La madre defendía a su pequeño cachorro, lo cubría con su cuerpo, intentaba quitarle las pesadas cadenas, el pequeño cuello estaba enrojecido y el gatito olía mal a falta de un baño, llevaba una semana encima de aquel periodico en donde debía dormir, atender sus necedidades y comer en unos platitos que estaban vacios hacía unos días.
-¡Esta vez si que lo voy a matar!-gritaba el hombre empujando a su mujer.
-¡Es tu hijo por Dios!-le defendía con su vida.
-¡No es hijo mío, es un animal! ¿No lo ves?-tenía el cinturon en la mano mientras la pequeña creatura lloraba temblando y escondido, clabava las filosas garritas en la alfombra.
--o--
Bastas abrió los ojos al sentir algo húmedo en el pecho, aquel brazo aún le rodeaba, no quería moverse, el cuerpo le dolía demasiado, y además se sentía comodo en aquella tibiesa, levantó la cobija y descubrió a su cachorro tomando leche de nuevo, era una sensaión cálida, dependía de él para vivir, su elixir momentaneo era aquella leche que salía milagrosamente.
-Hola pequeño-susurró ronco acariciandolo, era lo único que tenía de su familia ahora, además de la cobija.
-Buenos días-farfulló Kano medio dormido aún, se enderezó un poco y besó la mejilla del chico, saludo al cachorro acariciandolo también y se rió apenas al escuchar el agudo quejido-Es hermoso.
-Aun le falta crecer-se sentía incapaz de sonreir.
-Aún así lo es-aseguró el hombre abrazándo al chico.
-Kano...-lo pensó un poco-Sé que no debería estar pensando en esto-se sentía culpable por ello-Pero ¿Somos pareja?
Aquella pregunta pilló desprevenido al lobo, ¿Lo eran? Nunca habían mencionado nada por el estilo, y jamás pensó que fuera el gatito quien sacara el tema a colación, después de todo acababa de perder un cachorro y estaba muy deprimido.
-No me tienes que contestar en este momento-respuso al notar el silencio del lobo.
-Sí, lo somos si tu quieres, aunque me gustría que estés conciente de que soy mucho mayor que tú y de que tienes un cachorro de otro lobo, aunque sería incapaz de dañarlo.
-Gracias-sonrió apenas, sin alegría alguna, necesitaba el apoyo de alguien ya que Teiwas se había ido, lo había notado en aquel desgarrador aullido, su despedida de la tierra que le había dado vida y cuidado, pero dejaba a cambio su inocente semilla y un ser puro.
-No me lo agrdezcas pequeño, yo debería agradecerte a ti, me aceptas pese a todo, y no me ves como a un aprovechado.
-Después de todo tu siempre estuviste ahí, ayudandome-dijo bajito, era todo en un tono confidencial y dulce-Nunca me habían tratado tan bien en mi vida.
Kano no quiso preguntar a que se debía aquello, pero se sintió mal, todos deberían recibir un buen trato, y el chico, que tendría muchas razones para ser alguien rencoroso contra la vida le parecía alguin agradecido con todo lo que se le daba, incluso haber tenido a los cachorros de una violación, llegar a un hogar que no era suyo y una larga lista que apenas comenzab a adescubrir.
Le abrazó con más fuerza, besó la mejilla repetidas veces, le daría todo su amor, absolutamente todo de él, no dejaría un sólo milimetro del chico sin cariño. Comenzó de nuevo con los besos, desde la mejilla a la barbilla, y de ahí al cuello, pasó lentamente por cada parte del chico, reorría todo como si sus labios fueran otra parte de sus manos para acariciarlo.
Bastas se estremeció, gimió bajito, pero en cuanto lo sintió llegar cerca del ombligo lo detuvo con calma, no se sentía listo para algo así, se sentía bien, más con aquel magnifico espécimen tan cariñoso, pero el miedo aun quedaba dentro de su cuerpo.
-kano-dijo suave-No, por favor aún no.
-Tienes razón, lo lamento-le abrazó quedandose quieto, no quería incomodarle.
Cargo al pequeño cachorro para llevarle al pasto, no había ido al baño aún, esperó escuchandole chillar pero al final lo hizo, lo llevó de vuelta al interior temblando un poco por el frío de la mañana y se escabullo a prisa, los cachorros no pasaban mucho rato lejos de sus madres.
-Que inquieto es-comentó Kano viendo al cachorro caminar torpe a lo largo de las cobijas probablemente buscando algún lugar en donde acomodarse.
-Prefiero que sea así-levantó las cobijas observandole-Ya me quitará toda la energía y acabaremos los tres agotados.
Kano se sintió feliz por estar aludido en aquella familia, de alguna extraña manera siempre deseo tener una, siendo un cachorro había vagado kilómetros imaginando hasta que encontró a la imponente figura que le acogió como una madre.
-Bastas-llamó suave viendo al cachorro que jugaba con la mano de su papi.
-Mande-volteó a verle con aquella nueva nostalgia impregnada en su ser, la mirada del chico pasaba de ser triste ser algo más que eso sumando todas las cargas que le llegaban una tras otra.
-No cabe duda que te tocó una vida dificil pequeño-le acarició la frente sonriendole apenas.
-Pues sea asi o no-musitó pensativo-Voy a tener que aguantar deseando ser más fuerte por ti y por mi cachorro ¿No?
-Sí... debes ser fuerte, pero siempre me tienes a mi para apoyarte-le recordó besandle la frente con amor-Debo ir a cazar algo para ti, iré con Iza y el consejo para ver en qué puedo ayudar y volveré-prometió el lobo.
Bastas se quedó sólo entonces, se irguió poco a poco adolorido aún, tomó a su cachorro que iba de un lado a otro olisqueando curioso, aun no crecía mucho pero con los días se haría más grande.
-Ven pequeño Berkana-lo tomó contra su pecho, era tan pequeño y frágil... cuanto había pesado en su cuerpo gatuno, dos lobitos. Las lágrimas le saltaron de nuevo.
--O--O
Thurizas abrio los ojos, estaba envuelto en las telas y en una chaqueta dura y que olía raro, volteó a ver a su derecha, aquella cosa extraña se movia alrededor de ellos quitandoles el trabajo de caminar por horas, la verdad estaba comodo y había dormido bastante ya.
-Está amaneciendo-dijo suave recargado en el hombro de su amado.
-Sí-sonrió sin sentimiento-Descansa otro poco, ya casi llegamos a la casa.
-Pero ya no tengo sueño-buscó la boca del hombre y se quejó cuando le tomó con fuerza la quijada-Teiwas-bajó la mirada advirtiendo que le estaba haciendo daño.
-Lo siento-le soltó mirando al conductor del taxi que estaba serio y se había tensado al verles por el retrovisor.
No tuvo que esperar mucho para divisar el edificio, hacía mucho que no lo veía. Pagó al taxista y bajó con el chico y las mochilas, le llevó al elevador satisfecho con la sorpresa que le provocaba toda la modernidad, viví en medio de un bosque, era lógico que tuviera esa reacción.
-Ven pequeño-dijo abriendo la puerta con la llave y le hizo entrar.
-¿Aquí vivías?-miraba todo con absoluta curiosidad quitandose lo pesado para estar con las telas.
-Sí-veía las cosas más serio, había viajado dos días y al contrario que el chico no había dormido, se quitó la ropa sin cuidado y lo jaló quitandole las telas, abrió la llave de la tina y se metió junto con él.
-Ah!-se intentó quitar asustado y queriendo salir-¿De donde sale?
-De estas llaves-se rió de mala gana-no pasa nada-lo jalo de nuevo, calmate.
-Pero...
-Es gua-gruñó-Sólo eso, tu tranquilisate-le puso bajo el chorro notando que le hacía caso y le echó el shampoo para bañarle.
El chico se dejó bañar, era muy distinto a como lo hacían en su hogar pero ahora estaba en una cuidad, en su nueva casa con Teiwas, le miraba atento para aprender todo lo que hacía, lucía agotado. Teiwas le pasó una mano por la barbilla y notó un respingo que le hizo gruñir, lo había lastimado, ya se notarían las marcas después.
-Estás cansado-Thurizas quiso desiar el tema antes de que el otro lo dijera.
-Sí-terminó la ducha y cerró las llaves para secarlos a los dos-Duerme conmigo.
-Aún no hemos hecho la ceremonia-dijo sonrojandose.
-Tenemos el permiso de nuestros padres-objetó de inmediato.
-Quiero la ceremonia-musitó bajando la vista y queriendo alejarse.
-¡No puedo!-le intentó jalar por el pecho.
Thurizas gritó por el dolor y la sorpresa, las lágrimas acudieron de inmediato y se llevó las manos al pecho sintiendo el abrazo del otro, había sido un arañazo pero tenía gotitas de sangre, gracias al cielo que no había tenido las garras.
Sintió el acelerado corazón del otro que no le soltaba, seguía siendo el mismo que había observado desde pequeño, bajó la mirada a sus heridas, no era nada profundo, se dio la vuelta más tranquilo para abrazarlo y fue correspondido con fuerza y algo de ansiedad.
-Vamos a dormir-dijo sintiendo las lágrimas en su hombro, su macho estaba llorando-No fue tu culpa... ya estás muy cansado.
Teiwas afirmó como un niño y terminó de secarles, besó las heridas y fueron hacia el cuarto, todo estaba limpio, se metieron en la cama y el lobo gris cayo dormido de inmediato dejando pensativa a su pareja.