CAPITULO 2: LAS MALDICIONES DE SAKURAZUKAMORI SIEMPRE SON HORRIBLES.
-¡Bájenseme de encima, todos! – Grito Seishiro con toda la autoridad que su sangre de la nobleza le confería, haciendo que el montón de adolescentes y los pocos adultos se bajaran de inmediato de el como pobres plebeyos regañados.
Se levanto de inmediato y se sacudió el costoso traje del polvo de la caída, mostrando que no había perdido nada de su dignidad a pesar del anterior ataque “en bolita” contra su persona.
Todos estaban sentados en el suelo esperando a volver a tener visibilidad, excepto Seishiro que estaba parado encendiendo un nuevo cigarrillo, gracias a que sus lentes oscuros le permitían ver en la niebla.
Al parecer habían llegado al acuerdo silencioso de no pelear hasta que se fuera la blanca neblina.
La niebla termino de disiparse en unos minutos y un grito de horror les encrespó los nervios a todos.
-¡¡¡AAAHHH! ¡¿Nee-San, que tienes en la cabeza?!- Sorata era quien había gritado señalando dos enormes protuberancias que salían de la cabeza de Arashi. -¡Esa neblina demoniaca ha causado que te salgan dos tumores! ¡No te preocupes, Nee-San, te vamos a curar, te vamos a curar!- decía exagerando la situación para usarla como excusa y abrazar a Arashi.
-Tú también las tienes. –Mencionó el rubio de los Dragones de la Tierra, yendo tan lejos incluso como para comenzar a tocárselas. –Y también tienes esto.- dijo ahora acariciando una larga extremidad que parecía salir justo de donde la espalda pierde su santo nombre.
Sorata grito quitándole de inmediato de entre las manos a Yuto la misteriosa extremidad, y fijándose también que este no tenia ninguna de las dos cosas, ni protuberancias extrañas ni extremidades extra.
-Esas de arriba son orejas, y eso de abajo es una cola.- dijo el rubio muy convencido.
-Me da igual no vuelvas a tocarme.- reclamo el adolescente de Osaka.
-No tiene nada de malo Sorata, después de todo, Arashi y yo somos tus novios.- contesto Yuto restándole importancia.
-¡Yo no soy tu nada!- volvió a gritarle el muchacho escondiéndose detrás de Arashi.
-¡¿Pero que nos paso?!- Grito Kamui espantado viendo que el mismo y varios de sus compañeros tenían las mismas orejas, incluso Fuuma.
-Que lindas, se parecen a las tuyas Inuki.- dijo Yuzuriha, como siempre viendo el vaso medio lleno mientras jugaba con sus nuevas orejitas.
-¡Tu! ¡Tu nos hiciste esto!- grito Kamui furioso levantándose para tratar de golpear a Seishiro que seguía muy despreocupado fumando recargado en la pared.
Fue detenido por Fuuma quien le sostuvo los brazos detrás de la espalda.
-Tranquilo Kamui, no lo provoques, acuérdate que el que te va a matar soy yo, y no pienso darle ese privilegio a Seishiro-Nii.- dijo con una sonrisa que no iba acorde a las macabras cosas que decía.
-Seishiro ¿Qué es esto?- pregunto Subaru algo exasperado, a pesar de que el mismo no tenia orejas.
-Son las 3:05 P.M.- Fue la única contestación de Seishiro exhalando una enorme bocanada de humo que fue a estrellarse directo a la cara de Kamui enfureciéndolo mucho mas.
El muchachito de ojos lavanda se removía como gusano tratando de escapar de los fuertes brazos de su ex - amigo y verdugo que solo se reía por sus vanos intentos.
-Si, son las 3:05 P.M, ¿pero eso que tiene que ver con las colas y las orejas?- pregunto Subaru a sabiendas de que cuando Seishiro no quería contestar a una pregunta daba rodeos vagos y en ocasiones ridículos.
-Tenía un trabajo a las 3:00 P.M, ahora llegare tarde.- contesto fastidiado tirando su cigarrillo al suelo y aplastándolo con el zapato. –Me han hecho perder 5 minutos, no me gusta perder mi tiempo. Ahí tiene todos su castigo. –Dijo señalándolos.
-No entiendo.- dijo Satsuki enfurruñada, no le gustaban ni las orejas ni la cola, pero le disgustaba mas no entender de que iba toda esta estupidez.
-Ya lo sabrán, yo me largo.- dijo Seishiro saliendo de ahí por la puerta que milagrosamente no se había caído igual que 3 de las 4 paredes de ese lugar, mas casi la totalidad del techo.
Solo que Seishiro dio un portazo tan fuerte que provoco que un pedazo ya flojo del techo se cayera, por desgracia (¿O no tanto?) justo encima de la cabeza de Fuuma dejándolo noqueado en el suelo.
-¿Y ahora que rayos vamos a hacer?- Pregunto Arashi totalmente fastidiada.