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El novio de mi hijo por Novata

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Notas del capitulo:

Advertencia: escena muy picante !!

 

 

"Aaaah... Esto es la gloria", pienso mientras me monto en el ciclomotor para ir a casa. El jefe me ha echado fuera de la cocina porque me he cortado el dedo con el cuchillo jamonero y no me deja manipular los alimentos padeciendo esta herida tan fea. "No es higiénico, además se te puede infectar, ve a casa y descansa", me dijo preocupado mientras me quitaba forzosamente el mandil antes de echarme del restaurante. Escudriño el dedo índice envuelto malamente en un esparadrapo y no puede evitar sonreír. Es de esas heridas superfluas que no paran de sangrar y que en realidad, con un poco de cuidado, se curan en un plis-plas y que no suponen ningún  problema a la hora de trabajar. "Vaya que podría haber seguido cocinando perfectamente poniendo un guante" pero mi jefe no lo hubiera permitido, me tiene mucho cariño; salta a la vista; soy su ojito derecho. Mis compañeros de trabajo (sobre todo los masculinos) me miran siempre con envidia cuando recibo sus favores, como por ejemplo las bolsas de comida que me da al finalizar la jornada, los constantes elogios  por cualquier nimiedad que hago, la sonrisa cálida que luce cada vez que nuestras miradas se cruzan, entre otras muchas cosas...

 

"¡¿Pero quién se cree que es este maldito niñato?!, solo es un auxiliar de cocina...". Oigo estas frases constantemente y muchas veces tengo ganas de contestarles que si tuvieron un poco de sexo no andarían amargados por cualquier cosa. Pero soy Sendoh, ¡vamos!, no soy una niña que se deja deprimir por cosas tan triviales sobre todo si vivo la buena vida. "Además no es mi culpa si el jefe está coladito por mí..." No puedo evitar reír feliz por la suerte que tengo.

 

Sí, soy muy afortunado, hoy he trabajado solo media hora y ahora dispongo de toda la tarde para estar con mi amorcito favorito. Saco el móvil del bolsillo y marco su número con prisa; estaba a punto de darle al botoncito de llamar cuando me surge una idea. "Naaaaa... mejor voy a casa a ducharme que huelo a fritura y luego le hago una visita sorpresa", sonrío satisfecho con el plan e impaciente para ver a mi monito pelirrojo, para poder manosearle a gusto, para estrujarle entre mis brazos y meter mi cabeza entre sus nalgas firmes y suaves... "Paciencia que en nada le podrás hacer todas esas cositas guarras en las que estas pensando". Igualmente no puedo evitar excitarme y me apresuro a arrancar la moto.

 

No ha sido fácil convertirle en mi novio, sobre todo cuando circulaba por el colegio mi fama de don Juan despiadado y sin corazón. No es verdad que lo fuera... bueno eso creo, me considero más bien amante del prójimo y me gusta repartir mi "cariño" por igual entre todos... bueno, hasta que lo conocí a él. ¡Dios!, fue verle entrar por la puerta de clase y paralizarse el mundo al mi alrededor... Es que lo llaman amor a primera vista... no creía que fuera capaz de experimentarlo.... Esas palpitaciones de pasión, esos sofocos constantes al tenerlo cerca, esos sudores fríos que recorren mi espalada y tener la mente empapada de él las 24 horas era algo nuevo para mí, tan nuevo que al principio pensé que estaba enfermo.

 

Observé a un muchacho alto, con la espalda ancha y la mirada confiada y adiviné bajo su ancho uniforme unos atributos capaces de dejar sin respiración; todo su ser era de toma pan y moja.
"Cierra la boca pervertido, chorreas saliva por todas partes", resopló irritado mi amigo Koshino que estaba sentado en el pupitre contiguo. No le presté atención, estaba demasiado ocupado en desnudar con la mirada a aquel bombón pelirrojo.

 

Si aquella escena se hubiera desarrollado en un cómic manga, mis ojos se habrían transformado en dos corazones y Hanamichi, enmarcado por infinitos pétalos de rosa, aparecería sobre un caballo blanco como el perfecto príncipe azul. Pero aquello no era un manga porque en lugar de eso, mi entrepierna se puso tiesa e innombrables imágines libidinosas me recorrieron la cabeza. "Lo tengo que conseguir" pensé mientras me recostaba cómodamente contra el respaldo de la silla y observaba lascivamente como aquel precioso pelirrojo se dirigía patosamente hacia la mesa que le habían asignado y esa sonrisa....mmm... sonreía como un triunfador porque eso es lo que era.

 

El resultado final nunca me preocupaba cuando me empeñaba en conseguir algo, porque sé que siempre consigo lo que quiero. Y aun así no fue tarea fácil engatusarle.  Para empezar, soy una persona muy paciente y mi paciencia llega a límites insospechables por eso digo que obtengo todo lo que me propongo. Y quería conseguir a Hanamichi Sakuragi. Me empezó a llamar puercoespín para intentar ahuyentarme pero lo único que consiguió es enamorarme de su faceta adorable, además de la atractiva que me pone a mil.

 

No siento vergüenza al reconocer que soy una persona que se deja regir por sus instintos, en este caso los sexuales, no sé a quién he salido de mis padres (mi madre va muy a su bola y solo le interesa gastar su dinero en ropa, y mi padre parece un frígido, no creo que haya algo en esta vida que le interese), pensándolo bien creo que a ningún de los dos, gracias a dios. Con eso no quiero decir que no les quiera, al contrario son mis padres preferidos y gracias a ellos estoy vivo y coleando,  y si uno de fuera viera a mi familia interactuar, apreciaría, a pesar de la disparidad de nuestras personalidades, el amor que nos profesamos. "¡Puaj! ¿En qué estoy pensando? Demasiado sensiblería para mi gusto..."

 

Volviendo a mi caramelito pelirrojo, tengo que confesar que me he vuelto monógamo desde que estamos juntos. Todavía me cuesta creerlo, y es que Hanamichi ha conseguido llenarme completamente, me satisface en todos los sentidos y cada día que pasa me enamoro de él un poco más.

 

"Tiene que ser maravilloso ser correspondido..." me dijo deprimido Koshino el otro día mientras sorbía con la pajita un zumo de naranja. "Ya te tocara, nos desesperes, aunque, no sé si tendrás la suerte de conocer a alguien como mi amorcito". Me miró con repulsión pero no dijo nada. Lo sé, doy asco porque no paro de fardar de mi novio y muchos de mis amantes, no, mis ex amantes me odian por eso y sobre todo porque no les he vuelto a hacer caso. Tan hechizado me tiene Hanamichi, que he decidido deshacerme de mi antiguo móvil donde tenía registrados a todos mis contactos "sexuales".

 

 

 

Por fin llego a mi dulce hogar.  Aparco rápidamente el ciclomotor delante de la valla del jardín y abro la puerta para precipitarme dentro, estoy muy impaciente... quiero arreglarme lo antes posible. "Que bien huele" pienso nada más pisar el recibidor... seguro que papá se está divirtiendo con la comida. Desde que le dieron vacaciones en el trabajo, se pasa el día en la cocina poniendo a punto nuevas creaciones que sorprendentemente sabían delicioso. "Mejor como algo antes de ducharme..."

Me acerco a la cocina curioso por saber lo que había preparado pero de repente aminoro el paso porque he oído una voz muy familiar...

Me apoyo sigilosamente contra la pared porque creo que me estoy mareando.

 

 

-[...]pienso en ti todo el tiempo, cuando ando, cuando estoy en clase, cuando estoy comiendo... cuando estoy durmiendo... quiero a Sendoh pero no tanto como a ti... Rukawa-san, le amo.

 

 

"¿Qué está pasando?" Es sin duda la voz de mi novio... "¿Pero qué coño está haciendo?" Miro disimuladamente por la ranura de la puerta y lo que veo me deja sin habla... Mi padre está besando a mi novio y mi Hana le está correspondiendo... Me atraganto al respirar y empiezan a temblarme las manos sin control... "¿Qué es esta sensación que me estruje el alma?" No entiendo lo que está pasando... no, no quiero entender lo que está pasando y mi mente se queda en blanco mientras observo como mi padre se deshace con impaciencia de la camisa de mi novio. Él no hace nada por impedirlo, sin romper el contacto con sus labios, lo imita despojándole salvajemente de su ropa.

 

Alejo la mirada incapaz de seguir mirando por más tiempo. Mi novio me estaba poniendo los cuernos con mi propio padre... "Hm... ¿es esto lo que se siente cuando te traicionan?" me pregunto irónicamente al recordar que hacía lo mismo a mis amantes. Seguramente se sentían igual de dolidos y decepcionados al enterarse de que iba a los brazos de otros...

 

Vuelvo a mirar solo para comprobar que lo que está ocurriendo es real y para mi desilusión vuelvo a toparme con ellos dos intercambiándose un beso húmedo y apasionado. "¿Qué hago?... ¿abro la puerta para sorprenderles y les grito indignado o... ¿o qué?" no lo sé. No creo que sea capaz de gritar de cólera porque no soy una persona propensa a enfadarse o a gritar histérica... no recuerdo la última vez en la que me enoje con alguien y claro, aquella situación es nueva para mí y no sé cómo responder... si me dejo ver, aquello se va a volver muy incómodo... pueden acabar traumados, sobre todo mi padre al ver que lo ha descubierto su hijo besando a su novio...

 

"¿¡Y qué hay de mí?!" estoy traumado porque me están traicionando los dos personas más importantes de mi vida pero... pero... "¡¿un momento?! ¡¿Qué van a hacer?!", me pregunto alarmado mientras observo como mi padre lo acomoda suavemente en el duro suelo para poder morderle y lamerle a gusto. Se sienta encima de su cadera y ataca primero sus rozados pezones. Succiona con fuerza el izquierdo mientras que con la mano jugaba con el otro. Hanamichi le acariciaba amorosamente el pelo, y no puede gemir con lujuria ante la sorprendente técnica de mi progenitor. "Papá, yo lo hago mejor, incluso le hago gritar de placer... Pero, ¿¡en qué coño estoy pensando!? En lugar de sentirme ultrajado por la infidelidad ¡¿estoy comparándome con mi padre?!" No... No lo puedo evitar. Soy así de enfermo... Aparto un momento la mirada para observar mi entrepierna. La acaricio suavemente y la noto dura... Cuando digo que me dejo regir por mis instintos sexuales ante cualquier otra cosa, no lo decía de broma...

 

Sigo observándoles sin ninguna clase de pudor divido entre la excitación que empezaba a sentir y el malestar que me producía observarles revolcarse como cerdos. Mi padre se pone de pie para sacarse los pantalones y por primera vez veo su polla dura erguirse con orgullo. "Ya veo... es de familia" pienso orgulloso al comprobar que mi dotado pene es de genética. Hanamichi se incorpora con los ojos desorbitados de pasión. Se arrodilla frente a mi padre hasta quedar a la altura de su entrepierna y se inclina hasta su polla para chupársela. Y allí empieza el baile de vaivén que tanto me gusta de mi pelirrojo. Sube y baja, lo recorre con la lengua desde la punta del glande hasta los huevos... Tragó con dificultad... El ruido de succión siempre me excita. No sé en qué momento he abierto la cremallera del pantalón para masturbarme pero ya nada me importa.

 

Todo sentimiento de traición ha desaparecido y me estoy dejado sumergir por el erotismo de aquella escena. Mi padre recuesta la cabeza a un lado y se lleva la mano en la boca para no dejar escapar ningún gemido, pero sin éxito. "Te entiendo papá, mi monito es muy bueno chupándola, porque se lo he enseñado yo" pienso orgulloso...  "Dios... estoy realmente enfermo... ¿Qué tipo de hijo soy que se excita al ver como mi padre disfruta de una mamada de mi novio?".  Sin embargo, aquella pregunta certera no me impide seguir disfrutando de la escena...

 

Al cabo de varios minutos, lo aleja sin muchas ganas de su latente excitación, me imagino que por miedo a correrse tan pronto y mi Hana le mira interrogante con la boca entreabierta y con un hilo de saliva deslizándose sensualmente por su barbilla. Le coge impaciente del mentón y le penetra la boca con su lengua. Mi mano empieza inconscientemente a masajear mi pene con más fuerza. Estoy muy excitado y en este momento por mi mente sola hay cabida para la lujuria. Le arranca el pantalón con fuerza casi destrozándolo en el  intento, toma la botella de aceite sobre la encimera, y lo pone a cuatro patas para poder explorar su preciosa entrada. Planta su cara entre esas deliciosas nalgas y empieza a dar cortos lengüetazos mientras la respiración de Hanamichi va en aumento.

 

Después, unta dos dedos en aceite y los coloca en la entrada. Se abre camino lentamente preocupado por no lastimar a mi novio, y este solo gime de placer impaciente por sentir su gran polla penetrarla sin compasión. Se lo hace ver al restregar su culo contra los dedos de mi padre. Lo prepara con esmero y veo como se masajea la polla para aliviar un poco la excitación...

 

-Lo siento Hanamichi, no puedo aguantar más. -le dijo con la voz ronca.

 

-Yo tampoco. ¡Te necesito dentro de mí ahora! - responde con la respiración entrecortada.

 

Se embadurna el pene con prisa y se coloca en la entrada dispuesto a perforarla. Lo penetra con fuerza lo que provoca un grito de placer. A cada embestida que le da, observo como su presemen salta sobre las nalgas de Hana. "¡Ah! Me voy a correr...". Cierro los ojos con fuerza y masajeo con fuerza mi polla hasta alcanzar el orgasmo.  Me quedo inmóvil durante varios segundos dejándome recorrer por los espasmos de placer. Les observo por última vez follando salvajemente antes de dirigirme al baño para limpiarme.

 

TBC

Notas finales:

Dejen reviews!

El próximo capítulo será el epílogo ;)


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