¿Sabías que tú has tenido a lo largo de tu existencia y antes de ella dos ángeles?
seguro que no, ¿cierto?
Te cuento la historia:
Los ángeles son asignados a los niños cuando están ya en el vientre de una madre, este deberá velar por la vida e integridad física, mental y emocional del humano a nacer.
Luego que nace se convierte en un ángel guardían, y es una alegría para todos, incluso para el ángel pues asciende de grado y servirá de compañero a ese pequeño ser que irá creciendo poco a poco como una flor, lo cuidará, querrá, acompañará en sus silencios, protegerá sus sueños por las noches de terribles demonios subyacentes en la imaginación del niño(a) que suelen esconder en el armario, entre alguna rama que se extiende hasta la ventana o simplemente bajo la cama.
Naruto, el día que tú naciste fue hermoso, aunque tus padres estaban preocupados un poco, se veía que te querían demasiado y te esperaba una numerosa familia fuera del vientre materno, aquí afuera, en este mundo.
Naciste un día de octubre, con un poco de cabello color rubio, unos ojos realmente preciosos. Llevaban el color del cielo, el lugar en donde vivía. Tu piel bronceadita con cachetes regordetes y un llanto un tanto alegre.
Que alegría, cuánta dicha te esperaría en la vida.
Pero eso no lo supe directamente, un año antes de haber nacido ya habías perdido al ángel que te estaba destinado.
El ángel ya te había conocido en sueños, si amor si, los ángeles también sueñan. El problema, por darle un nombre, fue que se enamoró de ti, sintió un gran amor por ti y le entristecía no poder palparte.
Pero entonces Dios dio cuenta de ello, y le propuso al ángel:
ángel, nacerás un año antes que él, tendrás un cuerpo humano y como tal crecerás, enfermarás, envejecerás y posteriormente morirás. Sentirás dolor y alegría en forma cambiante a lo largo de tu vida.
La cara del ángel cambió inmediatamente, una sonrisa se dibujó en su rostro.
La propuesta continuó:
Olvidarás su rostro, nombre y todo lo que sabes de él, podría pasarse el tiempo y morir sin haberle encontrado nunca.
Entonces el ángel se preocupó pero finalmente aceptó.
El ángel nació, creció, se cayó y lloró como cualquier otro niño. También fue a la escuela y tuvo amigos; y así transcurría el tiempo.
El día que te conocí recibí una carta explicando más o menos lo aquí dicho, traía una firma,
cuidaré de él para que no hayas venido en vano, atte: tu colega.
Se me olvidaba decir que también me fue asignado un ángel de la guarda, es cómplice mío en todo esto, creo que se ha hecho amigo del tuyo. Además creo que se están gustando, no sea que nos dejen solos un día de estos por querer nacer como el amor que te tengo.
Doy gracias a los cielos por haberte vuelto a encontrar.
Somos amigos actualmente.
Y nunca conocerás mi historia. Lo que pasé por ti, solo lo hice por amor.
Y aunque me veas como un hermano, quiero que sepas una cosa.
Te amo Usuratonkachi, con todo mi ser.
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