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Promesas por Rivela

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Notas del fanfic:

Saint Seiya Lost Canvas es propiedad de Shiori Teshirogi y Masami Kurumada.

Basado en el capítulo del manga de Lost Canvas cuando Alone intenta pintar un cuadro de Tenma antes que este último de marche al Santuario. De hecho, los diálogos son casi los mismos.

Notas del capitulo:

Anteriormente publicado bajo el pseudónimo de Laura Rivera. Algún ente sin mucho qué hacer creyó buena idea borrar los fics que tenía subidos y, para rematar su diversión, cambiarme la contraseña.

-Ve, por favor, a la montaña que se extiende al norte de la aldea. En ese lugar existen unas flores rojas que, se dice, fueron creadas por la sangre que cayó de las alas de un ángel que merodeaba por la Tierra. Ese es el color verdadero más rojo que hay sobre la Tierra. Si tú tomas esas flores, podrás continuar tu pintura con un rojo verdadero. Con eso, seguramente, tu poder y talento se exteriorizarán y tú mismo te convertirás en alguien determinado a seguir pintando.


Esas fueron las palabras que Hypnos pronunció a Alone que, intrigado, se vio inexplicablemente empujado a obedecerlas como si le hubiera ordenado de manera rotunda llevar a cabo ese cometido. Y su encuentro con Pandora en el hermoso claro de la cima no hizo más que acrecentar la sensación que el Dios del sueño plantó en su ser, porque las palabras de ambos se albergaron en su corazón anidando y reproduciendo la esencia de Hades.


Sembraron en él lo que sería el principio del final y, muy en el fondo, Alone lo supo. Fue por ello que no pudo contener el llanto cuando Tenma le habló sobre una tierra lejana en donde los más poderosos guerreros entrenaban para defender lo bueno del mundo y de cómo él llegaría a ser uno de ellos para protegerlo a él y a los demás.


-Tenma -su frágil voz apenas se escuchó.


Su partida le llenaba de tristeza, pero no se veía a sí mismo pidiéndole que no se marchara. Más importante aún, no le nacía en absoluto hacer aquella petición, porque, si bien resultaba funesta su separación, cualquier cosa que hiciera feliz a Tenma también lo haría feliz a él por consecuencia.


-No te preocupes, Alone -dijo sosteniendo el rostro de su joven amigo pintor entre sus manos-. Volveré muy pronto.


La cálida mirada de Tenma perfiló un rayo de alegría en su ser, porque, si él lo decía, lo cumpliría sin importar el costo.


-Está bien -sonrió por fin, aunque sus lágrimas no cesaban.


Alone tomó las lastimadas manos de Tenma entre las suyas y las besó cuidadosamente. Sin duda sería difícil estar sin él y, como acostumbrarse a su ausencia no era una opción, se le ocurrió una solución que requería todo el tiempo del que disponían y la completa cooperación de su inquieto amigo: le propuso dejar que hiciera un cuadro de él.


Pese a que no era su estilo y que trató de convencerlo que no había necesidad de ello, Tenma accedió por dos razones: le honraba que quisiera hacer un cuadro de él y le quería tanto que no se negaría. Así que pasaron la noche entera trabajando en eso. Mientras Alone se apuraba a realizar un buen boceto con el cual pudiera proceder a pintar, Tenma mantenía la misma posición por el mayor tiempo que le fuera posible; ambos siempre haciendo acopio de su fuerza de voluntad y no desesperar en el proceso, aunque llegada la mañana el moreno comenzó a flaquear.


- ¡Tenma! ¡¿Quieres dejar de mover tus pies?!


-Sabes muy bien que no me gusta permanecer quieto... -decía pesaroso, aún moviendo sus pies y los dedos de sus manos.


-Sé paciente. Si no lo hacemos ahora, no podré terminar tu retrato en mucho tiempo -Alone suspiró y su cálida respiración chocó contra el óleo fresco acelerando nulamente su secado.


-Te dije que no te preocuparas por eso. Yo regresaré pronto... convertido en un caballero de Athena.


La expresión de Tenma y el brillo de sus ojos sonrojaron ligeramente al pintor, pero perdió el color cuando su amigo prosiguió hablando:


-Gracias a Dohko, ahora entiendo que el universo que había estado sintiendo se llama cosmos -inclinó su cuerpo hacia adelante habiendo olvidado ambos que él no debía moverse-. Si voy al Santuario, habrá muchas personas muy fuertes que también pueden sentir ese cosmos. Seguramente en ese lugar podré volverme muy fuerte y regresaré para protegerte nuevamente.


El manifiesto de su decisión y la confianza entre ellos llegaba a tanto que Alone estaba seguro hubiera podido palparla y entonces comprendió que, tal y como Tenma reconocía que no era todavía tan fuerte como para protegerlo de todo, él tampoco era capaz de terminar la pintura por el momento.


Suspiró de nuevo y dejó de lado el pincel que estaba ocupando.


-Ya no sigas.


- ¿Eh?


-Yo deseaba crear un color semejante al color de tus ojos... Esa clase de rojo que, más que reflejar el sol del atardecer o el fuego, posee esa chispa que desborda vitalidad. Pero en estos momentos no soy lo suficientemente hábil para reproducir ese color -Tenma escuchaba atento, sin perder detalle de su habla o cómo exteriorizaba con sus gestos y movimientos-. Será mejor que continuemos cuando regreses convertido ya en un caballero, porque para ese entonces yo también me habré convertido en un espléndido pintor. Por eso...


Alone solo apretó sus puños contra sus rodillas e, impotente ante la despedida y dejar inconcluso el retrato que había creado con tanto amor y esmero, dejaba que las lágrimas cayeran de sus delicados ojos azules.


Tenma se puso de pie y se acercó hasta él para acariciar su cabello en un intento por tranquilizarlo.


-De acuerdo, es una promesa -sonrió-. Vamos, ya no llores, Alone.


Pero no había nada que pudieran decir o hacer para evitar su desconsuelo, lo cual desesperaba -aunque no de mala manera- a Tenma.


- ¿T-Tenma? -Los brazos del moreno le rodearon por los hombros y pudo sentir inmediatamente su calor y el aroma de su cabello.


-Prometo regresar pronto a tu lado, Alone -lo estrechó más fuerte contra sí-. ¡Lo prometo!


Permanecieron así un rato más, acogiéndose el uno al otro con la creciente esperanza que le tiempo aparte fuera en verdad corto.


De vez en vez Tenma besaba su frente, sus mejillas y, cuando hubo juntado el valor necesario, se aventuró a besar la comisura de sus labios provocando en Alone un escalofrío que le erizaba la piel. Sin apartarse, dejó que su amigo repitiera la sutil caricia las veces que quisiera dándole valor para que le besara de lleno en la boca. El contacto fue en un principio suave, apenas rozando sus labios y, poco a poco, se volvió más húmedo y apasionado.


-Bueno, creo que es hora -el rubio separó su cuerpo de él extrañando en seguida su caricia, tan simple y al mismo tiempo significativa-. No es de buena educación que hagas esperar al señor Dohko -sonrió.


Tenma asintió y se despidió de todos antes de tomar sus pertenencias y salir a donde el caballero lo esperaba.


- ¡Vámonos, Dohko!


- ¿Ya terminaron la pintura? -Inquirió curioso.


-No, la terminaremos después.


La vista de Dohko pasó de su pupilo al pintor y quedó tan pasmado que no pudo disimularlo, intimidándolo un poco.


-Eh, ¿sucede algo?


-No es nada. Es sólo que tus ojos son muy nobles -el libriano cubrió su mirada con su sombrero y al darse la media vuelta llamó a su aprendiz-: Nos vamos, Tenma. Hacia el Santuario.


Fuera de la iglesia, Alone decía adiós a su mejor amigo, su ser más querido. Taciturno e inseguro, deseó con todo su ser que su reencuentro no tardara mucho, no obstante, sentía como si su promesa y la promesa que Tenma hizo de protegerlo se desvanecieran conforme se alejaba más y más en el horizonte.


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