Bastas no habló en todo el camino. Estaba exhausto por el constante dolor y el escape que había hecho. Kano le cargaba con cuidado en su hocico corriendo a cuatro patas. No era lo más cómodo para ninguno de los dos, pero sí lo más rápido. Además, Bastas ya no tenía fuerzas para decir nada más, quería ver a su hijo, y si el macho le llevaba con él era todo lo que le importaba en ese momento, ni siquiera el dolor podía hacerle pedir que se detuviera.
Se pararon a descansar únicamente cuando anocheció y Kano quedó agotado por su larga trayectoria. A los lejos ya se podían ver las luces de la ciudad, como veía a menudo los cientos de luciérnagas flotar sobre el lago de la manada por las noches. Vio la mirada culpable del macho, seguramente había sufrido más que nadie por su partida, incluso más que Berkana que era demasiado joven para darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Le costó un poco, pero se esforzó por hablar, su voz ronca por el desuso.
-Cuando las cosas iban mal corría.-dijo llamando la atención del otro.-Cuando mi madre me sacó de la casa de mi padre corrí. Viví mucho tiempo escapando de los humanos cuando robaba algo de comida. Corría de la policía cuando aún no sabía controlar los cambios a humano. Nunca quise quedarme en un refugio… sólo corría.
-Agradezco como no tienes una idea que hayas vuelto. Fui un imbécil contigo, estaba herido y asustado-respondió.
-Lo vi en tus ojos-asintió el gatito. Jamás creyó que alguien podría verse tan profundamente herido como aquel macho a pesar de su formidable tamaño.
-¿Por qué nunca fuiste a un refugio? Según Teiwas hay algunos a las afueras de la ciudad, algunos humanos nos apoyan para vivir entre ellos.
-Yo crecí con humanos, aunque mi padre no me tratara como a uno. Me enseñaron que los híbridos éramos como animales sin más, pero su idea del amor romántico me gusta. Siempre controlé mi celo, aun con algunos novios, ir a un refugio sería como arrojarme a un montón de híbridos sin ideas románticas de ningún tipo, sólo instintos. Teiwas me ayudó a conseguir techo y un empleo, él tampoco quería vivir en un refugio así que creí que compartíamos ese tipo de ideas, jamás creí que el fuera a…
-Actuar por puro instinto-completó Kano y el chico asintió derrotado.
-Pensar que Berkana va a ser como él-negó pensativo-O como mi padre en muchas cosas, no sé, perdí la cabeza. No creo que tenga mucho sentido para alguien más, es un híbrido igual que nosotros, tiene una manda. Sentí que era mejor si no me tenía cerca y todos mis problemas.
-Es tu cachorro Bastas. No hay nadie mejor en este mundo para él que tú-le lamió la cabecita rodeándole con cuidado de no tocar su pata herida. -Aun cuando él diga lo contrario si se enoja, yo sé por experiencia propia lo que es perder a una madre. Mi madre era lo más importante para mí, Isa lo es también. -El gatito le miró curioso. -Ella me crió, eso es lo más que pude haber pedido de nadie después de perder a mi madre. Estar ahí es lo mejor.
-Tengo miedo, Kano-dijo bajando las orejitas y la voz-¿Qué pasa si no soy suficiente para él… o para ti?
-¿Qué dices?-negó frotando su cara contra él. -Tú eres más que suficiente, eres lo mejor, Bastas. Tal vez no sea un líder como Gebo o apasionado como Teiwas, pero quiero tenerte a mi lado y que me ames.
-Eres el mejor hombre que he conocido en mi vida-dijo sincero correspondiendo el gesto y lamiéndole un poco con su lengua mucho más pequeña en relación. -A veces siento que no merezco nada de lo que me hace feliz.
-No digas eso. Lo mereces tal vez más que nadie. Berkana tiene a la mejor madre que pudo tener en las circunstancias en las que nació. Lo traeremos de vuelta con nosotros y crecerá sano y feliz.
-¿Lo crees de verdad?
-No lo creo, lo sé cachorro. Mañana te curarán esa pata y podrás cargar a tu hijo hasta que no puedas más.
-Nuestro-dijo bajo asintiendo. El macho le miró con interés. -Nuestro cachorro-repitió más alto para dejárselo en claro.
-Nuestro -repitió sin poder evitar menear su cola de un lado a otro entusiasmado, jamás habría creído que Bastas diría algo así.