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Nekkar por Deilita

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Notas del capitulo:

Hola!!! actualizando un poco tarde :/ pero el dia que prometí XD muchas gracias a todos por sus RR, de verdad los parecio y me inspiran para seguir esta historia, también que lo hagan su favorito ¡Muchas gracias!

   El lobo abrió los ojos notando que cierta personita faltaba a su lado en la cama, se irguió amodorrado y sacudió su cuerpo desarreglando un poco más la cama, la acomodó como pudo y comenzó a buscar al pequeño felino, registró toda su cueva y salió notando el brillante y caluroso día.

-¿Has visto a un gatito?-preguntó a una loba que pasaba y asintió señalando hacia aquel lago donde chapoteaban los niños.

    Agradeció y trotó hasta llegar ahí, efectivamente Bastas estaba ahí, dormía a la sombra de un árbol mientras el resto chapoteaba en el agua entre risas y algunos gruñidos. Se sentó a su lado en silencio y le cargó despertándole, le colocó en sus piernas y sonrió cálido.

-Hola dormilón-le sonrió.

-Hola-sonrió un poco volviéndose a acomodar en él.

-Veo que ya conociste a algunos de la manada-comentó alegre por el hecho.

-Sí-dijo alegre-Pero al parecer no pueden pescar nada para mí aún-se aseguró de que le escucharan  aquellos cachorros que dejaron de jugar y se pusieron a buscar en el agua cristalina.

   Bastas soltó una pequeña risita. El viento sopló haciéndole estremecer, aún no atrapaban aquel pescado y ya tenía hambre, escuchó a alguien llegar trotando a su lado y abrió los ojos un poco descubriendo una fría nariz enfrente de él.

-¿Perth?-preguntó bajándole el hocico con la patita.

-Hola-saludó respirando aun algo agitado.

-¿De donde vienes?-preguntó curioso al ver todas las ramitas atoradas en el pelaje del otro y la suciedad de sus patas.

-Una carrera-sonrió satisfecho-Estaba con Gebo, mi hermano mayor-sonrió moviendo la cola de un lado a otro.

-El próximo líder de la manada-comentó Kano tranquilamente.

-¿No deberías serlo tú?  Eres el mayor-observó por primera vez el gatito.

   Ambos lobos se quedaron en silencio, había cierta reticencia hacía el tema de las herencias y las edades de los hermanos, al parecer había un problema, y Bastas lo percibió de inmediato, quiso cambiar el tema y por fortuna llegó uno de los cachorros con un pescado en la boca, lucía tan triunfal como si hubiese casado a la presa más grande de todas.

-Tu pescado, gatito-dijo dándoselo y bastas agradeció.

-Hay que cocinarlo ¿No lo crees? Raido-habló Kano y él asintió caminando hacia una fogata que había en aquel lugar encendida por las mujeres.

-Me cae bien-comentó bastas.

   Kano notó que no movía su cola como usualmente lo hacía, de hecho estaba un poco tenso y con las orejas hacia arriba, algo le estaba preocupando y no sabía qué era. Le acarició sorprendiendo al chico que volteó a verle y le sonrió levemente, siguió las caricias logrando que comenzara a ronronear y Perth le revolvió con cuidado la coronilla haciéndole sacudirse.

-Pero si pareces todo un gato de casa-dijo Teiwas llegando, al parecer, de mal humor.

-Tus comentarios son siempre tan acertados-se quejó Kano con ironía sin dejar de mimar al chico.

-Lo sé hermano-dijo sonriéndole con enojo-Pero ése chico de ahí lleva a mi cachorro, creo que no hace falta que lo recuerde.

-No, no hace falta-dijo Bastas molestándose también-Es más, deberías hacer algo y traerme la cena, no poner a cachorros a hacerlo.

-Ellos estaban libres-se encogió de hombros.

   Perth rodó la mirada, nadie de la manada quería a Teiwas, pero se habían esforzado por aceptarlo, claro hasta que había infringido las leyes bajo las que vivían, al principio había sido poco, molestando a algunos, atravesando territorios por un par de metros en su más tierna adolescencia. Pero ello le había valido que le sacaran hasta la ciudad, quizá su peor error, ya que por eso había violado una de sus leyes más importantes.

-Relájate un poco-pidió tomando su forma humana-Sabemos que es tu cachorro y nadie le quiere hacer daño.

-Silencio Perth-mandó callándole casi al instante-Me hago responsable de mi cachorro como prometí.

-Teiwas no tienes ningún derecho ya de callar a un miembro de la manada-dijo Kano con tono autoritario.

-Precisamente, como ya no soy de la manada no tengo que respetar sus estúpidas leyes.

-Tienes que hacerlo mientras estés en este lugar y lo sabes-corrigió Kano.

-¡No se me da la gana!-exclamó comenzando a acalorarse-Ni siquiera quiero a ese maldito engendro-señaló al gatito que se encogió-Fue un maldito accidente.

   Los ojos de Bastas se inundaron en lágrimas, varios les estaban viendo con distintos grados de sorpresa y negación, se levantó y antes de que le pusieran las manos encima salió disparado hacia el bosque, había sonado exactamente igual que su padre, las mismas palabras.

-Muy bien-aplaudió Perth molesto-¡Eres un tonto Teiwas!

-Si le pasa algo te juro que te mato-gruñó Kano mostrando unos largos colmillos.

-Inténtalo-dijo con burla viendo al menor alejarse a trote para buscar al gatito.

-No me va a costar mucho-sus garras iban saliendo poco a poco igual que las blancas orejas.

-No pierdas tiempo en estupideces, vamos por Bastas-mandó Perth desde lo lejos, en el borde de los árboles.

   El lobo, considerablemente más grande que el resto de la manada salió corriendo hacia el bosque, alcanzó al otro y se internaron preocupados por el pequeño minino.

~°~°~°

 

    Había corrido tanto que estaba completamente agotado, respiraba algo errático y las lágrimas apenas le dejaban ver, ahora se daba cuenta… jamás había querido al cachorro, tenía miedo, lo que había hecho era conformarse, nunca quiso tener hijos de esa manera, no con una violación, no quería un hijo como Teiwas.

   Sollozó fuertemente recordaba cada golpe que su padre le había dado por ser un “engendro” y no alguien normal como los humanos, todas las humillaciones que había pasado y las defensas de su madre, bendita mujer.

-¿Por qué yo?-preguntó en voz baja temblando un poco, en le bosque hacía frío-Estúpido Teiwas te odio-seguía desquitándose en soledad, era algo que necesitaba.

   Se dejó caer de lado sin que sus lágrimas dejaran de caer, su vientre se revolvía un poco inquieto, le daban ganas de golpearlo para que se quedara en un solo lugar, pero era perfectamente consiente de que esa pequeña creatura no tenía la culpa de absolutamente nada.

-Te odio Teiwas-volvió a sollozar recibiendo el sonido rebotado por los gruesos troncos.

 

~°~°~°

Kano le estuvo buscando más de cuatro horas, había corrido muy rápido y encima parecía que sabía ocultar su olor de lo mejor, siguió olfateando aquel leve rastro impregnado en la tierra húmeda y las hojas caídas, había demasiados olores que llegaban a confundirse, pero finalmente le vio, echado de lado y completamente dormido.

   Escuchó a Perth a su lado y le silenció con una pequeña seña, le indicó que fuese por una cobija, no podía perderlo de vista ya que le había encontrado. Esperó cerca de diez minutos, mientras tanto evaluó la figura del chico, ese minino negro, menudo, su barriga abultada y sus tetillas inflamadas, las huellitas marcadas a su alrededor y las patitas sucias de barro, había estado dando vueltas dejando caer su peso, contrario a cuando corría que apenas y rozaba la tierra.

-Aquí está-susurró Perth, avanzaron en silencio hacia él y el chico abrió los ojos asustándose un poco al ver dos figuras aproximándose, quiso defenderse hasta que reconoció la voz de kano.

-Sh-le calmó un poco grave, le envolvió en la cobija notando la nariz y las orejas heladas igual que las patas, le pegó contra su pecho frotándole un poco para hacerle calor y sintió el escalofrío que le recorrió-Ya pequeño-le calmó.

-Odio a Teiwas-dijo ronco con la mirada un poco perdida.

-Es un idiota, lo sé-le intentó consolar-Pero ahora concéntrate en recuperar calor, te puede hacer daño y al bebé también, fuiste muy inconsciente.

-No me importa-dijo en ese momento-Tengo miedo, yo no debería tener un cachorro.

   Perth viajaba a su lado en silencio, después de todo no podía objetar nada, se adelanto asintiéndole a Kano como aviso y les dejó solos, necesitaban espacio para hablar, pues él no podía hablar en contra de su hermano estuviese dentro o fuera de la manada.

-Kano quiero dormir-hipó un poco recibiendo un poco de la luz del sol al salir de los árboles.

-No, primero tienes que comer algo y luego prometo que te dejaré dormir-aseguró el hombre.

    El lobo se sentó cerca de la fogata donde le llegara el agradable calor, a esa hora ya todos habían comido menos ellos tres así que no habría mucho problema, desmenuzó aquel pescado asado y lo ofreció al chico cuidando cada trozo que había partido.

-No tengo hambre-negó viendo la carne blanda.

-Por favor come-rogó-Es por tu bien y el del cachorro, ya lo desmenucé para ti, necesitas proteínas, vitaminas y fuerza Bastas, no te des por vencido.

-Es que de verdad…-negó pero la cara preocupada del otro pudo más y suspiró sin ganas abriendo un poco su hociquito para recibir la tibia comida.

-No está tan mal ¿O si?-el otro negó suavemente-Vamos, es un pescado pequeño, come-pidió ofreciéndole.

    Bastas comió muy a su pesar, se sentía desanimado y soñoliento, se recargó más en el hombre desperdiciando un poco del alimento y bebió un poco de agua, su vientre era lo que más irradiaba calor, y era una sensación algo agradable en contraste al frío que sentía su cuerpo y su corazón.

-¿Qué quieres hacer?  Aún tenemos bastante tiempo de la tarde.

-En realidad no quiero hacer nada-musitó algo deprimido.

-Bueno, te mostraré todo el lugar-opinó levantándose con él en brazos.

   Le describió el nombre de la aldea de la media luna y el porqué de ese nombre, le describió el carácter algo serio y a veces alegre de los integrantes,  como cada quien iba formando su familia y algunos partían, siempre alcanzaban las casas y cada quien conseguía su comida, ya fuera en el bosque o en el lago.

-¿Y por qué la cabaña del centro es distinta?-quiso saber olvidándose por unos momentos de su tristeza.

-Es el símbolo de nuestra primera tecnología como híbridos-mencionó orgulloso de su aldea-Los humanos pensaban que éramos solo una manada de lobos más, algunos aseguraban que robábamos a sus carneros-relató-El primer Gebo, fue el primero en tomar forma ante ellos, detuvo sus armas y aseguró que no era esta manada…

-¿Y los dejaron en paz?-preguntó sorprendido Bastas.

-Hubo unas cuantas peleas entre los humanos, apenas iban conociendo a los híbridos y algunos no los aceptaban asegurando que éramos seres infernales-se rió de la ignorancia que había en aquel entonces.

-¿Entonces?

-El líder humano confió en nosotros, después de todo el lobo tenía cierto simbolismo en sus creencias supersticiosas, Gebo se encargó de atrapar a la manada responsable de aquellos actos, eran lobos efectivamente, pero no híbridos-miró un rato a la cabaña-Nos dieron conocimientos de su tecnología, y la combinamos con nuestro modo de vida, la cabaña simboliza esa amistad.

-Nunca me imaginé que tuviese un significado tan especial-confesó el chico.

-Es realmente mágico ¿No lo crees? Que un solo lugar pueda tener tantas historias…

-Parece que te gusta mucho tu manada-comentó Bastas al ver aquel brillo en la mirada del hombre.

-Estoy enamorado de ella-le sonrió mirándole y besó la fría nariz haciendo al chico bajar la orejas y le acarició-Te llevaré a un lugar elevado-comentó-Desde ahí se ve como se oculta o se sale el sol.

-¿También tiene una historia?-preguntó el chico ilusionado, la otra había sido breve, pero supuso que Kano sería buen narrador, tenía la voz para aquello.

-Sí, también tiene una ¿Quieres oírla?-preguntó subiendo con cuidado por las dos vidas que llevaba en sus brazos.

-Sí, quiero oírla-asintió mirando el cielo de un color más anaranjado-Me gusta el sonido de tu voz.

-A mi me gustas tú-volvió a afirmar como aquel primer día.

Notas finales:

Bueno, ¡listo!   Si tienen alguna idea para las historias de la manada, alguna observacion, queja, demanda XD jjaja todo es bien recibido como siempre con respeto :). Espero verlos el viernes, gracias por leer, bye bye ^^


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