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Como me duele Perderte por rainbow25

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Notas del capitulo:

HI,everybody, wow...despues de casi dos meses vuelvo a actualizar el fic xDDD....lo siento mucho si os hice esperar demasiado pero la escuela y los estudios y paseos y otras cosas absorvieron parte de mi año, bueno y tambien las faltas de idea...emmm....bueno, este capitulo creo que es el que todos estabamos esperando que es ql porque de Burt, hozo todas estas cosas malas a Kurt, la verdad es que este cap aparte de que es largito emmm, no me quedo tan genial xDD...porque la desesperacion de qerer actualizar lo antes posible era demasiada xDDD....bueno sin mas alargar esto espero que disfruten este cap.....emmm este cap incluye las canciones ZOMBIE(the cranberries) y GRANADE( bruno mars), de la cancion zombie espara como el comienzo de la historia hasta la parte indicada del cambio de cancion ehehe....bueno esop....:D

Respuestas: V.O…Burt

                La noche permanecía fría, hace más de 4 horas que me había ido de casa, intentando comprender todo… ¿Por qué? ¿Acaso hice algo mal?, mis manos agarraban el manubrio con fuerzas, casi que dolía. Me golpeaba repetidas veces la cabeza en el, quería llorar, pero la ira, me impedía liberar tensión. De pronto, mis pensamientos se ven interrumpidos por la fuerte lluvia que ni cuenta me di, cuando esta ya estaba a todo a mí alrededor, humedeciendo todo a su paso. Una risa ridícula cae de mis labios, al recordar que, en un día como este conocí a mi mujer, tan bella, tan joven…y ahora ya no queda nada, solo es solo un espejismo de lo que alguna vez fue…

 

(17 años atrás)

 

                La alarma me despierta y algo sonámbulo apago el reloj, me levanto despacio para no despertar a Elizabeth, quien últimamente ha estado muy cansada y prefiero prepararme yo el desayuno. Camino hasta el baño y después de una ducha rápida, salgo en busca de mi ropa que se encuentra extrañamente en el borde de la cama, levanto mi mirada al escuchar el carraspear de mi mujer, quien me mira entre enojada y divertida.

-          Acaso no te ibas a despedir de mí que te levantas a hurtadillas y no me despiertas… - sentencia Elly con sus brazos enrollados sobre su pecho.

-          Lo siento – respondo lacónico, mirando al suelo. La risa de mi mujer me distrae del suelo, levanto mi cabeza posando mis ojos en su bello rostro.

-          Cariño – se acerca posando sus manos en mi pecho desnudo – si me case contigo es para cuidarte y apoyarte en todo, y si eso significa levantarme todas las mañanas y darte tu desayuno…- me mira un tanto divertida –pues, lo hare con gusto – me roba un beso, se da vuelta para recoger mi ropa y pasármela – entonces ve a vestirte, yo iré abajo y preparare tu desayuno.

-          ¿Cómo a mi me gusta? – pregunto, como quien se siente mimado por su madre. Ella solo vuelve a sonreír.

-          Como a ti te gusta – dice antes de darse vuelta y bajar.

                Después de unos cuantos minutos pude por fin encontrar mis zapatos especiales para el trabajo, y  ya con ellos puestos, bajo animoso hasta la cocina donde esta Elly, con una bata color rosado media abierta dejando traslucir su bonito pijamas.

-          Llegaste – dándose media vuelta para verme – toma asiento las tostadas ya están.

-          Gracias cariño- digo ocupando mi lado de la mesa. Prontamente ella se acerca con una tasa de café en sus manos y en la otra un plato con tostadas y mantequilla.

-          Ten, esta todo como te gusta – me da un beso en la frente – espero te guste.

-          Estaría loco si no me gustara… -le digo siguiéndola con la mirada, va en busca de su te con canela y manzanilla con un plato de tostadas iguales a las mías.

                El desayuno es la mejor parte de mi día, paso una media hora fabulosa, conversamos de varios temas, o por lo menos eso intento, ya que ella siempre tiene cosas que contar, es tan inteligente, hasta me he llegado a preguntar si me merezco una mujer como ella.

-          …entonces la señora Ross…cariño ¿estas si quiera escuchando algo de lo que te digo? – me pregunta mi mujer sacudiendo tiernamente mi hombro.

-          Ah…emm...si si...claro –le respondo en monosílabos.

-          A ha… - levanta una ceja – entonces ¿de que hablaba? – pregunta desafiante con una pequeña sonrisa en sus labios rosados.

-          Ehh… - me la quedo pensando –bueno…tu… - ella solo asiente triunfadora.

-          Cariño, no te preocupes – se levanta  - no te… - se tambalea, me levanto rápido para tomarla de la cintura antes de que le pase algo.

-          Elizabeth, ¿te encuentras bien?- le pregunto posando una de mis manos sobre su frente y luego en sus mejillas.

-          No te preocupes – me separa para poder seguir su camino– yo solo…yo… - de pronto  se desvanece ante mis ojos, pero antes de que pueda caer al suelo detengo su caída asustado, sabia que se encontraba mal, pero no como para desmayarse.

Pocas horas más tarde me encontraba en la sala de espera para que me entregaran el diagnostico de Elly. Una mujer de corta estatura, piel blanca y pelo cobrizo sale de la sala que hasta hace unos minutos mi mujer atravesaba.

-          Se solicita la presencia del señor Hummel, Burt Hummel – me llama la mujer, me acerco ágil hasta donde está la mujer quien me pide que la siga tras las puertas donde seguramente me llevaría hasta mi mujer.

Llego hasta una sala de color damasco, en la cual hay alrededor de unas 15 camas y solo 5 mujeres dentro. De todos los rostro que pude divisar solo uno familiar, el de mi mujer.

-          Elizabeth – la llamo – ¿cómo te sientes mi amor? – le pregunto apenas llego a su lado.

-          Bien cariño- responde mucho mas repuesta a como se encontraba unas horas atrás en casa – Burt, el doctor quiere darte una noticia- me dice con alegría en sus ojos. La llegada del doctor distrae mi mirar para prestarle atención a sus palabras y saber que demonios ocurre.

-          Señor Hummel – comienza – es un placer conocerlo, soy León López – estira su mano para estrecharla como mera formalidad – me alegra poder ser yo quien pueda revelarle una estupenda noticia – cada vez me encontraba mas y mas perdido de la conversación, sin embargo, asentía para no quedar como tonto – usted y su mujer van a ser padres – mis ojos se llenan de lagrimas, las manos de mi Elly se entrelazan con las mías volviéndome hacia ella y poder besarla.

-          Es…esto es increíble – le digo emocionado – seremos padres Elly – ella me mira igual de emocionada que yo. Me devuelvo para poder abrazar al doctor, gesto que se ve respondido por este. Unos segundos después la enfermera que me trajo hasta la sala entra en busca de León.

-          Doctor López – empieza su parlamento – es su mujer, dice que viene en camino y que necesita que la atienda de urgencia – una sonrisa se posa en su boca – creo que hoy es el día – ambos nos quedamos mirándonos de alegría y nos volvemos a abrazar por ser los hombres más felices de todo el mundo.

(5 años después)

                Ya eran mediados de Junio y ya comenzaban a asomarse las primeras temperaturas de lo que prometía ser un verano caluroso. Pero mi deber como esposo y ahora padre es de proveer alimentos y seguridad para ellos, así que no debo quejarme de nada.

                El trabajo es agotador y requiere de concentración, pero como ya es algo innato en nosotros, podemos conversar y hacer comentarios sin perder el hilo de lo que hacíamos. La mañana me la pasaba tirando, de un lado a otro, comentarios cómicos con mi amigo de casi toda la vida, Mark,  quien se unió a mi taller unos meses antes de saber del embarazo de mi esposa.

-          Y que te parece venir a cenar a casa esta noche – le pregunto a Mark, quien se disponía a sacarse el overol que lo cubría, mientras yo me pongo de pie imitando la acción. Se queda callado un minuto, pero saca la voz para responder.

-          ¿no crees que deberías consultarle a Elizabeth antes? – me pregunta guardando unas cosas en el casillero – digo iría encantado de la vida hermano, pero no sería un poco incomodo, además está tu bebe y …

-          ¿Qué? – le digo poniendo una sonrisa con el entrecejo medio fruncido – viejo, Elly siempre te ha recibido de sorpresa, no creo que esta sea la excepción – le digo levantando mis hombros, como quitándole importancia al asunto. Le veo meditar unos minutos y ya a la salida me da su respuesta.

-          Bueno viejo, iré para memorar también viejos tiempos– me dice dejando caer su mano en mi espalda dando golpecitos – estaré como a las 9…llevare algo para beber… -saca su mano alejándose en dirección a su casa, agita su mano una última vez antes de desaparecer en la esquina.

                Al llegar a casa, me encuentro con mi pequeño Kurt, quien avisa mi llegada con entusiasmo, le tomo en brazos para jugar un rato con él, pero pronto la voz suave y dulce de mi mujer me distrae, me doy vuelta para verla salir de la cocina con un delantal y sus manos con un poco de espuma. Me acerco a ella con mi muchacho en brazos, le doy un beso corto pero sincero a mi mujer, nos separamos.

-          Buenas noches cariño…- me saluda Elly tras separarnos – ¿como te ha ido hoy en el trabajo? ¿reparaste nuevos autos? – dice caminando hasta la cocina.

-          Bueno, creo que arregle unos pocos nuevos…- le digo mientras juego con Kurt -…pero ya sabes como es Mark, le gustan las competencias y en esta gano él por dos autos – la risa de mi mujer se escucha desde la cocina, esbozo una sonrisa al oírla reír, siempre he dicho que su risa es única- ah…por cierto…Mark vendrá esta noche a cenar…

-          Ya lo se – le oí decir.

-          ¿Te llamo para confirmar? – le pregunto poniéndome de pie, dejando a Kurt jugando con sus juguetes. llegando a la cocina logro captar su atención para que responda.

-          No, solo creo que lo intuí – sonríe – cariño, ha estado viniendo aquí muy seguido, por eso asumí que hoy vendría a casa a cenar con nosotros- vuelve a sus quehaceres.

-          Ah…- asiento con la cabeza, al caer en lo obvio de la situación – bueno, solo quería que supieras y que llegara como  a las 9 – me acerco a ella para tomarla por la cintura, girarla y darle un beso apasionado.

-          Ca…cariño…- me dice entre besos entrecortados – ¡Burt! – me separo, creo que fui un poco brusco – lo siento, es que no me siento muy cómoda con Kurt cerca.

-          Si, creo que tienes razón – le digo mientras me separo de ella – pero sabes hace cuanto no hacemos nada – ella entorna los ojos levantando un poco sus manos como diciendo otra vez con lo mismo – soy un hombre, y no solo eso, sino también que soy un hombre casado por lo cual merezco un poco de sexo de vez en cuando…

-          Burt, detente – se da vuelta molesta – cuantas veces tengo que decirte que no me siento cómoda con nuestro hijo dando vueltas, quizás mas adelante, no ahora…

-          ¡Pero lo necesito ahora!...no mañana ni la semana que sigue ¡ahora!...- resalto la ultima palabra para que me ponga atención, ya que se había vuelto a terminar la cena.

-          ¿Qué paso con el hombre con el que me case, acaso ya no queda nada del?...- lo suelta de forma venenosa – lo siento, pero no estoy dispuesta a seguir siendo pasada a llevar de esta forma.

                Solo me quede callado mirándola con mucho odio, algo que jamás creí posible sentir hacia ella. Salí de la cocina, tome mi chaqueta y las llaves, me fui no quería seguir ahí.

                Casi después de unas horas, regrese a casa a eso de las 9 con 5 minutos de la noche, la mesa estaba servida, aun los platos se encontraban intactos, quizás aun seguiríamos con lo de la cena. Al ir acercándome hasta a cocina para ver que hacia mi esposa, la voz de un sujeto algo conocida, para mí al menos, me llama la atención. Se ríe.

-          ¿y que quieres que haga?- la voz es aun mas conocida, me acerco hasta la puerta para verlo.

-          Bueno pues, deberías decirle, es tu amigo debería entender – dice finalmente mi esposa, quien le hablaba con Mark, por lo visto llegó a la hora, como siempre.

-          No, nos… - se detiene al verme, parece palidecer – Burt – Elizabeth se gira y me mira de igual forma.

-          ¡has vuelto! – dice ella casi corriendo a abrazarme- perdóname cielo, no quería…

-          ¿Que es lo que no me puedes contar?- le digo cortante, separando a mi mujer con cuidado- ¿no somos amigos?, solo digo, porque creo haberte contado todo de mi y no ocultarte nada, somos amigos de la infancia y si es algo malo es mejor que lo sepa, así veremos cómo podremos…- paso mi brazo derecho por los hombros de mi mujer – ayudarte.

-          Gracias amigo – dice mirando con incomodidad – pero esta vez prefiero guardármelo, hasta que esté listo para que lo sepas- no quise indagar más, pues si Mark me aseguraba que me lo diría algún día, yo estaría para escucharlo.

-          Bueno, creo que tenemos hambre – Elly rompe el hielo, golpeando sus manos frente su pecho – vayan acomodándose.

                La cena transcurrió sin más, pues no falto de que hablar, aunque casi Elizabeth no hablaba ella siempre me dijo que disfrutaba de las visitas y de las aventuras de los demás. Pero aun estaba rondando por mi cabeza el secreto de Mark, ¿Por qué lo sabe Elly?

-          Bueno viejo, creo que es tiempo de prepararnos para el partido – dice Mark con una sonrisa en su rostro, logrando despistar mis pensamientos.

-          Si si…- le digo parándome enseguida -… ¿no necesitas que te ayude con esto?  - Elly me mira con su linda sonrisa.

-          No hace falta – dice mientras comienza a desaparecer tras la puerta – ve a ve tu juego, ¡disfrútalo!- le oigo decir desde la cocina.

                Conforme con eso, me voy a sentar en mi sillón favorito, mientras Mark saca las cervezas de la nevera, llega a los segundos después dejando, sobre una mesita entre medio de los sillones: bueno que empiece el partido.

                Después de una hora y media llena de garabatos al equipo contrario, unas risas, unos cuantos cantos y  mas risas, termina el partido de futbol con nuestro equipo victorioso. Mark comienza a preparar sus cosas antes de salir de casa, inspecciona la cocina por si se le queda algo más ahí. Ya en la puerta, y con todo revisado se despide, claro sin antes dejándome en claro antes.

-          Te lo prometo – comienza dándome la espalda – pronto sabrás mi pequeño secreto…

-          No te presiono viejo, solo quiero que estés bien, sabes que eres como el hermano que nunca tuve… - me detengo, parece que le caen lagrimas – ¿estás llorando?

-          Lo se viejo, ¿no es extraño?  - dice el ahora sonriéndome, pero aun con lagrimas en sus ojos – lo siento – y sin más se va, dejándome aun mas perdido y  sin saber que hacer por él.

                Cierro la puerta con seguro, reviso que todas las cosas estén en orden antes de subir e irme a acostar. Por suerte Elizabeth no duerme aun, lleva puesto sus anteojos de lectura, tienes sus piernas recogidas para acomodar el libro que le compre hace unas semanas atrás. Apenas me ve cierra el libro lo acomoda en su mesa de noche, luego saca de su cabeza los lentes, para luego decirme lo de siempre.

-           Qué bueno que has vuelto – ni que haya salido – ven, tengo frio – le da golpecitos a mi lado de la cama, y sin resistirme camino a paso veloz hasta mi cama.

-          Me alegro estar de vuelta – me giro para darle un beso, que responde igual o más apasionada que en la cocina hace ya unas horas atrás – cariño, necesito que me perdones – le miro culpable- por cómo te trate un rato atras…

-          Detente – dice seria – Burt, yo te amo y nadie podrá cambiar esto – me besa otra vez – solo creo que deberíamos dejarlo, por esta vez, pasar – sentencio ella con una sonrisa – ahora, solo quiero consentirte…

-          Pero, y ¿Kurt? – le pregunto, un poco preocupado por mi hijo – si se despierta ¿qué?

-          Bueno, pues solo le decimos que crearemos un hermanito para qué no este solo – la risa de mi mujer me congelo unos segundo, frio que desapareció apenas apago la luz que mantenía la habitación con vida.

                Es así como pronto las semanas y meses pasaron volando, tanto que casi dentro de unas semanas el cumpleaños número 7 de Kurt se avecinaba con rudeza. Con mi mujer preparábamos ya todo, las invitaciones de algunos amigos de su jardín, también algunos de los nuestros.

Mi mujer se encargaba netamente de la cocina y de los arreglos de la casa, mientras yo solo me dedicaba a realizar unos cuantos viajes al supermercado por cosas mínimas como globos, gorros de fiesta y otras cosas. A mi regreso, la acalorada pelea que tenían Elizabeth con Mark, dentro de casa, me llamo bastante la atención, me acerco rápido hasta la puerta donde saco mis llaves con suma tranquilidad para no votar algunas cosas que eran más bien delicadas, aun así mi inquietud fue más grande y tenía que saber el porqué de su discusión.

-          ¡¡Te volviste lunática o que!!...- le oigo decir a mi mejor amigo bastante fastidiado- no…no puedo hacerme cargo aun…esto me mataría hasta más no poder - ¿hacerse cargo de qué?...es lo primero que cruza mi mente antes que escuchar a mi mujer llorando.

-          Mark…por favor – le suplica – tu más que nadie sabes lo que me pasa, no puedo evitarlo, tie…tienes que ser valiente y afrontar tus problemas de una vez – ¿acaso tendrá que ver con su secreto?- porque si no lo haces tú, yo las tomare cartas en el asunto – su voz se notaba decidida a llevar a cabo su acción.

-          Elizabeth – retoma de nuevo la conversación – el no lo comprendería, nos odiaría a ambos, ¿acaso crees que solo yo seré perjudicado? – suelta una risa irónica –por favor,  ambos nos veríamos afectados – porque involucra a mi mujer – y no solo eso… - hace una pausa- nuestro hijo también se encuentra en juego.

El golpe contra el suelo, de las bolsas que llevaba, les advierte de mi presencia.

-          ¿Qué fue lo que acabas de decir? – me acerco mas hasta donde están ellos – perdón, pero no escuche bien – camino, ahora en dirección a Mark.

-          N…no es lo que piensas… - Mark me mira nervioso, se hace para atrás mientras intenta alejarse lo que más puede de mi – Burt, es solo un mal entendido…

-          ¡Ya basta! – Elizabeth se interpone entre nosotros, y con los ojos llorosos me mira desconsolada – lo siento, pero ya no puedo…ya no podemos – dice mirando al hijo de puta ese, retrocede para alcanzarle la mano – Mark es el padre de Kurt –me dice la maldita prostituta.

                De una sola bofetada, dejo a Elizabeth en el suelo mientras que me acerco veloz hasta el infeliz que arruino mi vida. No me importo si alguna vez fuimos amigos o conocidos, lo único que quería en ese momento era hacerlo desaparecer lo antes posible. Tome una botella de vino que había en el mesón de la cocina y sin dudarlo unos segundos, lo golpee dejándolo enseguida en el piso, Elizabeth estaba arrinconada y gritaba descontroladamente que me detuviera, pero era demasiado pronto para satisfacer mi venganza.

-          ¡Porque! –le grite a mi mujer – porque lo hiciste – ya frente a ella, la tome fuerte de los brazos sacudiéndola pidiendo respuestas – ¡acaso no te di lo suficiente, acaso no fui lo suficientemente hombre para ti puta!- la tiro al suelo, me levanto, y sin ninguna piedad, le doy de patadas en el estomago- ¡esto es lo que merece una zorra como tú!

-          ¡No te atrevas a tocarla en tu vida maldito miserable!- Mark, me toma de la espalda, ahora, devolviéndome los mismos golpes que le propine hace unos minutos atrás. Sin dudarlo también me defendí, dejándolo en una oportunidad inconsciente en el suelo, momento que aproveche para arrastrarlo fuera de mi casa y encargarme del resto de mis problemas. 

                Al regresar a la cocina, el desorden era un asunto que no se podía ignorar, como tampoco la presencia de la que hace unas horas atrás era mi mujer y ahora solo es un bulto en medio de la cocina que debo eliminar. Me acerque hasta ella, tomándola en brazos, la cargue hasta el auto, sentándola en el asiento del copiloto, la asegure y cerré la puerta. Di la vuelta al vehículo, entre, encendí los motores, chequee que no viniese nadie y me encamine hasta el hospital de lima.

                Minutos mas tarde, me encontraba atravesando las puertas del hospital con Elizabeth en brazos ya medio inconsciente, una enfermera que nos ve a la llegada da aviso de la gravedad de nuestra situación, unos cuentos paramédicos se me acercan tomando en brazos a mi mujer y poniéndola en una camilla, para llevarla de urgencia hasta el quirófano.

                Sentado en la sala de espera, comencé a retroceder cada recuerdo hasta llegar a casa, hace ya unas horas atrás. Como fui tan ciego. Viaje hasta los últimos rincones de mi cabeza buscando el momento exacto en el que descuide de mi familia. Por fin la búsqueda tuvo resultado, recordé el 4 de Abril de hace ya casi un año y medio, recuerdo que debía viajar por un encargo de repuestos de motores, un viaje a San Francisco del cual me tome unos tres días para conocer un poco más el lugar y, por la simple probabilidad de encontrar algún buen trabajo remunerado.

Sin embargo, como fui tan ciego. Ella no me miro de la misma forma que antes del viaje, quizás hasta no es toda su culpa, yo mande al puto que se la follo y tuvo a ese…Kurt…Mark es el padre de Kurt…otra vez as palabras venenosas de mi mujer me engañan, poniéndome mas furioso. Que es lo que hare ahora, yo le quiero…pero hacerme cargo de algo que no es mío… esa puta…

-          Señor Hummel… - una voz masculina que ya conocía a la perfección capta mi atención – Burt – se me acerca.

-          ¿Qué le sucede a mi mujer?- intento parecer preocupado, pero en estos momentos preferiría el peor diagnostico –¿Elly se encuentra bien? – le miro preocupado.

-          Burt, no te mentiré – me mira agobiado, cuando el que debería estarse muriendo de pena tendría que ser yo – tiene una hemorragia interna muy grave, los golpes que le dieron los asaltantes fueron la verdad bastante duros y pues lo único que queda es esperar que se recupere - caigo al asiento brusco, aunque se merezca todo el daño del mundo, no pude creerlo aun la amo lo suficiente como para perderla.

-          Es...esta despierta – le miro entristecido – necesito hablar con ella.

-          Esta sedada en este momento, no creo que te pueda recibir ahora – me dice colocándose a mi lado – tal vez sería bueno que te fueras a casa, descansaras, cuides de tu hijo y que vengan mañana por la mañana a ver si existe algún cambio…- sus palabras no me parecen inapropiadas del todo, así que tomo mi chaqueta, y me marcho a casa.

                Habiendo llegado ya a casa, estaciono el auto, luego tomo las llaves de mi hogar para poder abrir la puerta y poder aclarar mi mente. Ya son las tres de la mañana y aun me encuentro en el living sentado en mi sillón blanco, con una cerveza en mi mano derecha, las luces apagadas y mis pensamientos que me traicionan ocasionalmente. Los llantos de Kurt, me sacan de mi ensimismamiento. Me paro, dejo la bebida sobre la mesita y me encamino hasta la habitación del pequeño.

                Al llegar me acerco lentamente y a cada paso las palabras desgraciadas y las imágenes de los putos que me cagaron la vida. Kurt esta rojo de tanto llorar, le he estado mirando por más de 5 minutos sin saber qué hacer. ¿Los dejare marcharse? O ¿me quedare con el único recuerdo de algo que pudo haber sido perfecto en mi vida? Sin ya pensarlo mas, tomo a mi supuesto hijo en brazos para tranquilizarlo. Al instante en que lo cojo y lo pongo en mi pecho, se queda quieto y tranquilo, comenzándose levemente a quedar dormido.

                Después, quizás de una hora, en que tuve al niño en brazos y lo acosté nuevamente, me fui a mi dormitorio, el cual estaba rodeado de fotos que guardaban aquellos recuerdos que preferiría borrar. Tan cansado como me sentía, no tenia los ánimos suficientes como para tirar a la basura todas estas malditas memorias. Sentado en el borde de la cama, froto mis manos con cierta ansiedad, quizás lo que debería hacer es quedarme con el chiquillo y huir fuera de Ohio, y tener una nueva vida…pero tendría que enfrentar a la justicia después de eso...tal vez no deba irme sino que ellos deberían…volverán…pienso más detenidamente…de pronto viene a mí una idea que hasta me da miedo pronunciar, no obstante, es la única salida que tengo y poder, de una buena vez deshacerme de los hijos de puta.

                A las doce en punto, la niñera que contrate hace unas pocas horas estaba tocando y atravesando la puerta de mi hogar. Necesitaba que alguien se encargara de cuidar a Kurt mientras me encargaba de algunos asuntos.

                Las drogas son un producto de muy fácil adquisición aquí en Ohio, y por supuesto, siempre que quieres romper un poco las reglas no faltan aquellos que venderían su alma por un poco de dinero y es justo lo que necesitaba una droga o veneno fuerte que aniquilara mis dos mártires. El viaje en bus fue rápido, llegue un poco más allá de los límites de lima para encontrarme con quien me vendería lo que necesitaba.

-          Has llegado tarde – me dice mientras sale de las matas un hombre de melena café, con pantalones gastados al igual que el resto de su ropa – no tengo todo el día, trajiste el dinero – me mira amenazador.

-          - si – le muestro el fardo de dólares que habíamos estado juntando Elizabeth hace algún tiempo para un viaje que haríamos después de la fiesta de Kurt – y tu... ¿trajiste el veneno?- le miro ansioso, el solo me mira como de forma perdida.

-          Por supuesto – saca de unos de los bolsillos que poseía la chaqueta que llevaba – por cierto, esta mercancía me costó un poco más cara de lo que hablamos hace unas horas – le miro iracundo.

-          ¡¡me dijiste que con esto bastaría maldita rata!! – lo tome del cuello de la camisa mirándolo con odio, el solo sonríe incitando aun mas mi rabia, se suelta.

-          Acaso crees que esto crece en los arboles… - me mira aun sonriendo – aceptas el trato sí o no – en su mano derecha lleva la pequeña bolsa con lo que necesito mientras extiende la otra mano para que le entregue el dinero.

-          Si – le lanzo el fardo de billetes, y el imita el movimiento. Solo espero que esto funcione – el individuo se ríe mientras cuenta el dinero.

-          ¿Qué no va a funcionar? – pregunta ente risas – es más alta la probabilidad de que venga un policía y me arreste a que no funcione – dice en sarcasmos.

-          Por cierto… - le recuerdo el resto de nuestro trato – y el otro encargo – me mira el de ojos sombríos -  espero no se te olvide.

-          No te preocupes – me dice mientras comienzas a escabullirse por los arbustos – dentro de dos días ni sabrás quien fue ese sujeto – es lo último que escucho de su voz, al parecer se ha ido con bastante prisa. El viento sopla fuerte por entre los arboles golpeando mi rostro con bastante rudeza, quizás se avecinaban malos tiempos, miro hacia el cielo que se tornaba medio nublado, ya sin nada más que hacer seguí con mi camino, esta vez de vuelta a Lima.

                Mi regreso a casa es algo lento, el bus que me debería transportar de vuelta se demoro unos cuantos minutos en llegar, retardando mi regreso a casa. Apenas tome asiento, y me relaje unos segundos, comencé a planear mis siguientes pasos, tenía que ser cauteloso si no quería ser descubierto, si bien mi plan ya lo tenía decidido, pues no quería que este tuviera ningún tipo de inconveniente al realizarse.

                Luego de unas horas ya me encontraba, atravesando las puertas del hospital y pedir que me llevaran a la habitación de mi mujer. La enfermera me atendió rápido por consiguiente me transporto con rapidez a la habitación donde la tenían algo sedada.

-          Déjenos solos por favor – le dije apenas entre – quiero saludarla y ver como esta.

-          Está bien señor – dice antes de ir – pero le ruego no quedarse por mucho, la Sra. aun se encuentra en tratamiento – se marcha, dejándome con ella a puertas cerradas.

                La cama no se encuentra a gran distancia de la puerta por lo cual llego rápido hasta su lado. Tomo un piso que se encuentra casi en la esquina de la habitación y me siento para poder mirarle unos cuantos minutos. Al pasar ya unos 10 minutos en los que la contemplaba, ella despierta silenciosa, parece algo adolorida aun.

-          Hola  - le digo para que capte mi atención, ella por su lado parece espantarse al oír mi voz – ¿no me vas a saludar?- me mira asustada parece que en cualquier momento gritara.

-          ¿Qué haces aquí? – pregunta con el mentón tiritando – no quiero que te me acerques mas…- la tomo de la mano, luego la beso. Parece confundida.

-          ¿De qué hablas cariño?- le digo sin más – ¿acaso no recuerdas lo que paso anoche?

-          ¡que acaso tú no te recuerdas! – me dice desafiante, ahora sin ningún rastro de temor en sus ojos o en su voz – casi me matas y también…

-          ¡cállate! – le digo irritado, no quiero escuchar el nombre de ese – solo vine para darte una oportunidad, de que me elijas a mi sobre el – me mira algo consternada.

-          Burt, lo siento, pero ya no te amo – lo suelta de pronto – ya no quiero formar el resto de mi vida contigo, Mark me ha dado cosas que tu ya no me puedes dar – la miro indignado – además, el jamás me ha tratado como lo has hecho en los últimos meses.

-          Elizabeth, es tu última oportunidad – le reitero, poniéndome de pie, antes de perder el poco control que me queda – elígeme y nadie saldrá lastimado – su mirada ha vuelto a ser de miedo – tu no me quieres como tu enemigo ni menos a esa rata – le digo casi escupiéndoselo – estoy dispuesto a perdonar tu error, con tal de que te olvides de ese hijo de puta y tu vuelvas a ser mi puta ¡entendiste! – sus lagrimas comienzan a caer, debería sentir algo de pena por ella, pero, la rabia que recorre mis venas me está matando por dentro. Me mira después de unos segundos con los ojos algo hinchados, para decirme lo que yo llamaría una sentencia de muerte.

-          ¡Vete a la mierda, hijo de tu malnacida madre! – dice, sacándose el anillo de compromiso y tirándolo al piso - ¡jamás me volverás a ver o a Mark o a mi hijo!

-          Te equivocas – le digo sonriendo – porque dentro de unos días Mark ya no estará con ustedes para protegerlos –camino en dirección a la puerta – y con respecto a Kurt no esperes volver a verlo – salgo de la pieza dejando el grito de dolor de mi mujer atrás en la habitación, acelero pues no quiero estar aquí para ningún tipo de interrogatorio.

                Llegue a casa, le pague a la niñera por sus horas de servicio y luego me encargue del resto. Cuando por fin pude ir a mi pieza y preparar el resto de mi plan, recibo la llamada telefónica que desconocía, una voz conocida me da lo que es para mí unas de las mejores noticias que pude escuchar en días.

-          El sujeto esta muerto – dice el hombre al otro lado de la línea – y también nos deshicimos del cadáver, por si le interesaba saber – cuelga después.

Esta muerto. Dejo caer el teléfono mientras me quedo sentado al borde de la cama, pensando en todos esos recuerdos que ahora están atormentándome. Mark, siempre estuvo ahí para mí y viceversa, pero esta no se la deje pasar por nada en el mundo, me acuesto con el resto de mi cuerpo sobre la cama, está muerto, sonrió una vez más antes de quedarme profundamente dormido. Me despierto a eso de las 3 y algo más de la mañana asustado de una terrible pesadilla.

                Estaba sentado en una habitación blanca en la cual podía ver en las paredes fotos de mi vida como casado, entre esos recuerdo comienzan unos que no había vivido aun, imágenes de lo que pasaría comenzaron a aparecer y entre ellas, la imagen de un bebe que cuando me paro del asiento en el que me encontraba para tocar su rostro, las paredes comienzan a trisarse con rapidez, y de cada grieta que se formaba salía, algo que yo asocie como sangre. Quería correr pero no podía y antes de que pudiera pedir auxilio, las paredes explotan dejándome totalmente cubierto de esta sustancia roja.

                Reviso bien la hora, son las cuatro y cuarto de la madrugada, ¿Quién será el bebe?, es lo último que pregunte antes de volver a quedarme dormido.

            Este debía ser el día en que todos los problemas debían acabar, eliminar de por vida esta maldita sanguijuela que tanto se aprovecho de mis esperanzas y sueños. Tome unos pantalones que solo uso en épocas especiales y una camisa que me había dado el gusto de comprar hace algún tiempo ya. Ya en una media hora me encontraba listo para ir hasta el hospital, donde vería por última vez a Elizabeth Hummel.

 (GRANADE - BRUNO MARS)

                La misma enfermera que me atendió ayer fue la que me llevo hasta la sala donde estaría Elizabeth. Pero al llegar, mi sorpresa fue no verla sola, sino que la inesperada visita de López quien por lo visto venia asegurase que estuviera bien o al menos eso creí.

 

Easy come, easy go
That's just how you live, oh
Take, take, take it all
But you never give

-          Lo siento mucho – es lo primero que me dice el doctor al acercarse para abrazarme – si lo hubiese sabido antes tal vez hubiese podido salvarlo – ahora sí que no tengo ni la mas mínima idea de lo que habla, intente ver a Elizabeth quien solo miraba con lagrimas en los ojos en dirección contraria a donde me encontraba – es tu hijo, Elizabeth estaba embarazada y después del asalto, pues ella perdió a vuestro chico.

 

Should've known you was trouble
From the first kiss
Had your eyes wide open
Why were they open?

Gave you all I had
And you tossed it in the trash
You tossed it in the trash, you did

To give me all your love
Is all I ever asked 'cause
What you don't understand is

 

No podía mantenerme en pie de la impresión, pues comencé a repasar esa noche de furia. Luego se me vino a la cabeza el recuerdo casi vivido de mi sueño. ¿Acaso, el era mi hijo, mi verdadero hijo?

-          Necesito estar a solas con mi mujer – demande con voz grave - ¡ahora! – tanto el doctor como la enfermera nos dejaron a solas

 

I'd catch a grenade for ya
Throw my hand on a blade for ya
I'd jump in front of a train for ya
You know I'd do anything for ya

 

-          No me dijiste nada – comencé la conversación  - Elizabeth, perdóname – comienzo a llorar.

-          No tuve como decirte ni yo lo sabia – me dijo con un dejo de voz – apenas me den el alta, tomare mis cosas, a Kurt y me iré de lima junto Mark… - levanto mi cabeza secando mis pocas lagrimas, volviendo a enfurecerme, como es posible  que después de esto no quiera seguir junto a mí.

-          Pues deberá ser en la otra vida – le digo pesadamente, ella voltea con la mirada herida, aumentando sus lagrimas, se echa hacia adelante  para cubrir su cara con sus manos y así llorar desgarradoramente.

 

Oh oh, I would go through all of this pain
Take a bullet straight through my brain
Yes, I would die for you, baby
But you won't do the same

No, no no

 

-          Por favor, Elizabeth – me incline al lado de su cama – lo hice porque es la única manera de que me vuelvas a amar y así no tendrás que pagar como él lo hizo – le acaricio la cabeza con mi mano derecha, pero ella rápidamente quita la mía.

-          No te atrevas a tocarme en tu vida maldito asesino – me escupe en la cara – prefiero estar muerta antes que seguir viviendo una vida infeliz junto a ti…

 

Black, black, black and blue
Beat me 'til I'm numb
Tell the devil I said "hey"
When you get back to where you're from

Mad woman, bad woman
That's just what you are
Yeah, you'll smile in my face
Then rip the brakes out my car

 

-          Pues que así sea – me mira asustada, mientras ve expectante lo que voy a sacar de mi bolsillo. Apenas lo saco comienzo a llorar nuevamente, me siento bastante mal tanto por la muerte del que pudo ser mi verdadero hijo, de la mujer que alguna vez ame  y de los líos mentales que todo provocaba en mi – es cianuro, prometo no te dolerá nada.

Gave you all I had
And you tossed it in the trash
You tossed it in the trash, yes you did!

To give me all your love
Is all I ever asked, 'cause
What you don't understand is

 

-          Por favor, Burt no lo hagas – intentó alcanzar la mano en la que llevaba la jeringa con el cianuro – está bien, accedo a todo lo que me pidas pero por favor, te lo ruego, no lo hagas.

-          Es curioso – sonrío – es lo mismo que pensé que dirías a penas estuvieras a punto de morir, pero creo que solo me pides algo de clemencia porque tienes miedo a la muerte – me acerco hasta donde está su rostro para besarla acaloradamente.

-          Wow…jamás me besaste así – me separo rápido – de verdad lo siento.

 

I'd catch a grenade for ya
Throw my hand on a blade for ya
I'd jump in front of a train for ya
You know I'd do anything for ya

 

-          Pues yo no – me acerco, otra vez, para tomar su pelo con rudeza y jalar su cabeza hacia atrás– es hora de decirnos adiós querida – cerca de su garganta una de sus venas comenzaba poco a poco a notarse.

-          Por favor no – pedía entre llantos – te lo ruego…te amo… - fue lo último que alcance a escuchar de ella antes de inyectar el veneno en la vena de su cuello, con ello también las ultimas lagrimas que caian de sus ojos.

 

Oh oh, I would go through all of this pain
Take a bullet straight through my brain
Yes, I would die for you, baby
But you won't do the same

 

If my body was on fire
Oh, you'd watch me burn down in flames
You said you loved me, you're a liar
'Cause you never, ever, ever did baby

 

                Poco a poco el cuerpo de Elizabeth comienza a desvanecerse en mis brazos hasta ya dejar de respirar. Deje el cuerpo al lado unos minutos mientras me desasía de la jeringa y de alguna prueba que pudiera presentarse en mi contra. Luego, acomode el cuerpo de mi mujer de tal forma que pareciera un ataque de corazón. Salí corriendo de la sala pidiendo auxilio, pues mi mujer había sufrido de un supuesto ataque de corazón.

 

But darling, I'd still catch a grenade for ya
Throw my hand on a blade for ya
I'd jump in front of a train for ya
You know I'd do anything for ya

Oh oh, I would go through all of this pain

 

Las enfermeras más el doctor López, llegaron de inmediato al oír mi llamada de auxilio, practicaron reanimación, hicieron de todo lo que es humanamente posible, pero no pudieron salvarla.

-          Lo sentimos Burt – comienza otra vez el doctor López a disculparse – lo siento muchísimo, pero dios sabe lo que hace y si quería llevarse a Elizabeth fue por una razón – tragamos saliva casi al mismo tiempo – fue para cuidar a tu hijo que en paz descanse.

-          Gracias amigo – dejo caer una lagrimas mentirosas de mis ojos – creo que iré a hacer los papeleos de defunción – el solo asiente con la cabeza, luego se marcha despidiéndose amigable.

Take a bullet straight through my brain
Yes, I would die for ya, baby
But you won't do the same

No, you won't do the same
You wouldn't do the same
Oh, you'd never do the same
Oh, no no no

 

 

 

(En el presente)

 

                Llegue a casa, a eso de las 5 de la mañana a casa, algo empapado y bastante cansado. Camine hasta la cocina donde me detuve a pensar que estando ahí fue que se me ocurrió salir de casa a estas horas de la noche, camine en dirección contraria, entonces, pues no quería estar pensando más en el tema del asesinato. Cuando ya me encontraba algo seco y me disponía a subir a dormir el resto de horas que podía dormir, el teléfono de casa suena, bajo extrañado ¿Quién será a esta hora?

 

-          Diga – respondo con voz cansada - ¡diga! – demando rudo.

-          Creíste que te deshiciste de mi – una voz familiar, algo cambiada, pero la misma de unos ochos años atrás – se que sabes quién soy yo…

-          Mark – me tiemblan las piernas, un escalofrío recorre mi espalda.

-          Vengo por mi hijo y mi venganza así que prepararte Burt Hummel – cuelga sin nada más que decir.

 

Me quedo paralizado unos instantes, ¿Cómo demonios fue que vivió? ¿El no debería estar muerto y bajo tierra?... ¿Qué clase de broma es esta?

                 Cuando al fin pude mover las extremidades de mi cuerpo, comencé a moverme frenético de un lado hacia otro pensando en cómo solucionaría esto. Fue así como llego a mí una idea perfecta, y a la vez, algo macabra con la cual podría acabar con todo este problema.

                Debía deshacerme de Kurt lo antes posible, primero chantajear a Mark, y luego acabar con estos fantasmas que atormentan mi presente.

 

Subo las escaleras con cuidado, pues no quiero despertar a nadie en casa, al llegar a mi pieza veo que Carole se sienta de forma enérgica en la cama, con cara de preocupación.

-          Burt, por dios ¿dónde has estado? – me pregunta poniéndose en pie para abrazarme – estaba muy preocupada.

-          Pues ya no lo estés, me encuentro sano y salvo – le beso para que este un poco más tranquila – vamos a dormir, la verdad es que estoy muy cansado – asiente dulce, nos metemos en la cama abrazados para mantener un poco de calor junto a nosotros.

 

Lima Ohio, el mejor lugar para vivir, ahora se ha convertido en el escenario de uno de los más grandes acontecimientos de la historia, el gran telón rojo carmesí se abre para dar inicio a la obra…THE SHOW MUST GO ON…

 

Notas finales:

BUENO, ESPERO HAYAN DISFRUTADO DEL CAPITULO, ESPERO AHORA SI ACTUALIZAR PRONTO...SLU2!!!


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