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¡Livin' la vida loca! por CariitoDTShawol

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Notas del fanfic:

Este fanfic tiene contenido explicito y vocabulario sin censura. La letra en itálica son los pensamientos del protagonista.

 

Siempre es complicada la vida de un artista, ¿no? Entrevistas, conciertos, fans, contratos, vida privada casi nula, sonrisas fingidas. Es duro ser un famoso cantante hoy en día. Y pocos lo saben como yo.

Soy el adolecente con más talento de todo el país. No es por demeritar a los demás, pero ninguno tiene algo que hacer contra mí. Comencé antes que muchos, más o menos a los 12 años y aún estoy presente, con más fuerza que nunca. Después de mostrar mi talento esa primera vez, nadie ha podido encontrar alguien como yo. Y es que mi voz, mi raps, mi estilo no lo tiene nadie. Por eso vidas agitadas como la mía, pocas. Si no estoy en un concierto, estoy en una firma de autógrafos o en alguna entrevista para alguna famosa revista o canal de televisión. Todos me aclaman, todos me adoran. Es genial sentirse importante, pero el estrés que provoca, definitivamente es mortal. Por eso me deshago de él simplemente pasándola bien. Y ¿es que un artista no puede divertirse? Después de todas aquellas obligaciones debe haber un descanso. Y qué mejor descanso que una buena fiesta, buena música, buenas bebidas, buenas chicas, una gran mansión, gran lujo y confort. Para algo debe servir la fama, ¿no? Eso es a lo que yo llamo “Darse la buena vida”. 

Mis días son todos con agendas diferentes, pero en esencia siempre lo mismo. 

Suena el despertador que todos los días taladra mi cabeza. Apenas abro un ojo para mirar la hora y son las 5:30am. Ni siquiera ha salido el sol y yo ya teniendo que levantarme. Esto siempre será una tortura, ya que amo dormir. Mi manager dice que ya debería estar acostumbrado, pero creo firmemente que jamás lo superaré.

Me levanto a regañadientes y me meto al baño a bañarme. Dejo que la ducha se lleve la resaca que se ha sabido adueñar de mi cabeza. No volveré a tomar de esa manera, esas fiestas están acabando conmigo. Siempre pienso lo mismo y cada vez hago fiestas más grandes y llamativas, siempre tomo más de la cuenta. Me lavo el cabello lentamente, para despejar mi mente. Ya era como un ritual, era mi forma de prepararme sicológicamente para lo que me deparara el día. 

Suena el teléfono a penas salgo del baño, miro el número y sonrío. 

- HOLA KEY. Hoy te tengo un mega plan – me empecé a reír. Ya lo sabía. Era más que obvio. Últimamente solo llamaba para eso – ¡No te rías! Es enserio. Mira, nos vemos a las 7pm del lado derecho de la calle de los bares.

- ¿Esa calle? – dije algo extrañado. Ese no era el tipo de lugares que frecuentaba Minho - Ok, como quieras. Nos vemos allá Minho~ah. 

- Más te vale ir o te pego. Te quiero.

- Ush, con esas amenazas, debe ser muy bueno el lugar. Te quiero.

De los pocos amigos que me quedan, o bueno, que se han aguantado mis rabietas de diva, mis desplantes y demás, el único que queda es Minho. Podría decirse que es como mi hermano. Siempre me ha tapado mis escapes, mis locuras y me ha ayudado a muchas otras. Todos los días tiene plan para mí. Todo tipo de fiestas, viajes extravagantes, lugares raros y cosas así. Es el que me ayuda a salir del mundo en el que vivo a diario.

Después de colgar, me quedo pensativo. ¿Qué me habrá preparado Minho para esta hermosa noche? Pasan las horas, los ensayos, las entrevistas y ya llega la noche. Mi linda y hermosa noche, escapatoria casi poética de mi realidad.

Le pido al chofer que me lleve al lugar que Minho había mencionado, “al lado derecho de la calle de los bares”. Cuando llegamos, el chofer me hace la advertencia de que tuviera cuidado con la gente de este lugar. Estoy tan ocupado pensando en divertirme que ni atención le pongo. Doy un par de pasos y al segundo, Minho ya se encuentra a mi lado.

- Mira, entremos a este lugar. Kyuhyun me lo recomendó – esa era la razón. Ya sabía yo que este no era el estilo de Minho. Minho prefería las cosas un poco más extravagantes y fogosas.

Un lugar muy poco extravagante, la verdad, llamaba poco la atención. De dos pisos y una azotea llena de mesas, gente compartiendo calor y sudor mientras bailan, gente sin el más mínimo vestigio de pudor, casi que regalándose a la otra persona. La perfecta escena premonitoria de una noche excelente. Entramos y para mi sorpresa no es lo que yo esperaba. Adentro el ambiente es excesivamente azul. Las luces parpadeantes dan la ilusión de estar viviendo por escenas, a veces viendo, a veces no. El lugar está repleto. La mayoría del público presente son mujeres, cosa que me extraña un poco. Caminamos con algo de dificultad por aquel lugar. La gente está amontonada por doquier. Las barras de baile están en todo el centro, dando la impresión de show alucinante. Me detengo a esperar el show central de la noche. Sé que lo que vaya a salir detrás de aquellas cortinas será de lo más alucinante. 

- ¿Quieren que ahora pase la atracción principal? – dice una voz provocativa que sale de los parlantes. 

Se escucha una gran gritería por parte de las mujeres que reinaban aquel lugar. ¿Será un bar de lesbianas? Me asquea un poco la idea, no estaba acostumbrado a un material tan pesado como ese, pero me decido a quedarme. Las luces se apagan, lo que hace que salga de mis pensamientos. Miro a donde se suponía están las barras de baile. Una sola luz se enciende, haciendo énfasis en las barras de baile. De atrás de las cortinas salen 3 chicos. La música empieza a sonar fuerte en todo el lugar. Lentamente mi cabeza va atando cabos y me doy cuenta de la realidad. Es un bar de gigolós. Golpeo salvajemente a Minho, quién se pierde entre la gente, para luego volver a mi lado con su cara de picardía.

- ¿No que te gusta probar cosas extrañas? Bueno, qué mejor que esto. Además, me han dicho que estos tres son los mejores. Si te gusta alguno, dilo rápido porque son bastante solicitados - La crudeza de sus palabras me asombra, pero es cierto. ¿Qué de malo tenía probar un poco? Los miro a los tres detenidamente. 

El primero, algo bajito, pelo castaño oscuro parado, cuerpo perfectamente delineado, brazos excesivamente bien trabajados. Viste una camiseta sin mangas negra, unos jeans negros entubados y unas botas. Parecía que brillaba por sí mismo puesto que todas las chicas se amontonaban a su lado y él sobresalía. Camina de manera provocativa, sonriendo sensualmente, mirando a todos lados, como escogiendo su próxima víctima. Apenas me ve, baila apresurado hacia mí. Cuando llega, me mira como si fuera a comerme. Empieza a tocarme, a tentarme pero me mantengo inexpresivo. Él no es lo que estoy buscando. Al ver que todos sus esfuerzos son en vano, se devuelve a las barras a bailar aún más sensualmente, queriéndome tentar. Desvió mi mirada desinteresado mientras las demás chicas enloquecen con aquel show demasiado extasiante.

Fijo mi mirada en el segundo de los chicos. Bastante alto, ojos oscuros, piel color canela, cabello castaño desarreglado, con un cuerpo excesivamente escultural. Demasiado diría yo. Vestía también una camiseta sin mangas, unos pantalones apretados y unos zapatos muy sencillos pero que lo hacían ver muy sensual. Sus ojos se clavan en mí mientras toma una de las barras y baja sensualmente. Da varias vueltas alrededor de la barra, aún mirándome. Es bastante atractivo pero cuando me estaba acercando a él, el tercero de los chicos llama mi atención.

Es delgado, esbelto, con piel color durazno, ojos tentadores, rubio. Viste una camisa que deja ver su abdomen plano, color leche, con un pantalón que ciñe totalmente sus delgadas piernas, deliciosas a la vista de cualquiera. Baila tentando a aquellos que están a su alrededor. Perfectamente hecho para mí. Me acerco lentamente a él. Tal parece que los celos carcomen al primero de ellos, que ahora se acerca algo enfurecido hacia nosotros.

- Ven conmigo, yo soy mejor que él – me dice con tono de prepotencia, cosa que inmediatamente me repugna.

- Vete. Lo quiero a él. No estorbes, pequeño crecido.

Me mira y veo en su rostro asombro mesclado con rabia. Se va echando madres mientras yo fijo mi atención en el rubio, que ahora se mueve con más lentitud y sensualidad. Me mira coqueteándome, como dándome permiso para acercármele. Camino lentamente, midiendo cada uno de mis pasos. Llego hasta el tubo en el que se encontraba bailando y muchas de las mujeres que lo asedian se apartan en silencio. Acabo de ganar la partida. Me toma de la mano y me lleva detrás de las cortinas mientras todos en aquella sala nos observan alejarnos. Se siente bien ser el centro de atención.

Llegamos a un cuarto. Bastante bien adornado, con todo tipo de afrodisiacos redondeando la cama que se encuentra en el centro. Ahora el color que reina la habitación es el rojo. Tentador. Me lleva hasta la cama empujándome delicadamente, sin dejar de besarme. Me tira a la cama mientras se quita la casi imperceptible playera que lleva puesta. No deja de mirarme, no deja de desnudarme con la mirada y no puedo dejar de mirarlo, de desearlo. Puedo ver completa la piel que cubre su bien torneado torso. Se acerca lentamente a mí, subiéndose encima de mis piernas y llega hasta mis labios para apretar los suyos con fiereza contra los míos. Entrelazo mis dedos entre su suave cabello rubio mientras sus manos se pasean por dentro de mi camisa. Le ayudo a quitarme la camiseta y él se ocupa de desabotonar mi pantalón. Me besa de nuevo. Sus manos se posan dominantes en mi miembro, masajeándolo, preparándolo para lo que venía. 

- Taemin – me susurra al oído.

- Key – le susurro del mismo modo mientras mis manos manosean sus delicadas pero fuertes piernas. 

- Ya...ahh...ya lo...mmm...sé – oigo que dice su boca.

A pesar de lo que acaba de decir, yo estoy en lo mío. Invierto posiciones, dejándolo debajo de mí. Ahora mis manos están ocupadas tratando de desabotonar sus ajustados jeans, arto de que mi boca no deje de emitir gemidos sordos. Maldito, es muy bueno en esto. Lo despojo de sus jeans y sus bóxers y él me despoja a mí de los míos. De nuevo me pongo encima de él, frotando nuestros miembros desnudos, obligándolos a terminar despertar. Nuestro sudor se funde en el aire. Mi lengua se adentra en su boca, buscando a su compañera. Apenas la encuentra, comienza esa guerra que tanto esperaba. Sí que está dándome una buena batalla. Estas se separan, ahora su compañera tienen otro destino. Baja lentamente, dando pequeños besos, sin dejar de mirarme, haciendo un camino con su lengua, desde mi cuello, lleno de marcas, pasando por mis pezones, excitándome en todo momento, hasta llegar a mi abdomen bajo. Se detiene para ver mi reacción a su próxima acción. Lo tomo de su suave cabello, con ambas manos y lo obligo a hacer lo que él no se sentía obligado a hacer. Arqueo mi espalda mientras su lengua recorre toda la extensión de mi miembro. Que delicia es sentir su calor.

El calor de su saliva me está volviendo loco. Mis sentidos se agudizan y alcanzo a escuchar la que la música suena fuerte fuera del cuarto. Vaya, que buena música. Su lengua ahora se pasea por mis testículos. Ya no puedo enfocar bien, puesto que perdí control sobre mis ojos. Sus dedos se ocupan de correr el recubrimiento de la punta de mi miembro y...

- ¡Ahh! – es lo único que puedo pronunciar ante el placer que me provoca su lengua escarbando el orificio de mi miembro. Dios, de verdad que es bueno el muy bastardo.

Se detiene en seco. Lo miro con sorpresa e impaciencia. Me levanto de la cama, lo tomo de los hombros y lo lanzo hacia la cama. Me acerco sigilosamente a sus pezones, lamiéndolos y mordiéndolos, provocando que sonoros gemidos salgan de su boca. Quiero que grite mi nombre. Tomo su miembro y lo masturbo con fuerza. Sus gemidos se intensifican y eso que no hemos llegado a la parte verdaderamente deliciosa. Abro con algo de dificultad sus piernas y miro su entrada. Ya debe estar preparado. Humedezco un poco mi miembro con más de su saliva y me introduzco en él. Los gemidos aumentaron de nivel hasta llegar a ser gritos. Gritos de placer y dolor. Su entrada es estrecha pero con unas pocas de mis embestidas se relaja y empieza a arquear su espalda, a hacer su cabeza para atrás, a cerrar los ojos y tomar con fuerza lo que queda de sábanas, presa del placer. Adentro, afuera, adentro, afuera es el movimiento de mis caderas, caderas que están atrapadas en sus manos, pidiendo más. Arriba, abajo, arriba, abajo es el movimiento de mis manos que entretienen su miembro. 

- ¡MÁS! ¡QUIERO MÁS KEY! – dice aún con los ojos cerrados.

Accedo a darle más a mi joven acompañante. Quejidos ahogados, gemidos, gritos desgarradores inundan la habitación, cosa que me excita aún más.

Y sin siquiera verlo venir, me corro dentro de él. Me detengo a sentir aquel líquido correr hasta afuera de su entrada. Minutos después, él se corre en mi mano y apenas me doy cuenta, me dirijo a su abdomen, a beberlo por completo. Perfecto. Saco mi miembro de él y me recuesto en la cama, escuchando ese último gemido salir de su boca. Que noche. 

Nos quedamos recostados un par de minutos hasta que veo que él está dormido. Me levanto y me pongo la ropa con toda la calma del caso. Ya no hay nada más que hacer acá. Tomo algo de dinero de mi billetera y lo dejo encima de la mesita que está al lado de la cama. Se merece una buena propina. Salgo del cuarto dejando toda aquella aventura atrás. Volteo y lo miro una vez más antes de cerrar la puerta. Es muy bueno el muy bastardo.

 


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