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No lo suficientemente fuerte por Athan_Anubis

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes no son míos. Son de Masashi Kishimoto (el genio detrás de ellos).

Supongo que ya todos lo han notado en el resumen, pero no está de más aclarar que la historia se encuentra en un Universo Alterno.

Sin más, espero les guste.

Notas del capitulo:

 

Hola,

Solo quiero que sepan que me ha gustado bastante escribir esta historia, pero que sobretodo espero que a ustedes también les guste. Me ha tomado tiempo hacerla, pero me quedo conforme.

Por si a alguien le interesa, mientras escribía esta historia escuchaba la canción de Not strongh enough de Apocalyptica ft Brent Smith, si les gustaría escucharla este es el link

http://www.youtube.com/watch?v=MHno9r7mecQ

Espero les guste.

 

No lo suficientemente fuerte

 

 

 

 

 

 

 

Sabía que lo que haría estaba mal.

 

 

 

 

 

Mientras caminaba con seguridad por la entrada a la gran casa, dando cada paso con gran firmeza desde las rejas hasta la puerta, sentía que no se arrepentía de lo que iba a hacer.

 

 

 

 

 

Sí, lo sabía. Tal vez mejor que nadie.

 

 

 

 

 

Sabía que con ello dañaría bastante a su hermano, quien siempre había sido la persona que más había querido… hasta ese momento.

 

 

 

 

 

Pero no había otro camino que él pudiera tomar. Le robaría a Sasuke algo preciado, una persona por la que había mostrado algo más que indiferencia. Y eso era lo único que hasta el momento le hubo estado deteniendo, pero ya no. Porque, simplemente, no era lo suficientemente fuerte como para poder seguir controlándose. 

 

 

 

 

 

No era lo suficientemente fuerte para estar alejado de Naruto por más tiempo.

 

 

 

 

 

Había luchado por meses contra sus propios deseos, tratando de anteponer los de Sasuke sobre los suyos. Había hecho todo lo posible para olvidarle, le había evitado, se había ido de la ciudad, había buscando el olvido en otros cuerpos, en otros rostros, pero su mente traicionera siempre le plagaba de pensamientos llenos de cabellos rubios y ojo azules junto con el nombre Naruto enterrado a carne viva en cada rincón de su mente.

 

 

 

 

 

“Naruto”

 

 

 

“Naruto”

 

 

 

“Naruto”

 

 

 

“Naruto”

 

 

 

“Naruto”

 

 

 

 

 

Lo deseaba, lo deseaba tanto, que a veces sentía que le faltaba el aire, que se ahogaba de deseo, que se ahogaba de pasión, que se ahogaba de amor. Literalmente, sentía que moriría si estaba alejado de él por más tiempo. Solo deseaba poder poner sus brazos alrededor del otro cuerpo, y que el otro le respondiera de la misma manera. Itachi, desde lo más profundo de sí, solo deseaba que Naruto se aferrara a él, tanto como él mismo deseaba aferrarse a Naruto.

 

 

 

 

 

Aún recordaba el día en que lo conoció. Por aquel entonces, hace casi un año, no había estado en su mejor momento. Las cosas se le ponían cada vez más difíciles, sin embargo y gracias a la aparición de Naruto, las cosas comenzaron a mejorar.

 

 

 

 

 

Nunca podría olvidar el día en que le conoció.

 

 

 

 

 

Ese día, un miércoles, vistiendo ropa deportiva, un polo, unos shorts y los implementos necesarios para jugar y de paso no dejarse secuelas a largo plazo debido a lesiones, se había puesto en camino a la cancha que se encontraba a una cuadra de la casa en la que se estaba quedando. Casi ya entrando, Itachi había suspirado con el máximo de optimismo que aún le quedaba en el cuerpo… casi nada. Había entrado en el club de Fronton que había cerca de su casa para ver si así botaba el estrés, además de ser uno de los deportes que más le gustaban.

 

 

 

 

 

El año pasado, con solo 22 años, Itachi se había estado sintiendo bastante estresado por el mal rato que había estado pasando por causa de su trabajo, y porque la relación con su familia no estaba mejorando, sino que al parecer, iba a peor.

 

 

 

 

 

Unos meses antes de cumplir 22, Itachi se había ido de su casa alegando que ya era tiempo de que él mismo comenzara a valerse por sí mismo, claro que no era algo como querer dejar de ser parte de la familia, era solo que deseaba probarse a sí mismo. Saber cuanto podía hacer con el título de Economista que había sacado un mes antes y con todas sus capacidades y habilidades por sí mismo, sin que su apellido le hiciera toda una carrera y vida que él no sabía si merecía o no. Pero nadie en su familia lo había tomado bien a excepción de su hermano menor, Sasuke, quien generalmente siempre apoyaba sus decisiones, siempre y cuando no implicara otras personas y mucho sexo.

 

 

 

 

 

Cuánto quería a su hermanito, siempre detrás de él, como un perrito solicitando atención. Siempre admirándole. Por eso Sasuke era lo más importante para él. Porque sabía que no había nadie quien lo quisiera más que él. Itachi siempre sintió y aún sentía que debía cuidar a Sasuke de todos, siempre velar porque sea feliz, tal vez y de vez en cuando picándole para que frunciera su ceño y lo mirara con cólera. Oh sí, Sasuke era lo que más había querido.

 

 

 

 

 

Pero la situación no había sido tan fácil como había planeado, sobretodo teniendo en cuenta que el apellido Uchiha siendo utilizado por su padre cuando deseaba pararle los pies a alguien, en este caso él, había estado haciendo mella en su búsqueda de trabajo. Los ahorros con los que en ese entonces contaba no le aguantarían más allá de unos meses más, y luego, tal vez, no le quedaría más que volver a su casa con el orgullo herido a hacer lo que su padre deseaba que hiciera. Debido a que necesitaba botar el estrés que sentía en aquellos días había decidido entrar al club de Fronton que se encontraba cerca de donde se estaba alojando temporalmente.

 

 

 

 

 

Como acostumbraba en su trato con las personas, ese día se presentó rápidamente y sin mirar a nadie más allá de lo estrictamente necesario, se dirigió a la única cancha vacía que quedaba, sacó sus implementos y comenzó a calentar. Cuando hubo terminado de calentar e iba a comenzar a practicar, una voz proveniente de atrás de él le detuvo.

 

 

 

 

 

-¿Puedo practicar contigo?, ya todos han empezado excepto tú.- tuvo ganas de decirle que no, que él había llegado antes y que se buscara su propia cancha, pero no era cosa de irse desquitando con cualquier persona que apareciera frente a él, o en ese caso, detrás.

 

 

 

 

 

-Como quieras – había respondido sin siquiera voltear a verle. No se había unido a ese club con la intención de hacer amistades, no le gustaba la gente excepto para follar, lo demás no era algo que le importara, o eso es lo que había pensado hasta que él apareció. Desde el momento en que él apareció, muchas cosas en la vida de Itachi comenzaron a cambiar.

 

 

 

 

 

-Bien, me llamo Naruto – le había dicho el chico que anteriormente le había hablado, plantándose delante de él y extendiendo su mano a modo de saludo.

 

 

 

 

 

En el momento que vio sus ojos, pensó que tal vez el chico formaba una de las personas de la lista para “relacionarse” (follar). Pero cuando le vio de pies a cabeza, sin un poco de tacto, decidió que el chico no entraba dentro de sus preferencias, es decir, a Itachi le iban hombres o mujeres, realmente nunca le había importado, el sexo sexo era y con cualquiera de los dos géneros siempre había sido uno de los mejores placeres de la vida, pero aquel chico frente a él, era uno de los tipos de persona con los que no salía. Desde que había visto como algunos de sus amigos y algunos desconocidos miraban a Sasuke más de lo necesario con miradas nada puras decidió que todos los chicos de la edad de Sasuke estaban vedados para él, no se imaginaba que alguien solo se acostara con su hermano y luego no le importara para nada, justo lo que él hacía con las personas con las que se acostaba. Sasuke era demasiado preciado para él. Además, el chico realmente no era su tipo, a él le gustaban más serios, no con la sonrisa de oreja a oreja que tenía el chico delante de él.

 

 

 

 

 

-Itachi Uchiha – le había respondido sin extender su mano para saludarle, solo señalando con los ojos hacia la raqueta en su mano derecha como excusa para no seguirle el saludo.

 

 

 

 

 

Si la forma de responder al saludo le había parecido bien o mal a Naruto, realmente no lo demostró en su rostro. Ese día, el chico rubio que había tratado de ser amable con él y a quien él había tratado casi despectivamente, solo se paró a unos metros más allá con su propia raqueta en su mano derecha, de forma demasiado segura, como si quisiera hacerle quedar en ridículo.

 

 

 

 

 

Nunca olvidaría la sonrisa casi burlona que le dirigió antes de empezar el juego. Así como nunca olvidaría que había perdido contra Naruto en su primer juego, y todos los demás que le siguieron. Él, Itachi, siempre acostumbrado a ganar en todo, a ser el primero en lo que fuera que estuviera haciendo, había sido la primera vez, que él recordara, había perdido en algo. Y lo peor de todo era que le había ganado al parecer con tanta facilidad que sintió una punzada maliciosa en su orgullo cuando perdió el tercer juego que había tenido con él ese mismo día.

 

 

 

 

 

-Juego profesionalmente – le había dicho después del tercer juego cuando, seguramente, se había dado cuenta de que no era fácil para Itachi asimilar que no era un buen oponente para él en su deporte preferido.

 

 

 

 

 

Después de ello, su curiosidad o tal vez su orgullo dolido no le había dado tregua. Quería saber más de Naruto. No es que Itachi fuera malo en ese deporte, es más, él había participado en juegos nacionales cuando cursaba secundaria. La diferencia básica radicaba en que para Itachi ese solo era un deporte para relajarse del estrés, sin embargo para Naruto no era lo mismo, él era deportista profesional y jugaba a nivel nacional e internacional.

 

 

 

 

 

A partir de ese primer día y durante tres semanas, cada vez que se encontraban en el club, que era todos los días de la semana excepto el martes y el jueves, se dedicaban a jugar entre ellos. Raramente conversaban, solo jugaban. Hasta que en la cuarta semana, el rubio no se presentó ni un día. Debió haber sido algo normal, después de todo ellos no eran amigos, ellos solo se encontraban para jugar, y todo lo que Itachi sabía de él era que estudiaba en la misma universidad de su hermano, no tenía ni idea de que estudiaba, tenía dieciocho años como dedujo cuando lo vio, también sabía que era una persona bastante alegre, además de eso, no tenía ni idea de quien era ni que hacía Naruto. Sin embargo, a partir del segundo día en que el chico de cabellos rubios no apareció, ir al club a practicar su deporte preferido se le había hecho cada día más pesado, y al contrario de quitarle el estrés por que aún no había cogido un trabajo y quedarle a lo sumo ocho o nueve semanas de dinero, no le relajaba en lo absoluto. Es más, le molestaba. Naruto no  apareció en toda esa semana y habían tres cosas que le habían molestado y de las cuales hizo conciencia esa semana. Primero, que él no sabía por qué Naruto no había aparecido. Segundo, no tenía cómo saber por qué había desaparecido. Y tercero, que no le debería importar si aparecía o no, si moría o no. Pero a pesar de que cada día se le hizo más pesado ir a practicar, cada día que le tocaba ir, puntualmente se cambiaba de ropa y asistía al club, cada día con la idea de que ese día aparecería. Esa semana por primera vez, sintió que Naruto había sido una compañía agradable.

 

 

 

 

 

Para su fortuna o infortunio, a la quinta semana apareció. Extrañamente lo primero que Naruto hizo, fue casi disculparse con él por no haber ido y no haber dicho a dónde. Itachi internamente se sintió feliz de que lo hiciera. No le hubo respondido con palabras, pero había cogido la raqueta que se encontraba a su costado y se la había tendió al chico de cabellos rubios y ojo azules. Fue en esa semana cuando notó que Naruto debía venir de una familia con dinero. No cualquier persona podía decir que su familia había viajado a Japón solo para celebrar el cumpleaños de su abuelo.

 

 

 

 

 

Esa fue la semana de inflexión en aquella relación.

 

 

 

 

 

A partir de ese día los dos se encontraban todos los días para jugar. Naruto comenzó a abrirse con él. Las semanas que le siguieron a la en que Naruto hubo desaparecido fueron unas de las más agradables que había vivido hasta entonces. Naruto le contó que jugaba ese deporte desde que era niño, que su abuelo le había enseñado cuando apenas podía sostener una raqueta. Además, le dijo que en ese entonces estaba viviendo solo en una casa que se encontraba a espaldas de la casa donde él vivía, y que vivía solo porque sus padres habían muerto en un asalto muchos años atrás. También le había contado que estudiaba, dadas las casualidades, la misma carrera y en el mismo semestre que su hermano. Le había contado que había alguien en una de sus clases que se parecía bastante a él. Por su parte, Itachi cometió uno de sus primeros errores,  no le dijo que ese chico, lo más probable, fuera su hermano, pues había sentido que no había necesidad.

 

 

 

 

 

Así, en la octava semana, habían pocas cosas que Itachi no supiera de Naruto. No había día que no se encontraran. E Itachi, a pesar de ser una persona reservada por naturaleza y por su educación, comenzó a contarle cosas de él. Hablar con Naruto era sumamente fácil. Después que le contara a Naruto del problema financiero y profesional por el que pasaba, fue que éste le dijo que le ayudaría con su problema de trabajo, Itachi definitivamente iba a rechazar su oferta, él no quería que lo contrataran por conocer a alguien dentro de la empresa, él quería hacerlo porque se lo merecía, pero lo que Naruto le había dicho después, le hizo callar. “No creas que porque yo le diga que te contrate, el pervertido lo va a hacer. Vas a tener que pasar todos los exámenes normalmente. Ni siquiera a mí me quiso contratar así. Así que no me defraudes”

 

 

 

 

 

En la undécima semana, después de haber pasado los exámenes de ingreso y haber ganado la plaza por sobre cincuenta y cuatro postulantes más, salió a celebrar con sus amigos. Sin embargo, lo único que estaba deseando durante todo el tiempo que duró la reunión, lo único que hubo estado deseando, era ver a Naruto. Celebrar con Naruto.

 

 

 

 

 

En la doceava semana, no tuvo dudas, estaba completamente seguro de que estaba enamorado de Naruto. Y sospechaba que Naruto sentía lo mismo por él.

 

 

 

 

 

Pero las cosas no fueron tan bien como le hubiera gustado. El cumpleaños de su hermano era dentro de unos días. Como las cosas aún no habían mejorado con sus padres, no podría ir a la reunión que seguramente la familia haría, por lo que decidió buscar a su hermano unos días antes, y salir a festejar los dos, además de que deseaba contarle acerca de Naruto.

 

 

 

 

 

El miércoles de esa semana le contó a Naruto que saldría a festejar el cumpleaños de su hermano, y que tal vez al día siguiente se lo podría presentar, pero Naruto se disculpó con él, y le dijo que ya había quedado con un amigo. Le molestó un poco que Naruto no estuviera disponible, le molestó que tuviera más amigos, pero también razonó que sería completamente irrazonable que solo tuviera tiempo para él y que no tuviera más amigos que él.

 

 

 

 

 

Como esperó, el encuentro de Itachi con su hermano fue bastante divertido, hacer rabiar a Sasuke siempre había sido uno de sus pasatiempos preferidos. Además que debido a que no había visto a su hermano en todo ese tiempo ya que no quería causarle problemas con su padre, Fugaku siempre había sido más duro con su Sasuke que con él. Después de tomar unas copas y de contarse varias cosas, tales como el hecho de que Itachi ya tuviera un trabajo en una buena empresa, que hubiera entrado en el club de Fronton de una cancha cercana a donde se estaba quedando; por su parte Sasuke le había contado que le estaba yendo bastante bien en la Universidad, y que además había decidido que cuando terminara la Universidad haría lo mismo que él, se probaría a sí mismo. Pero Itachi notó en la mirada de su hermano que éste deseaba contarle algo más, algo al parecer importante. Tal y como esperó, ese día Sasuke le contó, no sin cierta vergüenza, que estaba enamorado de alguien, de un chico para ser más específico; también le contó que ellos no salían ni nada pero que muy pronto le diría para que salieran. Esa había sido la primera vez que el brillo de felicidad en los ojos de su hermano no le gustó. No le quiso dar el nombre del chico, pero le dijo que se encontraran al día siguiente y que ahí se lo presentaría. Irían a la piscina. A partir de ese momento, un  pesado sentimiento de preocupación se instaló en su pecho. Pero él mismo se auto convenció de que sería demasiada casualidad, que sería imposible que las cosas se dieran de esa forma.

 

 

 

 

 

Pero lo imposible había ocurrido.

 

 

 

 

 

Al día siguiente cuando los dos hermanos esperaban a un chico que ya estaba tarde por unos minutos, vieron a aparecer a Naruto. Y el mundo de Itachi comenzó a parecerse a un infierno. Ese jueves, tuvo la certeza de que su hermano menor estaba enamorado de la misma persona que él. Sasuke y Naruto se sorprendieron un poco cuando se enteraron de la relación que guardaban entre ellos, pero no le dieron más importancia al asunto. Ese día vio a Sasuke, quien siempre era desatento y antisocial, hablar con Naruto, bromear con Naruto, reír de lo que hablaba Naruto, reír con Naruto, todo con Naruto. Cabe decir que fue sino el peor, uno de los peores días de su vida.

 

 

 

 

 

Después de ese día las cosas cambiaron, Itachi trató de poner distancia entre Naruto y él. Todos los días tomaba la determinación de ya no ver a Naruto, sin embargo cada vez que escuchaba la tonada de Naruto en su celular, su voluntad flaqueaba y recaía en el vicio de seguir viendo a quien había decidido no ver. Cada vez que veía la sonrisa de Naruto, su determinación de alejarse de él se iba por el caño. Pero no lo podía seguir soportando, cada vez lo deseaba más y más, y cada vez deseaba ser más egoísta y tener a Naruto solo para él. Que Naruto no riera con nadie más que no fuera él, que no viera a nadie más que no  fuera él, solo deseaba que fuera de él. Pero eso era algo que no podía suceder.

 

 

 

 

 

Mas cuando llegó la semana decimo novena, fue Naruto quien no había soportado más, y después de andar tomando unas copas en la casa de Itachi, se lanzó encima de este último y de manera muy lenta, mientras ambos se miraban a los ojos, juntó sus labios con los de Itachi. Junto con aquel beso y todas las sensaciones increíbles que este causaba en ambos, Itachi tan bien descubrió que Naruto no solo le gustaba, sino que amaba a la persona que con los ojos cerrados y que con las manos fuertemente agarradas a sus hombros le besaba con tranquilidad y mucho cariño, como algo que había estado deseando saborear desde hace tiempo.

 

 

 

 

 

Minutos después, y antes de que ocurriera un segundo beso, Itachi se levantó bruscamente empujando a Naruto en el proceso, sin decir nada cogió su casaca y se fue del lugar sin decir absolutamente nada. A pesar de lo tarde que era, Itachi llamó a su hermano y con la voz gruesa debido al nudo que se había alojado en su garganta, le dijo que debía cuidar mucho a Naruto, y que no se verían por algún tiempo porque iba a estar ocupado, no le dio tiempo a que dijera algo más y colgó. Luego de eso, sacó el chip de su celular y lo tiró en un basurero.

 

 

 

 

 

Sin entrar a su casa, directamente fue a buscar otro lugar en el que quedarse, al otro lado de la gran ciudad, lejos de ese lugar, lejos de Naruto. Pensó que eso era lo suficientemente lejos, pero después de tres semanas de no ver los ojos azules de Naruto, a veces sentía que tenía que encerrase en su propia casa para no ir a verle. Pero eso no fue necesario, esa misma semana su tormento se apareció en su trabajo y le dijo que lo quería y que si él no le quería de la misma forma estaba bien, pero que no tenía por qué alejarse de esa manera. Itachi simplemente no le contestó, ni siquiera le miró, pero le dijo que Sasuke sería mejor que él.

 

 

 

 

 

 

 

Esa fue la última vez que había visto a Naruto, hacía seis meses, justo antes de ser transferido a otra ciudad, pedido que él mismo había solicitado después de ver los brillantes ojos azules de Naruto, mirarle con tanta desesperación que sintió él mismo podría llorar en ese momento.

 

 

 

 

 

Justo ahora y antes de tocar la puerta para entrar en la casa de sus padres y su hermano, Itachi sintió que era una mala persona. Una mala persona por no haber afrontado mejor las cosas, una mala persona por haber regresado por Naruto, una mala persona por haber decidido arrebatarle a Sasuke a la persona que quería, pero sobretodo una mala persona por haber dejado a Naruto de esa manera. Solo deseaba y rogaba interiormente que Naruto aun le quisiera.

 

 

 

 

 

Antes de que tocara la puerta que le llevaría frente a su hermano, vio como ésta se abría y de ella salía la persona por la que había regresado a esa ciudad, la misma persona que por las noches aparecía en cada uno de sus sueños de manera tan enfermiza que le llevaba a tratar dormir lo menos posible.

 

 

 

 

 

Naruto salía sonriendo de aquella casa, pero en el momento en que le vio la sonrisa que adornaba su rostro se había borrado instantáneamente. Ambos se miraron a los ojos en un espacio donde el tiempo iba lento, deteniéndose para admirar la belleza de algo casi imposible en el universo… verdadero amor.

 

 

 

 

 

Verdadero amor, ambos estaban seguros de que era eso lo que sentían.

 

 

 

 

 

Itachi en el tiempo en que no le había visto había pensado una y mil veces en qué ocurriría el primer día que se vieran de nuevo, había planeado y re planeado el encuentro en su mente. Lo había repasado tantas veces, cada vez de una manera diferente, cada vez en diferentes lugares, con diferentes palabras, cada situación diferente, pero había algo que se repetía en cada una de ellas, él le miraba a los ojos y le decía que lo lamentaba, que por favor se quedara con él, que no le dejara, que no quisiera a su hermano, que solo lo quisiera a él, pero sin embargo… lo primero que hizo fue derramar lágrimas mientras veía los ojos de Naruto, derramó cada una de las lágrimas que no había dejado salir en todo ese tiempo que duró su infierno propio. Por todo lo que sentía había estado reteniendo dentro de sí.

 

 

 

 

 

- Itachi – dijo Naruto acercándose lentamente mientras ponía sus brazos alrededor de los hombros del de cabellos oscuros y acomodaba su mentón en la curvatura del cuello del mayor – es de niñas llorar.

 

 

 

 

 

A pesar de lo dicho por el chico de cabellos rubios que tenía su cabeza apoyada en su hombro, con los labios puestos pegados en su cuello, Itachi no podía dejar de derramar lágrimas mientras ponía sus brazos alrededor de la cintura de Naruto, haciéndolo con sutileza, como agarrando una joya preciosa que no quisiera romper. Para Itachi Naruto valía mucho más que la joya más grande de la tierra, valía mucho más que todo.

 

 

 

 

 

-Te has demorado demasiado en regresar – dijo Sasuke saliendo por la puerta que Naruto había dejado abierta.

 

 

 

 

 

Media sonrisa asomó a sus labios mientras los veía abrazánsose. Sasuke ya sabía como terminarían las cosas, por eso no le sorprendió lo que veía delante de él.

 

Seis meses antes se había dado cuenta de los sentimientos de Naruto. La tristeza del de cabellos rubios había sido grande, la tristeza por la ausencia de su hermano, su hermano Itachi.

 

 

 

 

 

- Lo siento Sasuke, lo siento mucho, pero no te lo puedo dar, no se lo puedo dar a nadie, ni siquiera a ti – fue lo primero que salió de los labios de Itachi mientras pegaba su frente a la de Naruto, y volvía a ver los ojos que tanto le gustaban.

 

 

 

 

 

- Hermano idiota, no soy un niño ¿sabes?

Notas finales:

 

Bueno, espero le haya gustado y que me dejen comentarios o críticas.

Saludos, Melissa.

 


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