde el principio hasta el final.

Lo había visto dos semanas atrás. Si Lambo y Bianchi no hubieran causado ese alboroto, entonces nada hubiera sucedido, pero no estaba seguro de haber deseado que eso no sucediera y eso era lo que causaba su confusión, ¿de verdad le hubiera gustado que eso pasara o no? No estaba seguro y sabía que de no haber visto a Hibari aquella vez probablemente le hubiera ahorrado la confusión que tenía ahora.

Había sido un día cotidiano y común para él, terminando la escuela había llegado a casa con la sola idea de descansar un largo rato. Lambo, como siempre, se auto proclamo como el mejor asesino de la familia Bovino -y en sí, en el mundo- y había dicho que mataría a Reborn, comenzó atacándolo con granadas, fallo enormemente, porque como siempre, a Reborn no le costó nada darle una golpiza que había dejado al pobre Lambo casi inconsciente, en un intento de calmarse Lambo había ocupado la bazooka de los diez años y sorpresa, Lambo adulto había aparecido con un plato de arroz en la mano.

Grave error.

Bianchi, que terminaba de ayudar a mamá a hacer la colada había visto a Lambo adulto, después de gritar "Romeo" había sacada su Poison Cooking y había comenzado la cacería del pobre Lambo. Reborn le había pateado afuera obligándolo a seguir a ambos chicos, suspirando con fastidio había seguido a Bianchi y Lambo lo más rápido que podía -conste que su velocidad había aumentado bastante-, había corrido hasta el centro de Namimori y todo había acabado gracias a que los cinco minutos de la bazooka habían terminado. Bianchi había visto a Lambo bebe y lo había tomado entre sus brazos -ya que el pobre se había quedado dormido- y lo había llevado de vuelta diciendo que era muy tarde para que un bebe estuviera fuera, y ciertamente ya era tarde, estaba comenzando a oscurecer.

Había terminado agotado y cansado, jadeando en busca de oxigeno se había sentado en una banca de un parque que estaba entre edificios que no supo reconocer muy bien. Se dispuso a descansar antes de volver a casa. El clima estaba tibio y eso le dio tanto calma que dejo que el tiempo pasara, cuando reacciono la oscuridad había cubierto el lugar provocando que las luces de la calle alumbraran todo, se levantó dispuesto a irse tenía hambre y no había terminado de cenar.

Pero lo que vio lo dejo anonadado. Y se sentó de nuevo volteando el rostro ocultándose entre las sombras.

Se puso pálido y comenzó a sudar frió y rezar porque no lo viera y lo lastimara.

Si, el que estaba sentado en una banca muy cerca de él era Hibari Kyouya.

Lo primero que pensó fue huir, le temía a Hibari más que a ninguno -era mentira, le temía más a Reborn, pero Hibari no se quedaba atrás-. Ese día -en sí, ninguno- no quería ser mordido hasta la muerte.

Hibari Kyouya era alguien que debía de temerse, y él lo sabía muy bien. Ya le había golpeado muchas veces y lo había mordido dos veces hasta la muerte y ambas habían sido tan horribles y dolorosas que ya casi las había olvidado, solo recordaba su cuerpo adolorido y una imposibilidad de mover sus extremidades. Cuando estaba a nada de huir notó algo que lo obligo a mirar de nuevo a Hibari.

Hibari miraba detenidamente al frente, sus ojos azul metal no se despegaban de ese sitio, siguiendo el recorrido de la mirada del chico había notado lo que miraba, miraba a una chica, una chica que se veía mayor, incluso mayor que Hibari, calculo dos o tres años mayor que Hibari, realmente no lo sabía con certeza y no apostaba a nada. La vio levantarse repentinamente y comenzar a acercarse a Hibari, le había querido decir que no lo hiciera a menos que quisiera ser mordida hasta la muerte.

Esa chica había llegado hasta Hibari y había extendido la mano al chico y asombrando al que se ocultaba, Hibari le había tomado la mano y se había levantado de su lugar, se había inclinado lentamente y la había besado. Tsuna se había congelado de tal forma que sentía que ni siquiera respiraba, hasta el punto que estaba pálido de la impresión. Casi al instante ella lo había rodeado con los brazos y Tsuna sentía que el estómago se le apretaba, estaba tan sorprendido que perdió la percepción del tiempo y no supo de él hasta que notó que Hibari ya no estaba.

Al día siguiente, cuando vio a Hibari en la mañana, lo vio como siempre, con su mirada borde y feroz y su seriedad patentada. Se veía un poco más molesto que de costumbre, pero fuera de eso parecía el Hibari de siempre.

No lograba entenderlo, realmente no podía.

Se suponía -y de hecho lo sabía- que en la Tierra y en el universo solo existían pocas cosas que realmente le importaban a Hibari.

El mismo.

Pelear.

Hibird.

El dinero.

Pero...

¿Las mujeres podían entrar en esa categoría de cosas importantes para Hibari?

No podía ser así.

Por mucho tiempo había creído -las pruebas indicaban eso- que ese tipo de cosas no era algo que le interesara a Hibari -se refería totalmente a las chicas-. Jamás se hubiera imaginado que el presidente del Comité de Disciplina, un chico tan borde y frió como él, hiciera ese tipo de cosas. Vulgarmente podría llamarle ligue, con algo de romanticismo podría llamarle seducción. Fuera como fuera, era algo que Tsuna se hubiera imaginado de cualquiera menos de Hibari, porque Hibari era... Hibari era Hibari.

Estaba tan sorprendido que no había sido capaz de dormir, había pensado toda la noche y se había preguntado qué pasaba por la cabeza de Hibari, no podía saber la respuesta, para él Hibari era un misterio y dudaba querer descubrirlo. Y toda la noche, continuo sin lograr comprender como Hibari había permitido que alguien le tocara, ¡que le besara más bien!

¡No lo comprendía ni un poquito!

Para el día siguiente sin pensarlo y sin querer había vuelto al mismo sitio. Tenía la esperanza que eso sólo hubiera ocurrido por esa única ocasión y que Hibari no estuviera ahí, porque, no iba a estar, ¿cierto? Pero Hibari estaba ahí. De nuevo miraba fijamente al frente, pero esta vez había una chica más pequeña, había logrado distinguir el uniforme del colegio de Haru, se imaginó entonces que no debía de tener más de quince años. Con lo que había visto el día anterior, que la chica de ayer era mayor, Tsuna pensó que esa no tendría oportunidad, se veía muy pequeña y tenía una cara muy aniñada.

¿Cuántas veces podía equivocarse Dame-Tsuna?

Muchas.

La chica se levantó con una sonrisa en el rostro y camino hacia Hibari, esta vez decidió no opinar nada, ya se había equivocado muchas veces.

Casi se le cae la quijada al suelo.

¿Acaso todas las chicas se estaban volviendo locas?

La chica no sólo se había sentado a su lado, ¡le había tomado del brazo y le sonreía juguetonamente! Entonces Tsuna se puso pálido, muy pálido. Podía haber esperado que Hibari la golpeara pero en lugar de eso Hibari se había quedado quieto. ¿Desde cuándo Hibari compartía su espacio personal con otro ser viviente que no fuera Hibird? ¿Desde cuándo que Tsuna no estaba enterado?

Esa chica hablo por más de veinte minutos, Tsuna se había imaginado que ya nada pasaría, ya había pasado bastante tiempo y ellos parecían no hacer nada, suspiro aliviado, Hibari probablemente habría recuperado la cordura y su personalidad. Miro el cielo descubriendo que ya estaba muy oscuro, si llegaba muy tarde Reborn lo castigaría porque simplemente se le antojaría. Pero dejo de pensar en la posibilidad del castigo cuando notó lo siguiente. ¿Había algo más escalofriante que Reborn sonriendo? No, probablemente nada, pero lo que veía se comparaba, se comparaba realmente mucho. Hibari había sonreído de lado, Hibari había tomado un mechón de cabello rojo de esa chica, Hibari había besado ese mechón y Hibari había besado a esa chica.

Tsuna pensó que se habría vuelto loco y estuvo a punto de vomitar.

Tsuna sentía que todo era un sueño, más bien una pesadilla.

¡No podía ser cierto! ¡No podía!

Estaba llegando a un punto donde sentía que la cabeza ya no le funcionaba nada, donde realmente creía que ya no tenía caso usarla si sólo estaba viendo cosas que solo podrían ocurrir en una trastornada realidad.

Cuando ambos se levantaron tomados de la mano y comenzaron a alejarse Tsuna decidió no saber más, Hibari era realmente algo que no quería descubrir y que iba a comenzar a temer más y más, de verdad que ya no quería seguir tomándole importancia, ya no quería seguir pensando que la realidad se había vuelto así de extraña.

El siguiente día había visto a Hibari como siempre, pero sabía que no era el de siempre, no podía ser el de siempre luego de eso. En algún momento Hibari paso por su lado y logro ver algo extraño, una pequeña marca roja, parecido a un piquete de mosco, a un rasguño... o la marca de un beso.

Dios, ya no quería saber nada, absolutamente nada.

Dejo de pensar en eso cuando Hibari lo miro, sus vistas chocaron por unos pocos segundos y luego desvió la vista, temblando y preocupado por su vida se había ido y había comenzado con su rutinario día.

La rutina comenzó, todas las tardes, después de librarse del entrenamiento sin sentido y fuera de lo común de Reborn, iba a ese punto, encontraba a Hibari mirando a una chica, después de un par de palabras unos besos y algo más ambos se iban a quien sabe dónde, Tsuna comenzaba a sospechar donde era ese quien sabe dónde, pero no quería morir tan joven, así que nunca se le había pasado ni por un segundo por la cabeza seguir a Hibari, ni por broma lo haría.

Fue después de casi dos semanas, un sábado que todo sucedió... Ojala no hubiera sucedido...

Después de ir a sus lecciones de repaso e ir a comer sushi con Yamamoto y Gokudera se había escapado al centro de Namimori, era temprano y en el lugar había mucha gente, conociendo la personalidad de Hibari -odiaba las multitudes- se había ido al parque donde solían jugar I-pin y Lambo, pese a que sabía que tenía que hacer los deberes se había ido a recostar entre los arbustos y sin querer se había quedado dormido. Despertó cuando ya comenzaba a anochecer, corrió al centro de Namimori esperando encontrar a Hibari, pero él ya no estaba, o al menos no lo veía por ninguna parte, probablemente ya se hubiera ido con su nueva conquista.

Soltó un suspiro y se sentó en una banca, como fuera, no era como si realmente le importara. Soltó un grito de espanto cuando sintió que alguien le rodeaba el cuello por detrás y cuando estaba a punto de voltear escucho una voz que lo paralizo.

-Sawada Tsunayoshi-.

¡Hibari!

Y eso no era todo...

¡Hibari rodeaba su cuello con ambos brazos!

Tsuna sintió miedo, terror, miro una muerte temprana y un dolor agudo sin siquiera ser golpeado. Quería morir rápidamente y sin dolor. Se quedó callado, estaba callado, nervioso, temblaba y sudaba. Se sentía bastante patético. Más de lo normal.

-Hi-Hibari-san-.

-Sabía que vendrías hoy también, Tsunayoshi-.

Lo sabía, Hibari sabía que siempre lo veía, se sintió nervioso, extremadamente nervioso, de verdad que era un cobarde, no quería morir tan joven, prefería la bala de la última voluntad que morir permanentemente.

-Ah... sobre eso... ¡No era mi intención! Realmente lo lamento mucho, Hibari-san-.

-Has venido cada día y me has observado y no sólo eso...-.

Paso un largo rato en el que Hibari no hablo, Tsuna se sintió más nervioso, casi sentía que sudaba por el nerviosismo.

-¿Hibari-san?-.

-Sabes algo, Sawada-.

Trago saliva, no quería molestarlo y ser mordido hasta la muerte.

-Te escucho, Hibari-san-.

Volteo un poco la cabeza para evitar más el nerviosismo, además que el aliento cálido de Hibari estaba comenzando a alterarlo, fue hasta ese momento que notó un olor.

Alcohol. Un ligero pero obvio olor a alcohol.

¡Hibari estaba borracho!

¡Todo tenía sentido ahora!

Con un poco de valor hablo lentamente.

-Hibari-san, tomar es muy dañino para la sa...-.

-Cállate, herbívoro-.

-Lo siento-.

Apenas y podía notar el olor a alcohol, pero Hibari estaba borracho y no sabía cómo tratar con las personas que se encontraban en ese estado, contando que no podía si quiera tratar con Hibari normal. No sabría si quiera como debía de pensar en esa situación en la cual tenía a un ebrio Hibari, quería desaparecer, ¡Como pudo no notarlo desde el principio!

-Tsunayoshi-.

Pero se estaba comenzando a poner nervioso de que Hibari dijera su nombre tan a la ligera.

-Hi-Hibari-san-.

-...-.

Sin entender su silencio, Tsuna volteo un poco más, todo se tornó un poco raro y quiso volver a su posición normal pero por miedo a moverse muy bruscamente no lo hizo de inmediato.

Entonces el mundo se acabó lentamente.

Entre los suaves y cálidos labios de Hibari.

Hibari tenía unos labios suaves, si, nunca se imaginó que serían tan suaves.

Un momento...

¡Hibari lo estaba besando!

Perdiendo la conciencia, con manos temblorosas se sujetó de la camisa blanca y trato de apartarlo, pero Hibari le tomo de los hombros y en algún momento Tsuna se vio obligado a ceder, se sentía hechizado por esos labios suaves y cálidos, ese encanto lo dejo con la imposibilidad de seguir resistiéndose.

Cuando Hibari por fin soltó sus labios, él abrió los ojos, se sintió muy avergonzado cuando, gracias a la corta distancia, pudo ver su reflejo en los ojos metálicos de Hibari.

-Sawada Tsunayoshi-.

-Hi-Hibari...san...-.

Luego todo tomó un rumbo confuso. En algún momento Hibari había comenzado a besarlo, una, dos, tres, diez, no supo cuántas veces fueron. Hibari tomo sus cosas y comenzó a caminar a un lado donde jamás lo había visto ir, con sus conquista siempre iba a otro lugar. En ese momento de confusión Tsuna se había visto entrando a una habitación y luego ser acorralado en una cómoda cama que olía a vainilla y sin contar que trataba de no emitir sonidos vergonzosos ante el tacto suave de Hibari.

-Hibari-san... ah...-.

Se tapó la boca con una mano y cerró los ojos con fuerza, pequeñas lágrimas de vergüenza y de un nuevo sentimiento se acumularon en sus ojos. Hibari era cuidadoso y él era inexperto, pero sentía que todo estaba bien de alguna forma, cada vez que Hibari lo tocaba se sentía muy bien.

-No... No... ¡Hibari-san no!-.

Suplico porque parara, sentía como Hibari besaba la piel de su estómago y subía lentamente hasta su pecho, pese a que se sentía de alguna forma bien, deseaba que se detuviera.

Trago saliva cuando Hibari beso su nariz, debía de ser irreal ser tratado como un cristal por alguien tan peligroso, debía de ser una broma. Pero era realmente cuidadoso. Apretó los labios cuando algo entro en él, no era "eso", pero dolía, apretó las piernas, no podía, sentía que la vergüenza volvía o más bien se hacía más presente.

-Duele, Hibari-san, duele-.

-Tranquilo, Tsunayoshi. Esto te ayudara a que no duela después-.

-¿Des-pués?-.

Y después había dolido. Había dolido demasiado, había gritado, llorado y jadeado, había dolido tanto que había apretado las sabanas bajo sus dedos. Pero cuando el dolor paso pensó que podía acostumbrarse a eso, a Hibari. Todo había terminado casi a las cuatro de la mañana. Había sido envuelto por Hibari en un abrazo protector, en un abrazo que podía casi considerarse cariñoso. Cuando Hibari le había soltado casi a las cinco y media había rodado en la cama con la intención de marcharse.

Pero al sentarse le había dolido tanto que se había acostado al instante, se mordido los labios tratando de evitar el grito de dolor y sorpresa. El dolor era tal que casi se puso a llorar.

Se había quedado dormido de nuevo y cuando había vuelto a despertarse en lugar de encontrar a Hibari había encontrado veinte mil yenes.

Había sido tan vergonzoso y humillante, sabía que un cuarto de hotel no le costaría más de seis mil yenes o un poco más, y sonrió irónicamente, si desde un principio él era quien había intentado evitar todo y ahora, y ahora Hibari trataba de tratar de pagarle como si fuera... como si fuera un vil prostituto.

Era tan irónico.

Pese a todo se quedó hasta tarde, exactamente a las cinco y media, hora en que el dolor había menguado y había logrado levantarse de la cama y caminar con un poco de dignidad, le había costado llegar a su casa, apenas y podía caminar.

Se había ganado un ligero regaño de su madre por no haber llegado el día anterior y una golpiza de Reborn por no terminar los deberes. Pero se alegraba que ese día fuera domingo, porque ya no podía continuar caminando, ya no podía siquiera levantarse, solo se envolvió en las sabanas y se quedó dormido sin cenar ese día.

El lunes, a sorpresa de él mismo y de Reborn, se levantó temprano y se fue después de terminar su desayuno. Llego temprano a la escuela y lo primero que hizo fue ir a la recepción, lugar donde el comité de disciplina estaba, quería ver a Hibari y devolverle ese dinero que le había quitado la poca dignidad que le quedaba ese día.

Al salir de esa sala estaría tan decepcionado de todo que casi lloraría, pero no lo haría.

-Disculpa, Hibari-san-.

Hibari parecía haberse exaltado un poco, pero Tsuna decidió no tomar eso tan en cuenta.

-Sawada Tsunayoshi. ¿Qué quieres?-.

Su voz fría y carente de emoción lo perturbo un poco, pero decidió no pensar en eso.

-¡Ah! Hibari-san, lamento molestarte tan temprano pero... ese día, en el hotel, dejaste más dinero, solo te traía el resto-.

Estaba nervioso, sobre el escritorio estaban las manos de Hibari y eso lo ponía nervioso. Dejo el dinero y se separó con cuidado y trato de sonreír, sabía que no lo había logrado, pero Hibari no ayudaba en nada y no sabía que más podía hacer.

-Pudiste quedártelo, Tsunayoshi-.

Tsuna se había sonrojado. Eso era denigrante, que incluso en ese momento aún le siguiera diciendo eso, de verdad que había odiado eso, ese dinero extra era muy insinuante y denigrante, como si Hibari quisiera pagarle lo de ese día.

-No... No me pareció una buena idea. Después de todo, no te estaba dando un servicio, Hibari-san-.

Entonces Hibari le miro y cuando Tsuna vio su reflejo en esos ojos desvió la vista, no quería recordar lo de esa noche, pero lo estaba recordando y eso lo estaba avergonzando.

-¿Eso es todo, Sawada Tsunayoshi?-.

Si, quería decir mucho pero ciertamente estaba avergonzado. Pero sacando fuerza de su voluntad propia miro con determinación a Hibari, tenía que decírselo, tenía que hablar, no quería seguir callando y continuar con esa fría situación.

Pero las palabras equivocadas fueron las que salieron de su boca, y no pudo detenerse.

-No... no creo que eso deba molestarte... Después de todo solo deberías culparme a mí, tú estabas borracho, yo era el único que debía detenerte, Hibari-san... Lo siento mucho-.

Había escogido las palabras equivocadas y eso lo supo aún más cuando Hibari le miro fríamente, ciertamente no se asustó, sintió otra cosa mucho peor.

-Vete, Sawada Tsunayoshi-.

La decepción que recorrió su cuerpo lo mando a una depresión inmediata, pero no lo dejo salir. No pudo, aunque sentía un nudo que no lo dejaba respirar.

-¡Lamento haberte molestado! Que tangas buen día, Hibari-san-.

Cuando estuvo afuera apretó los labios.

¿Por qué tenía que ser de esa forma?

Hibari ni siquiera le había preguntado cómo estaba o como se sentía. Pues bien, entonces él también olvidaría todo. También se haría el indiferente, no era justo que solo él se preocupara por lo de esa noche.

No era justo que sintiera el dolor tan presente recordándole lo que esa noche había sucedido.

No era justo.

Notas finales:

 

Ciertamente no es que Hibari lo ignore, solo que lo pensó tanto que al final decidió dejarlo así, ¿no les parece que Hibari fue un poco cobarde? Aunque siento que está un poco OCC creo que en los próximos capítulos estará mejor.

Pobre Tsuna, después de todo lo que paso y Hibari de esa forma... que puedo decir.

 


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