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Porque soy un estúpido (One Shot Kyumin) por Kanashawol

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Notas del fanfic:

Este va dedicado a la Kale, porque es un regalo que le prometí y a todos los que quieran leerlo ^^

Notas del capitulo:

Espero que lo disfruten, porque trate de ser mucho mas prolija con la narracion :D

 

            Ya estaba cansado de tanto llorar. Le carcomían por dentro la rabia y el arrepentimiento porque sabía que no estaba siendo sincero consigo mismo y aún así insistía en seguirse auto torturando. Moría de ganas de besar esos rosados labios, de tener ese delicado chico de fuerte cuerpo entre sus brazos, de verlo sonreír infantilmente mientras conversaban sobre cualquier cosa, de que revolviera su cabello como antes…

 

            “Eres un idiota Cho KyuHyun” se dijo cuando se sorprendió por enésima vez mirando el rostro de su hyung, que conversaba animadamente con el líder sobre sus próximas presentaciones. Desde que había comprendido sus sentimientos por el mayor, había optado por ignorarlo completamente y ocupar cada oportunidad que tenía para ser cruel y sarcástico con él, hiriéndolo intencionadamente cada vez que trataba de acercarse o iniciar una conversación como las que tenían antes. Creía que con eso lograría que lo odiara y así olvidaría rápidamente esos sentimientos “incorrectos” que tenía por su compañero de grupo.

 

            Pero no había dado resultados. Cada vez que lo hería distinguía sus ojos vidriosos antes de que se volteara y desapareciera rápidamente del lugar para horas después tratar un nuevo acercamiento que terminaba en lo mismo; presenciar eso era sentir que miles de espadas le atravesaban el alma incontables veces, provocándole aún más dolor del que ya sentía.

 

-          ¿Por qué me haces esto Kyu?

-          Porque se me da la gana- respondía cortante mientras forzaba una sonrisa malévola.

 

            Esa era la única y repetitiva conversación que fueron capaces de sostener por dos semanas completas, hace un mes, hasta que el mayor desistió y simplemente dejó de hablarle. El chico amante del color rosa se había rendido a no obtener otra respuesta y resignado a perder el cariño de KyuHyun sin razón aparente. “¿Qué hice mal?” era el pensamiento que siempre estaba rondando su mente cuando esas molestas y silenciosas lágrimas comenzaban a caer. Era insoportable esa repentina “Ley del hielo” a la que estaba siendo sometido.

 

-          ¡Leeteuk Hyung eres especial! – soltó cuando las carcajadas del líder se hicieron imparables y una sonrisa se asomó en su rostro.

 

            Se levantó del lugar antes de que los demás lo vieran estallar en llanto. Era la primera vez en todo el tiempo que no se habían hablado que veía la hermosa sonrisa de Sungmin salir desde el fondo de su corazón, como antes, y no como la mueca forzada que se había acostumbrado mostrarle a los demás desde un tiempo que coincidía con el que llevaban en una relación era estrictamente profesional. “¿Sólo yo me doy cuenta que finge?” pensaba y se enrabiaba con los demás porque no eran capaces de percibirlo. También se odiaba a si mismo porque no había sido lo suficientemente valiente para parar el juego y ser el que trajera esa hermosa sonrisa de vuelta.

 

            “Eres un idiota Cho KyuHyun, un verdadero idota” repetía en su mente antes de levantarse apresuradamente para encerrarse en el baño y llorar desconsolado, escondiéndose de los demás mientras fulminaba su reflejo con la mirada y se tentaba a golpearlo con todas sus fuerzas.

 

             Afirmado con una mano a cada lado del lavabo y la mirada llorosa clavada en sus propios ojos reflejados fue como lo descubrió el muchacho que necesitaba usar el baño, la puerta se encontraba sin seguro pues el maknae, en su desesperación, había olvidado colocarlo.

 

-          ¿Estás… bien?- dijo Sungmin pensando que tal vez lo mejor hubiera sido salir por donde entró, en silencio. Pero su preocupación por el pudo más que su sentido común.

 

            La expresión del menor pasó de rabia, a sorpresa y luego se congeló en una de profundo dolor. El otro se estaba acercando a él, dubitativamente con una temblorosa mano extendida, como si quisiera tocarlo pero no se atreviera. El menor no se movió y el chico de polera rosa lo abrazó lenta y cariñosamente por la espalda, transmitiéndole esas palabras de aliento que no era capaz de decir, sin siquiera saber el motivo de la angustia de su amigo. KyuHyun apretó los puños fuertemente, enterrándose sus propias uñas en las palmas.

 

-          Tranquilo Kyu – dijo mientras le acariciaba los cabellos con ternura, como antes- A pesar de todo… deberías saber que… sin importar que… voy a esta para ti siempre que lo necesites…

-          ¿Por qué eres así? – respondió el aludido tratando de contener su frustración y dirigiendo contra él enojo que sentía contra sí mismo- ¿Por qué después de todo lo que te he hecho aún puedes decir cosas como esas?

-          Porque… ehhh… - suspiró profundamente- Porque soy un idiota… y porque te amo bebé.

 

Esa inesperada noticia convirtió inconscientemente la expresión del maknae en una de total felicidad y, sin pensar en lo que hacía, se volteó y atrajo ese pequeño cuerpo hacia el suyo abrazándolo fuertemente mientras acariciaba su espalda y se llenaba de su aroma, ese exquisito aroma que tanto extrañaba. Sus lágrimas de alegría mojaban ambos rostros pegados mejilla contra mejilla mientras el mayor colocaba lentamente sus manos alrededor de la espalda de su amado.

 

            Entonces, sin previo aviso y como si estuviera premeditado, acercaron al mismo tiempo sus rostros y unieron sus bocas en el beso que tanto habían deseado.  No era un beso entre principiantes, ambos sabían perfectamente lo que debían hacer, sin embargo se sentían como dos niños pequeños experimentando su primer beso. Y lo que comenzó con un inocente roce de labios fue tornándose cada vez más profundo dando paso a una situación donde las bocas se buscaban, encajando perfectamente como si estuvieran hechas para estar una contra la otra, donde las lenguas se acercaban tímida y peligrosamente en un jugueteo sin fin… Hasta que una de ellas se decidió a traspasar el límite autoimpuesto y esa batalla tanto tiempo pospuesta comenzó a tener lugar en la boca del chico de teléfono rosado.

 

            El calor del ambiente comenzó a subir de manera acelerada cuando Kyu lo empujó suave y decididamente contra la puerta al tiempo que colaba sus manos por debajo de la polera y comenzaba a acariciar sus costados desesperadamente, sin separarse de esos labios adictivos, haciendo que ambas respiraciones se aceleraran desacompasadamente y recibiendo por respuesta unas tímidas manos enredándose en sus cabellos y una lengua traviesa recorriendo toda su cavidad. Separó entonces el beso y se dispuso a atacar el cuello que se le ofrecía deliciosamente emanando ese aroma que lo enloquecía, recorrió con sus labios desde la base de la oreja hasta la clavícula y luego hizo lo mismo con su lengua, ensalivando todo a su paso. Sungmin trató de reprimir un gemido que luchaba por salir desde hacía un rato, pero eso no pasó desapercibido para el maknae, quien comenzó a morder y succionar “marcando lo que era suyo”. Entonces ese gemido escapó sin retenciones, y fue seguido por muchos más cada vez que el menor mordía suavemente el lóbulo de la oreja del que tenía entre sus brazos.

 

Deseaba sentirlo, deseaba decirle sin palabras cuanto lo necesitaba, cuanto lo amaba, cuan arrepentido estaba de su comportamiento esas últimas y horribles semanas. Y como si el otro hubiera escuchado sus sentimientos comenzó a mover sus manos, a acariciar su espalda y su cuello casi desesperadamente, como si quisiera gritarle que se sentía de la misma manera, pero no podía decirle pues esos gemidos que se escapaban de tanto en tanto no lo dejaban hablar. Era casi como estar en el paraíso prohibido.

 

-          ¡SungMin- Ah! ¿Te falta mucho?- la voz de Leeteuk llegaba amortiguada desde el otro lado- se nos hará tarde…

 

Ambos estaban congelados en las mismas posiciones en las que los había encontrado la inocente interrupción del líder. El cuadro era bastante gracioso: Las manos de Kyu, que habían estado aventurándose bajo los pantalones del mayor, estaban congeladas sujetando firmemente su trasero, y las del mayor, que segundos antes estaban acariciando activamente el pecho del maknae bajo su camisa, tampoco se habían movido de su lugar. Los demás no podían enterarse de lo que estaba pasando ahí dentro y ese no era un cuadro que otros pudieran ver, con ambos muchachos tratando de silenciar sus agitadas respiraciones

 

-          ¿SungMin estás ahí dentro? ¿Estás bien?- la sincera preocupación de Leeteuk atravesaba la puerta- ¿Necesitas que entre?

 

El aludido inspiró profundamente para controlar su respiración y normalizar su voz.

 

-          Ya salgo hyung… ¿Puedes ir por mis cosas mientras yo termino?

-          ¿Seguro que no hay problema? … Llevas un buen rato allí adentro y tu voz suena extraña… No me digas que otra vez has estado llo…

-          ESTOY BIEN hyung… sólo ve por mis cosas y encontrémonos en la entrada.

-          Ufff… me habías preocupado. Mejor te espero en mi auto.

-          Ok.

 

Sintieron alejarse los pasos en dirección a los casilleros y se miraron a los ojos antes de expirar pesadamente para liberar la tensión del momento. Entonces Kyuhyun volvió a atacar maliciosamente el cuello del más bajo haciendo que se le escapara nuevamente un gemido.

 

-          De… de… detente… De…  debo… salir… - dijo entrecortadamente mientras el otro lo ignoraba y seguía cubriéndolo de besos mientras disfrutaba la rapidez con que “su” hyung se aceleraba otra vez.

-          ¿Prefieres salir con JungSu hyung?- dijo ante la insistencia del otro por separarse

-          Es… es… es un compromiso.

 

Haciendo uso de su fuerza, el maknae sintió como era apartado fácilmente cuando Min lo tomó por los hombros y lo separó de su cuerpo. “No pueden vernos así” y “Leeteuk hyung me está esperando, a él no puedo fallarle” Fue lo que le escuchó susurrar mientras se acomodaba la ropa.

 

-          Espera un poco antes de salir – dijo ahora arreglándose el cabello frente al espejo y mojándose la cara.

 

Un minuto después, salió del lugar dejando al más alto estupefacto y apoyado a la pared trasera sin poder  moverse y sin entender realmente lo que estaba pasando. Acababa de caer en cuenta del error que había cometido, había sucumbido a aquello de lo que estaba tratando de escapar, había dado rienda suelta a esos sentimientos que había luchado por enterrar.

 

-          ¡Rayos! Eres un idiota Cho KyuHyun

 

Últimamente esa frase se repetía reiteradas veces en su cabeza, demasiadas para su propio gusto. Seguía sintiendo por todo su cuerpo ese sin fin de descargas, casi como corrientes eléctricas, que habían comenzado mientras besaba a su hyung. Puso la mano sobre el acelerado corazón que bombeaba con inusual fuerza en su pecho y lo disfrutó durante un momento, pues era la primera vez que le pasaba algo como eso… ¿Por qué el causante de tan hermosas sensaciones se había marchado en el momento menos pensado? Jamás pensó que en esa situación Sungmin hubiera preferido marcharse, menos después de ser el que se le había confesado. Si no lo hubiera dejado tan repentinamente en esas condiciones, ahora mismo no se estaría arrepintiendo de haber flaqueado, no estaría deseando no haberse rendido a esa inesperada confesión que lo había vuelto estúpidamente feliz y vulnerable. “Desmoronó tu estrategia” se repetía mientras buscaba la falla en el plan que había denominado previamente “Hazlo que te odie”

 

Ese tan ansiado contacto, esos besos prohibidos entre dos compañeros de grupo que se gritaban el amor que se profesaban en el idioma de las caricias, esas manos recorriendo su cuerpo… se excitaba de solo recordarlo y su entrepierna ya estaba lo suficientemente dura después de esa inesperada sesión de cariños. Era molesto. Se había vendido a las palabras de su hyung; en menos de un minuto había alimentado esos sentimientos que no logró hacer desaparecer en más de un mes, había sucumbido ante la sensación de sentirse amado por aquel que le dejaba sin aliento, había participado del juego de caricias desenfrenadas, había besado esos labios rosados con la pasión desbordada de su juventud, había deseado poseerlo ahí mismo, en el baño de SM y gritarle al mundo que Lee SungMin era suyo y que nadie más podía tocarlo… ¿Y qué había conseguido? Quedarse solo, frustrado y con su palpitante miembro molestándole jodidamente.

 

-          Definitivamente eres un idiota Cho KyuHyun.

 

Lavó furiosamente su cara y deseó golpear numerosas veces ese agitado rostro que lo miraba desde el espejo, como si fuera otra persona y no él mismo quien había cometido ese error. Pero no era bueno para su imagen montar una escena en el lugar de trabajo, así que respiró hondo numerosas veces, esperando que el bulto entre sus piernas dejara de notarse y salió “tranquilamente” del lugar dando un portazo. Todo el camino de vuelta fue odiándose a si mismo por haber flaqueado en ese momento y buscando una excusa, que le parecía inexistente, para no tener que volver a dirigirle la palabra otra vez… como si la comprometedora situación de minutos atrás nunca hubiera tenido lugar.

 

Después de mucho reflexionar llegó a la conclusión de que simplemente borraría de su memoria ese momento, igual como borraba esas partidas de juego que habían tomado un mal rumbo y ya no le servían. Ignoraría a ese pequeño hyung igual como lo había hecho hasta hace minutos atrás “no guardaré el progreso porque me fui en la dirección equivocada” pensó y llenó su cerebro de lo que haría llegando a casa para que el tormento que lo perseguía como una nube de lluvia sobre su cabeza se aburriera de ser ignorado y desapareciera.

 

Sin mirar a nadie y apenas contestando los saludos de sus compañeros de piso, se encerró en su habitación dispuesto a jugar con la computadora. No había nada que una buena partida de Starcraft no pudiera aliviar, ya que jugando era la mejor manera de sacar de su cabeza esos pensamientos “tontos” “inútiles” y “débiles” que ya ni siquiera recordaba sobre qué o quién trataban. Perdió la noción del tiempo, como siempre que se concentraba en la partida y encontraba buenos contrincantes que lo hicieran pensar, así que no se percató de las numerosas veces que sus compañeros golpearon la puerta esperando que diera señales de vida, hasta que la madrugada lo encontró terminando una partida que había sido particularmente difícil. Entonces, sintió como la puerta de su cuarto se abría lentamente y esa infernal presencia se introducía en su habitación antes de cerrarla cuidadosamente detrás de él.

 

-          Bebé… ya volví.

 

Ignoró completamente cualquier sonido entendible que hubiera tratado de emitir el molesto insecto que se había colado por su puerta, estaba a punto de emboscar la base protos así que estaba completamente prohibido perder  la concentración y realizar un movimiento en falso que lo llevara a perder miserablemente… odiaba perder.

 

-          ¿Me estas escuchando? … Oh, ya veo ¿una partida particularmente complicada? 

 

Cada vez se acercaba más, tratando de hacer el menor ruido posible pues sabía que desconcentrándolo sólo tendría problemas, pero KyuHyun seguía con la mirada fija en la pantalla sin dedicarle, como antes, algún tipo de sonido entre dientes que le indicara al otro que lo había escuchado y que esperara a que terminara ese juego para entablar una conversación como sólo ellos dos podían tener. El maknae seguía repasando cuidadosamente su estrategia antes de hacer el movimiento final que le permitiría hacer pedazos la fuerza principal de la tropa enemiga, abriéndole el camino a la victoria. Las cosas estaban a su favor.

 

-          Eso es… muévete un poco más y estás muerto – dijo furioso.

 

Doble efecto. SungMin se quedó paralizado en su lugar mientras que el enemigo hacía ese tan esperado mal movimiento que llevó a su destrucción en cuestión de minutos. Hubiera deseado que su otro “enemigo” también hubiera hecho el mal movimiento. Cuando apareció el mensaje de victoria en su pantalla sintió a su espalda un lloriqueo que había sido contenido durante los últimos minutos.

 

-          ¿Sigues ahí? –dijo volteándose para mirarlo-  ¿Acaso olvidaste como llegar a tu cuarto y te extraviaste en el mío?

-          ¿Qué te pasa? – Su mirada había cambiado de una completamente llena de dolor a otra entremezclada con furia que trataba de disimular el llanto que luchaba por salir - ¿Cómo puedes volver a ser tan frío en sólo unas horas? Después de lo que pasó pensé que todo volvería a ser como antes…

-          ¿De qué hablas “hyung”? – puso el tono de voz más frío que pudo procesar su cerebro.

-          Después de… - no podía decirlo en voz alta- ¿Decidiste que ya tuviste lo que querías y vas a ignorarme otra vez?

-          ¿Terminaste? Quiero seguir jugando… Puedes retirarte, además JungSu hyung debe estar esperándote y no puedes dejarlo así ¿verdad?  - ¡mierda! Esa última frase no debería haberse escapado.

 

Volvió a girarse hacia su laptop y clavó la vista en la pantalla, simulando estar interesado en encontrar una nueva partida a la que unirse. Los pasos comenzaron a alejarse en dirección a la puerta: lo había conseguido.

 

-          ¿Acaso crees que las cosas van a pasar cuando tú quieras y sólo porque tú así lo deseas? ESTOY HARTO KYUHYUN. Me cansé de ser el débil que aguanta todos tus caprichos y que sufre en silencio… Esta vez voy a ser yo el que te ignore y eso no cambiará aunque me ruegues de rodillas, no me arrastraré por alguien que solo consigue sacarme de mis casillas con actitudes incomprensibles, que se arma sus propias y estúpidas ideas en la cabeza sin escuchar realmente los motivos. ¡ME VOY!

 

Pasos que se alejan. Un portazo. Luego, silencio. Apretó fuertemente el mouse buscando la fuerza que necesitaba para no desarmarse y correr tras él, abrazarlo y rogarle perdón, reconocer que no soporta la idea de una existencia si él no está a su lado… Lágrimas de impotencia escaparon de sus ojos entremezcladas con sollozos mal disimulados.

 

-          Eres un idiota Cho KyuHyun. – ¿Ahora su consciencia también lo recriminaba con esas palabras?

 

Las lágrimas caían ahora con más fuerza que antes y sólo atinó a enterrar su cabeza entre los brazos para dejarlas caer, refugiadas, por una última vez. Sintió entonces esos firmes brazos rodearlo nuevamente por la espalda, confortándolo como lo habían hecho esa tarde. Sus defensas volvían a bajar y rogó que todo fuera producto de su imaginación. Entonces se percató de esa cálida y tan real respiración en su oído y de ese amado aroma  que comenzaba a llenar y embriagar su mente, impidiéndole apartarlo bruscamente como su cerebro hubiera deseado.

 

-          No vuelvas a hacernos esto Kyu – le susurró- Te dije que te amaba y eso no va a cambiar aunque pasen mil años, aunque dejes de hablarme, aunque finja enfadarme e ignorarte – sintió su cuerpo tensarse- Si me fui con Leeteuk hyung hoy fue porque era un compromiso que tenía con él desde hace días… Él ha sido el principal apoyo que he tenido este último mes, es el único que sabe todo lo que he sentido desde hace mucho y me ha apoyado incondicionalmente… simplemente a él no podía fallarle – el maknae sentía como sus manos se crispaban y relajaban alternadamente sin decidirse por una posición- Debes comprender que para mí no hay nadie más que tú, y si sigues ignorándome y tratándome de esa manera tan cruel volveré a mi decisión inicial de dejar el grupo porque ya no puedo soportarlo…

-          ¿Dejarlo? – se le escapó sin poder detenerse.

-          Si no fuera por las súplicas de JungSu hyung, y por su apoyo… yo ya no estaría aquí. Él me enseñó a ser paciente, pero alcancé mi límite.

 

¿Irse? ¡No podía aceptar una decisión tan estúpida! Si bien él lo ignoraba, podía soportarlo porque de alguna manera nunca lo perdió completamente, podía verlo, saber como estaba… pero si se iba… Se levantó violentamente soltándose del agarre suave de los brazos que buscaban confortarlo y lo miró directamente a los ojos, esos ojos que reflejaban los suyos llenos de dolor. Ese par de hermosos ojos que ahora estaban hinchados, rojos y ojerosos, esas mejillas llenas de los surcos de tantas lágrimas derramadas… Si las cosas iban a ser así…

 

Se encaminó lo más serenamente que pudo hasta la puerta, y ante la sorpresa del mayor, le puso llave antes de dirigirse lentamente hacia el lugar desde donde lo miraba extrañado.

 

-          Prefiero pisotear mil veces mi orgullo antes de concebir la idea de perderte para siempre- le dijo mientras lo tomaba por los hombros y lo besaba furiosamente.

 

Temblorosamente las manos del más bajo se pusieron en la cintura del maknae y este tomó su cara, afirmándolo como si temiera que fuera a desaparecer de entre sus brazos, como si se fuera a marchar en cualquier momento… y esta vez no podía permitírselo.

 

-          Kyu…

-          Cállate de una vez, no es necesario que digas nada más.

 

Era el momento perfecto para ambos. Habían sufrido tantos pesares tratando de ocultar lo que sentían, tratando de librarse de esos sentimientos que sólo se fortalecían con cada vano intento de hacerlos desaparecer, que ese momento se estaba grabando hondamente en sus memorias sin que se percataran de ello. Cada corazón latía aceleradamente mientras poco a poco el beso cobraba la intensidad que había tenido horas atrás pero, si es que eso era posible, cargado de mucho más sentimiento; estuvieron así durante varios minutos, perdidos el uno en el otro como si los minutos fueran horas y los segundos los más dulces minutos.

 

Luego de lo que le pareció una eternidad, las manos del maknae comenzaron a descender lentamente por el rostro de su acompañante, delineándolo con las yemas de sus dedos, bajaron por el cuello, recorrieron los hombros y los brazos hasta posarse en la cintura, todo con un cuidado digno del trato que se le daría a una delicada obra de arte; al mismo tiempo, las manos del mayor comenzaron a recorrer tímida y a la vez ávidamente su cuerpo, para terminar aferrándose a su cuello mientras sus labios continuaban moviéndose al compás de esos dos corazones, lenta y profundamente.

 

Entonces, como reclamando su propiedad, la lengua de Kyu rozó levemente los labios de su hyung antes de introducirse en la boca que tanto había extrañado, siendo ansiosamente recibida por su par la que se unió a ese baile de caricias que ambos disfrutaban sin ningún tipo de preocupación en su mente. Atrás habían quedado esos días en los que no se hablaban, en el olvido aquellos en los que peleaban, ni tampoco había espacio en sus cabezas para el apasionado y fugaz encuentro de unas horas antes; sólo eran ellos y sus cuerpos en estrecho contacto, estremeciéndose ante el roce de las caricias que iban y venían, y de los labios que se buscaban encajando perfectamente como si hubieran sido sacados del mismo molde.

 

-          Te amo Lee SungMin- tuvo que decirlo para poder sentirlo real.

-          Y yo a ti, mi idiota Cho KyuHyun.

-          Te enseñaré quien es el idiota – replicó mientras en su rostro aparecía esa maliciosa sonrisa que hacía derretirse a cualquiera.

 

Lo empujó suave y decidido hacia el borde de la cama, cayendo ambos de espalda sobre ella. Se acomodó sobre él con una pierna a cada costado de su cuerpo y comenzó a recórrelo con sus manos, explorando, conociendo, asegurándose de que él era real, de que todo lo que ocurría en ese momento era real        y que no iba a despertar en medio de la noche solo y acelerado como tantas veces le había pasado.

 

Sentía como el más bajo era capaz de comprenderlo a la perfección y agradecía la delicadeza con la que se dejaba acariciar entre sus brazos sin oponer ningún tipo de resistencia, enloqueciéndolo con esos suspiros que ya no se preocupaba por contener; mas de repente vio flaquear esa determinación de dejarse hacer y sintió como esos fuertes brazos lo atraían contra el cuerpo que yacía bajo el suyo y como esas manos recorrían su espalda, sus costados e incluso su rostro, originando fuertes hormigueos en cada parte en las que los dedos hacían contacto con su piel.

 

Era casi como si pudiera leer la mente y los sentimientos de su hyung. Sentía a través de esas caricias la necesidad que tenía el mayor de estrechar el contacto, necesidad que compartía desesperadamente; sentía como reaparecía el dolor de ese ser que ahora lo recorría ávidamente y percibía su necesidad de liberarse de el a través del amor que ambos se profesaban. Casi podía escuchar las palabras suplicantes que pedían a gritos silenciosos borrar todos esos momentos de dolor y soledad, que todo pasara a ser parte de un mal sueño pasado y que fueran felices desde ese momento en adelante. Quería convertir esos mudos deseos en realidad.

 

Dentro del juego de caricias la ropa empezó a estar demás y aunque ninguno sabía realmente qué era lo que debían hacer, pues era la primera vez de ambos con alguien de su mismo sexo, poco a poco comenzaron a deshacerse hábilmente de las prendas hasta que sólo quedaron ellos y su desnudez que dejaba al descubierto la evidente excitación de ambos amantes que se estremecían con el simple roce de sus cuerpos.

 

  El más alto fijo su atención en esas blancas piernas, que se abrían tímidamente para permitirle acomodarse entre ellas. Sintió como el corazón golpeaba contra su pecho y su estómago se volvió un nudo de nervios, pero lo disimuló relamiendo sus labios ante la angelical cena que se le ofrecía delante  y recibió por respuesta una risa nerviosa. Sabía exactamente lo que pasaría ahora y estaba dispuesto a disfrutarlo, pero ante todo su objetivo hacer disfrutar lo más posible a su pequeño amante que yacía tembloroso sobre su cama, en parte de pago al dolor gratuito que le había causado.

 

Sus manos recorrieron los muslos expuestos y percibió como la piel bajo sus dedos se erizaba y las manos de SungMin se crispaban apretando levemente la colcha entre ellas debido a la excitación; pero Kyu se tomaba su tiempo para disfrutar el panorama, no tenía prisas para apresurar lo inevitable y se deleitaba apreciando ese pálido cuerpo bien formado que era capaz de excitarlo con sólo moverse al ritmo de la música y ese rostro de eterno niño que  ahora estaba moldeado por el placer y la impaciencia que le producían las caricias del menor que se acercaban peligrosamente a su miembro, pero sin tocarlo.

 

El que estaba tomando la iniciativa dejó de lado las malintencionadas caricias y se dirigió nuevamente a esa boca que se abría sensualmente para dejar escapar esos gemidos casi musicales que lo volvían loco. Volvieron a besarse profundamente, acoplándose en el contacto de sus labios y sus lenguas que se acariciándose dentro de sus bocas, para separarse después de un rato cuando el maknae atacó los carnosos labios del chico rosa mordiéndolos y succionándolos hasta que estuvieron hinchados de tanta atención; siguió recorriendo ese terso cuello con su lengua y dejando con sus dientes esas marcas que sólo el tendría derecho a dejar de ahora en adelante. Saboreó esos pezones, que sólo conseguían volverlo loco, hasta que ambos estuvieron tan duros y erectos que el simple contacto de las yemas de sus dedos lo hacía liberar fuertes gemidos.

 

Siguió su recorrido improvisado, ahora bajando por el marcado abdomen y abusó con su traviesa lengua de ese bien formado ombligo, sin dejar de mirar esas expresiones de éxtasis en la cara del mayor que bastaban por si solas para hacerlo sentir que terminaría en ese instante… Hasta que llegó al “entretenimiento principal” como lo había denominado perversamente en su mente. La entrepierna de SungMin, de la que ya asomaba algo de líquido pre seminal, se le antojaba deliciosa y esa erección destacando era casi como la bandera del triunfo que se le entregaba después de tanta tortura; era tiempo de tomar esa bandera.

 

Acercó lentamente sus labios a los testículos y los besó suavemente, ahora actuaba siguiendo sus instintos, haciendo lo que le gustaría que le hicieran, aunque se sintiera nervioso por culpa de esa nueva pero ansiada experiencia. Vio como la espalda de SungMin se arqueaba cuando pasaba su lengua distraídamente por la extensión de ese miembro y escuchó esos gemidos que ya no podían detenerse cuando lo recorrió hasta llegar a la punta y saboreó ese salado sabor del líquido que se escapaba lentamente, mientras esas manos se enredaban en sus cabellos y pedían por más. Pero no se detuvo mucho tiempo en ese tipo de atenciones.

 

 Volvió a buscar su cuello para besarlo y morderlo mientras comenzaba a recorrer la espalda de Min con sus manos, para luego bajar hasta esas bien dotadas nalgas y encontrarse con esa entrada que estaba buscando, transmitiéndole con sus aceleradas caricias las ganas que sentía de poseerlo en ese mismo instante, y miles de veces después de esa en todo el tiempo que les quedaba de vida. Rodeó el orificio con sus dedos disfrutando la reacción que había provocado en el otro, pero imaginó el dolor que debía sentirse una intrusión de ese tipo en la estrechez de esa cavidad y dudó. Entonces, como leyendo las preocupaciones de su mente, el que estaba debajo tomó una de las manos de Kyu y la dirigió a su boca, ensalivando tres dedos con un lascivo gesto de placer dibujado en la cara.

 

-          Da… date prisa o…  los papeles… van… a cambiar – dijo entrecortadamente.

 

El maknae sólo pudo sonreír con suficiencia, pues no dejaría que algo como eso pasara, mientras observaba como el más bajo abría sus piernas, casi suplicante, para exponer claramente su entrada. Se situó cómodamente entre ellas y situó su rostro a la altura de la entrepierna de su hyung, comenzando a lamer nuevamente esa hinchada extensión para distraer la atención de ese primer dedo que se abría paso a través del orificio, haciendo que SungMin se aferrara aún más fuerte al cobertor de la cama preso de una mezcla de dolor y placer. Pudo ver claramente como su espalda se doblaba cuando el segundo dedo hacía su aparición, acompañado de los besos y lamidas que no cesaban, y como se arqueaba totalmente con la intromisión del tercero, gimiendo sin represiones cuando introducía completamente esa erección en su boca.

 

Ambas manos comenzaron a hacer presión en su cabeza, y pudo sentir el miembro de Min chocando contra su garganta. Subía y bajaba a un ritmo marcado por esas manos que lo dirigían e hizo todo lo posible por aguantar esa sensación de reflujo que le producía esa intromisión en su boca, mientras se endurecía aún más al escuchar esos incontrolados gemidos que llenaban la estancia y se acostumbraba rápidamente al salado sabor que dominaba ahora sus papilas gustativas. Al mismo tiempo, continuaba moviendo sus dedos, dilatándole y otorgándole doble placer a la persona que amaba mientras él se retorcía entre sus brazos. Comprendió los vanos intentos de su pequeño hyung por avisarle que terminaría, pero dejó que lo hiciera en su boca bebiendo hasta la última gota de la esencia de su amado y, cuando pudo superar la impresión de esa nueva experiencia, disfrutó hasta el último residuo ese nuevo sabor al que no estaba acostumbrado, pero del que se había enamorado locamente en ese instante.

 

Sin retirar sus dedos de la estrecha cavidad, se acercó a la provocativa boca de su amante para besarlo nuevamente y ambos compartieron el salado sabor de la semilla del mayor, mientras este lo embestía decididamente con los dedos disfrutando de la sensación que le producía ese cuerpo retorciéndose de placer bajo el suyo. Ninguna parte de cuerpo del más bajo se libró de la nueva sesión de besos que acompañaban el proceso de dilatación que parecía durar una eternidad y vio maliciosamente como poco a poco volvía a levantarse la erección de su amante, sonriendo con satisfacción cuando sintió que ya era suficiente, pues su propia hinchazón lo estaba desesperando.

 

-          Apresúrate bebe… ya no puedo… aguantarlo… ¡ADENTRO!

 

Sin dejar de sonreír sacó sus dedos y se acomodó nuevamente entre esas piernas, con su palpitante miembro rozando la entrada de un acelerado SungMin y sus manos aferrándole las caderas para facilitar el proceso. Vio la súplica escrita en ese rostro sudado y se dispuso a entrar con el mayor cuidado posible, pero estuvo a punto de arrepentirse cuando vio el dolor atravesar esa expresión inundada de placer.

 

-          No se te ocurra.

 

Fue todo lo que necesitaba para mantenerse quieto. Esperó hasta que el cuerpo de su hyung se acostumbrara a la presencia de su miembro mientras sentía como la sensación de esas estrechas paredes lo enloquecía, teniendo que hacer uso de todo su autocontrol para no embestirlo con todas sus fuerzas en ese mismo instante. Cuando recibió el aviso, comenzó a moverse lentamente.

 

Lo único que dominaba su mente en ese instante era la más exquisita de las sensaciones que había sentido en toda su vida y muy pronto esa sensación lo dominó por completo haciendo que sus embestidas se volvieran cada vez más profundas y rápidas, con ambos seres gritando de placer incontrolado y gimiendo el nombre del otro mientras KyuHyun daba una y otra vez en ese punto que hacía a SungMin estremecerse completamente y sacaba cualquier coherencia de su mente. No les importó que hubiera otras personas en esa casa ni que en las demás habitaciones sus compañeros durmieran plácidamente, ellos sólo disfrutaban de la consumación de su amor en ese oscuro cuarto iluminado sólo por la tenue luz de la pantalla de un computador portátil que nunca se apagaba.

 

Entonces Min volvió a terminar, acabando entre ambos abdómenes que terminaron salpicados por su esencia, y mientras alcanzaba el orgasmo estrechó su parte trasera volviendo loco a un maknae quien lo alcanzó poco después, derramándose completamente dentro de su amado hyung. Se quedó un momento dentro de él, cayó tendido sobre ese pequeño cuerpo y volvieron a besarse como si nada hubiera pasado, como si ambos fueran un solo cuerpo, como si cada uno le perteneciera al otro en su totalidad.

 

Entonces se salió cuidadosamente y, luego de abrazarlo y limpiarse superficialmente,  lo ayudó para que ambos se metieran en la cama ya que el sueño los dominaba rápidamente. Se abrazaron nuevamente bajo las mantas, sintiendo la tibieza de sus cuerpos desnudos, refugiándose el uno en el otro.

 

-          ¿Es necesario que te diga cuanto te amo?

-          Desearía escucharlo de vez en cuando – respondió adormilado mientras lo sentía acomodarse en su pecho y lo rodeaba fuertemente con sus brazos.

-          Pues ni sueñes que lo repetiré muy seguido.

 

Ambos rieron suavemente, como antes, y cerraron los ojos para rendirse al cansancio que les había dejado ese largo día. Ya no le importaba que alguien más se enterara de su amor y estaba dispuesto a arriesgarlo todo por seguir aferrándose a ese fuerte y delicado cuerpo que ya dormía entre sus brazos. No importaba el precio que debiera pagar para mantener ese amor que alguna vez pensó imposible de concebir, estaba decidido a pagarlo.

 

-          Porque soy un idiota no me di cuenta antes de esto – susurró casi besando el oído de SungMin – Eres un idiota Cho KyuHyun, un verdadero idiota por no haber hecho esto antes.

 

Pudo ver con sus ojos entreabiertos la sonrisa que se dibujó en los labios de su amado y lo ciñó aún con más fuerza contra su cuerpo, durmiéndose cobijado en ese aroma que siempre lo iba a enloquecer. Había disfrutado al máximo la primera de las mejores noches de su vida.

 

 

 

Notas finales:

Les gusto o no?
Ojala puedan darse el tiempo de dejar un review con sus criticas y/o alabanzas xDDDDDDDDDDDDDDDd

saludos y gracias por leer!

Annyeong ~~ 


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