- ¿Por qué hiciste eso? ¡Estuve a punto de voltearme y romperte la cara! – Ni
siquiera sé porque estaba tan furioso con algo tan… inocente.
- ¿A qué te refieres?
- ¡Al abrazo en el backstage!
- Eso ni siquiera fue un abrazo… sólo tenía la mano en tu hombro pues eras quien
estaba delante…
- ¡Pero en un momento tú…!
- Ah eso… ¡fue menos de un segundo!
- ¡No debiste! ¡Fue injusto! Frente a las cámaras lo único que podía hacer era disimular
mi rabia por mucho que quisiera quitar tu mano de un golpe.
- Puede que lo consideres un método sucio, pero no pude evitarlo… la costumbre…
yo, extrañaba abrazarte.
Odio esa sonrisa sincera que no me deja dudar de lo que me dices, hubiera preferido mil veces escuchar una mentira, un comentario irónico pero sé que siendo tú es imposible y sólo puedo salir del lugar completamente molesto. La sensación de su mano en mi hombro, rodeándome luego por esos breves instantes estuvo a punto de hacerme olvidarlo todo y ceder como antes; mi cara nerviosa no pasó inadvertida a las cámaras pero nadie lo asociaría a otra cosa que no fuera la ansiedad por el comeback. No obstante las cosas entre nosotros ya no son como antes y eso ambos lo sabemos muy bien.
Hice todo lo posible por mantenerme firme y no me entregué a esas manos que eran como veneno entrando en mi organismo, como una droga nublando mi sentido común. Y simplemente no puedo hacerle eso a KyuHyun, sabiendo que me gusta mi maknae desde el primer momento en que lo vi, desde que el manager nos lo presentó ese día que pasó a ser parte oficial de Super Junior… y sabes mejor que nadie todo lo que tuve que sufrir para poder estar con él.
Iba caminando sin un rumbo fijo y mirando distraídamente hacia el piso cuando sentí esos brazos atraerme a un cuerpo que tan conocido me era.
- ¡Todo salió bien hyung! ¿Por qué tienes tan mala cara?
- Me siento… cansado Kyu – dije librándome de su agarre. Realmente ni siquiera sé por
qué lo estoy rechazando – Voy a la furgoneta a dormir un rato antes de que
partamos.
- Comprendo, ve tranquilo - me respondió conciliador.
Soltó un travieso beso en mi cuello y ese simple contacto tan amado estuvo a punto de hacerme llorar, así que sin mirarlo decido seguir adelante convencido de que lo mejor es encerrarme hasta que mi mente se enfríe y me permita pensar con claridad, hasta que de darle vueltas a algo que no debería ocupar mi cabeza… Entonces ¿por qué en ese momento quise perderme en ese simple gesto de camaradería que habíamos hecho tantas veces? Si realmente no valiera la pena yo…
“Me gustas, te quiero desde hace mucho” me dijiste esa fatal tarde en la que decidimos ver una película mientras mi novio visitaba a su familia y los demás salían a disfrutar de nuestra tarde libre a algún otro lugar. Ambos estábamos acurrucados en el sillón cuando, después de tan inesperada confesión te acercaste a mí lentamente, como si me dieras el tiempo suficiente para escapar, y me besaste de una manera tan dulce que quedó grabada como fuego en mis labios. Aún no comprendo por qué no me moví, ni tampoco por qué no te rechacé sino hasta que te separaste lentamente de mí y me miraste fijo esperando una reacción; estabas nervioso como pocas veces te había visto.
Aseguro las puertas del vehículo y subo la única ventana abierta para ocultarme de cualquier mirada curiosa mientras siento como las cálidas lágrimas comienzan a deslizarse por mi rostro. ¡¿Por qué tuviste que decirme eso?! Si hubieras mantenido tu boca cerrada y tus labios en ese vaso de jugo no te habría prohibido volver a tocarme, todo sería como antes y ninguno de los dos estaría sufriendo ahora.
Quiero desahogarme con algo, desquitarme de no sé qué y de repente los asientos del auto me parecen la cosa más molesta del mundo, así que comienzo a golpearlos con todas mis fuerzas. Con cada golpe siento que mis preocupaciones drenan y deseo fuertemente que si sigo haciéndolo desaparezcan por completo. Quiero creer que cada vez que mi puño impacta la blanda superficie, con mi rostro bañado en lágrimas que no dejan de caer, ese peligroso cariño que te tengo escapa para no regresar.
“Toc, toc toc” No sé realmente cuanto tiempo llevo aquí y apenas soy consciente de mi cuerpo tirado en todo el largo de los asientos que aporreé hasta el cansancio, semi dormido y con los ojos doloridos e hinchados de tanto llorar y los puños resentidos por tantos golpes sin técnica alguna. Ni siquiera soy capaz de dar señales de vida ante los reiterados llamados en la puerta de esta cosa, aunque sé que todos debemos volver en ella a casa a alguna hora ¿Será ya esa hora y por eso tanta insistencia con los molestos “toc toc”? Probablemente estoy atrasando a todo el mundo,mas nada puede importarme menos ahora. En este instante mi pecho duele más que cualquier otra parte de mi cuerpo.
- Sungmin… ¿Estás bien? ¿Estás despierto? Debemos irnos.
Era la voz de Kyu. Le pedí en un susurro que me dejaran solo unos cinco minutos más y se retiró con un murmullo afirmativo por respuesta, sin decir ni preguntar nada. ¿De verdad creía que iba a dejar que me viera en tan deplorable estado? Aunque lo lógico es que no tenga ni idea de lo que me pasa realmente y sólo crea mis mentiras sobre el cansancio… eso es lo mejor. Mi KyuHyun, mi bebé… sólo puedo sentir culpa cuando pienso en él y aunque lo quiero mucho, ese inescrupuloso sentimiento que tengo por el que había sido mi inseparable y mejor amigo, me engañó simulando ser simple amistad como un lobo disfrazado de oveja, y ahora está mostrando su verdadero rostro, dejándome completamente indefenso.
- ¿Estás bien? – el sonido de una puerta que se cierra.
Esa voz.
- ¿Qué haces aquí?
En un gesto de desesperación, volví mi rostro contra el respaldo para ocultar mi lastimosa situación, no puedo saber con claridad cuanto tiempo lleva mirándome y me aterra el verme descubierto con las defensas por el suelo. ¿Por qué de entre todas las personas tenía que ser él? De la gran cantidad de gente que podía haber entrado a la furgoneta… ¿Por qué tenía que ser Kim Ryeowook el que estaba sentado en el asiento del conductor, mirándome fijamente a través del espejo?
- Kyu dijo que estabas descansando pero… me sonó a excusa. Veo que estaba en lo
correcto.
- ¿Hace cuanto estás ahí?
- Lo suficiente como para saber que no estás precisamente descansando.
- ¡Cuánto!
- Desde que el pequeño se fue… - dudó- ¿Por qué lloras?
- No te importa.
- ¡Claro que sí! Después de todo sigues siendo mi mejor amigo.
- Ya no – las palabras salen solas – Y tú tienes la culpa.
- ¿Qué quieres decir con eso?
Su voz se quebró en medio de la frase y algo se trisó en mi pecho. Duele
- Que no puedo ser tu amigo… ¡NO QUIERO! ¡No me interesa! No soporto estar cerca de
ti, no quiero que me hables… ¡Vete! ¡Déjame solo! ¡No vuelvas a tomarte libertades
conmigo porque NO somos amigos! No puedo ser amigo de alguien que me mira con
otros ojos que no son los de la amistad…
¿Por qué salen esas palabras de mi boca? Realmente no lo sé y cada una es como un puñal en mi dolorido corazón, pero de alguna manera siento que necesitaba hacerlo para librarme de él. Tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para no empezar a llorar a gritos y retractarme en menos de 10 segundos de todo lo que le había soltado debido a la desesperación del momento. Tampoco quise mirarlo pero sentí claramente el instante en el que sus lágrimas se convirtieron en un sollozo reprimido.
- Me iré – su dolida voz era como una daga hurgando las heridas que yo mismo me
había hecho- Si no quieres que cuide de ti no puedo obligarte- Abrió la puerta –
Lamento que mi estúpida bocota y mis tontos sentimientos “que no son de amistad”
hayan provocado esto- podía distinguir claramente cuanto le dolía lo que estaba
diciendo – Adiós Min.
Cerró la puerta suavemente y oí sus pasos alejarse tan claro como si lo estuviera viendo.
- El problema no son tus sentimientos, son los míos - debí decirlo mientras aún podía escucharme pero no fui capaz- El problema no es que me lo hayas dicho sino que yo no supe escuchar.
No fui capaz de llorar, no podía llorar más. Me acomodé en el asiento y fingí estar dormido cuando sentí las animadas voces de mis compañeros acercarse, no sé cuantos minutos después, aún hablando sobre nuestra presentación. Ni siquiera había tenido cabeza para pensar en ello.
- Parecemos unos niños
- Yo aún me siento nervioso ¡como si fuera la primera vez!
- ¡Sí!
- Novatos, deben aprenderme a mí, a quien le es como un juego de niños salir a un
escenario ¿Nervios? ¿Qué es eso?
- Heechul hyung… antes de salir a escena te mordías tan fuerte el labio que creí que lo
romperías.
Risas. Estaban acomodándose en los asientos. Muchas risas. Sentí la voz de Kyu hacerlos callar mientras me rodeaba con un brazo y apoyaba mi cabeza sobre su hombro. Todos los chicos sabían que teníamos algo y ya a nadie le incomodaba ver nuestras públicas muestras de cariño. Se hizo silencio por unos minutos.
- ¿Alguien sabe qué le pasó a Wookie? – la voz de Yesung, en un susurro, rompió la
quietud del ambiente y me atravesó como una brisa helada.
- Ni idea.
- Creo que no se sentía bien- susurró Kyu muy bajito, seguramente con la intención de
no despertarme- Murmuró cosas incoherentes sobre regresar antes y JungSu hyung
se fue con él.
Mi cuerpo se tensó involuntariamente y sin darme cuenta mordí mi labio, lo que no pasó inadvertido para mi novio que estaba en contacto directo conmigo y, al parecer, mirándome.
- Despertaste – me dijo suavemente - Lo siento, debí hablar más bajo para no
importunarte - acarició mi cabello y mi rostro con dulzura pero no pude esbozar ni
una mínima sonrisa.
Pude ver a Heechul en el asiento de adelante, volteado y mirándome inquisitivamente. Su mirada me incomoda bastante más de lo normal.
- ¿Preocupado por tu amigo? – me dijo - ¿Sabes algo?
- ¿Por qué debería? – dije librándome disimuladamente del agarre de KyuHyun e
incorporándome en el asiento.
- Dijo que necesitaba su celular y que lo había dejado en el auto – sus palabras… no
puedo descifrar el tono en que las dice- Y como tú estabas aquí pensé que…
- No lo sentí, estaba durmiendo.
La mirada de este hyung definitivamente me pone más nervioso de lo habitual, como si hubiera un mensaje subliminal en ella… ¿Sabe algo?
- No te preocupes – dijo mi novio (Oh! Y como duele esa palabra) tomando mi mano. El
líder lo cuidará y ya lo verás cuando lleguemos a casa.
Él es consciente de la relación cercana que Ryeowook y yo teníamos desde antes que comenzáramos a salir y jamás vio con malos ojos nuestros continuos abrazos ni esa casi anormal cercanía con la que nos tratábamos. “Son como dos hermanitos” decía a menudo “¿Cómo podría estar celoso de el hermano menor de mi novio? No es que seas incestuoso ¿o sí?” sobreactuaba antes de romper a reír. En ese entonces yo sólo reía alegremente con él cada vez que esa conversación se presentaba, sin embargo, ahora el simple recuerdo de todo eso me deja un amargo sabor en la boca… y remordimientos en la consciencia.
- Pobrecito – volvió a hablar el mayor en un tono… ¿irónico?… era extraño y me hizo sentir especialmente mal- ¿Habrá recibido alguna mala noticia a su celular?... Daba la impresión de que había estado llorando…
¿Podrías simplemente cerrar la maldita boca Kim Heechul? La manera en la que está hablando en este momento me hace detestarlo aún más de lo que podría haber llegado a detestarlo cuando me besó sin previo aviso años atrás en esa presentación. Quiere hacerme caer en su juego porque algo sabe, pero no caeré; no voy a dejarlo atormentarme con sus irónicas indirectas.
- ¡Hyung! – dije tratando de sonar inocentemente molesto, haciendo con mi rostro una
mueca que de seguro se ve bastante adorable- ¡Ni en broma! No digas esas cosas a
la ligera por favor, que con eso sólo atraerás calamidades sobre el pobre Wookie…
deberías preocuparte por - él en vez de preocuparte por incordiar.
- ¡Oye que yo sí estoy preocupado!
- ¡Yo también!
- Y yo no he dicho lo contrario conejo rosa.
Fin de la conversación. ¡Qué difícil es ser el SungMin de siempre cuando las circunstancias están todas en mi contra!P ero sé que debo ser fuerte y soportar esto si no quiero seguir dañando a la gente que quiero. Me basta con perder a Wook como para darme el lujo de dañar también a Kyu.
¿En qué momento comencé a sentir esta atracción por el ser que alguna vez estuve orgulloso de llamar mejor amigo? No lo sé, pero mi maknae no se merece que dude y no quiero hacerlo sufrir. Me abrazo a su cintura y entierro la cara en su pecho buscando protección ¿De quién? De mi mismo… ¿Es eso posible?
- Te amo – sí, debo amarte sólo a ti.
- Yo también.
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