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Countless tears, timeless scene por Uru_Yuu

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Notas del fanfic:

Bueno... ._. este one-shot lo tengo hace dos años, y recién este año lo terminé xDDDDD [para que vean que soy lenta] todos tenemos nuestros bloqueos mentales y el mío duro mucho ;OOO;

 

Ok, les dejo leer xD =)

Notas del capitulo:

No sé que poner aquí.


Frío… sentía mucho frío en sus manos, en realidad el frío recorría cada parte de su cuerpo lentamente.

 

-No importa…- dijo con pesar, en verdad no le importaba si se congelaba o se acaloraba, la temperatura no era importante, nada era importante en ese momento… ni siquiera el mismo.

 

 Camino hacia la sala de estar y se sentó en uno de los sofás, el gran ventanal delante suyo dejaba ver a través de el un hermoso cielo estrellado y una luna redonda, grande y blanca en medio. En la oscuridad que lo rodeaba, contemplaba aquel paisaje, única forma de calmar un poco sus alborotadas emociones.

 Aún recordaba aquel suceso… acontecido apenas unos días atrás.

 

 

 

- ¿Y bien? – miro desafiante a la persona delante suyo, esperando una respuesta de esta.

 

- Yo… - no podía hablar, no sabía que decir, estaba perdiendo a la persona que amaba ¿y no sabía que decir? pero ¿qué rayos tenía en la cabeza?

 

- No eres capaz de responder… quizá no estaba tan equivocado al pensar que no valías la pena.

 

- No es cierto.

 

- No te creo.

 

 Con eso ya todo estaba dado ¿Cómo recuperaría su confianza? Mejor dicho ¿Cómo lograría vencer todas sus fallas? No era fácil, menos para él, nuevo en ciertos temas de pareja, aun habiendo establecido otras relaciones antes con ninguna le había ocurrido lo mismo que con él, algo tan increíble, tan real y con tanto amor recibido, una verdadera relación, en la que no sólo él tuviera que poner de su parte, sino ambos compartir una responsabilidad.

   Y como toda persona, cometía errores, muchos errores y le costaba arreglar algo, no era bueno con las disculpas y muchas veces lo habían pasado a llevar sin él darse cuenta… se maldecía por dentro, aunque sus amigos le dijeran que no tenía la culpa, que era lógico que en esta oportunidad no supiera como llevarlo y tendiera a equivocarse muchas veces, pero nunca pensó que eso lo llevaría a la situación que vivía en ese momento.

 

  “¿Por qué nunca me cree? Siempre considera más al resto que a mí” pensó, aunque no lo dijo porque no quería arruinar aún más el momento, temía que él se enojara más…

 

 - ¿Vez? Te quedas callado…

 

 - Es que no sé que más decir para que no sigas enojado…

 

 - Dejar de ser tan hipócrita quizá ayudaría.

 

 Eso dolió, dolió en el orgullo, pero fue un golpe aún más fuerte en su corazón – no lo soy… - apenas y respondía, no podía seguir así, ya no daba más, lo único que quería era retroceder el tiempo y cambiar algunas cosas dichas, notar antes que las cosas andaban  mal entre ellos y pedir de rodillas disculpas como loco hasta hartarse, luego, arreglar todos sus defectos.

 

 - Aoi… perdóname.

 

 - Las disculpas no sirven si no cambias.

 

 - Es que no sé cómo hacerlo – su mirada se notaba afligida, sabía que él tenía toda la culpa, que era un idiota por no poder salvar su relación con el pelinegro.

 

 - ¿No sabes? Entonces no me amas tanto como dijiste…

 

 - ¡No es cierto! Mis sentimientos son sinceros.

 

 - Entonces demuéstralo.

 

 - …

 

 - …sabes, ya me cansé, lo único que haces es hablar de supuestas verdades y luego no haces nada.

 

 - No sé qué hacer, no sé qué decir… en verdad no sé… - estaba teniendo poco aguante, las lágrimas querían salir pero las contuvo, nada arreglaría llorando y pensándolo bien solo lograría que el pelinegro se enfadara por su debilidad.

 

 - …y eso que dices amarme ¡já! Solo eres un mentiroso, mejor ve a jugar con alguien más que yo no quiero tener nada que ver contigo.

 

 - Yo nunca jugué contigo…

 - Lo repetiré una sola vez más: no te creo.

 

  Como era posible que esto le pasara ¿Acaso cuando uno ama, no hace de todo por esa persona? Entonces… ¿Por qué él no lo hacía? Sentía que lo necesitaba, que lo amaba demasiado, pero aun así no hallaba maneras para demostrarlo y encima le sumaba errores al desastre causado ¿Por qué le costaba tanto abrirse a los demás? Eso le pasaba a menudo en sus relaciones, el ser poco demostrativo era parte de su personalidad, aun así lo intentaba y cuando creía haber logrado su objetivo se encontraba con esta negativa, enloquecería de un momento a otro.

 

 - Aoi…

 

 - Esto se acabó, Uruha, es mejor que te vayas…

 

  ¡No quería irse! Quería obedecer a su impulso de agarrarlo a besos suplicando perdón, jurar que cambiaría su forma de ser, sin importar cuanto le costara, dejaría millones de cosas queridas para el por permanecer a su lado… pero otra vez las palabras no salían… ¿Por qué?, ¡¿¡¿Por qué?!?!

 

  Sin “mucho que decir” el castaño dio media vuelta, abrió la puerta de salida y se quedó ahí un momento… quería pensar en algo rápido, aún tenía esperanzas de arreglarse con Aoi… pero su mente estaba en blanco y no tuvo más remedio que seguir su camino y cerrar la puerta tras de sí, para luego deslizarse por ella hasta el suelo perdiendo por completo las fuerzas y la razón, sujetó su rostro ya húmedo con sus manos tratando así de acallar un poco su llanto, para que nadie escuchara y se pudiera armar un escándalo.

 

  La soledad, el frío y la oscuridad lo embargaron, ya no tenía deseos de vivir, otra vez sentía la necesidad de hacerse daño y llorar, porque ya todo estaba perdido… la felicidad parecía estar prohibida para él…

 

 

 

 Una leve y melancólica sonrisa se formaba en sus labios, que ganas de morirse tenía, totalmente asfixiado y solo se sentía… no había razones para permanecer allí, y se sentía estúpido por seguir pensando en cómo acercarse al pelinegro, tenía una ligera pizca de fe, la cual le bastaba para no haber cometido una tontería ya.

 

  Al día siguiente muy temprano se alisto hacia el trabajo, quería tener ya pensado lo que haría en cuanto lo volviera a ver.

 

 - Buenos días… - saludo entrando a la sala de ensayos encontrándose a solo dos de los integrantes de su grupo.

 

 - Buenos días, Uru – saludo el baterista.

 

 - Hola, Shima – saludo el pequeño vocalista.

 

 - ¿Aún no llega Aoi?

 

   Los otros dos se miraron preocupados y luego miraron hacia otras direcciones, Uruha no entendía sus reacciones y se animó a preguntar.

 

 - ¿Sucede algo? ¿Por qué esas caras?

 

  El vocalista soltó un suspiro cansado y se masajeo las sienes, el batero por su parte dejo su instrumento de lado y se acercó a sus compañeros.

 

  El seguía sin entender que pasaba, y más se impacientaba al no obtener respuesta de su pregunta por el segundo en guitarra.

 

 - Oigan… parecen como si se les hubiera muerto alguien – miraba a ambos con expresión de interrogación.

 

 - ¿Se lo dices tú… o yo? – pregunto el batero a Ruki.

 

 - Mmh… mejor se lo digo yo…

 

 - ¿Decirme que? - ¿pero de que estarían hablando esos dos? No comprendía.

 

 - Pero se suave, no vayas a… - pero Kai no pudo terminar la frase ya que el pequeño interrumpió.

 

 - Uruha, emm… Aoi… Reita… noviazgo, ¿se entiende? – miraba algo preocupado esperando la reacción de su amigo.

 

  Que acababa de decir Ruki… rogaba no haber escuchado bien, estar mal interpretando las cosas, pero los rostros de sus compañeros no le daban mucha esperanza.

 

 - Uru… ¿estás bien?  … contesta Uruha… ¡Shima!

 

 - …Ruki… ¿es… cierto?

 

 - Lo siento Uru… - el vocal no podía mirarlo a la cara, no iba a ver como su amigo posiblemente se desmoronaba, pero… no fue así.

 

 - No te preocupes… de todas formas... era probable ahora que lo pienso…

 

 - ¿Por qué lo dices, Uru? – pregunto el batero

 

 - Por nada… no importa, este… - hizo una pausa – chicos… iré a comprarme algo a las maquinas ¿hay problema si salgo?

 

 - Claro que no – respondió Kai.

 

 - Gracias – sonrió… más falsamente que nunca y demasiado forzado.

 

  Salió apresuradamente del salón, corrió por las escaleras, no tenía ganas de esperar al puto ascensor y sus retrasos, al llegar al primer piso diviso rápidamente la entrada para irse por ella, corrió lo más rápido que pudo hacia cualquier parte, al diablo el tropezarse, al diablo el escándalo, al diablo las explicaciones… al diablo Aoi.

 

   Camino todo el día hasta que oscureció.

 

   Sus pasos lo condujeron a su departamento, entro dando un portazo en el que los adornos de la puerta se cayeron, no tenía mayor importancia, camino cabizbajo hacia el centro de la sala principal y observo detenidamente… por donde mirara Aoi aparecía en su mente, sentía su aroma, lo sentía cerca… tomo su celular y tecleo yendo a la sección de mensajes, casi la mayoría eran mensajes de Aoi, la mirada dulce que permanecía en su rostro contemplando la pantalla cambió radicalmente a una de profundo odio. Sus manos comenzaron a temblar mientras hacía presión en el aparato, lo lanzo lejos y con tanta fuerza que al darse con la pared los trozos salieron disparados por toda la habitación, uno de esos pedazos rozo su mejilla causándole un rasguño que pronto comenzó a sangrar, no lo tomo en cuenta y le dio una patada a la mesita ubicada en el centro de la sala, como era de vidrio se rompió fácilmente, los pedazos incrustados en su zapato y otros más profundamente en su pie ya no le dolían, no sentía dolor físico, comparado con el dolor de su corazón todo se volvía pequeño. Arrasó con el televisor directo al suelo, las paredes quedaron rasguñadas, loza rota, cuadros destrozados en el suelo y alfombras desgarradas, cada cosa que hacia trizas simbolizaba un trozo de su corazón lastimado, era una horrible sensación, estaba agitado, asfixiado y la ira recorría sus venas, ¿Por qué? ¿Por qué lo hizo?

 

 - Tu mismo me preguntaste como era posible olvidar a alguien tan fácilmente… ambos coincidimos en que no era fácil… ¿Nunca me quisiste entonces…?

 

  Golpeó la pared una y otra vez hasta que su mano comenzó a doblarse con cada golpe, lo dejo, se acercó al ventanal y se sentó a un lado.

 

 - Igual que ayer… - otra vez estaba en la oscuridad, amiga y enemiga a la vez, con la diferencia de que era más temprano y las estrellas apenas comenzaban a salir.

 

  La cabeza le daba vueltas de tanto pensar, ¿Por qué Aoi hizo eso? ¿Tan rápido lo olvido? ¿Tan poca cosa era él?

 

 - Por qué lo hiciste… Aoi… - su tono ya no era de tristeza, volvía a sentir su sangre hervir, sus sentimientos se entrelazaron causando una horrible sensación de resultado - ¡Por qué, Aoi, por qué! ¡te odio!, ¡te odio con todas mis fuerzas!,¡TE ODIO…!

 

  Al fin dejo de contenerse y soltó todo lo que tenía dentro, lloro… como nunca antes lo había hecho, las lágrimas nublaron su visión y sus gemidos de dolor inundaban la habitación, no tenía fuerzas para nada más que eso y gritar, gritar cuanto odiaba y amaba a la vez al pelinegro guitarrista.

  Su llanto se extendió hasta la madrugada, con menos fuerza pero aún con mucho dolor, en ese lapso de tiempo había cometido otro error, moviendo a penas la cabeza divisó su brazo… la piel estaba desgarrada, la sangre escurría lentamente pero en gran cantidad hasta el suelo, sabía que hacía frío, podía oír el sonido del viento dando contra el ventanal, pero ya no lo sentía, tampoco sentía su brazo… era como si estuviera desapareciendo y eso le gustaba, quería desaparecer del mundo para siempre, comenzó a quedarse dormido, todavía soltaba lagrimas que ya iban por su cuello, se desvaneció por completo…

 

 

 

 

Su respiración se volvió agitada, se movía demasiado aun permaneciendo en un solo lugar.

 

-          Mmh… A… oi – los ojos fuertemente presionados, agitado y asustado.

 

-          Uru… - lo tomo de un hombro y comenzó a mecerlo suavemente, semi sentado se acercó a su acompañante que le daba la espalda y mirando su rostro trato de despertarlo.

 

-          Por qué… - su cuerpo temblaba y su respiración era entrecortada, pero sentía algo cálido detrás de él que lo hizo calmarse un poco – mmh…

 

-          Uruha… despierta Uru… - una sonrisa se dibujó en sus labios al ver la cara del castaño más relajado, se acercó a su rostro y deposito un suave beso en su mejilla – amor, despierta – acercando más su cuerpo lo abrazó cálidamente por detrás.

 

-          N-ah…qué… ¿eh? – abrió los ojos mirando en varias direcciones, intentando reconocer el lugar donde hace pocos segundos había estado, ya no estaba en la sala por lo que pudo ver, mucho menos solo. Bajó su mano hasta sentir la sueva piel de alguien más, no lo podía creer, sus ojos rápidamente se humedecieron y volteo su cuerpo para verlo ahí…

 

   Cabello negro, carnosos labios, mirada dulce dirigida hacia él y una encantadora sonrisa adornando su rostro.

 

-          Aoi…

 

-          Si, tonto ¿a quién esperabas? – respondió con falsos celos el guitarrista.

 

-          No… estaba ¿durmiendo?

 

-          Uru  ¿Qué tienes? Andas raro… - al no obtener respuesta siguió hablando – parecías un fideo en la cama – rio.

 

   Tan payaso como siempre, tan risueño y burlón, tan adorable su sonrisa, tan hermoso era su guitarrista…

   Se abalanzo sobre él rápidamente y lo lleno de besos y abrazos mientras le repetía mil y un veces “lo siento!”. Aoi no entendía el porqué de esa reacción pero tampoco opuso resistencia a todos los mimos por parte de su pareja, los ansiosos besos del castaño no tardaron en dejar sin aliento a ambos y pararon para tomar una gran bocanada de aire que bastante falta les hacía.

 

-          Sé que despertaste raro hoy… pero me gusta – sonrió de medio lado y beso cálidamente al castaño por un corto lapso – no todos los días andas así de efusivo…

 

-          Solo cuando estoy contigo.

 

-          Pero aún eres algo tímido, Uru.

 

-          ¿Tímido? ¿Yo?

 

-          No, la vecina, esa que me espía cuando estoy en la ducha – rio burlón - ¡obvio que tu bobo! ¿Con que soñabas que despertaste tan en la luna?

 

-          Ah… nada.

 

-          Vaaaamos~ -se colgó de su cuello mientras le insistía – cuéntame ¿a quién más le voy a decir? ¿o es que no confías en mí? – el pelinegro puso cara de profunda tristeza fingida con un puchero, soltó el cuello de su acompañante y comenzó a morder el contorno de las sabanas con una expresión de pura ternura en el rostro.

 

-          ¡No! Claro que confío en ti… es sólo que…

 

-          ¿Es solo qué…?

 

 

  Se mantuvo un momento en silencio mirando hacia la nada, el flequillo tapaba sus ojos y Aoi no podía ver que expresión tenía el primero en guitarra, le parecía extraño el ambiente que se había formado en cuanto Uruha despertó, pero averiguaría el porqué de ese comportamiento a como dé lugar. No siguió divagando en sus pensamientos ya que sorpresivamente fue abrazado por el castaño quién escondió el rostro en su cuello. Aoi sólo se dedicó a acariciar sus cabellos.

 

-          Uruha…

 

-          Soñé que te perdía… - el sólo hecho de decirlo ya lo hacía más real, más posible en este mundo que en el de los sueños, le costó un mundo pero lo dijo…

 

 

  Tenía que hacerlo, no quería que su pareja en verdad llegara a pensar que no confiaba en él, no quería que esa horrible pesadilla se volviera realidad y por estar acumulando pequeñas cosas un día todo se fuera a la mierda, claro que no… porque no lo soportaría dos veces, eso sí que no…

 

  Por estar divagando en sus pensamientos y el maltrato mental que se estaba causando él mismo, no se percató como lentamente el moreno le tomaba el rostro entre sus manos, sonriéndole encantadoramente, como tanto le gustaba… - Shima… ¿te he dicho que cada día te amo un poco más? – el castaño se sorprendió ante aquello, no era difícil leerlo en su expresión – que poco… ¡un montón y medio más! ¿y sabes? Eres un tonto… pero eres MI tonto – habló con dulzura para acercarse al rostro de un sonrojado Uruha y, sonriéndole con picardía, besarlo lenta y tranquilamente, disfrutando de aquello que siempre deseó, su castaño, y que gracias a las vueltas de la vida hoy en día tenía la suerte de tenerlo junto a él, amándole locamente tanto como el castaño lo amaba a él, de eso ya no podía dudar.

 

  Uruha estaba que no se podía las lágrimas, era tanta la felicidad, tanto el deseo de permanecer a su lado, que no pudo más y aun besando a aquel hombre dejo correr pequeñas gotitas de sus ojos, caer por sus mejillas, para posteriormente ser besadas por los labios del moreno que se percató de ello y ahora besaba el rostro de su castaño secándolo – gracias… - hablo sollozando – Te amo, nunca dudes de ello… nunca, Aoi… -sonrió.

 

-          Así me gusta, una sonrisa siempre te va mejor… y recuerda – su expresión se volvió algo maliciosa – eres mío, y ninguna pesadilla podrá arrebatarte de mi lado, ¿entendiste Morfeo? ¡Shima es MÍO! – dijo esto último haciendo reír a Uruha, acompañándole él también, mientras disfrutaban de la agradable compañía. No se levantaron en todo el día ¿y que más daba? Era domingo. Brindándose caricias, besos, dulces palabras que calaban hasta lo más profundo de sus enamorados corazones… si… esta era la maravillosa realidad que le tocaba vivir al castaño, y no dejaría que tontas inseguridades acabaran con todo lo hermoso de ese sentimiento.

 

-          Hum… ¿Aoi?

 

-          ¿Si?

 

-          Te amo – sonrió un poco sonrojado.

 

-          Y yo a ti, mucho – correspondió a su sonrisa para luego ambos sumergirse en la mirada del otro, viajando a un mundo que solo ellos dos conocían, uno que sólo su amor era capaz de crear.

 

Fin~

Notas finales:

..... TwT *preparandose psicologicamente para lo que vendrá* xDD ok, no soy tan pesimista... pero esto no es ningúna obra de arte, así que les pido solamente que tengan piedad ;___; xDD

 

Gracias por leer ;w; [si alguien lee]


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