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Te amo, te necesito, eso es todo. Eres como el oxígeno para mi, puedo estar unos segundos pero ya comienzo a extrañarte y cuando menos me doy cuenta me estoy ahogando viendote partir. Te necesito. Tu tan solo te enfadas por mi obsesión, sé que no sientes nada por mi, que realmente quieres a Key, pero ¿por qué tengo que ser yo el maknae inocente e inútil? Minho, se qué rodeas el hombro de Key frente a mi para dejarme claro que te deje en paz, que no te siga más, que no me confiese una vez más, pero eso es imposible, no puedo dejar se estar a tu lado, a estas alturas ya deberías saberlo.
-Pero hyung, yo... -Lo abrazaba fuertemente desde la espalda, solo podía hundir el rostro en su chaqueta en un mar de lágrimas. - Sabes que te quiero... ¿Por qué insistes con Key? Él ama a Jonghyun.
-Taemin... - Su voz sonaba tranquila, pero tras unos segundos se soltó bruscamente de mi, mirandome de reojo con esa expresión de molestia y rencor al mismo tiempo. - ¿No puedes dejar de ser tan pesado? ¿No ves que me canso de tenerte encima mia todo el día?
No dije nada más, salió de la habitación con un fuerte portazo. Me quedé de pie, callado, no podía morder mi labio inferior más fuerte. Realmente me sentía un crío pequeño cuando le quitan su juguete. Ese vacío en el pecho, ese agujero negro que me devoraba lentamente por dentro. Rompí a llorar. Te quería, te quería a mi lado, pero tú ya estabas más que cansado de mi.
Jonghyun, Onew y Key habían salido aquella noche, y aunque Minho había insistindo en salir con ellos, les había obligado a quedarse en casa con tal de no dejarme solo. Estaba sentado en el sofá con la mirada perdida en la tele, siquiera le prestaba atención. Un brazo pasó a mi lado, cogiendo el mando y apagando la televisión, volteé el rostro, Minho rodeaba el sofá para sentarse. Quería hablar conmigo, por eso había apagado la tele, pero nadie dijo nada.
-¿Cuanto tiempo vas a seguir con esto? - Alcé lentamente la mirada, observándole de reojo. ¿Seguir con qué?... Quedé en silencio, simplemente pudo reirse entre sarcástico e incrédulo. - No te hagas el sueco, ¿Cuando vas a dejar de aparentar el niño marginado? ¿No sabes acaso rendirte?
-Rendirse es de cobardes. - Murmuré en un fino hilo de voz, volviendo a perder mi mirada en la apagada televisión. Hubo de nuevo silencio, Minho no podía estar más molesto, golpeó el apoyabrazos del sofá con los labios apretados, necesitaba desahogarse con algo.
-Ya se, ¿quieres que nos acostemos juntos? ¿Me dejarás en paz si tengo sexo contigo? - Parece idiota... - Es cierto que eres lindo, ¿me dejarás si lo hago? - Permanecí un rato más en silencio, saque mi mp3 y me puse los cascos, escuchando una tranquila de uno de los grupos del momento. -¿Vas a ignorar lo que te digo?
Asentí lentamente con la cabeza, no quería prestar atención a aquellas palabras que me resultaban estacas clavándose en mi corazón. Me levanté lentamente del sofá y caminé hacia la puerta de la casa, la mano de Minho aferró bruscamente mi muñeca, volteandome con rudeza. Me sentía un zombie, mi cuerpo apenas podía defenderse.
-¿A donde crees que vas? - Desvié la mirada. - ¿¡POR QUE COÑO ME HACES CASO CUANDO TE DA LA GANA!?
Los momentos en los que sonreía, en los que se divertía riendo con los demás, cuando apenas nos conocíamos y tratabamos de entablar una tranquila amistad. Todo nuestro tiempo juntos, perfecto. Ese tiempo en que yo te amaba secretamente, y estando contigo te ayudaba a tratar de conseguir a Key. Venías a pedirme consejo, eras tú el que tocaba la puerta de mi habitación, el que me traía chocolate caliente por la noche y nos tirabamos hasta las tantas hablando sentados en mi cama. No debí haberte dicho lo que sentía, desde aquel día fuí un ser despreciable para ti. Un alma en pena que vagaba en busca de ser correspondido. Me solté del agarre de mi muñeca.
-Lo mismo puedo decirte a ti. - Alcé la mirada, mis ojos se inundaron automáticamente. - ¿Me ves con otros ojos cuando siempre te he querido? ¿Te molesta que te ame?
Su mano chocó velozmente contra mi mejilla. Tan solo la acaricié, adolorido. Me había abofeteado. No dije nada más, di media vuelta y apresuradamente abrí la puerta, saliendo de casa. Tan solo escuché tras de mi el grito de “Taemin, ¡detente!” no paré, seguí caminando a paso apurado.
Apenas iba a mitad cruzar calle, entre el mar que cubría mis ojos pude apreciar un coche frenándo a escasos metros de mi. Quedé inmóvil en la calzada y cerré los ojos con fuerza. Cuando quise darme cuenta de que seguía vivo, me dolía todo demasiado. Abrí lentamente los ojos, pero siquiera podía abrirlos del todo. Minho se había arrodillado junto a mi mientras gritaba histericamente al conductor que llamase a una ambulancia. Dirigió su mirada hacia mi, tan solo fijé la mía en sus ojos.
Podía decir que me veía reflejados en ellos, me sangraba la frente, el labio, el pómulo. Alcé una temblorosa mano para observarla, quería cercionarme de que seguía vivo. Una mano aferró la mía fuertemente, pero ya no me miraba, estaba volteado mientras gritaba algo así como... “Chicos, ¡daos prisa!” Se lo diría a Jonghyun y el resto... Sí... Seguramente.
Estaba empezando a dejar de sentir el dolor, mi vista se nublaba en cuestión de segundos, la clara figura de Minho a mi lado se iba haciendo más difusa, apenas podía oir distorsionadamente los pasos del resto corriendo hacia mi. La ambulancia llegando, sentía que cada vez mis pulmones necesitaban menos oxigeno... Eso quería decir que... ¿Ya no necesitaba a Minho? Eso era imposible, necesitaba aquel oxigeno cerca de mi para mantenerme vivo, necesitaba a Minho a mi lado, él estaba ahí, no había soltado mi mano. Mis ojos se cerraron por completo, tan solo podía sentir como Onew me zarandeaba nervioso, todos gritaban mi nombre... Tsé, ¿que no saben que me duele la cabeza? Dejé de pensar, no podía seguir pensando.
Abrí lentamente los ojos, apenas podía abrirlos del todo, mi vista estaba muy nublada. Oía un pitido continuo cerca de mi, mi sistema nervioso logró mandar un impulso a mi mano para que reaccionase de alguna forma, rápidamente alguien se acercó a la camilla donde yo estaba tumbado, se veía tan borroso... Pero aún así podia distinguir aquellas facciones masculinas, aquellos grandes y expresivos ojos, aquel cabello oscuro.
-¿Taemin?... ¿Estas despierto? ¿Taemin? - Parpadeé lentamente, mis labios se movieron en un debil “hyung” siquiera podía hablar. Pude apreciar que se mordía el labio inferior, noté algo fresco y cálido al mismo tiempo caer sobre mi mejilla y deslizarse por esta. ¿Estaba llorando? Mi mano subió lentamente, estaba conectado a un gotero, odiaba el hospital. La yema de mis dedos apenas rozó su mejilla y Minho tomó mi mano, la juntó con su mejilla. - Taemin, no me dejes, he sido idiota. No te vayas.
-Te quiero... - Murmuré en un fino hilo de voz, Minho rompió en llanto. Nunca le había visto llorar así. Una debil sonrisa se dibujó en mi rostro.
-Yo tambien te quiero Taemin, lo siento... Lo siento... - Mi mente pareció dejar de funcionar, aquellas palabras me habían sacado una sincera sonrisa. No sabía por qué, no lo entendía, pero la máquina comenzó a pitar más rápido que antes. De nuevo me quedaba sin respiración, pero esta vez no necesitaba más oxigeno, no me ahogaba, no me sentía mal. Siquiera podía mover mi mano, ni mantenerla sobre su mejilla, simplemente cayó contra la cama. - No Taemin, por favor... ¡Taemin! ¡¡Taemin...!! ¡¡TAEMIN......!!
Su voz se iba distorsionando lentamente, no sabía por qué, pero estaba feliz. Lo único que oía ya era el pitido de la máquina, ya no era continuo, simpemente pitaba, había dejado de marcar mis pulsaciones. Mi vista se nubló por completo, mis ojos se cerraron lentamente, cansados. Cuando pensaba que no podría sentir nada más, sentí unos cálidos labios acariciando los mios, con desespero, con delicadeza, pero con mucho dolor.
Me hubiera gustado compartir contigo más buenos momentos que malos. Me gustaría que dejases de fijar tu mirada en alguien que no te quiere, y mirases tan solo una vez atrás, a aquel que siempre te ha seguido, que siempre ha estado ahí por si caias. También... Me gustaría que te hubieras dado cuenta antes, hyung, que te hubieras dado cuenta de como sería todo sin mi.
¿Soy egoista, eh? Siento haberte molestado tanto tiempo.
Te amo...
Y lo siento.