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Ironía por Passion Pit

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Notas del capitulo:

Vaya, vaya, Passion está apresurada e inspirada.

La verdad es que sí, lo estoy y quiero aprovechar la racha para contiuarlo lo más pronto posible. Así llego a lo que quiero llegar más rápido, a la verdadera acción!

Espero este capítulo sea tan agradable como el otro, o lo sea aún más.

A leer y disfrutar.

Gracias

 

Miró con resignación hacia el techo de pintura resquebrajada de su habitación, se encontraba desparramado incómodamente sobre las colchas desordenadas de su cama, las cortinas estaban aún cerradas y aunque el sol se lograba filtrar por unas cuantas fisuras de la tela, la pieza se hallaba en una encerrada penumbra que hacía todo más deprimente, más silencioso y violento. En cuanto había llegado a su hogar, pasado las 7 de la mañana había corrido hasta su rincón y se había encerrado sin permitirse cambiarse el atuendo siquiera, aún permanecía con las ropas sudadas y apestosas a cigarrillo que llevara en la maldita fiesta, sus zapatillas de lona verde oscuro habían sido descuidadamente lanzadas contra algún objeto o pared y su cuerpo simplemente se había dejado caer en una posición incómoda, la cual no se había atrevido a cambiar.

Ya transcurrido un rato, cuando eran pasado las 9 de la mañana, comenzaba a escuchar como su familia empezaba las actividades diurnas, sabía que prontamente estarían todos preparados para partir hasta la iglesia cercana a rezarle y cantarle absurdamente a su dios, ese dios misericordioso del que hablaban las escrituras y los curas, ese dios que en ciertos momentos parecía haberse ido de su vida y le había dejado completamente desnudo en el mundo, ese dios que definitivamente le había abandonado y le dejó a cambio todo el peso mustio y perpetuo de la culpa, del autoengaño, del asco propio, de toda esa mierda que le rodeaba y de la que no sabía cómo huir.

Dejó escapar un suspiro de desesperada resignación, llevaba más de dos horas en ese estado y nada ayudaba a que su cabeza y pensamientos se calmaran, el sueño le había burlado hace mucho y le había dejado ahí mudo y con los ojos ardiéndole y picándole.

Después de un rato intentó voltearse sobre su cuerpo, quizás del otro lado lograra que sus agarrotadas extremidades obtuvieran descanso, pero muy en el fondo sabía que no podría adquirirlo, que ese insomnio y ese malestar general en cada parte de sí mismo no eran parte del consecuente cansancio de haberse pasado bailando gran parte de la noche. Ese malestar era reflejo de esa vorágine callada de pensamientos, sentimientos y acciones pasadas que le envolvían y que solo podría calmarlas una vez que su mente se reconciliara con su propia conciencia, esa dicotomía dentro suyo debía ser solucionada por más que se lo negara a si mismo. Pero de tan solo saber eso y no querer aceptarlo, una rabia inmensa le surgía desde el fondo de su pecho, una ira contra su verdadero ser y una ira contra ese bastardo mentiroso que pintaba día a día para protegerse de la realidad que no deseaba asumir.

Se giró nuevamente sobre sí mismo, esta vez con violencia, desesperado por todo lo que le sucedía, en su mente volvían a repetirse las imágenes de lo acontecido hace unas pocas horas, esa misma noche en aquella maldita fiesta a la que había acudido. Jodida hora en la que aceptó ir, debió imaginarlo, debió suponerlo, en qué estaba pensando cuando accedió.

 


 

Un chico rubio de unos diecisiete años hablaba animadamente mientras se peinaba sus cabellos lacios frente al espejo del baño, desde la habitación un pelinegro alto y guapo le escuchaba con diversión, los comentarios de aquel chiquillo se le hacían de lo más gracioso. El chico de los cabellos negros después de oír con una sonrisa en los labios toda esa verborrea interminable del otro joven, se levantó del cómodo sillón donde se encontraba y se encaminó hasta el habitáculo donde se encontraba el rubiecito.

-¿Estás listo ya, David?- le preguntó de manera tierna mientras le acariciaba distraídamente el hombro al más pequeño.

-No estaré listo hasta que aceptar ir conmigo, Noel- le contestó el rubio, enviándole un infantil puchero que hizo que el otro se sonriera.

-Sabes que no puedo ir, David. Si mis padres se enteran me matan, si todo el mundo se entera me mata… Ya sabes, una reputación que mantener- le comentó con lo que quiso ser un tono jocoso el de cabellos negros, pero dejando salir en el fondo un leve rastro de rencor y enojo.

-Ya, sí, esa tonta manía tuya de ser el macho alfa y no querer admitir que eres gay y te gustan tanto los penes como a mí- le dijo algo molesto el rubio, mientras removía algunas cremas y potingues de las estanterías del baño.

-No soy gay ni menos me gustan los penes, David- le rebatió molesto el moreno, ganándose una mirada de incredulidad por parte del otro.

-Claro, querido Noel. Y el acostarte con tu amigo de la infancia solo te hace más hetero. Acepta de una vez lo que eres. Comienzo a cansarme de ser un nada… O peor, una tonta chica tetona, como dices cada vez a tus padres cuando vas a salir conmigo- le comentó con rencor el rubio, mirándole furibundo y retándole a que éste aceptara la verdad. ¡Aunque solo fuese en frente de su mejor amigo, a quien se cogía sin que nadie supiera!

-Jamás les he dicho que eres tetona- intentó bromear Noel, para ver si con eso se le iba el enojo a su amigo. Pero obtuvo resultados peores porque el otro solo le miró dolido y salió del baño mientras le hablaba en el camino.

-Será mejor que te vayas Noel, no quiero perder más tiempo, estoy algo atrasado- le dijo en lo que se calzaba sus zapatos.

-Escucha, no te molestes, rubio. ¿Qué tal si en compensación te acompaño a tu dichosa fiesta?- trató de arreglarla el pelinegro.

-Sí claro, para que estropees mi noche con tu estúpida paranoia de que los “maricones” somos lo peor y en el fondo tu seas uno de los nuestros- dijo venenoso el menor.

-Juro que no lo haré, David- prometió con ojitos de cachorro el más alto. Logrando arrancar un suspiro resignado de su querido amigo.-Y por cierto, no soy maricón-

-Mmm… Está bien Noe, pero a la primera demostración de homofobia te olvidas que tienes un mejor amigo rubio. Idiota mentiroso- le regañó sin muchas ganas el rubio. En el fondo David detestaba que las cosas se dieran de esa manera con Noel, ellos habían sido amigos desde muy pequeños, tantos años compartidos, tantos juegos, sueños y fantasías infantiles. Mas todo se había visto arruinado el fatídico día en que el rubio le había declarado su homosexualidad al de cabellos negros, éste, obnubilado por un montón de comentarios y enseñanzas homofóbicas además de una moral estricta que había recibido desde su nacimiento lograron que todo su bello lazo se rompiera en mil pedazos. La amistad se había ido al carajo con la honestidad del más bajo y le había dolido muchísimo ver y recordar una y otra vez la mueca de asco sin disimular en la cara de su amigo, ese ademán de alejamiento cuando él quiso acercar su mano a su brazo, todo aquello le había marcado y finalizó con ambos completamente distanciados, sin hablarse, sin mirarse, uno odiando, el otro llorando… Todo había sido confuso y doloroso, sumamente doloroso.

Pasados los años, por cosas inciertas del destino se habían reencontrado, gracias a un conocido de un conocido, una de esas coincidencias que parecen estúpidas y absurdas pero finalmente resultan agradables y gratificantes. En un principio Noel no había querido hablarle ni mirarle, el orgullo cegado de macho idiota no hacía más que incomodar las cosas y para David había sido muy complicado llegar hasta él.

Finalmente lo había logrado y en poco tiempo habían retomado los destruidos retazos de su bella amistad, juntos reconstruyeron algo parecido a un compañerismo cálido que se vio nuevamente remecido por un terremoto que David realmente no se esperaba, de hecho le había dejado tan asombrado y asustado que todo se volvió terror y odio hacia el de cabellos negros y le había insultado de manera violenta y rencorosa. Pero todo se solucionó cuando un par de días después, luego de muchos baños relajantes, eternas reflexiones y abundantes porciones de chocolate le trajeron a sí el entendimiento y comprensión. Noel se encontraba sumamente confundido, espantado y no sabía qué hacer con su vida, por eso es que volvió a los brazos del más alto, le tomó con fuerza y sintió como éste lloraba callado y contenido. Esa vez estuvieron así por horas, sin decirse nada, Noel le había pedido perdón por haberlo besado sin su permiso, David quiso explicarle que esa etapa de aceptación era normal dentro del camino de la identificación sexual, mas el de cabellos negros había negado mil y una veces sobre ser homosexual, lo que terminó por resignar al rubio y decirle que le creía, cuando en el fondo conocía perfectamente los sentimientos de su amigo. Ese aborrecimiento era para consigo mismo por ser aquello que el creía que odiaba más en la vida.

Pasado algún tiempo, después de todo lo sucedido, ambos se habían permitido un pequeño recreo en su trato y se dejaban tentar ante los juegos del otro para imbuirse en rápidas y poco cariñosa relaciones sexuales que les satisfacían a los dos, además de servirle a David para sacarle en cara a su amigo su más que evidente homosexualidad. A saber si algún día ese tonto lo aceptaba y de una vez por todas salía de ese estrecho y molesto armario.

 


 

En cuanto aquel rubio delgado y algo femenino junto con ese moreno alto y con cara de malas pulgas llegaron a la ya antes mencionada fiesta, ambos miraron con sorpresa y un tanto de emoción el ambiente, si bien las cosas todavía estaban tranquilas ya que aún era temprano, se podían ver por aquí y por allá chicas y chicos extasiados y sumergidos en un colectivo baile que se observaba sensual y atrayente, mucha gente caminaba de un lado a otro y golpeaban en los hombros a los recién llegados, quienes se encontraban parados mirando aún atónitos el paisaje humano que allí se pintaba. David intentó decirle algo a Noel, pero por más que se acercó a su oreja para pretender hablarle, éste no le escuchó, por lo que el más bajo se decantó por la opción de llevar la situación a acciones y en un arrebato de jolgorio tomo la gran mano del pelinegro y le arrastro a las profundidades de ese mar humano, Noel, aunque algo incómodo, se dejó arrastrar por su amigo y se acercó más a éste para no quedarse atrás. En cuanto ambos encontraron algún espacio lo suficientemente separado de los demás se posicionaron el uno frente al otro y lentamente se contagiaron de ese frenético vaivén musical que los beats electrónicos y las luces marcaban. Al cabo de unos cuantos bailes, de otros tantos empujones y de muchas maldiciones por parte de Noel, ambos estaban completamente impregnados del ambiente general y se dejaban llevar por el tamborileo que les producía dentro del pecho todo ese regocijo social. David dejaba salir gritos de alegría y éxtasis mientras agitaba sus brazos con furor, se acercaba peligrosamente al de cabellos negros y luego se alejaba con rapidez, como tentando su suerte, como esperando a que el otro tomara la iniciativa, pero él no se daba por aludido o simplemente seguía con ese tonto pensamiento homófobo y retrógrado que le impedía ser quien realmente era. El pequeño rubio empezaba a impacientarse por la actitud un tanto reticente de su amigo por lo que con cara de aburrido se acercó al otro, le tomó de la camiseta y lo bajó hasta sí, para plantarle un beso de verdaderas ganas contenidas. Noel le respondió muy vagamente y de inmediato lo alejó de sí. El rubio por su parte le miró molesto y volvió a acercarse a su amigo, envalentonado por las ganas de diversión y la represión sexual le prácticamente gritó en su oído: -Aquí nadie te va a criticar si lo que quieres es cogerme por el culo, Noel. Si sigues con esa tonta actitud tuya preferiré irme a buscar un chico más lindo que te reemplace- le comentó con ironía, entonces eso pareció funcionar con perfección ya que con cara de poco disimulados celos el pelinegro le tomó por la cintura y le besó con ansias.

-Solo será por esta noche, rubio. No te entusiasmes- le dijo algo irritado el más alto una vez que se separaron del beso.

-Solo esta noche, amor.- le dijo dulcemente David.

-Y deja ese tipo de mariconadas para tus novios- le rebatió duramente el obtuso de los cabellos negros. Ante esto el más pequeño prefirió hacer oídos sordos, y decidió abocarse a ese baile frenético y desquiciado.

Al cabo de unas horas, de que ambos se movieran tan juntos que ya no existiera ni el oxígeno entre ambos, de que ambos pares de manos se pasearan con maestrías por los cuerpos ajenos, de que los besos rebosaran sensualmente esa armonía rítmica y juntos crearan una sutil atmósfera casi sexual, Noel se separó con una sonrisa zorruna y le murmuró al oído al otro.

-Estoy sediento, rubio. Voy por unas minerales, espérame aquí y no te vayas con ningún maricón- le dijo para terminar mordisqueándole la oreja de manera erótica.

-Solo vete, idiota- le respondió David, sin muchas ganas de que se alejara su amigo, justo en esos momentos se encontraba en una especie de encendido fuego que era alimentado solamente por el contacto de ese moreno que se negaba a aceptar su condición sexual. Si lograba algún día que Noel se aceptara a sí mismo, tendría a ese semental libre solo para él, y eso sí sería una fantasía hecha realidad. Se sonrió divertido y esperó a que el otro llegara.

Noel un poco más allá caminaba algo incómodo haciéndose paso entre el desbordante océano de cuerpos, en lo que demoraba en llegar hasta la barra más cercana muchas chicas y chicos se le quedaron colgados mirando, después de todo ese impresionante moreno era absolutamente guapo y sexy, además de que esa camiseta de tirantes blancas que se ajustaba al torso le hacían aún más irresistible, el de cabellos negros se permitió una sonrisa sensual y dejó que todas aquellas lascivas miradas aumentaran su inflado ego.

Una vez que llegó a la barra le pidió al chico que atendía dos botellas de agua, éste le sonrió enigmáticamente y Noel sintió crujir su interior, revolviéndose en una mezcla extraña de nervios, emoción y ese falso resentimiento que se obligaba a proferir. Cuando el otro volvió y Noel le pagó las respectivas minerales, el chico le sonrió nuevamente y esta vez agregó un guiño, el de cabellos negros se congeló por un segundo pero rápidamente contestó al gesto con una sonrisa por demás sensual y se alejó con algo de malestar de ahí, era un maldito cínico, un falso idiota y eso le carcomió la conciencia. Pensando en aquello se alejó raudo y se dirigió hasta donde le esperaba su lindo amigo, en verdad le atraía el rubio, aunque no lo quisiera aceptar, aunque jamás lo fuera aceptar. De hecho llevaban años que le gustaba el chiquillo delicado, siempre le gustó, mas se había visto obligado a reprimir todo aquello por el terror que le infundía saberse expuesto a una realidad tan cruel como la de ser homosexual, las burlas sociales, el odio de sus padres y sus hermanos, el asco y repugnancia que vería en todos los ojos que le miraran, no estaba dispuesto a eso por más que David le dijera que eso no sucedería, que era todo mucho más simple y que en él tenía un buen amigo y apoyo. A Noel eso no le convencía, el ya había tomado su decisión, esos tontos y repulsivos deseos se quedarían en lo más profundo de sí y solo los dejaría salir en presencia de su rubio compañero, hasta que éste se lo permitiera, claro. Llegado el momento de que David se aburriera, el se pudriría en su maldita y falsa existencia… Vaya panorama que tenía para su futuro.

En cuanto divisó al más pequeño le sonrió mientras se acercaba, alargó su mano que sostenía una de las botellas para que el rubio la agarrara y además plantó un beso desbordante de ternura que nació de lo profundo de su pecho. El rubio era lindo, ojala todo fuera distinto, ojala el pudiera enamorase de él de manera libre, pero velozmente desechó esos pensamientos sucios de su mente y dijo algo al oído del rubio, éste se sonrió jocoso y le comentó en un gritito al más alto.

-Cariño, necesito ir al baño, me esperas y no te vayas con ningún “maricón” ¿Está bien?- le preguntó divertido, imitando lo que el otro le había dicho anteriormente. Noel puso tal rictus de desagrado que David dejó escapar una carcajada estridente. De inmediato éste se fue dejándole solo y bailando aún con la emoción recorriéndole las venas. Se movía sin reparos, como sintiéndose por primera vez libre. Pero en ese momento sintió una presencia acercársele por la espalda, sabiendo que solo podía ser su atolondrado amigo rubio dejó que ese se le empinara sobre sí, esperando a ver qué hacía o decía. Pero entonces algo salió mal, la voz de David no fue la que sonó, a cambió le inundó una sutil pero algo ronca voz que le puso de punta cada uno de sus vellos:

-No sabía que también eras “maricón”…Noelia- le dijo con un tono afilado e hiriente. Noel no necesitaba girarse para saber quien era, solo una persona en el mundo podía encontrarse ahí y se dirigiera con ese apodo para sí. El de cabellos negros sintió que iba a desvanecerse y un malestar general le sumergió en un remolino de desesperación. No podía estar sucediendo, no aquello, no él. Qué había hecho mal… ¿Que qué había hecho mal?, era un imbécil homofóbico estúpido y abusivo y aquel que estaba tras suyo y le había hablado era quien más conciente estaba de sus cualidades.

-¿No piensas hablarme, Noelia?- volvió a hablar sardónicamente- Ah, claro, tú no hablas con “maricones”, son muy…Asquerosos para ti- siguió hablando el otro, destruyendo con sus palabras la pobre estructura mental de Noel, quien se había quedado quieto y bajaba la cabeza derrotado, no sabía qué hacer, deseaba desaparecer.-Tan asquerosos te parecen que te besuqueabas y toqueteabas con uno recientemente… Eres muy peculiar, Noelia- le comentó el otro de manera tranquila, como quien habla del clima.

El de cabellos negros pensaba darse la vuelta y rebatir de la manera violenta en que siempre lo hacía pero se vio interrumpido por David, quien le tomo de la mano y diciéndole algo al chico de cabellos violetas, lo alejó de ahí para llevárselo a otra parte de la pista de baile. En el camino el de cabellos negros levantó la vista y observó como Alex le miraba con una sonrisa indescifrable y le despedía con un irónico movimiento de mano. Eso era definitivamente una asquerosa pesadilla de la que quería despertar ya, con urgencia que alguien le rescatara. En el fondo de su pecho la desesperación y presión era tal que sentía unas ingentes ganas de llorar, mas las reprimió rápidamente cuando el rubio se detuvo y se le acercó al oído para hablarle.

-¿Qué sucedió Noe, pensabas engañarme con ese nerd?, hasta tu tonto amigo Pete es mejor, y vaya que es feo ese chico- rió por su propio chiste el más pequeño.

-Solo era un idiota que se me acercó para molestar…- dijo con notorio desanimo Noel.

-¡Hey!, te has desanimado Noe, ¿Qué sucede?- cuestionó con clara preocupación David.

-Nada, solo me siento algo cansado. Vayamonos ya, rubio- dijo el de cabellos negros, girándose y tomando la mano del otro, la que tironeo para dirigirse a la salida.

-Espera, espera. Noe, te has puesto raro después de que el nerd se te acercó- intentó detenerlo el rubio.

-¡No es nada, maldita sea! Solo quiero irme, si quieres quedarte, puedes hacerlo. Yo me largo- rebatió con violencia, soltando la mano del más pequeño, comenzando a caminar con apuro sin fijarse en aquellos a los que empujaba a su paso. El rubio le miraba alejarse con un gran sentimiento de preocupación alojándose en su pecho, ese idiota de cabellos negros era tan extraño a veces, pero era preferible dejarlo solo en esos momentos, ya volvería más tarde con el rabo entre las piernas.

 


 

Noel caminaba con total desgano por la fría vereda de una calle por ahí perdida, un cigarrillo a medio consumir pendía peligrosamente de sus labios, el humillo blancuzco se mezclaba graciosamente con el vapor que salía de su hálito a causa del gélido clima, caminaba con dirección a su casa, sumergido en la profundidad fangosa de sus pensamientos. Intentado aún digerir todo lo sucedido, la puta noche había sido perfecta hasta que él apareciera.

 Alex, el maldito maricón de los cabellos violeta y los lentes de marco grueso, el jodido hipster de su clase que profesaba a los cuatro vientos su homosexualidad y parecía sentirse tan orgulloso de serlo.

Cómo lo envidiaba y cómo le costaba aceptarlo.

Cuando había visto por primera vez a Alex el primer pensamiento que cruzó por su cabeza fue que le parecía curiosamente bello, pero eso prontamente se vio enterrado por una pila de rencores y odios que reflejó en el pobre chico sin que éste se los mereciera realmente. Cuánta culpa arrastraba con respecto a Alex, el chico jamás había hecho nada para recibir tales tratos por parte de un idiota como él, el de cabellos violetas solo era un chiquillo despreocupado con rostro tierno y actitud relajada que no se relacionaba mucho con sus pares por tanto no hacía daño a nada ni a nadie. Pero el momento en que le había visto aparecer por esa puerta del aula, con el uniforme del colegio sugerentemente más ajustado que el de los demás, con una graciosa figurita de fieltro con forma de gato en la solapa de su chaqueta y con esos tontos parches en su bolso, una revolución interna estalló en todo Noel. Ese chico era tan desafiante llevando todas esas cosas tan afeminadas, ese chico que demostraba a todo el mundo no interesarse por lo que pensaban de él, ese chico era especial y se lo restregaba a todos y le importaba un carajo si era odiado o si era amado. Ese chico era lo que Noel en lo más profundo deseaba ser pero le era prohibido. Noel jamás podría pasearse con una camiseta rosada, caminando de la mano de un lindo chico o besando a quien se le diera la puta gana. Para el todo eso estaba vetado y por eso le odiaba.

Y por eso se odiaba, porque Alex no tenía la culpa, porque Alex era Alex y porque Noel, jamás podría ser Noel.

 

 

Notas finales:

Bien, bien, bien. Espero haya sido de su gusto.

Debo hacer algunas acotaciones: El episodio quedó muy angst, pero es que se dio a conocer un lado más oscuro de Noelito que realmente sufre, ya ven que el chiquillo no es tan malo.

David, lindo david, tengo reparos con ese personaje, pero es que el es crucial en la historia. Su nombre está inspirado en el genio David Bowie.

También conocimos una personalidad no tan tranquila de Alex, para los próximos capítulos se vendrá algo así como una venganza del hipster.

Además daremos protagonismo a otro chiquillo que mueve hormonas en uno de los personajes.

Supongo que ya deben imaginarse la o las parejas finales del fic. De todas maneras no quiero decirlos. ¿Sus opciones y posibilidades o gustos?

Un mensajito siempre es bienvenido.

Otra última acotación: Al escribir tan rápido el fic a penas le di una revisión, por lo que si hay errores se piden las respectivas disculpas!

En fin, el tercero ya está en medio de proceso de escritura. Así que nos leemos pronto


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