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El primer soñador por Ayume

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Notas del capitulo:

Pues aquí estoy con un nuevo Yaoi que tenía en mente desde hace un tiempo! Solo que quería avanzar un poco el otro que tenía entre manos ^^U

No creo que me lleve muchos capítulos, pero ya lo decidirá el tiempo :D

Espero que les guste! :D

Capítulo 1.


Sentía cómo mi corazón latía a mil por hora y cómo mi respiración comenzaba a acelerarse. Era lo que quería, por más que quisiera negármelo a mí mismo, se me hizo necesario hacerlo. Aún recuerdo aquel hedor. No debía acostumbrarme a ese tipo de cosas. No, a no ser que fueran estrictamente necesarias. Pero lo más atemorizante, era que aquel recuerdo se había agarrado a mi corazón con sumo cariño. No todos los días alguien mata a sus padres.


Takashima, Takashima Kouyou. Mi más preciado tesoro, mi nombre. Símbolo de que alguien me quiso lo suficiente como para querer quedarse conmigo. Pero no eran las mismas personas. Cambiaron. Lo hicieron el día que comencé a dominar mi ser.


Desaparecí. Entre la muchedumbre asfixiada del centro de Tokyo, de repente, un chico de 17 años desapareció a ojos de todo el mundo. Y pude hacerlo porque, a pesar de la multitud que me rodeaba, nadie se dio cuenta de mi mísera existencia.


No era nada más que un arma. Un artilugio para la sociedad. No podía amar, no podía trabajar, no podía estudiar y preocuparme por un futuro. Pero yo no había elegido eso.


Desde hacía siglos, gente nacía con facultades inhumanas. Algunos podían atravesar paredes, leer el pensamiento de la gente, volverse invisibles, cambiar de apariencia… Yo podía hacer todo lo que podía pasarme por la mente. Hace mucho que lo acepté y aprendí a convivir con ello.


Mis padres me utilizaron para conseguirles una buena casa a las afueras y todo el dinero necesario para vivir dos vidas. Pero dejaron de verme como su hijo, como su creación. Ahora no significaba nada para ellos. Apenas les veía ya que decidieron conocer el mundo por sí mismos.


Por ello quisieron hacer un trato con la mafia Yakuza. Querían el poder en sus manos. Pero yo no estaba dispuesto a pagar ese precio, no tuve más remedio que callar sus bocas.


Huí de allí sin dejar evidencias de que pudiera haber alguien más, ni de que jamás hubieran tenido un hijo. Todos, todos y cada uno de los matices que había dado mi vida, habían desaparecido por completo.


Me transporté en cuestión de segundos al centro de Tokyo en busca de un lugar al que volver cada noche. Encontré el adecuado, en el cruce de Shibuya. Por supuesto esos locales no estaban a la venta, pero en un abrir y cerrar de ojos, dos bloques más se sumaron al edificio que tenía en mente. Y entre la muchedumbre de antes, como ya dije, desaparecí. A medida que mi mirada se posaba en cada una de las habitaciones de ese apartamento que ahora me pertenecía, la decoración iba surgiendo de la nada. Y todo era legal, y a la vez no lo era nada. Porque mi simple vida no existía, pero había un documento en el cual constaba que sí. Como si yo fuera capaz de realizar todos los trucos de ese videojuego llamado vida.


De nuevo en el cruce de Shibuya. Decidí caminar sin rumbo y así continué días y días. No necesitaba comer, no necesitaba dormir. No, si en ese momento no lo tenía en mente. Hasta que a mí llegó de nuevo ese hedor. El maravilloso olor de la putrefacción de un cuerpo sin vida que me conducía a un callejón desierto.


De su cuerpo emanaba la sangre aún caliente, no habría muerto hará más de diez minutos. A la altura del bazo, donde se encontraba la herida, también se hallaba el cuchillo con el que le habían dado. Su piel era blanca como la porcelana, muy en contraste con el tono negro de su pelo. Usaba un piercing en el labio, e iba con un jersey a rayas blancas y negras con unos pantalones negros y unas botas militares.


En ese momento se me ocurrió hacer algo que nunca se me hubiera ocurrido hacer. De nuevo estaba en el departamento, pero esta vez me hallaba con esa persona. La tumbé en el sofá del salón y, acercando mi oído a su pecho, conseguí escuchar los latidos de su corazón. Podría quedarme dormido escuchando ese sonido.


Noté una mano sobre mi cabeza que comenzaba a acariciarme y enredarse entre mi pelo. Luego, por primera vez, oí su voz.


-          Duerme Shima… llevas mucho tiempo sin hacerlo.


Y como quien no quisiera la cosa, me sumí en un profundo sueño mientras notaba esas manos que se conducían suaves hacia mi nuca. Por primera vez en mucho tiempo, logré un sueño tranquilo. No sabría decir por cuánto tiempo, pero de nuevo, había caído la noche.


Al abrir los ojos, pude notar cómo la televisión de en frente emitía algún programa. Mi olfato me pudo asegurar que alguien había calentado algo que llevara queso, y más tarde mis oídos me confirmaron que esa persona seguía aquí, a mi lado. Comencé a recuperar el control de mi cuerpo haciendo un ademán de estirar las piernas. De nuevo pude oír esa voz, la cual me trajo una tranquilidad que nunca hubiera experimentado.


-          Por fin despiertas Shima… llevas más de doce horas durmiendo.


Le vi sonreír y, como si se tratase de un regalo, sus ojos se posaron en mi. Eran de un profundo color negro. Se sentó acercándose a mí y sacando un cigarrillo de una caja de malboro mentolados para llevárselo a la boca dándole la primera bocanada. Me incorporé de igual forma y tomé uno de sus cigarros después de que me ofreciera.


-          Cómo te llamas? – le pregunté, mientras lo encendía.


-          Ya lo sabes – sonrió – pero como sé que no quieres usar tus poderes conmigo, te lo diré. Me llamo Aoi, pero tú puedes llamarme Yuu.


-          A qué te refieres? – le miré extrañado. Él se limitó a sonreírme – Eres una especie de vidente?


-          Puedo conocer el pasado y el futuro de las personas solo con quererlo. Igual que tú.


-          Yo solo soy un sanador – le contesté haciendo referencia al hecho de que le había resucitado.


-          Eres un sanador… pero no un simple sanador – se levantó a coger un cenicero y acercarlo a la mesa – También eres un vidente, y un cambiante… Eres un soñador, y de momento, el único en la tierra.


-          Un soñador?


-          Todo lo que sueñas, imaginas y piensas, se hace realidad. No? – Sonrió.


-          Y si tan bien sabes lo que puedo hacer cómo es que no tienes miedo y sales corriendo? – Contesté malhumorado, a lo que él pareció divertido.


-          Ya te lo dije, porque no te gusta usar tus poderes conmigo.  Te gusta tratar de evadir tu parte vidente y dejarte guiar por el instinto, pero sigue dentro de ti, y es esa parte la que te impide manipularme a tu antojo.


-          Por qué?


-          Porque nuestras vidas están unidas desde el momento en el que naciste.


—RUKI—


Allí estaba, recostado sobre la pared casi sin prestar atención a lo que pudiera suceder a su alrededor. El manto oscuro de la noche parecía atravesar el cristal de la ventana e introducirse lentamente en su cuerpo. Sentía cómo un extraño humo se introducía por su nariz, llevándolo hasta sus pulmones, introduciéndose en su sangre e inundando poco a poco todos sus órganos. Por fin estaba solo. Por fin era capaz de encontrarse consigo mismo y asquearse con el ser que en realidad era.


Y sabía que fuera de esas cuatro paredes era querido, amado por miles y miles de personas sin rostro y sin voz, sin vida para él. Ya no quería cantar más. Quería dejar todo aquello. Londres se le quedó demasiado pequeño.



La maleta descansaba sobre la cama mientras el reloj marcaba las 3.14 de la mañana. Mañana sería un día nuevo. Mañana tendría una vida nueva.



Tokyo, 4.56 am.


Ah… ¿dónde estará ese idiota? Llevo ya esperándole casi una hora…  


Decidió ir al baño a lavarse la cara. Las ojeras se le empezaban a marcar en la cara. Esto tardará en irse… acto seguido empezó a escuchar unos fuertes golpes en una de las puertas del baño.


-          ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? – no obtuvo más respuesta que más golpes, esta vez sobre la pared. - ¿Se encuentra bien?


-          Sí… váyase.- a duras penas consiguió contestar.


Pero algo le decía al pequeño que no debía irse de allí, por lo que se agachó a ver qué era lo que realmente pasaba en ese cubículo. Solo pudo ver dos pies, por lo que pensó que aquella persona estaría vomitando.


-          Ah… será cosa del viaje – contestó inocente – tengo un par de pastillas que le ayudarán con eso.- cogió una tableta de su bolsa y se la ofreció.


-          Nh… déjela ahí, no… se… moleste – contestó entre cortado.


-          ¿De veras está bien? Parece como si se estuviera ahogando – sonó ya bastante preocupado – no logró alcanzar a entender nada coherente – voy a entrar apártese de la puerta.


-          NO!- Pero para cuando quiso negarse ya había conseguido abrir la puerta – AH!


Cerró la puerta, salió corriendo del baño ¿qué diablos era eso?¿POR QUÉ DIABLOS TUVE QUE ABRIR LA PUERTA?  Se llevó las manos a la boca para no gritar. Y no pudo evitar echarse hacia atrás cuando aquel a quien encontró agachado salió del baño avergonzado. Realmente había pasado eso? Un momento… esa persona no era una mujer! Aquello le causó un mayor sonrojo.


-          ¡AH! ¡ITAI! – Se vio sorprendido cuando algo le golpeaba desde arriba – nani? Mi maleta? – quedó sentado en el suelo para cuando pudo comprobar que se le había olvidado dentro del baño.


-          Por tu culpa me he quedado a medias.


-          Eh? ¡QUÉ DIABLOS DICES! ¡ESTÁ PROHIBIDO PRACTICAR SEXO EN UN SITIO PÚBLICO!


-          Cállate bocazas! Vas a llamar la atención – intentó taparle la boca el más alto.


-          Estoy cansado – dijo el menor resoplando.


-          Ya vámonos, cuando lleguemos a casa descansarás.


Por si se me pasó mencionarlo, esa era la persona a la que estaba esperando, Akira-chan. Nos conocimos de niños en la guardería y en ese momento nos dimos cuenta de nuestros poderes. Ambos somos manipuladores de mentes.


FLASHBACK.


Estaba tranquilamente con mis ceras cuando de repente un niño con cara de iguana se me acercó tremendamente enfadado y comenzó a romper mi material.


-          Eres tonto?


De repente todos los niños del jardín comenzaron a mirarme mal y a tratarme aún peor. Pasaron un par de semanas hasta que de repente unos de los niños me cogieron y me iban a meter en el cubo de la basura. Chillé lo más alto que pude.


-          DEJADME EN EL SUELO AHORA! - Y en ese mismo momento me soltaron. Me encontraba en el suelo casi llorando – por qué me hacéis esto?


Ellos se miraron entre sí sin saber muy bien lo que estaban haciendo ni tener conciencia de lo que había pasado. Luego como si se hubieran olvidado de todo se marcharon de allí y se acercó aquel niño otra vez. Esta vez, con cara de arrepentimiento. Se agachó y me ofreció su mano para levantarme. Me llevó fuera del pasillo y ni si quiera los profesores repararon en nosotros. Con un pañuelo comenzó a secarme las lágrimas y trató de curar una herida que me hice en la rodilla. No habló, y más tarde me daría cuenta que no hablaría mucho, al menos, no de una forma normal.


-          Por qué ahora me tratas bien?


-          Porque tú y yo somos iguales.


-          Qué?


-          Ven – me cogió de la mano y me llevó a la clase – mira a ese niño, y haz que te de algo.


-          Qué? Cómo?


-          Piensa “dame tus colores”.


Tal y cómo él me dijo lo pensé, y acto seguido aquel chico me miró, se levantó y me dio su caja de lápices.


-          Ha sido una coincidencia.


-          No. Si me enfadé, es porque a ti no te puedo manejar. Y cuando te iban a tirar a la papelera me di cuenta de que eres igual que yo.


FIN DEL FLASHBACK


Desde entonces Akira y yo nunca nos habíamos separado, salvo en contadas ocasiones. Compartíamos piso cerca de Shibuya desde que él cumplió la mayoría. Yo necesitaba irme de mi casa cuanto antes, ya que, desde que mis padres supieron lo que era capaz de hacer, su desconfianza aumentó y el ambiente se hizo insoportable. A él no le importó hacerme ese favor, y aún mantenía contacto con su madre.


—AOI—


            Me dirigí hacia el cuarto de baño donde Shima se estaba duchando y me senté en la taza del váter para hablar con él, miré mi reloj, como no lo apurase llegaríamos tarde.


-          Como no te des prisa vamos a llegar tarde, amor.


-          Qué diablos haces aquí? – reí. Cuando salió de la ducha le acerqué la toalla. – No mires.


-          De veras que me apetecía vivir esto – reí.


Se ató la toalla alrededor de su cintura y comenzó a mirarse en el espejo. Las gotas caían desde su pelo recorriendo toda su espalda. Realmente aquella escena me resultaba de lo más deliciosa. Me acerqué a él y comencé a hacer el mismo recorrido que las gotas en sentido contrario haciéndole reaccionar ante el contacto. Se dio la vuelta apoyándose en el lavabo y comenzó a rodearme el cuello con sus brazos haciendo que nos fundiéramos en un profundo beso que los dos pedíamos a gritos desde hacía tiempo. Le tomé de las caderas atrayéndolo más hacia mí y lentamente bajé mis manos hasta sus piernas y poder levantarle sentándole en la piedra del rededor al lavabo. Comencé a acariciarle el pecho separándome lentamente de él.


-          Arréglate o llegaremos tarde.


-          Por qué?- susurró aún con sus dedos entrelazándose en mi pelo.


-          Venga bichito – reí.


-          Por qué me tratas como un crío? – dijo en un susurro.


-          Porque te llevo seis años. Así que ya sabes, hasta que no cumplas la mayoría, tendré que respetarte.


-          Y lo conseguirás?


-          Yo sí. Tú no – reí – Te recuerdo que ambos conocemos nuestro futuro, solo que tú no quieres verlo y te mueves por tu instinto. Sabes que estás bien porque estás conmigo. Pero eh, despierta. Eres tú el que no quiere utilizar sus poderes aún. – agachó la cabeza y tal y como yo recordaba, él también empezaba a hacerlo. Se quedó callado durante un par de segundos.


-          Los mentalistas no? – agachó la cabeza.


-          Sí, vamos a llegar tarde.


Sus ojos me decían que no quería moverse de allí, y su cuerpo tampoco. Me acerqué a él y le di un pequeño beso en los labios antes de irnos.

Notas finales:

Mmmm qué pasará? -w-

La semana que viene les traigo un nuevo capi! :D

Espero que les guste! n.n

♥~~


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