Prologo
Despertó nuevamente de madrugada, ya se le había hecho costumbre el hacerlo. Se levanto de su cama y camino por ese pasillo que cada noche parecía hacerse más extenso, llegando a la cocina, tomo un vaso de agua y respiro con profundidad luego de habérselo llenado de agua y bebido sin respirar ni una sola vez. Dejo el vaso vacio sobre el lavatrastos y abrió el grifo para tomar un poco de agua y mojar su rostro, sacudió sus manos y con pesadez dirigió sus pasos hasta su habitación, pasando por su habitación. Apenas rozo con las yemas de sus dedos la puerta de esté y suspiro.
Regreso a su habitación, pero esta vez ya no se recostó en su cama, se sentó frente a su ventana y vio como el viento movía y jugaba con las hojas de los arboles fuera de la casa.
Las noches se habían transformado en esto hacia ya un tiempo, y el ya sabía el porqué pero aun así se resistía a admitirlo para sí mismo, le parecía simplemente imposible el hecho de que una cosa así pudiera pasarle a una persona como él. Solo era un hecho que no estaba dispuesto a aceptar, al menos no tan fácilmente.
Pasado un tiempo considerable los débiles rayos de sol que apenas salían iluminaban su rostro, dejándole en claro que de nuevo su noche y su oportunidad de descansar se habían ido con la oscuridad del cielo, dejándole como recuerdo unas notables bolsas bajo los ojos.
La pesadez que se había hecho habitual de un tiempo para acá, no lo dejaba en ningún momento, y esto lo sentía cuando se ponía de pie, como ahora. Miro el reloj de pared de su habitación , el cual marcaba las 5:46 am, tenía tiempo suficiente como para tomar una pequeña siesta, pero sabía que por más cansado que estuviera no dormiría por lo que tomo una toalla y se quito con desgano la camisa, y salió de su habitación para ir al baño.
Arrastrando la toalla por el suelo y un tanto desorientado por la fatiga y el cansancio de no haber dormido no solo esa noche, si no muchas otras, se topó de golpe con una obstrucción en su camino. No lo había notado por que no iba poniendo atención, por lo que le pareció que aquello que impedía su paso había aparecido ahí espontáneamente.
Una voz muy fina y baja despertó sus sentidos y lo regreso a “la realidad”
-Minho Hyung –Bostezo y talló un poco su ojo izquierdo –Buenos días
-Buenos días Taemin –Le sonrió y aquel cansancio se esfumo por completo
-¿Te bañaras ahora? –Pregunto señalando la toalla del mayor –Aun es muy temprano
-No tengo sueño –Acaricio los enredados cabellos castaños del menor
-Hyung, pero ¿Qué dices? – Con una de sus manos acaricio suavemente una de las mejillas de Minho y subió poco a poco hasta llegar a la parte baja de sus ojos –Tienes ojeras, debes estar cansado…
-No es nada –Puso una de sus manos sobre la del menor que seguía en su rostro –Es solo un poco de estrés
-De acuerdo, –Contesto no muy seguro y volvió a bostezar –Hyung, yo si volveré a dormir un poco más
Taemin volvió a su habitación, y Minho le observo en todo momento, hasta que su puerta se cerró y él por fin entro al baño. Se recargo en la puerta del baño y dejo escapar y prolongado suspiro
Descansa… estrés