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Curiosidades por shix

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Notas del fanfic:

Hace tiempo que quería hacer una historia de Harry Potter, así que decidí empezar por algo corto y sencillo. 

Notas del capitulo:


 

Draco, su ahijado, y Harry Potter, llevaban casi seis meses saliendo juntos.

 

Aquella era una información que ya conocían todos, sin embargo, para él había sido ya una realidad desde hacía mucho tiempo, aunque sólo hasta el día anterior Draco se lo había dicho de frente.

 

Al regreso a Hogwarts, había notado algunos cambios en el rubio. No se había metido en problemas con nadie. A decir verdad Severus no le culpaba, pues luego de la guerra nadie que pudiera ser vinculado con los mortífagos parecía querer tener problemas, ni siquiera él mismo se atrevía.

 

Pero regresando al tema de Draco Malfoy, Severus notó éste cambio, y otros cuanto más que para él, que había sido un gran espía, no le pasaban desapercibidos. Empezando por el hecho de que no molestaba más a Harry Potter y a sus queridos amigos. Aun tratando de no meterse en problemas, había creído que sería imposible para el rubio evitar molestar al hijo de James Potter.

 

Tal vez era que Draco fuera diferente a él mismo, que a pesar de los años, seguía odiando a James Potter… Bueno, todo lo que se puede odiar a alguien que ha estado muerto por años…

 

Aun así, él trataba de buscar una explicación diferente para el comportamiento de Draco, y por eso mismo decidió ponerle más atención.

 

En su clase, dejó de arruinar las pociones de Potter. Severus, siempre se había dado cuenta que Draco lo hacía, pero siempre había tenido cosas más importantes en las que pensar como para hacer algo, y siendo sinceros, no le importaba en lo más mínimo lo que le hiciera a Potter, incluso a veces le daba risa.

 

Sin embargo, las cosas empezaron a lucir sospechosas cuando Draco ayudó a Potter. ¡Eso era extraño! Pero aun más el hecho de que Potter le sonrió, y Granger y Weasley si bien parecían aceptarlo, lo trataban como una molestia necesaria, o tal vez algo a lo que ya estaban acostumbrados.

 

Impulsado por la curiosidad, decidió ir más allá, tratando de evitar alguna desgracia. Se estaba preocupando de verdad de que Draco necesitara algún tipo de ayuda psiquiátrica, pero también se preocupaba un poco, sólo un poco, de la salud de Potter. Aun seguía en él la desconfianza en el cambio tan repentino de actitud de Draco.

 

Comenzó a seguirlo por los pasillos en sus tiempos libres, que desafortunadamente no eran demasiados, pues aún seguía siendo un elemento clave en el colegio aunque había dejado de ser director. Regresar a Hogwarts había sido una decisión difícil, pero ahora encontraba una distracción factible para su estancia en el lugar.

 

A pesar de sus esfuerzos, no había podido encontrar nada seguro en sus acosos, y aunque en su cabeza les llamaba así, no quería que alguien pensara eso de verdad, por lo que aun cuando la curiosidad cosquilleaba por todo su cuerpo, trataba de ignorarle lo más que podía, pero había sido simplemente imposible no mirar con detenimiento y asombro total cuando Draco a la hora del desayuno, cuando pocos se encontraban en el Gran Comedor, se sentó en la mesa de Gryffindor, pero para empeorar las cosas, se sentó en la zona donde el trío dorado se encontraba.

 

Severus había rogado a Merlín o a cualquier otro mago o Dios que fuera capaz de hacer cosas increíbles, que aquello fuera una coincidencia bastante curiosa al perder una apuesta, o el mismo pago a la apuesta. Estuvo a punto de correr hacía esa zona para evitar que se descuartizaran a hechizos, pero para su asombro, Granger, Potter, le sonrieron como si fueran grandes amigos, e incluso Weasley lo saludo con un gesto de mano sin dejar de llenarse la boca de comida, inalterable.

 

Esa en definitiva, era una buena razón para ahora sí, dar todo de sí mismo para saber qué rayos estaba pasando con esos cuatro, pero en especial con Potter y su ahijado.

 

*_*_*_*

 

Esa misma noche, Severus rondaba los pasillos del séptimo piso, con la esperanza de encontrarse a Potter saltándose las reglas, como normalmente hacía, y poder ponerle un castigo en el que intentaría sacarle la sopa sobre qué sucedía entre él y Draco. Sin embargo, se encontró con algo que consideraba un millón de veces peor.

 

Antes de dar la vuelta en el siguiente pasillo, escuchó una voz, la voz de su ahijado, pronunciando palabras que jamás en la vida le había escuchado decir, al menos no con esa convicción.

 

-Harry, te quiero

 

Sus ojos se abrieron en sorpresa, y por un eterno instante no supo qué hacer, miles de preguntas llenaron su cabeza al mismo tiempo, y al final tuvo que soltar un gemido lastimero que lo delató, para Severus había sido imposible no hacerlo.

 

-¿Qué fue eso?- Se escuchó la voz de Potter. Severus permaneció callado, recobrando a medias su entereza, simplemente no podía dejar que comprendieran que había escuchado eso. Avanzó los pocos pasos que restaban ahora con pisadas marcadas, para dejarles claro que él estaba ahí.

 

Al dar la vuelta los encontró, Draco estaba medio cubierto con una túnica que lo hacía volverse invisible, probablemente había tratado de cubrirse antes de que él los viera, pero habían sido demasiado lentos. Draco dejó escurrir la tela hacía el piso.

 

-Supongo que sabrán que deberían estar en sus salas comunes, ¿No? –Preguntó con una sonrisa irónica aflorando en sus labios. Se felicitó internamente porque su voz había sonado amenazante como siempre a pesar de que ahora su garganta estuviera seca completamente.

 

Potter lo miró duramente, y era obvio que deseaba decir algo, pero por alguna razón no dijo nada.

 

-Claro que lo sabemos, señor-Contestó Draco-, eso mismo le estaba diciendo a Potter-Dijo con su típico arrastre al hablar. Potter se giró a mirarlo un momento antes de mirarlo a él y asentir.

 

-Entonces es mejor que se retiren ya-Dijo, asegurándose de que su orden fuera clara, tan clara que sería imposible desobedecerla.

 

Draco miró a Potter un instante y luego dio media vuelta alejándose con pasos apresurados. Potter se quedó un instante más, antes de caminar también, al lado contrario del que Draco había tomado.

 

 

*_*_*_*

 

 

Eso había pasado casi un mes atrás. Severus, no había tenido la suerte de encontrarlos en otro momento parecido. Tampoco lo había buscado después de aquella vez. Ahora se limitaba a sacar conclusiones  y crear ideas, al mirarlos en el comedor.

 

Había sido raro sin duda. En su mente lo comprendía, pero al mismo tiempo, lo negaba. Lo había dejado más como una sospecha que como un “hecho”, hasta que…

 

Después de clases, Draco se presentó en su despacho. Recibía varias visitas del rubio, pero éstas eran normalmente más “familiares”: con ellos dos frente a la chimenea en la sala de sus aposentos, y cuando entraba a su despacho era para preguntar cosas sobre la tarea, nunca tan tarde.

 

Con un nerviosismo poco común en un Malfoy, Draco lo saludó y tomó asiento frente a él. La forma extraña en la que el rubio había estado actuando últimamente lo dejaba sinceramente confundido acerca de sus razones para estar ahí.

 

-¿Qué quieres Draco?- Preguntó, esperando entenderlo cuanto antes. El rubio sonrojó, y Snape tuvo el impulso acertado de pensar “Qué demonios”- ¿Draco?...-Preguntó en un murmulló que casi sonó asustado, preocupado tal vez.

 

-Eh… yo… Bueno…

 

-No balbucees, habla con claridad- Ordenó con el ceño fruncido.

 

-Ah… bueno…-Se quedó un momento callado, antes de tomar una gran bocanada de aire y expulsar con él las palabras que tenía que decir- Estoy saliendo con Harry Potter- Un fuerte sonrojo se apoderó de todo el rostro de Draco.

 

Quiso sonreír, al mismo tiempo que gritar un desesperado “¿En serio?”, pero no hizo ni una ni otra.  Esperó a que dijera algo más, pero después de que Draco pasara un momento mirando la nada, decidió hablar él.

 

-Bueno, no creo que eso sea lo único que quieras decir, muchos lo sospechaban ya-Anunció. Draco se sonrojó al instante- ¿Qué más te retiene en éste lugar?-Dijo, procurando sonar irónico. Tenía mucha curiosidad, más de la que era socialmente aceptable, pero no podía simplemente preguntar.

 

-Uh… Bueno, padrino… yo no creo que hagamos de todo para que la gente se de cuenta…-Dijo en un murmullo. Lo miré con el ceño fruncido.

 

-Yo no dije que lo hicieran, sólo que parece ser una posibilidad, a la vista de todos.

 

-Bueno… Señor, yo vine para preguntarle sobre algo…-Dijo, sus mejillas coloreándose.

 

-¿Y ese algo qué es?- Preguntó, resistiendo el impulso de sentarse en el borde de la silla.

 

-Yo… si… yo quería…-Balbuceó como todo el rato que llevaba en la oficina. Una mirada cargada de odio bastó para que se quedara callado y lo siguiente que dijo, fue su verdadera razón para estar en ese lugar:- Me gustaría que me explicaras algo sobre el sexo.

 

Severus quiso reírse, según los rumores, para ese momento Draco debería ser un experto, pero juzgando sus actitudes desde el momento que pisó la oficina, tal vez esos rumores eran falsos, completamente falsos.

 

-Siempre pensé que en Hogwarts deberían dar clases de educación sexual… Tan siquiera un curso…-Suspiró. Draco estaba completamente rojo, de nuevo. Severus comenzaba a desesperarse, decidió terminar con aquello cuanto antes-, creí que mínimo tu padre ya te habría hablado de eso- Dijo con un ligero tono de reproche, aunque por supuesto, dirigido a Lucius, no al inocente Draco.

 

-Lo ha hecho…-Susurró apenado. Severus lo miró con una ceja arqueada, un reflejo que tenía únicamente cuando veía a Draco.

 

-¿Conoces los métodos básicos de protección?-Preguntó. No sabía hasta qué punto Draco no sabía sobre sexo.

 

-Sí, lo sé; pociones, hechizos, todos los variados métodos anticonceptivos muggles…-Dijo con un tono de orgullo- Pero…

 

-¿Pero?- Preguntó Severus, sorprendido de que el rubio conociera esos métodos anticonceptivos muggles, ¿Se los habría enseñado Lucius?

 

-Bueno… El sexo…con hombres no es igual, ¿No?-El cerebro de Severus pareciótrabarse, una palabra que él consideraba perfecta para describir aquellas ocasiones en los que no sabía qué contestar.

 

Toda esa plática tenía que ver, sin duda alguna, con Potter. Severus se preguntaba si había hecho algo malo para que el Karma lo tratara de esa forma.

Draco volvió a hablar, luego de un incómodo silencio.

-Decidí preguntarte a ti porque sé que eres homosexual: de hecho todo el mundo lo sabe y…

 

-¡Draco!-Exclamó Severus avergonzado. Sus mejillas coloreándose ligeramente.

 

-Lo siento…-Murmuró apenado. Severs suspiró antes de empezar a explicarle todo.

 

Draco parecía muy atento, si no había pedido pergamino, pluma y tinta para anotar todo fue obra de un milagro, o de la magia misma.

 

Al final de todo eso, y sin que Severus se pudiera explicar por qué, terminó dándole algunos frascos de poción lubricante, y otros de curación leve, junto con unos condones… No quería pensar lo que Draco haría con ellos, pero en su mente, creía que había sido perfectamente razonable el prevenirlo para todo…

 

Como nota mental para el futuro, Severus se prometió no volver a interesarse en la vida privada de nadie… Por más que la necesidad de saciar la curiosidad sea inmensa.  

 

Notas finales:

Es la primera vez que escribo un Fanfic, ¿Qué opinan?


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