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HAGAMOS CIERTA LA MENTIRA por crystalwall

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Notas del fanfic:

Los personajes no son míos, solo prestan sus nombres para contar historias

Notas del capitulo:

Hola, esta es una nueva historia con Seiya de protagonista, espero que les guste

 

CAPITULO I.- TODO SE DESMORONA

 

Era la madrugada y llovía a cántaros en las afueras de la Mansión Kido, no se escuchaba ni un solo ruido en la casa a excepción de la tormenta de afuera, un peliverde había despertado por los truenos y se revolvía asustado entre las sábanas y se acurrucó abrasando fuertemente al rubio que tenía a su lado.

 

- No tan fuerte Shun – dijo Hyoga somnoliento

- Lo siento, me asusté – susurró el peliverde

- Tranquilo bonito que aquí está este pechito para protegerte – dijo el rubio abrasándolo y besando sus cabellos, sonrió cuando el estómago del pequeño crujió

- No puedo creer que tengas hambre – dijo Hyoga divertido

- Casi no cené – dijo el peliverde en un susurro

- Casi no cenaste? Shun comiste 3 rebanadas de pizza, un posillo de helado y un sándwich doble de jamón con queso, la verdad no se donde metes tanta comida en ese esbelto cuerpo tuyo

- Bueno tu me ayudas a quemar calorías – dijo el joven con una sonrisa

- Es verdad, oye a donde vas?

Shun se había virado y se disponía a levantarse

- El hablar de comida me dio sed, voy por un vaso con leche, ya vuelvo y no te duermas – dijo el joven con una mirada sugestiva poniéndose los pantalones de su pijama

- Quieres otra ronda? – dijo el rubio con una sonrisa seductora

- Siempre

 

Shun se puso un buso porque hacía frío y salió de la habitación, caminó por el pasillo, bajó las escaleras sin encender las luces, no era necesario después de vivir tantos años en esa casa y se dirigía a la cocina pero una luz en el salón lo hizo detener, la chimenea estaba encendida lo que le pareció raro al de Andrómeda, se acercó y había alguien allí, era Seiya y estaba sentado en la alfombre en medio de la sala, abrazaba sus piernas y se mecía levemente, parecía hipnotizado viendo a las llamas, Shun lo llamó pero su castaño amigo no reaccionó, el peliverde se acercó y puso su mano suavemente en su hombro y el castaño ni se mosqueó, Shun preocupado se arrodilló a su lado e hizo girar su rostro pero Seiya tenía la mirada perdida, tenía el rostro como en blanco, Shun lo llamaba y lo movía pero Seiya no daba muestras de verlo siquiera, de pronto como que el muchacho se relajó, soltó sus piernas y hubiera caído pesadamente al suelo de no ser por Shun que lo sostuvo y ahí fue cuando lo vio, Seiya soltó un frasco vacío de tranquilizantes que rodó por la alfombra, Shun se asustó y llamó a gritos a Hyoga e intentaba hacer que Seiya reaccionara pero el castaño yacía inconciente en sus brazos.

 

Hyoga bajó corriendo las escaleras al oír los gritos de su niño y cuando llegó palideció, llamaron enseguida a una ambulancia al ver que el castaño no reaccionaba, Hyoga subió nuevamente y se vistió en un minuto y bajó ropa para Shun que llamaba a Ikky a su celular y le pedía que los encontrara en el Hospital, la ambulancia llegó y con la ayuda de los paramédicos subieron al inconciente castaño y ellos mismos subieron atrás para ir al hospital con él.

 

***

 

Seiya despertó lentamente, abrió los ojos con dificultad y no sabía en donde estaba, le tomó un par de minutos darse cuenta que estaba en un hospital, tenía un suero y otras cosas conectadas, quería moverse pero estaba un poco adormecido, era como que su cuerpo no le respondía, le sentía en extremo pesado, en eso la puerta se abrió y Shun entró, tenía varios paquetes en las manos.

 

- Vaya hasta que despertaste, llevas tres días inconciente – dijo el joven acercándose, besando su frente y tomando su mano

- Qué pasó? – preguntó el castaño con tono confundido

- Qué pasó? Qué pasó?, pedazo de idiota, casi te matas tu y casi me matas a mi, por poco me da un infarto Seiya, me quieres explicar qué paso por tu cabeza para hacer tamaña estupidez? – dijo Shun en tono molesto

- Oh – dijo el castaño y sus ojos se llenaron de lágrimas

- Seiya… me tienes que contar lo que te está pasando, y si me vuelves a decir que nada te juro que te abofeteo ahora mismo, hospitalizado y todo

- Shun… - Seiya rompió a llorar y Shun lo abrazó, se sentó en la cama y Seiya lo abrazó poniendo su cabeza en sus piernas, Shun acariciaba sus cabellos

- Tranquilo… tranquilo, recuerda nada es tan importante como para que decidas acabar con tu vida, qué haría yo sin ti, haber dime?, a quién le cuento las cosas que me pasan con Hyoga, con quien vuelvo de la Universidad, la próxima vez que intentes hacer algo así otra vez, créeme te revivo para volverte a matar

 

Seiya intentó reír pero no podía, no le pudo contar nada Shun, no podía articular las palabras por lo que su amigo al ver que el castaño no le iba a contar nada, por lo menos no ahora se limitó a contarle de su día, de su ultima discusión con Hyoga que fue por un programa de televisión que el uno quería ver y el otro no, de Ikky y su última conquista y de que había hablado con Shiru que había cambiado de trabajo, Seiya solo lo miraba y se sentía morir, su peliverde amigo no atinaba que hacer, el castaño casi no habló nada en toda la tarde, se limitó a escuchar y tenía la mirada apagada.

 

En la noche llegó al hospital Hyoga el que apenas vio a su amigo despierto sonrió se acercó para abrazarlo y se quedó en la habitación mientras Shun iba a comer algo, los dos caballeros la verdad no hablaron mucho Hyoga se interesó por lo que habían dicho los médicos y quería saber cuando lo darían de alta, el rubio había justificado sus faltas en la Universidad y había hablado con sus compañeros para arreglar los trabajos en grupo, los profesores habían accedido a darle extensiones hasta que saliera del hospital, Seiya le agradeció lo que su amigo había hecho por el pero la verdad no le importaba, ya nada importaba…

 

Ikky llegó un poco después y al verlo lo abrazó con fuerza dejando al castaño sin aire, para luego decir con tono molesto mientras caminaba por la habitación

 

- Qué rayos tienes en la cabeza?

- Ikky… – dijo Shun tratando de calmar a su hermano

- Ikky nada, nos has tenido tres días muriéndonos de la angustia, nos debes una explicación mocoso, HABLA – Ikky miraba a los ojos directamente al castaño

Seiya los miró y sus ojos se llenaron de lágrimas, los había defraudado y se sentía culpable por eso además de lo otro

- Lo siento – dijo el castaño en voz baja

- No lo sientas Seiya, si no sabemos que es lo que te pasa no podremos ayudarte – dijo Shun acariciando su mano

- Nadie puede ayudarme – dijo derrotado el menor

- Eso no es cierto – dijo Hyoga – somos tus amigos, te ayudaremos a salir adelante, sea lo que sea que te pase

- Es que…  no se por donde empezar – dijo Seiya en un susurro

- Por el principio, hace como tres meses estás todo triste y cabizbajo, la verdad solo se me ocurrió pensar que estabas triste porque Shiru se fue a China, pero llegar a esto? – Ikky esta molesto e intrigado

 

Seiya derramó silenciosas lágrimas, Shun se sentó en la cama y lo abrazó para que se tranquilizara, Seiya apoyó su cabeza en el hombro de Shun, suspiró y empezó a hablar.

 

Todo empezó hace un poco mas de un año, el y Shun recién habían empezado la Universidad, Seiya explicó que siempre había existido un cierto coqueteo entre el Dragón y él, pero como Shiru salía regularmente en citas con chicas, el Pegazo la verdad no tenía mayores esperanzas aunque siempre el pelilargo le había gustado, pero todo cambió cuando una noche el castaño se había demorado en la Universidad y su compañero Jay lo había ido a dejar en casa, Jay tenía un viejo auto y se había ofrecido a llevarlo a casa, a lo que había bajado del auto Jay también lo hizo y conversaron afuera un ratito pero cuando Seiya dijo que ya tenía que entrar Jay se acercó para besarlo, al castaño la verdad si le gustaba Jay pero quería jugar a hacerse el difícil y lo esquivó, pero Jay sonriendo besó su mejilla y acarició sensualmente su cabello y se fue, Seiya entró a la casa con una sonrisita mientras tocaba el punto donde Jay lo había besado, Shiru bajaba las gradas visiblemente molesto y le preguntaba que quien era ese que porqué lo había besado y demás cosas hasta que Seiya le lanzó un “Y a ti que te importa”, haciendo que el Dragón se enfureciera, lo tomara con fuerza entre sus brazos y lo besara, el castaño no había podido reaccionar hasta que Shiru lo soltó y lo miraba con una extraña expresión en su rostro, Shiru dio un paso hacia atrás pero Seiya tomó su mano y entrelazaron sus dedos, el Dragón acarició el rostro del Pegazo y se unieron en un nuevo beso, este fue dulce y correspondido plenamente mientras se abrazaban.

 

Después empezaron a jugar a las escondidas con besos robados, con rincones obscuros, con visitas a la madrugada, con paseos nocturnos por el jardín donde nadie los viera, a Seiya no le molestaba al principio, le parecía divertido y excitante pero cuando iban mas o menos dos meses de esto el quería hacer pública su relación como Shun y Hyoga pero Shiru no quería ni oír acerca de esto y se dio un ultimátum, si Seiya lo quería aceptaría su relación en secreto si no aquí quedaba todo, el problema era que Seiya se había enamorado perdidamente del Dragón y para no perderlo aceptó todo lo que el otro le impuso sin condiciones ni miramientos y su relación avanzaba en todos los sentidos, Seiya y Shiru se comprendían bastante bien y se entretenían juntos, tenían gustos similares en varias cosas y compartían sus momentos juntos, Shiru era extremadamente celoso pero a Seiya no le importaba, el lo amaba y se lo demostró de la única manera que podía, callando su relación para que el estuviera tranquilo, Seiya pensaba o mas bien esperaba que en algún punto el Dragón aceptara su homosexualidad ante el mundo y entonces serían enteramente felices.

 

El tiempo pasó y Shiru se mostraba renuente a salir con el públicamente, esto le dolía a Seiya pero se auto convencía que no era por él, era por la situación personal que el Dragón no estaba listo para enfrentar, o por lo menos es lo que Shiru siempre le hizo creer y aunque jamás le había dicho que le amaba Seiya estaba seguro que su Dragón lo hacía, cuando hacían el amor Shiru siempre fue muy dulce con el y lo trataba con cariño y pasión, el castaño no solo le había entregado su virginidad a Shiru, le dio también su corazón y su alma las que quedaron destrozadas cuando un día sin mas Shiru armó maletas y se mudó a China, Seiya solamente encontró una carta donde su amor se despedía para no volver, el despedazado castaño intentó convencerse a si mismo que su Dragón volvería, que necesitaba tiempo para pensar pero tres meses de su partida habían pasado hasta que Aioria llamó por teléfono a saludar a los chicos y le contó las noticias, Shiru se mudaba a Hong Kong porque había encontrado un muy buen trabajo, que Doko lo había ayudado y se iba a casar muy pronto con Shunrey.

 

- Y yo… ya no pude mas, tenía que parar, el dolor era demasiado y no lo podía resistir por mas tiempo, necesitaba dejar de pensar, recordar, sufrir y solo quería dormir…

- Seiya… cielos, nunca me hubiera imaginado que tenías algo con Shiru, me refiero a que sabía que salías con alguien pero nunca nos dijiste con quién, yo creí que era alguien de la Universidad, pero Hyoga nunca te había visto con nadie en la facultad, wow pero con Shiru nunca se me habría ocurrido – dijo sorprendido Shun

- Nadie lo sabía Shun, nadie…

- De cualquier manera como puedes ser tan estúpido para intentar suicidarte – dijo molesto Ikky – Seiya la verdad te desconozco, yo se que una ruptura puede ser brutal pero nada, escúchame bien, nada vale la pena para que quieras acabar con tu vida

- Gracias muchachos, yo siento haberlos preocupado

- No lo sientas, solo promete que no lo volverás a hacer – dijo muy serio Hyoga – o sino la próxima vez que lo intentes te dejaremos morir

- No lo harán – dijo Seiya con una pequeña sonrisa

- No, no lo haremos, pero no nos hagas esto otra vez amigo, recuerda que te queremos y nos harías mucha falta si no estás – dijo Shun abrazándolo con dulzura

- Shun tiene razón, no tendríamos de quien burlarnos – dijo Ikky con una sonrisa

- Promételo Seiya, danos tu palabra de que no volverás a intentarlo – dijo Hyoga

- Está bien, lo prometo

 

Seiya fue dado de alta tres días después y fue a casa, todos estaban preocupados por él y lo observaban siempre, no lo dejaban solo y su recuperación fue lenta, tardó varios meses en parecerse en algo al alegre muchacho que solía ser, Hyoga lo ayudaba con sus clases y trabajos, como el rubio caballero estudiaba su misma carrera pero le llevaba un año de ventaja la ayuda que este le dio hasta que estuviera mejor fue fundamental para que no perdiera el semestre, Shun era su paño de lágrimas, ahora que se sabía lo de su relación con Shiru, el castaño pudo desahogarse y contar todo lo que su corazón había reprimido, eso le hizo mucho bien y Shun lo ayudó a entender y superar varias cosas, y además estaba Ikky, que bueno era Ikky, el mas bien intentaba ayudarlo de manera práctica, lo sacaba de casa, lo llevaba a bares a fiestas a comer con sus amigos de la Universidad a tal punto que los amigos de Ikky pasaron a ser amigos de Seiya también, además el peliazul lo llamaba frecuentemente para conversar o hacerlo reír, se preocupaba de si comía o si dormía, aunque siempre tenía su “dulce” tono de hacer y decir las cosas, que Seiya internamente agradecía, no lo hacía sentir indefenso o niño chiquito, Ikky no vivía en la mansión, tenía un departamento en el centro pero a veces se quedaba en casa en su antigua habitación cuando era muy tarde para volver o cuando llovía por lo que los cuatro chicos se veían seguido.

 

Shun y Hyoga vivían en la mansión, lo que a veces era demasiado para el maltrecho corazón del castaño, Seiya pensaba que esa era una de las razones que tubo Ikky para mudarse, después de todo se trataba de su hermanito que ya todos eran conscientes no era ningún bebé ni mucho menos, pero a los ojos del Fénix siempre sería su pequeñito, las demostraciones de cariño de esos dos a veces le reventaban el hígado al castaño, pero el sabía que no lo hacían de mala fe, ellos eran así, por eso Seiya se dedicaba a estudiar en la biblioteca y trataba de estar el menor tiempo posible en casa, Shun y Hyoga al igual que Ikky lo animaban a salir, a tener citas otra vez, a ponerse “en el mercado” como decía Hyoga, pero el castaño se rehusaba.

 

Seiya amaba a Shiru, aún después de tanto tiempo, lo extrañaba y todos los días aunque sea un ratito pensaba en él, esta era la principal razón por la que Seiya no había salido en todo este tiempo con nadie, no se sentía listo, no le faltaban pretendientes pero la verdad tenía miedo de entregar su corazón para que lo pisoteen otra vez, el le había dado todo al Dragón y se sentía vacío por dentro, Ikky había intentado emparejarlo con algunos de sus amigos pero al joven no le interesaba, había días en los que se sentía solo pero…, no quería volver a pasar por todo eso otra vez, el joven no era feliz, no vivía realmente, sobrevivía, pero no sabía como salir de esta situación y encontró comodidad en la soledad y refugio en sus amigos.

 

 

Notas finales:

Nos vemos pronto . saludos


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